La vida solo tiene valor si se cumple bien con el deber de un ser creado (Parte 2)

Aunque algunas personas creen en Dios, su corazón aún se encuentra en el mundo secular. Por más que cumplan sus deberes, siguen soñando con hacerse ricos. Su corazón se mantiene intranquilo e insatisfecho, y a veces quieren abandonar la casa de Dios, pero temen no recibir bendiciones y caer en desgracia. Entonces, lo único que les queda por hacer es cumplir sus deberes de modo superficial. En ciertas ocasiones pueden propagar negatividad y quejarse un poco, y aunque no han hecho grandes maldades, no desempeñan un rol positivo. ¿Dios es consciente de su comportamiento? (Sí). ¿Las personas son conscientes de ello? A menudo no logran verlo. Creen que las personas así son buenas, que madrugan y trasnochan para cumplir sus deberes y son capaces de soportar adversidades y pagar un precio, pero solo experimentan debilidad en ciertas ocasiones y no les gusta interactuar con otros. Pero Dios sabe qué piensan en lo profundo de su corazón y cómo actúan esas personas, y luego dispone en consecuencia. Llegado el momento, Él permite que la enfermedad recaiga sobre ellas y, una vez enfermas, ya no pueden cumplir sus deberes. ¿Eso qué significa? Significa que se las retira de los grupos de quienes desempeñan sus deberes. ¿Eso es algo bueno o malo? (Es malo). Todos vosotros estáis dispuestos a cumplir vuestros deberes con lealtad, no queréis enfrentar problemas, enfermedades o padecimientos y sentís que esas cosas demoran la ejecución de vuestros deberes. Pero quienes no quieren ejecutar sus deberes sentirán que afrontar problemas o enfermedades es algo bueno y pensarán: “Esta vez he encontrado un motivo, una excusa, ya no es necesario que cumpla mi deber”. En realidad, eso es algo malo: significa que Dios ya no los quiere, ya no los tiene en cuenta y ese es su modo de expulsarlos. Luego de ser expulsados, sus enfermedades pueden desaparecer inesperadamente y, una vez que estén mejor, irán a trabajar y ganarán dinero, vivirán su vida y harán sus fortunas. Dios no quiere a este tipo de personas. ¿Qué significa cuando Dios ya no quiere a alguien? Significa que esta persona no tiene ningún resultado, ha desaparecido de la vista de Dios y ya no tiene ninguna posibilidad de recibir la salvación. Dios los predestinó y escogió, pero de ahora en adelante los detesta y rechaza; Él decide no salvar a este tipo de personas, sino erradicarlas de Su casa. A este tipo de personas nunca las salvará Dios. A partir de este momento, han perdido toda oportunidad de ser salvadas. Más allá de qué hagan o cómo se comporten, Dios ya no las quiere. Si Dios ya no quiere a alguien, ¿ese es el fin? La historia de esa persona aún no ha concluido. Antes de que Dios escoja a una persona, ella reside bajo el poder de Satanás. Después de ser escogida por Dios, esa persona ingresa a Su casa y vive bajo Su protección y cuidado. Cuando se opone y traiciona a Dios, y Él decide aislarla, ¿a dónde regresa esa persona? (Al poder de Satanás). Esa persona vuelve a estar bajo el poder de Satanás. Esto significa que Dios ha devuelto a esa persona a Satanás, como diciendo: “Ya no quiero a esta persona. No acepta la verdad, te la devuelvo”. Y Satanás la toma. Esa persona regresa a Satanás y ya no tiene ninguna oportunidad de salvación. ¿Qué es lo que pierde una persona cuando Dios la devuelve a Satanás? ¿Cuáles son las consecuencias y el final que afrontará? Vosotros deberíais tener esto bien claro. Ser descartado por Dios no es un asunto sencillo e indudablemente no se debe a la transgresión momentánea de una persona, ya que Dios salva a las personas en la mayor medida posible y no las descarta a la ligera. Cuando una persona es escogida por Dios, ¿qué obtiene esta persona de Él? (La oportunidad de ser salvada). ¿Y qué más? (Obtiene la verdad). Sí, desde luego debe obtener la verdad para poder recibir así la salvación de Dios. Cuando Dios escoge a una persona y la guía desde el poder de Satanás hasta Su casa, ¿se atreve Satanás a imponerle condiciones a Dios? No se atreve a imponerle condiciones ni tampoco a decir nada. Si Dios dice: “Esta persona es Mía, tú ya no tienes permitido tocarla”, entonces Satanás entrega a esa persona obedientemente. El alimento, la vestimenta, la vivienda y el transporte de esa persona, así como todos sus movimientos, están bajo el cuidado y ante los ojos de Dios. Sin el permiso de Dios, Satanás no se atreverá a volver a tocar a esa persona. ¿Y eso qué quiere decir? Quiere decir que la persona vive plenamente bajo el cuidado y la protección de Dios, sin interferencia ni intrusiones de fuerzas externas, y que sus alegrías, tristezas y dolencias diarias están todas sometidas al escrutinio de los ojos de Dios y se encuentran bajo Su cuidado y protección. Si ocurre alguna catástrofe o calamidad, Dios hará que esa persona la evite y esté bien; mientras que los incrédulos y aquellos que no ha escogido Dios recibirán el destino que merecen. Si están destinados a morir, morirán, si están destinados a sufrir una catástrofe, la sufrirán. No hay ninguna persona capaz de modificar esto y nadie puede salvar al otro. Cuando suceden calamidades, estas afectan a muchas personas. ¿Pero cómo es que esas catástrofes no recaen sobre ti? Esa es la protección de Dios. Ni Satanás, ni los pequeños diablos, ni los espíritus malvados se atreven a tocarte. Cuando se encuentran contigo, es como si estuvieran frente a un área restringida, como si vieran las palabras “No tocar a esta persona”, o vislumbraran un decreto del cielo y no se atrevieran a tocarte porque estás protegido. Has llevado una vida muy buena a lo largo de estos años, todo ha ido bien y has logrado cumplir tus deberes con normalidad: así es cuando alguien está protegido por las manos de Dios. Sin embargo, cuando dicha persona que acabo de mencionar recibe la protección de Dios, no lo siente ni es consciente de ello. La persona dice: “Que haya vivido en paz todos estos años y que Satanás y los pequeños diablos se hayan mantenido alejados de mí probablemente se deba a la suerte o a la buena fortuna”. No dice que eso se debió a la protección de Dios, ni sabe retribuir el amor y la gracia de Dios. No cumple bien su deber, sino que, por el contrario, ocasiona interrupciones y perturbaciones, y solo hace cosas malas. Dios ve su comportamiento constante, examina su ser más íntimo y le da tiempo y oportunidades durante muchos años, y aun así la persona no se arrepiente. Entonces, Dios dice que esta persona no puede ser salvada y finalmente decide devolverla a Satanás. Esa persona carece de todo valor y Dios ya no la quiere. ¿Quién se alegra más cuando Dios descarta a esa persona? Satanás es quien más se alegra y dice: “¡Qué maravilloso es tener a otro pequeño diablo en mis filas, a otro cómplice!”. Esa persona, que es ingenua y no sabe temer, es acogida nuevamente en los brazos de Satanás. ¿Qué cosas le hará Satanás? (La aplastará y la dañará). Satanás es tan hábil para dañar a las personas que algunas son poseídas por demonios, otras padecen enfermedades extrañas y otras se comportan repentinamente de modo anormal y revelan un aspecto demoníaco, como si estuviesen locas. Satanás suele dañar y devorar a las personas de esa manera. Así es la naturaleza de las acciones de Satanás: se basa en el engaño y la crueldad, y utiliza diversos métodos para seducir a las personas hacia la sumisión, dañarlas y devorarlas. ¿A esos se limitan los métodos que tiene Satanás para dañar a las personas? Definitivamente no. Satanás no solo corrompe a las personas al dañarlas, arruinarlas y arrasarlas, como dice la gente. Posee muchos otros medios insidiosos y desalmados, cada uno de los cuales los experimenta la humanidad corrupta en carne propia. Luego de ser cedidas a Satanás, algunas personas de repente se vuelven particularmente inteligentes y hábiles para utilizar engaños. De la noche a la mañana, avanzan en sus trayectorias profesionales, reciben ascensos y generan riquezas. ¿Eso es algo bueno o malo? (Es malo). Esto parece algo bueno ante los ojos del hombre, entonces ¿cómo puede considerarse como algo malo? (Estas personas han caído en los engaños de Satanás y estarán cada vez más separadas de Dios). Reciben ascensos y generan riquezas, y todo va bien para ellas. En poco tiempo se convierten en magnates con dinero, estatus y renombre. Viven muy bien y regresan por completo al mundo secular. ¿Son capaces de seguir pensando en Dios en esa instancia? ¿Todavía desean creer en Dios? ¿Siguen teniendo a Dios en su corazón? (No). Se han distanciado por completo de Dios y se han apartado del camino verdadero para quedar absolutamente cautivas en la prisión de Satanás. Ya no son miembros de la casa de Dios; se han vuelto incrédulas y así se han arruinado íntegramente. ¿Pueden tales personas seguir gozando de la protección de Dios? (No pueden). ¿En qué condición se encuentran mientras viven en el mundo secular y están bajo el poder de Satanás? Día tras día, no saben si vivirán o morirán; cada vez que salen, no saben si sufrirán algún infortunio; no conocen la paz ni el júbilo; y su corazón está repleto de terror, inquietud y temor. Ellas conocen cuáles son las consecuencias de traicionar a Dios, por lo cual viven en un estado de ansiedad todo el día y no saben cuándo pueden sufrir una catástrofe ni cuándo serán castigadas. Eso es lo que sienten las personas dentro del corazón cuando Dios las detesta y las rechaza: están atrapadas sin salida en la oscuridad, cada paso que dan es demasiado complejo y aterrador, y sus vidas son muy dolorosas. ¿Piensas que estas personas viven vidas dolorosas porque persiguen la fama y la fortuna, reivindican al mundo secular, tienen una vida llena de comodidades y siguen la senda de los incrédulos? No. Es porque cuando Dios las abandona, Él ya no se preocupa por ellas. Sin la protección y el cuidado de Dios, se transforman en personas sometidas al poder de Satanás y caen inmediatamente en la oscuridad. Lo primero que sienten cuando caen en la oscuridad es que su corazón ya no está en paz y dejan de experimentar la presencia de Dios. Sienten que el mundo está repleto de terror, engaño, falsedad y peligro, y que la vida se torna cada vez más dificultosa. ¿Acaso importa cuál es su estatus en el mundo? ¿Acaso importa cuán capaces o poderosas sean? No. Todos aquellos que no crean en Dios o sean descartados por Él, acabarán con este resultado y caerán en el infierno en vida, lo cual es muy doloroso. Allí serás hostigado diariamente por todos los tipos de fantasmas vivientes. Eso se torna insoportable; es una vida simplemente peor que la muerte.

Cuando las personas se encuentran bajo la protección de Dios, se sienten seguras, en paz y dichosas. Pueden vivir como humanos y dedicarse a las actividades normales de la humanidad; todo en ellas es habitual y tal como debe ser, y su corazón se siente libre y relajado. Cuando las personas se quedan sin el cuidado y la protección de Dios, esos sentimientos desaparecen, entonces reaccionan ante cada persona, evento y cosa a su alrededor con sus propias habilidades, capacidades, pensamientos y filosofías de vida, así como también con su propia impulsividad. ¿Cuáles son todas esas personas, hechos y cosas que las rodean? Son todas las malas personas, la gente malvada, los demonios más pequeños y más grandes, y los espíritus malignos. ¿Será buena la vida de esas personas si están en tal lugar, rodeadas de espíritus impuros y sin la protección de Dios? (No). Por eso es que las personas no pueden disfrutar ni un solo día después de abandonar a Dios. Vivir se torna así de difícil para ellas. Mientras las personas viven bajo el cuidado y la protección de Dios, no saben apreciarlo y no lo toman con seriedad. Una vez que Dios las abandona, ¡ya es demasiado tarde para arrepentimientos y la catástrofe es inmensa! Solo cuando las personas viven bajo la instrumentación, el cuidado y la protección de Dios es que pueden experimentar y poseer la felicidad, la paz y el júbilo verdaderos, que son la paz y la felicidad que se sienten en lo profundo del corazón y provienen de Dios. Cuando las personas pierden la protección y el cuidado de Dios, el dolor, la preocupación, la ansiedad, la inquietud y el pavor que yacen en lo profundo de su ser comienzan a incrementarse gradualmente. Se expande el sufrimiento en su corazón y es difícil librarse de eso; no pueden escapar. ¿Cuán grandes pueden ser las habilidades y fortalezas de una persona? ¿Qué es lo que afrontas solo? ¡Afrontas a toda clase de espíritus impuros y malvados! En su apariencia externa, lucen igual que las personas: tienen figuras, formas, carne y hueso. Pero estas personas pertenecen todas a Satanás, y son manipuladas por él y por toda clase de espíritus impuros. ¿Qué tan competente pueden ser las personas frente a estas cosas? ¿Pueden no sentir temor? ¿Pueden disfrutar de la paz y el júbilo? No importa qué tan relevantes sean sus figuras, no importa qué tan capaces o qué tan fuertes sean, ¿cómo se sentirán cuando estén viviendo bajo el poder de Satanás y en este mundo? Cuando estén solas y se hayan calmado, pensarán en la gente, los acontecimientos y las cosas a su alrededor, así como en lo difícil que les resulta lidiar con cada pequeña cosa que se les cruza en el camino; se volverán locas tratando de lidiar con todo eso. ¡Qué calvario es utilizar la fortaleza y los recursos humanos para resolver todas esas cuestiones! Vivir se torna así de difícil para ellas, así de doloroso. Hay quienes dicen que las figuras importantes no sufren este tipo de aflicciones, pero en realidad las sufren más. La gente común se enfrenta a un círculo de la vida pequeño, mientras que las grandes figuras se enfrentan a un círculo más amplio, así como a mayores dosis de sufrimiento y tormento. ¿Esas personas conocen la felicidad? (No la conocen). Entonces, una vez que han perdido el cuidado y la protección de Dios, y han sido abandonadas por Él, ¿a qué tipo de vida se enfrentarán? Se enfrentarán a todos aquellos espíritus impuros y malignos en soledad y sin la ayuda de nadie. ¡Eso torna la vida insoportable! Pueden morir en cualquier momento a manos de sus adversarios o como resultado de sus conspiraciones, y viven una vida agotadora, dolorosa y tormentosa. Algunas personas son necias y piensan que es tedioso creer en Dios, estar en una búsqueda constante de la verdad y concentrarse siempre en someterse a Dios y en escuchar Sus palabras; creen que quienes gozan de la libertad son las personas mundanas y que creer en Dios no tiene sentido, por eso ya no quieren hacerlo. Piensan siempre de esta manera, pero un día sabrán cuáles son las consecuencias de ello.

En las manos del Creador, las personas gozan de la paz, la alegría, la bendición, la protección y el cuidado eternos, mientras que quienes carecen de humanidad y no tienen conciencia no podrán experimentar estas cosas. Sin embargo, cuando Dios las haya abandonado, las personas sentirán de inmediato el dolor de la oscuridad descender sobre ellas y, en ese preciso momento, entenderán lo felices y jubilosas que eran cuando creían en Dios, cumplían sus deberes, vivían en la casa de Dios y contaban con Su presencia. Pero ya será demasiado tarde. Tú podrás decir: “Me arrepiento de abandonar a Dios. ¿Puedo empezar a creer en Él desde cero?”. ¿Dios brinda este tipo de oportunidades? (No lo hace). Si tú ya no quieres a Dios, ¿Dios puede seguir queriéndote? ¿No amas acaso a Satanás? Amas a Satanás en lo profundo del corazón, pero aún quieres seguir a Dios para obtener algunas bendiciones. ¿Dios podría aceptar eso? (No podría hacerlo). Así son las cosas. Por lo tanto, las personas a menudo deben contactarse con la presencia de Dios para reflexionar y analizar estas cuestiones: qué es la felicidad verdadera, cómo hay que vivir para sentir la felicidad, la paz y el júbilo verdaderos, y qué cosas son las más valiosas y dignas de ser apreciadas en sus vidas. Se debe reflexionar sobre esos asuntos. Cuanto más reflexiones sobre las cosas correctas y sobre la verdad, Dios más va a esclarecerte y guiarte, te permitirá entender, saber y ver, y tendrás mayor esclarecimiento e iluminación con respecto a cómo practicar y entrar en la verdad. ¿No se volverá entonces tu fe cada vez más grande? Si siempre eres perezoso y desafiante; si siempre te disgusta la verdad y te opones a ella; si nunca quieres contactarte con la presencia de Dios y siempre piensas en ser disoluto y apartarte de Él; y si no aceptas Su guía, Su cuidado ni Su protección, ¿puede entonces Dios obligarte? Si esta es tu actitud, Dios indudablemente no va a esclarecerte y así tendrás muy poca fe. Cuanto más tiempo creas, menos energía tendrás, y entonces te quejarás, propagarás tus propias nociones y tu negatividad y, con el tiempo, ocasionarás problemas. Y una vez que hayas ocasionado problemas y perturbado la obra de la iglesia, la casa de Dios ya no te tratará con tanta amabilidad, te echará o expulsará, y llegarás al fin de tu senda como creyente en Dios. ¿Quiénes serán culpables de eso? (Las mismas personas). Este es el fin que acontece sobre las personas que creen en Dios, pero no persiguen la verdad. Y tal como dice el refrán: “Un solo día de frío no basta para congelar el río a tres pies de profundidad”. Si has creído en Dios por muchos años, pero no has perseguido la verdad, y has elegido la senda del mundo y seguir a Satanás en lugar de seguir Dios, entonces Dios te desamparará y abandonará. Dios no fuerza a las personas. La salvación de Dios, Su palabra, Su verdad y la vida son entregadas al hombre sin nada a cambio. Él no te pide dinero ni hace tratos contigo. Si tú no solo te rehúsas a aceptar la verdad, sino que además te quejas ante Dios y perturbas la obra de la iglesia, ¿no estás buscando problemas? ¿Qué hará Dios entonces? Indudablemente te abandonará y así recibirás tu merecido. Si rechazas la gran salvación de Dios cuando la tienes a tu alcance, y todavía sientes que has recibido un trato injusto y deseas llegar a un trato con Dios, ¡eso es absolutamente irracional! Si es ese el caso, ¡entonces deberás regresar al pozo fangoso que es el mundo y arreglártelas como quieras! A Dios ya no le importará y así se decidirá tu fin. Algunos dicen: “Si las personas ya no quieren a Dios, ¿por qué Él no las deja morir?”. ¿Acaso no hay quienes piensan de esta manera? (Sí). Algunas personas son crueles y dicen: “Si una persona no sigue a Dios, ¡Él debería maldecirla, castigarla y luego destruirla!”. ¿Creéis que ése es el carácter de Dios? (No, no lo es). Dios no hace eso, Él no fuerza a las personas. La vida de cada persona ya está determinada por Dios, y Él no obra de manera azarosa. El destino, el final y el desenlace de esa persona ya han sido predeterminados por Dios, y si dicha persona no sigue a Dios, Él aún le permitirá vivir naturalmente de ese modo siguiendo su destino original. Dios la entregará a Satanás, y ese será el final; su desenlace será en última instancia determinado por Dios cuando llegue el debido momento, en el final de su vida. Dios no trastocará todas estas leyes. En palabras del hombre, Dios actúa de una manera especialmente razonable, a diferencia del modo insidioso y desalmado de los anticristos, quienes dirán: “¡Si no me sigues, te mataré!”. ¿Qué clase de carácter es ese? Es el carácter de un bandido, de un forajido, de un canalla. Dios no se comporta de esta manera. Dios dice: “Si no Me sigues, entonces regresa a Satanás y de ahora en adelante se cortarán todos los lazos entre nosotros. No gozarás de Mi protección ni de Mi cuidado; no tendrás parte en esta bendición. ¡Vive como gustes; tuya es la elección!”. Dios es tolerante con las personas y no las fuerza. En cambio, Satanás siempre quiere controlarte y retenerte para siempre, incluso si esto va en contra de tu voluntad. Dios no hace eso. Dios sigue sus propios principios cuando actúa; Él le pide a las personas que lo sigan, pero nunca las fuerza a hacerlo. Como ser creado, si no puedes aceptar la verdad y no puedes cumplir los deberes como tal, nunca recibirás la bendición de Dios.

7 de noviembre de 2017

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