Solo si se resuelven las propias nociones es posible emprender el camino correcto de la fe en Dios (3) Parte 1
Hoy continuamos la charla sobre la cuestión de las nociones. Ya hemos compartido este tema dos veces, y hoy lo haremos una vez más para concluir. En cuanto a lo que se ha compartido con anterioridad, deberíais hablarlo después entre vosotros, para luego reflexionar y experimentar estas cosas poco a poco. Estos temas no se pueden comprender del todo en solo un día o dos; uno solo puede llegar a comprenderlos paso a paso a base de experimentarlos y sentirlos en la vida. Lo que ahora podéis aportar basándoos solo en la memoria es un mero aprendizaje al pie de la letra. Comer y beber de las palabras de Dios requiere experiencia; solo después de experimentar la vida real durante algún tiempo se puede tener una comprensión y apreciación auténticas. Las nociones de la gente consisten principalmente en aquellas sobre Dios y Su obra. Estos dos tipos de nociones son los que más afectan a las personas en su búsqueda, su forma de ver las cosas, su comprensión de Dios y su actitud hacia Él, y aún más a la senda que recorren al creer en Dios, así como al rumbo y los objetivos que eligen para sus vidas. A partir de nuestras dos charlas anteriores, ¿podríais ahora definir exactamente qué se entiende por nociones? Las figuraciones sobre la fe en Dios son un tipo de noción. Estas figuraciones se manifiestan principalmente en algunos comportamientos superficiales en el habla y la conducta de las personas, así como en detalles de su vida cotidiana, como la alimentación, la ropa, la vivienda y el transporte. Este es el nivel más elemental. Si vamos un paso más allá, hay algunas figuraciones sobre la búsqueda de la fe en Dios y acerca de la senda que se recorre en ella, así como algunas de las exigencias, figuraciones y malentendidos de la gente en relación con la obra de Dios. ¿Qué incluyen estos malentendidos? ¿Por qué se llaman así? Cuando decimos malentendido sin duda no nos referimos a un pensamiento adecuado, sino a algo que no coincide con los hechos, no es coherente con la verdad y es incompatible y contrario a la obra de Dios y a Su carácter; o bien a algo perteneciente a la voluntad humana concebido a partir de las nociones, figuraciones y conocimientos de la gente, que no tiene nada que ver en absoluto con Dios Mismo ni con Su obra. Cuando surgen esta especie de nociones, figuraciones, malentendidos y exigencias, eso significa que las nociones de las personas acerca de Dios y Su obra han llegado a su culmen. ¿Qué es de la relación entre las personas y Dios llegado este punto? (Surge una barrera entre ellos). Hay una barrera entre las personas y Dios, ¿es grave este asunto? (Sí). Cuando surge tal barrera, significa que las nociones y figuraciones de las personas son muy graves. Al aparecer una barrera entre las personas y Dios, significa que no están satisfechas con algunas de las cosas que ha hecho Dios, ya no quieren confiar en Él, tratar a Dios como Tal ni someterse a Él. Empiezan a cuestionarse la justicia de Dios y Su carácter. ¿Qué manifestaciones se suceden inmediatamente a esto? (Resistencia). Si la gente no busca la verdad, este malentendido no solo crea una barrera en sus corazones, sino que además conduce inmediatamente a una resistencia, tanto a la verdad como a las palabras de Dios y a Su soberanía. Se vuelven insatisfechos con lo que ha hecho Dios, y aseguran: “Lo que Tú haces es inapropiado, ¡ni lo apruebo ni estoy de acuerdo con ello!”. El mensaje implícito es: “No puedo someterme; esta es mi elección. Quiero exponer un punto de vista discrepante, quiero expresar una opinión que difiere de las palabras de Dios, de la verdad y de Sus exigencias”. ¿Qué clase de comportamiento es este? (Están clamando). Después de la resistencia, surgen el clamor y la oposición; es progresivo. Cuando el carácter corrupto se apodera de uno, una sola noción puede crear una barrera y malentendidos entre ellos y Dios. Si esto no se resuelve pronto mediante la búsqueda de la verdad, la barrera se hace mayor, se convierte en un grueso muro. Ya no ves a Dios ni Su verdadera existencia, ni menos aún Su esencia divina. Empiezas a dudar sobre si el Dios encarnado es Dios en realidad, pierdes interés en comer y beber de Su palabra y ya no quieres orar a Él. De este modo, tu relación con Él se vuelve cada vez más distante. ¿Cómo es capaz la gente de exhibir esos comportamientos? Porque les parece que lo que ha hecho Dios les ha dolido en el corazón, ha dañado su dignidad y ha humillado su persona. ¿Es así en realidad? (No). ¿Qué es lo que sucede en realidad? (Los deseos de las personas no se han visto satisfechos, y la situación con la que se han encontrado ha afectado a sus propios intereses). El motivo es el carácter corrupto de la gente; cuando sus deseos extravagantes no se cumplen al instante, se resisten a Dios y se muestran extremadamente insatisfechos de que Él haya obrado de una manera que no se alinea con las nociones humanas. No admiten ni aceptan que lo que hace Dios es la verdad, es Su amor, y tiene como propósito salvar a las personas. Desarrollan nociones y malentendidos sobre lo que ha hecho Dios, lo cual significa que su actitud corrupta tiene el control. Después de que surjan estas barreras, ¿cuáles son las manifestaciones de toda clase de actitudes corruptas que la gente revela cuando vive según nociones? No buscan, esperan ni se someten, ni mucho menos temen a Dios o se arrepienten. Primero escrutan y juzgan, luego condenan y al final viene la resistencia. ¿No son estas conductas exactamente lo contrario de las manifestaciones positivas como buscar, esperar, someterse, aceptar y arrepentirse? (Sí). Entonces, estos comportamientos son todas cosas opuestas. Son la revelación de un carácter corrupto; es este el que controla sus acciones y pensamientos, además de su actitud, sus intenciones y puntos de vista respecto a juzgar a las personas, los acontecimientos y las cosas. Cuando la gente se dedica a escrutar, analizar, juzgar, condenar y volverse reacia, ¿cuál es el siguiente paso que dan? (La oposición). Entonces viene la oposición. ¿Cuáles son las manifestaciones de dicha oposición? (Ser negativo, renunciar a los propios deberes). Una es ser negativo; se relajan en el trabajo de manera negativa y renuncian a sus deberes. ¿Qué más? (Difundir nociones). (Emitir juicios). Emitir juicios, difundir nociones, estas son algunas de las manifestaciones de clamar contra Dios y oponerse a Él. ¿Qué más? (Es posible que traicionen a Dios y el camino verdadero). Eso es lo más grave de todo; cuando alguien llega a ese punto, su naturaleza diabólica emerge del todo, negando por completo a Dios y traicionándolo totalmente, y podría darle la espalda en cualquier momento.
Como acabamos de decir, ¿cuáles eran las diversas manifestaciones de los comportamientos que claman contra Dios y se oponen a Él? (Relajarse en el trabajo de manera negativa, renunciar a los propios deberes). (Juzgar a Dios). Juzgar a Dios y Su obra. (Luego viene difundir nociones y, por último, traicionar a Dios). Entremos más al detalle. A la hora de difundir nociones, ¿hay en ello algo de queja? (Sí). A veces difundir nociones se mezcla con quejas, cosas como: “Lo que hace Dios no es justo”, “Creo en Dios, no en las personas” y “Creo que Dios es justo”. Estas palabras tienen un trasfondo de queja. Tanto relajarse de manera negativa como difundir nociones y juzgar a Dios son comportamientos bastante graves, pero el más grave es la traición. Estos cuatro son bastante obvios, bastante graves, y de una naturaleza que se resiste directamente a Dios. ¿Qué manifestaciones específicas en estos comportamientos se os ocurren, habéis presenciado o incluso habéis mostrado vosotros mismos? (Existe también la incitación; para desahogar el descontento con Dios, algunos incitan a más personas si cabe a oponerse a Él). Esta es una manifestación de difundir nociones. Hay quienes por fuera parecen sumisos, pero durante las oraciones dicen: “Que Dios lo revele; lo que hago está bien, todo quedará en evidencia con el tiempo; sé que Dios es justo”, ¿verdad? Puede que tales palabras suenen correctas, incluso se justifican con seguridad, pero ocultan insubordinación e insatisfacción hacia Dios. Es una oposición mental, son una relajación y una oposición negativas. ¿Hay otros aspectos? (En el caso de la relajación negativa, está también el de abandonarse a la desesperanza y el de levantar las manos con frustración, pues creen que son así y punto, que esa es su naturaleza; les parece que nadie puede salvarlos, así que, si Dios quiere destruirlos, que así sea). Es una forma de oposición silenciosa; su estado real es negativo, pensando que las acciones de Dios son incomprensibles y que nadie puede captarlas de veras, así que, sea lo que sea lo que Él quiera hacer, permiten que lo haga. En apariencia, parece como si se hubieran sometido a las instrumentaciones y disposiciones de Dios, pero en realidad, en el fondo de sus corazones, se resisten profundamente a Sus disposiciones, y están especialmente insatisfechos e insubordinados. Ya han reconocido que es obra de Dios y no hacen ninguna exigencia más; ¿por qué se dice entonces que este es un sentimiento de oposición? ¿Por qué caracterizarlo de ese modo? De hecho, tampoco quieren condenar este asunto en su conciencia ni tomar una determinación que diga: “Lo que ha hecho Dios está mal, no lo acepto. Puedo someterme a otras cosas que ha hecho Dios, pero no a esto. En cualquier caso, me relajaré en mi trabajo de una manera negativa por este motivo”. En su subconsciente, su estado no es así, no tienen semejante conciencia; en su interior, están en cierto modo desafiantes, insatisfechos o indignados. Algunos incluso condenan las acciones de Dios como equivocadas, pero, en el fondo de su corazón, en cuanto a su deseo subjetivo, en realidad no quieren condenar a Dios en su conciencia, ya que, después de todo, Dios es en lo que creen. Entonces, ¿por qué decir que este comportamiento es de oposición, que se trata de una relajación negativa y que conlleva elementos de negatividad? La negatividad en sí misma es una forma de resistencia y oposición, y cuenta con varias manifestaciones. En primer lugar, cuando la gente desarrolla estados como rendirse a la desesperanza y relajarse de manera negativa, ¿les es posible ser conscientes en sus corazones de que sus estados son equivocados? (Sí). Todo el mundo puede ser consciente de esto, excepto aquellos que son creyentes desde hace solo dos o tres años y rara vez oyen sermones; no entienden estos asuntos. Sin embargo, mientras alguien lleve al menos tres años creyendo en Dios, oiga sermones con frecuencia y entienda la verdad, puede tener esta conciencia. Cuando la gente se da cuenta de que tales estados son erróneos, ¿qué deberían hacer para evitar estar en oposición? Primero, deben buscar. ¿Buscar qué? Buscar por qué Dios ha instrumentado las cosas de este modo, por qué les han acaecido tales situaciones, cuáles son las intenciones de Dios y qué deberían hacer. Son las manifestaciones que debe tener la gente, son positivas. ¿Cuáles más? (Aceptar, someterse y desprenderse de las propias ideas). ¿Resulta fácil desprenderse de tus propias ideas? (No). Si piensas que tienes razón, no podrás desprenderte de ellas. Llegar al punto de desprenderse implica ciertos pasos. Por tanto, ¿qué prácticas son las más apropiadas e idóneas para esto? (La oración). Si tu oración consiste solo en unas pocas frases vacías y solo te dejas llevar por inercia, el problema no se va a resolver. Oras: “Oh, Dios, deseo someterme; por favor, dispón e instrumenta mis circunstancias de modo que me pueda someter. Si sigo sin poder someterme, corrígeme”. ¿Pronunciar unas cuantas frases vacías como esta hace que cambie tu estado incorrecto? No cambia en absoluto. Te hace falta un método de práctica para provocar un giro. Por consiguiente, ¿cómo puedes practicar para dar la vuelta a las cosas? (Debes buscar activamente las intenciones de Dios, admitir internamente que Dios tiene razón y tú te equivocas, y ser capaz de negarte a ti mismo). Estos son dos métodos de práctica: la búsqueda activa de las intenciones de Dios y admitir internamente que Dios tiene razón y uno está equivocado. Ambos métodos son bastante buenos, dicen las cosas correctas, pero uno es más práctico. ¿Cuál es práctico? ¿Cuál es palabrería vacía? (Buscar activamente las intenciones de Dios es práctico). A menudo, Dios no te contará directamente Sus intenciones, ni alumbrará de repente sobre ti una luz de entendimiento. Tampoco te guiará a comer y beber con precisión de las palabras relevantes de Dios que deberías entender. Todos estos métodos son demasiado poco realistas para las personas. Entonces, ¿puede este enfoque de buscar activamente las intenciones de Dios resultar efectivo para vosotros? Un método efectivo es el mejor, el más realista y práctico. Un método ineficaz, por muy bien que suene, es teórico y solo se queda al nivel de las palabras y no da resultados. Entonces, ¿cuál es práctico? (El segundo, el de admitir que Dios es la verdad y uno está equivocado). Cierto, admitir tus errores, eso es tener razón. Alguna gente dice que no se dan cuenta de que se equivocan. En este caso, deberías ser razonable y capaz de desprenderte de ti mismo y negarte a ti mismo. Hay quien dice: “Solía pensar que tenía razón, y lo sigo pensando. Sin embargo, mucha gente me aprueba y está de acuerdo conmigo, y no siento reproche alguno en mi corazón. Aparte, mi intención es correcta, así que ¿cómo puedo estar equivocado?”. Hay muchas razones que impiden que te desprendas de ti mismo y te niegues a ti mismo. ¿Qué deberías hacer en este caso? Al margen de los motivos que tengas para considerar que tienes razón, si este “tener razón” discrepa de Dios y contradice la verdad, sencillamente estás equivocado. Da igual lo sumisa que sea tu actitud, independientemente de cómo ores a Dios en tu corazón, o incluso si admites verbalmente que estás equivocado, pero en el fondo sigues luchando contra Él y vives en un estado de negatividad, la esencia de esto sigue siendo opuesta a Dios. Es una demostración de que todavía no te has dado cuenta de que estás equivocado, no aceptas el hecho de que lo estás. Cuando la gente se crea malentendidos y nociones acerca de Dios, primero deben reconocer que Él es la verdad y que las personas no están en posesión de esta, y que no cabe duda de que son ellos los que están equivocados. ¿Se trata de una especie de formalidad? (No). Si solo adoptas esta práctica como una formalidad, superficialmente, ¿puedes entonces llegar a conocer tus propios errores? Nunca. Llegar a conocerte a ti mismo requiere de varios pasos. Primero, debes determinar si tus acciones son conformes a la verdad y a los principios. Para empezar, no te fijes en tus intenciones; hay veces que son correctas, pero los principios que practicas son erróneos. ¿Se da a menudo este tipo de situación? (Sí). ¿Por qué digo que tus principios de práctica son equivocados? Puede que hayas buscado, pero tal vez no tengas ningún entendimiento de qué son los principios; o tal vez no hayas buscado en absoluto y has basado tus acciones solamente en tus buenas intenciones y tu entusiasmo, y en tus figuraciones y tu experiencia, y en consecuencia has cometido un error. ¿Te lo puedes imaginar? No puedes preverlo y has cometido un error, y ¿acaso no has quedado en evidencia? Si sigues batallando con Dios después de quedar en evidencia, ¿dónde radica ahí el error? (En no reconocer que Dios tiene razón e insistir en que yo sí). Ahí es donde te equivocaste. Tu mayor error no fue hacer algo mal y vulnerar los principios, causando así una pérdida u otras consecuencias, sino que, tras haber hecho algo mal, sigues insistiendo en tu propio razonamiento, incapaz de admitir tu error; te sigues oponiendo a Dios basándote en tus nociones y figuraciones, negando Su obra y las verdades que expresó; ese fue tu mayor y más grave error. ¿Por qué se dice que tal estado en una persona es de oposición a Dios? (Porque no reconoce que lo que hace está mal). Independientemente de que alguien reconozca o no que todo lo que hace Dios y Su soberanía es correcto, así como qué importancia tiene, si es incapaz de reconocer primero que está equivocado, su estado es de oposición a Dios. ¿Qué se hace para rectificar este estado? Primero, uno debe negarse a sí mismo. Lo que acabamos de decir acerca de necesitar buscar primero las intenciones de Dios no resulta tan práctico para las personas. Hay quien dice: “Si no es tan práctico, ¿eso significa que buscar no es necesario? Algunas cosas que se pueden buscar y entender no hace falta buscarlas, simplemente puedo saltarme ese paso”. ¿Bastará con eso? (No). ¿Acaso alguien que actúa así no es ya imposible de salvar? Este tipo de personas tienen una comprensión distorsionada. Buscar las intenciones de Dios les queda un poco lejos y no se puede lograr de inmediato; a modo de atajo, lo más realista es desprenderse primero de uno mismo, a sabiendas de que las acciones de uno son erróneas y no son conformes a la verdad, y luego buscar los principios-verdad. Estos son los pasos. Pueden parecer sencillos, pero ponerlos en práctica presenta muchas dificultades, porque los seres humanos tienen actitudes corruptas, así como todo tipo de figuraciones, de exigencias y también deseos, todo lo cual interfiere con que las personas se nieguen a sí mismas y se desprendan de sí mismas. No son cosas fáciles. No vamos a profundizar en este tema; sigamos hablando sobre la cuestión de las nociones que hemos mencionado en nuestras dos últimas charlas.
Justo ahora, el foco principal de nuestra charla era cómo pueden las nociones conducir a malentendidos sobre Dios, lo que a su vez crea una barrera entre las personas y Él, que las lleva a desarrollar una resistencia a Dios. ¿Cuál es la naturaleza de esta resistencia? (La oposición). La oposición, la rebeldía. Por tanto, cuando la gente desarrolla una oposición hacia Dios y clama contra Él, esto no es algo que suceda de la noche a la mañana; tiene su raíz. Es como cuando una persona descubre de repente que se ha puesto enferma y se trata de una dolencia muy grave; se pregunta cómo ha progresado su condición tan rápidamente. En realidad, la enfermedad llevaba mucho tiempo presente en el cuerpo y ya se había arraigado, no se contrajo el mismo día en el que se hizo evidente, sino que solo se descubrió entonces. ¿Qué quiero decir con esto? ¿Acaso la habilidad de rebelarse y clamar contra Dios, de oponerse a Él, es algo que todo el mundo puede predecir al empezar a creer en Dios? En absoluto. ¿Es esta la intención inicial al creer en Dios de cualquier persona que acaba por clamar contra Él y oponerse a Él? ¿Ha dicho alguien alguna vez esto?: “No creo en Dios para obtener bendiciones, solo quiero clamar contra Dios y oponerme a Él después de verlo, para así hacerme famoso y ganarme un nombre, y mi vida habrá merecido la pena”. ¿Ha tenido alguien tales planes? (No). Nadie lo ha planeado así, ni siquiera los más necios, estúpidos o malvados. Todo el mundo quiere creer en Dios con sinceridad, ser bueno, escuchar Sus palabras y hacer cualquier cosa que Él le pida. Aunque no les sea posible lograr una sumisión total a Dios, al menos pueden cumplir Sus mínimas exigencias y satisfacerlo lo mejor que puedan. Qué buen deseo es ese, ¿cómo es que acabaron clamando contra Dios y oponiéndose a Él? Ellos mismos no se sienten dispuestos y no saben cómo se ha llegado a esto. A la hora de clamar contra Dios y oponerse a Él, por dentro se sienten mal y molestos, pensando: “¿Cómo puede hacer esto la gente? Aunque los demás actúen de este modo, ¡yo no debería haberlo hecho así!”. Es como dijo Pedro: “Aunque todos se aparten por causa de ti, yo nunca me apartaré” (Mateo 26:33). Las palabras que dijo Pedro provenían de su corazón, pero su comportamiento no podía estar a la altura de sus deseos y aspiraciones. La debilidad humana es algo que la gente misma no puede prever. Cuando de veras les sucede algo, su corrupción se pone al descubierto. Tu esencia-naturaleza y carácter corrupto pueden controlar y dictar tus pensamientos y tu comportamiento. Con un carácter corrupto, pueden surgir varias nociones, junto a diferentes deseos y exigencias, que llevan a toda clase de comportamientos rebeldes. Esto afecta directamente a la relación que tienes con Dios e influye de igual manera en tu entrada en la vida y tu transformación del carácter. Estas no son las intenciones de la gente cuando empieza a proponerse creer en Dios, ni tampoco es a lo que están dispuestos, ni es la esperanza que albergan en sus corazones. Tales consecuencias se achacan a sus nociones sobre Dios. Si no se resuelven, tanto tus perspectivas como tu porvenir y tu destino pueden volverse problemáticos.
Para resolver un malentendido que tengas sobre Dios, debes resolver tus nociones acerca de Él, de Su obra, Su esencia y Su carácter. Para resolver estas nociones, primero debes entenderlas, conocerlas y reconocerlas. Por tanto, ¿qué son exactamente estas nociones? Esto nos lleva al tema principal. Debemos empezar por algunos ejemplos prácticos para abordar estas nociones y manifestaciones de las personas, haciendo que las intenciones de Dios resulten evidentes a partir de tales ejemplos, permitiendo a la gente que vea, muy en el fondo del corazón de Dios, cuál es Su carácter y esencia y cómo trata Él a las personas, además de cómo imaginan que Él debería tratarlas, y dejándolos distinguir, clarificar y comparar estas últimas dos perspectivas, que pueden llevar a un entendimiento y aceptación del modo en que Dios trata a las personas y rige sobre ellas, y a un entendimiento y aceptación de la esencia y el carácter de Dios. Una vez que tengan un entendimiento claro del modo en el que Dios rige a las personas y de Su obra, ya no concebirán nociones sobre Dios. La barrera entre Dios y ellos también desaparecerá, y los estados de oposición o de clamor dirigidos contra Él ya no nacerán de sus corazones. Estas cuestiones de rebeldía y resistencia contra Dios se pueden resolver directamente mediante la lectura de Sus palabras y compartiendo la verdad. Da igual qué aspecto de las nociones se aborde, debe partir de leer las palabras de Dios y compartir la verdad. Todo ha de estar conectado con la verdad, todo está relacionado con ella. Entonces, ¿cuáles son esas nociones que tiene la gente? Empecemos por debatir sobre la obra de Dios, por usar ejemplos específicos para dejar claros los principios detrás de Su obra, y los principios y métodos según los cuales Dios trata a las personas y las rige. Un ejemplo podría aludir al método de la obra de Dios; también podía aludir al método según el cual Dios clasifica a un individuo y Su determinación de su desenlace, o también es posible que tenga que ver con el carácter y esencia de Dios. Para aclarar estos puntos, si fuéramos a hablar de una manera vacía sobre cómo es Dios, lo que ha hecho y cómo ha tratado a las personas a lo largo de Sus seis mil años de obra, ¿creéis que eso sería apropiado? ¿Podríais recibir eso con facilidad? O, si por ejemplo habláramos sobre cómo Dios ha obrado durante seis mil años, y en la segunda fase de Su obra operó en Judea, y debatimos cómo Él trató al pueblo judío por aquel entonces, y cómo podemos observar Su carácter a partir de esto; ¿facilitaría eso su comprensión? (No). Por ejemplo, si habláramos sobre cómo rige Dios este mundo, de cómo trata a las personas de varias etnias, de qué piensa Él, de cómo delimita sus territorios y por qué los divide en diferentes lugares, en especial de por qué alguna gente buena se ubica en lugares nada idóneos, mientras que personas malvadas habitan lugares mucho mejores, y de qué principios emplea Dios al organizar las cosas de ese modo, y viéramos los métodos de Dios para regir al género humano a partir de este tema, ¿eso haría que fuera más sencillo de entender? (No). ¿Acaso estos temas no están demasiado lejos de la transformación del carácter de la gente y de su entrada en la vida en el día a día? ¿Acaso no son bastante abstractos? (Sí). ¿Por qué decimos que son lejanos y abstractos? Porque, en la vida real, entender solo verdades relativas a las visiones, como los detalles sobre cómo rige y guía Dios al género humano, parece un poco alejado de los problemas que afrontamos en nuestra vida cotidiana y no parece especialmente relevante. Para abordar los problemas del mundo real, debemos partir de ejemplos que podéis oír, ver y sentir en vuestras vidas, y luego ampliar vuestra perspectiva desde ahí. Al margen de qué historias cuente, o de qué personas y acontecimientos se traten en estas, aunque puedan tener relación con cosas que hayas hecho en el pasado, el efecto definitivo que tienen estas historias es ayudarte a entender las verdades relacionadas con el tema tratado hoy. Toda historia que se cuenta tiene un propósito, y tiene que ver con el valor que se supone que ha de transmitir y la verdad que expresa.
Vamos a comenzar nuestra historia. Este es el Caso Uno. Hace mucho tiempo, una iglesia envió una botella de jarabe para la tos con la siguiente explicación: “Dios siempre nos habla y predica, y a veces tose cuando habla demasiado. Para que la predicación de Dios sea más fluida y se le alivie la tos, enviamos un poco de jarabe”. Cuando llegó la botella, un hombre la vio y dijo: “Pone que es jarabe para la tos, pero quién sabe para qué sirve en realidad. No podemos dárselo a Dios sin más, puede que sea dañino. Esto es un medicamento, todos tienen algunas toxinas. ¡Si lo bebe, podría causarle efectos secundarios!”. Los que lo oyeron pensaron: “Está siendo bastante considerado. Bueno, entonces no podemos dárselo a Dios”. En ese momento Yo no lo necesitaba, así que pensé en guardarlo para otra ocasión, y ahí quedó todo. Pero ¿acaba ahí la historia? No, la historia de esta medicina comenzó ese día. Al tiempo, alguien descubrió que este hombre había estado tomándose él mismo el jarabe para la tos y, cuando lo descubrieron, ya solo quedaba la mitad. Lo que sucedió después es fácil de suponer: se lo terminó entero. Esa es la historia. Reflexionad sobre qué tiene esto que ver con las nociones que estamos debatiendo hoy. Para empezar, contadme: ¿os impacta la historia, os afecta? (Sí). ¿Cuáles son vuestros pensamientos después de oírla? ¿Qué es lo que os ha afectado? En general, aquellos a los que haya afectado pensarán: “Vaya, esto es algo que se le ofreció a Dios, ¿cómo es que alguien se lo tomó?”. Esto es lo primero que los ofende. La segunda es: “Siguió tomándoselo. ¡No me puedo creer que se lo tomara entero!”. Aparte de afectaros, ¿qué más se os ocurre? En cuanto a lo que hizo esta persona, a todos estos comportamientos suyos, es decir, a cada uno de los acontecimientos dentro de esta historia, ¿consideráis cuál podría ser la reacción de Dios? ¿Qué haría Él? ¿Qué debería hacer? ¿Cómo debería tratar Dios a una persona semejante? ¿Y no es ahí donde las nociones humanas empiezan a surgir? Dejemos a un lado el contenido de lo que os ha afectado y hablemos de si la propia experiencia de que os afecte puede resultar beneficiosa. Al afectarse, la gente simplemente siente cierta incomodidad en su conciencia, pero no puede hablar con claridad sobre el acontecimiento de la historia. Luego puede que surja la condena y el reproche dirigidos al individuo de la historia, que están arraigados en la ética, la moral, las teorías teológicas o en palabras y doctrinas, pero tales cosas no son la verdad. Si queremos llegar a la verdad, se han de resolver cuestiones como las nociones humanas que se forman relativas al acontecimiento en sí, o las exigencias referentes a lo que Dios debería hacer. En esta historia, las nociones y pensamientos que tiene la gente sobre lo que debería hacer Dios en tal situación son cruciales. No te enfoques solo en tu reacción emocional; que algo te afecte no puede resolver tu rebeldía. Si un día hallas algo en las ofrendas a Dios que te gusta especialmente o que necesitas y te sientes muy tentado, podrías quedártelo también para ti; en ese caso no te sentirías para nada afectado. Que te estés afectado es ahora meramente una función de la conciencia, resultado de los estándares morales de la humanidad; no es una función de la verdad. Cuando puedas resolver las nociones que surgen de esta situación, entenderás la verdad en ella. Habrás resuelto cualquier noción y malentendido que tengas respecto a Dios en tales asuntos y, en esta clase de situaciones, entenderás la verdad y ganarás algo. Así que, ahora, piensa en la clase de nociones que podría desarrollar la gente en esta situación. ¿Cuál de dichas nociones podría llevarte a malinterpretar a Dios, a que se cree una barrera entre tú y Él, o incluso a que te opongas a Dios? Esto es lo que deberíamos compartir. Decidme, cuando este acontecimiento tuvo lugar, ¿sintió este hombre algo de culpa en su conciencia? (No). ¿Cómo lo sabes? (Se tomó todo el jarabe para la tos). El análisis es bastante sencillo, ¿verdad? Desde el primer sorbo hasta el último, no mostró contención ni se detuvo. Si lo hubiera probado y luego hubiera parado, eso habría contado como un autorreproche, porque se habría detenido, se hubiera contenido y no habría continuado. Pero este hombre no hizo tal cosa; se bebió la botella desde el principio hasta el final. De haber habido más, hubiera seguido tomando. Esto demuestra que no sentía culpa alguna en su conciencia; así se ve desde una perspectiva humana. Ahora, ¿cómo contempla Dios este asunto? Es lo que deberíais entender. A partir de cómo trata Dios esta situación, de cómo la evalúa y la define, puedes percibir Su carácter, Su esencia, y también discernir los principios y métodos según los que Él opera. Al mismo tiempo, puede que revele algunas nociones humanas, lo que hará que la gente diga: “Así que esta es la actitud de Dios hacia las personas; así es como lidia con ellas. Yo antes no pensaba así”. El hecho de que no pensaras así revela la barrera entre tú y Dios, que puedes desarrollar malinterpretaciones acerca de Él, y que tienes nociones sobre la manera en la que obra y opera a este respecto. Por tanto, ¿cómo lidió Dios con esta situación cuando se enfrentó a ella? El hombre dijo: “Es un medicamento; cualquier medicamento tiene algo de tóxico. No podemos dejar que Dios se lo tome, puede tener efectos secundarios”. ¿Cuál era la intención, el propósito detrás de sus palabras? ¿Eran verdad o mentira? No eran verdad, eran engañosas, falsas y deshonestas. Sus acciones siguientes y lo que reveló dejaron claro lo que estaba sucediendo en su corazón. ¿Hizo algo Dios respecto a sus palabras y acciones falsas? (No). ¿Cómo sabemos que Dios no hizo nada? Cuando dijo esas palabras, no fue sincero, estaba siendo falso. Dios solo observaba desde los márgenes, sin llevar a cabo ni la obra positiva de guía ni la negativa de reproche. A veces, la gente siente reproche en su conciencia, y eso es obra de Dios. ¿Sintió este hombre ese reproche? (No). No es solo que no lo sintiera, sino que también habló de manera altisonante. Dios no se lo reprochó; solo observaba. ¿Por qué lo hacía? ¿Observaba para ver cómo se desarrollarían los hechos? (No). No necesariamente. Justo cuando alguien afronta una situación, antes de realizar una elección sobre lo que hacer o determinar ningún hecho, ¿entiende Dios a esa persona? (Sí). Dios no solo entiende su exterior, también su corazón interior; Dios ya sabe si su corazón es bueno o malvado, auténtico o falso, cuál es su verdadera actitud hacia Él, si lleva a Dios en el corazón, si su fe es real o no. Tiene pruebas concluyentes, y siempre observa. ¿Qué hizo Dios después de lo que dijo este hombre? Primero, no se lo reprochó; segundo, no lo esclareció ni le hizo ser consciente de que esto era una ofrenda, que los seres humanos no deberían tocarla despreocupadamente. ¿Hace falta que Dios le diga explícitamente a la gente que sea consciente de esto? (No). Eso debería estar presente en la humanidad normal. Algunos dirán: “Hay personas que simplemente no lo saben. ¿Acaso no se lo dirías? ¿No lo sabrían si simplemente se lo dijeras? El desconocimiento exime a uno del pecado. Ahora mismo no lo saben; si lo supieran, no habrían cometido este pecado, ¿verdad? ¿No supondría eso protegerlos?”. ¿Actúa así Dios? (No). ¿Por qué no? Por una parte, este hombre debería haber conocido el concepto de que “esto es una ofrenda a Dios, los seres humanos no pueden tocarla”. Por otra, si no lo sabía, ¿por qué Dios no se lo dijo? ¿Por qué Dios no hizo que fuera consciente para impedirle hacer algo así y afrontar tales consecuencias? ¿Acaso el hecho de que se lo dijera no revelaría mejor la sinceridad de Dios para salvar a las personas? ¿Acaso no revelaría mejor Su amor? ¿Por qué no lo hizo entonces? (Dios quería ponerlo en evidencia). Sí, Dios quería ponerlo en evidencia. Cuando te enfrentas a situaciones, no sucede por accidente. Cierta situación podría significar tu salvación o tu destrucción. Durante estas situaciones, Dios observa, permanece en silencio, no instrumenta ninguna circunstancia para avisarte, no te esclarece con palabras como: “No debes hacer esto; las consecuencias serían inimaginables”, ni tampoco: “Hacerlo de esta manera carece de razón y humanidad”. La gente no tiene esa conciencia. La falta de esta es, por una parte, porque Dios no les avisó de ninguna manera en su momento, Dios no actuó. Por otro lado, si una persona tiene conciencia y posee alguna medida de humanidad, ¿actuaría Dios entonces sobre ese fundamento? (Sí). Eso es. Él les concedería tal gracia. Pero ¿por qué ignoró Dios esta situación particular? Una razón es que este hombre carecía de conciencia y razón, no tenía dignidad, integridad ni humanidad normal. No perseguía estas cosas, no tenía a Dios en su corazón ni era un verdadero creyente en Él. Por tanto, Dios quería ponerlo en evidencia por medio de esta situación. Que Dios haga esto es a veces una forma de salvación, otras no; Él actúa así de manera intencionada. Si eres alguien con conciencia y razón, que Dios te ponga en evidencia sirve como prueba y una forma de salvación. Pero, si careces de conciencia y razón, que Dios te ponga en evidencia significa ser descartado y destruido. Por tanto, visto ahora, ¿qué significó para Dios poner en evidencia a este hombre? Que se le descartó, así que no fue una bendición, sino una maldición. Algunos dicen: “Cometió un gran error, y es bastante lamentable. Desde que empezó a beber en secreto el jarabe para la tos, ¿no pudo haber dispuesto Dios algunas circunstancias para hacerle parar, de modo que no cometiera este error y por tanto no hiciera falta descartarlo?”. ¿Es esto lo que hizo Dios? (No). ¿Cómo actuó Él? (Dejó que la situación siguiera su propio curso). Dejó que las cosas siguiesen su propio curso; este es uno de Sus principios. Una vez que abrió la botella de jarabe, ¿hubo alguna diferencia entre la naturaleza del primer sorbo y la del último? (No). ¿Por qué no? (En esencia, simplemente es ese tipo de persona). Esta situación reveló plenamente su humanidad, su búsqueda y su fe.
En la era del Antiguo Testamento, Esaú intercambió su primogenitura por un plato de guiso rojo. No era consciente de lo que era importante y valioso: “¿Por qué es para tanto la primogenitura? Si la intercambio, no pasa nada; seguiré vivo, ¿no?”. Esto es lo que pensó en su corazón. Podría parecer que su enfoque del problema era bastante realista, pero lo que perdió fue la bendición de Dios, y las consecuencias de ello son inimaginables. En la iglesia hay ahora muchas personas que no persiguen la verdad. No se toman en serio las promesas de Dios ni Sus bendiciones. ¿No es esto de la misma naturaleza que renunciar a la propia primogenitura? ¿No es incluso más grave? Como la salvación de Dios es una oportunidad única, si alguien la pierde, se acabó todo. Hubo incluso una persona a la que se acabó descartando por una botella de jarabe para la tos, algo que intercambió por el desenlace de ser destruido; ¡es algo sencillamente imposible de comprender! En realidad, no tiene nada de incomprensible. ¿Por qué lo digo? Este acontecimiento podría parecer algo menor. Si algo así ocurriera entre las personas, no se tendría en mucha consideración. Igual que cometer un delito, como robar o hacer daño a alguien, como mucho se te castigaría después de la muerte y luego renacerías como humano, a través de varios ciclos de reencarnación. No importaría demasiado. Sin embargo, ¿es tan simple la situación de la que hablo ahora? (No). ¿Por qué no? ¿Por qué merece debatirse? Empecemos con dicha botella de jarabe para la tos. En realidad, no se trataba de algo de gran valor, pero su esencia cambió en cuanto se le ofreció a Dios: se convirtió en una ofrenda. Hay quien dice: “Las ofrendas están consagradas, no pertenecen a las personas, que no deberían tocarlas”. Decir esto también es correcto. ¿Qué es una ofrenda? Es algo que una persona dedica a Dios; sea lo que sea, a todas estas cosas se las denomina ofrendas. Como pertenecen a Dios, ya no pertenecen al hombre. Cualquier cosa que se dedique a Dios, ya sea dinero o cosas materiales, cualquiera que sea su valor, le pertenece enteramente a Dios, y no está a disposición del hombre ni le corresponde usarlo. ¿Cómo podrían conceptualizarse las ofrendas de Dios? Pertenecen a Dios, solo Él puede usarlas y nadie puede tocarlas ni hacer planes con tales cosas sin Su aprobación. Hay quienes dicen: “Si Dios no usa algo, ¿por qué no nos está permitido usarlo a nosotros? Si se echase a perder después de un tiempo, ¿no sería una lástima?”. No, ni siquiera entonces; esto es un principio. Las ofrendas son cosas que pertenecen a Dios, no al hombre; grandes o pequeñas, y sean o no valiosas, una vez que el hombre las ha dedicado a Dios, su esencia ha cambiado, no importa que Él las quiera o no. Una vez que una cosa se ha convertido en una ofrenda, se halla entre las posesiones del Creador y a Su disposición. ¿Qué implica la manera en la que uno trata las ofrendas? Implica la actitud de uno hacia Dios. Si la actitud de alguien hacia Dios es de impertinencia, desdén y despreocupación, entonces la actitud de esa persona hacia todas las cosas que Dios posee será ciertamente la misma. Hay quien dice: “Nadie se ocupa de algunas ofrendas. ¿No significa eso que pertenecen a quien las posea? Se entere alguien o no, ‘el que la encuentra se la queda’; cualquiera que se apropie de estas cosas es su dueño”. ¿Qué opinas de ese punto de vista? Es claramente incorrecto. ¿Cuál es la actitud de Dios hacia las ofrendas? No importa lo que se le ofrezca a Dios y si Él lo acepta o no, una vez que algo ha sido designado como una ofrenda, cualquier persona con otros designios sobre ella puede terminar “pisando una mina”. ¿Qué significa esto? (Significa ofender el carácter de Dios). Eso es. Todos conocéis este concepto, pero ¿por qué no reconocéis la esencia de este asunto? Por tanto, ¿qué les indica este asunto a las personas? Les dice que el carácter de Dios no admite ofensa de los seres humanos y que no deben jugar con Sus cosas. Por ejemplo, con las ofrendas de Dios; si alguien se las apropiara o las desperdiciara y dilapidara, sería propenso a ofender el carácter de Dios y sería castigado. La furia de Dios tiene sus principios; no es como la gente se imagina, con Dios arremetiendo contra cualquiera que cometa un error. En cambio, la furia de Dios se desata cuando alguien lo ofende en asuntos cruciales e importantes. En especial, en lo que respecta al trato que se le da a la encarnación y a las ofrendas de Dios, la gente debe demostrar cautela y tener un corazón temeroso de Dios; solo así pueden asegurarse de que no van a ofender Su carácter.
Alguna gente tiene fe en su creencia en Dios y es capaz de gastarse y pagar el precio, de cumplir bien con todos los aspectos excepto uno. Al reparar en la abundancia de los recursos en la casa de Dios, y al saber que Su pueblo escogido no solo ofrece dinero, sino también comida, ropa y distintos medicamentos, entre otras cosas, una persona así piensa: “El pueblo escogido de Dios le ofrece muchas cosas, y Él no puede hacer uso de todas ellas. Aunque algunas son necesarias para difundir el evangelio, no se le va a dar uso a todas. ¿Cómo hay que encargarse de estos elementos? ¿Tal vez debería corresponderles una parte a los líderes y obreros?”. Se pone ansioso y nervioso por este tema, siente una “carga” dentro, y empieza a reflexionar: “Ahora que estoy a cargo de estos elementos, debería utilizar algunos. De lo contrario, ¿no se desperdiciarán todas estas ofrendas cuando el mundo sea destruido? Lo justo sería distribuirlas entre los líderes y obreros. Todos somos iguales en la casa de Dios; ya que nos hemos dedicado a Él, entonces Sus cosas también son nuestras, y las nuestras, de Dios. No es para tanto si disfruto de algunas ofrendas de Dios; de todos modos, forma parte de Sus bendiciones. No veo por qué no usar algunas”. Con tales pensamientos, se ve tentado. Sus deseos aumentan poco a poco y empieza a codiciar las ofrendas, a apropiarse de elementos sin sentir ningún reproche en el corazón. Cree que nadie se va a enterar, y se consuela diciendo: “Me he gastado para Dios, disfrutar de algunas ofrendas no es para tanto. Aunque Dios lo sepa, me perdonará. Ahora voy a disfrutar de algunas”. En consecuencia, empieza a robar las ofrendas, ofendiendo el carácter de Dios. De cara al exterior, se busca multitud de excusas como: “¡Estas cosas se van a estropear al cabo de un tiempo si no se consumen! Dios no puede usar todo esto Él solo y, si se distribuyera equitativamente, seríamos demasiados y no habría suficiente para todos. ¿Por qué no lo gestiono yo? Además, ¿y si no se puede gastar todo este dinero antes del fin del mundo? Deberíamos quedarnos una parte cada uno, ¡eso también refleja el amor y la gracia de Dios! Aunque Él no haya mencionado esto y no exista tal principio, ¿por qué no ser proactivo? ¡Esto es actuar de acuerdo con los principios!”. Se inventa muchas razones altisonantes y luego se pone en marcha. Pero, una vez que empieza, las cosas se le van de las manos, y cada vez hay menos reproche en su corazón. Incluso puede llegar a creer que está justificado, y piensa: “Si Dios no lo necesita, debería usarlo yo. No es un problema real”. Aquí es donde las cosas se tuercen. ¿Qué pensáis, es para tanto o no? ¿Es grave? (Sí). ¿Por qué decimos que es grave? ¿Merece la pena compartir este asunto? (Sí). ¿Por qué? (Tiene que ver con el carácter de Dios y también con el desenlace y el destino del hombre). El problema es significativo, de naturaleza grave. ¿Sobre qué debería advertiros ahora? Que nunca se os pase por la cabeza apropiaros de las ofrendas. Hay quien dice: “Eso no está bien; las ofrendas que hacen los hermanos y hermanas son para la casa de Dios, para la iglesia. Eso las convierte en propiedad comunal para todos”. ¿Es correcta esta afirmación? ¿De dónde proviene? Es una teoría inventada por la avaricia del hombre. ¿Con qué más tiene que ver este asunto? Hay algo que todavía no hemos tratado, ¿el qué? Algunos piensan: “La casa de Dios es una gran familia. Como reflejo de una buena familia, debería haber amor y la tolerancia; todo el mundo debería compartir la comida, la bebida y los recursos, y todas estas cosas se deberían distribuir de manera igualitaria. Por ejemplo, todo el mundo debería tener ropa, y se debería distribuir y disfrutar equitativamente. Dios no muestra favoritismos; si alguien no puede siquiera permitirse unos calcetines y a Él le sobran algunos pares, debería ofrecerle ayuda. Además, esas ofrendas a Dios provienen de los hermanos y hermanas; Él ya tiene muchas, ¿no se deberían distribuir entre los pobres? ¿No reflejaría esto el amor de Dios?”. ¿Piensa así la gente? ¿Acaso no son nociones humanas? La gente reclama la propiedad de Dios por la fuerza mientras que de manera eufemística la etiquetan como la gracia de Dios, Sus bendiciones y Su gran amor. Siempre quieren dividir las cosas equitativamente con Dios, repartirlo todo a partes iguales, siempre insistiendo por el igualitarismo. Les parece un símbolo de unidad universal, de armonía humana, y una existencia plena, y consideran esto una situación que debe manifestarse. ¿Acaso no son nociones humanas? Les parece que nadie debería pasar hambre, en especial en la casa de Dios. Si alguien tiene hambre, Dios debería usar Sus ofrendas para socorrerlo; no debería ignorar este asunto. ¿Acaso este “debería” en el que cree la gente no es un tipo de noción? ¿No es una exigencia humana hacia Dios? Algunas personas, tras creer en Dios, dicen: “He creído en Él muchos años y no he obtenido nada; mi familia sigue todavía en la pobreza. Esto no debería ocurrir; Dios debería ser bueno conmigo y bendecirme para que pueda glorificarlo mejor”. Como tu familia es pobre, no persigues la verdad; tienes la esperanza de cambiar tus condiciones de pobreza mediante la fe en Dios, y te sirves de glorificarlo como excusa para negociar con Él. Estas son nociones y figuraciones humanas, los deseos extravagantes del hombre. ¿Acaso creer en Dios con tales motivaciones no es una forma de negociar con Él? ¿Tienen conciencia y razón aquellos que negocian con Dios? ¿Son personas que se someten a Él? En absoluto. Carecen de conciencia y razón, no aceptan la verdad, Él los desdeña y se trata de gente irrazonable que no puede lograr la salvación de Dios.
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