Solo si se buscan los principios-verdad es posible cumplir bien el deber (Parte 2)
Las personas deben afrontar sus deberes y a Dios con un corazón honesto. Si lo hacen, serán personas que temen a Dios. ¿Qué actitud ante Dios tienen las personas con un corazón honesto? Cuando menos, tienen un corazón temeroso de Dios, un corazón sumiso a Dios en todas las cosas; no preguntan por bendiciones ni infortunios, no hablan de condiciones, sino que se abandonan a la misericordia de la instrumentación de Dios: estas son las personas de corazón honesto. Aquellas que se muestran siempre escépticas ante Dios, que siempre Lo están escrutando, que siempre intentan llegar a un trato con Él, ¿son personas con un corazón honesto? (No). ¿Qué reside en los corazones de estas personas? Falsedad y perversidad; siempre están escrutando. ¿Y qué es lo que escrutan? (La actitud de Dios hacia las personas). Están siempre escrutando la actitud de Dios hacia las personas. ¿Cuál es el problema? ¿Y por qué la escrutan? Porque afecta a sus intereses vitales. En sus corazones, piensan: “Dios ha creado estas circunstancias para mí, Él ha hecho que me pase esto. ¿Por qué lo ha hecho? No les ha ocurrido a otras personas, ¿por qué tenía que pasarme a mí? ¿Y cuáles serán las consecuencias después?”. Esto es lo que escrutan, sus ganancias y pérdidas, sus bendiciones e infortunios. Y mientras escrutan estas cosas, ¿son capaces de practicar la verdad? ¿Son capaces de someterse a Dios? No lo son. ¿Y cuál es la naturaleza de las cosas que se producen por los pensamientos en sus corazones? Todas estas cosas son, por naturaleza, en atención a sus propios intereses, por su propio beneficio. Sea cual sea el deber que cumplan, estas personas en primer lugar escrutan: “¿Lo pasaré mal al cumplir este deber? ¿Tendré que trabajar y viajar fuera a menudo? ¿Podré comer y descansar con regularidad? ¿Tendré que seguir madrugando? ¿A qué tipo de personas conoceré? ¿Me encontraré a menudo con no creyentes? El mundo exterior es bastante hostil ahora mismo; si siempre tengo que seguir trabajando y viajando fuera, ¿qué haré si me arresta el gran dragón rojo?”. Aunque parezca que aceptan sus deberes, en sus corazones hay falsedad, siempre están escrutando estas cosas. En realidad, por el hecho de hacerlo, solo están atendiendo a sus propias expectativas y sinos, sin pensar en los intereses de la casa de Dios. ¿Y cuál es el resultado cuando las personas solo tienen en cuenta sus propias perspectivas, sinos e intereses? No les resulta fácil someterse a Dios, y no pueden hacerlo ni tan siquiera cuando lo desean. Las personas que dan un valor especial a sus propios futuros, sinos e intereses escrutan siempre si la obra de Dios es beneficiosa para sus futuros y sinos y para obtener bendiciones. En definitiva, ¿cuál es el resultado de su escrutinio? Lo único que hacen es rebelarse contra Dios y oponerse a Él. Incluso cuando se empeñan en cumplir sus deberes, lo hacen de forma superficial, con un ánimo negativo; en su corazón, no dejan de pensar en cómo sacar provecho y no verse en el lado perdedor. Tales son sus motivos cuando cumplen sus deberes, y de esta forma están intentando hacer un trato con Dios. ¿De qué carácter hablamos? De falsedad y de un carácter perverso. Esto ya no es un carácter corrupto normal, sino que ha escalado a perversidad. Y, cuando existe este tipo de carácter perverso en el corazón de una persona, ¡se trata de una lucha contra Dios! Debéis tener claro este problema. Si las personas siempre escrutan a Dios e intentan hacer tratos cuando desempeñan sus deberes, ¿pueden realizarlos adecuadamente? Por supuesto que no. No adoran a Dios con sus corazones ni con honestidad, no tienen corazones sinceros, están vigilando y, mientras ejecutan sus deberes, siempre conteniéndose, y ¿con qué resultado? Dios no obra en ellas y se confunden y se lían, no entienden los principios-verdad y actúan según sus propias inclinaciones, y siempre se desvían. ¿Y por qué lo hacen? Porque sus corazones carecen de claridad y, cuando les suceden cosas, no reflexionan sobre sí mismas ni buscan la verdad para encontrar una solución, e insisten en hacer las cosas como les apetece, según sus propias preferencias; el resultado de esto es que siempre se desvían cuando cumplen sus deberes. Nunca piensan en la obra de la iglesia ni en los intereses de la casa de Dios, siempre traman para su propio beneficio, siempre hacen planes para sus propios intereses, orgullo y estatus, y no solo cumplen mal sus deberes, sino que también retrasan y afectan a la obra de la iglesia. ¿Acaso no es esto ir por el mal camino y descuidar sus deberes? Si alguien siempre está haciendo planes para sus propios intereses y futuro cuando cumple su deber y no piensa en la obra de la iglesia ni en los intereses de la casa de Dios, entonces esto no es cumplir un deber. Eso es oportunismo, es hacer cosas para su propio beneficio y para obtener bendiciones para sí mismo. De este modo, la naturaleza tras el cumplimiento del deber cambia. No es más que hacer un trato con Dios y querer utilizar el cumplimiento de su deber para alcanzar sus propios objetivos. Esta manera de hacer las cosas muy probablemente trastorna el trabajo de la casa de Dios. Si solo causa pérdidas menores al trabajo de la iglesia, entonces todavía existe la posibilidad de redención y se le puede dar una oportunidad de cumplir su deber en vez de que lo echen; pero, si causa grandes pérdidas a la obra de la iglesia e incurre por igual en la ira de Dios y de la gente, entonces será puesto en evidencia y descartado, sin otra oportunidad de cumplir su deber. A algunas personas se las despide y descarta de esta manera. ¿Por qué son descartadas? ¿Habéis encontrado la causa raíz? La causa raíz es que siempre consideran sus propias ganancias y pérdidas, se dejan llevar por sus propios intereses, no pueden rebelarse contra la carne ni tienen en absoluto una actitud sumisa hacia Dios, por lo que tienden a comportarse de manera imprudente. Creen en Dios solo para obtener provecho, gracia y bendiciones, en absoluto para ganar la verdad, por lo que su creencia en Dios fracasa. Esta es la raíz del problema. ¿Creéis que es injusto para ellos ser revelados y descartados? No es injusto en lo más mínimo, viene totalmente determinado por su naturaleza. Cualquiera que no ame la verdad o no la persiga acabará siendo revelado y descartado. Pero es distinto para aquellos que aman la verdad. Cuando les pasa algo, lo primero que piensan es: “¿Cómo puedo actuar conforme a la verdad? ¿Cómo debo actuar para no dañar los intereses de la casa de Dios? ¿Qué es lo que satisfaría a Dios?”. Una persona que piensa de esta manera está buscando la verdad. Estos pensamientos demuestran que ama la verdad. No piensa primero en sus propios intereses, sino que tiene en cuenta los de la casa de Dios. No mira por su propia satisfacción, sino que mira si Dios está satisfecho. Estos son los pensamientos y la mentalidad de las personas que aman la verdad, y estas son las personas a las que Dios ama. Si, cuando le pasa algo a una persona, es capaz de practicar según los principios-verdad y aceptar el escrutinio de Dios, teniéndolo a Él detrás actuando como garante, entonces es poco probable que vaya a cometer errores al cumplir su deber y le será fácil cumplirlo conforme a las intenciones de Dios. Si alguien actúa siempre según su propia iniciativa y conspira, planifica y trama en pro de sus propios intereses, si no tiene en cuenta los intereses de la casa de Dios ni Sus intenciones y carece de la más mínima voluntad para someterse a Sus instrumentaciones y disposiciones —si carece incluso del deseo de hacerlo—, ¿cuál será el resultado final? Trastornará y perturbará a menudo la obra de la iglesia. Provocará indignación entre el pueblo escogido de Dios, será desdeñado y detestado por los escogidos de Dios, y en los casos graves será revelado y descartado. Es inevitable que las personas que siempre tienen ambiciones y deseos fracasen y tropiecen. Como suele decirse: “Cuanto más alto se suba, más dura será la caída”. ¿Cómo se llama esto? Se llama ser revelado. ¿No es algo merecido? ¿Merece compasión una persona así? No. Este es, al final, el resultado para todos aquellos que hacen planes pensando en sus propios intereses. Algunas personas dicen: “Pero yo hago a menudo planes pensando en mis propios intereses. ¿Cómo es que no me ha pasado esto?”. Es porque no has afectado a la obra de la iglesia, con lo cual Dios no se pone serio contigo. ¿Que Dios no se ponga serio contigo es algo bueno o malo? (Es algo malo). ¿Por qué lo dices? (Si yo continuara así, no podría obtener la obra del Espíritu Santo). Correcto. Si alguien no persigue la verdad y no experimenta la obra de Dios, el Espíritu Santo no obrará en él. Este es sobre todo el caso de aquellas personas a las que Dios no disciplina, independientemente de las cosas malas que hagan; para ellas, todo ha terminado. Dios no quiere de ninguna manera a estas personas, las deja de lado. Si no persigues la verdad, no tienes vida. Es como las personas que buscan siempre la fama, la ganancia y el estatus, que no persiguen la verdad, a las que nunca verás practicándola. ¿Las personas así tienen algún crecimiento vital? Puesto que no practican la verdad, no tendrán ningún crecimiento vital, sin importar cuántos años crean en Dios. Hay personas que hoy siguen hablando de las mismas cosas que hace tres años, que todavía pronuncian las mismas palabras y doctrinas. Estas personas están acabadas. No puede apreciarse ningún crecimiento ni en su estatura ni en el conocimiento de sí mismas. Su fe en Dios sigue siendo la misma y no hay ni el más mínimo cambio en sus caracteres-vida. Sus ideas erróneas sobre Dios han aumentado y sus actitudes corruptas que se oponen a Dios son ahora más graves. ¿No es esto acaso más peligroso? Sí, es efectivamente más peligroso, y sin lugar a duda serán descartadas.
Normalmente, cuando experimentáis cosas relacionadas con vuestro deber o vuestras actitudes corruptas, ¿podéis descubrir vuestros problemas interiores por medio de la introspección? (Ahora puedo descubrirlos un poco. Cuando cumplo mi deber, siempre quiero estar al cargo y tener la última palabra, e intento alardear para que los demás me aprecien. Sin embargo, una vez que mis hermanos y hermanas me lo señalan, reflexiono acerca de mí mismo y alcanzo cierta comprensión de mi naturaleza arrogante). Puedes reconocer tu arrogancia, pero ¿qué pasa con tu sumisión a Dios, ha aumentado? ¿Se ha incrementado tu intención y tu deseo de someterte? ¿Ha aumentado tu fe en Dios? (Se han incrementado un poco). No es viable cumplir un deber sin buscar la verdad; al enfrentarte a problemas, debes utilizar la verdad para resolverlos. Si siempre estás ejecutando tu deber conforme a tu propia voluntad y tus filosofías satánicas, no solo no resolverás el problema de las revelaciones de tu corrupción, sino que tu fe en Dios y tu sumisión y amor por Él no aumentarán. Si no aceptas la verdad y no la utilizas para resolver tus problemas, jamás crecerás en vida y nunca podrás resolver el problema de tu corrupción. ¿Qué actitudes corruptas reveláis al cumplir vuestro deber ahora? ¿Qué clase de impurezas humanas permanecen? Debéis reflexionar sobre vosotros mismos con mayor frecuencia para descubrir estos problemas. No se pueden conocer sin un autoexamen. A veces, hasta que no escuchas a otra persona hablar de su conocimiento sobre sí misma no descubres que te sientes de la misma manera. Si no oyes a otras personas exponer sus estados, no podrás descubrir tus propios problemas. Hay muchos que escuchan de buen grado los testimonios vivenciales de otros precisamente porque se benefician de ello y les aprovecha. Cuanto más de cerca y a fondo examinas tus actitudes corruptas, tus intenciones y designios y más llegas a conocerlos, más podrás desprenderte de ellos y más se fortalecerá tu fe para practicar la verdad. Cuanto más fuerte sea tu fe para practicar la verdad, más fácil te resultará ponerla en práctica. Cuando practiques la verdad con frecuencia, podrás cumplir tu deber con mayor pureza y de manera más adecuada. Este es el proceso de crecimiento de vida; estos son los frutos de la introspección y el autoconocimiento. Hay quienes piensan que, debido a que han escuchado sermones durante años y comprendido muchas palabras y doctrinas, carecen de un carácter corrupto, como si no tuvieran la necesidad de reflexionar acerca de sí mismos y alcanzar el autoconocimiento. Siempre creen que estas son cosas en las que solo deben centrarse los creyentes de nuevo cuño, y que creer en Dios durante tantos años y tener tantas buenas conductas demuestra que ya han cambiado y no tienen un carácter corrupto. Esto es un grave malentendido. Si piensas que ya has cambiado, ¿qué proporción de la verdad puedes poner en práctica? ¿Cuántos testimonios vivenciales genuinos tienes? ¿Puedes hablar acerca de ellos? ¿Puedes dar testimonio de Dios ante otros? Si no puedes hablar de ello, eso demuestra que careces de un testimonio vivencial y de la realidad-verdad. Entonces, ¿puede haber cambiado realmente alguien como tú? ¿Eres alguien que se ha arrepentido genuinamente? Es inevitable ponerlo en duda. ¿Cómo puede alguien que nunca reflexiona acerca de sí mismo ni intenta alcanzar el autoconocimiento tener entrada en la vida? ¿Cómo puede compartir un verdadero testimonio vivencial alguien que nunca habla del autoconocimiento? Estas cosas son imposibles. Si alguien cree que ha cambiado realmente y no necesita conocerse a sí mismo, se puede decir que es un hipócrita. Hay quienes cumplen sus deberes maquinalmente con la creencia de que basta con hacer lo mínimo, que parecer aceptable en la superficie significa que sus deberes están a la altura. Esta forma de hacer las cosas es superficial, ¿no es así? ¿Se somete genuinamente a Dios alguien así? Esta clase de persona cumple su deber sin principios-verdad, satisfecha simplemente con llevar a cabo sus tareas y esforzarse, y piensa que su cumplimiento del deber está a la altura. En realidad, solo son trabajadores adecuados, no están cumpliendo su deber adecuadamente. Quienes se dan por satisfechos con trabajar adecuadamente jamás ganarán la verdad ni alcanzarán un cambio de carácter. Todo el que no cumpla su deber conforme a las exigencias de Dios, que no busque los principios-verdad, que siga obrando según su voluntad, no hace más que trabajar y esforzarse. ¿En qué fase os encontráis ahora? (Sigo en la fase de trabajar). La mayor parte del tiempo estás trabajando; en ocasiones eres capaz de esforzarte en pos de la verdad cuando cumples tu deber y ofreces algo de sumisión, pero ¿eres así a menudo? (No, a menudo no). El objetivo de perseguir la verdad es resolver este problema. Debes esforzarte en cumplir tu deber cada vez más y en trabajar cada vez menos, luchando por pasar de trabajar a cumplir tu deber. ¿Cuál es la diferencia entre trabajar y cumplir un deber? Quien trabaja hace lo que le place y piensa que no habrá problema mientras no se resista a Dios ni ofenda Su carácter, que será aceptable mientras pueda arreglárselas y nadie lo examine de cerca. No se preocupa por conocerse a sí mismo, por ser una persona honrada, por hacer las cosas conforme a los principios-verdad o someterse a las disposiciones de Dios y, ciertamente, no se preocupa por entrar en la realidad-verdad. No se preocupará por nada de esto. En eso consiste trabajar. Trabajar es una labor incesante, es esforzarse como un esclavo, de sol a sol, es esforzarse así. Si preguntas a un trabajador por qué lleva trabajando como una mula durante todos estos años, te dirá: “¡Para recibir bendiciones!”. Si le preguntas si, después de creer en Dios durante tantos años, su carácter corrupto ha cambiado lo más mínimo, si ha recibido alguna confirmación de la existencia de Dios, si ha alcanzado algún conocimiento y alguna experiencia reales de las instrumentaciones y las disposiciones de Dios, la respuesta es no, y tampoco podrá hablarte de ninguna de estas cosas. No ha entrado en ninguno de estos indicadores relacionados con el crecimiento vital o la transformación del carácter, ni ha experimentado mejora alguna en ninguno de ellos. Simplemente sigue trabajando sin entender qué es el cambio de carácter. Hay quien trabaja durante años sin cambiar lo más mínimo. Cuando se enfrenta a dificultades, suele volverse negativo, quejarse y revelar sus actitudes corruptas. Cuando se le poda, recurre a argumentos y sutilezas, incapaz de aceptar siquiera un ápice de verdad y sin someterse a Dios lo más mínimo. En última instancia se les prohíbe el cumplimiento de sus deberes. Algunas personas son desastrosas en la ejecución de sus deberes y no aceptan las críticas; en lugar de eso, afirman con descaro que no han hecho nada malo y no se arrepienten de nada. Al final, cuando la casa de Dios revoca sus deberes y los expulsa, abandonan su puesto de deber entre lágrimas y quejas. Así es cómo se les descarta. Esta es la forma en que los deberes revelan a las personas a fondo. Las personas suelen ser dadas a la palabrería y a entonar consignas en alta voz, pero ¿cómo es que no obran como humanos al cumplir su deber, sino que se convierten en diablos? Esto se debe a que las personas que carecen de humanidad son diablos allá donde van; y si no aceptan la verdad, no pueden mantenerse firmes en ningún sitio. Algunas personas a menudo cumplen sus deberes superficialmente y luego intentan discutir y razonar cuando se les poda. Tras ser podados en repetidas ocasiones, sienten cierto deseo de arrepentirse, de modo que empiezan a utilizar métodos de autocontrol. Al final, sin embargo, no pueden contenerse y, aun cuando juren y maldigan, no les sirve de nada, siguen sin resolver el problema de su superficialidad, de sus argumentos y sutilezas. Solo cuando todo el mundo acaba por detestar y criticar a esta persona, esta se sentirá finalmente forzada a admitir lo siguiente: “Sí que tengo actitudes corruptas. Quiero arrepentirme, pero soy incapaz de hacerlo. Cuando cumplo mi deber, siempre tomo en consideración mis intereses, mi orgullo y mi reputación, lo que me lleva a rebelarme contra Dios a menudo. Quiero practicar la verdad, pero soy incapaz de desprenderme de mis intenciones y deseos; no puedo rebelarme contra ellos. Siempre quiero hacer las cosas según mi propia voluntad, recurro a argucias para evitar trabajar y ambiciono el ocio y el disfrute. No puedo aceptar que se me pode y siempre intento recurrir a objeciones de poca monta para evitarlo. Considero que basta con haberme esforzado y soportado dificultades, de modo que recurro a argumentos y sutilezas cuando alguien intenta podarme, y no me siento convencido en mi corazón. ¡Soy bien difícil de manejar! ¿Cómo debo buscar la verdad para resolver estos problemas?”. Empieza a ponderar estas cosas. Esto significa que tiene algo de comprensión acerca de cómo deben obrar las personas, así como cierta razón. Si en algún momento un trabajador empieza a atender el trabajo apropiado y a centrarse en cambiar su carácter y comprende que él también tiene actitudes corruptas, que es demasiado arrogante para someterse a Dios y es incapaz de hacerlo y que no sirve de nada seguir así, cuando empiece a pensar acerca de estas cosas e intentar meditarlas, cuando pueda buscar la verdad para afrontar los problemas que descubra, ¿acaso no empezará a revertir su curso? Si empieza a revertir su curso, aún hay esperanza de que cambie. Sin embargo, si nunca se plantea perseguir la verdad, si carece del deseo de esforzarse en pos de la verdad y solo sabe esforzarse y trabajar con la creencia de que completar el trabajo que tiene entre manos equivale a cumplir su tarea y completar la comisión de Dios; si cree que hacer determinado esfuerzo significa que ha cumplido su deber, sin tan siquiera considerar cuáles son las exigencias de Dios o cuál es la verdad, o si es una persona que se someta a Él, y nunca intente dilucidar ninguna de estas cosas; si esta es la forma en que aborda su deber, ¿podrá alcanzar la salvación? No lo hará. No se ha iniciado en la senda de la salvación, no ha comenzado el camino correcto de la creencia en Dios y no ha construido una relación con Él. Simplemente sigue esforzándose y trabajando en la casa de Dios. Dios también vela por esas personas y las protege cuando trabajan en Su casa, pero no se propone salvarlas. Dios no las poda, juzga, castiga, pone a prueba o refina. Tan solo permite que obtengan ciertas bendiciones en esta vida, y eso es todo. Cuando estas personas saben reflexionar y alcanzan cierto autoconocimiento y conocen la importancia de practicar la verdad, significa que han entendido los sermones que han escuchado y que, por fin, han obtenido ciertos resultados. Entonces piensan: “Creer en Dios es de lo más maravilloso. ¡Sus palabras pueden cambiar a las personas realmente! Lo más urgente ahora es esforzarme en obtener la verdad. Si no me centro en conocerme a mí mismo ni me despojo de mis actitudes corruptas y me doy por satisfecho simplemente con trabajar, no ganaré nada”. Así que esta persona comienza a ponderar: “¿Qué tipo de actitudes corruptas tengo? ¿Cómo llego a conocerlas? ¿Cómo puedo llegar a resolverlas?”. Su reflexión acerca de estas cuestiones alude brevemente a la comprensión de la verdad y el cambio de carácter, de modo que hay esperanza de que se salve. Si una persona puede reflexionar acerca de sí misma y conocerse a sí misma a través de su deber, de buscar la verdad, de esforzarse para satisfacer las exigencias de Dios y resolver sus propias actitudes corruptas, ya estará en el buen camino para creer en Dios. Al sopesar estas cosas constantemente y recurrir a la verdad, recibirá el esclarecimiento y la iluminación de Dios y Su guía. De esta manera, podrá aceptar que Dios la pode, y poco después de eso, que quizá sea juzgada y castigada, puesta a prueba y refinada. Dios comenzará Su obra en ella, y la purificará y transformará.
Hay quien dice: “He creído en Dios y cumplido mi deber durante muchos años, pero jamás se me ha podado y nunca he sido esclarecido o iluminado, y mucho menos se me ha sometido a pruebas y refinamiento”. ¿Está experimentando tal persona la obra de Dios? Si es capaz de experimentar y practicar las palabras de Dios, ¿cómo es que no ha sido esclarecido ni iluminado? Si a menudo revela su corrupción, será podada sin asomo de duda. Si no se arrepiente tras haber sido podada, difícilmente tendrá humanidad alguna, y debería ser descartado. Hay quien dice: “A menudo experimento la poda, recibo el esclarecimiento y la iluminación de Dios y obtengo luz renovada”. ¿Qué está sucediendo aquí? (Dios lo está guiando). Hay otros que dicen: “¿Cómo es que no me parezco a esas personas a las que todo les va sobre ruedas? Siempre cuentan con las bendiciones de Dios y viven como en un lecho de rosas, sin tener que capear tormentas. ¿Por qué siempre se me está poniendo a prueba y refinando?”. ¿Es sufrir pruebas y refinamiento constantes algo bueno o malo? (Es algo bueno). Es algo bueno, no malo. ¿Cuál es el propósito de Dios al poner a prueba y refinar a las personas? (Permitirles conocer sus actitudes corruptas). Dios no lo hace para torturar o atormentar a las personas, sino para permitirles conocer sus actitudes corruptas y ver con claridad la esencia y la verdadera dimensión de su corrupción, de tal forma que puedan desprenderse de sus intenciones y designios y logren la sumisión a Él. Entonces ya no están meramente trabajando, sino cumpliendo sus deberes. Cuando cumples sincera y formalmente el deber de un ser creado, tu relación con Dios se normaliza y se revierte tu anterior relación anormal con Él. Si la relación que hay entre tú y Dios es la de un empleado con su empleador, no puedes recibir la salvación. Si aceptas la comisión de Dios, puedes obedecer las disposiciones de la casa de Dios y te responsabilizas seriamente de ejecutar bien tu deber, tu relación con Dios será normal. Serás un ser creado, podrás someterte a las disposiciones del Creador, aceptar a Dios en tu corazón como el Salvador y ser objeto de Su salvación. Tu relación con Él estará a este nivel. Sin embargo, si siempre te limitas a trabajar; si al margen de la comisión que Dios te confíe, siempre la llevas a cabo con una actitud superficial, sin aceptar los principios-verdad y sin una sumisión genuina, tan solo sabiendo esforzarte y trabajar, haciendo las cosas maquinalmente, entonces serás realmente un trabajador. Como los trabajadores no aceptan la verdad y jamás experimentan el menor cambio, su relación con Dios es perpetuamente la de un empleado con su empleador. Nunca se someterán de verdad a Dios, y Dios nunca los reconocerá como creyentes o como quienes son de Él. Esta es la consecuencia de que crean en Dios sin perseguir la verdad; viene determinado por la senda que siguen. Si quieres mejorar tu relación con Dios, ¿qué debes hacer? (Caminar por la senda de perseguir la verdad). Así es. Debes caminar por la senda de perseguir la verdad. ¿Cuál debe ser tu primer paso? (Debo entender cómo cumplir mi deber). Los creyentes en Dios deben cumplir un deber: esa es la exigencia de Dios. Seguir a Dios significa cumplir el deber propio; quienes creen en Dios sin ejecutar sus deberes no le siguen. Si quieres seguir a Dios, debes cumplir bien tu deber. ¿Qué aspecto de la verdad hay que practicar primero al cumplir un deber? (La verdad de la sumisión). Eso es correcto. Hay quien dice: “Este es ahora mi deber. Debo estudiar con empeño y hacer progresos en mi aprendizaje del inglés, y luego debo aprobar mi examen de TOEFL o bien doctorarme en un par de años. Entonces seré capaz de destacar en el mundo de los no creyentes, o puede que me vaya bien en la casa de Dios y en un futuro me convierta en un líder”. ¿No están esas personas simplemente haciendo planes por su propio bien? (Sí). Siempre están planeando y disponiendo por el bien de su propia carne, y no solo disponen cuestiones para su vida propia, sino también para su muerte; esta es la clase de mentalidad de un no creyente. Es normal que los no creyentes pasen el tiempo pensando de esta forma porque no reconocen la existencia de Dios, de modo que solo pueden pensar en su carne y solo toman en consideración su supervivencia, como los animales. No obstante, quienes creen en Dios leen Sus palabras a diario y comprenden la verdad, de modo que deben conocer la importancia de cumplir un deber y el motivo para ello. Deben tener estas cosas claras, ya que están directamente relacionadas con la senda que uno toma en su creencia en Dios. Es aún más necesario para ellas entender la verdad con respecto a cuestiones, como la forma de someterse a la obra de Dios y experimentar Sus palabras para entender la verdad y alcanzar la transformación del carácter; qué aspectos de la verdad deben alcanzarse para cumplir bien el deber propio y someterse a Dios, y cómo las personas deben aceptar el juicio y el castigo de Dios para que se purifiquen sus actitudes corruptas. Esta es la senda que uno debe seguir en su creencia en Dios. Uno solo puede cumplir bien su deber y recibir la salvación de Dios si persigue la verdad de esta forma. Dios quiere salvar y perfeccionar a las personas que persiguen la verdad de esta manera. Al completar Su obra de salvación, Dios quiere ganar a unos pocos individuos semejantes. Si alguien solo piensa en cómo ascender, en cómo convertirse en un líder destacado, en cuántas personas puede tener a su cargo y en cuántas ciudades puede llegar a gobernar, esto no son más que ambiciones y deseos. Esta persona pertenece al género de los anticristos; todos los anticristos conspiran para lograr estas cosas. ¿Es legítimo conspirar para lograr estas cosas? (No). Sabiendo que no es legítimo, ¿son capaces de desprenderse de ello? (No sería fácil). En circunstancias normales, las personas obran conforme a sus propias intenciones para conseguir sus objetivos. En todo lo que haces, ¿obras para alcanzar tus propios objetivos o bien reflexionas acerca de ti mismo, buscas la verdad, te rebelas contra tus metas y maquinaciones y luego optas por recorrer el camino de perseguir la verdad? Simplemente, ¿cuál es la senda correcta? (Rebelarme constantemente contra mí misma y obrar conforme a las exigencias de Dios). ¿Qué clase de persona se embarca con éxito en una búsqueda semejante? Solo alguien con corazón bondadoso, honrado y recto puede conseguirlo. Las personas falsas, intransigentes y malvadas que no aman la verdad no pueden lograrlo. Dado que saben que la senda por la que caminan no es la correcta, que es la senda equivocada de Pablo, y que no recibirán la salvación en modo alguno, ¿por qué no toman la senda correcta? Porque carecen de autocontrol. Esto viene completamente determinado por su propia naturaleza. Es como cuando dos personas son del mismo calibre, han creído en Dios durante el mismo número de años, escuchado los mismos sermones y cumplido los mismos deberes, pero caminan por sendas distintas. Bastan unos pocos años para que tomen sendas distintas y uno sea descartado y se retenga al otro. Uno tiene un corazón honrado y recto, ama la verdad y camina por la senda de perseguir la verdad. Aun cuando alguien intentase desorientar a esta persona y engatusarla para que siga la senda del mal, ¿la seguiría? No lo haría. Sin duda, lo rechazaría. Es capaz de buscar la verdad, obrar conforme a las exigencias de Dios y mejorar cada vez más en el cumplimiento de su deber. Sin embargo, la otra persona es relativamente malvada y falsa. Busca el estatus y sus ambiciones son demasiado grandes. Da igual lo que uno hable acerca de la verdad con ella, no renunciará a su búsqueda de estatus. Este es el problema de su naturaleza. ¿Y qué desenlace le espera a esta persona que no acepta la verdad y nunca renuncia al estatus? Será descartada. El desenlace de estas dos personas es claramente distinto. La que es honrada en su corazón y persigue la verdad llega a entender la verdad cada vez más y con mayor claridad, ajustándose gradualmente a las intenciones de Dios. Quien no persigue la verdad solo puede entender la doctrina y no es capaz de ponerla en práctica. ¿Por qué no puede ponerla en práctica? Sus ambiciones y deseos son demasiado grandes y es incapaz de desprenderse de ellos. En todo lo que hace prioriza sus intereses, ambiciones, deseos, fama, ganancia y estatus. Está llena de estas cosas y se deja arrastrar por ellas. Cuando algo le sucede, satisface su carne y sus deseos en primer lugar. En todos los aspectos actúa conforme a sus propios deseos, persigue este objetivo y deja la verdad de lado. Como resultado, no cumple bien su deber, obra de forma desastrosa y al final es descartada. ¿No son precisamente estas personas las que la casa de Dios descarta? Entonces, ¿no hay ninguna esperanza para ellas? Si son capaces de arrepentirse genuinamente, pueden evitar ser descartadas y tendrán esperanza de salvación. Sin embargo, si su corazón se mantiene en la intransigencia y se aferran desesperadamente a sus deseos, como un perro feroz se aferra a un hueso, entonces no tendrán la menor esperanza de recibir la salvación. ¡Las personas no pueden alcanzar la verdad si no caminan por la senda correcta! La senda de la búsqueda de la verdad es la única correcta. Tan solo caminando por ella se puede alcanzar la verdad. Tan solo persiguiendo la verdad se puede tener la esperanza de lograr la salvación de Dios.
Los corazones de las personas falsas y perversas rebosan de ambiciones personales, planes y estratagemas. ¿Acaso es fácil dejar de lado esas cosas? (No). ¿Qué debes hacer si, de todos modos, deseas cumplir correctamente con tu deber, pero no puedes dejar de lado estas cosas? Hay una senda: debes tener clara la naturaleza de lo que estés haciendo. Si algo concierne a los intereses de la casa de Dios y es de gran importancia, no debes postergarlo, cometer errores, perjudicar los intereses de la casa de Dios ni perturbar su obra. Este es el principio que debes seguir en el cumplimiento de tu deber. Si quieres evitar dañar los intereses de la casa de Dios, primero debes dejar de lado tus ambiciones y deseos; tus intereses deben verse un tanto afectados, debes dejarlos de lado, y es preferible que sufras alguna adversidad a que ofendas el carácter de Dios, lo que sería cruzar un límite. Si malogras la obra de la iglesia para satisfacer tus penosas ambiciones y tu vanidad, en última instancia, ¿cuál será la consecuencia para ti? Serás reemplazado y quizás descartado. Habrás provocado al carácter de Dios y puede que no tengas más oportunidades de salvarte. Dios da un número limitado de oportunidades a la gente. ¿Cuántas oportunidades tiene la gente de que Dios la ponga a prueba? Esto se determina según su esencia. Si aprovechas al máximo las oportunidades que se te dan, si puedes desprenderte de tu orgullo y vanidad y das prioridad a realizar bien la obra de la iglesia, entonces tienes la mentalidad correcta. Tu corazón debe ser recto, sin inclinarse a izquierda ni a derecha. Cuando tengas intenciones incorrectas, deberás orar de inmediato y corregirlas. Debes salvaguardar los intereses de la casa de Dios en momentos críticos y llevar a cabo tus tareas. Quien hace esto es una persona correcta. Si, de forma esporádica, tras lograr algo te apresuras a decir: “Fui yo quien hizo esto”, tan solo por satisfacer tu vanidad, no será un problema. Dios lo permitirá. Da igual lo que pienses; dado que completaste la tarea, Él la recordará. ¿No es esto justo? Porque esto fue claramente algo que llevaste a cabo de corazón y con honradez; te rebelaste contra tu carne y tu ambición, cumpliste tu deber y completaste la comisión de Dios sin permitir que se perjudicasen los intereses de Su casa. Reconforta el corazón de Dios y, al mismo tiempo, sientes paz y gozo en tu corazón. Esta es una felicidad que el dinero no puede comprar; la ganaste con tu sinceridad. Es el resultado de perseguir la verdad. Si, posteriormente, te jactas y dices: “Eh, ¿sabíais todos que yo hice esto?”, Dios no se opondrá. Sin embargo, en los momentos críticos debes mantener tu punto de referencia. No puedes provocar la ira de Dios ni ofender Su carácter. Si puedes regirte por esto y asegurarte de que en cada momento crítico puedes agarrarte a esa cuerda de salvamento y aprovechar la oportunidad para cumplir bien tu deber, tendrás esperanza de salvación. Si en circunstancias habituales demuestras cautela, pero cuando se trata de cuestiones relacionadas con los principios-verdad —esos momentos críticos en los que necesitas obrar expeditiva y juiciosamente— no solo eres incapaz de mantener a raya tus ambiciones y tus deseos, sino que actúas como te place, causando estragos en la obra de la iglesia y siendo incapaz de mantener el punto de referencia fundamental, esto provocará al carácter de Dios. ¿No merece esto un castigo? Como mínimo, no debes ofender el carácter de Dios; ese es el punto de referencia. Debes saber cuál es el punto de referencia de Dios y cuál es el punto de referencia que debes mantener. Si mantienes este punto de referencia en momentos críticos y, tras haber cumplido tu deber, no haces que Dios te desdeñe y te condene, sino que te recuerde y te acepte, esto será una buena obra. Dios no se centra en lo que piensas, en lo pagado que estés de ti mismo o en lo orgulloso que estés de tus logros; Él no se preocupa por estas cosas y no será severo contigo. Lo único que queda es la cuestión de tu propia transformación. ¿Qué demuestra el hecho de que puedas agarrarte a la cuerda de salvamento en cualquier situación, obrar conforme a las exigencias de Dios, ser leal y satisfacer el corazón de Dios en momentos cruciales y mantener tu punto de referencia? Demuestra que tienes una actitud de sumisión a Dios. Hasta cierto punto, cabe decir que ya has satisfecho parcialmente a Dios. Así es como Dios lo ve. Dios es justo, ¿no es así? (Sí). Así, tan solo las personas que practican de esta forma son inteligentes. No pienses: “Esta vez no cumplí mi deber lo suficientemente bien para satisfacer a Dios. Aún había algunas deficiencias. ¿No lo aceptará?”. Dios no le buscará tres pies al gato. Simplemente se fijará en si mantuviste un punto de referencia al llevar a cabo esta tarea. Siempre y cuando no sobrepases el punto de referencia y completes la tarea, Él la recordará. Si siempre puedes buscar los principios-verdad con independencia del deber que ejecutes o de las cosas que hagas, y hasta en situaciones especialmente difíciles no te saltas ese punto de referencia, es porque la forma en que haces las cosas y cumples el deber se basa en unos principios. Cabe decir que tu ejecución del deber está esencialmente a la altura.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.