Seis indicadores de crecimiento vital (Parte 1)
En este momento, ¿tenéis todos una senda y un crecimiento con respecto a vuestra entrada en la vida? ¿Sabéis cuáles son las señales de crecimiento en la entrada en la vida? ¿Qué cambios en tu estado espiritual, o qué manifestaciones diferentes de las que poseías anteriormente te permiten percibir que tienes crecimiento vital, o permiten a los hermanos y hermanas notar que has crecido y que tu carácter ha empezado a cambiar? Fijándonos en el estado espiritual, cuando alguien experimenta crecimiento en su entrada en la vida, ya no siente indefinición acerca de creer en Dios, no duda, y tiene una senda a seguir; sabe que creer en Dios tiene como fin la salvación, y sabe que solo aquellos que persiguen la verdad pueden alcanzar la salvación. Ver con claridad esta senda y recorrerla primero da paz y consuelo al corazón de las personas. ¿Tenéis ahora esta paz y este consuelo en vuestros corazones? (Sí. Cuando nos encontramos con personas, acontecimientos o cosas, y somos capaces de captar las intenciones de Dios, y de ver que estas circunstancias se han dispuesto específicamente para las cosas de las que carecemos, que son las que necesitamos, en ese momento sentimos tranquilidad. Pero cuando nos encontramos con dificultades y no sabemos cómo afrontarlas, nos sentimos alarmados). No importa qué estado interior tengáis normalmente cuando os encontréis con dificultades, primero mirad el panorama general. En vuestros corazones, ¿no pensáis que elegir la senda de la fe en Dios es lo correcto, que es perfectamente natural y justificado? ¿No habéis decidido ya que esta senda es la correcta para la vida? ¿No tenéis la determinación y la voluntad de continuar, sin ambivalencias? ¿Acaso no es este vuestro estado? (Lo es). Este es un aspecto cambiante, el primer indicio de que vuestra vida está creciendo. Además, con respecto a muchos asuntos, como, por ejemplo, la gente, el mundo, esta sociedad, la senda de la vida, los objetivos y la dirección de la vida, el significado y los valores que tenéis hacia la vida, ¿se producen cambios en vuestros pensamientos y puntos de vista? (Algunos). Cuando la gente escucha sermones regularmente, se producen algunos cambios cuando llevan a cabo su deber, en su conducta y comportamiento, y en sus pensamientos, pero ¿de verdad están cambiando en sus puntos de vista hacia la gente, los asuntos y los objetivos y la dirección en la vida? Si cambian en este sentido, entonces, esto afecta a la entrada en la vida. El grado en el que cambias evidencia cuánta entrada en la vida tienes. Muchas personas siguen confusas sobre este aspecto de las cosas. No saben cómo contemplar a las personas o los asuntos, ni tampoco cómo experimentar las cosas y circunstancias a las que se enfrentan. En comparación con la época anterior a que creyeran en Dios, por fuera parece que han aceptado algunos puntos de vista correctos, que están en consonancia con la verdad, pero no saben cómo aplicarlos cuando se encuentran con ciertos asuntos, y no pueden relacionarlos con estos. ¿Es este un cambio real? (No lo es). No es un cambio real. ¿Cuántos indicadores se han mencionado para detectar si una persona ha experimentado o no un crecimiento en su entrada en la vida? (Dos). Estos son los dos primeros indicadores, que están relacionados con la verdad de las visiones y las teorías.
A la hora de juzgar si alguien ha experimentado o no un crecimiento en su entrada en la vida, hay varios otros indicadores relacionados con la práctica. En primer lugar, el indicador más preliminar y básico es este: a diario, cuánto tiempo permanece tu corazón en calma ante Dios y vive en Su presencia, sin importar en qué estés ocupado o qué deber estés realizando. Esta proporción es crucial. Si pasas casi todo el día ocupado con asuntos externos y trabajando para ganarte la vida, sin reservar tiempo para leer las palabras de Dios u orarle, sin dedicar tus pensamientos a reflexionar sobre la verdad, entonces, tu relación con Dios es anormal; no tienes lugar para Dios en tu corazón, y no tratas la fe en Dios como algo importante. Si tu corazón vive siempre en tal estado, entonces, te alejarás cada vez más de Dios, tu fe en Él disminuirá cada vez más, y te volverás negativo y débil cuando te sucedan cosas. Cuando pasa esto, tu estado interior se vuelve cada vez más anormal. Es decir, que te halles o no en un estado de creer en Dios, que tengas o no el estado normal que debe tener un creyente en Dios, cuánto tiempo vives en esta clase de estado normal y, aparte de los muchos asuntos de la vida física que ocupan tu corazón, cuánto tiempo pasas ante Dios: este es el primer indicador respecto a la práctica. Algunas personas, aparte de su vida física, pasan muy poco tiempo leyendo las palabras de Dios o comunicando acerca de la verdad. La mayor parte del tiempo, dedican sus vidas a asuntos externos, viven para el disfrute carnal. ¿No es esto vivir con un carácter corrupto? Si alguien vive a menudo con un carácter corrupto, aumentará su resistencia y rebelión contra Dios, lo que conduce a una relación anormal con Él, que equivale a no tener ninguna relación con Dios. Entonces, ¿es importante o no preservar y mantener una relación normal con Dios? (Es importante). ¿Cuán importante es? ¿Dónde es importante? (Si uno no tiene lugar para Dios en su corazón mientras cumple con su deber, entonces, está confiando en sí mismo, lo cual no es practicar la verdad en absoluto. No se puede tener entrada en la vida de esta manera). Tal vez seáis capaces de comprender esto a nivel teórico, pero no podéis hablar con claridad en cuanto al aspecto práctico; con esto quiero decir que la mayoría de la gente no tiene demasiado claro y no comprende bien este aspecto de la verdad, y vosotros apenas tenéis un poco de conocimiento perceptivo, ¿verdad? (Cierto). Entonces, os planteo a todos esta pregunta: si un creyente en Dios no tiene a menudo nada que ver con la fe en Él o con Dios mismo en sus acciones, palabras, conducta o en el cumplimiento de su deber, entonces, ¿tendrá algo que ver con la verdad nada de lo que hace? (No). ¿Para quién está haciendo todo esto? ¿Sobre qué base se asienta? ¿De dónde proviene su punto de partida, sus motivaciones, metas y principios? Si alguien es incapaz de tener una relación normal con Dios, y nada de lo que hace tiene que ver con Él, ¿en qué se basa para actuar? ¿Cuál es el origen de sus acciones? (Las filosofías satánicas). Se basa en las filosofías satánicas para actuar, eso es evidente. Si lo que una persona exterioriza y vive cuando actúa y cumple con su deber no tiene nada que ver con Dios, lo que implica que no tiene nada que ver con la verdad, entonces, ¿en qué se basa en sus quehaceres diarios? Se basa en los venenos de Satanás y en su carácter satánico y corrupto para actuar, cumplir con su deber, vivir y comportarse. Este es el tercer indicador para evaluar si una persona tiene o no crecimiento en la entrada en la vida. En resumen, se trata de si una persona tiene o no una relación normal con Dios.
Existe otro indicador de práctica más que se puede usar para juzgar si una persona ha experimentado o no crecimiento y cambio en su entrada en la vida. ¿Se os ocurre cuál puede ser? (¿No será que cree que las cosas que le suceden las ha orquestado y dispuesto Dios, y que tiene un corazón sumiso?). Eso es, tener un corazón sumiso. La manera de juzgar esto es observar lo sumiso que es alguien hacia las personas, acontecimientos y cosas con los que se encuentra, y hasta qué punto es capaz de someterse. Si una persona puede someterse cuando algo le sucede, hasta qué punto lo hace y, tras haberse sometido a todas las instrumentaciones de Dios, qué verdad ha podido obtener: todo esto pone a prueba un aspecto de la entrada en la vida, ¿cuál? (Si su fe es verdadera o no). Prueba si realmente cree o no en Dios, y prueba lo grande que es su fe en Dios; ese es un aspecto de ello. ¿Algo más? (El temor de Dios). Prueba si las personas tienen o no un corazón temeroso de Dios; ese es otro aspecto. ¿Qué más? (Si aman o no la verdad). Eso es, también pone a prueba si aman o no la verdad, si son capaces o no de practicarla. En total son tres aspectos. Que seas capaz o no de someterte depende de qué actitud tienes cuando te suceden cosas, si te resistes o las aceptas; eso es lo más básico. A veces, cuando ocurre algo, puedes tener una actitud sumisa, pero si ese algo no se ajusta a tus nociones, te cuesta someterte; si concuerda con tus gustos y puedes beneficiarte de ello, te resulta más fácil someterte. ¿No significa esto que no eres lo bastante sumiso? ¿Es la sumisión ocasional o temporal representativa de la verdadera sumisión a Dios? Con respecto a lo que viene de Dios y a Sus disposiciones, hay cosas que puedes aceptar y otras que no. Esto supone un problema. ¿Acaso no es una clara rebelión contra Dios? Por ejemplo, si Dios te llamara atolondrado, ¿cómo reaccionarías? Pensarías durante un momento: “Las palabras de Dios sin duda no se equivocan”, lo aceptarías en tu corazón y dirías amén a la palabra de Dios. De esta manera, básicamente serías sumiso en un ochenta o noventa por ciento, pero en el proceso de experimentarlo, a veces podrías sentir que eres bastante listo, nada atolondrado; ese es el último diez por ciento que te falta, el que te impide someterte por completo. Este tipo de estado es normal. ¿En qué momento de la experiencia comprenderás plenamente este dicho? (Un día, cuando seamos revelados, nos demos cuenta de que somos atolondrados y tengamos un verdadero conocimiento de nosotros mismos). Así es. Cuando tengas algo de conocimiento sobre tu propia naturaleza, carácter y principios al actuar, así como sobre la calidad de tu humanidad, tu calibre y otras cosas, entonces te darás cuenta: “¡Soy un atolondrado! Mis pensamientos no son nada claros, y tampoco hablo con claridad; no me encargo bien de los asuntos, y sobrellevo las cosas que me suceden de forma confusa; no me tomo nada en serio, y aunque lo haga, no lo entiendo: ¡eso es ser un atolondrado!”. Mientras más experimentes, más llegarás a sentir que las palabras de Dios son ciertas, que está hablando de ti. Te someterás cada vez más a estas palabras. La gente tiene un proceso de aceptación con respecto a estas palabras, pero ¿qué es lo primero que Dios quiere? Cuando Dios dice que eres un atolondrado, ¿te exige una actitud de resistencia, superficial, o una actitud de aceptación? (Una actitud de aceptación). Dios quiere que la gente tenga una actitud de aceptación. Las personas deben tener un estado que consiste en que, no importa cuánto sepan, lo primero que deben hacer es aprender a aceptar y a someterse. Aunque pienses que solo eres un poco atolondrado, no el atolondrado total que Dios dijo que eres, debes aceptarlo. En el proceso de la experiencia, en el proceso de buscar un cambio de carácter, llegarás paulatinamente a conocer tu propia humanidad, las revelaciones de tu carácter corrupto, tus actitudes y los resultados de tus acciones, y todos los estados que tienes mientras cumples con tu deber. Te darás cuenta de que no solo eres un poco atolondrado, sino que en realidad eres un atolondrado con todas las letras. En ese momento, no tendrás pensamientos ni resistencia al atolondrado que Dios ha puesto al descubierto, no tendrás nociones y serás capaz de aceptarlo. Dios escruta las profundidades de los corazones de las personas. ¿Aceptas la puesta al descubierto de Dios como un hecho, o la aceptas como una condena hacia ti? (Como un hecho). ¿Entonces la aceptas como la verdad? En realidad, lo que Dios pone al descubierto sobre el hombre se ajusta a los hechos, es la verdad, y la gente debería aceptarlo como tal. Algunas personas dicen: “¿Es la palabra ‘atolondrado’ la verdad?”. ¿Cómo explicamos esto? En realidad, no es que esta palabra sea la verdad, sino que la esencia de esta palabra, la definición y evaluación de Dios de este tipo de carácter, es la verdad. Este es el quid de la cuestión. Decir que sois atolondrados es algo que básicamente podéis aceptar basándoos en vuestra estatura actual. ¿Es ofensiva la palabra “atolondrado”? (No lo es). ¿Por qué no? (Porque es un hecho). Puede que algunas personas no lo piensen así de corazón y digan: “La palabra atolondrado es casi elegante y civilizada, y no es malsonante, así que ¿por qué no íbamos a aceptarla? Hemos oído palabras mucho más fuertes que esta, podemos aceptarlas, así que ¿por qué no íbamos a poder aceptar una palabra tan elegante?”. ¿No significa esto que tenéis la piel gruesa y que una palabra tan elegante y civilizada no os parece una puya? ¿Es esto así? De hecho, no es así. Tanto si una palabra es elegante como si es dura, si piensas que no eres tal persona, si no sabes si las palabras de evaluación son correctas o no, si esa es tu esencia o no, entonces, aunque se trate de una palabra agradable y elegante, serás incapaz de aceptarla. Esto tiene que ver con el problema de si una persona puede o no aceptar la verdad, y también con el problema de si tiene o no un conocimiento real de su propia esencia-naturaleza. Habéis oído palabras más duras antes, y las habéis aceptado, soportado y reconocido, así que la palabra “atolondrado” no os molesta, no es tan dura, pero en realidad no os la estáis aplicando a vosotros mismos. Esta no es una actitud de verdadera sumisión y aceptación. Si realmente fueras capaz de aceptar esta palabra como la verdad y de aplicártela a ti mismo, entonces tu autoconocimiento sería más profundo. Cuando Dios te llama atolondrado, no te está pidiendo que aceptes cualquier declaración o palabra o definición, sino que entiendas la verdad que hay encerrada en ello. Entonces, cuando Dios llama a alguien atolondrado, ¿qué verdad encierra? Todo el mundo entiende el significado superficial de la palabra “atolondrado”. Sin embargo, la mayoría de las veces la gente no tiene claras cuáles son las manifestaciones y el carácter de un atolondrado, qué cosas de las que hace la gente son atolondradas y cuáles no, por qué Dios desenmascara a la gente de esta manera, si los atolondrados pueden o no presentarse ante Dios, si los atolondrados son o no capaces de actuar según los principios, si son o no capaces de entender lo que es correcto y lo que es incorrecto, si son o no capaces de discernir lo que Dios ama y lo que detesta. Todas estas cosas les resultan ambiguas y mal definidas, totalmente inapreciables. Por ejemplo, la mayoría de las veces la gente no sabe (no lo tiene claro) si hacer algo de cierta manera supone simplemente seguir los preceptos o practicar la verdad. Tampoco saben, y no les queda claro, si Dios ama o detesta alguna cosa. No saben si practicar de cierta manera es constreñir a las personas, o bien hablar sobre la verdad y ayudar a las personas como algo normal. No saben si los principios que subyacen a su forma de actuar con la gente son correctos, y si están tratando de crearse aliados o de ayudar a la gente. No saben si actuar de una manera determinada es atenerse a los principios y mantenerse firme en su posición, o ser arrogantes y sentenciosas y alardear. Cuando no tienen otra cosa que hacer, a algunas personas les gusta mirarse al espejo; no saben si esto es narcisismo y vanidad o si es algo normal. Algunas personas tienen mal genio y su personalidad es un poco rara; ¿tienen idea de si eso está relacionado con tener un mal carácter? La gente ni siquiera puede diferenciar entre estas cosas que se ven habitualmente, que se encuentran con frecuencia, y aun así dicen que han ganado mucho creyendo en Dios. ¿Acaso no es esto atolondrado? Entonces, ¿podéis aceptar que os llamen atolondrados? (Sí). Ahora mismo, parece que la mayoría de la gente puede aceptar esto. ¿Qué debéis hacer tras aceptarlo? Debéis compararlo con vuestro propio estado y, en concreto, examinar en qué asuntos estáis siendo atolondrados, y en cuáles tenéis las ideas claras. Comparadlo con vuestro propio estado, desenterrad vuestra propia corrupción y luego llegad a conoceros a vosotros mismos en estos asuntos, y esforzaos para que os cuenten entre las filas de los atolondrados. ¿Qué pensáis de este tipo de práctica? ¿Es este conocimiento completo? (No. Debemos buscar la verdad, y experimentar un cambio en este aspecto). Así es. ¿Y queréis ser atolondrados toda la vida? (No). Nadie quiere ser un atolondrado. De hecho, semejante charla y disección no es para que trates de clasificarte como atolondrado; no importa cómo te defina Dios, da igual lo que deje en evidencia sobre ti, cómo te juzgue, te castigue y te pode, el objetivo final es permitirte escapar de esos estados, comprender la verdad, obtenerla y tratar de no ser un atolondrado. Entonces, ¿qué debes hacer si no deseas ser un atolondrado? Debes buscar la verdad. En primer lugar, debes saber en qué asuntos eres un atolondrado, en cuáles estás siempre predicando doctrina, siempre divagando en la teoría y en las palabras y doctrinas, y con la mirada perdida cuando te enfrentas a los hechos. Cuando resuelvas estos problemas y tengas claro cada aspecto de la verdad, tendrás menos ocasiones de ser atolondrado. Cuando tienes un entendimiento claro de cada verdad, cuando no estás atado de pies y manos en todo lo que haces, cuando no estás frenado ni limitado; cuando, una vez que algo te sucede, eres capaz de encontrar los principios de práctica correctos y eres realmente capaz de actuar de acuerdo con los principios después de orar a Dios, buscar la verdad o encontrar a alguien con quien compartir, entonces ya no serás un atolondrado. Si tienes algo claro y eres capaz de practicar correctamente la verdad, entonces no serás un atolondrado cuando se trate de tal cosa. A la gente le basta con entender la verdad para que su corazón se esclarezca naturalmente.
Dios dice que algunas personas son atolondradas y que, al principio, puede que no sean capaces de aceptarlo pero que, pasado algún tiempo, se dan cuenta de que en realidad no entienden nada con claridad. No saben discernir a los falsos líderes y a los anticristos; se sienten bastante atolondradas y que su calibre es bajo, así que lo aceptan y se someten. “Atolondrado” es una palabra que suena relativamente agradable, es elegante, y la gente requiere de un tiempo para aceptarla. Les puede resultar más difícil aceptar palabras menos agradables, menos elegantes. Entre las palabras de Dios, algunas dan en el clavo al desenmascarar y juzgar a las personas; son más duras. La mayoría de las personas tienen demasiada poca estatura para aceptarlas. Al oírlas, sienten dolor e infelicidad, les parece que se ha herido su dignidad, que sus corazones inmaduros han sido agraviados y lastimados. ¿Qué palabras os incomoda más oír, os hacen pensar que Dios no debería decirlas, cuáles no podéis aceptar? Por ejemplo: basura, gusano, demonio inmundo, peor que los cerdos o los perros, bestia, etc. Parece que no es fácil para la mayoría de la gente aceptar estas palabras. ¿Las dicen normalmente las personas civilizadas? Todos vosotros tenéis una buena formación. Todos prestáis atención a ser refinados y discretos al hablar, así como a la forma cómo habláis: sois diplomáticos y habéis aprendido a no herir la dignidad y el orgullo de los demás. En vuestras palabras y acciones dejáis margen de maniobra a las personas. Hacéis todo lo posible para que las personas se sientan tranquilas. No ponéis al descubierto sus cicatrices o defectos y tratáis de no herirlas ni avergonzarlas. Ese es el principio relacional que sigue la mayoría de la gente al actuar. Y ¿qué clase de principio es este? (El de ser complaciente, ser falso y escurridizo). Es torcido, escurridizo, astuto e insidioso. Los rostros sonrientes de la gente ocultan muchas cosas malévolas, insidiosas y despreciables. Por ejemplo, al relacionarse con los demás, algunas personas, en cuanto ven que otra tiene un poco de estatus, piensan para sus adentros: “Cuando hablo con ella tengo que escoger palabras que suenen agradables, de lo contrario podría dañar su reputación; ¿qué pasaría si me castigara?”. No dicen nada, o si lo hacen, lo hacen con tacto, de una manera complaciente, aduladora. Cuando se encuentran, dicen: “¡Ah! Nunca he visto a nadie tan guapa como tú. ¿Acaso eres un hada? Eres tan guapa que ni siquiera te hace falta maquillaje, si encima lo usaras, serías incluso más inigualable. Mira qué porte tienes, cualquier cosa que te pones te sienta bien. Esa ropa tan bonita y estilosa seguro que la han diseñado para personas como tú”. Hablan con una complacencia especial, así que cualquiera que los oye se siente cómodo, pero ¿de verdad piensan esas cosas en su corazón? (No). ¿Qué piensan en realidad? Sin duda albergan intenciones y motivaciones ocultas, lo cual es una vergüenza. Puede que sean especialmente siniestros, perversos o despreciables, cosa que repugnaría a los demás. En cuanto se despiden de la otra persona, le hablan mal de ella a los demás, diciendo cualquier cosa ofensiva y desagradable que se les ocurra. Sus palabras contienen un ataque, un veneno. Las palabras halagadoras que acaban de pronunciar les causan fastidio y desgana; menospreciar y calumniar a otras personas a sus espaldas les devuelve el equilibrio. Tales personas tienen oscuridad en el corazón; son egoístas y despreciables. Este tipo de conducta es repugnante y detestable. ¿De qué clase de persona se trata? Es una persona falsa. Hay demasiadas personas así entre los no creyentes, e incluso las hay en la casa de Dios. Cuando dicen esas palabras que suenan agradables, tienen una intención vergonzosa y despreciable y una motivación oculta; dicen cualquier cosa que les ayude a conseguir su objetivo. No hablan para nada de acuerdo con los hechos y además exageran; detrás de sus palabras agradables esconden intenciones y objetivos. Cuando hablan de manera ofensiva, dicen cualquier cosa desagradable que se les ocurre, y son capaces de pronunciar todo tipo de palabras venenosas. ¿Qué clase de persona es esta? Más allá de las revelaciones superficiales de sus actitudes, que son hipócritas, evasivas y falsas, ¿qué más hay en su naturaleza? Son venenosos, demasiado venenosos. Cuando elogian a otros, ¿acaso los otros se lo han pedido? (No). ¿Por qué los elogian? (Tienen un objetivo). Así es. Por las buenas o por las malas, juegan con la gente para alcanzar sus intenciones y objetivos; dirían cualquier cosa, por repugnante que fuera. ¿No es eso venenoso? Luego, para resolver el desequilibrio de su corazón, apuñalan a la gente por la espalda, la maldicen y la calumnian, y dicen cualquier cosa ofensiva y odiosa que se les ocurre. ¿No es esto venenoso? Es muy venenoso. Partiendo de este asunto puedes observar la naturaleza del hombre. Nada de lo que hacen delante de la gente o a sus espaldas es auténtico o sincero, ni está de acuerdo con la verdad o con la humanidad; todo es maligno, venenoso. ¿Acaso no hay elementos venenosos en todo lo que dice la humanidad corrupta? (Los hay). Entonces, ¿son fiables las palabras de la gente? ¿Se puede confiar en sus palabras? ¡La gente es muy poco fiable, muy poco digna de confianza! ¿Por qué? Porque mientras viven, las cosas que revelan sus acciones y palabras, cada acto y acción, cada pensamiento e idea, pertenecen todas a un carácter satánico, son totalmente representativas de una esencia-naturaleza satánica.
¿Por qué la gente cree en Dios, pero no en que Sus palabras son la verdad? Porque sus ojos están cegados, no entienden lo que es la verdad y no tienen conocimiento de Dios. Muchas personas leen Sus palabras y pueden reconocer que son la verdad, pero tienen nociones y resistencia en cuanto a lo que Dios ha dicho al respecto de los “gusanos”, “basura”, “diablos” y “bestias”, hasta el punto de que son totalmente incapaces de aceptar estas cosas. Esto se debe a que no conocen su propia naturaleza. ¿Cómo ven la esencia-naturaleza humana? (Reconocen sus propias actitudes satánicas, pero creen que todavía tienen un lado bueno y no se dan cuenta de que ellos mismos son satanases vivientes). ¿Entienden su propia esencia-naturaleza con tanta precisión, claridad y realidad como Dios? (No). De hecho, la esencia-naturaleza humana es por completo contraria a Dios. Él observa la esencia y naturaleza humanas. No se fija en lo que las personas dicen o hacen exteriormente, Él observa sus corazones, su esencia y naturaleza. ¿De dónde provienen estas definiciones y modos de dirigirse que tiene Dios? Se definen según la esencia-naturaleza humana, además de por las actitudes corruptas que el hombre revela. Tras haber hablado hasta este punto, ¿comprendéis qué quiere decir “Dios escruta lo más profundo del corazón de la gente”? Siempre se dice esta frase, ¿qué experiencia tenéis con estas palabras? ¿Las habéis experimentado alguna vez de verdad? ¿Qué conocimiento y comprensión tenéis de estas palabras? Algunas personas se muestran confusas, creen que significa que Dios conoce los pensamientos y las ideas que brotan de ellas, que Él sabe las cosas que hacen y no concuerdan con la verdad, que conoce la suciedad, la corrupción y los deseos extravagantes de sus corazones; aunque hagan cosas malas de las que no hablan, Dios lo sabe. Cuando Dios escruta a las personas, ¿acaso solo escruta el nivel superficial, las cosas de las que son conscientes? ¿Podría considerarse que eso es que Dios escruta lo más profundo del corazón de la gente? (No). ¿Qué es lo más profundo del corazón de una persona? (Su esencia-naturaleza). ¿Son capaces las personas de ser conscientes de su propia esencia-naturaleza? ¿Pueden sentirla? ¿Pueden conocerla? (No). Si las personas no pueden sentirla, entonces ¿cómo llegan a conocerse realmente a sí mismas? (Solo pueden llegar a conocerse mediante lo que desenmascaran las palabras de Dios y lo que Él revela sobre ellas). Dios escruta la esencia-naturaleza de las personas, la cual estas no pueden ni sentir ni conocer; cuando Dios pone al descubierto la esencia-naturaleza de las personas, cuando los hechos la revelan, se quedan sinceramente convencidas. Los pensamientos, ideas y puntos de vista de las personas son cosas superficiales. A veces se expresan en voz alta, y otras veces son simplemente una idea momentánea, un pensamiento del corazón o un pensamiento activo temporal, pero todos son cosas superficiales. Estos pensamientos activos pueden influir y guiar temporalmente tus acciones, pero ¿pueden influir o guiar la dirección y los objetivos de tu vida? No. Entonces, ¿qué puede influir y guiar tus acciones, además de guiar la dirección y los objetivos de tu vida? ¿Ves este tema con claridad? Se trata de lo que está oculto en lo más profundo del corazón de la gente, escondido en sus mentes. Es lo que controla los pensamientos y las acciones de las personas, lo que da origen a sus puntos de vista. Algunos no entienden el significado de la frase “Dios escruta lo más profundo del corazón de la gente”. ¿Qué se entiende aquí por “lo más profundo del corazón de la gente”? ¿Qué cosas surgen en el fondo del corazón de una persona? ¿Acaso son sus pensamientos más profundos? A primera vista parece que sí, pero ¿qué sucede en realidad? Son aquellas cosas de la esencia-naturaleza humana que nadie puede mover de su sitio, los pensamientos más auténticos de las personas, de los que nunca hablan con nadie; a veces, ni ellas mismas saben en qué consisten. La gente vive de acuerdo con estas cosas. Piensan que, si las pierden, si pierden la motivación que les proporcionan, ya no podrán creer en Dios. Por tanto, ¿sabéis qué cosas se encuentran en lo más profundo del corazón de la gente? (La fe en Dios para obtener bendiciones; esto es algo que reside en el corazón de la gente). Eso es. La gente cree en Dios para ser bendecida, recompensada y coronada. ¿Esto no se encuentra en el corazón de todo el mundo? Es un hecho que sí. Aunque la gente no suele hablar de ello e incluso encubre su motivación y su deseo de recibir bendiciones, este deseo y esta motivación que hay en el fondo del corazón de la gente han sido siempre inquebrantables. Sin importar cuántas teorías espirituales comprenda la gente, qué experiencia o conocimiento tenga, qué deber pueda cumplir, cuánto sufrimiento soporte ni cuánto precio pague, nunca renuncia a la motivación por las bendiciones que oculta en el fondo del corazón, y siempre se esfuerza silenciosamente a su servicio. ¿No es esto lo que hay enterrado en lo más profundo del corazón de la gente? Sin esta motivación por recibir bendiciones, ¿cómo os sentiríais? ¿Con qué actitud cumpliríais con el deber y seguiríais a Dios? ¿Qué sería de la gente si se eliminara esta motivación por recibir bendiciones que se oculta en sus corazones? Es posible que muchos se volvieran negativos, mientras que algunos podrían desmotivarse en el deber. Perderían el interés por su fe en Dios, como si su alma se hubiera desvanecido. Parecería que les hubieran robado el corazón. Por eso digo que la motivación por las bendiciones es algo oculto en lo más profundo del corazón de las personas. Tal vez, al cumplir con el deber o vivir la vida de iglesia, se sienten capaces de abandonar a su familia y de esforzarse gustosamente por Dios, y ahora creen conocer su motivación por recibir bendiciones y la han dejado de lado, y ya no están gobernadas o limitadas por ella. Piensan entonces que ya no tienen la motivación de ser bendecidas, pero Dios cree lo contrario. La gente solo considera las cosas superficialmente. Sin pruebas, se siente bien consigo misma. Mientras no abandone la iglesia ni reniegue del nombre de Dios y persevere en esforzarse por Él, cree haberse transformado. Cree que ya no se deja llevar por el entusiasmo personal ni por los impulsos momentáneos en el cumplimiento del deber. En cambio, se cree capaz de perseguir la verdad, de buscarla y practicarla continuamente mientras cumple con tal deber, de modo que sus actitudes corruptas se purifican y la persona alcanza una transformación verdadera. Sin embargo, cuando suceden cosas directamente relacionadas con el destino y desenlace de las personas, ¿cómo se comportan? La verdad se revela en su totalidad. Así que, en definitiva, en lo que respecta a las personas, ¿se trata esta circunstancia de salvación y perfección, o bien de ser reveladas y descartadas? ¿Es algo bueno o malo? Para aquellos que persiguen la verdad, significa salvación y perfección, lo cual es bueno; para aquellos que no persiguen la verdad, significa ser puestos en evidencia y descartados, lo cual es malo. Transcurrido un tiempo, ¿acaso no se encuentran todas las personas con circunstancias de prueba y refinamiento? ¿Por qué lo hace Dios? Sin duda tiene un significado, porque Dios escruta lo más profundo de los corazones de la gente; Él conoce el estado real de sus partes más íntimas, Él comprende a las personas, y ve su esencia-naturaleza de forma clara y completa. Al cabo de un tiempo, alguien puede que tenga cierto éxito, que haya hecho cosas buenas, que no haya cometido grandes errores, y que pueda aceptar que se le pode. Cuando le suceden cosas, puede que tenga una actitud algo sumisa. Entonces piensa que es bastante bueno, que ha entrado en el camino correcto de la fe en Dios, que ha sido salvado y perfeccionado. Cuando se siente más complaciente y satisfecho de sí mismo, viene la disciplina, el juicio y el castigo de Dios. Estas circunstancias revelan a las personas, su estatura, sus actitudes corruptas, su esencia-naturaleza, y sus actitudes hacia Dios. Esta revelación es realmente buena para ellas. Si persiguen la verdad, entonces esta puesta en evidencia, esta circunstancia, las purificará. ¿De qué las purificará? Te purificará de tus exigencias irrazonables a Dios y de tus deseos extravagantes, y hará que asumas el punto de vista correcto; ya no tratarás de negociar con Él o de exigirle tus deseos extravagantes, sino que tendrás cada vez más un corazón verdaderamente sumiso a Dios. No pedirás nada, solo querrás perseguir la verdad y satisfacer el corazón de Dios, lo que hará que te vuelvas cada vez más puro, hasta que, al final, seas capaz de alcanzar la salvación. ¿No es este un resultado que se logra por obra de Dios? (Así es). ¿Acaso Dios no tiene un propósito cuando hace esto? ¿No purifica esto a las personas? ¿Necesitan las personas que se las purifique de esta manera? (Sí). Si Dios no dejara en evidencia o purificara así a las personas, ¿podrían estas obtener la verdad? (No). No podrían obtener la verdad. En base a su naturaleza satánica, ¿qué tipo de camino puede tomar la gente? (El de seguir a Satanás y resistirse a Dios). ¿Puede una persona así ser bendecida? No, solo puede ser descartada.
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