Para cumplir bien con el deber, al menos se ha de tener conciencia y razón (Parte 2)

Muchas personas desean cumplir deberes y algunas están dispuestas a realizarlos, pero ¿por qué a todas ellas les resulta tan difícil practicar la verdad? ¿Por qué no pueden poner en práctica siquiera las verdades que entienden? ¿Qué es lo que pasa exactamente? ¿Pensáis que practicar la verdad es difícil? (No). Entonces, ¿por qué sois incapaces de practicarla? (Nos desagrada la verdad). ¿A qué se debe ese desagrado por la verdad? (A la propia naturaleza). Tiene que ver con la propia humanidad y naturaleza. Las personas que no poseen humanidad carecen de conciencia y de razón, por lo que no pueden amar la verdad y consideran que no sirve de mucho. También creen que saldrán perdiendo si practican la verdad y que ser una persona honesta es algo propio de necios, entonces, piensan que no hay necesidad de perseguir la verdad. Por ejemplo, si estas personas son ofendidas por otras, empiezan a pensar: “Tengo que hacer algo para vengarme y que sepan lo fiero que soy”. Una vez que un pensamiento así surge en su interior, ¿tienen que seguirlo hasta el final? Los pensamientos malvados aparecen dentro de las personas porque sus naturalezas las dominan, pero ¿acaso todo el mundo actúa conforme a estos pensamientos y los acata? (No en todos los casos). ¿Cuántos casos distintos hay? (A veces la situación no lo permite, por lo que la gente es incapaz de seguir sus pensamientos malvados hasta el final. También es posible que tengan conciencia y razón, y estén al tanto de que sus pensamientos son malvados, así que ellos mismos se controlan conscientemente). Sí, hay personas que acatan sus pensamientos malvados y actúan conforme a ellos para obtener satisfacción en cuanto se presenta la oportunidad. Son personas malvadas. No importa qué idea malvada tenga una de estas personas en su cabeza, siempre piensa que es correcta y en todo momento desea encontrar la oportunidad de hacerla realidad. Es decir, transforman sus pensamientos malvados en acciones, convirtiendo la maldad de su mente en acciones reales con objeto de alcanzar sus fines. Son irracionales, no se contienen, no emplean su conciencia para refrenarse ni reflexionan sobre sí mismas para juzgar si sus acciones son apropiadas o qué consecuencias pueden tener, como tampoco reflexionan sobre el impacto o el daño que pueden causarse a sí mismas o a otros. No prestan atención a estas cosas. Hacen lo que les place y, además, tienen la siguiente creencia: “Los buenos siempre pierden. Es preciso ser malvado y cruel, porque si uno no lo es, sufrirá el acoso de toda la gente, pero una persona malvada es temida por todos”. Cuanto más lo piensan, más convencidas están de que es correcto pensar así, y después actúan en consonancia. ¿La conducta de este tipo de persona se refrena mediante la racionalidad y la conciencia? (No). No conoce esas restricciones. Hay otro tipo de persona que también tiene pensamientos como estos, y cuando eso ocurre, es posible que rompa cosas para descargar su frustración, pero no convertirá sus pensamientos en acciones cuando llegue la hora de actuar. ¿Y por qué no? (Porque su conciencia y su razón pueden refrenarla para que no cometa acciones malvadas). Estas personas tienen conciencia y razón y también la capacidad de distinguir lo correcto de lo errado, además, pueden afirmar: “No es posible que actúe de esa forma, porque causará daño a los demás y también pérdidas a mí mismo. ¡Incluso puede que haya un castigo!”. Son capaces de juzgar si sus pensamientos son correctos o errados, si son buenos o malvados. Tras un arrebato de ira, considerarán lo siguiente: “Debería ser indulgente siempre que pueda. No tiene importancia, me limitaré a no interactuar con esa persona en adelante. Extraeré una lección de esto e intentaré que no me vuelva a engañar en el futuro. No es necesario vengarse”. Después de esto, podrán contenerse. ¿Sobre qué fundamento reposa esa “contención”? Sobre el fundamento de que tienen conciencia y racionalidad, capacidad para determinar lo correcto y lo errado, un punto de referencia para su conducta y sus propias elecciones e inclinación. ¿Cuál es su inclinación? No son propensos a vengar el mal con el mal, sino más bien a evitar hacer cosas malas y cometer actos malvados, por lo que en último término deciden refrenarse y no actuar conforme a sus pensamientos. También están enfadados y en su ira desean cometer algunos actos o pronunciar algunas palabras crueles. Pero cuando llega la hora de actuar, se contienen, se refrenan y no actúan. La maldad queda restringida al ámbito de sus pensamientos, y no se convierte en acción ni en hecho. Estos dos tipos de personas tienen pensamientos malvados, así que ¿cuál es la diferencia en términos de naturaleza entre este y el tipo mencionado anteriormente que permite que sus pensamientos malvados guíen sus acciones? (Este tipo de persona tiene una naturaleza virtuosa, así que no puede ser controlada por pensamientos malvados). Existe una diferencia entre la naturaleza de estos dos tipos de personas. Algunas personas se llenan de odio, desobediencia e insatisfacción cuando otras las critican, las ponen en evidencia o las podan, y adoptan una actitud vengativa. Otras personas, no obstante, son capaces de abordar estas situaciones de manera correcta y racional, si lo que se les dijo era cierto, pueden aceptarlo, y a continuación extraen una lección de ello mediante una actitud de sumisión y aceptación. ¿Cuál de estos dos tipos de personas puede practicar la verdad? (El que tiene conciencia y puede aceptar la verdad y someterse a Dios). ¿Por qué decís que una persona así tiene un poco de conciencia? (Porque su conciencia tiene un efecto sobre ella, controla sus pensamientos malvados). Sí, eso es lo que ocurre. Su conciencia tiene un efecto sobre ella, la controla, la guía y encuentra sentido a sus pensamientos; causa un efecto. ¿Acaso la conciencia del otro tipo de persona tiene un efecto? No, no causa ningún efecto. Esas personas se limitan a reflexionar un poco a veces, pero después actúan como lo hacen normalmente. Su conciencia no es más que un adorno y, a efectos prácticos, no existe. ¿Cuál de estos tipos de personas está relativamente provista de humanidad? (El tipo cuya conciencia y razón causan un efecto). Aquel cuya conciencia ejerce cierto efecto tiene la capacidad de distinguir lo correcto de lo errado y puede controlar sus acciones malvadas. Este tipo de persona puede practicar la verdad y alcanzar la búsqueda de la verdad. Cuando les pides a algunas personas que hagan cosas buenas, o que gestionen las cosas conforme a los principios-verdad, su conciencia no tiene efecto sobre ellas. No hacen lo que saben que es correcto, sino que se limitan a hacer lo que les apetece. Están dispuestas a chismorrear, a juzgar a los demás y a halagar o adular a otros y no dudan en hacerlo. ¿Qué tipo de persona sois vosotros? (Creo que soy alguien complaciente). ¿Las personas complacientes se ven refrenadas por su conciencia y racionalidad? ¿Son capaces de diferenciar lo correcto de lo errado? (Pienso que las personas complacientes sí son capaces de decir quién tiene razón y quién está equivocado, pero les falta un sentido de la rectitud, no protegen la obra de la iglesia y en ellas predominan en gran medida las filosofías satánicas. Por ejemplo, si alguien me pregunta por algo y yo voy a referirme a otra persona que está ausente, puedo hablar con sinceridad, pero si está presente, me contengo y no hablo tan directamente). A pesar de que mucha gente no ama la verdad ni la persigue, en realidad sí tiene cierta comprensión de sus distintos estados. Olvídate por ahora de si amas o no la verdad o de si eres capaz de practicarla; en primer lugar, intenta mejorar y transformar progresivamente los estados corruptos que puedas identificar dentro de ti. De esa forma, te adentrarás lentamente por el buen camino. Empieza por cambiar las cosas de las que eres consciente, es decir, aquellas que tu conciencia y racionalidad pueden percibir, o los estados, afirmaciones, ideas y puntos de vista incorrectos que tu mente puede percibir e identificar; comienza por transformar esas cosas que eres capaz de percibir. Si puedes cambiar esas cosas, habrás ganado mucho. Como mínimo, serás una persona con conciencia y razón, actuarás de manera racional, serás capaz de distinguir tus propios estados incorrectos y de esforzarte por alcanzar la verdad. De esa forma, serás capaz de gestionar las cosas con principios y de entrar en las realidades-verdad. Así, cumplirás con tu deber conforme a los patrones. Si puedes entender la verdad y solucionar los problemas prácticos en tu deber, te enfrentarás cada vez con menos dificultades. Por ejemplo, digamos que en el pasado siempre había algo en tu corazón que te impedía hablar libremente, por lo que no señalabas directamente los problemas que veías en otros. En lugar de ello, siempre andabas con rodeos empleando palabras agradables porque te daba miedo herir a los demás, y siempre estabas preocupado por el orgullo, los sentimientos y las relaciones interpersonales. Ahora ya no te andas con medias tintas; cuando hay un problema, hablas de manera directa y clara al respecto, y eres capaz de señalar los problemas de otros y de cumplir tus responsabilidades. Ya no hay más preocupaciones ni dificultades en tu interior, y eres capaz de hablar directamente desde el corazón cuando abres la boca, sin verte afectado ni limitado por ningún otro factor. Ahora sabes que debes seguir los principios en lo que haces, que no puedes vivir conforme a las filosofías para los asuntos mundanos y que debes dejar de lado tu orgullo y atenerte a los principios. Estas cosas resultan cada vez más claras y tu orgullo ya no tiene un efecto tan fuerte sobre ti, por lo que puedes hablar sin estar limitado por tu orgullo o tus sentimientos. Eres capaz de pronunciar algunas palabras justas y ya no sientes incomodidad en tu corazón. En otras palabras, cada vez hay menos cosas que puedan perturbarte; puedes romper con ellas, desprenderte y liberarte de su control. Cuando practiques la verdad, y obres y hables conforme a los principios, no estarás limitado por las actitudes corruptas, y tu corazón dejará de sufrir. En su lugar, esto te parecerá totalmente natural, tu conciencia estará en paz y sentirás que tus acciones son tal y como deben ser. Tu expresión y tus acciones serán naturales y tus dificultades no harán sino disminuir. ¿Acaso esto no es un cambio?

La conducta de las personas y sus formas de lidiar con el mundo deben estar basadas en las palabras de Dios; este es el principio más básico para la conducta humana. ¿Cómo pueden las personas practicar la verdad si no entienden los principios de la conducta humana? Practicar la verdad no consiste en decir palabras vacías ni gritar consignas. Más bien consiste en cómo, independientemente de lo que la gente encuentre en la vida, siempre que tenga que ver con los principios de la conducta humana, sus perspectivas sobre las cosas, o el cumplimiento de sus deberes, se enfrenta a una elección y debe buscar la verdad, encontrar un fundamento y principios en las palabras de Dios, y luego debe encontrar una senda de práctica. Aquellos capaces de practicar de este modo son personas que persiguen la verdad. Ser capaz de perseguir la verdad de este modo, por muy grandes que sean las dificultades que uno encuentre, es recorrer la senda de Pedro, la senda de búsqueda de la verdad. Por ejemplo: ¿Qué principio debe seguirse a la hora de relacionarse con los demás? Tal vez tu perspectiva original sea que la armonía es un tesoro y la paciencia, una virtud, que debes mantenerte en una posición en la que agrades a todos, evitar que los demás queden mal y no ofender a nadie, con lo que logras tener buenas relaciones con ellos. Constreñido por esta perspectiva, guardas silencio cuando presencias que otros hacen cosas malas o vulneran los principios. Preferirías que la obra de la iglesia sufriera pérdidas antes que ofender a nadie. Tratas de estar del lado de todos, sin importar quiénes sean. Tan solo piensas en los sentimientos humanos y en guardar las apariencias cuando hablas, y siempre pronuncias palabras que suenan bien para complacer a los demás. Incluso si descubres que otros tienen problemas, optas por tolerarlos y te limitas a hablar sobre ellos a sus espaldas, pero a la cara respetas la paz y mantienes la relación. ¿Qué opinión te merece tal conducta? ¿Acaso no corresponde a la de una persona complaciente? ¿No es muy poco fiable? Vulnera los principios de la conducta humana. ¿No es una bajeza comportarse de esa forma? Quienes actúan así no son buenas personas, esa no es una manera noble de comportarse. Da igual lo mucho que hayas sufrido y cuántos precios hayas pagado, si te comportas sin principios, entonces habrás fracasado a este respecto, y tu conducta no será reconocida, recordada ni aceptada ante Dios. Tras darte cuenta de este problema, ¿te sientes angustiado? (Sí). ¿Qué demuestra esa angustia? Demuestra que todavía amas la verdad, que tienes un corazón que ama la verdad y la voluntad de amarla. Demuestra que tu conciencia aún está alerta, que no está muerta del todo. No importa tu grado de corrupción, ni cuántas actitudes corruptas tengas, en tu humanidad todavía existe una esencia que ama la verdad y las cosas positivas. Siempre que tengas consciencia y sepas que existen problemas en lo relativo a tu humanidad, tus actitudes, la ejecución de tu deber y tu forma de tratar a Dios, e incluso seas consciente de cuándo tus palabras y actos aluden a opiniones, posturas y actitudes, y puedas darte cuenta de que tus opiniones son erróneas, que no están alineadas con la verdad ni con las intenciones de Dios, a pesar de que no sea fácil desprenderte de ellas, y siempre que desees practicar la verdad, pero no seas capaz de hacerlo, y tu corazón se encuentre en apuros, dolorido y atormentado, y tú te sientas en deuda, se trata de una manifestación de una humanidad que ama las cosas positivas. Esto es tener conocimiento de la propia conciencia. Si tu humanidad tiene ese conocimiento y hay una parte de ella que ama la verdad y las cosas positivas, entonces tendrás estos sentimientos. El hecho de albergarlos demuestra que tienes la capacidad de distinguir las cosas positivas de las negativas, y que no presentas una actitud negligente ni indiferente hacia esas cosas, que no estás dormido ni te falta consciencia, sino que, en lugar de ello, estás alerta. Y dado que estás alerta, posees la capacidad de distinguir lo correcto de lo incorrecto y de diferenciar las cosas positivas de las negativas. Si tienes consciencia y cuentas con esa capacidad, ¿acaso no será fácil para ti odiar esas cosas negativas, esas opiniones erróneas y actitudes corruptas? Será relativamente sencillo. Si entiendes la verdad, sin duda serás capaz de odiar las cosas negativas y las cosas de la carne, porque posees lo más básico y el mínimo indispensable: el conocimiento de la conciencia. Contar con ese conocimiento de la consciencia es tan valioso como tener la capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso y albergar un sentido de la rectitud cuando se trata de amar las cosas positivas. Estas tres cosas son las más deseables y valiosas en la humanidad normal. Si posees las tres, indudablemente serás capaz de practicar la verdad. Aunque solo tengas una o dos, aun así, serás capaz de practicar una parte de la verdad. Echemos un vistazo al conocimiento de la conciencia. Por ejemplo, si encuentras una persona malvada que perturba y trastorna la obra de la iglesia, ¿serás capaz de percibirla? ¿Puedes identificar hechos malvados evidentes? Por supuesto que sí. La gente malvada hace cosas malas, y la gente buena, cosas buenas; una persona normal puede distinguir ambas cosas a primera vista. Si posees el conocimiento de la conciencia, ¿acaso no tendrás sentimientos y opiniones? Si los tienes, entonces cumples una de las condiciones más básicas para practicar la verdad. Si puedes decir y sentir que esa persona está haciendo el mal, y eres capaz de percibirlo y de, posteriormente, ponerlo en evidencia, permitiendo al pueblo escogido de Dios discernir este asunto, ¿no se resolverá el problema? ¿Acaso esto no es practicar la verdad y atenerse a los principios? ¿Qué métodos se usan aquí para practicar la verdad? (Poner en evidencia, denunciar e impedir las fechorías). Correcto. Actuar de esa forma es practicar la verdad, y al hacerlo habrás cumplido tus responsabilidades. Si puedes actuar de conformidad con los principios-verdad que comprendes cuando te encuentras con situaciones como esta, eso es practicar la verdad, es hacer las cosas con principios. Pero si no poseyeras el conocimiento de la conciencia y vieras personas malvadas haciendo el mal, ¿serías consciente de ello? (No). ¿Y qué pensaría al respecto la gente sin conciencia? “¿Qué más me da a mí si esas personas hacen el mal? No me están haciendo daño, ¿por qué debería ofenderlas? ¿Es realmente necesario? ¿Qué beneficio me aportaría hacerlo?”. ¿Las personas así ponen en evidencia, denuncian e impiden que la gente malvada haga el mal? Desde luego que no. Entienden la verdad, pero no pueden practicarla. ¿Tienen conciencia y razón? No tienen una cosa ni la otra. ¿Por qué digo eso? Porque comprenden la verdad, pero no la practican, lo que quiere decir que carecen de conciencia y de razón, y se rebelan contra Dios. Tan solo se centran en proteger sus propios intereses ante cualquier daño; no tienen en cuenta si la obra de la iglesia sufre pérdidas o si resultan dañados los intereses del pueblo escogido de Dios. Únicamente tratan de protegerse a sí mismas y, si descubren problemas, no les prestan atención. Incluso cuando ven a alguien cometer una fechoría, hacen la vista gorda y piensan que no pasa nada, siempre y cuando no dañe sus intereses. Hagan lo que hagan los demás, no parece ser asunto suyo; no tienen ningún sentido de la responsabilidad y su conciencia no tiene ningún efecto sobre ellas. A juzgar por estas manifestaciones, ¿acaso tienen humanidad? Una persona sin conciencia ni razón es una persona sin humanidad. Todas las personas que carecen de ambas cosas son malvadas, son bestias disfrazadas de seres humanos capaces de todo tipo de cosas malas.

¿Alguien que no posee el conocimiento de la conciencia es capaz de discernir las buenas obras de las malvadas? ¿Tiene algún concepto de lo bueno frente a lo malo, o de lo correcto frente a lo incorrecto? (No). Entonces, ¿cómo aborda a otras personas? ¿Cómo contempla a la raza humana corrupta? Estas personas creen que el conjunto de la humanidad es más bien malo, que ellas mismas no son los peores seres humanos y que la mayoría de la gente es peor que ellas. Si les dices que la gente debe tener conciencia y racionalidad, y que debería realizar buenas obras, te dirán que eso es mentira y no se lo creerán. Las personas de ese tipo, que carecen del conocimiento de la conciencia, nunca conocerán por consiguiente el significado y el valor de practicar la verdad. Entonces, ¿es posible que una persona así llegue a amar la verdad? (No). No hay nada en su esencia-naturaleza que ame la verdad, por lo que nunca podrán amarla. Este tipo de persona nunca entenderá lo que es la verdad, lo que es el bien o el mal. En su mente, las cosas positivas son negativas, y las negativas, positivas; los dos conceptos están confundidos. ¿En qué principios fundamentan sus acciones? No distinguen lo correcto de lo incorrecto, ni el bien del mal, y no les preocupa ningún castigo o recompensa; cualquier cosa que hagan o digan tiene que ser tan solo en su propio beneficio. En cuanto a sus opiniones, las modifican conforme al entorno según sea necesario para satisfacer sus propios intereses. Se aferran a las opiniones que contribuirán a sus intereses hasta que hayan alcanzado sus deseos y metas. ¿Es posible para alguien con ese tipo de humanidad, con esa esencia-naturaleza, practicar la verdad? (No). ¿Qué es preciso poseer para poder practicar la verdad? (El conocimiento de la conciencia, la capacidad de diferenciar lo correcto de lo incorrecto y un corazón que ame la rectitud y las cosas positivas). ¿Cuáles de estos poseéis? De entre esas tres, adquirir la capacidad de diferenciar lo correcto de lo incorrecto y llegar a amar la rectitud y las cosas positivas puede ser un tanto arduo. Esas dos cosas son muy difíciles de lograr para aquellos que no aman la verdad. Sin embargo, las personas con conciencia y razón deben como mínimo actuar en consonancia con ellas y abstenerse siquiera de herir a los demás, causar daño a otros en su propio beneficio y hacer el mal o cosas inadmisibles. De esa forma su conciencia puede estar tranquila. Si verdaderamente creen en Dios, deben al menos ser honestas y hacer todo de acuerdo con su conciencia y razón. Esos son los patrones para ser una buena persona. Si tienen un poco de calibre y pueden captar la verdad, mucho mejor; entonces, pueden buscar la verdad en todo lo que hagan y reflexionar continuamente sobre sus actos en caso de vulneraciones de los principios. En lo profundo de tu corazón, ¿cuentas con un patrón de evaluación? Si haces algo incorrecto o vulneras los principios, si eres superficial o proteges tus relaciones carnales, ¿eres consciente de ello? Si lo eres, entonces tienes un poco de conciencia. Si careces del conocimiento de la conciencia, tienes un problema. Debéis poseer al menos el conocimiento de la conciencia para poder tener esperanza de salvación; si ni siquiera tenéis eso, estáis en peligro, porque Dios no salva a quienes carecen de humanidad. ¿Qué efecto tiene el conocimiento de la conciencia dentro de tu humanidad? Te obliga a usar tu conciencia para evaluar lo correcto o incorrecto de aquello que experimentas personalmente, lo que ves con tus ojos y oyes con tus oídos, lo que piensas, lo que planeas hacer y lo que ya has hecho. Tu conducta y tus actos deben tener al menos un punto de referencia. Por ejemplo, pongamos que ves a alguien que se afana en su búsqueda, pero también es una persona simple e ingenua, y tú siempre la desprecias y quieres acosarla constantemente, molestarla y ponerla en ridículo con tus palabras. Albergas esos pensamientos y, en ocasiones, también revelas algunos comportamientos de ese tipo; ¿serás consciente de ello en tu corazón? ¿Sabrás que esos pensamientos y actos son erróneos y desagradables? ¿Te darás cuenta de cuál es la naturaleza de tus actos? (Sí). Si es así, eso quiere decir que posees el conocimiento de la conciencia. Si no eres siquiera capaz de percibir si tus ideas sobre las personas, los acontecimientos y las cosas o los pensamientos en lo más hondo de tu corazón son desagradables o si son hermosos y buenos, si no tienes un patrón de evaluación en tu interior, no tienes humanidad. Las personas sin conciencia carecen de humanidad. Si no conoces siquiera la humanidad básica, no tienes ningún tipo de valor y no puedes ser salvado. ¿Por qué Dios asignó a Judas el papel de vender al Señor? Lo hizo de conformidad con la naturaleza de Judas. Él era el tipo de cosa que traicionaría a su Maestro en su propio beneficio, y Dios no salva a gente así. Judas era capaz de robar dinero, ¿acaso tenía una conciencia? (No). A eso nos referimos cuando hablamos de no tener conciencia. En concreto, el hecho de que el dinero que robó fuera del Señor significa que él era una cosa totalmente desprovista de conciencia y razón; era un demonio sin ningún tipo de limitaciones a la hora de hacer cosas malas. No poseía el conocimiento de la conciencia y no podía refrenarse, así que fue capaz de gastarse en secreto esas ofrendas a Dios. Si una persona puede gastar secretamente ofrendas a Dios, ¿qué tipo de humanidad tiene? (La de una persona malvada). Carece de humanidad. La primera señal de falta de humanidad es no poseer el conocimiento de la conciencia y no estar gobernado por la propia conciencia en cualquier cosa que uno haga. Judas carecía incluso de una cosa tan básica como esa, lo que quiere decir que no tenía humanidad y, por consiguiente, hacer algo así le era normal. Por lo tanto, que Dios dispusiera que Judas desempeñase el papel de vender al Señor y consiguiera que rindiera ese servicio fue la elección más adecuada; ninguno de los materiales de Dios se malogró, todo lo que Él hace es correcto. Cuando Judas robó el dinero de la bolsa y nadie se enteró de ello, él creyó que Dios tampoco lo había visto hacerlo. Carecía del conocimiento de la conciencia, y pensó que nadie más lo sabía, ¿cuál fue el resultado? Cometió el grave pecado de vender al Señor, de traicionarlo, y se le conoció como un pecador a través de los tiempos. Después se ahorcó y murió con el abdomen reventado. ¿Se debe sentir lástima por una persona así? Una bestia sin humanidad siendo castigada de esa forma no merece ninguna piedad.

Las personas con humanidad lo hacen todo conforme a su conciencia y su razón. El punto de referencia para su conducta, como mínimo, no se hundirá por debajo del patrón de su conciencia. Si son conscientes de que es incorrecto hacer algo, serán capaces de mantener su comportamiento bajo control. Las conciencias dictan a la gente la manera adecuada de actuar, por lo que las personas que las tienen pueden hablar y actuar según su conciencia. Una vez que se convierten en creyentes, su conciencia sigue desempeñando un papel como lo hacía antes. Entonces, cuando hay muchas cosas que no pueden ver claramente, aun así, pueden como mínimo abordar esas cosas y gestionarlas con base en su conciencia. Si por encima de esos fundamentos entienden además la verdad, gestionarán las cosas de conformidad con los principios-verdad; su conciencia tendrá conocimiento con respecto a si su acción se ajusta o no a los principios-verdad y tendrá un efecto sobre ellas. Si la gente vulnera los principios y protege sus intereses carnales, esto se debe al dominio que ejercen sus actitudes corruptas, y aquellos que poseen conciencia deberían tener conocimiento de ello. Si alguien comprende la verdad, pero no la practica, ¿siente que su conciencia lo acusa? ¿Encuentra reposo su corazón? Todas las personas son capaces de experimentarlo. En vuestra vida diaria, a la hora de tratar con personas o de hacer cosas, ¿os resulta evidente el conocimiento de vuestra conciencia? ¿Os sentís a veces en deuda o reprendidos? ¿Sentís en ocasiones que algo en vuestro interior os acusa y desasosiega? ¿Sentís el dolor y el conflicto internos? ¿Alguna vez experimentáis esos sentimientos? Si es el caso, no es algo tan malo, pero si no lo es, entonces estáis en peligro. Más allá de quienes seáis, si no albergáis sentimientos de conciencia, entonces no creéis verdaderamente en Dios. Algunos preguntan: “¿Qué tiene esto que ver con la autenticidad de la fe de la persona?”. ¿Cuál diríais que es el vínculo entre ambas cosas? (Cuando una persona que posee el conocimiento de la conciencia hace algo malo, el remordimiento, la desgracia, el arrepentimiento y la sensación de deuda que siente provienen todos de Dios. El hecho de que esta persona pueda sentir el reproche de Dios indica que, en su corazón, acepta Su escrutinio. Algunas personas carecen por completo de ese conocimiento, lo que señala que, en su corazón, no creen ni por un momento que Dios lo escrute todo. Cuando hacen algo incorrecto, no sienten que estén en deuda; carecen de tal nivel de conciencia). Eso es parcialmente cierto. ¿Hay algo más? (Las personas que poseen conciencia reconocen que existe un Dios y cuando hacen algo erróneo, saben cómo orarle, reflexionar sobre sí mismos y buscar la verdad para resolver el problema. Si una persona que no tiene conciencia se encuentra con un problema, la conciencia no le afecta; no hay lugar en su corazón para Dios y no busca la verdad para solucionar el problema. No piensa que la verdad sea algo que necesita, por lo que no intenta practicarla. Quienes creen en Dios, pero no practican la verdad, son incrédulos). Con independencia de lo que encuentre, una persona con fe verdadera es capaz de aceptar el escrutinio de Dios, y de esa forma su conciencia tiene conocimiento de lo correcto y lo incorrecto, de lo bueno y lo malo. Y lo que es más importante, cree que Dios existe y cree en Su palabra. Guarda en su corazón las palabras de Dios que oye y que a continuación actúan a modo de patrón de evaluación para su propio comportamiento, para la forma en que trata con el mundo y para todo lo que hace. ¿Qué patrón es ese? Tanto si entiende la verdad como si no, la mayor parte del tiempo toma la palabra de Dios como su patrón porque cree en Dios, cree que Él existe y que Su palabra es la verdad. Dado que cree que la palabra de Dios es la verdad, cuando se encuentra con problemas lo natural para ella es emplear Su palabra para evaluarlos. Como mínimo, sabe que sus propios pensamientos y nociones no son la verdad. Así pues, cuando se topa con problemas, el conocimiento de la conciencia le dice que debe tomar la palabra de Dios como su base y, si no es capaz de hacerlo ni de ponerla en práctica, su conciencia no podrá estar tranquila y se sentirá atormentada. Por ejemplo, ¿cómo saben las personas que cosas como proteger sus relaciones carnales con los demás, disfrutar de las comodidades y ser personas complacientes son negativas? (La palabra de Dios lo deja en evidencia). Así es, si las evaluáis conforme a la palabra de Dios, todas ellas son negativas, revelaciones de actitudes corruptas y causadas por la naturaleza de las personas. Cuando esas personas revelan estas cosas, ¿se sienten felices y alegres en su corazón, o molestas y dolidas? Siente un conflicto interno y un malestar, como si un cuchillo se retorciera en su interior. Cada vez que se encuentran con esas cosas y no pueden gestionarlas de conformidad con los principios-verdad ni escapar de las limitaciones de sus sentimientos, su corazón siente dolor. ¿Cómo se produce ese dolor? Siempre que la persona tenga conocimiento de la conciencia y comprenda la verdad de la palabra de Dios. Cuando todo ese dolor y esos reproches y esas acusaciones aparecen en su interior, en lo más profundo de su corazón, sienten odio y repugnancia por sí mismas, y puede que incluso se observen con desprecio y digan: “Aunque anuncie con grandilocuencia que deseo amar a Dios y satisfacerlo, y proclame esas consignas en voz alta, cuando me suceden cosas siempre tengo en cuenta mi propio orgullo. No importa cuántas veces lo intente, no soy capaz de escapar de esa limitación. Simplemente soy reacio a ofender a los demás, y estoy ofendiendo constantemente a Dios”. Con el tiempo, esas personas desarrollan una opinión de sí mismas en lo más hondo de su corazón. ¿De qué se trata? No creen que sean buenas personas; saben que son capaces de hacer muchas cosas malas, y observan que se les da muy bien fingir y que son hipócritas. En esas circunstancias, empiezan a negarse a sí mismas y dejan de creer en ellas. ¿Cómo se obtienen estos resultados? El fundamento necesario para lograrlo es entender la palabra de Dios, cuando sus conciencias están alertas y cumplen su función.

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