Solo con sumisión sincera puede tenerse verdadera confianza (Parte 1)

¿Qué es la fe en Dios? Esta es la pregunta más práctica, así como la verdad más básica que debe entender un creyente. ¿Es la fe en Dios una especie de convicción o es una dirección y un objetivo en la vida de una persona? ¿Cuál es el fin último de la fe en tu corazón? ¿Por qué quieres tener fe en Dios? Es decir, ¿cuál es tu creencia? ¿Cuál es la base y el fundamento de tu fe en Dios? ¿Cuál es tu motivación? En otras palabras, ¿cuál es tu intención y fin al creer en Dios? ¿Para qué sirve en definitiva? Estas son las preguntas más prácticas. Puede decirse que las personas creen en Dios y lo aceptan a fin de obtener bendiciones. Creen en Dios para tener algo en que depositar sus esperanzas, anhelar y buscar en el ámbito del pensamiento y el espíritu. Esta es la intención original que subyace en la fe en Dios de todo el mundo. Sin embargo, al empezar a creer en Él, una vez que entran en contacto con las palabras de Dios, con la verdad, con la obra de Dios y con todas las diversas personas, acontecimientos y cosas bajo Su soberanía, los puntos de vista de estas personas sobre la fe cambian de manera inconsciente. Una vez que entienden la verdad hasta cierto punto, se dan cuenta de que la fe en Dios es lo que les permite acceder a ella, que la fe es lo más significativo, que, de hecho, puede transformar a las personas en muchos aspectos y resolver, en definitiva, el problema de la corrupción humana. Para tener fe en Dios, primero debes entender las siguientes cuestiones: ¿Por qué creen las personas en Dios? ¿Cuál es el fin de creer en Dios? ¿Cuál es la motivación para creer en Dios? ¿Cuál es el deseo y la aspiración inicial al hacerlo? ¿Cuánto habéis pensado en estas cuestiones? ¿Tenéis las respuestas correctas? (Al principio, creía en Dios por un deseo de obtener bendiciones. Al experimentar algo del juicio y castigo de las palabras de Dios, me di cuenta de que solo buscaba bendiciones, de que en realidad no tenía conciencia ni razón y era demasiado egoísta. Me parecía que Satanás me había corrompido profundamente, y por eso anhelaba ser alguien que tuviera conciencia y razón, alguien que pudiera asumir el lugar adecuado de un ser creado y seguir a Dios. En este momento, apenas tengo este escaso conocimiento). Cuando alguien empieza a creer en Dios, siempre quiere obtener gracia, bendiciones y beneficios, satisfacer diversas necesidades y deseos del espíritu y la carne. Desde el comienzo de su fe, cuando buscaba esas cosas, ha sufrido mucho y ahora entiende que el significado de la fe va más allá. El significado de la fe es demasiado profundo y práctico, y los beneficios que recibe son demasiados para resumirlos en pocas palabras. Para tener fe en Dios, uno debe primero resolver los problemas del carácter corrupto y el pecado del hombre, además de lograr someterse y conocer a Dios. Solo de esta manera puede alguien desechar de verdad el carácter corrupto y escapar de la influencia de Satanás para volverse por completo a Dios. El fin de creer en Dios y seguirlo es obtener de Él la verdad y vida, y, en definitiva, convertirse en una persona que concuerda con las intenciones de Dios y es capaz de someterse a Él y adorarlo. Este es el verdadero significado de la fe. Al ver cómo las personas entienden la fe, podemos observar que sus puntos de vista, intenciones y motivaciones respecto a ella han atravesado un gran cambio. ¿Qué motivó este cambio? (Es el resultado de la expresión de la verdad por parte de Dios y de toda la obra que Él ha realizado en las personas). Correcto. Este cambio no es consecuencia del mero paso del tiempo y no te lo impone nadie, ni tampoco es el resultado de la influencia o el contagio de ninguna enseñanza religiosa, y mucho menos, la bondad de tu corazón provocó que el cielo te transformara en una persona mejor y con más semejanza humana. Todo esto son nociones y figuraciones humanas. De hecho, el beneficio más práctico que se obtiene es que, con la guía de las palabras de Dios, con el riego y pastoreo de Sus palabras, las personas logran entender la verdad y las intenciones de Dios, pueden ver con claridad la oscuridad y el mal entre los hombres, y sus ideas y puntos de vista cambian enormemente. ¿Qué hace que se produzcan tales cambios? Son el resultado de experimentar la obra y las palabras de Dios de un modo gradual y paulatino. Entonces, ¿qué conllevan estos cambios? Se refieren a la cuestión más importante de la fe, la de la salvación. Se trata del significado primordial de la fe del hombre. De hecho, las personas no exigen mucho de la fe. Su objetivo es simplemente obtener la gracia y buscar la paz. Entonces, esto se transforma en el deseo de ser buenas personas en lugar de malas y, al final, solo quieren recibir un buen destino. Sin embargo, aquí radica la cuestión más importante: ¿qué efecto quiere lograr Dios en realidad en Su obra de juicio y purificación y en Su salvación del hombre? Esto es lo que la gente ha de entender. En la obra de Dios para salvar al hombre, ¿de qué se sirve Él para lograr la salvación? Se sirve del entendimiento que tiene el hombre de la verdad y de Sus palabras, y luego de la experiencia de juicio y castigo, de las pruebas y refinamientos, liberándolo así del pecado y de la influencia de Satanás. A fin de cuentas, ¿cuál es el significado principal de la fe de las personas? Salvarse, tan simple como eso. ¿Y qué significado tiene salvarse? Quiero que todos lo penséis y me digáis qué significa realmente salvarse. (Significa que podemos liberarnos de la oscura influencia de Satanás, volvernos completamente a Dios y, en última instancia, sobrevivir). (Aquellos que viven bajo el poder de Satanás merecen la muerte, pero los que se salven al experimentar la obra de Dios no morirán). Todos entendéis esto y podéis explicarlo a partir de la doctrina, pero sencillamente no sabéis qué es salvarse. ¿Desechar vuestro carácter corrupto es salvarse? ¿Salvarse significa no mentir, ser una persona honesta y dejar de rebelarse contra Dios? ¿Cómo es la gente después de salvarse? Dicho de manera simple, salvarse significa que podrás seguir viviendo, que se te ha devuelto la vida. Antes vivías en pecado y estabas abocado a la muerte; Dios te veía como a una persona muerta. ¿En qué se basa esta afirmación? Antes de alcanzar la salvación, ¿la gente vive bajo el poder de quién? (El de Satanás). ¿Y de qué dependen para vivir bajo el poder de Satanás? De su naturaleza y sus actitudes corruptas satánicas. Entonces, en todo su ser, tanto en la carne como en todos los demás aspectos, como en su espíritu y sus pensamientos, ¿están vivos o muertos? Desde el punto de vista de Dios, están muertos, son cadáveres andantes. Desde fuera, parece que respiras y piensas, pero lo único que te ronda la mente es la maldad, desafiar a Dios y rebelarte contra Él, diriges todos tus pensamientos a cosas que Dios detesta, odia y condena. A ojos de Dios, todas esas cosas no solo pertenecen a la carne, sino que pertenecen por completo a Satanás y a los diablos. Por tanto, a ojos de Dios, ¿es siquiera humana la humanidad corrupta? No, son bestias, diablos y satanases, ¡son satanases vivos! Todo el mundo vive según la naturaleza y el carácter de Satanás, y Dios los ve como satanases vivos, vestidos de carne humana, como diablos de carne y hueso. Dios los describe como cadáveres andantes, como muertos. Actualmente, Él está haciendo la obra de salvación, lo que significa que tomará a los cadáveres andantes que viven según el carácter corrupto de Satanás y su esencia corrupta, los muertos, y los convertirá en personas vivas. Eso significa salvarse. Uno cree en Dios para salvarse, ¿y qué es salvarse? Cuando uno logra la salvación de Dios, es como el muerto que vive. Aquel que una vez perteneció a Satanás, que estaba destinado a morir, ahora ha cobrado vida como alguien que pertenece a Dios. El que es capaz de someterse a Dios, conocerle y postrarse ante Él en adoración cuando cree y sigue a Dios, si no tiene más resistencia y rebeldía contra Él en su corazón y no va a resistirse ni atacarle más, y puede someterse realmente a Él, entonces, a ojos de Dios, es una persona viva real. ¿Es una persona viva alguien que meramente reconoce a Dios de palabra? (No). ¿De qué clase es entonces una persona viva? ¿Cuáles son sus realidades? ¿Qué debe poseer? Contadme vuestras opiniones. (Los que pueden aceptar la verdad son personas vivas. Cuando los puntos de vista ideológicos y las opiniones de las personas sobre las cosas cambian y se ajustan a la palabra de Dios, se trata de personas vivas). (Las personas vivas son aquellas que entienden la verdad y pueden practicarla). (Alguien que teme a Dios y evita el mal como Job es una persona viva). (Son aquellas que conocen a Dios, pueden vivir según Sus palabras y son capaces de vivir la realidad-verdad; esas son las personas vivas). Todos habéis hablado de un tipo de manifestación. Para que alguien en definitiva se salve y se convierta en una persona viva, debe al menos prestar atención a las palabras de Dios, ser capaz de pronunciar palabras de conciencia y razón, y debe pensar y discernir, ser capaz de entender la verdad y practicarla, de someterse a Dios y adorarle. Así es una persona viva auténtica. ¿Qué suelen pensar y hacer las personas vivas? Pueden hacer un poco de lo que deben hacer las personas normales. Sobre todo, cumplen bien con sus deberes, y temen a Dios y evitan el mal en lo que piensan y revelan, en lo que dicen y hacen de manera regular. Esa es la naturaleza de lo que suelen pensar y hacer. Para ser un poco más precisos, como poco, lo que dicen y hacen coincide en gran medida con la verdad. Dios no lo condena ni lo desdeña, sino que lo reconoce y aprueba. Eso es lo que hacen las personas vivas, y es lo que deben hacer. Si meramente reconoces a Dios de palabra y crees en tu corazón, ¿puedes lograr la aprobación y salvación de Dios? (No). ¿Por qué no? Hay quien dice: “Creo que hay un Dios”. “Creo en la soberanía de Dios sobre todas las cosas y sobre el destino de la humanidad”. “Creo que todo lo relacionado conmigo está en manos de Dios, que Él me ha guiado durante la mayor parte de mi vida, y que puede igualmente guiarme en mi senda futura”, y “Creo que Dios puede cambiar mi destino”. ¿Tener semejante “fe” significa que esa persona se ha salvado? (No). Entonces, ¿qué clase de fe implica que alguien ha obtenido la verdadera salvación? (La fe que le permite temer a Dios y evitar el mal, igual que Job). ¿Cómo puede llegar alguien a poseer una fe tan auténtica? ¿Puede una fe basada en el reconocimiento verbal y en creer en el fuero interno dar lugar a un corazón que tema a Dios y evite el mal? ¿Creer así implica que se trata de personas con conocimiento de Dios? ¿Permite esa creencia alcanzar la sumisión a Dios? ¿Se puede lograr la salvación? ¿Qué elementos faltan aquí? Estas cuestiones se han de considerar y entender.

¿Hay alguna diferencia entre creencia, convicción y auténtica fe? (Sí). No cabe duda de que existen diferencias y has de averiguar cuáles son en concreto. Si no eres capaz de distinguir tales cosas, es posible que te parezca que tienes auténtica fe en Dios, pero solo tengas una creencia o convicción vagas. ¿Cómo puede una vaga convicción reemplazar a tu auténtica fe en Dios? De hecho, en lugar de tener verdadera confianza, mantienes tus propias convicciones y creencias. Si tu fe en Dios no es más que una creencia o una convicción, entonces nunca eres capaz de acudir de verdad ante Dios, y Él no aprueba una fe como la tuya. ¿Cuál es la diferencia entre creencia, convicción y auténtica fe? La creencia y la convicción no son fáciles de explicar con claridad, así que hablemos primero de la auténtica fe. ¿Qué es la auténtica fe en Dios? (Creer que todos los acontecimientos y todas las cosas están bajo la soberanía de Dios). ¿Es eso auténtica fe o una creencia? (Una creencia). (La auténtica fe se funda en el conocimiento de Dios. Solo cuando la gente conoce a Dios puede poseer auténtica fe). Esta apreciación solo es correcta en parte. ¿Cómo puede alguien llegar a poseer auténtica fe? ¿Cuáles son las manifestaciones de esta? Si tiene auténtica fe, ¿malinterpretará a Dios o se quejará de Él? ¿Mostrará oposición hacia Él? (No). Si tiene auténtica fe, ¿se rebelará contra Dios? ¿Puede satisfacer a Dios cuando intenta hacer el bien y ser buena persona en base a sus propias nociones y figuraciones? (No). Dejemos de lado estos tres conceptos de creencia, convicción y auténtica fe para hablar primero sobre un asunto. Antes de ser salvado y perfeccionado, ¿qué cosa bien conocida hizo Pedro? (Negó tres veces al Señor). ¿Qué más hizo Pedro antes de negar tres veces al Señor? Cuando el Señor Jesús dijo que le iban a crucificar, ¿qué respondió Pedro? (“¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá” [Mateo 16:22]). ¿Fue la auténtica fe lo que llevó a Pedro a decir esto? (No). ¿Entonces qué fue? Fueron las buenas intenciones del hombre, y se trató de un trastorno a la obra de Dios. ¿De dónde sacó Pedro esta clase de buena intención? (De la voluntad humana). ¿Por qué albergaba esa voluntad humana? No entendía la intención de Dios, no entendía en qué consistía el ministerio del Señor Jesús y no tenía una verdadera comprensión de Él. Simplemente seguía al Señor por admiración. Adoraba al Señor en su corazón, así que quería amarlo y protegerlo. Pensó: “Esto nunca debe sucederte. ¡No puedes sufrir ese dolor! Si lo que se busca es sufrimiento, seré yo el que lo padezca. Lo haré yo en Tu lugar”. No conocía la intención de Dios y disponía de algunas de las buenas intenciones que provienen de la voluntad humana y quería impedir que tal cosa ocurriera. Entonces, ¿qué le llevó a actuar de ese modo? Por una parte, se debió a su impulsividad, a la voluntad humana y a la incapacidad para entender. Por otra, a que no entendía la obra de Dios. ¿Hizo esto motivado por una verdadera confianza? (No). Entonces, ¿por qué llegó a tener tan buenas intenciones? ¿Concuerdan estas con la verdad? ¿Constituyen buenas obras? Aunque buscaba hacer el bien y obraba desde las buenas intenciones y la sinceridad, ¿cuál era la naturaleza de sus acciones? ¿Se trataba de comportamientos y acciones surgidos de la auténtica fe? (No). Ahora que está claro, la respuesta es que desde luego que no. ¿Es esto entonces una creencia? (Sí). Usemos esto para hablar sobre qué es la creencia. La creencia es una especie de buen anhelo y deseo que se ajusta mucho a las nociones y figuraciones humanas. Es algo que la humanidad considera generalmente bueno, correcto y positivo. Una especie de buen pensamiento, de buena idea, de buena práctica y de buena motivación que se ajusta por completo a las nociones y sentimientos humanos. Es lo que anhelan los seres humanos. Eso es una creencia. No es auténtica fe. Proviene por entero de la voluntad humana y no concuerda con los estándares que requiere Dios, así que la creencia no es verdadera confianza. Pedro fue sin duda un buen hombre. Poseía buena humanidad y era sencillo, honesto, apasionado y sincero en su búsqueda. En su interior no albergaba dudas respecto a la identidad del Señor Jesús. Así, desde el fondo de su corazón, pudo pronunciar estas palabras: “¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá”. Su humanidad y su integridad quedan demostradas en el hecho de que pudiera decir tal cosa. Aunque esto es una especie de deseo, de buena intención, y se trata solo de una clase de comportamiento, de práctica y demostración que surge de cierta creencia, notamos que Pedro tiene una humanidad bondadosa. Mantuvo unas creencias positivas y correctas, pero por desgracia, a causa de su escasa estatura, sabía demasiado poco sobre Dios, desconocía Su plan de gestión, la obra que Él pretendía hacer, y no entendía Su intención. Hizo una necedad basada por completo en la voluntad humana y trastornó la obra de Dios. Era una acción humana que provenía de la creencia, y resulta obvio que no se trataba de auténtica fe. Si alguien ostenta tales creencias, que provocan buenos comportamientos y causan que tenga algunas buenas intenciones, ¿recordará Dios las cosas que hace? Dios no recuerda tales cosas, así que se hacen en vano. En cambio, Dios dijo lo siguiente: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Mateo 16:23). Reflexionad sobre ello. ¿Por qué el Señor Jesús pronunció palabras que la gente encuentra tan desconsideradas? ¿Por qué no fue comprensivo cuando vio las buenas intenciones de Pedro? ¿Qué postura adoptó Dios ante este asunto? ¿Aprobó esta buena intención de Pedro? (No). Dios escrutó el corazón de Pedro y vio que no escondía intenciones malvadas, así que no necesitaba dejar en evidencia la esencia de este asunto. ¿Eso está bien? (No). ¿Por qué? ¿Qué piensa Dios de las buenas intenciones, las creencias y las cosas que la gente cree que son buenas, pero no se ajustan a las intenciones de Dios? Dice que tales cosas provienen de Satanás y suponen una resistencia hacia Él. Eso cree Dios. ¿Pensar eso contradice las formas de pensar humanas? (Sí). Si actuara desde el afecto humano, ¿qué haría una persona corriente respecto a Pedro? Le permitiría salvar las apariencias y tener margen de maniobra, pensando en su corazón: “Las intenciones de Pedro son buenas y quiere protegerte. Recriminarle de tal manera parece desconsiderado”. Pero los actos de Dios no concuerdan con las nociones humanas. ¿Cuál es la naturaleza de las palabras que dijo Dios? En un sentido, son una puesta al descubierto, en otro, una condena y, en un tercer sentido, son un juicio. ¿Cómo se sintió Pedro al oír estas palabras? Castigado, como si le hubieran clavado un cuchillo en el corazón. Se sentía fatal y, sin comprenderlo, pensó para sí: “¡Oh, Dios, te amo sinceramente! Creo mucho en Ti, te amo profundamente y quiero protegerte con toda mi alma, pero ¿por qué me tratas así? Dices que soy Satanás y me ordenas que me quite de delante de Ti. ¿Cómo que soy Satanás? ¿Acaso no soy alguien que te sigue sinceramente? Entonces, ¿cómo puedes verme como Satanás? Es más, eres muy desconsiderado al decirme que me quite de delante de Ti. Es muy doloroso, ¡demasiado!”. ¿Sois capaces de observar la postura de Dios ante la creencia humana a partir de cómo maneja y trata las cosas de esta manera? (Condena, juzga y pone al descubierto). Es cierto. A Dios no solo le disgustan estas cosas, sino que las aborrece y, lo que es más grave, las condena. ¿Habéis visto el carácter de Dios a partir de lo que ha revelado? (El carácter de Dios es justo). No cabe duda. ¿Y qué más? Para Dios, aunque la tolerancia, la misericordia, la paciencia y la bondad son muy beneficiosas para la gente, si bien son las partes de lo que Dios tiene y es que las personas encuentran más fáciles de aceptar, y aunque se trate de cosas que siempre se revelan en Dios y que Él concede a la gente, en cuanto alguien ofende el carácter de Dios y vulnera Sus principios, ¿cómo lidia Él con esa persona? ¡Dios la condena! No le lanza a la gente enunciados ambiguos, diciendo: “Esto lo ha hecho con buenas intenciones y sin motivaciones ocultas, así que esta vez lo dejaré pasar”. Al contrario que el hombre, Dios no se queda a medio camino y no permite adulteración alguna respecto a la voluntad humana. Al pan, pan, y al vino, vino. Lo correcto, es correcto, lo que está mal, está mal. Para Dios no existen ambigüedades. Al diseccionar lo que Pedro le dijo al Señor Jesús: “¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá”, cualquiera puede ver qué es la creencia. ¿Son capaces de satisfacer a Dios las personas con creencias? ¿Pueden las creencias generar auténtica fe? ¿Pueden sustituir a la auténtica fe en Dios? (No). No, eso es absolutamente cierto.

¿Qué son las creencias, al fin y al cabo? Son una especie de figuración y noción, son anhelos positivos, objetivos loables e ideales elevados que establecen las personas. Después de haberlos establecido, corren en esa dirección, los persiguen y los alcanzan al confiar en cosas humanas tales como las buenas intenciones, el esfuerzo y la voluntad de sufrir, o en más buenas obras. ¿Qué es lo que falta aquí? ¿Por qué no pueden satisfacer a Dios aquellos que albergan creencias? (Cuando se rige por sus creencias, la gente trastorna y perturba la obra de Dios). Este es un aspecto que resulta obvio. Además, cuando la gente hace las cosas conforme a sus creencias, ¿hay algo de verdad en aquello que hace? (No). Diseccionemos lo que hizo Pedro. Dijo: “¡No lo permita Dios, Señor! Eso nunca te acontecerá”. ¿Hay verdad en estas palabras? (No). ¿Qué quiso decir cuando dijo “eso nunca te acontecerá”? ¿Por qué no puede acontecerle eso a Dios? ¿Acaso es posible que no se encuentre todo ello bajo Su soberanía? ¿No tiene Él la última palabra en todo? Si Dios lo permite, será. Si Él no permite que sea, ¿acaso no se evitará? ¿Pueden las palabras de Pedro “eso nunca te acontecerá” servir para cambiar todo esto? ¿Quién determinó el devenir, la progresión y el desenlace de todo este asunto? (Lo determinó Dios). Así pues, ¿qué son estas palabras que dijo Pedro? Se trata de palabras necias dichas desde la ignorancia, son palabras pronunciadas en nombre de Satanás. Es la consecuencia derivada de las creencias humanas. ¿Es este un problema grave? (Sí). ¿Cómo de grave? (Supone resistirse a Dios y actuar como emisario de Satanás). Correcto. Es actuar como emisario de Satanás, lo que implica resistirse a Dios y destruir Su obra en representación de Satanás. Si el Señor Jesús hiciera lo que dijo Pedro respecto a este asunto, ¿no se echaría a perder Su obra de redención de la humanidad? ¿Cuál es la naturaleza de estas palabras que dijo Pedro? (Trastornan la obra de Dios). Por este motivo pronunció Dios sin misericordia estas palabras tan airadas: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!”. Estas palabras son una condena, además de un juicio. En ellas reside el carácter de Dios. Cuando la gente ostenta tales creencias, las cuales se entremezclan con buenas intenciones, anhelos y preciosos deseos humanos, y todo eso que la humanidad considera positivo, correcto y bueno, ¿da Dios Su aprobación? (No). ¿Por qué no las aprueba Dios si se trata de cosas que las personas consideran buenas? Por una parte, se debe a que estas carecen de un auténtico conocimiento de Dios. Esa suele ser la causa. Además, desde un punto de vista práctico, no se someten realmente a las palabras que dice Dios ni a los actos que realiza, ni tampoco los comprenden. Sobre la base del pensamiento humano, siempre quieren que Dios no haga esto o aquello. Siempre piensan: “En realidad no es bueno que Dios actúe así. No es lo que cabría esperar, no muestra gran consideración hacia las personas”. Cuando se encuentran con tales cosas, suelen desarrollar nociones, se llenan de figuraciones creadas por el hombre y recurren a toda clase de métodos humanos para encargarse de ellas. No hay sumisión, conocimiento real ni auténtico temor a Dios en nada de esto, solo el trastorno y la destrucción de la obra de Dios. Carece de cualquier elemento de auténtica fe. Por tanto, se juzgó a Pedro tras decir esas palabras. ¿Ganó algo después de que se le juzgara? (Fue capaz de entender un poco más sobre sí mismo y sobre el carácter de Dios). ¿Es ese juicio bueno o malo? Como poco, fue una fuerte llamada de atención que le hizo pararse a pensar: “Señor, ¿soy yo Satanás? Creo realmente en Ti, te amo, soy Tu fiel seguidor. ¿Cómo voy a ser Satanás?”. Al considerarlo de nuevo, pensó: “El Señor Jesús me reprendió con palabras muy claras y sencillas. Me dijo que me quitara de delante de Él y me reprendió por ser Satanás. Eso significa que actué en nombre de Satanás en este asunto. ¿Qué clase de persona es capaz de actuar en representación de Satanás? Alguien que no es compatible con Dios. Tal persona puede resistirse y traicionar a Dios en cualquier momento y lugar, es capaz de destrozar Su obra, perturbarla y destruirla, y convertirse así en Su enemigo. ¡Es algo terrible! En ese caso, me quitaré a toda prisa de delante de Dios y cerraré la boca”. ¿Acaso no muestra esto que Pedro entró lentamente en razón, obtuvo entendimiento y fue consciente de la gravedad del problema? Se dio cuenta de que el hombre siempre es hombre y Dios siempre es Dios, y de que entre el hombre y Dios existe una distancia. Cuando el hombre obra sobre la base de las buenas intenciones, Dios lo ve como un trastorno y una perturbación. Al proceder poco a poco de este modo, ¿resulta ser bueno el juicio de Dios respecto al hombre? (Sí). Entonces, ¿es malo que una persona revele un poco de necedad? Visto así, no es malo, resulta algo bueno. ¿Por qué decimos que es bueno? (La gente se beneficia de ello). Cierto, la gente obtiene algunos beneficios. ¿Cómo se producen tales beneficios? Cuando estás sujeto al juicio de Dios y te sometes a él, te examinas a ti mismo y aceptas todo lo que viene de Dios —todas Sus expresiones, Sus revelaciones y todo lo que Él requiere de ti— y eso se convierte en tu realidad y en tu vida, sin siquiera darte cuenta, tu corrupción termina desapareciendo. Entonces, ¿es malo o bueno que te juzguen? (Es bueno). ¿Estáis dispuestos a recibir el juicio? (Sí). Así pues, ¿sería adecuado que se os juzgara a diario? Eso no te dejaría comer, dormir ni descansar con normalidad. Cuando sucediera algo, Dios te diría que dieras un paso atrás. Te juzgaría cuando encontrara el momento de hacerlo. ¿Estaría bien eso? ¿Podrías soportarlo? La gente no podría soportar esto, y Dios no haría tal cosa. El deseo sincero de Dios es que crezcas y madures rápidamente. Por eso hay tantas etapas en el juicio de Dios. A veces se enfada, y luego te ofrece algo de consuelo. Puede que en ocasiones te golpee, y luego te ofrece misericordia. Aunque Dios se enfada a menudo, se producen intervalos en Su rabia que permiten a la gente recuperar el aliento. Lo único que ayudará al crecimiento de las personas en la vida es que Dios las juzgue y condene directamente de esta manera. Merece la pena sufrir un poco para obtener la verdad.

Aquellos que solo profesan creencias distan mucho de poder satisfacer las intenciones de Dios, y las creencias no son ni mucho menos un sustituto adecuado de la auténtica fe en Él. Si su fe en Dios se basa en una creencia, nunca podrán presentarse ante Él con sinceridad, y menos aún someterse a Él de ese modo ni tener un corazón temeroso de Dios. ¿Por qué ocurre esto? Las creencias de las personas no tienen nada que ver con la verdad, y distan mucho de cumplir con los requerimientos de Dios. Que alguien tenga creencias no significa que entienda la verdad. La gente no entenderá nunca la obra de Dios por medio de una fe con base en la creencia, y solo puede provocar trastornos y perturbaciones en Su obra. La fe fundada en la creencia no significa que alguien sea considerado con las intenciones de Dios, y mucho menos que se someta a Él. Entonces, ¿qué ocurrió después con Pedro? Antes de que lo crucificaran, el Señor Jesús le dijo lo siguiente: “En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (Mateo 26:34). ¿Qué respondió Pedro? (“Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré” [Mateo 26:35]). Esto contrarió a Pedro, que negó que fuera a hacer lo que decía el Señor, pero los hechos al final corroboraron las palabras del Señor Jesús. ¿Era la confianza de Pedro en ese momento mayor o menor que la vuestra? (Mayor, le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote para proteger al Señor). Eso fue una muestra de impulsividad. Su conocimiento del Señor Jesús y la admisión de Su identidad son representativos del grado de fe de Pedro en Él. Esto le permitió luchar a la desesperada por el Señor Jesús, y dijo: “Arriesgaré la vida para luchar contra cualquiera que toque a mi Señor”. Su fe había alcanzado este punto, pero ¿es la impulsividad del hombre lo que quiere Dios? Desde luego que no. La fe de Pedro alcanzó tal nivel que hubiera entregado su vida por el Señor, pero entonces, ¿por qué lo negó tres veces igualmente? ¿Porque la profecía del Señor Jesús le destinaba a hacerlo? (No). ¿Cuál fue si no la razón? ¿Por qué fue tan cobarde? Era capaz de arriesgar su vida para luchar contra cualquiera por el Señor Jesús y de cortarle la oreja a alguien. Por amor al Señor Jesús, fue capaz de decir esas palabras desde el fondo del corazón y obrar en consecuencia, lo que demostraba su excepcional sinceridad. Entonces, llegado el momento, ¿por qué no se atrevió a reconocer al Señor? (Porque conocía las consecuencias. Si los soldados romanos lo hubieran capturado en ese momento, lo habrían condenado a muerte. Temía que lo atraparan y también tenía miedo de morir). El motivo principal era su deseo de salvar la vida. Es cierto que Pedro tenía creencias, pero ¿contaba con los elementos de una auténtica fe? Por aquel entonces, Pedro ya se había dado cuenta de que el Señor Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios vivo y Dios mismo. La fe que profesaba Pedro era muy auténtica, así que ¿por qué continuaba siendo tan cobarde? (Le faltaba estatura). Apreciaba su vida y temía la muerte, el sufrimiento y la tortura física. Fuera cual fuera la razón, al final negó al Señor tres veces. Fue como dijo el Señor Jesús: “Esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces”. En efecto, Pedro convirtió en realidad estas palabras. ¿Cómo pudo el Señor Jesús decir tales cosas y llegar a esas conclusiones sobre Pedro? (Dios escruta lo más hondo del corazón de las personas). ¿Qué escrutó Dios en el corazón de Pedro? (Su estatura y su fe en Él). El Señor Jesús vio la estatura de Pedro y su grado de confianza. Con tan poca estatura, ¿sorprende que negara tres veces al Señor? Resulta inevitable que actuara como lo hizo ante esa situación, dada su estatura. ¿Por qué tenía Pedro tan poca confianza en ese momento? (Había seguido al Señor Jesús durante tres años, así que había experimentado demasiado poco de la obra de Dios). Su confianza no podía ser tan grande pasados solo tres años de seguirlo. Esa era su estatura en aquel momento. Logró hacerla crecer mediante la continua profundización en su experiencia.

¿Es adecuado seguir a Dios sin tener verdadera confianza? ¿Qué significa en realidad para las personas tener auténtica fe en Dios? En los términos más sencillos posibles, se trata de la dimensión de tu confianza en todas las palabras de Dios y en Su obra y de hasta qué punto eres capaz de creer de veras. En concreto, es la medida en que eres capaz de creer y reconocer en tu corazón el cumplimiento definitivo y los medios para que se cumplan las palabras pronunciadas por Dios, las cosas que Él ha ordenado, Su soberanía, las instrumentaciones y arreglos de Dios, la forma en que Él dispone los destinos futuros de las personas y otras cosas por el estilo, así como hasta qué punto tienes verdadera confianza en tales cosas. En ese momento, Pedro ni siquiera se atrevió a reconocer el nombre del Señor Jesús ni a admitir su relación con Él. Apenas tenía confianza, y eso era indicativo de su estatura real. ¿Cuál era su estatura real? (Solo admitía que el Señor Jesús era el Cristo, pero sabía poco de Dios). Su estatura era muy reducida y no llegaba a más. En cuanto a vosotros, ¿hasta qué punto tenéis fe en Dios en estos momentos? ¿Es vuestra fe más fuerte que la de Pedro? ¿Es más débil? ¿Es más o menos igual? (Es igual en lo que se refiere a reconocer a Cristo. Entendemos un poco más de la verdad que Pedro, pero todavía tenemos que entrar en muchas de estas verdades). Si la fe en Dios consiste solo en admitir que Él es Dios, en reconocer que Él lo puede instrumentar y disponer todo, y que tiene soberanía sobre todas las cosas, sobre tu destino y sobre tu vida; si esto es lo único que admites, pero dispones de pocos elementos de fe e incluso menos, casi ninguno, de sumisión, y ninguno en absoluto relacionado con esperar y buscar a Dios, ¿qué clase de fe es esa? Siempre dices que crees en Dios, crees que es soberano sobre todas las cosas y lo instrumenta todo, que concede la vida a las personas y que harás cualquier cosa que Él te pida, incluso entregar la vida por Él. Pero entonces te topas con una situación como la que experimentó Pedro, donde alguien pregunta: “¿Es ese tu Dios?”. Reflexionarás sobre el asunto, y pensarás: “Estoy rodeado de no creyentes, ¿acaso no me arrestarán si digo que lo conozco? Dios ha dicho que podemos recurrir a la sabiduría en momentos cruciales y evitar reconocerlo, así que actuaré con sabiduría y Dios no me lo reprochará”. Si aprecias tu vida y eres un cobarde, no te atreverás a reconocer a Dios, e incluso puede que lo niegues. En un momento semejante, ¿dónde queda la confianza según la cual crees que Dios es soberano sobre todas las cosas? (No existe). ¿Era real la confianza que creías tener en los momentos normales o era falsa? (Era falsa). Cuando sucede algo que vulnera especialmente tus nociones o gustos, y la intención de Dios en el asunto todavía no ha sido del todo revelada, Él requiere que te sometas. Ha dispuesto el entorno para que puedas aprender una lección. ¿Qué haces tú entonces? Por ejemplo, supongamos que destacas por la fortaleza de tu fe, y también por ser piadoso y sincero, pero Dios dispone un entorno que no se ajusta a tus nociones; te trata como si fueras un no creyente. Al sentirte agraviado, se te llenarán los ojos de lágrimas y te quejarás ante Dios, al que dirás de corazón: “Oh, Dios, creo en Ti, vivo por Ti, pero has dispuesto un entorno como este, me has colocado entre los no creyentes y me has mezclado con espíritus impuros. ¿Acaso no me acabaré contaminando? Se me ha señalado como a una persona santa, alguien que pertenece a Dios. No deberías haber dispuesto esto. ¿Tienes idea de cuánto te extraño, de cuánto te amo? No puedo estar separado de Ti. No puedes tratarme de esta manera, ¡no es justo!”. ¿Qué ocurre? Cuando te encuentras con cosas que no se corresponden con tus nociones, ¿dónde queda tu sumisión? (No existe). ¿Por qué la sustituyes? (Por quejas, malentendidos y resistencia). ¿Es eso auténtica confianza? ¿Qué debe poseer la auténtica fe? ¿De qué modo se manifiesta? (Buscando las intenciones de Dios y sometiéndose a Él). Basta un solo incidente para revelar si alguien tiene o no verdadera confianza.

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