Comprender la verdad es lo más importante para cumplir bien con el deber (Parte 3)
Ahora, ¿está claro en vuestro corazón si sois miembros de la casa de Dios? ¿Habéis entrado realmente en ella? En función de lo que acabo de compartir, ¿podéis determinarlo? ¿Podéis estar seguros de que habéis atravesado la puerta de la casa de Dios y de que sois miembros de ella? (Estamos seguros). Es bueno que podáis estarlo. Eso demuestra que vuestra fe en Dios ya tiene una base y que os habéis afianzado en la casa de Dios. Aquellos que no tienen una base están fuera de Su casa y Dios no los reconoce. ¿Qué pasa si das testimonio por Dios y les dices a otros que eres Su seguidor y un miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso, pero Él dice que no te conoce? Eso sería un problema, ¿no es así? ¿Sería una bendición o una maldición para la gente? No es una buena señal. Por eso, si quieres ganar la aprobación de Dios y decir que eres un verdadero creyente, debes hacer algunas cosas que beneficien a la obra de la casa de Dios, preparar buenas obras, dirigir tu corazón hacia Él y tener un corazón que honre Su grandeza. Solo entonces Él te reconocerá. Primero, debes corregir los errores en tu punto de vista, en tus actitudes y prácticas con respecto a Dios y a la verdad, así como también la senda incorrecta que has tomado. Esas cosas se deben corregir. Esa es la base. Después, debes aceptar todas las verdades que Dios expresa y cumplir tus deberes como Él pide. Una vez que logres esas cosas, Él estará satisfecho y te reconocerá como Su seguidor. Segundo, debes dejar, poco a poco, que Dios te reconozca como un verdadero ser creado, uno que da la talla. Si todavía estás afuera de la casa de Dios y Él aún no te ha reconocido como miembro de esta, pero dices que quieres ser salvado, ¿no es solo el sueño de un tonto? Ahora vosotros habéis experimentado un poco de reprensión y disciplina, y tenéis la gracia y la bendición de Dios, y vuestra fe en Él tiene una base. Eso es algo bueno. El próximo paso es ser capaces de obtener entrada en la vida a partir del entendimiento de la verdad, convertir esas verdades en vuestra propia vida y vivirlas, aplicarlas al llevar a cabo vuestro deber y en todas las cosas que Dios os ha encomendado. Entonces tendréis esperanza de salvación. La mayoría de vosotros no tenéis un calibre escaso, podríais ser considerados de calibre promedio. Hay esperanzas de salvación para vosotros, aunque todos tenéis ciertas limitaciones y defectos en vuestra humanidad. Algunos sois perezosos, algunos alardeáis, algunos sois arrogantes y otros algo sosos, adormecidos e intransigentes. Esas son cuestiones de carácter. Para algunos problemas de humanidad y carácter debéis buscar la verdad por medio de la experiencia, reflexionar sobre vosotros mismos y aceptar ser podados para poder hacer cambios progresivos y alcanzar experiencia y profundidad en vuestra comprensión y entendimiento de la verdad. De esa manera, poco a poco creceréis en la vida. Si uno tiene vida, hay esperanza. Sin vida, no la hay. ¿Poseéis vida en este momento? ¿Tenéis entendimiento y experiencia de la verdad en vuestro corazón? ¿Cuánto y hasta qué punto os sometéis a Dios? Debéis tener esas cosas claras en vuestro interior. Si no estáis claros sino atolondrados, os será difícil crecer en la vida.
En la iglesia hay quienes piensan que esforzarse mucho o hacer algunas cosas arriesgadas significa que han acumulado méritos. De hecho, teniendo en cuenta sus actos estas personas son ciertamente dignas de elogio, pero su carácter y su actitud hacia la verdad son abominables y repugnantes. No aman la verdad, sino que sienten aversión por ella. Esto por sí solo los hace individuos abominables. Esas personas son despreciables. Cuando Dios ve que la gente tiene un calibre escaso, ciertos defectos y un carácter corrupto o una esencia que se opone a Él, no siente rechazo ni la mantiene lejos de Él. Esa no es la intención de Dios ni Su actitud hacia el hombre. Dios no aborrece el calibre escaso de la gente, su necedad ni que tenga un carácter corrupto. ¿Qué es lo que más aborrece Dios en la gente? Que sienta aversión por la verdad. Si sientes aversión por la verdad, solamente por eso, Dios nunca se deleitará en ti. Esto es inamovible. Si sientes aversión por la verdad, si no la amas, si tu actitud hacia ella es ser indiferente, despectivo, arrogante, o incluso de repulsa, resistencia y rechazo… Si te comportas de este modo, Dios sentirá una repulsión total hacia ti y estás acabado, sin posibilidad de salvarte. Si realmente amas la verdad en tu corazón, pero tienes un calibre un tanto escaso y careces de perspicacia, además de ser un poco necio; si a menudo cometes errores, pero no tienes la intención de hacer el mal, y simplemente has hecho algunas tonterías; si estás dispuesto a escuchar de corazón la enseñanza de Dios sobre la verdad, y anhelas sinceramente la verdad; si la actitud que adoptas en tu trato con la verdad y las palabras de Dios es de sinceridad y anhelo, y puedes atesorar y apreciar las palabras de Dios, con eso basta. A Dios le gustan esas personas. Aunque a veces seas un poco necio, a Dios le sigues gustando. Dios ama tu corazón, que anhela la verdad, y ama tu actitud sincera hacia la verdad. Por lo tanto, Dios tiene misericordia de ti y siempre te concede gracia. Él no tiene en cuenta tu calibre escaso ni tu necedad, ni tampoco tus transgresiones. Como tu actitud hacia la verdad es sincera y entusiasta y tu corazón es sincero, entonces, teniendo en cuenta la sinceridad de tu corazón y esta actitud tuya, Él siempre será misericordioso contigo, y el Espíritu Santo obrará en ti y tendrás esperanzas de salvación. Por el contrario, si eres duro de corazón y autocomplaciente, si sientes aversión por la verdad, nunca estás atento a las palabras de Dios ni a todo lo que implica la verdad y eres hostil y desdeñoso desde el fondo de tu corazón, ¿cuál es la actitud de Dios hacia ti? De aborrecimiento, repugnancia y constante ira. ¿Qué dos características evidencia el carácter justo de Dios? Abundante misericordia y profunda ira. En “abundante misericordia”, “abundante” significa que la misericordia de Dios es tolerante, paciente, indulgente y el máximo amor, eso significa “abundante”. Dado que la gente es ingenua y de calibre escaso, Dios debe actuar de esta manera. Si tú amas la verdad, pero eres ingenuo y de calibre escaso, la actitud de Dios hacia ti es de una abundante misericordia. ¿Qué implica la misericordia? Paciencia y tolerancia: Dios es tolerante y paciente con tu ignorancia; te da la fe y la tolerancia suficientes para sostenerte, para proveerte y ayudarte para que puedas entender la verdad poco a poco y madures de manera gradual. ¿Sobre qué base se construye eso? Sobre la base del amor y el anhelo de una persona por la verdad y de su actitud sincera hacia Dios, Sus palabras y la verdad. Esos son los comportamientos fundamentales que se deberían manifestar en las personas. Pero si alguien siente aversión por la verdad en su corazón, esta le genera rechazo o incluso la odia; si jamás la toma en serio y siempre está hablando de sus propios logros, de cómo ha trabajado, de cuánta experiencia tiene, de las cosas por las que ha pasado, de cuánto lo estima Dios y de las grandes tareas que le ha encomendado; si alguien solo habla de esas cosas, de sus cualificaciones, logros y talentos, siempre alardeando, y jamás habla sobre la verdad ni da testimonio a Dios ni habla sobre el entendimiento ganado a partir de la experiencia con Su obra ni de su conocimiento de Él, ¿acaso no siente aversión por la verdad? Así es como se manifiesta la aversión por la verdad y la falta de amor hacia ella. Algunas personas dicen: “¿Cómo pueden escuchar sermones si no aman la verdad?”. ¿Acaso todos los que escuchan sermones aman la verdad? Hay quienes solo lo hacen por inercia. Se los obliga a actuar frente a otros y temen que la casa de Dios no reconozca su fe si no participan en la vida de la iglesia. ¿Cómo define Dios esa actitud hacia la verdad? Dios dice que no aman la verdad, que sienten aversión por ella. Dentro de su carácter hay una cosa que es la más destructiva, incluso más que la arrogancia y la falsedad, y es que sienten aversión por la verdad. Dios ve eso. Dado Su carácter justo, ¿cómo trata Dios a esas personas? Siente ira hacia ellas. Cuando Dios siente ira hacia alguien, a veces lo amonesta o lo disciplina y lo castiga. Si no se opone a Él de manera deliberada, Dios será tolerante, esperará y observará. Dependiendo de la situación u otras razones objetivas, puede utilizar a ese incrédulo para que le rinda servicio. Pero en cuanto las circunstancias lo permitan y sea el momento adecuado, esa persona será echada de la casa de Dios, ya que ni siquiera está calificada para rendir servicio. Así es la ira de Dios. ¿Por qué se pone tan iracundo? Es una expresión del odio enorme que le generan quienes sienten aversión por la verdad. La ira intensa de Dios indica que ha definido el final y el destino de esas personas que sienten aversión por la verdad. ¿Cómo clasifica a esas personas? Las clasifica del lado de Satanás. Como está iracundo con ellas y le repugnan, Dios les cierra la puerta y no les permite poner un pie en la casa de Dios ni les da la posibilidad de ser salvadas. Esa es una manifestación de la ira de Dios. También las pone al mismo nivel que Satanás, como demonios inmundos y espíritus malignos, como incrédulos; y cuando llegue el momento, las descartará. ¿No es esa una manera de lidiar con ellas? (Sí). Así es la ira de Dios. ¿Y qué les espera una vez que hayan sido descartadas? ¿Podrán volver a disfrutar alguna vez de la gracia de Dios y de Sus bendiciones y Su salvación? (No). En la Era de la Gracia, la gente decía con frecuencia algo como esto: “Dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición”. La mayoría de las personas puede entender lo que significan esas palabras. Es la emoción y la actitud que Dios tiene al salvar a la raza humana corrupta. Pero ¿cómo salva a la raza humana? ¿La salva en su totalidad o solo a una parte de ella? ¿A qué parte salva y a qué personas abandona? Pocas personas pueden llegar al fondo de esta cuestión. Solo pueden hablarle a la gente de doctrinas. “Dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición”. Hay demasiadas personas que dicen eso, pero no comprenden ni remotamente la intención de Dios. De hecho, la intención de Dios es salvar solo a aquellos que aman la verdad y que pueden aceptar Su salvación. Aquellos que sienten aversión por la verdad y se rehúsan a aceptar Su salvación son quienes niegan y se resisten a Dios. Él no solo no los salvará, sino que, en última instancia, los destruirá. Si bien quienes creen en Dios saben que Su amor es infinito, inmensamente incomparable y poderoso, Dios no está dispuesto a darles ese amor y Su gracia a quienes sienten aversión por la verdad. No les dará Su amor y salvación a esas personas por nada. Esa es la actitud de Dios. Aquellos que sienten aversión por la verdad y no aceptan Su salvación son como un mendigo en busca de comida: sin importar a quién le pida, en su corazón no solo no tiene respeto hacia sus benefactores, sino que se burla de ellos y los odia. Incluso preferiría arrebatarles sus pertenencias y quedárselas. ¿Podrían los benefactores estar dispuestos a darle comida a un mendigo así? Desde luego que no, ya que no es digno de lástima en verdad, sino por mucho detestable. ¿Cuál es la actitud del benefactor hacia una persona así? Antes le darían de comer a un perro que a un mendigo de esa clase. Eso es lo que realmente sienten. ¿Cuál creéis que es la clase de gente que siente aversión por la verdad? ¿La que se resiste y opone a Dios? Puede que no se resista abiertamente a Dios, pero su esencia-naturaleza es negar y resistirse a Él, lo que equivale a decirle abiertamente: “No me gusta oír lo que dices, no lo acepto, y como no acepto que Tus palabras sean la verdad, no creo en Ti. Creo en quien me es provechoso y beneficioso”. ¿Es esta la actitud de los no creyentes? Si esta es tu actitud hacia la verdad, ¿no eres abiertamente hostil a Dios? Y si eres abiertamente hostil a Dios, ¿Él te salvará? No. De ahí la ira de Dios hacia todos los que lo niegan y se resisten a Él. La esencia de la gente así, de quienes sienten aversión por la verdad, es la esencia de la hostilidad hacia Dios. Dios no considera personas a los que tienen dicha esencia. A Sus ojos, son enemigos y diablos; Él jamás los salvaría. Al final, se hundirán en la desgracia y serán destruidos. ¿Qué opináis? Si un mendigo se come la comida de un benefactor y lo increpa, lo ridiculiza, se burla de él e incluso lo ataca, ¿acaso el benefactor no lo odiará? Es lo más probable. ¿Cuál es el motivo de ese odio? (No solo el mendigo no le agradece a su benefactor por haberle dado comida, sino que, en su lugar, se burla de él, lo ridiculiza y lo ataca. Una persona así no tiene consciencia ni razón en absoluto y tampoco tiene humanidad). ¿Qué actitud debería tener ese benefactor hacia el mendigo? Debería quitarle las cosas que le había dado y luego, echarlo. Debería, mejor, alimentar con eso a los perros o a los animales salvajes antes que a ese mendigo. Esa es la consecuencia que el propio mendigo se ha buscado. Hay un motivo por el que Dios siente una ira tan intensa hacia una persona o un tipo de persona. Ese motivo no está determinado por una preferencia de Él, sino por la actitud de esa persona hacia la verdad. El que una persona sienta aversión por la verdad es, sin duda, fatal para su posibilidad de obtener la salvación. Eso no es algo que pueda o no ser perdonado, no es una forma de comportarse ni algo que se revele fugazmente en el individuo: es la esencia-naturaleza de la persona, y esa es la gente que a Dios más le repugna. Si tú revelas ocasionalmente la corrupción de sentir aversión por la verdad, debes examinar, a partir de las palabras de Dios, si esas revelaciones se deben a tu antipatía hacia la verdad o a la falta de entendimiento de ella. Eso implica una búsqueda y precisa del esclarecimiento y la ayuda de Dios. Si en tu esencia-naturaleza está el sentir aversión por la verdad, y nunca la aceptas y sientes repulsión y hostilidad hacia ella, entonces tienes un problema. Ciertamente eres una persona malvada y Dios no te salvará.
¿Cuál es la diferencia entre los no creyentes y aquellos que creen en Dios? ¿Es solo una diferencia en cuanto a sus creencias religiosas? No. Los no creyentes no reconocen a Dios y, específicamente, no pueden aceptar la verdad que Él expresa. Eso demuestra que todos los no creyentes sienten aversión por la verdad y la odian. ¿Es un hecho, por ejemplo, que el hombre fue creado por Dios? ¿Es la verdad? (Sí). Entonces, ¿cuál es la actitud de las personas que creen en Dios al oír eso? Lo admiten y lo creen plenamente. Abrazan ese hecho, esa verdad, como la base de su fe en Dios. Eso es aceptar la verdad. Significa aceptar, desde lo profundo de nuestro ser, el hecho de que el hombre es una creación de Dios; significa ser, con alegría, un ser creado, aceptar de buena gana la guía de Dios y Su soberanía, y reconocer que Él es nuestro Dios. ¿Y cuál es la actitud de quienes no creen en Él cuando oyen que “El hombre fue creado por Dios”? (No lo aceptan ni lo reconocen). Aparte de no reconocerlo, ¿cuál es su reacción? Se burlarán de ti y harán todo lo posible para usarlo en tu contra, para ridiculizarte y reírse de ti, mirarte con desdén y despreciar abiertamente esas palabras y ese hecho. Incluso puede que tomen una actitud de burla, sarcasmo, menosprecio y hostilidad hacia todos aquellos que sí los reconozcan. ¿No es eso sentir aversión por la verdad? (Sí). ¿No odias a esa gente cuando la ves? Y tú, ¿qué piensas? Reflexionas: “El hombre fue creado por Dios. Eso es un hecho. Es una verdad indiscutible. No aceptas eso, no reconoces tus orígenes, eres realmente desagradecido, no tienes conciencia y eres un traidor. ¡De verdad eres de la índole de Satanás!”. ¿Es eso lo que piensas? (Sí). ¿Y por qué piensas así? ¿Piensas de esa manera solo porque a ellos no les agrada esa afirmación? (No). ¿Y qué hace que surja esa mentalidad tan reacia en ti? (La actitud que tienen ellos hacia la verdad). Tu ira no sería tan grande si ellos respetaran esas palabras como palabras comunes, como una teoría o una creencia religiosa. Pero cuando ves surgir en ellos repulsión, hostilidad y desdén; cuando ves que salen con palabras, posturas y actitudes que denigran esa afirmación de la verdad, te enojas. ¿Es así? Hay personas que, si bien no creen en Dios, respetan la fe de otras personas y no tratan de tirar abajo los asuntos de fe de los que estas hablan. Esas personas no te generan repugnancia ni las aborreces; aún puedes ser amigo y convivir con ellas en paz. No se convertirán en enemigos. De hecho, hay un pequeño número de no creyentes con los que puedes llevarte bien; aunque ellos no puedan aceptar el camino verdadero y convertirse en miembros de la casa de Dios, igualmente puedes tener una buena relación y tratar con ellos. Al menos tienen una consciencia y razón. No conspiran en tu contra y tampoco te darán una puñalada por la espalda, así que puedes asociarte con ellos. Contra los que intentan tirar abajo la verdad —los que sienten aversión por ella—, guardas ira en tu interior. ¿Podrías ser su amigo? (No). Además de no poder ser amigos, ¿qué otra cosa piensas de ellos? Si pudieras elegir cómo tratarlos, ¿cómo los tratarías? Dirías: “El hombre fue creado por Dios. Eso es un hecho, esa es la verdad, ¡y es algo tan sublime y sagrado! Tú no solo no lo aceptas, sino que intentas tirarlo abajo. ¡Realmente no tienes consciencia! Si Dios me diera el poder, te maldeciría, te destruiría, ¡te reduciría a cenizas!”. ¿Así te sientes? (Sí). Ese es el sentido de la rectitud. Pero al ver que son diablos, lo sensato sería ignorarlos y mantenerte lejos de ellos. Cuando te hablan, está bien simplemente seguirles el juego. Es lo más sabio. Sin embargo, en el fondo, sabes que estás en una senda diferente a la de esas personas. Ellas jamás podrían tener fe en Dios. Nunca, bajo ninguna circunstancia, aceptarán la verdad. Aunque creyeran en Dios, Él no las querría. Niegan y se oponen a Dios; son bestias, diablos, no siguen la misma senda que nosotros. Aquellos que tienen fe genuina en Dios no están dispuestos a relacionarse con diablos. Están bien cuando no ven a ninguno, pero cuando lo hacen, de inmediato se oponen a ellos. Sus corazones solo estarán en paz si nunca ven diablos. Hay personas que se la pasan hablando de los asuntos de la casa de Dios con diablos no creyentes. Esas son las personas más tontas. No distinguen entre los de dentro y los de fuera; son tontos incompetentes que no entienden nada de nada. ¿Puede Dios salvar a gente capaz de hacer cosas tan absurdas? Por supuesto que no. Las personas que tienen trato constante con diablos son incrédulas. Definitivamente no pertenecen a la casa de Dios y, tarde o temprano, tendrán que regresar con Satanás. Hay quienes no pueden discernir entre los hermanos y hermanas y los no creyentes. Esas son las personas más atolondradas. Les cuentan a los incrédulos y a los diablos sobre los asuntos de la casa de Dios. Eso es como lanzar perlas a los cerdos y darles a los perros aquello que es sagrado, pues esos incrédulos y diablos son como cerdos y perros, se los clasifica como brutos. Si hablas con ellos de los asuntos de la casa de Dios, quedarás como un tonto. Después de escuchar, ellos difamarán con indiferencia a la casa de Dios y a la verdad. Si haces eso, le fallarás a Dios y estarás en deuda con Él. Los asuntos de la casa de Dios jamás se deben conversar con incrédulos y diablos. La gente se fastidia, se resiste y no está dispuesta a tener trato con aquellos que no aprecian la verdad, sienten aversión por ella o la difaman; por lo tanto, ¿qué crees que siente Dios? El carácter de Dios, Su esencia, lo que Él tiene y es, la vida de Dios y Su esencia tal como Él la revela, todas esas son verdades. Una persona que siente aversión por la verdad es, sin duda, alguien que se opone a Dios y es Su enemigo. Es más que una cuestión de incompatibilidad con Él. Con personas como esas, la ira de Dios es inmensa.
Ahora todos vosotros tenéis un poco de base y podéis ser contados entre los miembros de la casa de Dios. Debéis perseguir la verdad con esmero y, en el proceso de llevar a cabo vuestro deber, examinar constantemente vuestras propias palabras y acciones, vuestros diversos estados, y esforzaros para ganar algunos cambios en vuestro carácter. Eso es algo valioso. Entonces realmente podréis presentaros ante Dios. Como mínimo, debes hacer que Él te acepte. Si no puedes alcanzar el nivel de Job y careces de las aptitudes que harían que Dios apostara por ti personalmente con Satanás para verificarte, al menos puedes vivir bajo Su luz por tus acciones y conducta y Él se ocupará de ti y te protegerá y te reconocerá como uno de Sus seguidores y como un miembro de Su casa. ¿Por qué? Porque desde que has reconocido a Dios y crees en Él, has buscado de manera constante la forma de seguir Su camino. Porque Dios está conforme con tu comportamiento y tu sinceridad, Él te ha guiado para que entres en Su casa para que recibas entrenamiento, seas podado y aceptes Su salvación. ¡Qué gran bendición! Comenzaste como una persona ajena a la casa de Dios que no sabía nada sobre Él ni sobre la verdad, aceptaste Su primera verificación y, después de pasarla, Él mismo te guio para que entraras en Su casa y te llevó ante Él, te encomendó una comisión, te asignó deberes para que realizaras y te permitió llevar a cabo algunos deberes humanos dentro de Su plan de gestión. Aunque es un trabajo que pasa algo inadvertido, después de todo tienes el cuidado y la protección de Dios, y has recibido una promesa de Su parte. Esa bendición ya es suficientemente grande. Dejemos de lado el ser coronado y recompensado en el mundo venidero, y hablemos simplemente de lo que las personas pueden disfrutar en esta vida: las verdades que oyes, la gracia, la misericordia, el cuidado y la protección de Dios de los que gozas e incluso los diversos tipos de disciplina y reprensión que Dios te aplica y la provisión de todas esas verdades que Dios le da al hombre. Dime, ¿cuánto estás recibiendo? Al final, además de comprender esas verdades, Dios también te salvará por completo del campamento de Satanás para que puedas convertirte en alguien que conoce a Dios, posee la verdad como su vida y es útil para la casa de Dios. ¿No se trata de una bendición de las grandes? (Sí). Esa es la promesa de Dios. Después de hacerte entrar en Su casa, Él te dice: “Eres bendecido. Al entrar en la iglesia obtienes la esperanza de ser salvado”. Puede que no sepas lo que está sucediendo, pero, de hecho, ya has recibido la promesa de Dios. Al mismo tiempo, Él está haciendo todas estas cosas para cumplir con esa promesa —proveerte de la verdad, podarte, darte deberes y encomendarte comisiones—, para que tu vida crezca poco a poco y te conviertas en una persona que se somete a Él y lo adora. ¿La gente ya ha recibido esa promesa? Aún falta un tiempo para que llegue el día en que esta se logre y se cumpla. De hecho, algunos de vosotros ya la habéis recibido y otros tenéis la determinación, pero no la habéis recibido todavía. Depende de si tenéis la determinación de entenderla y si sois capaces de llevarla a cabo. Todo lo que Dios hace le es dado a la gente poco a poco, en el momento oportuno y en la medida adecuada. Nunca hay errores, por lo que no debe preocuparte si eres ingenuo o de calibre escaso o joven, o si llevas poco tiempo creyendo en Dios. No dejes que esas razones objetivas afecten tu entrada en la vida. Todo lo que Dios dice permite, primero, que las personas conozcan y midan con precisión su estatura y su calibre reales y que conozcan su propia medida. Segundo, en el aspecto positivo, le brinda a la gente un entendimiento más profundo de la verdad y le permite entrar en la realidad-verdad y llevar a cabo sus deberes de manera adecuada para satisfacer, así, las intenciones de Dios. Esos son los objetivos de las palabras de Dios. Lograr esas cosas es, en verdad, bastante simple. No habrá ninguna dificultad siempre y cuando tengas un corazón que ame la verdad. ¿Cuál es la mayor dificultad para los humanos? Que sientas aversión por la verdad y no la ames en absoluto. Esa es la mayor dificultad e involucra un problema de naturaleza. Si no te arrepientes en serio, puede traerte problemas. Si sientes aversión por la verdad y siempre la difamas y la menosprecias, si tienes ese tipo de naturaleza, no cambiarás fácilmente. Incluso aunque cambies, habrá que ver si la actitud de Dios ha cambiado. Si lo que haces puede cambiar Su actitud, entonces aún hay esperanza de que seas salvado. Si no puedes cambiar Su actitud y, en lo profundo de Su corazón, Él siente aversión por tu esencia desde hace tiempo, entonces no hay esperanza de que alcances la salvación. Por eso tenéis que examinaros a vosotros mismos. Si estás en un estado en el que sientes aversión por la verdad y te opones a ella, es muy peligroso. Si a menudo muestras ese tipo de estado o caes en él o si eres, en esencia, esa clase de persona, el problema es aún mayor. Si en ocasiones te encuentras en ese estado de sentir aversión por la verdad podría ser, primero, a causa de tu estatura pequeña; segundo, el mismo carácter corrupto del hombre tiene ese tipo de esencia, que, inevitablemente, conduce a dicho estado. Sin embargo, este no representa tu esencia. A veces, una emoción pasajera puede producir un estado en el que sientes aversión por la verdad. Es algo temporario. No es porque tu esencia-carácter siente aversión por la verdad. Si es un estado temporal; se puede revertir, pero ¿cómo? Debes presentarte ante Dios de inmediato para buscar la verdad sobre ese aspecto y así volverte capaz de reconocer la verdad y someterte a ella y a Dios. Entonces, ese estado se resuelve. Si no lo resuelves y permites que continúe indefinidamente, estás en peligro. Por ejemplo, algunas personas dicen: “De todas maneras tengo un calibre escaso y no puedo entender la verdad, así que dejaré de perseguirla; y tampoco tengo que someterme a Dios. ¿Cómo pudo Él darme este calibre? ¡Dios no es justo!”. Niegas la justicia de Dios. ¿No es eso sentir aversión por la verdad? Es la actitud de sentir aversión por la verdad y es una manifestación de esa actitud. Esa manifestación ocurre en un contexto, por lo que se hace necesario resolver ese contexto y la raíz de ese estado. Una vez que la raíz esté resuelta, tu estado desaparecerá junto con ella. Algunos estados son como síntomas, como una tos, que puede ser causada por un resfrío o una pulmonía. Si curas el resfrío o la pulmonía, la tos también cederá. Cuando se resuelve la raíz, el síntoma desaparece. Pero ciertos estados de sentir aversión por la verdad no son síntomas, sino tumores. La raíz de la enfermedad está en el interior. Quizás no puedas encontrar ningún síntoma si miras desde fuera, pero una vez que la enfermedad aparece, es fatal. Ese es un problema muy grave. Las personas así nunca aceptan ni reconocen la verdad; incluso la difaman constantemente, como los no creyentes. Aunque las palabras nunca salgan de su boca, seguirán difamándola, rechazándola y refutándola en su corazón. No importa de qué verdad se trate: ya sea conocerse a uno mismo, reconocer el propio carácter corrupto, aceptar la verdad, someterse a Dios, no hacer las cosas de manera superficial o ser una persona honesta, esas personas no aceptarán ni admitirán ni le prestarán atención a ningún aspecto de la verdad o incluso la refutarán y la difamarán en todos sus aspectos. Ese es el carácter de sentir aversión por la verdad; es una especie de esencia. ¿A qué tipo de desenlace lleva esa esencia? A ser desdeñado y descartado por Dios y luego a perecer. Las consecuencias son muy graves.
¿Os ha ayudado la charla de hoy sobre estas cosas? (Sí. Sé lo que es el calibre bueno y el malo, tengo cierto entendimiento real de mi propio calibre y puedo medirme a mí mismo con precisión cuando me suceden las cosas. No seré arrogante ni sentencioso, sino que llevaré a cabo mi deber con sensatez). Sin importar de qué aspecto de la verdad hablemos, será provechoso para vuestra entrada en la vida. Si podéis tomar estas palabras e incorporarlas en vuestra vida diaria, entonces lo que he dicho no habrá sido en vano. Cada vez que lleguéis a entender un pedacito de la verdad, seréis más precisos al actuar y vuestra senda se ensanchará un poco. Si conocéis pocas verdades y no tenéis una comprensión clara de vuestra estatura real y de vuestro calibre real, siempre haréis las cosas de manera incorrecta, siempre os sobreestimaréis y tendréis un concepto de vosotros mismos demasiado elevado, y haréis las cosas en función de nociones y figuraciones pero sin saberlo, creyendo, en cambio que estáis actuando de conformidad con la verdad. Consideraréis esas nociones y figuraciones como principios-verdad y las cosas que hagáis estarán sumamente desviadas. Si esas nociones, figuraciones, conocimientos y aprendizajes humanos dominan el corazón de las personas, ellas no buscarán la verdad. Si la verdad se transforma en lo segundo, tercero o incluso en lo último para ti, entonces ¿qué es lo que tiene poder sobre ti? Es tu carácter satánico y tus nociones, filosofías, conocimientos y aprendizajes humanos. Esas cosas tienen soberanía sobre ti, por eso el trabajo que Dios haga en tu persona no será eficaz. Si, en tu interior, las palabras de Dios y la verdad no se han convertido en tu vida, entonces aún estás lejos de ser salvado. Todavía no estás transitando la senda de la salvación. ¿Crees que el corazón de Dios no está ansioso? ¿Cuánta misericordia debe mostrarte para que tomes la senda de la salvación? Si podéis escapar de la cultura y el conocimiento tradicionales, y de la filosofía satánica, aprender a medir todas esas cosas con la verdad y en función de las palabras de Dios, usar los principios-verdad como estándares a la hora de supervisar las cosas y llevar a cabo vuestros deberes de manera adecuada, entonces de veras os convertiréis en personas que poseen la realidad-verdad, personas con la capacidad de vivir de manera independiente. Hoy en día no estáis a ese nivel; aún tenéis un camino que recorrer. Solo tenéis un poco de vida y aún tenéis que vivir de la misericordia de Dios, Su amor y Su tolerancia. Eso significa que vuestra estatura es muy pequeña. Si te dieran una tarea, ¿serías capaz de completarla por tu cuenta? ¿Podrías hacer bien el trabajo? Si lo arruinas todo, entonces te opones a Dios y lo deshonras. Si haces tu trabajo a medias, pero luego te marchas y sales a divertirte, ¿eso no demuestra que eres algo inestable? Demuestra que no eres un obrero confiable y que no haces bien tu trabajo; siempre necesitarás que alguien te vigile y te supervise para que cumplas tu deber. Algunas personas aún tienen ese talante a sus treinta o cuarenta años. Todo se ha acabado para ellas. No lograrán nada en su vida. Si estás en tus veinte y solo llevas unos dos o tres años creyendo en Dios, puedes ser perdonado por ser una persona de poca estatura. Ser inestable, no ser digno de confianza, que Dios siempre deba cuidarte, protegerte, hacerte acordar de todo, exhortarte y guiarte; tener que gozar constantemente de esas gracias de Dios, vivir dependiendo de ellas y no ser capaz de arreglártelas si te faltan estas cosas; eso es tener poca estatura. Vosotros, ahora, estáis en esa situación. Si las cosas no se os explican con lujo de detalles, a veces cometeréis un error y arruinaréis vuestro trabajo. Si alguna pequeñez no se os explica, os extraviáis, lo que es una preocupación constante para los demás. Por fuera sois todos adultos, pero, en realidad, vuestro espíritu no tiene mucha vida. Aunque tenéis voluntad y honestidad para cumplir con vuestros deberes, así como también algo de fe genuina, entendéis muy poco sobre la verdad. Cuando lleváis a cabo vuestro deber, dependéis por completo de la gracia de Dios y de Sus bendiciones, Su guía y Sus recordatorios para avanzar. De cualquier otra manera, algo sale mal. Así que, ¿qué aspecto del carácter justo de Dios se manifiesta en vosotros? Su abundante misericordia, que, por supuesto, es el principio de la obra de Dios. ¿Por qué no habéis gozado aún de Sus pruebas y refinamientos? Es porque aún no poseéis suficiente estatura. Tenéis una estatura demasiado pequeña, entendéis muy poco de la verdad, no podéis llegar al fondo de ningún asunto, os confundís cuando os topáis con dificultades, no sabéis por dónde comenzar, siempre estáis haciendo que los demás se preocupen y, sin importar el deber que llevéis a cabo, otras personas tienen que enseñaros a hacerlo paso por paso, lo que les demanda demasiado esfuerzo. Todo se os debe explicar con lujo de detalles y se os debe repetir más de una vez, de lo contrario, sale mal. Las cosas normales se os deben repetir dos o tres veces, pero, pasado un tiempo, os olvidaréis y será necesario que se os repitan varias veces más. ¿Qué clase de persona es esa? Una persona atolondrada que no pone el corazón o la mente en lo que hace y que no es apta para contribuir con mano de obra. ¿Puede una persona así entender la verdad? Desde luego que no le será fácil hacerlo porque su calibre es muy escaso y no puede estar a la altura de la verdad. Algunas personas tienen una estatura pequeña, pero pueden aprender algo tras experimentarlo una, dos o tres veces. Si pueden comprender, entender y captar la verdad después de escuchar hablar sobre ella, son personas de calibre. Tener calibre y, a su vez, una estatura pequeña, no es un gran problema. Eso tiene que ver, simplemente, con la profundidad de la experiencia de las personas y se relaciona directamente con la profundidad de su comprensión de la verdad. Después de ganar más experiencia y una mayor profundidad en su entendimiento de la verdad, su estatura crecerá naturalmente.
2 de marzo de 2019
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