Solo al entender la verdad se pueden conocer los hechos de Dios (Parte 2)
Muchos tienen nociones acerca del exilio de los judíos de Judea, pero quienes buscan la verdad pueden recibir esclarecimiento a partir de este acontecimiento. Si una persona tiene capacidad de comprensión, este acontecimiento le hará ver que el carácter justo de Dios no tolera ofensa. Pero algunos no cuentan con esta capacidad de comprensión. Si creen que lo que Dios hizo no coincide con sus nociones, primero deberían aceptar que Dios es justo y que Su carácter no tolera ofensa; no hay duda al respecto. Luego, deberían orar y buscar la verdad, y analizar qué hicieron los judíos para ofender el carácter de Dios e incurrir en Su ira. Esta es la única manera de que la gente resuelva por completo sus nociones, llegue a entender el carácter de Dios a través de este acontecimiento y someterse a las instrumentaciones y los arreglos de Dios. No es tarea sencilla que la gente comprenda la verdad. En primer lugar, no importa si anteriormente gozaste de la gracia y las bendiciones de Dios, o si has obrado a partir de aceptar Su guía y Su comisión, o si has sacrificado cosas o renunciado a algo, aunque la gente considere que has hecho algún tipo de contribución, en ninguna circunstancia debes ver tales cosas como capital. En segundo lugar, jamás debes verlas como monedas de cambio con las que puedes intimidar a Dios y utilizarlas para determinar cómo Él te trata. En tercer lugar, lo más importante, cuando las palabras y la actitud de Dios hacia ti no coincidan con tus nociones, o parezcan faltas de sensibilidad para contigo, no debes resistirte ni oponerte a Él. ¿Podéis lograr estas tres cosas? Las tres corresponden a la realidad. ¿Es fácil que estos estados existan en la gente? (Sí, así es). ¿Por qué existen en la gente? ¿Por qué se manifiestan así? Dios gestiona toda la raza humana y reina soberano sobre todas las cosas, pero ¿las considera Dios un capital? ¿Se reconoce mérito por ello? ¿Tiene tales revelaciones y dice: “He hecho todas estas grandes cosas por vosotros, ¿por qué no me lo agradecéis?”? (No, no lo hace). Dios no tiene en mente tales cosas. Así pues, ¿por qué el hombre espera que Dios le reconozca cada pequeña cosa a la que renuncia o que ofrece, o cada pequeña contribución que hace? ¿Por qué el hombre se manifiesta y se revela de este modo? La respuesta es sencilla. Se debe a que el carácter del hombre es corrupto. ¿Por qué Dios no se manifiesta ni se revela de ese modo? Porque Su esencia es la verdad, y la verdad es santa. Esa es la respuesta. La gente se manifiesta y se revela así porque tiene un carácter corrupto. ¿Puede resolverse este problema? ¿Pueden resolverlo las tres cosas que acabo de mencionar? (Sí, pueden). Ninguna de las tres cosas que mencioné es fácil de poner en práctica, pero hay una solución. Tras escuchar estas tres cosas, puede que la gente piense: “No se nos permite hacer esto ni aquello. Se supone que simplemente seamos unos títeres sin cerebro”. ¿Es así? (No, no es así). Entonces, ¿cómo es? Os lo diré. Primero, Dios no permite que hagas estas cosas por tu propia protección. Tu método de búsqueda no concuerda con la verdad y no es la senda correcta. No repitas los errores de la gente que te precedió. Si tratas las cosas a las que renuncias y que ofreces como capital y monedas de cambio con las que puedes sacar provecho y, luego, cuando la actitud de Dios hacia ti parece desconsiderada, te opones a Él, tu actitud no concuerda con la verdad, no hay humanidad en ella y no es correcta. Aunque tengas mil razones, tu actitud sigue estando equivocada; no es compatible con la verdad de ningún modo y equivale a resistirse a Dios. No es la actitud que debe tener una persona. Esto es lo segundo. Lo tercero es que, si te aferras a esta actitud, jamás entenderás ni recibirás la verdad. No solo no recibirás la verdad, sino que te perjudicarás; perderás la dignidad y el deber que debe tener un ser creado. Si piensas: “Voy a mantener mi actitud, y nadie puede hacer nada al respecto. Creo tener razón, así que mantendré mi forma de pensar. ¡Mis ideas son razonables, así que las defenderé hasta el final!”. Aferrarte a algo de forma tan inamovible no te beneficiará de modo alguno. Dios no cambiará de actitud debido a tu determinación o porque te aferres a algo. En otras palabras, Dios jamás cambiará de actitud solo porque tú te mantengas en la tuya. Por el contrario, Dios adoptará una actitud hacia ti que sea proporcional a tu rebeldía y tu férrea resistencia. Esta es la cuarta cosa, y la más importante. ¿Hay algo que no comprendáis acerca de estas cuatro cosas? ¿Son algunas de las cosas que mencioné solo palabras vacías que no concuerdan con el estado real del hombre y que no son de ninguna utilidad para el aspecto práctico de la vida humana? (No, todas ellas son útiles). ¿Son algunas de las cosas solo teorías vacías, en lugar de sendas de práctica? (No). ¿Son útiles estas cuatro cosas en relación con la manera en que la gente debería entrar en las realidades-verdad en su vida diaria? (Sí, así es). Si comprendéis estas cuatro cosas con claridad, las ponéis en práctica y las experimentáis, tu relación con Dios seguirá siendo normal. Estas cuatro cosas te protegerán ante distintas tentaciones, o cuando te enfrentes a toda clase de personas, acontecimientos y cosas. Cuando te encuentres en un estado rebelde, piensa en estos aspectos de la verdad, compárate con ellos y practica como corresponde. Si, al principio, no puedes ponerlos en práctica, debes orar, y al mismo tiempo reconocer por qué Dios actuó tal como lo hizo. Asimismo, debes reflexionar e identificar las revelaciones de corrupción y los estados corruptos que te hacen incapaz de practicar o someterte. Si eres capaz de buscar la verdad de esta manera, tu estado seguirá siendo normal, y naturalmente entrarás en estas realidades-verdad.
Más allá del problema, si no comprendes la verdad, actuarás según nociones y figuraciones, o desobedecerás y te resistirás. Esto es cien por ciento seguro. En ocasiones, a simple vista, tal vez no parezca que te estás resistiendo a Dios, que haces cosas malas o causas trastornos y perturbaciones, pero eso no significa necesariamente que tus acciones se ajusten a la verdad. A veces, puede que actúes según nociones y figuraciones, y si bien quizá no sea una perturbación o no cause daño, siempre que no esté de acuerdo con la verdad, contradice las intenciones de Dios. En otras ocasiones, puede que tengas nociones en tu mente acerca de Dios. Aunque nunca las expreses con palabras, por dentro te aferras a esas nociones y figuraciones y crees que Dios debería hacer esto o aquello, y determinas cómo debería ser Él. Por fuera, no has hecho nada malo, pero, por dentro, te encuentras en un estado de rebeldía y resistencia a Dios constantes. Por ejemplo, acabo de hablar de tener nociones y definiciones acotadas acerca del amor de Dios. Incluso si tus nociones y figuraciones no han hecho que causes trastornos ni perturbaciones a la obra de Dios, tu estado demuestra que tu corazón constantemente acota y malinterpreta a Dios. ¿A qué conclusión podemos llegar con esto? Que continuamente te resistes a Dios. ¿No es cierto? (Sí, así es). Si algún día sucediera algo similar al exilio de los judíos de Judea, tus nociones no te permitirán decir “amén” a las acciones de Dios o manifestar elogio, temor o sumisión en respuesta a Sus acciones. En cambio, malinterpretarás a Dios, te quejarás e incluso, en tu corazón, te opondrás sutilmente a Él. Muy dentro de ti, le dirás: “Dios mío, no deberías haber hecho eso. ¡Fue muy desconsiderado! ¿Cómo puedes tratar así a aquellos que creaste? ¿Cómo puedes tratar así a tu pueblo escogido? Tras ver lo que has hecho, no puedo cantarte alabanzas ni aplaudir Tus acciones. Sufro por dentro y me siento desamparado, como si no pudiera confiar en el Dios al que venero sin ataduras. El Dios en el que creo no es así. El Dios en el que creo no debería tratar a Sus seres creados de este modo. El Dios en el que creo no es así de desalmado ni cruel. El Dios en el que creo trata a los seres humanos con delicadeza y cuidado, como si fueran bebés, y hace que se sientan sumamente bendecidos y plenos de calidez, no fríos como el hielo ni indiferentes como ahora”. Cuando estos lamentos surgen de muy dentro de ti, no consideras que los hechos que suceden frente a ti sean la obra de Dios. No la aceptas ni dices “amén”, y mucho menos la alabas. Así, ¿tus emociones y tu estado manifiestan sumisión u oposición a Dios? (Oposición). Es evidente que no es sumisión genuina. Aquí no hay sumisión, solo existe queja, oposición, desobediencia e incluso enojo. ¿Es esta la actitud que debe tener un ser creado hacia su Creador? No. Tu corazón se contradice. Piensas: “Si Dios hizo esto, ¿por qué no lo aprueba mi corazón? ¿Por qué no lo acepta la mayoría de la gente? ¿Por qué Sus acciones son tan desconsideradas con el hombre y por qué rebosan de sangre y matanza?”. En ese momento, el Dios de tu corazón y el Creador que realmente existe en la vida real se contradicen y están en desacuerdo, ¿no es así? (Sí, así es). Entonces, ¿en qué Dios deberías creer? En este momento, ¿deberías elegir creer en el Dios de las nociones que tienes en lo profundo de tu corazón o en el Dios que está llevando a cabo acciones reales justo delante de ti? (En el Dios que está actuando de forma real justo delante de nosotros). En términos de sus deseos subjetivos, la gente está muy dispuesta a creer en el Dios que está llevando a cabo acciones reales justo frente a ella, pero, debido a las nociones, los deseos egoístas y los sentimientos del hombre, opta por ocultar al Dios de su corazón y se obliga a aceptar al Dios que está realizando acciones reales justo frente a ella. Sin embargo, muy por dentro, sigue siendo incapaz de aceptar todos los hechos presentes en las acciones del Creador; se mantiene oculta y vive en su pequeño mundo, y habla e interactúa incansablemente con el Dios de su imaginación, mientras que el Dios real parece vago. Incluso hay gente que piensa: “Ojalá el Dios real no existiera. Mi Dios es el Dios que yo imagino por dentro, que rebosa de amor y hace que la gente perciba Su calidez. Él es el Dios real. El Dios práctico no es el que imaginaba, porque las cosas que hace me decepcionan y no logro sentir Su calidez en absoluto. En particular, no puedo ignorar que Su juicio y castigo condena y descarta a tanta gente”. ¿Qué clase de persona dice esto? Lo dicen los incrédulos y los que no aceptan la verdad. Estos son todos los distintos estados que se producen en las personas cuando no entienden las obras de Dios, y cuando existe una contradicción entre sus figuraciones y la obra práctica de Dios. ¿Y cómo se producen estos estados? Por un lado, la gente tiene un carácter corrupto, y por el otro, cuando pasa algo y los hechos no coinciden con sus nociones y figuraciones, y le rompen la ilusión, hacen añicos sus sueños y hacen que sienta que su intención y su deseo de recibir bendiciones no pueden satisfacerse, ¿qué decide hacer finalmente? Escapar, hacer concesiones y plantarse. Algunos incluso se mantienen neutrales y dicen: “Aceptaré ambas opciones. El Dios que originalmente estaba en mi corazón es Dios y es amor. Y Aquel que hace grandes obras y ejerce la autoridad frente a mis ojos también es Dios. Aceptaré a ambos y no renunciaré a ninguno de ellos”. La gente a menudo vive en esta especie de estado y tiene intereses en ambos lados. A menudo queda atrapada en la idea de Dios que tiene en mente. Va de aquí para allá, se esfuerza, hace ofrendas y trabaja para este Dios vago. Paga cualquier precio por cumplir con el deber, incluso renuncia a su propia vida y sacrifica todo lo que tiene. Sin importar cómo actúe ni qué estados se produzcan en ella, ¿son sus acciones buenas o malvadas a ojos del verdadero Creador cuando en sus mentes existe un Dios así? ¿Es sumisión o resistencia? Claramente, no son buenas acciones y no son dignas de elogio. Asimismo, revelan que la gente no se ha sometido ni se ha entregado de verdad; en cambio, rebosa de resistencia, rebeldía y oposición. Es precisamente debido a que la gente tiene estos estados y a menudo vive dentro de ellos que, cuando se despierta de su sueño y vive en el mundo real, se da cuenta de que las acciones del Dios de la vida real no pueden satisfacer sus necesidades psicológicas y espirituales. En cambio, Sus acciones la hieren de diversas maneras, hacen que sienta que Él es indiferente de distintos modos y desconsiderado con el hombre de diferentes maneras. Algunos incluso dudan, y dicen: “¿Es Dios amor? ¿Sigue amando a la gente? Eso indica que Dios se preocupa por el hombre y que lo ama como a sí mismo. ¿Dónde se observa eso? ¿Por qué yo no lo he visto nunca?”. ¡Qué problema! La gente suele vivir en estos estados, lo que hace que la contradicción entre el hombre y Dios se vuelva cada vez más extrema y la distancia entre ellos cada vez más amplia. Cuando ve que Dios hace algo que concuerda con sus nociones, piensa: “Mi Dios ha hecho algo impactante. Él es el Dios en el que realmente quiero creer. Es mi único Dios. Estoy dispuesto a ser Su ser creado. Él es mi único Creador”. Sin embargo, cuando surgen dificultades, negatividad o debilidades en su vida diaria, y el Dios que imagina no es capaz de ayudarla o de satisfacer sus necesidades todo el tiempo, su fe en Dios se debilita o incluso desaparece. ¿Qué causa todos estos estados que tiene la gente y todas las maneras en las cuales actúa y se revela? Se debe a que la gente no comprende al Creador en absoluto. No lo entiendes; esa es la única razón. Esa es la causa de todas las contradicciones, la distancia y los malentendidos entre el hombre y Dios. Así pues, ¿cómo resuelve la gente este problema? En primer lugar, debe resolver sus nociones. En segundo lugar, debe experimentar, percibir, buscar y meditar sobre cada elemento de la obra que Dios realiza en ella, y llegar a la instancia en la cual sea capaz de someterse por completo a todos los arreglos dispuestos por Dios para ella, y a todas las personas, los acontecimientos y las cosas que Dios instrumenta para ella. ¿Cuál es el propósito de someterse? Reconocer y comprender todas estas verdades.
¿Creéis que el tema sobre el que acabamos de hablar es profundo? ¿Podéis entenderlo? ¿Lográis captarlo? (Sí). En teoría, deberíais ser capaces de entenderlo, pero ¿entenderlo en teoría implica entender y aceptar la verdad? (No, no es así). Entonces, ¿qué implica entender y aceptar la verdad? Debéis examinaros con frecuencia en vuestra vida diaria, pero ¿qué debéis examinar? (Debemos examinar si tenemos los estados o si nos manifestamos de las maneras a las que se refiere Dios y qué nociones y malentendidos tiene la gente acerca de Él). Exacto. Debes examinarlos; examina qué corrupción revelas y qué nociones y figuraciones tienes. Algunos afirman ser incapaces de examinarse. Eso se resuelve fácilmente observando primero a los demás. Ellos te sirven de espejo. Cuando veas que otros revelan ciertas actitudes o estados, dales la vuelta, examínate a ti mismo y compárate; fíjate si tienes las mismas nociones y figuraciones y si estás en el mismo estado. Si es así, ¿qué deberías hacer al respecto? ¿Deberías mostrarte tal como eres y diseccionar estas cosas, o aferrarte a ellas y esperar a que “florezcan y den frutos”? (Deberíamos mostrarnos tal como somos y diseccionarlas). Debes exponerlas y analizarlas para que todo el mundo se beneficie, de manera que, a través de ellas, todos puedan reconocer con precisión los estados corruptos, entender la verdad, encontrar una salida y resolver juntos esta clase de problemas. ¿Qué sentido tiene diseccionar las nociones y los estados pasivos y negativos? (Que la gente encuentre una solución a sus nociones y estados pasivos). ¿Y qué sentido tiene encontrar una solución? Obtener la verdad. El objetivo de corregir tus nociones es hacer que reconozcas que no son correctas, y que no deberías tenerlas. Debes abandonarlas, no aferrarte a ellas. Luego, busca activamente aquello que es correcto, qué cosas son de verdad positivas, y qué es realmente la verdad. Cuando aceptes las cosas positivas y la verdad, y las consideras principios de práctica, ideas y perspectivas que deberías tener, experimentarás el cambio, y habrás obtenido la verdad. Así pues, ¿cómo debe observar la gente el exilio de los judíos de Judea a la luz de estas verdades? ¿Qué noción común tienen las personas acerca de este acontecimiento? (Que Dios no debería haber echado a los judíos de Judea y que debería haberlos protegido. Que sin importar cómo se resistieron a Él, y a pesar de que lo crucificaron, Él debería haberlos perdonado para siempre por sus pecados y que solo eso es el amor de Dios). Tales son las nociones del hombre. ¿No son absurdas? Si Dios actuara de acuerdo con las nociones humanas, ¿tendría aun así un carácter justo? Si bien la gente se molestó al ser exiliada, su resistencia y su condena hacia Dios cruzaron un límite para Él; sus acciones no fueron diferentes a las de Satanás, así que ¿cómo no iba Dios a estar enojado por ello? Algunos no aceptan la verdad y piensan: “¿Cómo puede Dios tratar así a las personas? La gente no puede aceptar esta clase de amor, ¡qué falta de consideración hacia el hombre! No parece amor. Si Dios trata así a los judíos, no tiene amor”. Esto niega el amor de Dios y es una noción humana. ¿Cuál es la noción humana? (El hombre acota su definición del amor de Dios). Sí, cuando la gente acota su definición de algo, es una noción y no concuerda con la verdad ni es una verdad. ¿Qué definición ha acotado la gente? Ha acotado su definición de cómo obra Dios; cree que, para que la obra sea considerada como una obra de Dios, Él debe obrar de ciertas maneras, y que esas son las maneras en las que Él debería obrar. La gente tiene una definición acotada acerca de cómo obra Dios, y esa definición acotada es su noción. Así pues, ¿qué clase de definición tiene la gente sobre la manera en la cual Dios hace las cosas? ¿Qué elemento de su definición hace que esté disgustada acerca del modo en que Dios actuó en esta situación y hace que lo malinterprete y se oponga a Él? (La gente cree que Dios debería haber otorgado abundante gracia y bendiciones a los judíos, pero, en cambio, Él actuó al margen de estas nociones y figuraciones y de sus expectativas; expulsó a los judíos e hizo que vagaran por la tierra. La gente no lo entiende y eso dio lugar a numerosas nociones). Muchos tienen nociones y malentendidos sobre la forma en que actuó Dios respecto de los judíos. En otras palabras, se sienten incómodos con las acciones de Dios y creen que Él no debería haber actuado así. ¿Es esa una noción? (Sí, así es). Así pues, cuando la gente cree que Dios “no debería” haber hecho lo que hizo, ¿no es eso acotar la definición de Sus acciones? ¿Cómo sabes que Dios no debería haber actuado de ese modo? ¿En qué te basas para afirmar que Dios no debería haber actuado así? Si crees que no debería haberlo hecho, pero lo hizo, ¿significa eso que Dios no es Dios? ¿Significa eso que lo que Dios hizo estuvo mal y que no estuvo de acuerdo con la verdad? ¿No es necio el hombre en este sentido? El hombre es tremendamente necio e ignorante, arrogante y santurrón; lo más fácil para él es formarse nociones acerca de Dios y acotar su forma de definirlo. Es muy peligroso que este tipo de personas no acepte la verdad y lo más probable es que sea descartada.
Muchos tienen nociones y opiniones sobre el exilio de los judíos de Judea y no comprenden las intenciones de Dios, pero este problema es muy fácil de resolver. Os diré una forma sencilla de hacerlo. Escuchad, y ved si puede abordar estas dificultades vuestras. La manera más sencilla, para empezar, es que la gente sepa que son seres creados, y que es perfectamente natural y está justificado que los seres creados se sometan a su Creador. Si los seres creados constantemente tienen nociones sobre su Creador y no se someten a Él, eso sería una gran rebelión. La gente debe entender que hay un principio fundamental en la forma del tratamiento de los seres creados por parte del Creador, que también es el principio más alto. La forma como el Creador trata a los seres creados se basa completamente en Su plan de gestión y en las exigencias de Su obra; Él no necesita consultar a ninguna persona y tampoco necesita hacer que nadie esté de acuerdo con Él. Él hace lo que tiene que hacer y trata a las personas como tiene que tratarlas y, haga lo que haga o trate como trate a las personas, todo está alineado con los principios-verdad, y los principios por los cuales obra el Creador. Como un ser creado, lo único que se debe hacer es someterse al Creador; uno no debería elegir nada por sí mismo. Esta es la razón que los seres creados deberían tener, y si una persona no la tiene, entonces no es digna de ser llamada persona. La gente debe entender que el Creador siempre será el Creador; Él tiene el poder y las aptitudes para instrumentar y tiene soberanía sobre cualquier ser creado como le plazca y no necesita ninguna razón para hacerlo. Esta es Su autoridad. No hay nadie entre los seres creados que tenga el derecho o esté calificado para emitir juicio sobre si lo que el Creador hace está bien o mal, ni sobre cómo debe actuar. Ningún ser creado tiene el derecho de elegir aceptar la soberanía y los arreglos del Creador; y ningún ser creado tiene el derecho a exigir cómo el Creador tiene soberanía y dispone su destino. Esta es la verdad suprema. Sin importar lo que el Creador haya hecho a Sus seres creados, y sin importar tampoco cómo lo haya hecho, los humanos que Él creó solo deben hacer una cosa: buscar, someterse, conocer y aceptar todo lo colocado ahí por el Creador. El resultado final será que el Creador habrá llevado a cabo Su plan de gestión y habrá completado Su obra, haciendo que Su plan de gestión avance sin obstrucciones; entretanto, puesto que los seres creados han aceptado la soberanía y los arreglos del Creador, y como se han sometido a Su soberanía y a Sus arreglos, ellos habrán obtenido la verdad, habrán entendido las intenciones del Creador y habrán llegado a conocer Su carácter. Además, hay otro principio que debo contaros: haga lo que haga el Creador, se manifieste como se manifieste y sea grande o pequeña la obra que lleve a cabo, continúa siendo el Creador, mientras que toda la humanidad, creada por Él, sigue estando integrada por seres creados, independientemente de lo que hayan hecho y de cuántos talentos o dones hayan recibido. En lo que respecta a la humanidad creada, por más gracia, bendiciones, misericordia, bondad o benevolencia que haya recibido del Creador, no debería creerse distinta de las masas, que puede estar en pie de igualdad con Dios y que ocupa un rango superior entre los seres creados. Con independencia de cuántos dones te haya otorgado Dios, de cuánta gracia te haya concedido, con cuánta amabilidad te haya tratado o de si te ha dado unos talentos especiales, ninguna de estas cosas son tus activos. Eres un ser creado y, por tanto, siempre lo serás. Nunca debes pensar: “Soy un pequeño tesoro en las manos de Dios. Él no me abandonará nunca. La actitud de Dios hacia mí siempre será de amor, cuidado y suaves caricias con cálidos susurros de consuelo y exhortación”. Por el contrario, a ojos del Creador, eres igual a todos los demás seres creados; Dios puede utilizarte como desee y orquestarte como lo desee, así como disponer a voluntad que desempeñes cualquier función entre toda clase de personas, acontecimientos y cosas. Esto es lo que ha de saber la gente y la razón que debe tener. Si uno entiende y acepta estas palabras, su relación con Dios se volverá más normal y entablará una relación más legítima con Él; si uno entiende y acepta estas palabras, orientará su posición adecuadamente, asumirá su lugar en ella y cumplirá con su deber.
¿Qué pensáis tras escuchar estas palabras? ¿Seguiréis malinterpretando a Dios? Algunos dicen: “Dado que Dios trata así a la gente, cuando Él dijo que a Sus ojos los hombres son como hormigas y menos que gusanos, al parecer no fue solo algo teórico, sino que ¡es la realidad! Dios no ama tanto al hombre y tampoco es tan cercano a él como la gente imaginaba”. El corazón de la gente se enfría, como si se hubiera arrojado agua sobre una llama, y su fervor disminuye. ¿Diríais que es mejor que su corazón se enfríe o que constantemente tenga malentendidos sobre Dios? (Es mejor que su corazón se enfríe). La única manera de que pueda entender el carácter de Dios es que se enfríe un poco. Los seres creados deberían poseer razón para utilizar la verdad como su principio para todo; deben utilizarla como base para contemplarlo todo, y deben utilizarla como principio y fundamento de todo lo que hacen. Así deben ser. Pero, por el contrario, la gente siempre siente en su interior que su relación con Dios es como su relación con otra persona, y que sus interacciones deberían darse en condiciones de igualdad. ¿Es esa una buena situación? (No, no lo es). ¿Por qué no lo es? La gente se ha colocado en el lugar equivocado; no trata a Dios como tal. Esto se debe a que tiene demasiados malentendidos acerca de Dios, pero Él no cambia de actitud como consecuencia de los malentendidos o inquietudes de la gente. Por el contrario, Él no solo no cambia de actitud, sino que sigue obrando en las personas de acuerdo con los principios, igual que antes, y dispone y reina soberano sobre las vidas de toda la humanidad. No obstante, el hombre es propenso a formarse nociones acerca de Dios, y a resistirse y rebelarse contra Él, así que debe sufrir mucho. La gente quiere acercarse sigilosamente a Dios y fortalecer su vínculo con Él, y habla de sus sentimientos, capital, talentos, capacidades, de cuánto ha dedicado, de sus logros anteriores, y da toda otra clase de razones. ¿Puede la gente obtener la verdad si siempre vive en estos estados? No, no puede. Si no tienes un corazón sumiso a Dios, siempre tienes ideas falaces, eres incapaz de adoptar el lugar de un ser creado, tienes ambiciones desbocadas y siempre ansías un puesto más elevado, en definitiva, eso te hará incapaz de abordar tu deber de manera adecuada o de entender correctamente las exigencias y actitudes de Dios hacia ti. A pesar de que eres refinado y sufres constantemente, eres incapaz de desprenderte de tus nociones y figuraciones, e incluso crees que eres a quien Dios más ama y con el que tiene más apego. En consecuencia, cuando te sucede algo real y ves que Dios no actúa así, y que se trata solo de tus ilusiones vanas, sufres un revés y recibes un golpe; te quejas y te sientes como si te hubieran agraviado. Tus sentimientos también reciben el impacto. ¿Merece la pena este sufrimiento? (No). La gente se ha causado sufrimiento a sí misma debido a sus ilusiones vanas, sus nociones y figuraciones. Esto es lo más problemático para ella, ¡y debe cambiar de actitud! ¿Cómo debe hacerlo? Reconociendo que Dios es justo con todo el mundo, y que todas las obras que Dios realiza están destinadas a salvar a la raza humana; Él no tiene ninguna otra intención. Lo que la gente debería hacer es adoptar el lugar de un ser creado, someterse a la soberanía, las instrumentaciones y los arreglos del Creador, aceptar y someterse a todo cuanto el Creador haga, buscar la verdad y las intenciones de Dios en estas cosas, y reconocer la conducta de Dios. Si siempre utiliza sus nociones para valorar y definir las acciones de Dios, siempre le hace exigencias irrazonables e insiste con que Dios haga las cosas a su modo, se está rebelando contra Dios y, no solo es incapaz de entender la verdad, sino que, en definitiva, a Dios no le quedará más que desdeñarla y descartarla. Si la gente quiere que Dios la bendiga, lo único que tiene que hacer es buscar, someterse, reconocer y aceptar todo lo que hace el Creador. Esta es la única manera de que entienda la verdad, conozca a Dios, logre la verdadera sumisión a Él y sea salvada.
18 de mayo de 2018
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