Qué significa perseguir la verdad (6) Parte 1

¿Recordáis el contenido de nuestra última reunión? (Dios enseñó primero las diferencias entre lo que la gente considera buenas conductas en comparación con vivir una humanidad normal como Él lo exige, y luego habló de la conducta moral del hombre en la cultura tradicional y recapituló veintiuna afirmaciones de conducta moral del hombre). En la última reunión hablé de dos temas. En primer lugar, hablé algo más de la buena conducta, y después di una pequeña enseñanza introductoria y sencilla sobre la condición, conducta y virtud del hombre, sin entrar en grandes detalles. Ya hemos hablado varias veces sobre el tema de lo que significa perseguir la verdad, y ya he terminado de enseñar todas las buenas conductas relacionadas con la búsqueda de la verdad que tenía que exponer y diseccionar. La última vez también enseñé un poco algunos temas fundamentales relativos a la conducta moral del hombre. Pese a no ofrecer una revelación ni un análisis pormenorizado de estos enunciados de conducta moral del hombre, sí enumeramos bastantes ejemplos de diferentes afirmaciones acerca de ellos; veintiuno, para ser exactos. Estos veintiún ejemplos son, en esencia, los diversos enunciados que la cultura tradicional china le inculca al pueblo, dominados por las ideas de benevolencia, rectitud, decoro, sabiduría y fiabilidad. Por ejemplo, aludimos a varios dichos de conducta moral del hombre relativos a la lealtad, la rectitud, el decoro y la confianza, y también a cómo deben actuar hombres, mujeres, autoridades, niños, etc. Independientemente de si estos veintiún dichos son exhaustivos o globales, en todo caso pueden representar, fundamentalmente, la esencia de las diversas exigencias de la cultura tradicional china en relación con la conducta moral del hombre, desde una perspectiva tanto ideológica como sustancial. Tras enumerar estos ejemplos, ¿los meditasteis y hablasteis de ellos? (Hablamos un poco de ellos en nuestras reuniones y descubrimos que es fácil confundir algunos de estos enunciados con la verdad. Por ejemplo, entre otros, “es inútil decapitar a un hombre muerto; sé indulgente siempre que puedas”, “daría la vida por un amigo” y “esmérate en manejar con lealtad aquello que te hayan confiado”). Hay más dichos, como: “la amabilidad de una gota de agua debe ser recompensada con un manantial”, “la palabra de un caballero es sagrada”, “si pegas a otro, no le pegues en la cara; si increpas a alguien, no le llames la atención por sus defectos”, “sé estricto contigo mismo y tolerante con los demás” y “al beber agua de un pozo, nunca hay que olvidar quién lo cavó”, etc. Si observas minuciosamente, comprobarás que la mayoría de las personas, en esencia, basan su comportamiento y las evaluaciones de su propia conducta moral y de la de los demás en estos enunciados de conducta moral. Estas cosas están presentes en el interior de cada persona hasta cierto punto. Uno de los motivos principales es el entorno social en que viven las personas y la educación que reciben del gobierno; otro es la educación que reciben de su familia y las tradiciones que les transmiten sus antepasados. Algunas familias enseñan a sus hijos a no quedarse nunca el dinero que se encuentran y otras les enseñan que deben ser patriotas y que “todas las personas tienen parte de responsabilidad en el destino de su país”, pues toda familia es dependiente de su país. Algunas familias enseñan a sus hijos “que nunca te corrompa la riqueza, te cambie la pobreza ni te doblegue ninguna fuerza” y que jamás deben olvidar sus raíces. Hay padres que utilizan enunciados claros para enseñar a sus hijos conductas morales, mientras que otros no saben expresar claramente sus ideas de conducta moral, pero sirven de modelo para sus hijos y les enseñan con el ejemplo, influyendo en la siguiente generación y educándola con sus palabras y acciones. Entre dichas palabras y acciones pueden encontrarse las siguientes: “la amabilidad de una gota de agua debe ser recompensada con un manantial”, “disfruta ayudando a otros”, “de bien nacidos es ser agradecidos” y enunciados más altisonantes, como “emerger impoluto del fango, bañarse en aguas cristalinas sin hacer ostentación” y demás. Los temas y la esencia de lo que los padres enseñan a sus hijos suelen encontrarse dentro del ámbito de la conducta moral exigida por la cultura tradicional china. Lo primero que los maestros les dicen a los alumnos cuando llegan a la escuela es que deben ser amables con los demás y disfrutar ayudándolos, que no deben quedarse el dinero que se encuentren y que deben honrar a sus maestros y venerar sus enseñanzas. Cuando los alumnos estudian la antigua prosa china o las biografías de héroes de la Antigüedad, se les enseña que “hay que dar la vida por un amigo”, “no se puede servir a dos señores, como tampoco una buena mujer puede tener dos maridos”, “muere con las botas puestas”, “todas las personas tienen parte de responsabilidad en el destino de su país”, “no hay que quedarse los objetos perdidos que te encuentres por la calle”, etc. Todas estas cosas derivan de la cultura tradicional. Las naciones también defienden y propagan estas ideas. En realidad, la educación nacional promueve más o menos las mismas cosas que la educación familiar: todas giran en torno a estas ideas de la cultura tradicional. Las ideas derivadas de la cultura tradicional impregnan prácticamente todas las exigencias relacionadas con la condición humana, la virtud, la conducta, etc. Por un lado, exigen que las personas aparenten etiqueta y modales, que actúen y se comporten de una forma que reciba el visto bueno de los demás y que exhiban buenas conductas y acciones para que todos las vean, mientras ocultan los aspectos oscuros del fondo de su corazón. Por otra parte, elevan al nivel de conducta moral las actitudes, conductas y acciones relacionadas con la manera de comportarse, de acercarse a la gente y de abordar los asuntos; las relacionadas con el trato a familiares y amigos y las relacionadas con la forma de abordar a diversos tipos de personas y cosas, con lo que se logra el elogio y respeto de los demás. Las exigencias que la cultura tradicional impone a las personas giran, básicamente, en torno a estos aspectos. Tanto si se trata de las ideas que la gente defiende a gran escala en la sociedad como, a menor escala, las ideas de conducta moral que la gente promueve y defiende en el seno familiar, así como las exigencias que se le presentan a la gente con respecto a su conducta, todo ello entra, fundamentalmente, dentro de este ámbito. Así pues, entre la gente, ya sea en la cultura tradicional china o en las culturas tradicionales de otros países, incluidas las culturas occidentales, todas estas ideas de conducta moral consisten en cosas que la gente puede lograr e ingeniar, cosas que la gente puede llevar a cabo sobre la base de su conciencia y razón. Al menos hay personas capaces de cumplir con parte de la conducta moral que se les exige. Estas exigencias se limitan únicamente al ámbito de la moralidad, el temperamento y las preferencias de las personas. Si no me crees, te animo a que mires detenidamente a ver cuáles de estas exigencias de conducta moral de las personas abordan su carácter corrupto. ¿Cuáles abordan el hecho de que la gente siente aversión por la verdad, de que esta le desagrada y de que se resiste a Dios en su misma esencia? ¿Cuáles de estas exigencias guardan alguna relación con la verdad? ¿Cuáles de estas exigencias puede llegar al nivel de la verdad? (Ninguna). Se miren como se miren estas exigencias, ninguna puede llegar al nivel de la verdad. Ninguna de ellas tiene nada que ver con la verdad, ninguna tiene la más mínima relación con ella. Hasta ahora, aquellos que hace mucho que creen en Dios, que tienen cierta experiencia y que comprenden un poco la verdad tendrán solamente una pizca de auténtica comprensión de este asunto; sin embargo, la mayoría de la gente todavía comprende meras doctrinas y está de acuerdo con esta idea en teoría, al tiempo que no alcanza el nivel de auténtica comprensión de la verdad. ¿Por qué? Porque la mayoría solo llega a comprender que estos aspectos de la cultura tradicional no concuerdan con la verdad ni guardan relación con ella a base de comparar estos preceptos de la cultura tradicional con las palabras y exigencias de Dios. Puede que, de manera verbal, reconozca totalmente que estas cosas no tienen nada que ver con la verdad, pero, en el fondo del corazón, aquello a lo que aspira, que ve con buenos ojos, que prefiere y que acepta fácilmente es, en esencia, estas ideas surgidas de la cultura tradicional de la humanidad, algunas de las cuales son cosas que su país defiende y promueve. La gente las considera positivas o las trata como la verdad, ¿no es así? (Sí). Como ves, estos aspectos de la cultura tradicional han arraigado profundamente en el corazón del hombre y no pueden erradicarse y desarraigarse en poco tiempo.

Aunque las veintiuna exigencias de conducta moral del hombre que hemos enumerado no son sino una parte de la cultura tradicional china, hasta cierto punto pueden ser representativas de todas las exigencias de la cultura tradicional china sobre la conducta moral del hombre. Cada una de estas veintiuna afirmaciones es considerada por el hombre como algo positivo, noble y correcto, y la gente cree que estas afirmaciones le permiten vivir con dignidad y que son una variedad de conducta moral digna de admiración y estima. Dejaremos de lado por ahora dichos relativamente superficiales como el de no quedarte el dinero que te encuentres o el de disfrutar ayudando a otros, y hablaremos, en cambio, de la conducta moral que el hombre admira especialmente y cree noble. Por ejemplo, tomemos el dicho “que nunca te corrompa la riqueza, te cambie la pobreza ni te doblegue ninguna fuerza”; la forma más sencilla de resumir el significado de este enunciado es que uno no debe olvidar sus raíces. Si una persona tiene esta conducta moral, todo el mundo cree que tiene una personalidad muy noble y que realmente “emerge impoluta del fango, se baña en aguas cristalinas sin hacer ostentación”. La gente aprecia mucho esto. Que la gente lo aprecie mucho significa que realmente da su visto bueno a este tipo de enunciados y está de acuerdo con ellos. Y, por supuesto, también admira enormemente a quienes son capaces de llevar a cabo esta conducta moral. Hay muchas personas que creen en Dios, pero aun así les parecen realmente bien estas cosas promovidas por la cultura tradicional y desean poner en práctica esas buenas conductas. Estas personas no comprenden la verdad: para ellas, creer en Dios implica ser buena persona, ayudar a los demás, disfrutar ayudándolos, no engañar ni perjudicar nunca a otras personas, no afanarse por las cosas mundanas y no codiciar riquezas ni placeres. En el fondo, todas ellas están de acuerdo en que el enunciado “que nunca te corrompa la riqueza, te cambie la pobreza ni te doblegue ninguna fuerza” es correcto. Algunos señalan: “Si, antes de creer en Dios, alguien ya se rige por conductas morales como la de ‘que nunca te corrompa la riqueza, te cambie la pobreza ni te doblegue ninguna fuerza’, si es una persona buena y amable que no olvida sus raíces, luego, tras sumarse a la fe, enseguida podrá obtener el gozo de Dios. A la gente así le resulta fácil entrar en el reino de Dios: puede recibir Sus bendiciones”. Cuando muchas personas evalúan y contemplan a los demás, no observan su esencia según las palabras de Dios y la verdad, sino que los evalúan y contemplan según las exigencias de la cultura tradicional sobre la conducta moral de las personas. Desde esta perspectiva, ¿no es probable que aquellos que no comprenden la verdad confundan con ella cosas que el hombre cree buenas y correctas? ¿No es probable que consideren que las personas que el hombre cree buenas son las que Dios cree buenas? La gente siempre quiere imponerle sus ideas a Dios; al hacerlo, ¿no comete un error de principios? ¿No ofende esto el carácter de Dios? (Sí). Es un problema gravísimo. Si la gente verdaderamente posee razón, debe buscar la verdad en las materias que no sea capaz de captar, llegar a comprender la intención de Dios y no soltar imprudentemente un montón de tonterías. En los criterios y principios de Dios para evaluar al hombre, ¿hay algún renglón que diga: “Aquellos que no olvidan sus raíces son buenas personas y tienen las características de una buena persona”? ¿Alguna vez ha afirmado Dios algo así? (No). En las exigencias concretas que Dios ha planteado al hombre, ¿ha dicho alguna vez: “Si eres pobre, no debes robar. Si eres rico, no debes ser promiscuo. Ante intimidaciones o amenazas, nunca debes someterte”? ¿Contienen las palabras de Dios semejantes exigencias? (No). En efecto, no es así. Es bastante evidente que el enunciado “que nunca te corrompa la riqueza, te cambie la pobreza ni te doblegue ninguna fuerza” es palabra del hombre: no se ajusta a las exigencias de Dios al hombre, es incompatible con la verdad y, en el fondo, no es lo mismo que la verdad. Dios nunca ha exigido que los seres creados no olviden sus raíces. ¿Qué significa no olvidar tus raíces? Te pongo un ejemplo: si tus antepasados eran agricultores, debes conservar siempre su memoria. Si tus antepasados se dedicaban a un oficio, has de mantener la práctica de ese oficio y transmitirlo de generación en generación. No puedes olvidar estas cosas ni siquiera cuando empieces a creer en Dios: no puedes olvidar las enseñanzas, los oficios ni nada que te hayan transmitido tus antepasados. Si tus antepasados eran mendigos, debes conservar los palos con los que golpeaban a los perros. Si los antepasados tuvieron que sobrevivir a base de paja y plantas silvestres, sus descendientes también deben procurar comer paja y plantas silvestres; eso es rememorar las penas del pasado para saborear las alegrías del presente, no olvidar las raíces. Hicieran lo que hicieran tus antepasados, debes mantenerlo. No puedes olvidarte de tus antepasados solo porque tengas formación y estatus. Los chinos son muy exigentes con estas cosas. En su fuero interno, parece que aquellos que no olvidan sus raíces son los únicos con conciencia y razón, las únicas personas capaces de comportarse con rectitud y de vivir con dignidad. ¿Es correcto este punto de vista? ¿Hay alguna cosa similar en las palabras de Dios? (No). Dios nunca ha dicho nada parecido. Este ejemplo evidencia que, aunque el hombre admire y aspire a un reino de la virtud; aunque esto parezca algo positivo, algo que puede regular la conducta moral del hombre y evitar que la gente siga la senda del mal y se vuelva depravada, y aunque se propague entre la gente y sea aceptado por toda ella como algo positivo, si lo comparas con las palabras de Dios y la verdad, verás que estas afirmaciones e ideas de la cultura tradicional son completamente absurdas. Verás que, sencillamente, no vale la pena mencionarlas, que no tienen ni la más mínima relación con la verdad y que están incluso más lejos de ser las exigencias y la intención de Dios. Al defender estas ideas y opiniones y esgrimir diversos enunciados de conducta moral del hombre, la gente no hace más que utilizar ciertas cosas, más allá del ámbito del pensamiento del hombre, para aparentar que es original y novedosa, para hacer alarde de su grandeza y corrección y para que la idolatren. Tanto en Oriente como en Occidente, la gente piensa básicamente lo mismo. Las ideas y los puntos de partida de las exigencias que las personas defienden y esgrimen en relación con la conducta moral del hombre, y los objetivos que desean alcanzar con dichas exigencias, son fundamentalmente los mismos. Aunque los occidentales no tienen ideas y opiniones concretas como “devuelve el bien por mal” y “la amabilidad de una gota de agua debe ser recompensada con un manantial”, en las que hacen hincapié los orientales, y aunque no tienen dichos explícitos como los de la cultura tradicional china, su cultura tradicional está plagada exclusivamente de estas ideas. Aunque las cosas que hemos estado enseñando y compartiendo pertenecen a la cultura tradicional china, hasta cierto punto, y en esencia, estas afirmaciones y exigencias de conducta moral representan las ideas dominantes de toda la humanidad corrupta.

Hoy hemos hablado, principalmente, del tipo de influencia negativa de la cultura tradicional sobre las personas a través de sus afirmaciones y exigencias relativas a la conducta moral del hombre. Entendido esto, el siguiente concepto más importante que la gente debe comprender es, de hecho, qué requiere Dios, Señor de la creación, respecto a la conducta moral de la humanidad, qué ha dicho en concreto y qué exigencias ha planteado. Esto es lo que la humanidad debe llegar a comprender. Ya hemos visto claramente que la cultura tradicional no da el menor testimonio de cuáles son las exigencias de Dios al hombre ni de las palabras que ha pronunciado, y que la gente no ha buscado la verdad en esta materia. Por ello, la cultura tradicional fue lo que primero aprendió la gente y lo que la ha dominado, lo que ha penetrado en su interior y ha guiado la forma en que la humanidad ha vivido durante milenios. Esta es la principal manera en que Satanás ha corrompido a la humanidad. Una vez reconocido claramente este hecho, lo más importante que la gente debe comprender ahora es qué exigencias tiene el Señor de la creación para con los seres humanos creados respecto a su humanidad y moralidad; o sea, qué criterios hay en cuanto a este aspecto de la verdad. Al mismo tiempo, la gente debe llegar a comprender cuál de estos elementos es la verdad: o las exigencias planteadas por la cultura tradicional, o lo que Dios exige a la humanidad. Debe comprender cuál puede purificar a las personas, salvarlas y guiarlas por la senda correcta en la vida, y cuál es una falacia que puede desencaminar y perjudicar a las personas y que las lleva por la senda equivocada hacia una vida de pecado. Una vez que la gente discierne esto, puede reconocer que las exigencias a la humanidad del Señor de la creación son perfectamente naturales y justificadas y que son los principios-verdad que deben practicar las personas. En cuanto a las afirmaciones de conducta moral y los criterios de evaluación de la cultura tradicional que influyen en la búsqueda de la verdad por parte de la gente, en sus opiniones sobre las personas y cosas y en sus conductas y actos, si la gente es capaz de discernir un poco dichas afirmaciones, entenderlas, reconocer que son esencialmente absurdas y renunciar a ellas de corazón, entonces se pueden resolver algunas confusiones o problemas de la gente en relación con la conducta moral. ¿No reduciría la resolución de estas cosas un buen número de los obstáculos y dificultades a los que se enfrenta la gente en la senda búsqueda de la verdad? (Sí los reduciría). Cuando la gente no comprende la verdad, puede confundir las ideas generalmente aceptadas sobre la conducta moral con la verdad, seguirlas y atenerse a ellas como si fueran la verdad. Esto afecta en gran medida a la capacidad de las personas para comprender y practicar la verdad, así como a los resultados que logran cuando persiguen la verdad para alcanzar la transformación del carácter. Esto es algo que no os gustaría a ninguno de vosotros; naturalmente, es algo que tampoco quiere Dios. Por tanto, con respecto a estos enunciados, ideas y puntos de vista supuestamente positivos sobre la conducta moral que defiende el hombre, la gente debe primero conocerlos y discernirlos claramente sobre la base de las palabras de Dios y la verdad y entender su misma esencia, con lo que se formará una evaluación y una posición precisas sobre estas cosas en lo más hondo del corazón, tras lo cual podrá desenterrarlos poco a poco, erradicarlos y dejarlos atrás. En lo sucesivo, cada vez que la gente vea que esos enunciados supuestamente positivos están reñidos con la verdad, debe elegir primero la verdad, no los enunciados que se consideran positivos dentro de las nociones del hombre, pues dichos enunciados supuestamente positivos son meras opiniones del hombre y realmente no concuerdan con la verdad. Sea cual sea la perspectiva desde la que hablemos, nuestro principal objetivo al enseñar hoy estos temas es eliminar diversos obstáculos que se presentan durante la búsqueda de la verdad por parte de la gente, especialmente las incertidumbres que surgen en la mente de las personas con respecto a las palabras de Dios y los criterios de la verdad. Dichas incertidumbres implican que, cuando vas a aceptar y practicar la verdad, no sabes qué cosas son enunciados de conducta moral defendidos por la humanidad, cuáles son exigencias de Dios a la humanidad y cuáles son verdaderos principios y criterios. La gente no tiene claras estas cosas. ¿Por qué? (Porque no comprende la verdad). Por un lado, porque no comprende la verdad. Por otro, porque carece de discernimiento sobre las afirmaciones de conducta moral creadas por la cultura tradicional de la humanidad y todavía no entiende la esencia de estas afirmaciones. Al final, en un estado de confusión mental, determinarás que aquellas cosas que aprendiste primero, y que están arraigadas en tu mente, son correctas; determinarás que aquellas cosas que todo el mundo reconoce generalmente como buenas son correctas. Y entonces elegirás estas cosas que te agradan, que puedes lograr y que concuerdan con tus gustos y nociones, y te aproximarás, aferrarás y adherirás a estas cosas como si fueran la verdad. Y, en consecuencia, el comportamiento y la conducta de la gente, así como aquello que persiga, lo que elija y a lo que se aferre, estarán completamente desvinculados de la verdad: formarán parte de conductas y demostraciones humanas de moralidad alejadas del ámbito de la verdad. Las personas se aproximan y aferran a estos aspectos de la cultura tradicional como si fueran la verdad, mientras hacen a un lado e ignoran las verdades de las exigencias de Dios con respecto a la conducta del hombre. Sin importar cuántas de las conductas que el hombre percibe como buenas tenga una persona, esta nunca alcanzará el visto bueno de Dios. En estos casos, la gente malgasta mucho esfuerzo en cosas alejadas del ámbito de la verdad. Además, al considerar verdad estas cosas derivadas del hombre que no concuerdan con la verdad, la gente ya se ha descarriado. La gente aprendió en primer lugar estos aspectos de la cultura tradicional y, por ende, está dominada por ellos; estas cosas suscitan todo tipo de opiniones falaces en su interior y le provocan grandes dificultades y perturbaciones cuando intenta comprender y practicar la verdad. Toda persona cree que, si tiene unos comportamientos virtuosos, Dios le dará Su visto bueno, y que será apta para recibir Sus bendiciones y Su promesa, pero ¿puede aceptar el juicio y castigo de Dios con este punto de vista y esta mentalidad? ¿Cuán grande es el obstáculo que dicha mentalidad representa para la purificación y salvación de las personas? ¿No llevarán estas fantasías y nociones a la gente a malinterpretar a Dios, rebelarse contra Él y resistirse a Él? ¿No serán estas las consecuencias? (Sí, lo serán). Ya he expresado grosso modo la trascendencia de hablar de este tema; esta es la idea general.

A continuación examinaremos y analizaremos uno por uno los diversos dichos de la cultura tradicional china sobre la conducta moral, y luego llegaremos a una conclusión sobre ellos. Así todo el mundo obtendrá una ratificación y una respuesta básicas al respecto y tendrá, como mínimo, una comprensión y una visión relativamente precisas de estos dichos. Empecemos por el primero: “No te quedes el dinero que te encuentres”. ¿Cuál sería una explicación precisa de este proverbio? (Que, si te encuentras algo, no debes tomarlo y reclamarlo como tuyo. Hace referencia a una variedad de buena moral y a una costumbre social). ¿Es fácil de conseguir? (Relativamente fácil). Para la mayoría es fácil de conseguir: si te encuentras algo, sea lo que sea, no debes quedártelo, pues pertenece a otra persona. No mereces tenerlo y debes devolvérselo a su legítimo propietario. Si no puedes encontrar a su legítimo propietario, debes entregárselo a las autoridades, en ningún caso quedártelo; todo ello con el ánimo de no codiciar los bienes ajenos y de no aprovecharse de los demás. Es una exigencia de conducta moral del hombre. ¿Cuál es el objetivo de imponer este tipo de exigencia sobre la conducta moral de las personas? Cuando la gente tiene esta clase de conducta moral, esta tiene una repercusión buena y positiva sobre el clima social. El objetivo de inculcarle dichas ideas a la gente es impedir que se aproveche de los demás, con lo que conservará su buena conducta moral. Si toda persona tiene esta clase de buena conducta moral, el clima social mejorará y llegará un momento en que nadie se quedará los objetos perdidos que se encuentre por la calle y no será preciso que nadie cierre la puerta con llave por la noche. Con esta clase de clima social, el orden público mejorará y la gente podrá vivir más tranquila. Habrá menos robos y hurtos, menos peleas y menos asesinatos por venganza; las personas que vivan en este tipo de sociedad sentirán seguridad y tendrán mayor bienestar general. “No te quedes el dinero que te encuentres” es una exigencia de conducta moral hacia las personas en su entorno social y vital. El objetivo de esta exigencia es preservar el clima social y el entorno vital de las personas. ¿Es fácil conseguirlo? Pueda conseguirlo o no la gente, quienes propusieron esta idea y exigencia de conducta moral del hombre pretendían hacer realidad el entorno social y vital ideal anhelado por la gente. “No te quedes el dinero que te encuentres” no guarda relación alguna con los criterios de conducta del hombre; es una mera exigencia de conducta moral hacia las personas cuando se encuentren algo. Guarda poca relación con la esencia del hombre. La humanidad lleva milenios exigiendo esta conducta moral del hombre. Naturalmente, cuando la gente se atiene a esta exigencia, un país o una sociedad puede pasar por un período en que haya menos delincuencia, e incluso puede llegar al punto de que no haga falta que la gente cierre la puerta con llave por la noche, nadie se quede los objetos perdidos que se encuentre por la calle y la mayoría no se quede el dinero que se encuentre. En esos momentos, el clima social, el orden público y el entorno vital serán relativamente estables y armoniosos, pero este clima y este entorno social solo pueden mantenerse temporalmente, durante cierto plazo o por un tiempo determinado. Es decir, las personas solamente pueden alcanzar o mantener este tipo de conducta moral en determinados entornos sociales. En cuanto cambie su entorno vital y se altere el antiguo clima social, es probable que la moral de “no quedarse el dinero que se encuentre” cambie, a la par que se producirán transformaciones del entorno, del clima y de las tendencias sociales. Observa que, tras llegar al poder, el gran dragón rojo desorientó al pueblo promoviendo todo tipo de dichos para garantizar la estabilidad social. En los años 80 llegó a haber una canción popular que decía: “A un lado de la carretera, recogí un céntimo del suelo y se lo di a un policía. El agente agarró el céntimo y asintió con la cabeza. Le dije alegremente: ‘¡Hasta luego, señor!’”. Por lo visto, hasta el pequeño detalle de entregar un céntimo era digno de mención y de cantarlo; ¡qué moral social y qué conducta más “nobles”! ¿En serio era así? La gente es capaz de entregarle a un policía un céntimo que se encuentre, pero ¿entregaría cien o mil yuanes? Es difícil saberlo. Si una persona viera oro, plata u objetos preciosos, o incluso algo más valioso, no podría controlar su codicia, se desataría su monstruo interior y sería capaz de herir y lastimar a alguien, de incriminar y tender trampas a otros; sería capaz de robarle a una persona su dinero de manera activa, y hasta de matar a alguien. En ese momento, ¿qué quedaría de la maravilla de cultura y moral tradicionales del hombre? ¿Dónde quedaría el criterio moral de que “no te quedes el dinero que te encuentres”? ¿Qué indica esto? Que, independientemente de que la gente tenga este espíritu y esta conducta moral, esta exigencia y este dicho no son más que algo que la gente imagina, desea y quiere poder cumplir y alcanzar. En contextos sociales específicos, y en entornos adecuados, las personas con cierto grado de conciencia y razón pueden practicar lo de no quedarse el dinero que se encuentren, pero esta solo es una buena conducta pasajera, no puede llegar a ser el criterio de su conducta ni de su vida. En cuanto cambien el entorno social y el contexto en el que viven esas personas, ese dogma y conducta moral ideal, según las nociones del hombre, quedará muy alejado de la gente. No podrá satisfacer sus deseos y ambiciones y, por supuesto, menos aún podrá limitar sus malas acciones. No es más que una buena conducta pasajera y una cualidad moral relativamente noble según los ideales del hombre. Cuando choca con la realidad y el interés propio, cuando entra en conflicto con los ideales de la gente, este tipo de moral no puede frenar su comportamiento ni guiar su conducta y sus pensamientos. En última instancia, la gente decidirá oponerse a ella, incumplirá esta noción tradicional de moral y optará por sus propios intereses. Así pues, cuando se trata de la moral de “no te quedes el dinero que te encuentres”, la gente puede entregar a la policía un céntimo que se haya encontrado. Sin embargo, si se encuentra mil o diez mil yuanes o una moneda de oro, ¿se lo dará igualmente a un policía? No será capaz. Cuando el beneficio de tomar ese dinero exceda el alcance de la moralidad del hombre, no será capaz de entregárselo a la policía. No podrá cumplir la moral del dicho “no te quedes el dinero que te encuentres”. Entonces, ¿representa “no te quedes el dinero que te encuentres” la esencia-humanidad de una persona? No puede representar en absoluto su esencia-humanidad. Es bastante evidente que esta exigencia de conducta moral del hombre no puede aplicarse como fundamento para evaluar si alguien tiene humanidad ni puede servir como criterio de conducta del hombre.

Observar primero si una persona se queda el dinero que se encuentra, ¿sería una forma precisa de evaluar su moral y su condición? (No). ¿Por qué no? (Porque la gente no puede cumplir realmente esa exigencia. Si se encuentra una pequeña cantidad de dinero o algo de poco valor, es capaz de entregarlo, pero si se trata de algo valioso, es menos probable que lo haga. Si se trata de un objeto muy valioso, es aún menos probable que lo entregue; hasta puede que se lo quede a toda costa). Quieres decir que “no te quedes el dinero que te encuentres” no puede servir como criterio para evaluar la humanidad de las personas porque estas son incapaces de cumplirlo. Y si la gente fuera capaz de cumplir esta exigencia, ¿se consideraría un criterio por el que evaluar su humanidad? (No). ¿Por qué no se consideraría un criterio para evaluar la humanidad de las personas aunque fueran capaces de cumplirlo? (Porque la capacidad o no de alguien para cumplir lo de que “no te quedes el dinero que te encuentres” no refleja realmente la calidad de su humanidad. No tiene nada que ver con lo buena o mala que sea su humanidad y no es criterio para evaluar la humanidad de la gente). Esta es una manera de entender la cuestión. Existe poca relación entre que una persona no se quede el dinero que se encuentre y la calidad de su humanidad. Por ello, si os topáis con alguien realmente capaz de no quedarse el dinero que se encuentre, ¿cómo lo contemplaréis? ¿Podéis considerarlo una persona con humanidad, una persona honesta y alguien que se somete a Dios? ¿Podéis considerar que el hecho de no quedarse el dinero que se encuentre uno es un criterio de humanidad? Debemos hablar de esta cuestión. ¿Quién va a hablar de ella? (La capacidad de alguien de no quedarse el dinero que se encuentra es irrelevante para definir la esencia-humanidad de esa persona. Su esencia se evalúa según la verdad). ¿Qué más? (Algunas personas son capaces de no quedarse el dinero que se encuentran incluso cuando es una gran suma de dinero, o hacen muchas otras buenas acciones semejantes, pero tienen objetivos e intenciones propios. Quieren ser recompensadas por sus actos meritorios y adquirir buena reputación, por lo que sus buenas conductas externas no pueden determinar la calidad de su humanidad). ¿Algo más? (Supongamos que alguien es capaz de no quedarse el dinero que se encuentra, pero aborda la verdad con una actitud reacia, una actitud de aversión por la verdad. Si lo evaluamos según las palabras de Dios, no tiene humanidad. Por tanto, este criterio no tiene precisión para juzgar si alguien tiene o no humanidad). Algunos ya os habéis dado cuenta de que aplicar lo de que “no te quedes el dinero que te encuentres” para evaluar si alguien tiene humanidad es un error: no estáis de acuerdo con que se aplique como criterio para evaluar si alguien tiene humanidad. Este punto de vista es correcto. Independientemente de si alguien es capaz de no quedarse el dinero que se encuentra, esto tiene poco que ver con los principios de su conducta y la senda por la que opta. ¿Por qué lo digo? En primer lugar, cuando una persona no se queda el dinero que se encuentra, esto únicamente representa una conducta momentánea. Es difícil saber si lo hizo porque lo que se encontró no tenía valor o porque había gente mirándolo y quería ganarse sus elogios y su estima. Aunque su actuación no estuviera viciada, no es más que una buena conducta y tiene poca relevancia para su búsqueda y su comportamiento. Como mucho, solo puede decirse que esta persona tiene cierta buena conducta y un temperamento noble. Aunque dicha conducta no se pueda calificar de negativa, tampoco se puede calificar de positiva y, desde luego, no se puede juzgar a una persona como positiva solo porque no se queda el dinero que se encuentra. Esto se debe a que eso no guarda relación con la verdad ni con las exigencias de Dios al hombre. Algunos preguntan: “¿Cómo no va a ser algo positivo? ¿Cómo es posible que una conducta tan noble no se considere positiva? Si alguien fuera inmoral y carente de humanidad, ¿sería capaz de no quedarse el dinero que se encontrara?”. Esa no es necesariamente una forma acertada de expresarlo. Un diablo puede hacer un par de cosas buenas; ¿dirías por ello que no se trata de un diablo? Algunos reyes de los demonios hacen un par de buenas acciones para distinguirse y consolidar su lugar en la historia; ¿los calificarías de buenas personas? No se puede determinar si alguien tiene humanidad o no, ni si su condición es buena o mala, únicamente en función de una cosa buena o mala que haya hecho. Para que una evaluación sea precisa, debe basarse en su conducta en general y en si tiene o no las ideas y opiniones correctas. Si alguien es capaz de devolver a su legítimo propietario un objeto muy valioso que se ha encontrado, eso simplemente demuestra que no es avaricioso y que no codicia los bienes ajenos. Tiene esta vertiente de lo que es la buena conducta moral, pero ¿tiene esto algo que ver con su conducta y su actitud hacia las cosas positivas? (No). Es probable que algunas personas no estén de acuerdo con esto, que consideren esta aseveración un poco subjetiva e inexacta. Sin embargo, desde otra perspectiva, si alguien pierde algo útil, ¿no estará muy preocupado por ello? Por eso, en cuanto a la persona que encuentre el objeto —sea el que sea—, no es suyo, así que no debe quedárselo. Sea un objeto material o dinero, valioso o no, no le pertenece; por tanto, ¿no es su deber devolvérselo a su legítimo propietario? ¿No es esto lo que debería hacer la gente? ¿Qué valor tiene promover esto? ¿No se está haciendo un problema de la nada? ¿No es exagerado considerar el hecho de no quedarse el dinero que uno se encuentre como una especie de noble cualidad moral y elevarlo a un contexto sublime y espiritual? ¿Es siquiera reseñable esta única buena conducta entre las buenas personas? Hay muchísimas conductas mejores y más sublimes que esta, así que no es reseñable lo de no quedarse con el dinero que uno se encuentre. Ahora bien, si se difundiera y promoviera activamente esta buena conducta entre mendigos y ladrones, sería oportuno y podría tener alguna utilidad. Si un país promueve activamente que “no te quedes el dinero que te encuentres”, eso demuestra que el pueblo ya es muy malvado, que el país está plagado de ladrones y rateros y que no sabe protegerse de ellos. Por eso su único recurso es promover y difundir este tipo de conducta para resolver el problema. A decir verdad, dicha conducta siempre ha sido un deber del pueblo. Por ejemplo, si alguien se encuentra cincuenta yuanes en la calle y se los devuelve fácilmente a su legítimo propietario, ¿eso no es tan insignificante que ni siquiera es reseñable? ¿En serio hace falta elogiarlo? ¿Es necesario darle tanta importancia, hablar maravillas de esta persona, y hasta elogiarla por su noble y honorable conducta moral, solo porque devolvió el dinero al que lo perdió? Devolver el dinero perdido a su legítimo propietario, ¿no es lo normal y natural? ¿No es algo que debería hacer toda persona con una razón normal? Si hasta un niño pequeño, que no entiende de moral social, podría hacerlo, ¿es realmente necesario darle tanta importancia? ¿Es esta conducta verdaderamente digna de ser elevada al nivel de la moral del hombre? En Mi opinión, no puede elevarse a ese nivel y no es digna de elogio. No es más que una buena conducta pasajera y no tiene nada que ver con ser verdaderamente buena persona a nivel básico. No quedarse el dinero que uno se encuentra es algo muy insignificante. Es algo que cualquier persona normal, y cualquiera revestido de piel humana o que hable un lenguaje humano, debería ser capaz de hacer. Es algo que la gente puede hacer si se esfuerza; no necesita que un pedagogo o un pensador le enseñe a hacerlo. Un niño de tres años es capaz de hacerlo, pero los pensadores y pedagogos lo han considerado una exigencia crucial para la conducta moral del hombre y, con ello, han hecho una montaña de un grano de arena. Aunque “no te quedes el dinero que te encuentres” es un enunciado que evalúa la conducta moral del hombre, básicamente no llega a medir si alguien tiene humanidad o una moral noble. Por consiguiente, es inexacto e inadecuado aplicar lo de que “no te quedes el dinero que te encuentres” para evaluar la calidad de la humanidad de alguien.

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