Qué significa perseguir la verdad (7) Parte 1

He hablado no hace mucho sobre todo tipo de dichos de la cultura tradicional acerca de la conducta moral. He compartido bastante respecto a ciertos dichos concretos. Ahora bien, ¿tienen algo que ver este tema y este contenido con la verdad? (Sí). ¿A alguien le parece que no están relacionados con la verdad? Si eso es lo que piensa, entonces su calibre es realmente escaso y carece siquiera del menor discernimiento. ¿Ha resultado fácil de entender Mi charla sobre este tema? (Sí). Si no hubiera compartido y analizado de esta manera, ¿habríais confundido con la verdad estos dichos acerca de la conducta moral que las personas consideran relativamente positivos y los habríais seguido defendiendo? Primero, puedo decir sin temor a equivocarme que la mayoría de la gente considera positivos estos dichos, que concuerdan con la humanidad y hay que atenerse a ellos, y que se ajustan a la conciencia, la razón, las exigencias, las nociones y a otras cosas semejantes relacionadas con la humanidad. Se puede decir que, antes de que Yo compartiera sobre este tema, casi todo el mundo consideraba positivos y acordes a la verdad estos diversos dichos acerca de la conducta moral. Tras oír Mi charla y Mi análisis, ¿sois ahora capaces de distinguir entre estos dichos acerca de la conducta moral y la verdad? ¿Acaso poseéis esta clase de discernimiento? Habrá quien diga: “Soy incapaz de hacer una distinción entre ambos, pero en cualquier caso, tras oír la enseñanza de Dios, ahora percibo que hay diferencia entre estas cosas y la verdad. No pueden sustituir a la verdad, y ni mucho menos se puede decir que sean positivas o la verdad. Por supuesto, tampoco cabría considerar que concuerden con las palabras y las exigencias de Dios o con los criterios de la verdad. No tienen relación alguna con las palabras de Dios, con Sus exigencias o con los criterios de la verdad. Dicho esto, con independencia de que se ajusten a la conciencia y la razón de la humanidad, ya no venero tales cosas en mi corazón ni las considero la verdad”. Esto demuestra que tales aspectos de la cultura tradicional ya no desempeñan el papel de guía en el corazón de la gente. Al oír estos dichos acerca de la conducta moral, la gente los distingue de manera subconsciente de la verdad y, como mucho, los toma como algo que aprueba en su conciencia. Sin embargo, las personas saben que estos dichos todavía difieren de la verdad y en modo alguno pueden sustituirla. En cuanto captan la esencia de estos dichos sobre la conducta moral, dejan de considerarlos la verdad y de atenerse a ellos, de venerarlos o buscarlos de ese modo; este es el efecto básico que se logra. Así pues, ¿qué efectos positivos tiene entender todo esto en la búsqueda de la verdad por parte de la gente? Sin duda, tendrá un efecto positivo, pero la magnitud de ese efecto dependerá de hasta qué punto entiendas la verdad o cuánta conozcas. Si se consideran tales elementos, está claro que resulta bastante necesario analizar estos aspectos de la cultura tradicional que la gente defiende y que se ajustan a sus nociones. Cuanto menos, este análisis servirá para ayudar a las personas a alcanzar un entendimiento puro de la verdad y evitará que sus esfuerzos sean infructuosos o que caminen por la senda equivocada al perseguir la verdad. Estos son los efectos que se pueden lograr.

La vez anterior compartimos y analizamos cuatro dichos sobre la conducta moral, a saber: “No te quedes el dinero que te encuentres”, “Disfruta ayudando a otros”, “Sé estricto contigo mismo y tolerante con los demás” y “Devuelve el bien por el mal”. Hoy continuaremos compartiendo acerca de otros dichos. La cultura tradicional china ha propuesto muchas afirmaciones explícitas sobre conducta moral. Sin importar en qué era o periodo de la historia se propusieran, todas han llegado al presente y se han arraigado con firmeza en el corazón de la gente. A medida que ha pasado el tiempo y han ido surgiendo cosas nuevas, el hombre ha propuesto muchas afirmaciones renovadas y diferentes acerca de la conducta moral. Básicamente, se trata de exigencias relativas al talante moral y al comportamiento de las personas. ¿Tenéis más o menos claro los cuatro dichos sobre la conducta moral de los que hablamos la vez anterior? (Sí). Ahora vamos a continuar hablando sobre el siguiente dicho: “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”. La idea de que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud es uno de los criterios clásicos de la cultura tradicional china para juzgar si la conducta de una persona es moral o inmoral. A la hora de evaluar si alguien tiene buena o mala humanidad y cómo de moral es su conducta, uno de los puntos de referencia es si devuelve los favores o la ayuda que recibe, si se trata de alguien que devuelve con gratitud la amabilidad recibida. En la cultura tradicional china y en la cultura tradicional de la humanidad, la gente lo considera una medida importante de la conducta moral. Si alguien no entiende eso de que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud y es un desagradecido, entonces se le considera carente de conciencia e indigno de que nadie se relacione con él, y debería ser despreciado, desdeñado o rechazado por todos. En cambio, si alguien entiende que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud, si es agradecido y devuelve los favores y la ayuda que recibe con todos los medios a su alcance, se le considera una persona de conciencia y humanidad. Si alguien recibe beneficios o ayuda de otra persona, pero no los devuelve, o solo le expresa un poco de gratitud con un simple “gracias” y nada más, ¿qué pensará la otra persona? ¿Le resultará incómodo? ¿Pensará quizás: “Ese hombre no merece que le ayuden, no es una buena persona. Si responde así cuando le he ayudado tanto, es que no tiene conciencia ni humanidad, y no merece la pena relacionarse con él”? Si se volvieran a encontrar con ese tipo de persona, ¿seguirían ayudándoles? Al menos, no lo desearían. En circunstancias similares, ¿no os preguntaríais si realmente deberíais ayudar o no? La lección que habríais aprendido de vuestra experiencia anterior sería: “No puedo ayudar a cualquiera; tienen que entender que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud. Si son de los desagradecidos que no me devuelven la ayuda que les he prestado, entonces mejor no ayudarles”. ¿No sería esa vuestra opinión al respecto? (Sí). Al ayudar a los demás, ¿qué piensa la gente en términos generales sobre su gesto de asistencia? ¿Alberga ciertas expectativas o exigencias hacia la persona a la que ayuda? ¿Acaso dice alguien: “Te ayudo sin esperar una compensación. No deseo obtener nada de ti a cambio. Es mi deber ayudarte cuando te encuentres en dificultades, es lo que debo hacer. No importa la relación que exista entre nosotros ni tampoco si podrás devolvérmelo o no en el futuro, me limito a cumplir con mi deber básico de persona corriente y no voy a exigir ninguna retribución. No me importa si me retribuyes o no”? ¿Acaso existen personas que digan tales cosas? Aunque fuera así, solo se trata de invenciones que no coinciden con los hechos. En las novelas históricas chinas hay muchos personajes heroicos ficticios, y los que se ha inventado el país del gran dragón rojo en la sociedad moderna son incluso más fantasiosos. Aunque tales personas existieron, las historias sobre ellas fueron inventadas. Bajo el prisma de estos hechos, ¿te queda ahora claro el origen de este criterio para juzgar la conducta moral de las personas, el dicho “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”, y de quién proviene? Tal vez haya quien todavía no lo tenga muy claro. En esta raza humana corrupta, todo el mundo cuenta con una especie de ideal y con ciertas expectativas respecto a la sociedad humana. ¿De qué expectativas se trata? “Si todos damos un poco de amor, el mundo será un lugar maravilloso”. Al margen de esta expectativa, la gente también espera que se retribuya y compense la bondad de su corazón y el precio que paga. Por una parte, puede tratarse de una compensación en el sentido material, como una recompensa tal o un regalo monetario. Por otra, podría referirse a una compensación en el sentido espiritual, es decir, a proporcionarles a las personas satisfacción espiritual mediante la entrega de una recompensa que consolide su reputación y les atribuya apelativos como “trabajador modelo”, “ejemplo moral” o “referente moral”. En la sociedad humana, casi todo el mundo tiene este tipo de expectativas sobre la sociedad y el mundo; todos esperan ser buenas personas, seguir la senda correcta y tender la mano a los necesitados, lo que les permite obtener su ayuda y extraer ciertos beneficios. Esperan que aquellos que reciben su asistencia recuerden quién se la dio, y las formas en que se beneficiaron de ello. Por supuesto, también esperan que cuando ellos mismos necesiten algo, haya alguien para tenderles la mano y ayudarlos. Por un lado, cuando alguien necesita asistencia, tiene la expectativa de que algunas personas le muestren un corazón cariñoso; por otro, esperan que, cuando aquellos que les han mostrado un corazón cariñoso pasen por malos momentos, también reciban la ayuda que necesiten. Las personas tienen esta clase de expectativa de la sociedad y el mundo. En realidad, al fin y al cabo, su objetivo es que la humanidad conviva en una sociedad armoniosa, pacífica y estable. ¿Cómo ha surgido esta expectativa? Tanto esta como la afirmación asociada a ella han[a] surgido de un modo natural porque nadie se siente a salvo ni feliz en este tipo de medio social. Así las cosas, las personas empezaron a evaluar la conducta moral individual y la nobleza de su talante en función de si les devolvían o no a los demás su amabilidad, y el dicho “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”, el cual es un criterio para evaluar la conducta moral de las personas, surgió de esta situación. ¿No resulta bastante extraño cómo nació este dicho? (Sí). En la era presente, el hombre no busca ni acepta la verdad y se ha hartado de ella. Las personas se hallan en un estado caótico y, pese a vivir las unas con las otras, no tienen nada claras las responsabilidades que deben desempeñar, qué deberes cumplir, qué lugar ocupar y qué punto de vista adoptar a la hora de contemplar a las personas y las cosas. Además, no les queda claro qué responsabilidades y deberes tienen respecto a la sociedad y no están seguras desde qué postura o perspectiva deben contemplarla y abordarla. Carecen de una explicación y un veredicto precisos respecto a todo lo que ocurre en el mundo, y no logran hallar la senda de práctica correcta que les dicte cómo comportarse y actuar. Enfrentada a un mundo cada vez más oscuro y aterrador, plagado de luchas, asesinatos por venganza, guerras y todo tipo de injusticias, la gente ansía y espera con impaciencia la llegada del Salvador. Sin embargo, la verdad no les interesa y nadie busca activamente a Dios ni Su obra. Aunque oyen las declaraciones de Dios, no las buscan y ni mucho menos las aceptan. Viven todos en este estado de indefensión y les parece que esta sociedad es increíblemente injusta e incluso insegura. Están totalmente hartos de esta sociedad y de este mundo, y rebosan de hostilidad hacia ambos, pero a pesar de todo, continúan albergando la esperanza de que la sociedad mejore algún día. ¿Qué aspecto tiene para ellos esta sociedad mejorada? Se imaginan una sociedad en la que las luchas y los asesinatos por venganza ya no existen, en la que todo el mundo se relaciona en armonía, nadie está sometido a la represión, el sufrimiento o los grilletes de la vida, donde pueden llevar todos una vida relajada, sin trabas, una vida cómoda y feliz, en la que se relacionan normalmente con los demás, los tratan con justicia y, por supuesto, ellos reciben el mismo trato. Y es que en este mundo y entre la humanidad nunca ha habido justicia. Solo se producen luchas y asesinatos por venganza, pero nunca hay armonía entre las personas. Esto siempre ha sido así, sea cual sea el período de la historia. Ante este contexto y estas condiciones sociales brutales, nadie sabe cómo solucionar tales problemas, cómo resolver las luchas y los asesinatos por venganza que se dan entre las personas, o cualquiera de las situaciones inequitativas e injustas que se producen en la sociedad. Precisamente por el hecho de que existen estos problemas y no saben cómo solucionarlos, desde qué posición o qué punto de vista tratar de resolverlos ni qué método utilizar para hacerlo, las personas generan esta especie de visión utópica en su mente. En esta visión utópica pueden vivir juntas en armonía, y todas reciben un trato justo por parte de la sociedad y de la gente que las rodea. Todo el mundo espera que “el respeto de la gente hacia los demás se devuelva multiplicado por diez. Si me brindas ayuda, te la devolveré, y cuando la necesites tú, en la sociedad habrá mucha gente que pueda echarte una mano y cumplir con sus responsabilidades sociales. Y cuando yo necesite ayuda, los que se beneficiaron anteriormente de mi asistencia acudirán en mi auxilio. Esta ha de ser una sociedad en la que la gente se ayude mutuamente”. Creen que solo así el hombre puede vivir feliz, en armonía y en una sociedad estable y pacífica. Creen que solo así se pueden erradicar y resolver por completo las luchas que existen entre las personas. Les parece que en cuanto se resuelvan estos problemas, se harán realidad las expectativas e ideales que albergan para la sociedad humana en el fondo de su corazón.

En la sociedad de los incrédulos hay una canción popular que se llama “Mañana será mejor”. La gente siempre espera que las cosas mejoren en el futuro, eso no tiene nada de malo, pero ¿se producirá en realidad esa mejora el día de mañana? No, es imposible, las cosas solo pueden ir a peor, porque la humanidad es cada vez más malvada y el mundo más oscuro. Entre la humanidad, no solo son cada vez menos los que devuelven con gratitud la amabilidad recibida, sino que son también cada vez más los desagradecidos que muerden la mano que les da de comer. Esta es, en cambio, la realidad de la situación en este momento. ¿Acaso no es un hecho? (Sí). ¿Cómo han acabado las cosas siendo de esta manera? ¿Por qué el criterio de conducta moral “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud” que promulgan los moralistas, educadores y sociólogos no ha tenido un efecto restrictivo en los hombres? (Porque los hombres tienen actitudes corruptas). Esa es la razón. Pero ¿lo saben esos moralistas, educadores y sociólogos? (No). Desconocen que la causa original de los asesinatos por venganza y las luchas entre los hombres no es un problema en su conducta moral, sino que, en cambio, se debe a sus actitudes corruptas. Los hombres no conocen los criterios según los que deben comportarse. Es decir, ignoran cómo comportarse correctamente y desconocen cuáles son exactamente los principios y las sendas de comportamiento. Además, todos los hombres tienen actitudes corruptas y naturalezas satánicas, viven para obtener beneficios y colocan sus propios intereses por encima de todo. En consecuencia, el problema de los asesinatos por venganza y las luchas entre los hombres se está volviendo cada vez más grave. ¿Pueden tales hombres corruptos atenerse a criterios de conducta moral como “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”? Dado que los hombres han perdido incluso la más básica razón y conciencia, ¿cómo pueden devolver con gratitud la amabilidad que reciben? Dios siempre ha guiado a las personas, ha dispuesto todo lo que necesitan para sobrevivir, les ha proporcionado luz solar, aire, comida, agua y demás, pero ¿cuántas de ellas le están agradecidas? ¿Cuántas son capaces de percibir el amor verdadero de Dios por la humanidad? Hay muchos creyentes que, a pesar de disfrutar mucho de la gracia de Dios, entran en cólera, regañan a Dios y se quejan sobre la injusticia del cielo en cuanto Él no cumple con sus deseos una o dos veces. ¿Acaso no es así la gente? Aunque haya ciertos individuos capaces de aplicar eso de que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud, ¿qué problemas resolverá eso? Por supuesto, los que propusieron este dicho sobre la conducta moral albergaban buenas intenciones; solo les motivaba la esperanza de que los hombres pudieran resolver su hostilidad, evitar el conflicto, ayudarse mutuamente, vivir en armonía, tener una influencia correctora los unos respecto a los otros, mostrarse afectuosos entre sí y unirse para ayudarse mutuamente en momentos de necesidad. Qué maravillosa sería la sociedad si la humanidad pudiera entrar en tal estado, pero por desgracia, tal sociedad nunca existirá, porque esta solo es la suma total de los individuos corruptos que la componen. La sociedad es cada vez más oscura y malvada debido a la corrupción del hombre, y no se va a alcanzar nunca el ideal que este tiene de una sociedad armoniosa. ¿Por qué no? Desde una perspectiva fundamental y teórica, es imposible alcanzar tal sociedad por culpa de las actitudes corruptas del hombre. En realidad, los buenos comportamientos puntuales, los actos aislados de buena conducta moral y las muestras temporales de amor, ayuda, apoyo a los demás y otras cosas del estilo no pueden remediar las actitudes corruptas del hombre. Por supuesto, lo que es incluso más importante, tales cosas no pueden resolver las cuestiones sobre cómo han de comportarse las personas y cómo deben caminar por la senda correcta en la vida. Dado que no se pueden resolver estos problemas, ¿será posible que esta sociedad alcance el estado armonioso que la gente idealiza y espera? En esencia, es un sueño inútil, y la posibilidad de que suceda es remota. Al abogar por las escrituras morales y educar a las personas, estos moralistas tratan de animarlas a que se sirvan de una buena conducta moral para ayudar y ejercer una influencia correctora sobre los demás, con el objetivo de influir en la sociedad y mejorarla. No obstante, esta idea, esta aspiración suya, ¿es correcta o equivocada? No cabe duda de que es equivocada y no puede hacerse realidad. ¿Por qué lo digo? Porque solo entienden los comportamientos, los pensamientos, los puntos de vista y la conducta moral de la gente, pero son del todo inconscientes en lo que respecta a cuestiones más profundas como la esencia, las actitudes corruptas y el origen de la corrupción del hombre, y a cómo resolver las actitudes corruptas de este. Por consiguiente, proponen criterios insensatos de conducta moral como “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”. Entonces, albergan la esperanza de emplear este tipo de dicho, esta clase de criterio para la conducta moral, para influenciar a la humanidad, para influir en una generación tras otra, para transformar los criterios de comportamiento del hombre y el rumbo y los objetivos de tales comportamientos, mientras que al mismo tiempo transforman poco a poco el clima social y las relaciones entre los hombres y entre los gobernados y los que gobiernan. Creen que una vez que estas relaciones se transformen, la sociedad dejará de ser tan injusta y de estar tan llena de luchas, hostilidades y matanzas. Esto supondrá cierto beneficio para la gente común, que obtendrá un entorno de vida social equitativo y disfrutará de una existencia más dichosa en términos relativos. Sin embargo, los mayores beneficiados no serán la gente común, sino los gobernantes, la clase dirigente y los aristócratas de cada época. Estos supuestamente eminentes personajes y sabios que promueven doctrinas morales se sirven sin parar de tales doctrinas —que los seres humanos perciben como relativamente nobles y en consonancia con la humanidad y el sentido de su conciencia— para educar e influir en las personas y transformar sus perspectivas morales, a fin de que vivan voluntariamente en un entorno social que sea civilizado o posea ciertos estándares morales. Esto beneficia por una parte las vidas cotidianas de la gente corriente, ya que convierte el entorno social en el que viven en algo más armonioso, apacible y civilizado. Por otro lado, también crea unas condiciones más favorables para que los gobernantes ejerzan su poder sobre el pueblo. Estos dichos que conllevan criterios para la conducta moral concuerdan con las ideas y nociones de la mayoría de la gente, y también se conforman a las visiones utópicas de un futuro glorioso. Por supuesto, la intención principal al promover estos dichos es crear condiciones más favorables para que los gobernantes ejerzan su poder. En tales condiciones, la gente común no causará problemas, vivirá en armonía y sin conflictos, y todos serán capaces de acatar gustosamente los criterios morales que rigen la conducta social. Hablando claro, el propósito de promover estos dichos es que los sujetos gobernados por el Estado, las masas populares, sean obedientes y tengan un comportamiento correcto con arreglo a las limitaciones de los criterios morales de la sociedad, que aprendan a obedecer las reglas y se conviertan en ciudadanos dóciles. ¿Acaso los gobernantes no se quedarían entonces relativamente tranquilos y confiados? Si los gobernantes no tuvieran que preocuparse de que las masas se alzaran contra ellos y usurparan su autoridad, ¿no daría esto lugar a una supuesta sociedad armoniosa? ¿No cimentaría esto el poder político de los gobernantes? Este es básicamente el origen de estas escrituras morales y el contexto en el que han aflorado. Dicho de un modo benévolo, se formularon algunos criterios básicos de moralidad social para regular los comportamientos y la conducta moral de las masas. Es decir, estos dichos son por el bien de los individuos; se promueven en esencia por el bien de la estabilidad de la sociedad y del país, y para que los gobernantes puedan regir durante mucho tiempo, a perpetuidad. Este es el verdadero objetivo de los supuestos moralistas al promover la cultura tradicional. A los gobernantes no les importa en realidad el bienestar de las masas, e incluso cuando parece que es así, solo es para mantener la estabilidad de su poder político. Lo único que les interesa es su propia felicidad, la estabilidad de su poder y su estatus, su capacidad para gobernar a las masas a perpetuidad y la posibilidad de hacerlo sobre incluso más países, con el objetivo último de conquistar al mundo entero. Estas son las motivaciones e intenciones de los reyes diablos. Por ejemplo, hay quien dice: “Procedemos de una larga casta de campesinos, que durante mucho tiempo se ganaron con esfuerzo el jornal al servicio de los terratenientes y nunca poseyeron tierras propias. Tras la creación de la República Popular China, el Partido Comunista doblegó a los terratenientes y capitalistas, nos entregó nuestra propia parcela de tierra y pasamos de ser campesinos a propietarios. Se lo debemos todo al Partido Comunista, son los salvadores del pueblo chino y debemos devolverle con gratitud su amabilidad y no ser desagradecidos. Algunos quieren alzarse contra el Partido Comunista, ¡qué desagradecidos! ¿Acaso no están mordiendo la mano que les da de comer? No deberían estar tan faltos de conciencia ni olvidarse así de sus raíces”. Lo que subyace en este enunciado es que, con independencia de en qué clase de entorno vital residas actualmente, el trato al que te hayan sometido, que estén o no garantizados tus derechos humanos o que tu derecho a existir se haya visto amenazado o te lo hayan arrebatado, siempre debes recordar que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud y no olvidar tus raíces. No debes comportarte como una persona maleducada y desagradecida, y debes devolver de manera continua y perpetua la amabilidad, sin expectativas de remuneración. ¿Acaso no siguen viviendo estas personas como esclavos? Defienden la creencia de que solían ser esclavos de los terratenientes y los capitalistas, pero ¿explotaban estos realmente a la gente común? En comparación con la situación actual, ¿era peor en realidad la de aquellos campesinos? No, se trata de una mentira inventada por el Partido Comunista. Ahora están saliendo poco a poco a la luz los hechos y la realidad de la situación. Todas esas afirmaciones de que los capitalistas explotaban el sudor y el trabajo duro de tanta gente común y la historia de la “chica de pelo blanco” son inventos y falsedades, nada de eso es verdad. ¿Cuál es el objetivo de tales inventos y falsedades? Despertar en las personas el odio contra estos terratenientes y capitalistas, ensalzar a perpetuidad al Partido Comunista y someterse a él para siempre. Mucha gente cantaba en el pasado la canción “Sin el Partido Comunista no habría una nueva China”. Esta canción se entonó en todos los rincones de China durante varias décadas, pero ahora ya nadie la canta. Es tan sencillo como que existen demasiados ejemplos de inventos y falsedades del Partido Comunista, todos ellos contrarios a los hechos objetivos. Ahora algunos están poniendo en evidencia la verdad públicamente para mostrar a todo el mundo la realidad de la situación. En la sociedad humana, sea cual sea la época, el criterio de conducta moral “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud” siempre ha tenido un cierto grado de eficacia a la hora de restringir los comportamientos y de servir como referencia para la humanidad de las personas. Por supuesto, un efecto más importante de ese dicho es que se ha usado para ayudar a los gobernantes a consolidar su reinado sobre las masas. En cierto sentido, se puede afirmar que este dicho sirve como forma de constreñir los comportamientos y la conducta moral de la gente, provocando que esta piense y contemple los problemas en el marco de este criterio de conducta moral y luego emita juicios y haga elecciones según dicho criterio. No insta a las personas a cumplir con todas las responsabilidades que deberían, tanto con su familia como con la sociedad en general, sino que, al tiempo que vulnera gravemente las normas y los deseos de la humanidad normal, inculca a la gente de manera forzosa qué pensar y cómo pensarlo, qué hacer y cómo hacerlo. Este dicho actúa como una especie de método imperceptible y un marco invisible para guiar, restringir y ponerles grilletes a las personas, e informarles de lo que deben y no deben hacer. Tiene como objetivo servirse de esta especie de opinión pública y de criterio de moralidad social para influir en los pensamientos, los puntos de vista y los modos de comportarse y actuar de la gente.

Las afirmaciones sobre la conducta moral como “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud” no indican a las personas exactamente cuáles son sus responsabilidades en la sociedad y entre la humanidad. Por el contrario, son una forma de obligar o forzar a las personas a actuar y pensar de una determinada manera, independientemente de si quieren hacerlo o no, y sin importar las circunstancias o el contexto en el que les ocurren estos actos de amabilidad. En la antigua China, hay muchos ejemplos en los que se devuelve la amabilidad. Por ejemplo, un niño mendigo hambriento fue acogido por una familia que lo alimentó, lo vistió, lo entrenó en artes marciales y le enseñó todo tipo de conocimientos. Esperaron a que creciera y empezaron a utilizarlo como fuente de ingresos, enviándolo a hacer el mal, a matar gente, a hacer cosas que no quería hacer. Si consideras su historia a la luz de todos los favores que recibió, entonces que se salvara fue algo bueno. Pero si se considera lo que se vio obligado a hacer después, ¿fue realmente bueno o malo? (Fue malo). Pero con el condicionamiento de la cultura tradicional, como “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”, la gente no puede hacer esta distinción. A primera vista, parece que el chico no tenía más remedio que hacer el mal y herir a la gente, convertirse en un asesino, cosas que la mayoría de la gente no desearía hacer. Pero ¿acaso el hecho de que hiciera estas cosas malas y matara a instancias de su amo no provenía, en el fondo, de un deseo de devolverle su amabilidad? Sobre todo a causa del condicionamiento de la cultura tradicional china, como “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”, la gente no puede evitar verse influida y controlada por estas ideas. La forma en que actúan y las intenciones y motivaciones que hay detrás de esos actos están sin duda constreñidas por ellas. Cuando el chico se vio en esa situación, ¿qué habrá sido lo primero que pensó? “Esta familia me ha salvado y se ha portado bien conmigo. No puedo ser desagradecido, debo devolverles su amabilidad. Les debo la vida, así que debo dedicársela a ellos. Debo hacer todo lo que me pidan, aunque eso signifique hacer el mal y matar gente. No puedo considerar si está bien o mal, simplemente debo corresponder a su amabilidad. ¿Merecería que se me siguiera considerando humano si no lo hiciera?”. En consecuencia, cada vez que la familia quería que asesinara a alguien o hiciera algo malo, él lo hacía sin ninguna duda o reserva. Entonces, ¿acaso su conducta, sus acciones y su obediencia incondicional no estaban dictadas por la idea y el punto de vista de que “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”? ¿No estaba cumpliendo ese criterio de conducta moral? (Sí). ¿Qué observas en este ejemplo? ¿Es bueno o no el dicho de que “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”? (No lo es, no tiene ningún principio). En realidad, una persona que retribuye la amabilidad sí tiene un principio. A saber, que la amabilidad recibida debe devolverse con gratitud. Si alguien te hace un favor, tú debes devolvérselo. Si no lo haces, no eres humano y no hay nada que puedas decir si te condenan por ello. Ya lo dice el refrán: “La amabilidad de una gota de agua debe ser recompensada con un manantial”; pero, en este caso, el chico recibió un gesto de amabilidad que no era pequeño, pues incluso le salvó la vida, así que, con más razón, tuvo que devolverlo con una vida. No sabía cuáles eran los límites ni los principios para retribuir la amabilidad. Creía que esa familia le había dado la vida, por lo que tenía que dedicársela a cambio y hacer todo lo que le exigieran, incluido el asesinato u otros actos de maldad. Esta forma de devolver la amabilidad no tiene principios ni límites. Actuó como cómplice de los malhechores y, a la vez, se malogró a sí mismo. ¿Resultó correcto que devolviera la amabilidad de esta manera? Por supuesto que no. Fue una manera insensata de hacer las cosas. Es cierto que esta familia lo salvó y le permitió seguir viviendo, pero debe haber principios, límites y moderación en la devolución de la amabilidad. Le salvaron la vida, pero el propósito de esta no es hacer el mal. El significado y el valor de la vida, así como la misión del hombre, no consisten en hacer el mal o cometer asesinatos, y este no debe vivir con el único propósito de devolver la amabilidad. El chico creía erróneamente que el significado y valor de la vida era devolver con gratitud la amabilidad recibida. Se trataba de un grave malentendido. ¿Acaso no es la consecuencia de estar influenciado por este criterio de conducta moral de que “La amabilidad recibida debe devolverse con gratitud”? (Sí). ¿La influencia de este dicho sobre devolver la amabilidad le había descarriado, o es que él había encontrado la senda y los principios de práctica correctos? Era evidente que se había descarriado, está más claro que el agua. Si no existiera este criterio de conducta moral, ¿podría la gente juzgar en casos sencillos lo que está bien y lo que está mal? (Sí). El chico habría pensado: “Si bien esta familia me ha rescatado, parece que solo lo han hecho en aras de sus negocios y su futuro. Soy solo una herramienta que pueden usar para hacer daño o matar a cualquiera que perturbe u obstaculice sus actividades comerciales. Ese fue el auténtico motivo por el que me salvaron. Me rescataron del borde de la muerte solo para obligarme a hacer el mal y cometer asesinatos, ¿acaso no me están enviando directo al infierno? ¿No me hará esto sufrir aun más? En ese caso, mejor habría sido que me hubieran dejado morir. En realidad, no me rescataron”. La familia no rescató al joven mendigo por un impulso filantrópico y para que pudiera vivir mejor, solo lo hicieron para controlarlo y para obligarle a lastimar, hacer daño y matar a otros. Entonces, ¿en realidad hacían el bien o el mal? Claramente hacían el mal, no el bien; esos benefactores se habían convertido en personas malvadas. ¿Merecen entonces que se les retribuya? ¿Debería ser así? No. Así pues, en cuanto averiguas que son malvados, ¿qué debes hacer? Debes mantener las distancias, evitarlos y buscar la manera de escapar de ellos. Eso es sabiduría. Hay quien podría decir: “Estas personas malvadas tienen control sobre mí, así que no es fácil escapar de ellas. Es imposible”. La mayor parte de las veces, estas son las consecuencias de devolver con gratitud la amabilidad recibida. Como hay tan poca gente buena y tanta gente mala, si te encuentras con alguien bueno está bien devolverle su amabilidad, pero si caes en manos de una persona malvada, esto equivale a caer en manos de un demonio, de Satanás. Tramará planes contra ti y jugará contigo, y no puede salir nada bueno de caer en sus manos. Hay demasiados ejemplos de esto a lo largo de la historia. Ahora que sabes que devolver con gratitud la amabilidad recibida no es un criterio legítimo para comportarte y actuar, ¿cómo debes obrar cuando alguien te dispensa amabilidad? ¿Qué opinión tenéis al respecto? (Da igual quién nos ayude, debemos decidir si aceptar o no su ayuda según la situación. En algunos casos, está bien aceptar ayuda, pero en otros no debemos aceptarla a ciegas. Si lo hacemos, aun así hemos de tener principios y poner límites a cómo devolvemos su amabilidad, para evitar que la gente malvada nos engañe o se aproveche de nosotros). Es una forma de abordar la situación que se basa en los principios. Además, si no eres capaz de contemplar la situación con claridad o te encuentras en un callejón sin salida, debes orar a Dios y pedirle que te abra una senda. Esto te permitirá evitar la tentación y escapar de las garras de Satanás. Dios usa a veces los servicios de Satanás para ayudar a la gente, pero en esos casos debemos asegurarnos de darle las gracias a Dios y no devolverle la amabilidad a Satanás; se trata de una cuestión de principios. Cuando la tentación llega en la forma de una persona malvada que brinda amabilidad, lo primero que debes tener claro exactamente es quién te está ayudando y ofreciéndote asistencia, cuál es tu propia situación y si hay otras sendas que puedas tomar. En tales casos, debes razonarlo sobre la marcha. Si Dios quiere salvarte, sin importar los servicios de quién utilice para lograrlo, primero debes agradecer a Dios y aceptarlo de parte de Él. No debes dirigir tu gratitud únicamente hacia las personas, por no hablar de ofrecer tu vida a alguien en agradecimiento. Esto es un grave error. Lo fundamental es que tu corazón esté agradecido a Dios y que lo aceptes de parte de Él. Si la persona que te ofrece amabilidad, te ayuda o te rescata es una buena persona, entonces debes devolvérsela, pero solo debes hacer aquello de lo que eres capaz teniendo en cuenta tus recursos. Si la persona que te ayudó tiene las intenciones equivocadas y pretende maquinar contra ti y usarte para conseguir sus propias metas, entonces en ningún caso hace falta devolverle nada. En resumen, Dios escruta el corazón del hombre, así que mientras no tengas una conciencia culpable y tengas las motivaciones adecuadas, no supone un problema. Es decir, antes de que llegues a entender la verdad, tus acciones necesitan al menos concordar con la conciencia y razón humanas. Debes ser capaz de abordar esta situación de manera razonable para que nunca te arrepientas de tus acciones en ningún momento del futuro. Sois todos adultos y habéis pasado por mucho en el país del gran dragón rojo; ¿os ha faltado en vuestra vida la represión, la persecución, el maltrato o la humillación? Todos veis con claridad lo profundamente corrupta que se ha vuelto la humanidad, así que da igual con qué tentación os encontréis, debéis abordarla con sabiduría y no caer en las traicioneras artimañas de Satanás. Sea cual sea la situación que afrontéis, debéis buscar la verdad y tomar decisiones solo tras llegar a un entendimiento de los principios mediante la oración y la charla. En estos últimos años, la iglesia ha estado llevando a cabo la obra de purificación y se ha puesto en evidencia y se ha echado o expulsado a muchos malvados, no creyentes y anticristos. La mayoría de la gente nunca predijo que tal cosa ocurriría. Dado que incluso en la iglesia hay todavía mucha gente confundida, malvada y no creyente, supongo que tenéis claro lo corruptos y malvados que deben ser los incrédulos, ¿no es así? Sin la verdad y la sabiduría, nadie puede ver nada con claridad y se deja engañar, embaucar y manipular por los malvados y por Satanás. De este modo, se convierten en sus lacayos. Los que no entienden la verdad y carecen de principios no hacen más que cosas insensatas.

Nota al pie:

a. El texto original dice “Esta afirmación tiene”.

El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.

Conéctate con nosotros en Messenger