933 El hombre debe valorar las creaciones de Dios
Ⅰ
Dios permite al hombre gestionarlo todo
y tener señorío de ello.
Pero el hombre no lo mantiene tal como Dios lo creó.
Hace lo contrario: lo destruye.
El hombre mueve montañas, tapa mares con tierra
y convierte llanuras en desiertos inhabitables.
Y en los lugares convertidos en desiertos,
el hombre abre industrias y destruye todo.
Los ríos ya no son ríos y el mar no es más el mar.
La actitud del hombre hacia todo debe ser
de valoración y protección y de uso eficaz.
El hombre no puede existir sin el resto de la creación,
por eso debe valorarla y darle protección.
Ⅱ
Cuando el hombre rompe el equilibrio de lo que Dios creó,
la naturaleza y sus reglas,
el día de su muerte y del desastre no está lejos.
Ese día viene y es inevitable.
Cuando el día llegue, el hombre sabrá cuán valioso
es todo lo que hizo Dios y su importancia.
Vivir en un lugar con un clima oportuno es como el paraíso.
Pero el hombre no es consciente de esta bendición.
Cuando lo pierda todo, verá cuán raro y valioso es.
La actitud del hombre hacia todo debe ser
de valoración y protección y de uso eficaz.
El hombre no puede existir sin el resto de la creación,
por eso debe valorarla y darle protección.
Ⅲ
Cuando se acabe, ¿cómo lo tendrá de nuevo
si Dios no desea intervenir?
Detener la destrucción es la solución.
Así, el entorno podría recuperarse.
Poner fin a toda esta destrucción,
detener el saqueo y la devastación.
Esto traerá mejoras para todas las cosas que Dios ha creado.
De lo contrario, todo será peor
para el entorno de la vida en la tierra,
cuya destrucción se acelerará con el tiempo.
La actitud del hombre hacia todo debe ser
de valoración y protección y de uso eficaz.
El hombre no puede existir sin el resto de la creación,
por eso debe valorarla y darle protección,
por eso debe valorarla y darle protección.
Adaptado de La Palabra, Vol. 2. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único VII