Por qué no podía aceptar mi deber tranquilamente

24 Mar 2025

Por Song Chuying, China

A finales de marzo de 2023, los líderes me pidieron supervisar el trabajo de depuración de la iglesia. Cuando me lo dijeron, sentí mucha presión y pensé: “Mi comprensión de la verdad es superficial y me falta discernimiento. Si no puedo desempeñar una labor real, podrían terminar despidiéndome en poco tiempo. ¡Qué vergüenza supondría eso! Ser miembro del equipo implica menos responsabilidad y hay un supervisor que revisa las cosas, así que hay menos probabilidades de cometer errores. Si soy supervisora, la carga de trabajo será mayor y, en cuanto cometa un error, podría haber retrasos en el trabajo o, lo que es peor, llevar a acusaciones erróneas y a castigos. ¡Eso sería una transgresión grave! Se considera que el cumplimiento del deber es una manera de preparar buenas obras, pero, si transgredo demasiado, podría sacarla barata al despedirme y avergonzarme y, en el peor de los casos, incluso expulsarme de la iglesia. En ese caso, ¿seguiría teniendo un buen desenlace y destino?”. Teniendo esto presente, puse excusas para rechazar el puesto y dije que mi entrada en la vida era superficial y que no podía cumplir bien este deber. El líder no dijo mucho, pero me dijo que siguiera buscando. Los días siguientes, cada vez que pensaba en las palabras del líder, me sentía agobiada. Justamente, durante esa época, tuve un problema a la hora de evaluar el comportamiento de alguien. Solo observé las graves consecuencias de sus acciones malvadas y la etiqueté como una persona malvada sin examinar su esencia-naturaleza ni su comportamiento coherente. No me di cuenta hasta más adelante que, aunque esta persona había realizado algunas acciones malvadas, no era mala persona. Este incidente me hizo sentir aún más agobiada. Este error por mi parte casi había dañado a alguien y trastornado el trabajo de depuración. Realmente, me faltaba discernimiento. Si me convertía en supervisora y volvía a equivocarme, ¿acaso no terminaría transgrediendo más? Luego pensé en la hermana Lin Fang, la supervisora a la que acababan de despedir por no hacer un trabajo real y no ser capaz de supervisar ni de moderar el trabajo. Los dos supervisores anteriores a ella terminaron siendo expulsados de la iglesia por haber cometido muchas acciones malvadas. Esto intensificó mi idea de que ser supervisora era muy arriesgado y de que, si no hacía bien el trabajo, terminarían despidiéndome o descartándome en poco tiempo. Me sentía más segura siendo solamente miembro del equipo. Pero rechazar el deber directamente tampoco era adecuado, así que me sentía en conflicto. Durante los días siguientes, seguí pensando en todo esto y me sentí bajo mucha presión, y esto afectó mi estado. Oré a Dios y busqué Su guía.

Durante uno de mis devocionales, leí el testimonio vivencial de una persona en el que el protagonista seguía poniendo excusas y rechazando deberes porque pensaba en su orgullo y sus intereses, pero, más tarde, se dio cuenta de que los deberes provienen de la soberanía y los arreglos de Dios, y Dios observa su actitud frente a los deberes, por lo que debía someterse primero. Yo también necesitaba entrar primero en la verdad de la sumisión a Dios, de modo que busqué un pasaje pertinente de la palabra de Dios. Las palabras de Dios que leí dicen: “Cuando Noé hizo lo que Dios le ordenó no conocía Sus intenciones. No sabía lo que Él quería llevar a cabo. Dios solo le había dado un mandato y le había ordenado hacer algo, y sin mucha explicación, Noé siguió adelante y lo hizo. No intentó descifrar secretamente los deseos de Dios ni se resistió a Él, ni mostró falta de sinceridad. Solo fue y actuó en consecuencia, con un corazón puro y simple. Hizo todo lo que Dios le hizo hacer; someterse a Él y escuchar Su palabra sostuvieron su fe en lo que hacía. Así fue como lidió de forma directa y simple con lo que Dios le encargó. Su esencia, la esencia de sus acciones, fue la sumisión, no cuestionar, no resistirse y, además, no pensar en sus propios intereses personales ni en sus ganancias y pérdidas. Además, cuando Dios dijo que destruiría el mundo con un diluvio, Noé no preguntó cuándo lo haría ni qué sería de las cosas, y desde luego no le preguntó a Dios cómo iba a destruir el mundo. Simplemente hizo lo que Dios ordenó. Como fuera que Dios quisiera hacerlo y por el medio que deseara, él siguió al pie de la letra lo que Dios le pidió y además, de inmediato emprendió acción. Actuó de acuerdo con las instrucciones de Dios con la actitud de querer satisfacer a Dios(La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo I). A partir de la lectura de las palabras de Dios, me di cuenta de que poder someterse en cualquier situación es lo que Dios exige a las personas, y que esa es la razón que deben poseer los seres creados. Vi que Noé se enfocó en la comisión de Dios con un corazón puro. Simplemente obedecía y se sometía. No se planteaba con cuántas dificultades se toparía para construir el arca ni a qué responsabilidades tendría que hacer frente si no se construía bien. Solo quería ser considerado con las intenciones de Dios y construir el arca lo antes posible, tal como Dios requería, para que Su voluntad pudiese llevarse a cabo. Pero, cuando recayó sobre mí un deber, mis pensamientos estaban muy alterados, y seguía pensando en mis dificultades, mi futuro y mi destino. Pensé que ser supervisora era demasiado arriesgado y que estaría expuesta a transgredir y que, si cometía demasiadas transgresiones, mi desenlace no sería bueno. Cuando pensé en todo esto, descubrí que no podía someterme en absoluto y seguí queriendo poner excusas para evitar cumplir este deber. Al pensar en esto, me sentí muy avergonzada. Llevaba creyendo en Dios muchos años, pero me seguía faltando la sumisión básica. Realmente no tenía ninguna realidad-verdad. No podía seguir así. Aunque tenía dificultades y preocupaciones, primero tenía que someterme y aceptar el deber.

Más adelante, leí otro pasaje de las palabras de Dios y alcancé a comprender algo de mi estado. Dios dice: “A juzgar por la postura de los anticristos hacia Dios, hacia los entornos y las personas, los acontecimientos y las cosas que Dios dispone, hacia la revelación y la disciplina que Él determina para ellos, y hacia el resto de elementos, ¿tienen los anticristos la más mínima intención de buscar la verdad y de someterse a Dios? ¿Creen, aunque sea en lo más mínimo, que todo ello no es accidental, sino que forma parte de la soberanía de Dios? ¿Lo comprenden y son conscientes de ello? Obviamente, no. Puede decirse que el origen de su cautela radica en sus dudas respecto a Dios. Puede decirse también que el origen de sus sospechas hacia Dios radica en sus dudas respecto a Él. Los resultados que obtuvieron al escrutar a Dios hacen que sospechen más de Él y, al mismo tiempo, que sean más cautelosos con respecto a Dios. A juzgar por los diversos pensamientos y opiniones generados a partir de la manera de pensar de los anticristos, así como de los distintos enfoques y comportamientos adoptados debido al dominio de estos pensamientos y opiniones, estas personas son completamente irracionales. No pueden comprender la verdad, no pueden desarrollar fe verdadera en Dios, no pueden creer ni reconocer la existencia de Dios plenamente, ni creer ni admitir que Dios es soberano sobre toda la creación, que Él es soberano sobre todas las cosas. Todo esto se debe a su esencia-carácter perversa(La Palabra, Vol. IV. Desenmascarar a los anticristos. Digresión cinco: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (II)). A partir de las palabras de Dios, vi que los anticristos no creen en la justicia de Dios cuando ocurren cosas. En vez de buscar la verdad para conocer el carácter de Dios, utilizan nociones humanas, imaginaciones y filosofías satánicas para analizar la obra de Dios y las situaciones que Él arregla. Por tanto, se vuelven cautos y comprenden erróneamente a Dios. Esto lo provoca la naturaleza perversa de los anticristos. Analizándome a la luz de las palabras de Dios, vi que mi estado era el mismo. Vi que habían despedido y descartado a los tres supervisores anteriores, pero no busqué la verdad, ni consideré por qué fracasaron, no logré discernimiento ni aprendí lecciones de sus errores. En vez de eso, me volví cauta y viví según filosofías satánicas como “La precaución es la madre de la seguridad” y “Cuanto más alto, más dura será la caída”. Sentí que ser supervisora era demasiado arriesgado y que, si propiciaba alguna acusación y castigo erróneos, sería una transgresión grave y mi desenlace o destino no serían buenos. Pensé que tenía que protegerme y evitar riesgos, así que seguí poniendo excusas para evitar este deber. Más adelante, reflexioné: “¿Cuáles son las intenciones de Dios al asignarme este deber? Supervisar el trabajo de depuración conlleva responsabilidades importantes, pero me permitiría reconocer varios tipos de personas malvadas, anticristos e incrédulos, lo cual me haría progresar rápido en el discernimiento de las personas. Además, ser supervisora implicaría gestionar muchos problemas y ello me empujaría a buscar los principios-verdad relacionados y a equiparme con la verdad, por lo que sería una gran oportunidad de práctica. Pero, en vez de buscar la verdad en este asunto, siempre estaba pensando que ser supervisora significaba tener una mayor responsabilidad y que terminaría por ponerme en evidencia y siendo descartada más rápido, así que estaba llena de desconfianza y cautela frente a Dios. ¡Realmente había dañado el corazón de Dios!”.

Luego, pensé en un pasaje de las palabras de Dios: “Dios es justo y equitativo con todos. Dios no se fija en cómo eras antes o en tu estatura actual, Él se fija en si persigues la verdad y si caminas por la senda de la búsqueda de la verdad. […] Dios te permite tropezar, fallar y cometer errores. Él te dará oportunidades y tiempo para comprender y practicar la verdad, entender poco a poco Sus intenciones y hacerlo todo de acuerdo con ella, someterte sinceramente a Dios y alcanzar la realidad-verdad que le exige a la gente que posea. Sin embargo, ¿quién es la persona a la que Dios detesta más? A la que, a pesar de conocer la verdad en su corazón, rechaza aceptarla y mucho menos practicarla. En vez de eso, sigue viviendo según las filosofías de Satanás, se considera bastante buena y sumisa a Dios, mientras que también busca desorientar a los demás y ganarse una posición en Su casa. Él detesta a este tipo de personas más que a nadie, son anticristos. Aunque todo el mundo tiene un carácter corrupto, estas acciones son de una naturaleza diferente. No es un carácter corrupto corriente ni una revelación normal de corrupción; en cambio, te resistes a Dios de un modo consciente y obstinado hasta el final. Sabes que Dios existe, crees en Él y, sin embargo, eliges deliberadamente resistirte a Él. Esto no es tener nociones sobre Dios ni un problema de malinterpretación; por el contrario, te resistes a Él de manera deliberada hasta el final. ¿Puede salvar Dios a alguien así? Dios no te salva. Eres un enemigo de Dios, por tanto, eres un diablo y un Satanás. ¿Puede Dios salvar todavía a los diablos y satanases?(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. En la fe en Dios, lo principal es practicar y experimentar Sus palabras). De las palabras de Dios, extraje que Dios es justo con las personas. Dios no descarta a nadie por errores o equivocaciones momentáneos, sino que pone en evidencia y descarta a la gente cuando rechazan la verdad constantemente y se ponen a Él con terquedad. Pensé en la manera en que mi falta de comprensión de la verdad me había llevado a cometer errores discerniendo a los demás, y aun así nadie buscó hacerme responsable ni impedirme cumplir este deber por ello. Dios estaba usando mis errores para equiparme con la verdad con respecto al discernimiento de las personas malvadas para compensar mis deficiencias. Reflexioné más sobre el porqué de los errores de Lin Fang. Hacía poco, la había escuchado hablar sobre sus intenciones erróneas en su deber. Cuando veía resultados pobres en el trabajo, se lo pasaba a su compañera y no se hizo responsable. Cuando los líderes superiores charlaron con ella para corregirla, no paraba de poner excusas e intentar defenderse, y se negaba a reflexionar y conocerse a sí misma sobre estas cuestiones. Lin Fang fue destituida pero no por sus errores, sino principalmente porque se negaba a aceptar la verdad y era irresponsable. Además, hubo otros dos supervisores. Uno tenía un carácter arrogante, era autocrático y siempre quería tener toda la autoridad, y cuando los demás no lo escuchaban, intentaba reprimirlos y atormentarlos. El otro supervisor perseguía constantemente la reputación y el estatus, reprimiendo y excluyendo cualquier opinión discrepante. Ambos recorrían la senda de un anticristo y fueron expulsados por sus muchas obras malvadas. Vi que Dios es justo y que no despide ni echa a las personas simplemente por cometer errores en su deber, sino en base a la actitud de estas personas frente a la verdad y a Dios, y a la senda que recorren. A partir de su comportamiento constante, estaba claro que su esencia-naturaleza tenía aversión por la verdad y la odiaban, que lo único que buscaban era reputación y estatus y que no protegían en absoluto la obra de la iglesia, con lo cual Dios terminó poniéndolos en evidencia y descartándolos. Pero yo pensaba que quienes tienen estatus o una mayor responsabilidad tienen más tendencia a ponerse en evidencia y a ser descartados, mientras que un hermano o hermana cualquiera, con menos tareas, podía cometer menos transgresiones porque había menos cosas implicadas, y así evitaban ser puestos en evidencia y descartados. Pero todo esto eran solo mis nociones e imaginaciones. Siempre me mostraba cauta frente a Dios y evitaba mi deber. Aunque no cometiese ninguna transgresión, si no perseguía la verdad, mi carácter corrupto no se purificaría ni cambiaría, y no recibiría la salvación y, en última instancia, seguiría sin tener un buen desenlace. Teniendo esto presente, me vi dispuesta a aceptar el deber. Dios permite desviaciones y problemas en el deber de una persona y, siempre y cuando la persona pueda buscar la verdad después, hacer autorreflexión y corregir rápidamente estas desviaciones, Él la seguirá guiando. Cuando pensé en esto, vi que ya llevaba un tiempo haciendo trabajo de depuración, y que había llegado a comprender algunos principios de discernimiento. Se necesitaban con urgencia personas que realizaran el trabajo de la iglesia, así que tenía que considerar la intención de Dios y hacer lo posible para realizar el trabajo de depuración, ya que esto era la razón y la sumisión que tenía que tener. Pero mi cabeza solo estaba llena de pensamientos de mis propios intereses, desenlace y destino. ¡Había sido tan egoísta y despreciable!

Más adelante, leí más de las palabras de Dios: “¿En qué sentido es un error tratar la búsqueda de bendiciones como un objetivo? Se opone completamente a la verdad y no es congruente con la intención de Dios de salvar a las personas. Dado que recibir bendiciones no es un objetivo adecuado al que la gente deba aspirar, ¿cuál es un objetivo adecuado? La búsqueda de la verdad, la búsqueda de la transformación del carácter y la capacidad de someterse a todas las instrumentaciones y disposiciones de Dios: estos son los objetivos a los que la gente debe aspirar. Supongamos, por ejemplo, que ser podado suscita en ti nociones y malinterpretaciones y que te vuelves incapaz de someterte. ¿Por qué no puedes someterte? Porque crees cuestionado tu destino o tu sueño de recibir bendiciones. Te vuelves negativo, te acongojas y quieres renunciar a tu deber. ¿Por qué? Porque hay un problema en tu búsqueda. ¿Y cómo se debe resolver? Es imprescindible que, de inmediato, abandones estas ideas erróneas y busques la verdad para resolver el problema de tu carácter corrupto. Debes decirte: ‘No debo desistir, he de seguir cumpliendo bien el deber de un ser creado y hacer a un lado el deseo de recibir bendiciones’. Cuando renuncias al deseo de recibir bendiciones y recorres la senda de perseguir la verdad, se te quita un peso de encima. ¿Y podrás estar negativo todavía? Aunque aún haya momentos en que lo estés, no dejas que esto te constriña, en el fondo sigues orando y luchando, cambiando del objetivo de tu búsqueda —de recibir bendiciones y tener un destino, a la búsqueda de la verdad—, y piensas para tus adentros: ‘La búsqueda de la verdad es el deber de un ser creado. No hay mayor cosecha que comprender ciertas verdades hoy día, esta es la mayor bendición de todas. Aunque Dios no me quiera, yo no tenga un buen destino y mis esperanzas de recibir bendiciones se hagan añicos, continuaré cumpliendo adecuadamente con el deber, tengo esa obligación. Sea cual sea el motivo, no afectará a mi cumplimiento del deber ni a mi cumplimiento de la comisión de Dios; este es mi principio de conducta’. Con esto, ¿no has trascendido las limitaciones de la carne?(La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo hay entrada en la vida en la práctica de la verdad). “No existe correlación entre el deber del hombre y que él reciba bendiciones o sufra desgracias. El deber es lo que el hombre debe cumplir; es la vocación que le dio el cielo y no debe depender de recompensas, condiciones o razones. Solo entonces el hombre está cumpliendo con su deber. Recibir bendiciones se refiere a cuando alguien es perfeccionado y disfruta de las bendiciones de Dios tras experimentar el juicio. Sufrir desgracias se refiere a cuando el carácter de alguien no cambia tras haber experimentado el castigo y el juicio; no experimenta ser perfeccionado, sino que es castigado. Pero, independientemente de si reciben bendiciones o sufren desgracias, los seres creados deben cumplir su deber, haciendo lo que deben hacer y haciendo lo que son capaces de hacer; esto es lo mínimo que una persona, una persona que busca a Dios, debe hacer. No debes llevar a cabo tu deber solo para recibir bendiciones, y no debes negarte a actuar por temor a sufrir desgracias. Dejadme deciros esto: lo que el hombre debe hacer es llevar a cabo su deber, y si es incapaz de llevar a cabo su deber, esto es su rebeldía. Es por medio del proceso de llevar a cabo su deber que el hombre es cambiado gradualmente, y es por medio de este proceso que él demuestra su lealtad. Así pues, cuanto más puedas llevar a cabo tu deber, más verdad recibirás y más real será tu expresión. Los que solo cumplen con su deber por inercia y no buscan la verdad, al final serán descartados, pues esas personas no llevan a cabo su deber en la práctica de la verdad y no practican la verdad en el desempeño de su deber. Ellos son los que permanecen sin cambios y sufrirán desgracias. No solo sus expresiones son impuras, sino que todo lo que expresan es malvado(La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La diferencia entre el ministerio de Dios encarnado y el deber del hombre). A partir de las palabras de Dios, vi que independientemente de si una persona recibe bendiciones o sufre desgracias, es perfectamente natural y justificado que un ser creado cumpla su deber. Dado que las personas siguen a Dios, deben cumplir sus responsabilidades, ya que es así como se vive una vida valiosa y significativa. La intención de Dios es que las personas entren en la realidad-verdad a través de su deber. A lo largo del deber de una persona, revelará varias actitudes corruptas y se expondrán muchos defectos. A través de esta oportunidad, uno puede buscar la verdad y hacer autorreflexión y, por tanto, purificarse y transformarse. Aunque ahora me estaba enfrentando a dificultades durante la práctica como supervisora, podía confiar más en Dios, centrarme en buscar la verdad, cumplir mi deber de acuerdo con los principios, llevar a cabo mis responsabilidades y demostrar mi lealtad. Si, tras un periodo de práctica, terminaban reasignándome por no tener el calibre adecuado, no tendría ningún remordimiento.

Más adelante, mientras cumplía el deber de supervisora, tanto si me enfrentaba a dificultades como si había desviaciones en mi deber, lo consideré una buena oportunidad para ganar la verdad, charlaba sobre estas cosas con mis hermanos y hermanas y las resumíamos y busqué los principios-verdad pertinentes. Poco a poco, las verdades que no comprendía antes se hicieron más claras e hice algún progreso. Ya no me muestro cauta ante Dios y solo quiero aprender lecciones de manera práctica de cada situación que Él disponga. Le doy gracias a Dios por permitirme conseguir ganancias reales y un entendimiento real.

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