237 La belleza de Dios siempre está en mi mente
1 ¡Oh Dios! Eres humilde y oculto en la carne, sufres la condena y la calumnia del hombre, soportas toda humillación, pero continúas expresando la verdad para salvar a la humanidad, derramas la sangre de Tu corazón para dar todo Tu amor al hombre. Tus palabras son toda la verdad y la vida, nos purifican y nos cambian todos los días. Al experimentar Tus palabras, vemos mucho de Tu amor. ¡Oh Dios! Tu belleza siempre está en mi mente.
2 Al experimentar Tu juicio, he probado Tu amor. Cada palabra de Tu juicio es como una espada afilada que abre mi naturaleza, así que no tengo dónde esconderme; por fin he visto que estoy lleno de actitudes satánicas. A través de Tu juicio veo que eres justo y santo. Estoy tan profundamente corrupto que no merezco contemplar Tu rostro. Me postro en el suelo ante Ti, dispuesto a recibir Tu juicio. ¡Oh Dios! Tu belleza siempre está en mi mente.
3 Es Tu juicio lo que me ha salvado, la dureza de Tus palabras enmascara Tus intenciones sinceras, pero aferrándome a mis nociones no tengo la más mínima obediencia. Incluso me abandono a la desesperación, a malinterpretarte y quejarme de Ti. Tus palabras me han consolado y alentado una y otra vez, permitiéndome volver a salir de la negatividad y la debilidad. He visto cuán benevolente y hermoso es Tu carácter. ¡Oh Dios! Tu belleza siempre está en mi mente.
4 Tus palabras me guían a través de toda adversidad. La detención de esos demonios es una amenaza diaria; eres Tú quien me ayuda a limpiar mis lágrimas de tristeza y estas noches dolorosas ya no son tan interminables. Con Tu amor como compañero, mi confianza se fortalece. A través de las pruebas y el refinamiento, he muerto y renacido, he entendido la verdad y desechado la influencia de Satanás. ¡Oh Dios! Tu belleza siempre está en mi mente. Te amaré por siempre y siempre estaré a Tu lado.