La Difusión del Evangelio del Reino de Dios Todopoderoso en China
En 1995, la obra de dar testimonio del evangelio del reino de Dios Todopoderoso comenzó formalmente en China continental. Por medio de nuestra gratitud a Dios y con un amor que era verdadero, dimos testimonio de la aparición y de la obra de Dios Todopoderoso a los hermanos y hermanas en varias denominaciones. Poco esperábamos tener que someternos a la resistencia extrema y a la calumnia de sus líderes. Sólo podíamos venir ante Dios Todopoderoso para orar fervientemente, suplicando a Dios que obrara en persona. A partir de 1997 vimos la obra del Espíritu Santo en gran escala. Hubo un rápido aumento en la cantidad de miembros de las iglesias en varios lugares. Al mismo tiempo, ocurrieron muchas señales y maravillas y muchas personas en varias denominaciones regresaron a Dios Todopoderoso como resultado de recibir las revelaciones de Dios o de ver estas señales y maravillas. Si el Espíritu Santo no hubiera obrado, ¿qué podría hacer la gente? Esto nos hizo darnos cuenta de que, aunque entendíamos algunas verdades, no podíamos dar testimonio de Dios Todopoderoso solamente a través de nuestra fuerza humana. Después de que estas personas de diversas denominaciones aceptaron a Dios Todopoderoso, poco a poco se sintieron seguras de Dios Todopoderoso en sus corazones por medio de comer, beber y disfrutar de la palabra de Dios Todopoderoso y, después de un período de tiempo, se produjo en ellas una fe y obediencia genuinas. De esta manera, personas de todas las denominaciones fueron levantadas ante el trono y ya no esperaban “encontrar al Señor en el cielo” como lo habían imaginado.
Desde que el evangelio del reino comenzó a extenderse, hemos sido acosados y cruelmente perseguidos por el gobierno chino. Y lo que es aún más trágico, también hemos sido vilipendiados, incriminados, condenados y rechazados por la Iglesia Católica y por todas las denominaciones cristianas. Esto nos ha afligido enormemente e incluso ha estancado la obra del evangelio durante un tiempo. Frente a esa situación, nos encontramos sin saber qué hacer; era como si estuviéramos acosados por todos lados. Al mismo tiempo, fuimos doblemente reprochados: hemos disfrutado de tanta salvación de Dios y hemos comprendido tantas verdades, pero no podemos difundir el evangelio. Verdaderamente no merecemos ser testigos de Dios, hemos fallado a la hora de vivir a la altura de Su encargo. En este estado de ánimo, todos sentíamos que habíamos fracasado en nuestro deber, no sabíamos qué rumbo tomar y no sabíamos cómo rendirle cuentas a Dios, y mucho menos sabíamos cómo enfrentar las exhortaciones y la encomienda de Dios. Desconcertados, aun sentíamos que el corazón de Dios nos llamaba y que llamaba a cada oveja que Él deseaba ganar. De este modo, todos nos acercamos a Dios sintiéndonos endeudados, culpables y sedientos para orar a Dios y volcar ante Él nuestros corazones: “¡Dios! Danos fuerzas y concédenos sabiduría para que podamos encontrar todas Tus ovejas. Que Tu voluntad se cumpla en nosotros y que Tu evangelio del reino sea difundido. Que Tu Palabra lleve a más personas a Tu casa. En tanto podamos difundir Tu evangelio, estamos dispuestos a someternos a un mayor sufrimiento, aunque tengamos que sacrificar nuestras vidas. Sólo oramos para que nos des más fuerzas. Estamos dispuestos a cooperar con Tu guía paso a paso. Oh Dios, porque nuestra estatura es pequeña y porque somos débiles, no podemos completar Tu encomienda sin inconvenientes. Te pedimos que ates esos poderes hostiles que interfieren con la difusión de Tu evangelio, que maldigas la progenie del diablo que no te pertenece, que elimines todos los obstáculos que entorpecen la difusión de Tu evangelio y que abras una vía de salida para nosotros”. Creímos que nuestras oraciones llegaron a oídos de Dios porque nuestra petición había sido hecha según la voluntad de Dios y para cumplir con la voluntad de Dios. Al poco tiempo, Dios en verdad llevó a cabo una gran obra que nos trajo una emoción y un gozo que nunca antes habíamos sentido. Dios nos otorgó sabiduría y nos dio fe y fuerza para que la obra del evangelio se extendiera rápidamente y alcanzara su clímax. Cada uno de nosotros supo y, más que eso, creyó que ésta era una buena nueva que Dios nos trajo y que también era el ánimo y la recompensa que Dios nos daba. El sufrimiento que habíamos padecido fue recompensado. En el fondo de nuestros corazones abrazamos una apreciación aún mayor del verdadero significado de las palabras: “Sólo Dios Mismo puede hacer Su propia obra”. Dios no nos puso las cosas difíciles ni mucho menos nos hizo sentir avergonzados. Simplemente nos dio algunas pequeñas pruebas al comienzo. Felices, nos sentimos agradecidos desde el fondo de nuestros corazones por la guía, la ayuda, el cuidado y la protección de Dios. Al mismo tiempo, también vimos la grandeza de las obras de Dios y la honorabilidad de Su carácter y, más aún, vimos la justicia de Dios y Su intolerancia con respecto a las ofensas de la gente, ya que al mismo tiempo que salvaba a la humanidad, Dios también castigó a muchos enemigos que se resistieron a Él. Entre los líderes de todas las denominaciones en las 24 provincias y ciudades municipales de la China continental, hay casos típicos de personas que son castigadas por resistirse, condenar a Dios Todopoderoso y blasfemar contra Él frenéticamente. El número es significativamente mayor que el de las personas que fueron castigadas por resistirse a la obra de Dios durante la Era de la Ley. Se puede ver que, durante los últimos días, la humanidad ha sufrido una corrupción extrema y se ha vuelto aún más vehemente en su resistencia a Dios. Así que muchas personas han sido castigadas y eliminadas, lo cual ha cumplido completamente la profecía en la Biblia que dice: “Muchos son llamados, pero pocos son escogidos”. Si el Espíritu Santo no hubiese hecho esta gran obra, la humanidad sería incapaz de llevar a cabo la obra de difundir el evangelio del reino. De principio a fin, la obra de Dios y la obra de difundir el evangelio del reino han soportado una frenética resistencia y una cruel persecución del gobernante Partido Comunista Chino, el gran dragón rojo. Al menos más de cien mil personas de la Iglesia de Dios Todopoderoso han sido detenidas y encarceladas, y han padecido toda clase de estragos y torturas. Demasiadas personas son buscadas y perseguidas por el Partido Comunista Chino y, al no poder regresar a su hogar, sólo pueden moverse de acá para allá entregándose a Dios. Demasiadas personas son espiadas y no pueden cumplir con su deber. Muchas están controladas por el Partido Comunista Chino y no pueden salir de sus hogares… Al resistirse y destruir la obra de Dios, el régimen del gran dragón rojo ha usado todo tipo de medios despreciables y ha gastado grandes cantidades de recursos humanos y financieros. A pesar de agotar sus artimañas maliciosas e insidiosas, no puede detener el avance de la obra de Dios. Dios maniobra todas las cosas disponibles en pro del cumplimiento de Su voluntad. El gran dragón rojo está completamente bajo la orquestación de Dios, y es mandado por Dios de tal manera que termine completamente confundido y se encuentre sin salida. Demasiadas veces el gran dragón rojo ha estado a punto de llevar a cabo arrestos a nivel nacional, pero su plan ha sido interrumpido por el arreglo de Dios; muchas veces el gran dragón rojo ha querido extender su mano para acabar con la Iglesia de Dios Todopoderoso, pero no ha tenido éxito; demasiadas veces el gran dragón rojo ha intentado llevar a cabo mayores acciones para acabar con la obra de Dios, pero ha caído bajo la soberanía y las maniobras de Dios. En esas ocasiones, el gran dragón rojo estaba desesperado y lleno de ira, pero no tenía estrategias para llevar a cabo, así que tuvo que admitir que tenía mala suerte; ¡El cielo no ayuda! ¡Es verdad que el Cielo destruye al Partido Comunista Chino! Gracias a la difusión del evangelio del reino hemos contemplado la omnipotencia de Dios: no importa cuán feroces sean los poderes de Satanás y cómo unen esfuerzos para resistirse a la obra de Dios, no les sirve de nada. En sólo diez años aproximadamente, el evangelio del reino se ha extendido por toda China continental. La palabra de Dios y el nombre de Dios se han extendido a través de cientos de millones de hogares y millones de personas han venido bajo el nombre de Dios Todopoderoso. Entre las diversas denominaciones en China continental, la mayoría de las personas que persiguen la verdad y que verdaderamente buscan a Dios han regresado ante Dios Todopoderoso. Millones de personas disfrutan de la palabra de Dios Todopoderoso, recibiendo así la obra y la salvación de Dios, alabando las maravillosas obras de Dios. Dios ha hecho un grupo de vencedores en China y ha ganado un grupo de personas que están totalmente de acuerdo con Él. Esto ha abierto el camino para la aparición pública de Dios. La obra de Dios finalmente ha terminado en gloria. Dios ha comenzado a castigar al gran dragón rojo, después de lo cual Él aparecerá públicamente ante cada nación y lugar del mundo.
En 1992, Dios Todopoderoso —Cristo de los últimos días— comenzó formalmente a pronunciar Su voz y a hablar en la identidad inherente de Dios. Él ha expresado millones de palabras y ha conquistado y salvado exhaustivamente al pueblo elegido de Dios en China. Seguidamente hubo una rápida expansión como testimonio de la obra de Dios de los últimos días en China continental y la obra del Espíritu Santo acompañó al pueblo elegido de Dios. Un gran número de personas de diversas denominaciones fueron conquistadas por la palabra de Dios, y dieron el crédito de ello enteramente a la palabra de Dios y estuvieron completamente convencidas. Las ovejas de Dios finalmente oyeron Su voz y regresaron ante Él. Durante este período, el Espíritu Santo llevó a cabo numerosas señales y maravillas, y guio al pueblo elegido de Dios de varias denominaciones en su regreso a la casa de Dios Todopoderoso. A medida que el pueblo elegido de Dios regresaba día tras día, todas las denominaciones se derrumbaron y dejaron de existir; fue como si el mundo religioso en pleno hubiese sido borrado.
Durante la difusión del evangelio del reino, todo tipo de demonios y anticristos que se resistieron a Dios recibieron el justo castigo de Dios Todopoderoso. De esta manera, la gente vio las consecuencias de ir en contra de Dios. El gran dragón rojo intentó estrangular la obra de Dios y acabar con ella, pero finalmente todo terminó en fracaso. Todos los poderes malignos que se resistieron a Dios fueron avergonzados por completo y fracasaron. El gran dragón rojo finalmente terminó su servicio y comenzó a recibir el castigo de Dios. Dios Todopoderoso dijo una vez: “¿Realmente odiáis al gran dragón rojo? ¿Verdaderamente, sinceramente, lo odiáis? ¿Por qué os he preguntado eso tantas veces? ¿Por qué sigo haciéndoos esta pregunta una y otra vez? ¿Qué imagen hay en vuestro corazón del gran dragón rojo? ¿Realmente la habéis quitado? ¿Verdaderamente no lo consideráis vuestro padre? Todas las personas deberían percibir Mi intención en Mis preguntas. No es para provocar la ira de las personas ni para incitar la rebeldía entre los hombres ni para que el hombre pueda encontrar su propio camino de salida, sino para permitirles a todas las personas liberarse de la esclavitud del gran dragón rojo. Pero nadie debe estar ansioso. Mis palabras lograrán todo; ningún hombre puede participar y ninguno puede realizar la obra que Yo llevaré a cabo. Limpiaré el aire de todas las tierras y erradicaré de la tierra todo rastro de los demonios. Ya he comenzado y daré el primer paso de Mi obra de castigo en la morada del gran dragón rojo. Así, se puede ver que Mi castigo le ha sobrevenido a todo el universo, y que el gran dragón rojo y toda clase de espíritus inmundos no tendrán poder para escapar de Mi castigo, porque Yo observo todas las tierras. Cuando Mi obra en la tierra finalice —es decir, cuando la era del juicio llegue a su fin— castigaré formalmente al gran dragón rojo. Mi pueblo verá, sin duda, Mi justo castigo hacia el gran dragón rojo; verterá, sin duda, alabanzas por causa de Mi justicia y para siempre exaltará sin duda Mi santo nombre por causa de Mi justicia. De ahí que llevaréis a cabo formalmente vuestro deber y formalmente me alabaréis por todas las tierras, ¡por los siglos de los siglos!
Cuando la era del juicio llegue a su cúspide, no me apresuraré a concluir Mi obra, sino que integraré en ella la evidencia de la era del castigo y permitiré que todo Mi pueblo vea esta evidencia; esto dará mayor fruto. Esta evidencia es el medio por el cual castigo al gran dragón rojo y haré que Mi pueblo lo vea con sus propios ojos para que conozca más de Mi carácter. El momento en el que Mi pueblo me gozará será cuando el gran dragón rojo sea castigado. Hacer que el pueblo del gran dragón rojo se levante y se rebele contra él es Mi plan y este es el método por el cual perfecciono a Mi pueblo y es una gran oportunidad para que todo Mi pueblo crezca en la vida” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 28).
La difusión del evangelio del reino ha alcanzado un nivel sin precedentes. Millones de personas han venido bajo el nombre de Dios Todopoderoso. El nombre de Dios Todopoderoso se ha extendido por toda China continental y en todas las provincias y regiones han aparecido iglesias de Dios Todopoderoso. Todos aquellos que han aceptado la obra de Dios Todopoderoso están disfrutando del pastoreo de la palabra de Dios y experimentando la obra de salvación de Dios. Así como Dios Todopoderoso dijo: “Estoy llevando a cabo Mi obra por todo el universo y en el oriente se producen estruendos interminables como de truenos que sacuden a todas las naciones y denominaciones. Es Mi voz la que ha guiado a todos los hombres al presente. Hago que todos los hombres sean conquistados por Mi voz, que caigan en esta corriente y se sometan ante Mí, porque desde hace mucho tiempo he recuperado Mi gloria de toda la tierra y la he emitido nuevamente en el oriente. ¿Quién no anhela ver Mi gloria? ¿Quién no espera ansiosamente Mi regreso? ¿Quién no tiene sed de Mi reaparición? ¿Quién no suspira por Mi hermosura? ¿Quién no vendría a la luz? ¿Quién no contemplaría la riqueza de Canaán? ¿Quién no anhela el regreso del Redentor? ¿Quién no adora al que es grande en poder? Mi voz se extenderá por toda la tierra; me enfrentaré a Mi pueblo elegido y les diré más palabras. Como los poderosos truenos que sacuden las montañas y los ríos, digo Mis palabras a todo el universo y a la humanidad. Por tanto, las palabras en Mi boca se han convertido en el tesoro del hombre y todos los hombres aprecian Mis palabras. El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente. Mis palabras son tales que el hombre se resiste a renunciar a ellas y, al mismo tiempo, las encuentra insondables, pero se regocija aún más en ellas. Todos los hombres se alegran y regocijan, celebrando Mi llegada como si acabase de venir al mundo un recién nacido. Por medio de Mi voz, traeré a todos los hombres delante de Mí. A partir de entonces, entraré formalmente a la raza de los hombres para que ellos vengan a adorarme. Con la gloria que irradio y las palabras en Mi boca, haré que todos los hombres se presenten ante Mí y vean que el relámpago destella desde el oriente, y que Yo también he descendido al “Monte de los Olivos” del oriente. Verán que llevo ya mucho tiempo en la tierra, ya no como el Hijo de los judíos, sino como el Relámpago del oriente. Porque he resucitado hace mucho tiempo, me he alejado del seno de la humanidad y reaparecido luego con gloria entre los hombres. Soy Aquel que fue adorado en eras innumerables antes de ahora y también soy el infante abandonado por los israelitas en eras innumerables antes de ahora. ¡Además, soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era actual! Que todos se presenten ante Mi trono y vean Mi semblante glorioso, oigan Mi voz y contemplen Mis obras. Esta es la totalidad de Mi voluntad; es el fin y el clímax de Mi plan, así como el propósito de Mi gestión: ¡que cada nación me adore, que cada lengua me reconozca, que todos los hombres depositen su fe en Mí y que todas las personas se sometan a Mí!” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los siete truenos retumban: profetiza que el evangelio del reino se extenderá por todo el universo).
La obra de Dios en China continental finalmente ha culminado en gloria. Dios está a punto de aparecer públicamente ante cada nación y lugar. Aquellos en cada nación y lugar que han anhelado la aparición de Dios nunca soñaron que el Dios cuya aparición pública anhelaban ya había llegado secretamente a China y que ya ha llevado a cabo una etapa de Su obra de conquista y salvación. Hay muchas personas que todavía condenan la obra de Dios en China y que todavía blasfeman contra la obra del Espíritu Santo allí. Sólo cuando Dios aparezca públicamente serán despertados como de un sueño y se llenarán de remordimiento: “Nunca soñé que el Dios Todopoderoso al que me he resistido sea el mismo Señor Jesús que ha regresado”. Pero para entonces sólo podrán llorar y crujir sus dientes. Esto ha cumplido por completo las palabras del Apocalipsis de la Biblia: “He aquí, viene con las nubes y todo ojo le verá, aun los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra harán lamentación por Él” (Apocalipsis 1:7). El juicio del gran trono blanco finalmente ha comenzado.
Dios Todopoderoso dijo: “En el reino, las innumerables cosas de la creación comienzan a revivir y a recuperar su fuerza vital. Debido a los cambios en el estado de la tierra, los límites entre una tierra y otra también empiezan a cambiar. Yo he profetizado que, cuando la tierra se divida de la tierra, y la tierra se una a la tierra, este será el tiempo en que Yo haré pedazos a todas las naciones. En ese momento, renovaré toda la creación y la repartición de todo el universo, poniéndolo, así, en orden, y transformando lo viejo en nuevo. Este es Mi plan y estas son Mis obras. Cuando todas las naciones y los pueblos del mundo regresen delante de Mi trono, tomaré toda la abundancia del cielo y se la concederé al mundo humano, de manera que, gracias a Mí, ese mundo rebose de una abundancia sin igual. No obstante, mientras el viejo mundo continúe existiendo, lanzaré Mi furia sobre sus naciones, promulgaré abiertamente Mis decretos administrativos por todo el universo, y enviaré castigo a quienquiera que los viole:
Cuando vuelvo Mi rostro al universo para hablar, toda la humanidad oye Mi voz, y, así, ve todas las obras que en todo el universo Yo he llevado a cabo. Los que van en contra de Mi voluntad —es decir, los que se oponen a Mí con las acciones del hombre— caerán bajo Mi castigo. Yo tomaré las innumerables estrellas de los cielos y las haré de nuevo, y, gracias a Mí, el sol y la luna serán renovados; los cielos ya no serán más como eran y las innumerables cosas que hay sobre la tierra serán renovadas. Todo será hecho completo por medio de Mis palabras. Las muchas naciones que hay en el universo serán divididas de nuevo y reemplazadas por Mi reino, de forma que las naciones sobre la tierra desaparecerán para siempre y todas ellas se convertirán en un reino que me adore; todas las naciones de la tierra serán destruidas y dejarán de existir. De los seres humanos del universo, todos los pertenecientes al diablo serán exterminados y Mi fuego ardiente abatirá a todos los que adoran a Satanás; es decir que, excepto los que están ahora dentro de la corriente, todos quedarán reducidos a cenizas. Cuando Yo castigue a los muchos pueblos, los del mundo religioso regresarán, en grados diferentes, a Mi reino, conquistados por Mis obras, porque habrán visto la llegada del Santo cabalgando sobre una nube blanca. Toda la humanidad será separada según su propia especie y recibirá castigos proporcionales a sus acciones. Todos aquellos que se han opuesto a Mí, perecerán; en cuanto a aquellos cuyos actos en la tierra no me han involucrado, seguirán existiendo en la tierra bajo el gobierno de Mis hijos y de Mi pueblo debido a la forma como se han comportado. Yo me revelaré a los innumerables pueblos y naciones, y, con Mi propia voz, resonaré sobre la tierra, proclamando la terminación de Mi gran obra, para que toda la humanidad la vea con sus propios ojos” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 26).
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