Digresión cuatro: Resumen de la calidad humana de los anticristos y de su esencia-carácter (I) Parte 4
D. Egoísta y vil
Los anticristos no tienen conciencia, razón o humanidad. No solo no tienen preocupación por la vergüenza, sino que también alcanzan otra marca distintiva: su egoísmo y vileza son poco comunes. El sentido literal de su “egoísmo y vileza” no es difícil de captar. Están ciegos a todo lo que no sean sus propios intereses. Cualquier cosa que tenga que ver con sus propios intereses recibe su máxima atención y sufren por ello, pagan un precio, están absorbidos por sus asuntos y solo se dedican a ellos. Todo aquello que no tenga relación con sus propios intereses lo ignoran y no lo tienen en cuenta. Los demás pueden hacer lo que quieran, a los anticristos les da igual que alguien trastorne o perturbe, consideran que esto no tiene nada que ver con ellos. Dicho con tacto, se ocupan de sus propios asuntos. Pero es más acertado decir que este tipo de personas son viles, vulgares y sórdidas. Las definimos como “egoístas y viles”. ¿Cómo se manifiesta el egoísmo y la vileza de los anticristos? En todo lo que beneficia a su estatus o reputación, se esfuerzan por hacer o decir lo que sea necesario, y están dispuestos a soportar cualquier sufrimiento. Pero en lo que respecta al trabajo que organiza la casa de Dios o al trabajo que beneficia el crecimiento en la vida de los escogidos de Dios, lo ignoran por completo. Incluso cuando las personas malvadas trastornan, perturban y cometen todo tipo de maldades, con lo cual afectan gravemente a la obra de la iglesia, permanecen impasibles y despreocupados, como si no tuviera nada que ver con ellos. Y si alguien descubre e informa de las acciones malvadas de una persona malvada, aseguran que no vieron nada y fingen ignorancia. Pero si alguien los denuncia y deja en evidencia que no hacen trabajo real y solo buscan fama, ganancia y estatus, se enfurecen. Convocan reuniones apresuradas para discutir cómo responder, se investiga para averiguar quién actuó a sus espaldas, quién fue el cabecilla y quién estuvo involucrado. No comen ni duermen hasta que han llegado al fondo del asunto y este se ha resuelto por completo. Solo se quedan contentos cuando se han deshecho de todos los implicados en su denuncia. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza, ¿verdad? ¿Acaso están haciendo trabajo de iglesia? Están actuando pura y simplemente en aras de su propio poder y estatus. Se ocupan de sus propios asuntos. Independientemente del trabajo que lleven a cabo, los anticristos no piensan para nada en los intereses de la casa de Dios. Solo consideran si los suyos propios van a verse afectados, solo piensan en ese poquito de trabajo frente a ellos que los beneficia. Para ellos, la obra principal de la iglesia solo es algo que hacen en su tiempo libre. No se la toman en serio para nada. Solo se mueven cuando se los empuja a actuar, solo hacen lo que les gusta y solo hacen el trabajo destinado a mantener su estatus y su poder. A sus ojos, toda labor dispuesta por la casa de Dios, la labor de difundir el evangelio y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios no son importantes. No importa qué dificultades tengan otras personas en su trabajo, qué cuestiones hayan identificado o les hayan informado, o lo sinceras que sean sus palabras, los anticristos no prestan atención, no se involucran, es como si no tuviera nada que ver con ellos. Por muy importantes que sean los problemas que surjan en la labor de la iglesia, ellos son totalmente indiferentes. Incluso cuando tienen un problema delante, solo lo abordan de manera superficial. Solo cuando lo Alto los poda directamente y se les ordena que resuelvan un problema, hacen a regañadientes un poco de trabajo real y le muestran algo a lo Alto. Poco después, siguen con sus propios asuntos. Con respecto a la obra de la iglesia, a las cosas importantes en el contexto más amplio, no les interesan ni les hacen caso. Incluso ignoran los problemas que descubren, y dan respuestas superficiales o titubean cuando se les pregunta por los problemas, y solo los abordan con gran reticencia. ¿Acaso no es esto la manifestación del egoísmo y la vileza? Es más, no importa el deber que estén realizando los anticristos, lo único que les interesa es si va a permitirles pasar a un primer plano. Con tal de que aumente su reputación, se devanan los sesos para idear una manera de aprender a hacerlo, de llevarlo a cabo. Lo único que les importa es si los va a distinguir del resto. Da igual lo que hagan o piensen, solo se preocupan por su propia fama, ganancia y estatus. Sea cual sea la tarea que estén realizando, solo compiten por quién está más arriba o más abajo, quién gana y quién pierde, quién tiene mejor reputación. Solo se preocupan por cuántas personas los idolatran y los admiran, cuántas los obedecen y cuántos seguidores tienen. Nunca hablan con la verdad ni resuelven problemas reales. Nunca consideran cómo hacer las cosas según los principios al cumplir el deber, tampoco reflexionan respecto a si han sido leales, han desempeñado bien sus responsabilidades, si ha habido desvíos o descuidos en el trabajo o hay algún problema, ni mucho menos piensan para nada en lo que pide Dios ni en cuáles son Sus intenciones. No prestan la menor atención a todas esas cosas. Solo se concentran y hacen cosas en aras de la fama, la ganancia y el estatus, para satisfacer sus propias ambiciones y deseos. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza, ¿verdad? Esto expone plenamente que su corazón rebosa con sus propios deseos, ambiciones y exigencias sin sentido. Todo lo que hacen está regido por sus ambiciones y deseos. Hagan lo que hagan, tienen como motivación y origen sus propias ambiciones, deseos y exigencias sin sentido. Esta es la manifestación arquetípica del egoísmo y la vileza.
Algunos líderes no hacen trabajo real. A fin de informar a lo Alto y de evitar la poda y el despido, de asegurarse su propio estatus, se esfuerzan mucho con los hermanos y hermanas, los obligan a rendir servicio para ellos. En su trabajo, solo dicen palabras y doctrinas, no comparten los principios-verdad, no resuelven problemas reales ni ayudan a los demás con un corazón amoroso ni tienen en consideración sus dificultades; tampoco abordan las dificultades reales a las que la gente se enfrenta mientras lleva a cabo su deber y en su entrada en la vida. No apoyan a nadie que sea negativo. Aparte de la represión y el reproche, se limitan a hablar de doctrinas y gritar sus consignas. ¿Cuál es su objetivo? No son considerados con la carga de Dios, sino que desean aprovecharse del resultado de los deberes que cumplen los hermanos y hermanas, a fin de adornarse y afianzar su estatus. Se complacen de que los hermanos y hermanas muestren buenos resultados en el cumplimiento del deber. Se atribuyen el mérito ante lo Alto, alaban en su fuero interno su propia virtud y consideran que han cumplido bastante bien su deber. Además, informan a lo Alto sobre las muchas dificultades con las que se toparon mientras realizaban este trabajo, cómo Dios les despejó el camino, cómo guiaron a los hermanos y hermanas para que trabajaran con ahínco juntos y superaran estas dificultades, cómo les ayudaron a completar este trabajo, cómo se atuvieron a los principios y cómo se deshicieron de la gente malvada. Asimismo, subrayan el precio que pagaron y las contribuciones que hicieron en su trabajo, con la intención de que lo Alto sepa que el trabajo se hizo bien gracias a sus propios esfuerzos. De manera implícita, le están diciendo a lo Alto: “Mi liderazgo hace honor a su nombre y tomasteis la decisión correcta al elegirme líder”. ¿No es esto una manifestación de ser egoísta y vil? La gente que manifiesta una humanidad en la que es egoísta y vil a menudo se sirve de muletillas. Por ejemplo, después de que se disponga que lideren una iglesia, siempre dicen: “Nuestra vida de iglesia es muy buena aquí, es maravillosa. Mis hermanos y hermanas han tenido una entrada en la vida maravillosa y profunda, todos han tenido experiencias de vida. Fijaos en cómo aman a dios y lo bien que se hace nuestro trabajo”. Estas son las muletillas de los anticristos. A juzgar por ellas, es evidente que consideran a los hermanos y hermanas de los que son responsables en la iglesia como sus propias ovejas; a su parecer todo lo que controlan en la iglesia es su propiedad privada. ¿No es esto no tener preocupación por la vergüenza? ¿Por qué es no tener preocupación por la vergüenza? Cualquier manifestación de egoísmo y vileza surge de no tener preocupación por la vergüenza. Por tanto, ser egoísta y vil es no tener preocupación por la vergüenza. Esta gente que exhibe manifestaciones de egoísmo y vileza sin duda no tiene preocupación por la vergüenza. Cuando se les confía el liderazgo y la responsabilidad de una iglesia, liderar al pueblo escogido de Dios para que cumpla sus deberes y lleve a cabo un trabajo específico, consideran estas cosas como su propiedad privada. Nadie puede intervenir; tienen la última palabra en todo. Los anticristos consideran al pueblo escogido de Dios, la obra de la iglesia y las instalaciones y propiedades de la iglesia como su propiedad privada. Esto es problemático en sí mismo. Su objetivo es apoderarse de los bienes de la casa de Dios y dominar a Su pueblo escogido. Además, contemplan estas cosas como capital para competir con otros, ni se resisten a vender los intereses de la casa de Dios y perjudicar a Su pueblo escogido. ¿Creéis que los anticristos poseen conciencia y razón? ¿Reservan en su corazón un lugar para Dios? ¿Tienen un corazón temeroso de Dios y sumiso a Él? En absoluto. Por tanto, llamar a los anticristos lacayos de Satanás o demonios en la tierra no es en modo alguno una exageración. No existe Dios ni iglesia en el corazón de un anticristo, y desde luego no tienen consideración alguna por el pueblo escogido de Dios. Dime, allá donde hay hermanos y hermanas y donde obra Dios, ¿cómo es posible no denominar a esos lugares casa de Dios? ¿En qué sentido no son iglesias? Los anticristos, sin embargo, solo piensan en las cosas que hay en su esfera de influencia. No les importan otros lugares ni se preocupan por ellos. Aunque descubran un problema, no le prestan atención. Lo peor es que, cuando algo sale mal en cierto lugar y ocasiona pérdidas a la obra de la iglesia, no le dedican atención. Cuando se les pregunta por qué lo ignoran, presentan unas falacias absurdas y alegan: “No hables de lo que no te concierne”. Sus palabras suenan racionales, ellos parecen entender los límites en lo que hacen y no parecen tener problemas de puertas hacia fuera, pero ¿cuál es la esencia? Se trata de su egoísmo y vileza poniéndose de manifiesto. Solamente hacen las cosas para sí mismos, nada más que por su fama, ganancia y estatus. No cumplen con el deber en absoluto. Esta es otra característica arquetípica de los anticristos: son egoístas y viles.
La esencia del egoísmo y la vileza de los anticristos resulta obvia; sus manifestaciones de esta índole son particularmente destacadas. La iglesia les confía una tarea, y si esta les conlleva renombre y beneficios, y les permite mostrarse, estarán muy interesados y dispuestos a aceptarla. Si se trata de un trabajo ingrato o que implica ofender a la gente, o que no les da la oportunidad de mostrarse o no les aporta beneficio a su fama, ganancia o estatus, no les interesa y no lo aceptan, como si no tuviera nada que ver con ellos, y no fuera el trabajo que deberían estar haciendo. Cuando se encuentran con dificultades, es imposible que busquen la verdad para resolverlas, y ni mucho menos tratan de tener en cuenta la obra de la iglesia desde un punto de vista general. Por ejemplo, dentro del ámbito de la obra de la casa de Dios, en función de las necesidades generales de trabajo, puede haber algunos traslados de personal. Si se traslada a algunas personas de una iglesia, ¿cuál sería la forma sensata de tratar el asunto por parte de los líderes de esa iglesia? ¿Qué problema hay si solo les preocupan los intereses de su propia iglesia, en lugar de los intereses generales, y si no están dispuestos para nada a trasladar a esa gente? ¿Por qué, como líderes de la iglesia, son incapaces de someterse a los arreglos centralizados de la casa de Dios? ¿Es esa persona considerada con las intenciones de Dios? ¿Está atenta al panorama general de la obra? Si no piensa en la obra de la casa de Dios como un todo, sino solo en los intereses de su propia iglesia, ¿acaso no es muy egoísta y vil? Los líderes de la iglesia deben someterse incondicionalmente a la soberanía y a los arreglos de Dios, y a los arreglos y coordinación centralizados de la casa de Dios. Eso es lo que se ajusta a los principios-verdad. Cuando la obra de la casa de Dios lo requiera, sin importar quiénes sean, todos deben someterse a la coordinación y los arreglos de la casa de Dios, y en absoluto deben ser controlados por ningún líder u obrero individual como si fueran de su propiedad o estuvieran sujetos a sus decisiones. La obediencia del pueblo escogido de Dios a los arreglos centralizados de la casa de Dios es perfectamente natural y está justificada, y nadie puede desafiar tales arreglos, a menos que un líder u obrero individual realice un traslado arbitrario que no esté de acuerdo con los principios, en cuyo caso se podrá desobedecer tal arreglo. Si se realiza un traslado normal conforme a los principios, entonces todo el pueblo escogido de Dios debe obedecer, y ningún líder u obrero tiene derecho o razón alguna para tratar de controlar a nadie. ¿Diríais que hay algún trabajo que no sea obra de la casa de Dios? ¿Hay alguna obra que no implique la expansión del evangelio del reino de Dios? Todo es obra de la casa de Dios, toda obra es igual, y no hay “tuya” y “mía”. Si el traslado se ajusta a los principios y se basa en los requisitos del trabajo de la iglesia, entonces estas personas deben ir a donde más se las necesita. Sin embargo, ¿cuál es la respuesta de los anticristos cuando se enfrentan a este tipo de situación? Encuentran diversos pretextos y excusas para mantener a estas personas adecuadas a su lado, y solo aportan a dos personas comunes y corrientes, y luego buscan algún pretexto para presionarte, ya sea diciendo que hay mucho trabajo, o que están cortos de personal, que es difícil conseguir gente y, si estos dos son transferidos, el trabajo se verá perjudicado. Y te preguntan qué se supone que deben hacer, y te hacen sentir que, de trasladar a la gente, estarías en deuda con ellos. ¿No es así como actúan los diablos? Así es como hacen las cosas los no creyentes. Aquellos que siempre tratan de proteger sus propios intereses en la iglesia, ¿son buenas personas? ¿Se trata de personas que actúan según los principios? En absoluto. Son no creyentes e incrédulos. ¿Y no es esto egoísta y vil? Si se traslada a alguien de buen calibre y que depende de un anticristo para que realice otro deber, en su corazón el anticristo se resiste y lo rechaza con obstinación: quiere abandonar, ya no tiene entusiasmo por ser líder o jefe de grupo. ¿Qué problema es este? ¿Por qué los anticristos carecen de obediencia hacia los arreglos de la iglesia? Piensan que el traslado de su “mano derecha” tendrá un impacto en los resultados y el progreso de su trabajo, y que en consecuencia su estatus y reputación se verán afectados, lo que les obligará a trabajar con más empeño y a sufrir más para garantizar resultados, cosa que es lo último que quieren hacer. Se han acostumbrado a la comodidad y no quieren trabajar ni sufrir más, por lo que no quieren dejar escapar a esa persona. Si la casa de Dios insiste en el traslado, se quejan mucho e incluso quieren abandonar su propio trabajo. ¿Acaso no es esto egoísta y vil? La casa de Dios debe distribuir de forma centralizada al pueblo escogido de Dios. Esto no tiene nada que ver con ningún líder, jefe de grupo o individuo. Todos deben actuar de acuerdo con los principios; esta es la regla de la casa de Dios. Los anticristos no actúan de acuerdo con los principios de la casa de Dios, intrigan constantemente en aras de su propio estatus e intereses, y hacen que hermanos y hermanas de buen calibre les sirvan para consolidar su poder y estatus. ¿No es esto egoísta y vil? En apariencia, al mantener a las personas de buen calibre a su lado y no permitir que la casa de Dios las traslade, parece que están pensando en la obra de la iglesia, pero en realidad solo están pensando en su propio poder y estatus, y en absoluto en la obra de la iglesia. Tienen miedo de hacer mal el trabajo de la iglesia, ser reemplazados y perder su estatus. Los anticristos no piensan en la obra más amplia de la casa de Dios, solo piensan en su propio estatus, lo protegen sin preocuparse por el costo de los intereses de la casa de Dios, y defienden su propio estatus e intereses en detrimento de la obra de la iglesia. Esto es egoísta y vil. Al enfrentarte a una situación así, como mínimo uno debe pensar con su conciencia: “Estas personas son de la casa de Dios, no son mi propiedad personal. Yo también soy miembro de la casa de Dios. ¿Qué derecho tengo a impedir que la casa de Dios transfiera personas? Debería considerar los intereses generales de la casa de Dios, en lugar de concentrarme solo en el trabajo dentro del ámbito de mis propias responsabilidades”. Tales son los pensamientos que deberían tener las personas que poseen conciencia y razón, y la razón que deberían poseer los que creen en Dios. La casa de Dios participa en la obra del todo y las iglesias se encargan del trabajo de las partes. Por lo tanto, cuando la casa de Dios tiene una necesidad especial de parte de la iglesia, lo más importante para los líderes y obreros es obedecer los arreglos de la casa de Dios. Los falsos líderes y anticristos no poseen esa conciencia y razón. Son todos bastante egoístas, solo piensan en ellos mismos, no tienen consideración hacia la obra de la iglesia. Solo consideran los beneficios que tienen ante sus propios ojos, no el marco completo de la obra de la casa de Dios, así que son absolutamente incapaces de obedecer los arreglos de la casa de Dios. Son extremadamente egoístas y viles. En la casa de Dios son incluso tan audaces como para ser obstructivos, e incluso se atreven a atrincherarse con sus ideas. Así son las personas más carentes de humanidad, son personas malvadas. De esta clase de personas son los anticristos. Siempre tratan la obra de la iglesia y a los hermanos y hermanas, e incluso a todos los bienes de la casa de Dios que corresponden al ámbito de su responsabilidad, como propiedad privada que les pertenece. Creen que depende de ellos cómo se distribuyen, transfieren y utilizan estas cosas, y que a la casa de Dios no se le permite intervenir. Una vez que están en sus manos, es como si estuvieran en posesión de Satanás, a nadie se le permite tocarlos. Son el pez gordo, el mandamás, y cualquiera que vaya a su territorio tiene que obedecer sus órdenes y disposiciones de manera educada y dócil, así como seguir sus indicaciones. Esta es la manifestación del egoísmo y la vileza dentro de la calidad humana de los anticristos. No tienen ninguna consideración hacia la obra de la casa de Dios, no siguen en absoluto los principios y solo piensan en sus propios intereses y en su propio estatus, que son todos rasgos distintivos del egoísmo y la vileza de los anticristos.
Se da otra situación. Ya sea dinero o artículos que ofrecen los hermanos y hermanas, en circunstancias normales, con independencia de la cantidad, todo se le debe entregar a la casa de Dios. Sin embargo, algunos anticristos creen erróneamente que: “El dinero que los hermanos y hermanas ofrecen a nuestra iglesia pertenece a nuestra iglesia y es para que esta lo guarde y lo use. Nadie tiene derecho a interferir en cómo lo usemos o lo distribuyamos, y desde luego nadie está cualificado para llevárselo”. Por tanto, si les preguntas cuánto ha recibido la iglesia en ofrendas, temen que se lo puedas quitar y no te dicen la cantidad real. Hay quien se podría preguntar: “¿Qué significa que tengan miedo de que se lo quiten? ¿Quieren gastárselo ellos?”. No necesariamente. Piensan: “Nuestra iglesia también necesita dinero. Si se lo llevan, ¿cómo vamos a desempeñar nuestro trabajo?”. Lo Alto cuenta con principios para estos asuntos, así que, ¿por qué no sigues los principios cuando te ocupas de ellos? Apartan lo suficiente para su uso en vuestro trabajo y se dispone del resto de manera uniforme en la casa de Dios. Estos recursos no son la propiedad privada del liderazgo de la iglesia, sino que pertenecen a la casa de Dios. No obstante, para satisfacer sus ambiciones y deseos y en aras de su propio trabajo y para garantizar los recursos en su ámbito de influencia, algunos anticristos retienen estas cosas y se las apropian como si fueran suyas, además de no permitir que nadie más las use. ¿No es esta una manifestación de egoísmo y vileza? Esta es también una manifestación típica y específica de la calidad humana de los anticristos.
Estos anticristos son malos y malvados, desagradables, perversos, vulgares y viles. Solo hablar sobre ellos es asqueroso e indignante. Puede que tengan aspecto de seres humanos por fuera y que hablen de una manera agradable, que parezca que entienden y dominan toda clase de doctrina, pero en cuanto actúan, su humanidad desagradable y malvada se pone al descubierto, hace daño a la vista. Como cada anticristo posee estas cualidades desagradables y malvadas en su calidad humana, son capaces de cometer esas acciones malvadas. Por eso se les llama anticristos. ¿Tiene sentido esta lógica? (Sí). En otras palabras, es la presencia de estas actitudes crueles y perversas en su calidad humana lo que les permite cometer las acciones malvadas de los anticristos, de modo que se les califica como tales. Esto es así. Si una persona es un anticristo, ¿sería preciso describir su humanidad como amable, honrada, honesta y sincera? Desde luego que no. Si una persona miente habitualmente, su calidad es la de un anticristo. Lo mismo sucede si alguien es insidioso e implacable. Si un individuo es egoísta, vil, solo se mueve por la ganancia personal, se desboca haciendo cosas y no tiene preocupación por la vergüenza, es que es una persona malvada. Si una persona tan malvada llega al poder, se convierte en un anticristo.
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