Las responsabilidades de los líderes y obreros (12) Parte 1
En nuestra última reunión, compartimos el punto diez de las responsabilidades de los líderes y obreros: “Custodiar adecuadamente y destinar con prudencia los diversos objetos materiales de la casa de Dios (libros, equipamientos variados, alimentos, etc.) y llevar a cabo labores periódicas de inspección, mantenimiento y reparación para minimizar los daños y el despilfarro; asimismo, evitar que las personas malvadas tomen posesión de ellos”. La enseñanza de este décimo punto trataba sobre el trabajo que los líderes y obreros deberían realizar y las responsabilidades que deberían cumplir con respecto a los diversos objetos materiales de la casa de Dios; al mismo tiempo, exponía de manera comparativa las distintas manifestaciones de los falsos líderes. Si los líderes y obreros cumplen con las responsabilidades que deben y pueden asumir en cada aspecto de la obra de la casa de Dios, entonces cumplen con el estándar; en caso de no cumplir con sus responsabilidades ni llevar a cabo ningún trabajo real, quedará bastante claro que son falsos líderes. Con respecto a este décimo punto, está claro que a los falsos líderes no se les da muy bien la labor de custodiar y destinar con prudencia los diversos objetos materiales de la casa de Dios; dichos objetos están mal custodiados, o incluso puede darse el caso de que no se custodien en absoluto; y los falsos líderes los destinan desastrosamente. Quizá ni siquiera se tomen en serio este trabajo en lo más mínimo. A pesar de que se trata de un trabajo de asuntos generales, no deja de ser una responsabilidad que los líderes y obreros deberían cumplir y una labor que deberían realizar. Con independencia de si la desempeñan ellos mismos o de si se la encargan a las personas apropiadas y también llevan a cabo labores de supervisión, inspección, seguimiento, etcétera, sea como fuere, se trata de un trabajo que es inseparable de las responsabilidades de los líderes y obreros; guardan una relación directa. Por lo tanto, en lo que atañe a este trabajo, si los líderes y obreros no custodian adecuadamente ni destinan con prudencia los diversos objetos materiales de la casa de Dios, no están cumpliendo con sus responsabilidades ni están desempeñando bien su trabajo. Esta es una manifestación de los falsos líderes. En nuestra última reunión, realizamos una exposición y una disección simples de las manifestaciones que exhiben los falsos líderes a la hora de gestionar esta área de trabajo de asuntos generales y pusimos varios ejemplos. Si alguien es un falso líder, entonces no ha cumplido en absoluto con las responsabilidades de este trabajo, y que la labor que desempeña no cumple el estándar, lo cual se debe a que los falsos líderes nunca se esfuerzan por realizar un trabajo real; una vez organizado, se desentienden de él y nunca le dan seguimiento ni participan en el trabajo. Otro motivo importante es que los falsos líderes no comprenden los principios de ninguno de los trabajos que realizan. Aunque no holgazaneen en su trabajo, su labor no concuerda con los principios y las normas requeridos por la casa de Dios, incluso llega a ser totalmente disconforme a los principios. ¿Qué significa ser disconforme a los principios? Implica que actúan con imprudencia, que actúan de forma imprudente en función de sus figuraciones, su voluntad y sus sentimientos y demás. Así pues, sea como fuere, existen dos manifestaciones principales de los falsos líderes en lo que atañe a esta parte de las responsabilidades de los líderes y obreros: la primera es que no realizan un trabajo real, y la segunda, que son incapaces de comprender los principios, de modo que no pueden realizar un trabajo real. Estas son las manifestaciones básicas. En nuestra última reunión, compartimos y expusimos cómo se manifiesta la humanidad de los falsos líderes en su gestión de este tipo de trabajo de asuntos generales. Ni siquiera pueden cumplir con sus responsabilidades con una única tarea tan sencilla como esta. Poseen la capacidad para hacer este trabajo, pero no lo llevan a cabo, lo cual tiene que ver con la calidad humana y la humanidad de las personas de esta clase. ¿Cuál es el problema con su humanidad? No tienen el corazón en el lugar correcto y son de una baja calidad humana. Con esto, básicamente hemos concluido nuestra enseñanza sobre las responsabilidades de los líderes y obreros, los principios generales y las distintas manifestaciones de los falsos líderes que se englobaban dentro del décimo apartado. Hoy continuaremos con la enseñanza del punto once de las responsabilidades de los líderes y obreros.
Punto 11: Elegir a personas fiables cuya humanidad cumpla con el estándar, sobre todo para la tarea sistemática de registrar, contabilizar y custodiar las ofrendas; revisar y comprobar periódicamente los ingresos y egresos para poder detectar rápidamente los casos de derroche o despilfarro, así como los gastos excesivos; poner fin a estas cosas y exigir una compensación razonable; asimismo, evitar por todos los medios que las ofrendas caigan en manos de personas malvadas y estas tomen posesión de ellas
Qué es una ofrenda
El contenido del undécimo apartado de las responsabilidades de los líderes y obreros reza así: “Elegir a personas fiables cuya humanidad cumpla con el estándar, sobre todo para la tarea sistemática de registrar, contabilizar y custodiar las ofrendas; revisar y comprobar periódicamente los ingresos y egresos para poder detectar rápidamente los casos de derroche o despilfarro, así como los gastos excesivos; poner fin a estas cosas y exigir una compensación razonable; asimismo, evitar por todos los medios que las ofrendas caigan en manos de personas malvadas y estas tomen posesión de ellas”. ¿Cuáles son las responsabilidades de los líderes y obreros en este aspecto? ¿Cuál es la labor principal que han de realizar? (Custodiar las ofrendas adecuadamente). El décimo punto trataba sobre custodiar y destinar con prudencia los diversos objetos materiales de la casa de Dios; este trata sobre custodiar las ofrendas adecuadamente. Los diversos objetos materiales de la casa de Dios y sus ofrendas se asemejan en cierto modo, pero ¿son lo mismo? (No). ¿Cuál es la diferencia? (Las ofrendas se refieren principalmente al dinero). El dinero constituye un aspecto de ello. ¿En qué se diferencian los diversos objetos materiales de la casa de Dios y las ofrendas según su naturaleza? ¿Son ofrendas los libros de las palabras de Dios? ¿Son ofrendas las diversas máquinas que se usan para trabajar? ¿Son ofrendas los diversos artículos de consumo diario que compra la casa de Dios? (No). ¿Y qué son estas cosas, entonces? En la casa de Dios, todos los libros de las palabras de Dios, así como los distintos tipos de aparatos necesarios para realizar su obra que se compran con el dinero ofrendado por el pueblo escogido de Dios, entre los que se incluye una variedad de artículos como cámaras, grabadoras de audio, ordenadores y teléfonos móviles, constituyen los objetos materiales de la casa de Dios. Más allá de estos, las mesas, las sillas, los bancos, los alimentos y otros productos de primera necesidad también son objetos materiales de la casa de Dios. Algunos los compran los hermanos y hermanas, mientras que otros los adquiere la casa de Dios con ofrendas; todos ellos se clasifican como objetos materiales de la casa de Dios. Ya hablamos sobre este tema en nuestra última reunión. Ahora pasaremos a examinar una cuestión importante sobre la que hablaremos bajo el punto once: las ofrendas. ¿Qué son exactamente las ofrendas? ¿Cómo se dicta su ámbito? Antes de hablar sobre las responsabilidades de los líderes y obreros, es necesario aclarar la cuestión de qué son las ofrendas. A pesar de que la mayoría de las personas han creído en Jesús y han aceptado esta etapa de la obra durante varios años, su concepto de las ofrendas continúa siendo difuso. No tienen claro qué son realmente. Algunos afirmarán que las ofrendas son tanto el dinero como los objetos materiales que se ofrendan a Dios, mientras que otros dirán que principalmente aluden al dinero. ¿Cuál de estos enunciados es correcto? (Mientras que algo se le ofrende a Dios, ya sea dinero o cualquier objeto material, grande o pequeño, es una ofrenda). Es un resumen relativamente preciso. Ahora que están claros el ámbito y los límites de las ofrendas, definamos con precisión qué son exactamente, a fin de que todo el mundo tenga claro el concepto.
En materia de ofrendas, según la Biblia, originalmente Dios le pedía al hombre que le ofrendase el diezmo; esto es una ofrenda. Independientemente de si la cantidad ofrendada era grande o pequeña y de qué se ofrendaba —ya fuese dinero o bienes materiales—, siempre que fuera el diezmo que una persona debe dar, eso era definitivamente una ofrenda. Esto era lo que Dios le pedía al hombre, lo que los creyentes en Dios debían ofrendarle. Este diezmo es un aspecto de las ofrendas. Algunos preguntan: “¿Ese diezmo solo se refiere a dinero?”. No necesariamente. Por ejemplo, si una persona cosecha diez hectáreas de grano, sea cual sea la cantidad de grano que haya, en definitiva debe ofrendar a Dios el grano de una hectárea; esta décima parte es lo que la gente debe ofrendar. Por tanto, el concepto de “décima parte” no hace referencia simplemente al dinero, no significa únicamente que, cuando una persona gane mil dólares, deba ofrendar cien a Dios, sino que en su lugar hace referencia a todo lo que obtiene la gente, que abarca muchas otras cosas, incluyendo los bienes materiales y el dinero. Esto es de lo que habla la Biblia. Por supuesto, a día de hoy la casa de Dios no se rige por la Biblia de forma tan estricta al exigir que la gente dé una décima parte de todo lo que obtenga. Aquí solamente estoy compartiendo y diseminando el concepto y la definición de “décima parte”, para que la gente sepa que el diezmo es un aspecto de las ofrendas. No estoy haciendo un llamamiento a la gente para que ofrende una décima parte; lo que ofrende la gente depende de su comprensión y voluntad personales, y la casa de Dios no tiene ningún requisito adicional con respecto a este asunto.
Otro aspecto de las ofrendas son las cosas que la gente ofrenda a Dios. En términos generales, esto también incluye, por supuesto, el diezmo; en términos específicos, aparte del diezmo, todo cuanto la gente ofrenda a Dios cae dentro de la categoría de ofrenda. Las cosas que se ofrendan a Dios componen un amplio abanico; por ejemplo, alimentos, electrodomésticos, productos de primera necesidad y suplementos para la salud, así como las vacas, las ovejas y demás que se ofrendaban en el altar en los tiempos del Antiguo Testamento. Todo esto son ofrendas. Que algo sea una ofrenda depende de la intención del oferente; si el oferente afirma que ese algo está ofrendado a Dios, con independencia de si lo entrega directamente a Él o lo deja en Su casa para que se custodie, el objeto en cuestión entra en la categoría de ofrenda y la gente no podrá tocarlo arbitrariamente. A modo de ejemplo: cuando alguien compra un ordenador de alta gama y se lo ofrenda a Dios, ese ordenador se convierte en una ofrenda; cuando alguien compra un coche para Dios, ese coche se convierte en una ofrenda; cuando alguien compra dos frascos de suplementos para la salud y se los ofrenda a Dios, esos frascos se convierten en ofrendas. No existe una definición concreta y categórica de qué son los objetos materiales ofrendados a Dios. En resumen, son un abanico muy amplio: son las cosas que ofrendan a Dios quienes lo siguen. Hay quien dirá: “Dios se ha encarnado ahora en la tierra y las cosas ofrendadas a Él le pertenecen; pero ¿y si Él no estuviera en la tierra? Cuando Dios está en el cielo, ¿esas cosas ya no son ofrendas, entonces?”. ¿Es correcto? (No). No se basa en si Dios se encuentra en un período de encarnación. En cualquier caso, mientras algo esté ofrendado a Dios, es una ofrenda. Habrá otros que digan: “Hay muchas cosas que se ofrendan a Dios. ¿Puede Él hacer uso de ellas? ¿Puede Él usarlas todas?”. (Eso no le concierne al hombre). Es una manera de expresarlo tan incisiva como correcta. Estas cosas son ofrendadas a Dios por los humanos; no le concierne al hombre qué uso les dé Él, ni si puede usarlas todas, ni cómo las destine y gestione. No tienes que inquietarte ni preocuparte al respecto. En resumidas cuentas, en cuanto alguien ofrenda algo a Dios, ese algo se engloba en el ámbito de las ofrendas. Pertenece a Dios y no le concierne a ninguna persona. Habrá quien diga: “Por la forma en que lo dices, parece como si Dios estuviera reclamando a la fuerza la propiedad de esa cosa”. ¿Es eso lo que ocurre? (No). La cosa en cuestión pertenece a Dios, por eso se llama ofrenda. La gente no puede tocarla ni destinarla a su antojo. Habrá quien se pregunte: “¿Eso no es un despilfarro?”. Aunque así fuera, no es de tu incumbencia. Otros quizá digan: “Cuando Dios esté en el cielo y no encarnado, no podrá disfrutar ni hacer uso de las cosas que la gente ofrenda para Él. ¿Cómo hay que proceder entonces?”. Eso tiene fácil solución: la casa de Dios y la iglesia están ahí para gestionar estas cosas de acuerdo con los principios; no tienes por qué inquietarte ni preocuparte al respecto. En resumen, con independencia de cómo se gestione una cosa, en cuanto cae dentro de la categoría de ofrendas, en cuanto se clasifica como una ofrenda, no le concierne al hombre. Y, como pertenece a Dios, las personas no pueden hacer con ella lo que les plazca: eso conllevaría consecuencias. En tiempos del Antiguo Testamento, en la temporada de cosecha otoñal, la gente ofrendaba toda suerte de cosas en los altares. Algunos ofrendaban cereales, frutas y otros cultivos diversos, mientras que otros ofrendaban vacas y ovejas. ¿Disfrutaba Dios de estas cosas? ¿Las comía? (No). ¿Cómo lo sabes? ¿Lo viste? Esa es una noción tuya. Dices que Dios no se las come; si les diera un mordisco, ¿cómo te sentirías? ¿Desencajaría con tus nociones y figuraciones? ¿No hay acaso personas que creen que, como Dios no come ni disfruta de esas cosas, no hace falta ofrendarlas? ¿Cómo podéis estar tan seguros? ¿Decís “Dios no las come” porque pensáis que Él es un cuerpo espiritual y no puede comer, o porque pensáis que Él tiene Su identidad como Dios, que no es de carne ni mortal y que no debería disfrutar de estas cosas? ¿Es vergonzoso para Dios disfrutar de las ofrendas que le hace la gente? (No). Entonces, ¿con qué no concuerda esto exactamente, con las nociones de las personas o con la identidad de Dios? (La gente no debería discutir esta cuestión). Cierto, no es algo que debiera importarle a la gente. No tienes por qué decidir si Dios debe disfrutar de estas cosas o no. Haz lo que tengas que hacer, cumple bien con tu deber y con tus responsabilidades, así como con tus obligaciones: con eso bastará. Entonces habrás completado tu labor. En cuanto a cómo Dios gestionará esas cosas, eso es asunto Suyo. Tanto si Dios las comparte con las personas como si deja que se estropeen, tanto si disfruta un poco de ellas como si solo les echa un vistazo, lo que haga es legítimo y no se presta a crítica. Dios tiene Su libertad cuando se trata de cómo maneja estos temas. No es algo que debiera preocupar a las personas, ni algo sobre lo que debieran emitir juicio alguno. La gente no debería ir imaginando cosas arbitrariamente sobre estas cuestiones, ni mucho menos emitir juicios o veredictos arbitrariamente sobre ellas. ¿Lo entendéis ahora? ¿Cómo debería gestionar Dios las ofrendas que las personas le ofrendan? (Las gestionará como Él quiera). Eso es. Las personas que lo entienden así poseen una razón normal. Dios gestionará estas cosas como Él quiera. Puede que les eche una ojeada, o puede sencillamente que ni las mire ni les preste la menor atención. Tú solo preocúpate de realizar ofrendas cuando llegue el momento para ello, así como cuando lo desees, de acuerdo con los requisitos de Dios, y de cumplir con la responsabilidad del hombre. No te preocupes de cómo Dios maneja y trata estos asuntos. En resumidas cuentas, te basta con actuar dentro del ámbito de los requisitos de Dios, conforme al estándar de conciencia, así como al deber, la obligación y la responsabilidad de la especie humana. En cuanto a cómo maneje y trate Dios estos asuntos, eso es de Su incumbencia y las personas no deben de ninguna manera emitir juicios ni veredictos al respecto. Vosotros cometisteis un gran error en tan solo unos segundos. Os pregunté si Dios disfruta o come estas cosas y dijisteis que no. ¿Cuál fue vuestro error? (Juzgar a Dios). Os precipitasteis al emitir veredictos y juzgar, lo cual demuestra que las personas aún albergan en su interior exigencias hacia Dios. Ven igual de mal que Dios disfrute de estas cosas como que no lo haga. Si lo hace, dirán: “Eres un cuerpo espiritual, no un ser de carne y mortal. ¿Por qué habrías de disfrutar de estas cosas? ¡Es inconcebible!”. Y, si Dios no les presta atención, la gente dirá: “Hemos contribuido con mano de obra afanosamente para ofrecerte nuestro corazón, solo para que Tú ni siquiera eches una mirada a nuestras ofrendas. ¿Es que no nos tienes ninguna consideración?”. Aquí también la gente tiene algo que decir. Esto carece de razón. En resumen, ¿con qué actitud deberían las personas contemplar esta cuestión? (Las personas han de ofrendar a Dios lo que deban y, en cuanto a cómo gestione Él estas cosas, de ninguna manera deberían albergar nociones ni figuraciones, como tampoco deberían emitir juicios al respecto). Sí, esa es la razón que las personas deberían poseer. Esto tiene que ver con los objetos que se ofrendan a Dios, los cuales también son un aspecto de las ofrendas. Los objetos materiales ofrendados a Dios incluyen una amplia gama de cosas, porque las personas viven en un mundo material y, aparte del dinero, el oro, la plata y las joyas, hay muchas más cosas que consideran buenas y valiosas, por lo que algunos, cuando piensan en Dios o en Su amor, están dispuestos a ofrendarle aquello que consideran precioso y de valor. Cuando estas cosas se ofrendan a Dios, recaen bajo el ámbito de ofrendas; se convierten en ofrendas. Y, en ese mismo momento, le corresponde a Dios gestionarlas; la gente no podrá tocarlas, no se hallan bajo el control de las personas ni les pertenecen a ellas. Una vez que has ofrendado algo a Dios, le pertenece a Dios, no depende de ti gestionarlo y ya no podrás interferir en este asunto. Da igual cómo gestione o maneje Dios esa cosa, al hombre no le incumbe. Los objetos materiales que son ofrendados a Dios también conforman un aspecto de las ofrendas. Hay quienes preguntan: “¿Solo pueden ser ofrendas el dinero y las cosas preciosas como el oro, la plata y las joyas? Supongamos que alguien ofrenda a Dios un par de zapatos, un par de calcetines o un par de plantillas; ¿cuentan como ofrendas?”. Si nos ceñimos a la definición de ofrenda, no importa cuán grande o pequeño ni cuán precioso o barato sea algo —aunque sea un bolígrafo o un trozo de papel—, mientras sea ofrendado a Dios, constituye una ofrenda.
Existe otro aspecto de las ofrendas: los objetos materiales que se ofrendan a la casa de Dios y a la iglesia. Estas cosas también se engloban en la categoría de ofrenda. ¿Qué incluyen dichos objetos materiales? Digamos, por ejemplo, que alguien compró un coche y, tras conducirlo durante un tiempo, tuvo la sensación de que se había quedado un poco viejo; entonces adquirió uno nuevo y ofrendó el viejo a la casa de Dios a fin de que pudiera usarlo en su obra. El coche entonces pertenece a la casa de Dios. Las cosas que pertenecen a la casa de Dios deberían clasificarse como ofrendas; esto es correcto. Por supuesto, los diversos aparatos y equipamientos no son lo único que se ofrenda a la iglesia y la casa de Dios, también hay otras cosas; es un ámbito bastante extenso. Hay quien dice: “La décima parte que la gente ofrenda de todo lo que obtiene constituye una ofrenda, al igual que el dinero y los objetos materiales ofrendados a Dios; no ponemos ninguna objeción a que esto se clasifique como ofrenda, no hay nada cuestionable al respecto. Pero ¿por qué los objetos materiales ofrendados a la iglesia y a la casa de Dios también se engloban bajo la categoría de ofrenda? Eso no tiene mucho sentido”. Decidme, ¿tiene sentido que se clasifiquen como ofrendas? (Sí). ¿Y por qué lo decís? (La iglesia existe solo porque Dios existe, de modo que cualquier cosa que se ofrende a la iglesia es también una ofrenda). Bien dicho. La iglesia y la casa de Dios pertenecen a Dios, y existen solo porque Él existe; los hermanos y hermanas disponen de un lugar donde reunirse y donde vivir solo porque existe la iglesia; tienen donde resolver sus problemas y tienen un verdadero hogar solo porque existe la casa de Dios. Todo ello solo existe sobre la base de la existencia de Dios. Las personas no ofrendan cosas a la iglesia y a la casa de Dios porque sean creyentes y miembros de Su casa; ese no es el motivo correcto. Las personas que ofrendan cosas a la iglesia y a la casa de Dios lo hacen por Él. ¿Qué implica esto? ¿Quién ofrendaría a la ligera cosas a la iglesia si no fuera por Dios? Sin Él, no existiría la iglesia. Cuando las personas tienen cosas que no necesitan o que son un excedente para lo que requieren, pueden tirarlas o no darles uso; y también algunas cosas podrían venderse. Podrían utilizar todos estos métodos para ocuparse de dichos objetos, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no lo hacen, por qué se los ofrendan a la iglesia? ¿No es por Dios? (Sí). Es precisamente la existencia de Dios el motivo por el que la gente ofrenda cosas a la iglesia. Por lo tanto, cualquier cosa que se ofrende a la iglesia o a la casa de Dios debería clasificarse como ofrenda. Hay quienes dicen: “Ofrendo a la iglesia este objeto mío”. Ofrendarlo a la iglesia equivale a ofrendárselo a Dios, y la iglesia y la casa de Dios tienen plena autoridad sobre la gestión de estas cosas. Cuando ofrendas algo a la iglesia, pierde cualquier conexión contigo. La casa de Dios y la iglesia destinarán, usarán y gestionarán con prudencia estos objetos materiales de acuerdo con los principios estipulados por la casa de Dios. Entonces, ¿de dónde provienen estos principios? De Dios. Básicamente, el principio que rige el uso de estas cosas establece que deberían destinarse al plan de gestión de Dios, así como a difundir Su obra evangélica. No son para uso exclusivo de ningún individuo, ni mucho menos ningún grupo de personas, sino que han de emplearse para difundir el evangelio y para las diversas tareas de la casa de Dios. Por lo tanto, nadie goza del privilegio de usar estas cosas; el único principio y fundamento para su uso y asignación consiste en hacerlo conforme a los principios requeridos por la casa de Dios. Esto es lo razonable y apropiado.
Estas son las tres partes de la definición de ofrenda, cada una de las cuales define un aspecto de ellas, así como de su ámbito. Ahora ya todos tenéis claro qué son las ofrendas, ¿verdad? (Sí). Antes había quien decía: “Este objeto no es dinero, y la persona que lo ofrendó no explicó que era para Dios. Tan solo dijo que lo ofrendaba. Por lo tanto, no puede ser para uso de la casa de Dios, ni mucho menos podrá entregarse a Dios”. Y así, no guardaba registro de ello y lo utilizaba en secreto como le venía en gana. ¿Es eso razonable? (No). Lo que decían era en sí mismo irrazonable; asimismo, decían: “Las ofrendas a la iglesia y a la casa de Dios son de propiedad común: puede utilizarlas cualquiera”, lo cual es a todas luces irrazonable. Precisamente, el hecho de que la mayoría de la gente esté confusa y no tenga claros la definición y el concepto de ofrenda es lo que hace que algunos vulgares villanos y ciertos individuos de corazón codicioso y con aspiraciones impropias se aprovechen de esta circunstancia y piensen en apoderarse de esos bienes. Ahora que os han quedado claros el concepto y la definición precisos de ofrenda, tendréis discernimiento cuando os encontréis en el futuro con tales acontecimientos y personas.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.