Las responsabilidades de los líderes y obreros (23) Parte 5

H. Perseguir objetivos políticos

A continuación, hablaremos sobre la octava finalidad: creer en Dios con finalidades y objetivos políticos. La probabilidad de que este tipo de personas aparezcan no es muy alta, pero al margen de cuán probable sea, mientras exista la posibilidad de que lo hagan, deberíamos hacer una lista con ejemplos de tales personas y ponerlas al descubierto, hablar sobre ellas y definirlas. Debemos hacer esto para que todo el mundo pueda discernirlas y entonces se las pueda echar lo antes posible, evitando así que la iglesia y los hermanos y hermanas tengan problemas y corran peligro. Esto se hace para proteger a la iglesia y a los hermanos y hermanas. Así pues, los que creen en Dios con objetivos políticos son personas a las que deberíamos discernir y de las que deberíamos protegernos, y también son personas malvadas a las que la iglesia debería echar cuanto antes. ¿Cuáles son las manifestaciones de aquellos que tienen objetivos políticos? No te expresarán lo que piensan realmente. No dirán con claridad: “Solo me interesa la política, me gusta participar en la política, de modo que creo en Dios con finalidades y objetivos políticos, no por ningún otro motivo. Podéis ocuparos de mí como tengáis que hacerlo”. ¿Dirán esto? (No). Por tanto, ¿qué manifestaciones exhiben que te permiten discernir que tienen objetivos políticos? Es decir, ¿qué palabras pronuncian, qué cosas hacen, qué expresiones, miradas y tonos de habla son suficientes para que confirmes que la finalidad con la que creen en Dios no es pura? Al margen de lo que digan o hagan, ocultan cosas en el corazón y nadie puede desentrañarlas. Tienen una identidad y un trasfondo especiales; a partir de su discurso y comportamiento, puede verse que tienen argucias y maquinaciones, y que su manera de hablar y hacer las cosas es estratégica. Cuando hablan, una persona corriente no puede captar sus motivos o pensamientos reales ni sabe por qué dicen las cosas que dicen. A pesar de que por fuera estos individuos no muestren animosidad ni juicio alguno hacia el hecho de creer en Dios o compartir la verdad e, incluso, es posible que exhiban cierta debilidad por estas cosas, sientes que son tipos raros, distintos del resto de hermanos y hermanas y, en cierto modo, insondables. ¿Qué sueles hacer con las personas que son en cierto modo insondables? ¿Te proteges simplemente de ellas? ¿O tomas la iniciativa de investigarlas y descubrir qué pasa realmente con ellas? (Deberíamos observarlas). Sea lo que sea lo que haga alguien, sus finalidades y objetivos no suelen quedar al descubierto con facilidad en un breve período de tiempo. Pero, a medida que vaya pasando el tiempo, salvo que no hagan nada en absoluto, al actuar, seguro que se delatarán. Observa los pequeños detalles y busca indicios en ellos: puedes descubrir alguna información y pistas a partir de su discurso y comportamiento, de la intención y el rumbo de sus acciones, y de las palabras y el tono que emplean al hablar. Ser capaz de hacer esto depende de si eres meticuloso y tienes cierto nivel de inteligencia y calibre. Algunos estúpidos son incapaces de reconocer el peligro y la crueldad que existen en la sociedad humana; al margen de con quien se encuentren, siempre utilizan el mismo método para interactuar con ellos. Como resultado, cuando se cruzan con políticos taimados y astutos con objetivos políticos, se convierten con facilidad en Judas y en herramientas para traicionar a la iglesia y, sin darse cuenta, cometer estupideces que hacen que esta caiga en la trampa.

¿Qué manifestaciones tienen en realidad estos individuos con objetivos políticos? Tienen un trasfondo social determinado; son personas que se relacionan con los círculos políticos. Al margen de su estatus en los círculos políticos, de si son funcionarios, realizan trabajos extraños o se preparan para conseguir una posición en los círculos políticos, todo se reduce a que tienen un trasfondo político en la sociedad; se trata de una situación compleja y especial. Tanto si estas personas creen en la existencia de Dios como si no, a juzgar por sus búsquedas, las sendas que toman y su esencia-naturaleza, ¿pueden acabar siendo de las que creen en Dios con sinceridad? ¿Pueden pasar de ser unos incrédulos, unos políticos apasionados por la política, a convertirse en personas que creen en Dios con sinceridad? (No). ¿Estás seguro? ¿O hay alguna posibilidad? (Ninguna en absoluto). Es imposible sin duda alguna. Creer en Dios y la política son dos sendas distintas; discurren en direcciones opuestas, no tienen nada en común ni se pueden cruzar de ninguna manera. Son sendas divergentes por completo. Así pues, los que tienen objetivos políticos o aman y les apasiona la política, aunque crean en Dios sin ninguna finalidad política explícita, siguen albergando otras finalidades; y es innegable que su finalidad no es ganar la verdad ni salvarse. Como mínimo, se puede determinar que no creen en Dios con sinceridad. Solo admiten la leyenda de que hay un Dios, pero no reconocen la existencia de Dios ni el hecho de que Él es soberano sobre todas las cosas. Por tanto, estos individuos nunca pasarán de ser unos incrédulos apasionados por la política a convertirse en auténticos creyentes que creen en la existencia de Dios y pueden aceptar Su obra, juicio y castigo.

¿Qué finalidades tienen realmente estos incrédulos con objetivos políticos al creer en Dios? La respuesta guarda relación con sus búsquedas y las profesiones a las que se dedican. Por ejemplo, algunos siempre tienen determinadas exigencias personales dentro de un círculo político, con grandes metas y aspiraciones políticas, etcétera, que, sean cuales sean, están en su totalidad relacionadas con la política. ¿Qué quiere decir “política”? En pocas palabras, el término está relacionado con los regímenes, el poder y la gobernanza. Por tanto, el hecho de que crean en Dios con objetivos políticos está, por supuesto, relacionado con sus búsquedas políticas. Así pues, ¿cuáles son sus objetivos? ¿Por qué les atrae la gente de la iglesia? Quieren utilizar la institución que es la iglesia, el gran número de personas que la componen y la influencia de estos miembros de la iglesia pertenecientes a diversas profesiones y clases sociales para lograr sus metas. Después de informarse sobre las enseñanzas de la iglesia, el funcionamiento de varios aspectos de su obra, la manera en que el pueblo escogido de Dios vive la vida de iglesia, la práctica del deber por parte de este, etcétera, intentan integrarse en la iglesia. Conservan bien en la mente cosas como la terminología espiritual y diversas expresiones que el pueblo escogido de Dios suele usar en las charlas, con la esperanza de que algún día puedan emplearlas para congregar a todo el mundo para que los escuche, para utilizar a esas personas y, de ese modo, lograr sus metas políticas. Tal como dicen los no creyentes, después de que las cosas se vayan gestando durante un tiempo, cuando puedan levantar la bandera y lograr que la gente se alce en rebelión, habrá más gente que responderá a su llamada y los seguirá, de modo que podrán conseguir que una parte de los miembros de la iglesia se convierta en su fuerza para enfrentarse a sus rivales. Esto ha ocurrido varias veces en la historia moderna de China. Por ejemplo, la rebelión del Loto Blanco y la rebelión Taiping durante la dinastía Qing fueron casos en los que los individuos con objetivos políticos aprovecharon la religión para luchar contra el gobierno. Las enseñanzas de sus religiones se desviaron del camino verdadero y presentaban muchos aspectos absurdos y ridículos que no eran conformes a la verdad en absoluto. Los que tenían objetivos políticos utilizaron estas enseñanzas para unificar, amarrar y adoctrinar las mentes de la gente, así como para influir en ellas. En última instancia, se aprovecharon de los adoctrinados para lograr sus metas políticas. Desde el principio, cuando estas personas con objetivos políticos vienen a creer en Dios, les atrae el nombre de la iglesia. Es decir, pueden ocultar su identidad y sus objetivos bajo el nombre de la institución que es la iglesia; eso por un lado. Por otro lado, piensan que, mientras difundan sus ideas políticas bajo el lema de creer en Dios, será muy sencillo adoctrinar a la gente de la iglesia, y que es probable que estas personas adoren y escuchen a gente famosa. Por consiguiente, estos individuos con objetivos políticos tienden a considerar a los miembros de la iglesia como objetos a los que utilizar. Creen que es muy sencillo que la iglesia se convierta en un lugar donde puedan ocultar su identidad, y que los miembros de la iglesia son objetos que pueden utilizar con facilidad; en pocas palabras, así es como ven las cosas. Por tanto, la finalidad con la que se unen a la iglesia es esperar que un día, cuando se encuentren en ascenso, puedan enfrentarse a sus rivales políticos y ganar poder; este es su objetivo político. Quieren utilizar el pretexto nominal de creer en Dios para extender a las personas que los idolatran y siguen hacia parte de su esfera de influencia política. Algunos dicen: “Es posible que tengan esa finalidad, pero si no dan ningún paso, como máximo solo podemos ver que son unos incrédulos o unos falsos creyentes. ¿Cómo podemos determinar que tienen finalidades políticas claras?”. Esto no es difícil. Tomaos tiempo para observar. Mientras tengan objetivos políticos, entrarán en acción sin duda alguna. Si no quisieran entrar en acción, ¿por qué se habrían infiltrado en la iglesia? Si todavía no han entrado en acción es porque no han encontrado la oportunidad. Cuando la tengan, actuarán en consecuencia. Por ejemplo, si el gobierno promulgara una política errónea o reprimiera y arrestara al pueblo escogido de Dios, los hermanos y hermanas como mucho comentarían y discernirían este asunto y ya está. Pase lo que pase, lo importante es creer en Dios, cumplir sus deberes y seguir la voluntad de Dios. Los pequeños detalles no les harían perder el foco en la imagen general; seguirían creyendo en Dios y cumpliendo sus deberes de la manera en que deben hacerlo, como de costumbre. Sin embargo, los individuos con objetivos políticos son diferentes. Convertirían el asunto en algo importante, lo expondrían y divulgarían de manera desmesurada, desearían con desespero incitar a todo el mundo para que se alzara contra el gobierno a fin de servir a sus propios objetivos políticos, y no pararían hasta que lograran sus metas. Por participar en la política, dejan de lado por completo los asuntos que tienen que ver con creer en Dios y cumplir sus deberes, e ignoran los requisitos de Dios hacia el hombre y Sus intenciones. Así de locos están; ¿acaso la gente aún no puede discernirlos? ¿Siguen estos individuos a Dios o a la política? Algunas personas que carecen de discernimiento se desorientan fácilmente. Los que participan en la política no saben qué es la verdad y menos aún entienden que la obra de Dios consiste en limpiar las actitudes corruptas de la gente y en salvarles de la influencia de Satanás. Piensan que involucrarse en los derechos humanos y la política significa tener sentido de la rectitud y someterse a Dios. ¿Significa el hecho de involucrarse en la política y los derechos humanos que una persona posea la realidad-verdad? ¿Significa que se someta a Dios? Por muy bien que manejes el tema de los derechos humanos y la política, ¿significa eso que se ha limpiado tu carácter corrupto? ¿Significa que se han limpiado tu ambición y tu deseo de ostentar poder? Muchos no pueden alcanzar a ver estas cuestiones. Al parecer, Sun Yat-sen también era cristiano. Cuando estaba en peligro, oraba para que Dios lo salvara. Pasó toda su vida implicado en la revolución; ¿recibió la aprobación de Dios? ¿Fue alguien que practicara la verdad y se sometiera a Dios? ¿Tuvo testimonios vivenciales acerca de practicar las palabras de Dios? No tuvo nada de eso. Tras ser llamado, Pablo predicó sin cesar el evangelio y sufrió muchas adversidades, sin embargo, debido a que no se arrepintió realmente, no tuvo entrada en la vida, cometió los mismos pecados una y otra vez, se ensalzó y dio testimonio de sí mismo siempre que tuvo oportunidad, se convirtió en un anticristo y fue castigado. Pase lo que pase, creer en Dios sin aceptar la verdad, perseguir siempre la fama y el estatus y querer ser en todo momento un superhombre o una gran persona es muy peligroso. Todos los que tienen objetivos políticos son anticristos. Esa gente no renunciará con facilidad a cumplir sus aspiraciones políticas y siempre buscará oportunidades para incitar y ganarse creyentes como su fuerza política. Si algún día ven que no les resulta sencillo aprovecharse de los creyentes, que estos solamente aman y persiguen la verdad y que únicamente siguen a Cristo y no a las personas, solo entonces renunciarán por completo a ellos.

En el fondo, la mente de los que tienen objetivos políticos está ocupada por entero por ideas relacionadas con la política: poder, influencia, gobernanza, conspiraciones, medios políticos, etcétera. No entienden qué significa creer en Dios, qué son la verdad y la fe ni mucho menos cómo someterse a Dios. Tampoco entienden qué es la voluntad del Cielo. Sus principios de supervivencia son “El hombre triunfará sobre la naturaleza” y “Cada quien tiene su destino en sus propias manos”. Por tanto, intentar cambiar a estos individuos es imposible y una idea ridícula. Ellos suelen difundir puntos de vista políticos entre los hermanos y hermanas de la iglesia, incitándolos así a participar en actividades políticas y en la política. Está muy claro que la finalidad con la que creen en Dios está motivada por objetivos políticos. Los demás pueden discernir esta esencia con rapidez y facilidad. Estas personas ignoran por completo la fe, así como el hecho de recorrer la senda correcta y someterse a la voluntad del Cielo; creen que los pensamientos y las sendas de cualquiera pueden cambiarse mediante tácticas políticas, y piensan sobre todo que el porvenir de una persona puede cambiarse a través de medios y métodos humanos. Por tanto, ignoran por completo los asuntos profundos, pero evidentes, de las leyes de la naturaleza que Dios ha creado y de la soberanía de Dios sobre el porvenir del hombre; son legos por lo que se refiere a estas cuestiones y, simplemente, no les pueden entrar en la cabeza. ¿Qué quiero decir con esto? Si encuentras a alguien cuya finalidad con la que cree en Dios está motivada por objetivos políticos, no debes intentar de ninguna manera cambiarlo ni persuadirlo, ni hace falta compartir muchas verdades con él. Además de protegerte de esa persona, deberías informar al respecto a líderes de iglesia de diversos niveles o a hermanos y hermanas de fiar tan pronto como sea posible y encontrar el modo de expulsarla de la iglesia. No deberías protegerte de ella de manera secreta y silenciosa mientras dejas que otros permanezcan en las tinieblas. Así pues, ¿qué tipo de gente puede tener un poco de discernimiento sobre aquellos a los que les gusta hablar de política y tener objetivos políticos? ¿Es gente mayor o joven? ¿Son hermanos o hermanas? (Hermanos mayores). Eso es; los hermanos mayores, es decir, los que tienen experiencia en el ámbito social, han estado en contacto con la política o han sufrido persecución política (gente con conocimiento de estos asuntos), pueden percibir las cuestiones políticas con relativa claridad. Desde luego, pueden ejercer un poco de discernimiento hacia los que participan en política y, en particular, pueden percibir sus ambiciones y deseos, así como sus pensamientos, puntos de vista, ideales y aspiraciones, con relativa claridad. Por tanto, pueden discernirlos relativamente más rápido que otros. Cuando alguien discierne que estos individuos tienen objetivos políticos y son unos incrédulos, debería protegerse de ellos y ponerlos al descubierto. Al mismo tiempo, también debe proteger a los estúpidos y los ignorantes que no entienden la verdad y evitar que los desorienten, se aprovechen de ellos y filtren sin querer información interna de la iglesia. Es necesario informar a los líderes de iglesia, comentar este asunto con ellos e informar a la gente mayor o a aquellos que entienden alguna verdad y tienen cierta estatura para que se protejan cuanto antes de los que tienen objetivos políticos. Es importante ayudar a otros a ver con claridad la esencia de estas personas como incrédulos y, de ese modo, proteger a los hermanos y hermanas estúpidos e ignorantes para que no se aprovechen de ellos. Si no puedes ver la realidad de estos asuntos y no tienes discernimiento, cuando alguien siniestro, astuto y taimado hable y converse contigo, por voluntad propia confesarás los detalles de tu situación real y todo lo que sabes sin que siquiera te pregunten y, de esa forma, te convertirás en un Judas sin que te des cuenta. ¿Existe gente así? (Sí). Cuando hablas, desconoces la finalidad que alberga la otra persona, la tratas como a un hermano o hermana y le cuentas todo lo que hay en tu corazón sin darte cuenta; después de haber hablado, no sabes qué consecuencias habrá. Al ver a otros protegerse de estos individuos, dices: “Eres demasiado cauteloso. ¿Para qué ocultarse entre hermanos y hermanas?”. No te das cuenta de por qué otros no dicen lo que piensan; a eso se le llama ser un estúpido.

Los que tienen objetivos políticos también son sin duda unos incrédulos porque no aman la verdad ni la aceptarán. Aunque crean en Dios, pertenecen por completo a la categoría de personas malvadas que son anticristos. Protegerse de ellos es en realidad el enfoque más pasivo. El enfoque proactivo es descubrirlos de manera temprana y ocuparse de ellos y expulsarlos tan rápido como sea posible, para evitar que la iglesia y los hermanos y hermanas tengan problemas. Debido a que estas personas pueden influir en otras en cualquier momento y lugar dentro de la iglesia y destruir el orden normal de esta en cualquier momento y situación, no muestres tolerancia ni paciencia con estos incrédulos. No les concedas una segunda oportunidad para arrepentirse; no seas estúpido. Una vez descubiertos, se los debería expulsar lo antes posible para evitar desgracias futuras. La finalidad de esto es evitar que desorienten y utilicen a los que no persiguen la verdad, convirtiéndolos así en marionetas de Satanás y de los demonios. Por supuesto, lo más importante que debes hacer en ese momento es evitar que los que tienen objetivos políticos obtengan información importante sobre la iglesia. Cuanto antes los disciernas y expulses, menor contacto tendrán con los hermanos y hermanas y menos desorientarán a estos y los influirán. Así pues, en términos de tiempo, es mejor ocuparse de estas personas y expulsarlas más pronto que tarde; cuanto antes, mejor. Ser proactivo es mejor que ser pasivo. Los que tienen objetivos políticos albergan malas intenciones; no pueden de ningún modo tener sinceridad alguna para hacer nada por la iglesia ni por la casa de Dios. Si no pueden desorientar ni utilizar a los hermanos y hermanas, se sentirán humillados por completo y se marcharán de la iglesia por voluntad propia, incluso sin despedirse. Con esto concluimos nuestra charla sobre la octava finalidad con la que se cree en Dios: perseguir objetivos políticos.

30 de octubre de 2021

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