Las responsabilidades de los líderes y obreros (24) Parte 2
¿Cuál debería ser nuestra actitud hacia la hostilidad y la supervisión por parte de los regímenes satánicos? ¿Deberíamos rechazarlas y evitarlas, o simplemente ignorarlas? Primero, piensa en esto: ¿teme la iglesia que supervisen algún aspecto del trabajo que realiza? (No). ¿Tenemos alguna actividad secreta? ¿Expresamos algún enunciado político que vaya en contra del Estado o del Gobierno? (No). Esto se puede afirmar. Creer en Dios nunca implica participar en la política. La mayoría de vosotros lleváis creyendo en Dios más de tres años, algunos incluso veinte o treinta años. A lo largo de todos estos años que lleváis escuchando sermones, ¿ha observado alguien que la iglesia exprese enunciados que vayan en contra del Estado o de la sociedad? (No). En lo más mínimo; en la casa de Dios nunca se habla sobre política. Además, la Iglesia de Dios Todopoderoso ha sido fundada por Dios, y es una muestra del reino de Dios en la tierra, no una organización constituida por ninguna persona ni fundada por ningún individuo. Así pues, ¿qué obra estableció Dios que debe llevar a cabo la iglesia? No es participar en trabajo de carácter antisocial, antirreligioso ni antipolítico. ¿Cuál es, pues, el trabajo de la iglesia? En primer lugar, su trabajo principal es difundir la buena nueva de que Dios se ha convertido en carne para salvar a la humanidad en los últimos días y permitir a la humanidad que acepte todas las verdades que Dios ha expresado, de modo que la gente pueda volverse hacia Él y adorarlo. Y en segundo lugar, consiste en llevar ante Dios a aquellos que anhelan la verdad para que acepten el juicio y el castigo de Sus palabras y sean purificados, y así alcanzar finalmente la salvación. Este es el trabajo que lleva a cabo la iglesia según lo que Dios ha establecido, y es el significado y el valor de la existencia de la iglesia. Esto no guarda relación alguna con la política, los negocios, la industria, la tecnología o cualquier otro sector de la sociedad y está desvinculado de todo ello; no está ligado de ninguna manera con estas cosas. Así pues, ¿cuál es la esencia de la obra de salvación de Dios dentro de la iglesia? Dicho de la manera más simple e incisiva, es la gestión de la humanidad. El contenido específico de la gestión de la humanidad implica llevar a personas ante Dios, hacia la realidad de Sus palabras, y permitirles que acepten Su juicio y castigo para que sean purificadas y alcancen la salvación. Esa es la obra concreta de gestión de la humanidad. Cualquier trabajo en el que participe la iglesia está relacionado con la gestión y el plan de Dios y, por supuesto, tiene que ver con las palabras que Él ha expresado; no guarda relación de ningún tipo con los diversos trabajos que lleva a cabo la gente mundana. Por tanto, cualquier información sobre la iglesia, tanto si se refiere a sus enseñanzas, su personal, sus estructuras administrativas, el estado de su obra o incluso a su situación económica, no guarda ninguna relación en absoluto con ningún país, sociedad, raza, religión o grupo humano; no tiene siquiera el más mínimo vínculo. Así pues, con estas cuestiones en mente, tanto si quien lo hace es el partido gobernante como si son grupos religiosos o sociales, ¿qué representa simplemente el hecho de que envíen a gente para que supervise la iglesia? (Una acción innecesaria). “Una acción innecesaria” es una expresión formal. ¿Cómo se dice comúnmente? Que no tienen nada mejor que hacer, ¿cierto? A Mi modo de ver, es precisamente eso; en su vida hay demasiada comodidad y facilidad, de modo que envían a unos cuantos individuos ociosos para que supervisen la iglesia e incluso lo consideran una tarea política, un trabajo serio; ¡es algo totalmente absurdo! Sería mucho mejor dedicar ese esfuerzo a crear instituciones educativas o benéficas. ¡Tan solo es un ejemplo de que demasiada comodidad carnal lleva a la ociosidad y a no centrarse en las tareas apropiadas! Si toda la raza humana fuera como la iglesia de Dios, y Dios la pastoreara y guiara personalmente, este mundo y esta humanidad se ahorrarían una gran cantidad de instituciones, gastos y problemas innecesarios. Como mínimo, agencias tales como las organizaciones de espionaje y los departamentos de policía, estos sectores de seguridad, no servirían de nada, se tendrían que disolver y el personal debería ser reasignado a otro trabajo.
Los individuos a los que se les ha encargado la supervisión de la iglesia tienen una misión. Su tarea principal al infiltrarse en la iglesia consiste en esos aspectos que ya hemos compartido; después de averiguar algunas situaciones básicas e importantes dentro de la iglesia, informan a sus superiores. Al margen de sus pensamientos y opiniones o de la finalidad que haya tras su trabajo, la presencia de estos supervisores en la iglesia debería dar pie a que los hermanos y hermanas estén alertas y se ocupen de ellos con sabiduría. ¿Es correcto este planteamiento? (Sí). Entonces, ¿hace falta alarmarse en exceso? (No). ¿Cómo deberíamos enfocar la aparición de estas personas? Hay dos principios, es muy sencillo. Si van por ahí preguntando y buscando información, es un claro indicador de que son espías o vigilantes. Su humanidad es sumamente vil e insolente y causan perturbaciones graves a la iglesia. Su mera presencia provoca inquietud entre la gente, lo que les dificulta presentarse ante Dios. Las reuniones y el cumplimiento de los deberes también se ven perturbados y afectados, y se pone en riesgo la seguridad. ¿Qué se debería hacer con alguien así? (Echarlo de la iglesia). Correcto; si perturba la vida o el trabajo de la iglesia, debería ser depurado directamente. Así pues, ¿hace falta ocultarse de él o tenerle miedo? (No). Al encontrarse con espías en el extranjero, algunos se aterrorizan y se esconden por todas partes, como si hubieran visto a la policía en la China continental. Cuando algunos hermanos y hermanas salen a hacer recados y, al encontrarse con espías que les hacen preguntas, perciben el tono intimidatorio con que estos individuos les preguntan, como si fuera un interrogatorio policial, se asustan tanto que huyen corriendo sin ni siquiera hacer los recados. Yo digo: “¿Cómo puedes ser tan pusilánime? ¿Por qué huyes? ¿Qué temes? En la nación del gran dragón rojo, capturaron a muchos hermanos y hermanas, pero no tuvieron miedo; no se convirtieron en Judas y se mantuvieron firmes en su testimonio. Entonces, ¿por qué después de haber venido ya al extranjero, puedes seguir con tanto miedo? No has infringido ninguna ley; ¿qué temes?”. Algunos dicen: “Siempre intentan acercarse a mí y me interrogan”. ¿Acaso no puedes responderles con preguntas? Podrías decir: “¿Con qué derecho me interrogas? ¿Te conozco? ¿Eres un funcionario del gran dragón rojo que se dedica a comprobar los documentos de identidad? ¿A quién representas? ¡Si sigues haciéndome preguntas, te demandaré!”. ¿Hace falta tenerles miedo? (No). Al encontrarse con estos espías, algunos no se atreven a hablar y huyen temerosos rápidamente. Algunas personas atolondradas no pueden discernir en absoluto e incluso intentan predicar el evangelio a estos espías y perritos falderos satánicos. Tras unos intentos, se dan cuenta: “Este no es alguien que crea que Dios existe. ¿Por qué será que parece un funcionario del gran dragón rojo?”. Con la sensación de que algo va mal, lo dejan estar. Más tarde, reflexionan: “Dios me protege; por suerte, no les facilité ninguna información personal. ¡Vaya falsa alarma!”. Están tan asustados que ya no se atreven a predicar aleatoriamente el evangelio a cualquiera con quien se encuentren. En realidad, se introdujo a algunos espías en la iglesia a través de la predicación. Son vigilantes que el gran dragón rojo ha implantado en la iglesia y que Satanás ha colocado de manera deliberada. Son como lobos con piel de cordero, se infiltran en la iglesia sin comer ni beber las palabras de Dios y sin compartir la verdad, y siempre fisgonean para obtener información sobre la iglesia y husmean en datos personales. Una vez que se descubre que su comportamiento es sospechoso o que ya han causado perturbaciones en la iglesia, se les debería depurar de inmediato; no se debería permitir de ninguna manera que los vigilantes del gran dragón rojo, los sirvientes de Satanás, perturben la iglesia. Echa a cada uno que encuentres; ¡no tengas piedad alguna con ellos! Si alguien se lleva bien con un espía, si siempre está dispuesto a tratarlo con amabilidad movido por amor, si responde a las preguntas que le hace el espía, si desempeña para este el papel de perrito faldero, ¡se debe expulsar directamente a esta escoria! Se debería vigilar y observar de cerca a los individuos sospechosos; no se les debería revelar ni un solo dato sobre la iglesia, en especial quiénes son los líderes y obreros. Si se permite que un espía obtenga alguna información, eso podría suponer una amenaza oculta o un desastre para la iglesia y para los hermanos y hermanas en cualquier momento. Por tanto, cuando se considere que alguien es sospechoso, siempre y cuando nunca coma ni beba las palabras de Dios ni comparta la verdad, dicha persona es sin duda un incrédulo y es correcto echarla de inmediato. Aunque alguien así no sea un espía, no es una buena persona y echarle no es injusto en absoluto. Si se descubre que alguien tiene una relación estrecha con un espía y es capaz de traicionar a la iglesia, se le debería echar enseguida en cualquier circunstancia. Este tipo de escoria y de alimañas solo pueden acarrear desastres a la iglesia y a los hermanos y hermanas. Son incluso peores que los perros guardianes; aunque no cometan ninguna acción malvada, se les debe echar de todos modos. En la actualidad, el gran dragón rojo está al borde del colapso, pero no está dispuesto a aceptar su derrota y destrucción. Continúa arrestando y persiguiendo al pueblo escogido de Dios y llevando a cabo operaciones de espionaje para infiltrarse en la casa de Dios. Nunca ha dejado de perturbar y sabotear el trabajo de la iglesia. Hoy en día, se ha puesto al descubierto a algunos individuos obviamente sospechosos. Sus intentos de recabar información han causado revuelo, lo que ha permitido que otros los descubrieran fácilmente. Una vez que se ponen al descubierto a sí mismos, la iglesia los echa. Pero ¿se ha puesto al descubierto a todos los espías astutos? De ningún modo. Es posible que haya agentes del gran dragón rojo infiltrados en iglesias de todas partes. Algunas personas, tras ser capturadas por el gran dragón rojo, son coaccionadas a través de amenazas, tentaciones y otros medios por Satanás para actuar en su nombre y entonces se infiltran en la iglesia. Estos son los espías ocultos. Estos vigilantes son traicioneros y taimados y tienen algo de sagacidad e intelecto. En palabras de los no creyentes, tienen cierta capacidad. Cuando supervisan la iglesia, lo hacen con mucha discreción y actúan de manera sigilosa y encubierta, sin revelar nunca sus verdaderas intenciones en sus interacciones. La mayoría de las personas no perciben nada al interactuar con ellos; no se dan cuenta de que el espía está recabando información ni se percatan de la repugnancia que este siente hacia la fe en Dios. Es posible que el espía ya haya averiguado la situación básica de la iglesia antes de que la mayoría de la gente se dé cuenta siquiera de que está allí para supervisar la iglesia. En apariencia, estos individuos no causan ninguna perturbación a la iglesia ni a la mayoría de las personas, de modo que ¿qué se debería hacer con ellos? ¿Deberíamos tomar cualesquiera medidas o soluciones en relación con su supervisión de la iglesia? Como ya se ha mencionado antes, ¿teme la iglesia su supervisión en algún sentido? (No). La existencia de nuestra iglesia y los diversos aspectos del trabajo en los que esta participa son cuestiones abiertas y transparentes; estos aspectos del trabajo son las causas más rectas entre la humanidad. Si hay alguna organización que quiera comprender algún aspecto de la iglesia, los testimonios vivenciales de la iglesia se divulgan públicamente en internet; cualquiera puede verlos como guste. No hay secretos ni actividades ilegales y, sin duda, tampoco trastornos del orden social ni acciones o discursos de oposición. De modo que, si alguien investiga y supervisa la situación de la iglesia en secreto, pues que lo haga. ¿Por qué digo esto? Estos individuos que trabajan como agentes tienen cierto nivel profesional y la gente corriente no puede detectar cuáles son exactamente las tareas que llevan a cabo a escondidas. Por tanto, mientras no causen perturbaciones, no hace falta preocuparse por ellos; que hagan lo que quieran. Además, estos incrédulos, ateos e individuos comprometidos con la política no están acostumbrados a la vida de iglesia ni interesados en ella. En la iglesia, donde las personas leen a diario las palabras de Dios, aceptan el juicio y el castigo y hablan sobre conocerse a sí mismas y a Dios y sobre la transformación del carácter, ¿cómo podrían esos individuos no sentirse incómodos o padecer tormento? En cada reunión, se muestran tan inquietos que no paran de moverse; se sienten poco dispuestos a obligarse a sí mismos a quedarse en la iglesia. En el corazón, entienden que la iglesia es solo una iglesia, no una organización dedicada a la política en absoluto. Al supervisar la iglesia, obtener información sobre ella y ser conscientes de lo que esta hace exactamente, aprenden que Dios es soberano sobre todas las cosas y sobre el porvenir de la humanidad, lo que amplía sus horizontes para dejar de vivir con tanta ignorancia. También son seres creados, pero ni siquiera saben que Dios creó al hombre, ¡lo que demuestra cuán estúpidos e insignificantes son! ¿Es arriesgado dejar que se queden en la iglesia? Si no suponen amenaza alguna ni causan perturbaciones a la iglesia ni a los hermanos y hermanas, pueden quedarse. Cuando hagan algo que cause perturbaciones, habrá llegado el momento de ponerlos al descubierto y será la ocasión adecuada para ocuparse de ellos. Basándote en los hechos y las evidencias, disciérnelos y califícalos de inmediato; su misión llega a su fin, y la iglesia los expulsa de manera natural. ¿Es correcto este planteamiento? (Sí). Algunos preguntan: “¿Acaso no es abierto y transparente el trabajo de la iglesia? ¿Por qué habría que prohibir a la gente que lo supervise?”. Esto va dirigido principalmente al régimen del gran dragón rojo, Satanás. El hecho de que supervise la iglesia tiene la finalidad de reprimir, arrestar y perjudicar al pueblo escogido de Dios; por tanto, la casa de Dios impide su supervisión para evitar que el pueblo escogido de Dios sufra persecución y masacre. Si hay individuos de países democráticos o grupos religiosos que deseen venir a investigar acerca del camino verdadero, pueden consultarlo en internet o ponerse en contacto con la iglesia. Esta recibe a todo aquel que busque la verdad con sinceridad. Pero si la otra parte alberga malas intenciones y busca distorsionar los conceptos del bien y el mal y calumniar a la iglesia, ¿cómo podría la casa de Dios permitirle que la supervise? ¿Acaso no sería una absoluta estupidez permitir esa supervisión? ¿Acaso no sería un acto insensato e ignorante? (Sí). La casa de Dios siempre ha dado la bienvenida a aquellos que buscan la verdad y los ha acogido con los brazos abiertos, lo que está de acuerdo por completo con las intenciones de Dios. El hecho de que la gente no logre entender esto se debe a su estupidez e ignorancia. La política externa de la iglesia es abierta y transparente, está en completa consonancia con los principios-verdad y está impregnada de inteligencia y sabiduría. Si alguien no puede comprender estas cosas positivas, es porque es una persona absurda y atolondrada. Algunos dicen: “Si vienen vigilantes o sirvientes de Satanás a obtener información sobre la iglesia, ¿deberíamos ser sinceros y responder a sus preguntas con honestidad?”. Decir la verdad a los diablos y satanases es una estupidez; hacerlo no convierte a uno en alguien honesto, sino en un perro faldero de Satanás. Cuando los de la calaña de Satanás desean obtener información y averiguar sobre las situaciones de la iglesia, el pueblo escogido de Dios no tiene ninguna responsabilidad de contarles nada. Estos individuos no pueden aceptar la verdad y no tienen buena voluntad, ¡de modo que no tenemos nada que decirles! Hacer esto no es ser impetuoso, sino inteligente. Algunos preguntan: “Si me hacen preguntas como ‘¿Quién dirige vuestra iglesia?’, ‘¿Cuántos años lleva creyendo vuestro líder?’, ¿puedo contárselo?”. Deberías preguntarles: “¿Para qué quieres saber cosas de nuestro líder? Dímelo primero, que me lo pensaré, y después decidiré si te facilito esa información o no”. ¿Es inteligente esta respuesta? (Sí). A eso se le llama actuar según los principios. ¿Lo entiendes? A medida que vaya difundiéndose el trabajo evangélico y aumentando poco a poco el número de personas en la iglesia, es posible que aparezcan de vez en cuando vigilantes y agentes en iglesias de diferentes países y regiones. Con respecto a estos individuos, bastará con informar al pueblo escogido de Dios para que se ocupe de ellos de manera inteligente. Si se descubre que causan perturbaciones o trastornos, se les debería echar de inmediato. La mayoría de las personas deberían tener cierto entendimiento y discernimiento de la manera en la que estos agentes hablan y actúan, o de su semblante, y sin duda tendrán cierto conocimiento o percepción al interactuar con ellos. Si solo algunos hermanos y hermanas de una iglesia se percatan de estos individuos, pero no están seguros de si son espías o vigilantes, deberían tratarlos con precaución e inteligencia. Si la mayoría de las personas se han dado cuenta de ello, pueden informarse entre sí y tomar medidas preventivas. Si los presuntos espías no se muestran amigables con la iglesia o con los hermanos y hermanas, si buscan en todo momento engañar a estos últimos y perturbar a la iglesia, si siempre buscan pruebas para desacreditar a la iglesia y llegan hasta el extremo de fotografiar o grabar a los hermanos y hermanas, o recurren a la seducción y la tentación para obtener la información que desean saber, una vez descubiertos, a estos individuos no se les puede permitir actuar libremente; se les debe echar de la iglesia enseguida. Es posible que no os hayáis encontrado con estas situaciones en el pasado; por eso os advierto de antemano. Se trata de que ampliéis vuestro entendimiento y conozcáis la humanidad, la sociedad, la política y el mundo; es así de tenebroso y malvado.
Por lo que se refiere a la novena finalidad con la que se cree en Dios, la de supervisar la iglesia, con esto concluye la charla sobre el contenido básico. ¿Se ha compartido todo con claridad? (Sí). ¿Cuáles son los contenidos que pretenden supervisar aquellos que supervisan la iglesia? (Las enseñanzas, la situación del personal, las condiciones de trabajo y el estado financiero de la iglesia). Básicamente, estos cuatro aspectos son los que más les interesan. ¿Con qué están relacionados estos cuatro aspectos? Con lo que más les preocupa: el impacto de la presencia de la iglesia en la sociedad, la nación y la comunidad religiosa. También les preocupa que la iglesia pueda utilizar la religión como pretexto para participar en la política y derrocar al gobierno; consideran esta cuestión el mayor peligro oculto. Por tanto, reprimen, persiguen y prohíben la iglesia y arrestan a sus miembros. La nación del gran dragón rojo prohíbe todas las creencias religiosas, algunos países prohíben ciertas creencias, y la mayoría de los países temen que la verdad tenga el poder y que la gente acepte la verdad, lo que amenaza su régimen. En resumen, cuanto más obre Dios y exprese la verdad en un lugar, y cuanto más cuente una iglesia con la obra del Espíritu Santo, más probable es que los diversos gobiernos los supervisen y observen con hostilidad. Por tanto, los gobiernos suelen enviar a agentes que se hacen pasar por personas que buscan el camino verdadero para que obtengan información sobre la situación de la iglesia y la comprendan, con el fin de supervisar toda la dinámica de la iglesia. Además, intentan entender las tendencias del trabajo de la iglesia para ver si esta se involucra en la política, si participa en alguna actividad política con el pretexto de llevar a cabo el trabajo de la iglesia o si tiene alguna relación con fuerzas religiosas del extranjero, entre otros asuntos. Esto es lo que desean averiguar y lo que les preocupa. Por otra parte, también quieren entender la situación económica de la iglesia. Piensan: “Esta iglesia ha crecido en cuanto al número de miembros y se ha desarrollado con rapidez; ¿de dónde proviene su dinero? ¿Qué organizaciones o personas pudientes le hacen donaciones?”. En pocas palabras, no hay nada que se nos escape en lo que ellos no hayan pensado. ¿Por qué? Porque son malvados; son humanos malvados. Sus intentos de conocer la situación de la iglesia surgen de su inmensa preocupación por la existencia de la iglesia, ya que temen que esta pueda influir en más personas, lo que supondría una amenaza para su dominio; esto es precisamente lo que les preocupa en relación con la iglesia. Por muy recto o legítimo que sea el trabajo que lleve a cabo la iglesia, ellos siguen sin creer. ¿Por qué? Porque son unos incrédulos, unos ateos y unos materialistas; lo que los materialistas pueden hacer es simplemente eso. Estas son las cuatro situaciones por las que se preocupan. Acabamos de compartir dos principios relacionados con la manera apropiada de ocuparse de este tipo de individuos después de haber entendido las razones y los objetivos que esconden sus preocupaciones por estas cuatro situaciones. Haced un resumen sencillo de estos principios y debatidlos. (Si causan perturbaciones en la iglesia, hay que depurarlos; en caso contrario, no hace falta preocuparse por ellos). Si causan perturbaciones, meten las narices en todas partes y provocan pánico, depuradlos sin piedad; si no causan perturbaciones y la mayoría de las personas no se percatan de ellos o no pueden discernirlos, ignoradlos. Cuando vean con claridad que se trata realmente del trabajo de la iglesia, que todo son actividades religiosas y que en absoluto tiene que ver con la política, la sola confirmación de ello hará que se marchen por su propia cuenta. Este es el planteamiento que se utiliza en los países democráticos para entender las situaciones religiosas. También se ha mencionado con anterioridad que la humanidad es muy compleja. ¿Cuál es la razón de la complejidad de la humanidad? ¿Acaso no tiene su origen en el mal de la humanidad? (Sí). ¿Cómo se originó el mal de la humanidad? ¿Por qué se dice que la humanidad es malvada? Porque Satanás la ha corrompido demasiado a fondo. ¿Cómo se dice esto en un lenguaje llano? Pues que Satanás ha convertido a la gente en demonios; la humanidad entera está bajo el dominio de los diablos, y hay demasiados diablos grandes y pequeños, de manera que los lugares donde las personas se congregan se han convertido en ciudades de demonios. Cuando se juntan muchos demonios, la situación se complica; son capaces de cometer todo tipo de acciones malvadas y de participar en toda clase de actividades perversas. Dado que todos los diablos son malvados, que siempre hay conflictos entre ellos y que nunca son capaces de ser compatibles entre sí, las cosas se complican. Cuando se reúnen personas que creen en Dios con sinceridad, todo es mucho más sencillo; todas están dispuestas a leer las palabras de Dios y a vivir la vida de iglesia, y todas disfrutan cumpliendo sus deberes y participando en las tareas adecuadas. No participan en actividades deshonestas ni perversas; como mucho, podrían revelar un poco de corrupción. Solo estas personas pueden alcanzar la salvación a través de la fe en Dios. Los diablos nunca pueden salvarse a través de la fe en Dios porque la cabra siempre tira al monte. Aunque los diablos creyeran en Dios durante décadas o siglos, no cambiarían, lo que es un hecho visible a ojos de todos. Hoy en día, muchas iglesias han depurado a aquellos que son diablos, lo cual es una cosa buena y conforme completamente con las intenciones de Dios. En algunas iglesias, la mitad de las personas son diablos, mientras que en otras, estos son una minoría. ¿Es sencillo llevar a cabo el trabajo de la iglesia en tales iglesias? Sin duda alguna, no. Depurar a los diablos y dejar únicamente a la humanidad corrupta hace que el trabajo de la iglesia resulte mucho más sencillo. La situación más lamentable se da cuando los falsos líderes o los anticristos ostentan poder en algunas iglesias y los diablos adoptan el papel de liderazgo; en esas iglesias, el pueblo escogido de Dios está realmente afligido. Decidme, ¿pueden los falsos líderes o los anticristos que ostentan poder aportar paz y alegría al pueblo escogido de Dios? Los pensamientos y las ideas de los falsos líderes y los anticristos son totalmente malvados y contrarios a la verdad. Si hay diez o veinte demonios vivientes que los apoyen, vivir en una iglesia así es como vivir en un lugar donde se congregan demonios, en una guarida de demonios controlada por un rey diablo; es como vivir dentro de una picadora de carne, algo que te provoca inquietud en la mente y el espíritu. Cada día, lo que ocupa tus pensamientos son cosas como contra quién pelear o luchar, de quién hacerse amigo y a quién acercarse, a quién evitar y de quién protegerse, etcétera; ni siquiera tienes un entorno de paz, vives con un miedo y una turbación constantes, sin una pizca de tranquilidad. ¿Acaso no es eso como estar en una picadora de carne? (Sí). Esta sociedad y esta humanidad malvadas tratan a todo el mundo y a todos los grupos u organizaciones de la misma manera y aplican las mismas opiniones y los mismos puntos de vista a todo. De manera similar, se preocupan incluso por la iglesia, una institución que es relativamente positiva, y no la perdonan. En cualquier caso, la manera en la que las tratamos se basa en los principios, ¿cierto?
Ahora, ya se ha compartido por completo la novena finalidad con la que uno cree en Dios, supervisar la iglesia, y también se ha compartido fundamentalmente todo el contenido de la primera categoría de la decimocuarta responsabilidad de los líderes y obreros. El resumen de las finalidades de estos incrédulos y ateos al creer en Dios engloba básicamente estos puntos. El contenido de la última finalidad que se ha compartido difiere ligeramente del de las anteriores. Cuando los que supervisan la iglesia se infiltran en ella, no buscan una fuente de ingresos, estatus o comodidades en la vida y el trabajo, sino que vienen con finalidades políticas. Al margen de sus finalidades, una vez que los detectemos y discernamos, deberíamos tomar medidas apropiadas enseguida, echar o expulsar a estos individuos y no permitirles de ninguna manera que merodeen por la iglesia durante mucho tiempo. Esta es una tarea importante de los líderes y obreros. Basándote en la finalidad con la que creen en Dios, discierne y determina quiénes son los auténticos hermanos y hermanas —el pueblo escogido de Dios— y quiénes son los diversos tipos de personas malvadas a las que la iglesia debería echar o expulsar; identifica de inmediato a esas personas malvadas y, a continuación, adopta enseguida el planteamiento correspondiente para echarlas o expulsarlas. Esta es la primera categoría del discernimiento y la categorización de los diversos tipos de personas malvadas: la finalidad con la que uno cree en Dios. Hemos terminado nuestra charla sobre este tema.
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