Las responsabilidades de los líderes y obreros (7) Parte 1

Punto 7: Destinar y utilizar sabiamente a distintos tipos de personas en función de su humanidad y sus puntos fuertes, de modo que se obtenga el máximo aprovechamiento de cada una de ellas (II)

En la charla anterior se habló sobre la séptima responsabilidad de los líderes y obreros: “Destinar y utilizar sabiamente a distintos tipos de personas en función de su humanidad y sus puntos fuertes, de modo que se obtenga el máximo aprovechamiento de cada una de ellas”. Compartimos principalmente tres aspectos de esta responsabilidad. ¿Cuáles son estos tres aspectos? (Uno es usar sabiamente a distintos tipos de personas en función de su humanidad; otro es usar sabiamente a distintos tipos de personas en función de sus puntos fuertes; y otro es cómo tratar y hacer uso de unas pocas clases especiales de personas). Los tres aspectos son básicamente estos. Al examinarlos, ¿logra el principio de la casa de Dios de usar a la gente sacar el máximo provecho de cada persona? (Sí). ¿Es preciso este principio? ¿Es justo para la gente? (Es justo). En cuanto a los cabezas huecas con inteligencia deficiente, son incapaces de hacer nada, ni siquiera de desempeñar un poco de deber. Si les asignas una tarea, ya sea relativa a aspectos profesionales, técnicos o de mano de obra, no pueden completarla. No se las puede usar para nada, ni siquiera para rendir servicio. Esto es en lo que se refiere a la inteligencia. En términos de humanidad, aquellos cuya humanidad es mala y son personas malvadas, aunque puedan hacer algo de trabajo y algún deber, como su humanidad es demasiado malvada, causarán perturbaciones y trastornos al hacer su deber provocando más pérdidas que ganancias por su incapacidad para hacer nada bien. No son apropiados para realizar deber y no se los puede usar en absoluto. Si hay personas que poseen algunos puntos fuertes, se las puede organizar y usar con sensatez siempre y cuando cumplan todas las condiciones requeridas para la obra de la casa de Dios sobre la base de tener una humanidad cualificada. La vez anterior también hablamos sobre cómo tratar y hacer uso de unos cuantos tipos especiales de personas. El primer tipo son las personas como Judas, que son especialmente cobardes. A juzgar por su cobardía particular, una vez que las ha capturado el gran dragón rojo, hay un cien por cien de posibilidades de que se conviertan en Judas; si se les ha asignado trabajo importante, traicionarán todo cuando algo salga mal. ¿No son peligrosos estos personajes? Asimismo, existe un tipo de personas similar a los incrédulos a las que llamamos amigos de la iglesia. Parecen creer en su fuero interno que hay un Anciano en el cielo, pero no saben si Dios existe en realidad, dónde está o si en efecto ha hecho Su nueva obra, y a menudo dudan de su existencia. No creen de verdad en Dios ni lo siguen. Por consiguiente, no se puede usar a estas personas, no son aptas para hacer el deber en la casa de Dios. Incluso aquellas que creen de verdad no son necesariamente capaces de desempeñar su deber acorde al estándar. ¡Menos aún un incrédulo, un amigo de la iglesia! Otro tipo de personas son las que han sido despedidas; este grupo se divide además en diversos casos.

En el contenido de la última charla respecto a la séptima responsabilidad de los líderes y obreros se han abarcado básicamente estos tres puntos principales. Uno es usar sabiamente a distintos tipos de personas en función de su humanidad; otro es usar sabiamente a distintos tipos de personas en función de sus puntos fuertes; y otro es cómo tratar y hacer uso de unas pocas clases especiales de personas. Estos tres puntos principales se compartieron a partir de varios aspectos mencionados en la séptima responsabilidad y se habló con claridad sobre todos los principios. Algunos dicen: “Aunque los principios se han compartido con claridad, en lo que respecta a algunos asuntos específicos y circunstancias especiales, todavía no sabemos cómo aplicarlos, cómo tratar a las personas o cómo ascender y hacer uso de los individuos; la mayor parte del tiempo seguimos perdidos”. ¿Existe este problema? (Sí). ¿Cómo se debería resolver? La primera consideración al ascender y hacer uso de las personas son las necesidades de la obra de la casa de Dios. La segunda consideración es si el impacto de usar a un individuo en la obra de la casa de Dios es más beneficioso que perjudicial o viceversa. Si la humanidad de un individuo es defectuosa, pero hacer uso de él resulta más beneficioso que perjudicial para la obra de la casa de Dios, se lo puede usar temporalmente hasta que se encuentre a alguien mejor. Si utilizar a esta persona resulta más perjudicial que ventajoso, conlleva más pérdidas que beneficios y conduce solo a chapuzas e incompetencia en la obra de la iglesia, no se la puede usar en ningún caso. Este es el principio de sopesar los pros y los contras que hay que entender primero en las situaciones donde no hay candidatos adecuados y es, además, el principio para usar temporalmente a las personas. Cuando no es posible encontrar a un candidato apropiado y no está claro quién podría ser relativamente mejor, cuando no resulta evidente quién es totalmente apto para una tarea y todo son generalizaciones, ¿qué se debería hacer? La única opción es encontrar a dos personas con un relativo entendimiento espiritual; es decir, que comprendan de manera pura la verdad, a fin de que cooperen en la realización del trabajo. Mientras hacen sus deberes, se debe compartir más la verdad con ellos y se debe observar y entender su situación. Esto permite determinar quién tiene un calibre relativamente mejor, lo que facilita encontrar al candidato adecuado. Sea quien sea al que se disponga que debe hacer el deber, su elección se debe basar en su calibre, puntos fuertes y calidad humana; eso es esencial. Si uno no puede desentrañar estos aspectos ni entiende qué puntos fuertes tiene esta persona, en primer lugar se le debe encargar un deber sencillo o algún trabajo manual, o bien que organice la búsqueda de destinatarios del evangelio para poder predicárselo. Después de un periodo de prueba, un seguimiento y una observación adicional hacen posible evaluar con precisión su situación y que sea más fácil determinar el deber más adecuado para esta persona. Si su calibre es demasiado escaso y carece de puntos fuertes, bastará con asignarle algún trabajo físico. Los líderes y obreros han de lograr una comprensión, desde varias fuentes, de los supervisores del trabajo importante, de los directores evangélicos, de todos los líderes de equipo y de los directores de equipos de producción de películas, y observar y examinar con mayor intensidad a estas personas para poder estar seguros sobre ellas. Solo cuando se asignan deberes con cuidado a las personas de esta manera, se puede asegurar que los arreglos sean adecuados y la gente va a ser efectiva en su deber. Algunos dicen: “Incluso los no creyentes dicen: ‘Ni dudes de aquellos a quienes empleas ni emplees a aquellos de quienes dudas’. ¿Cómo puede la casa de Dios tener tan poca confianza? Son todos creyentes, ¿cómo van a ser malos? ¿Acaso no son todos buenas personas? ¿Por qué debe la casa de Dios entenderlos, supervisarlos y observarlos?”. ¿Son válidas estas palabras? ¿Son problemáticas? (Sí). ¿Llegar a entender a alguien y observarlo en profundidad, e interactuar con él en estrecha proximidad, se atiene a los principios? Se atiene por completo a los principios. ¿A qué principios se atiene? (Punto cuatro de las responsabilidades de los líderes y obreros: “Estar al día de las circunstancias de los supervisores de distintos trabajos y del personal responsable de diversas tareas importantes y cambiar sus deberes o destituirlos de inmediato según sea necesario para evitar o paliar las pérdidas causadas por emplear a gente inapropiada y garantizar la eficacia y buena marcha del trabajo”). Este es un buen punto de referencia, pero ¿cuál es la verdadera razón para hacer esto? Se debe a que la gente tiene actitudes corruptas. Si bien hoy en día muchas personas cumplen con su deber, son pocas las que persiguen la verdad. Muy pocas personas persiguen la verdad y entran en la realidad mientras cumplen con su deber; para la mayoría, todavía no hay principios en su forma de hacer las cosas, todavía no son personas que se sometan verdaderamente a Dios; simplemente aseguran que aman la verdad, y están dispuestos a perseguirla, y a luchar por ella, pero todavía no se sabe cuánto durará su determinación. Las personas que no persiguen la verdad son susceptibles de revelar sus actitudes corruptas en cualquier momento o lugar. Carecen de cualquier sentido de responsabilidad hacia su deber, suelen ser negligentes, actúan como les da la gana, e incluso son incapaces de aceptar la poda. En cuanto se vuelven negativas y débiles, son susceptibles de abandonar su deber; esto ocurre a menudo, no hay nada más común; así se comportan todos los que no persiguen la verdad. Y así, cuando las personas aún no han obtenido la verdad, son poco fiables y no se puede confiar en ellas. ¿Qué significa que no son de fiar? Significa que cuando se encuentran con dificultades o contratiempos, es probable que se derrumben y se vuelvan negativas y débiles. ¿Es alguien que suele ser negativo y débil digno de confianza? Por supuesto que no. Pero las personas que entienden la verdad son diferentes. Las que realmente entienden la verdad están destinadas a tener un corazón temeroso de Dios y sumiso a Él, y solo las personas con un corazón temeroso de Dios son dignas de confianza; las que no tienen un corazón temeroso de Dios no lo son. ¿Cómo se debe abordar a las personas que no tienen un corazón temeroso de Dios? Por supuesto, hay que proporcionarles ayuda y apoyo afectuosos. Hay que hacerles un mayor seguimiento a medida que cumplen con su deber, y ofrecerles más ayuda e instrucciones; solo así se puede garantizar que hagan su deber de forma eficaz. ¿Y cuál es el objetivo de hacer esto? El objetivo principal es mantener la obra de la casa de Dios. El objetivo secundario es identificar con prontitud los problemas, atenderlos, apoyarlos o podarlos, corrigiendo sus desviaciones y supliendo sus carencias y deficiencias. Esto es beneficioso para las personas; no existe nada malicioso en ello. Supervisar a las personas, observarlas, tratar de entenderlas, todo esto es para ayudarlas a entrar en el camino correcto de la fe en Dios, para que puedan hacer su deber como Dios pide y según los principios, para que dejen de causar perturbaciones o trastornos y de hacer trabajo inútil. El objetivo de hacer esto es únicamente mostrar responsabilidad hacia ellos y hacia la obra de la casa de Dios; no hay ninguna malicia en ello. Supongamos que alguien dice: “Así que estos son los principios según los que la casa de Dios trata a las personas, son los métodos que utiliza. A partir de ahora tengo que tener cuidado. En la casa de Dios no hay sensación de seguridad. Siempre hay alguien que te vigila; ¡es difícil hacer tu deber!”. ¿Es correcta esta afirmación? ¿Qué clase de personas dirían algo así? (Los incrédulos). Los incrédulos, la gente absurda y aquellos que carecen de entendimiento espiritual tienden a decir tonterías confusas sin entender la verdad. ¿Cuál es el problema? ¿Acaso no se trata de palabras que juzgan y condenan la obra de la iglesia? Es también un juicio y una condena de la verdad y de las cosas positivas. No cabe duda de que los que son capaces de pronunciar tales palabras son unos atolondrados que no entienden la verdad, son unos incrédulos que no aman la verdad.

La casa de Dios supervisa, observa e intenta entender a aquellos que realizan un deber. ¿Podéis aceptar este principio de la casa de Dios? (Sí). Es maravilloso que puedas aceptar que la casa de Dios te supervise, te observe e intente entenderte. Te ayuda a cumplir bien tu deber, a ser capaz de hacerlo de una manera que cumpla con el estándar y de satisfacer las intenciones de Dios. Te beneficia y te ayuda sin que esto suponga ningún inconveniente en absoluto. Una vez que has comprendido este principio, ¿acaso no deberías dejar de tener entonces algún sentimiento de resistencia o cautela contra la supervisión de los líderes, los obreros y el pueblo escogido de Dios? Aunque a veces alguien trate de comprenderte, observarte y supervisar tu trabajo, no te lo debes tomar como algo personal. ¿Por qué digo esto? Porque las tareas que ahora son tuyas, el deber que desempeñas y cualquier trabajo que hagas no son asuntos privados o un trabajo personal de cualquiera; todo ello atañe a la obra de la casa de Dios y tiene relación con una parte de la obra de Dios. Por lo tanto, cuando alguien dedica algo de tiempo a supervisarte u observarte, o logra entenderte a un nivel profundo, trata de conversar contigo de corazón a corazón y averiguar tu estado durante este tiempo; e incluso a veces, cuando su actitud es algo más dura y te poda, disciplina y te reprueba un poco, hace todo esto porque tiene una actitud meticulosa y responsable hacia el trabajo de la casa de Dios. No deberías albergar ningunos pensamientos ni emociones negativos al respecto. ¿Qué significa que puedas aceptar que otros te supervisen, te observen y traten de entenderte? Que, en tu interior, aceptas el escrutinio de Dios. Si no aceptas la supervisión, la observación ni los intentos por entenderte de la gente, si te resistes a todo esto, ¿puedes aceptar el escrutinio de Dios? El escrutinio de Dios es más detallado, profundo y preciso que cuando la gente trata de entenderte; los requisitos de Dios son más específicos, exigentes y profundos. Si no eres capaz de aceptar que el pueblo escogido de Dios te supervise, ¿no son vacías tus afirmaciones de que puedes aceptar el escrutinio de Dios? Para que puedas aceptar el escrutinio y el examen de Dios, primero debes aceptar que la casa de Dios, los líderes y obreros o los hermanos y las hermanas te supervisen. Algunas personas dicen: “Tengo derechos humanos, tengo mi libertad, tengo mi manera de trabajar. Estar sometido a supervisión e inspección en todo lo que hago, ¿no es una forma asfixiante de vivir? ¿Dónde están mis derechos humanos? ¿Dónde está mi libertad?”. ¿Es correcta esta afirmación? ¿Son los derechos humanos y la libertad la verdad? No son la verdad. Los derechos humanos y la libertad son solo maneras relativamente civilizadas y progresistas de tratar a las personas en la sociedad humana, pero en la casa de Dios Su palabra y la verdad están por encima de todo; no se pueden meter en el mismo saco que los “derechos humanos” y la “libertad”. Por tanto, en la casa de Dios, cualquier cosa que se hace no se basa en las altas teorías o el conocimiento del mundo de los no creyentes, sino en la palabra de Dios y en la verdad. Por consiguiente, cuando algunas personas dicen que quieren derechos humanos y libertad, ¿se ajusta esto a los principios? (No). Está bastante claro que no está de acuerdo con los principios de hacer el deber. Estás en la casa de Dios, realizando el deber de un ser creado no trabajando en la sociedad para ganar dinero. Por ende, no hay necesidad de que nadie te defienda para proteger tus derechos humanos; tales cosas son innecesarias. ¿Poseen discernimiento la mayoría de las personas sobre los derechos humanos y la libertad? Estos pertenecen a los pensamientos y puntos de vista humanos y no se pueden meter en el mismo saco que la verdad; tales ideas no se sostienen en la casa de Dios. Un líder que supervisa tu trabajo es algo bueno. ¿Por qué? Porque significa que se responsabiliza del trabajo de la iglesia; este es su deber, su responsabilidad. Ser capaz de cumplir bien esta responsabilidad prueba que es un líder competente, un buen líder. Si se te concedieran completa libertad y derechos humanos y pudieras hacer lo que quisieras, seguir tus deseos y disfrutar de total libertad y democracia y, con independencia de lo que hicieras o de cómo lo hicieras, el líder no se preocupara ni supervisara, nunca te cuestionara, no comprobara tu trabajo, no hablara cuando se detectaran problemas y solo te engatusara o negociara contigo, ¿sería un buen líder? Claro que no. Un líder así te perjudica. Consiente tus maldades, permite que vayas en contra de los principios y hagas lo que desees: te empuja al abismo de fuego. No es un líder responsable ni es acorde al estándar. Por otro lado, si un líder es capaz de supervisarte con regularidad, de identificar los problemas en tu trabajo y recordártelos con prontitud o de reprenderte y dejarte en evidencia enseguida, así como de corregirte y ayudarte a tiempo en lo que respecta a tus búsquedas incorrectas y tus desvíos a la hora de desempeñar tu deber; si además, bajo su supervisión, reprobación, provisión y ayuda, cambia tu actitud errónea hacia tu deber, eres capaz de desechar algunos puntos de vista absurdos, se reducen poco a poco tus propias ideas y los inconvenientes surgidos de la impetuosidad, y eres capaz de aceptar con calma las afirmaciones y puntos de vista que son correctos y se ajustan a los principios-verdad, ¿acaso no te resulta beneficioso? ¡No cabe duda de que los beneficios son inmensos!

La casa de Dios trata a sus líderes y obreros aplicando supervisión, observación y comprensión. ¿Cuál es la base para tratar a las personas de esta manera? ¿Por qué se las trata así? ¿No es este un método y un enfoque generado a partir de los principios de ser leal, serio y responsable hacia el deber de uno? (Sí). Si un líder nunca supervisa, observa ni entiende en profundidad a las personas de las que es responsable al hacer su deber, ¿se le puede considerar leal a su deber? Está claro que no. ¿Han comprobado alguna vez tu trabajo vuestros líderes, obreros y supervisores? ¿Han preguntado sobre el progreso de tu trabajo? ¿Han resuelto problemas que surgieran en él? ¿Han corregido algún fallo o desvío evidente en este? ¿Te han ofrecido ayuda, provisión, apoyo o poda relacionados con las diversas manifestaciones y revelaciones de tu humanidad y tu búsqueda de la entrada en la vida? Si un líder no solo no provee nunca de guía a aquellos que hacen deberes corrientes, sino que, además, nunca aporta charlas, ayuda o apoyo a aquellos que realizan un trabajo importante —por no mencionar supervisión, observación o un profundo entendimiento—, sin estas manifestaciones y acciones, ¿se puede considerar un líder que hace trabajo concreto? ¿Es acorde al estándar como líder? (No). Algunos explican: “Nuestro líder solo celebra reuniones para nosotros dos veces por semana, habla un rato sobre las palabras de Dios y luego lee algo de lo que comparte lo Alto y, a veces, habla sobre su entendimiento vivencial personal. Sin embargo, nunca ha ofrecido ningún consejo, provisiones ni ayuda relativa a nuestros diversos estados, así como a las dificultades que encontramos mientras hacemos nuestros deberes o en la entrada en la vida”. ¿Qué te parece este líder? (No es acorde al estándar, es un falso líder). Si a un líder no le importa su propio trabajo o los diversos estados en los que se hallan las personas a su cargo ni cumple sus responsabilidades, entonces no cumple con el estándar como líder. No supervisa, observa ni intenta entender a nadie. Tus conversaciones con este tipo de líderes siempre son así: “¿Cómo le va ahora a esta persona?”. “En estos momentos la estoy observando”. “¿Cuánto hace que la observas? ¿La conoces?”. “La he estado observando desde hace un año o dos. Todavía no estoy muy familiarizado con ella”. “¿Qué te parece esa persona?”. “Aún no lo tengo muy claro, pero puede soportar las dificultades al hacer su deber, tiene determinación y está dispuesta a entregarse a Dios”. “Todo eso es superficial. ¿Qué hay de su búsqueda de la verdad?”. “¿También he de enterarme de eso? Bueno, indagaré”. Cuánto tiempo más tendrás que esperar para obtener resultados después de que te diga que lo va a investigar es algo que se desconoce, es una incertidumbre. Un falso líder tal no es digno de confianza en su trabajo.

¿Tienen vuestros líderes de la iglesia y supervisores una actitud responsable hacia vuestro trabajo? ¿De veras captan y entienden vuestros estados relativos al trabajo? ¿Se ha abordado adecuadamente este aspecto del trabajo? (No). Ninguno de ellos ha abordado de manera apropiada este aspecto, ninguno ha llegado al punto de ser leal a su deber, así como serio y responsable en su trabajo. Entonces, ¿es fácil lograr esto? ¿Resulta difícil? No es difícil. Si de verdad posees cierto grado de calibre, realmente dominas las competencias profesionales dentro del ámbito de tu responsabilidad, y no eres ajeno a tu profesión, entonces solo tienes que acatar una frase, y podrás ser leal a tu deber. ¿Qué frase? “Dedica tu corazón a ello”. Si dedicas tu corazón a las cosas y a las personas, entonces serás capaz de ser leal y responsable en tu deber. ¿Es fácil poner en práctica esta frase? ¿Cómo se aplica? No significa utilizar los oídos para oír ni la mente para pensar; significa utilizar el corazón. Si una persona puede realmente utilizar su corazón, entonces cuando sus ojos vean a alguien hacer cierta cosa, actuar de alguna manera o reaccionar de cierta forma ante algo, o cuando sus oídos escuchen las opiniones o argumentos de ciertas personas, al utilizar su corazón para reflexionar y contemplar estas cosas, surgirán en su mente algunas ideas, puntos de vista y actitudes. Estas ideas, puntos de vista y actitudes le proporcionarán una comprensión profunda, concreta y correcta de la persona o cosa y, al mismo tiempo, darán lugar a juicios y principios adecuados y correctos. Solo cuando alguien tiene estas manifestaciones de usar su corazón, eso significa que es leal a su deber. Sin embargo, si no pones el corazón en las cosas, si te falta corazón para esto, tus ojos no reaccionan a lo que ves y tus oídos no reaccionan a lo que oyes. Tus ojos nunca observan a las personas, los acontecimientos y las cosas; no observan la información con la que te cruzas. En tu corazón no vas a discernir las diversas voces y argumentos que oyes, serás incapaz de discernir la información que llega a tus oídos. Esto es igual que estar ciego a pesar de tener los ojos abiertos. Cuando el corazón de una persona está ciego, sus ojos también lo están. ¿Qué es lo que nos lleva a la formación de ideas, puntos de vista y actitudes a partir de observar cosas con los ojos y recibir información con los oídos? Todo depende de poner el corazón en las cosas y buscar la verdad. Si pones el corazón en las cosas, cada vez que recibas información, ya sea que la veas o la oigas, serás capaz de formarte opiniones y obtener un hondo entendimiento de una persona o una cosa. Sin embargo, si no pones el corazón en las cosas, ninguna información que recibas será útil; si no pones corazón en discernirla o desentrañarla, no ganarás nada, te convertirás en alguien inútil que no vale para nada. ¿Qué quiere decir que alguien es inútil? Que no pone corazón al hacer su deber; tiene ojos y oídos, pero no sirven para nada. Una persona sin corazón no será leal a su deber ni va a adoptar una actitud seria y responsable hacia su trabajo.

La casa de Dios supervisa a los líderes y obreros a todos los niveles, los observa y entiende a un nivel profundo, con el objetivo de mejorar el trabajo de la iglesia y guiar al pueblo escogido de Dios por el camino correcto de creer en Dios lo antes posible. Por tanto, supervisar y observar a los líderes y obreros es esencial y debe practicarse de este modo. Con la supervisión del pueblo escogido de Dios, si se descubre que los líderes y obreros no están realizando un trabajo real y se lidia con ellos y se los aborda con prontitud, esto es beneficioso para el progreso de la obra de la iglesia. Supervisar a los líderes y obreros es responsabilidad del pueblo escogido de Dios, y hacerlo se ajusta por completo a Sus intenciones. Dado que los líderes y obreros poseen actitudes corruptas, si no se los supervisa, no solo será en su detrimento, sino que afectará directamente a la obra de la iglesia. ¿En qué circunstancias los líderes y obreros ya no requieren de la supervisión del pueblo escogido de Dios? Cuando los líderes y obreros entienden por completo la verdad, entran en la realidad-verdad y obran con principios convirtiéndose en personas a las que Dios perfecciona y usa. En tales casos, la supervisión por parte del pueblo escogido de Dios se torna innecesaria y la casa de Dios ya no enfatizará este asunto. Sin embargo, ¿está garantizado que alguien que ha sido perfeccionado por Dios esté totalmente libre de errores y desviaciones? No necesariamente. Así pues, el escrutinio de Dios todavía es necesario, como lo es la supervisión por parte de aquellos que entienden la verdad; esta práctica se ajusta por completo a las intenciones de Dios. Como todos los humanos tienen actitudes corruptas, solo por medio de la supervisión se puede instar a los líderes y obreros a responsabilizarse de su trabajo y ser leales a sus deberes. Sin supervisión, la mayoría de los líderes y obreros actuarían con obstinada imprudencia y adoptarían una conducta superficial; es un hecho objetivo. Si eres líder u obrero y los hermanos y hermanas a tu alrededor te supervisan y te observan a menudo, a fin de tratar de entender si eres alguien que persigue la verdad, para ti eso es bueno. Si descubren un problema en ti y eres capaz de resolverlo tan rápido como sea posible, es beneficioso para tu búsqueda de la verdad y tu entrada en la vida. Si te descubren cometiendo maldades y exhibiendo numerosos comportamientos malvados en privado, y no cabe duda de que no eres alguien que persigue la verdad, te dejarán en evidencia y te despedirán de tu puesto, lo cual suprimirá un azote para el pueblo escogido de Dios, y también te permitirá evitar un castigo más severo; semejante supervisión resulta beneficiosa para todo el mundo. Y por tanto, los líderes y obreros deberían responder de manera correcta a la supervisión de los escogidos de Dios. Si eres alguien que teme a Dios y evita el mal, sentirás que necesitas la supervisión de los escogidos de Dios y que, incluso más que eso, necesitas su ayuda. Si eres una persona malvada y tienes cargos de conciencia, temerás que te supervisen e intentarás eludirlo; es inevitable. Así pues, no hay duda de que todos los que se resisten a la supervisión de los escogidos de Dios y sienten aversión por ella tienen algo que ocultar y, desde luego, no son personas honestas; nadie teme la supervisión más que las personas falsas. Por tanto, ¿qué actitud deberían adoptar los líderes y obreros hacia la supervisión de los escogidos de Dios? ¿Debería ser de negatividad, cautela, resistencia y resentimiento, o bien de obediencia hacia las orquestaciones y arreglos de Dios, así como de humilde aceptación? (De humilde aceptación). ¿Qué significa humilde aceptación? Significa aceptarlo todo de parte de Dios, buscar la verdad, adoptar la actitud correcta y no ser impetuoso. Si alguien descubre realmente un problema en ti y te lo señala, te ayuda a discernirlo y a entenderlo y a resolverlo, está siendo responsable respecto a ti y a la obra de la casa de Dios y la entrada en la vida de Sus escogidos; esto es lo correcto y es perfectamente natural y justificado. Si hay personas que consideran que la supervisión por parte de la iglesia tiene su origen en Satanás y en intenciones malévolas, es porque son diablos y satanases. Con una naturaleza tan endiablada, seguro que no aceptan el escrutinio de Dios. Si alguien ama realmente la verdad, poseerá un correcto entendimiento de la supervisión de los escogidos de Dios, será capaz de considerar que se ha hecho por amor, que proviene de Dios, y podrá aceptarla de Él. Sin duda, no será impetuoso ni actuará por impulso, ni mucho menos aparecerá resistencia, cautela o sospecha en su corazón. La actitud más correcta con la que abordar la supervisión de los escogidos de Dios es esta: deberías aceptar de Él cualquier palabra, acción, supervisión, observación o corrección —e incluso poda— que te sirva de ayuda; no seas impetuoso. Ser impetuoso proviene del mal, de Satanás, no viene de Dios y no es la actitud que la gente debería tener hacia la verdad.

Eso es todo lo que vamos a añadir y compartir respecto a la séptima responsabilidad de los líderes y obreros. ¿Significa esto que el contenido sobre esta responsabilidad se ha compartido por completo y no hay más contenido específico que añadir? No, cada una de las responsabilidades contiene muchos contenidos más específicos y detallados. He compartido los principios generales; el resto, cómo poner en marcha los detalles específicos, así como practicar y aplicar estos principios, depende de vuestro propio compromiso a través de la experiencia. Si todavía no desentrañáis estos principios ni sabéis cómo aplicarlos, buscad y compartid juntos. Si compartir juntos todavía no da resultados, preguntad a vuestros superiores. En resumen, ya sea lidiar con cualquier tipo de persona o decidir a quién ascender y usar, todo se debe atener a los principios. En cuanto a ciertos individuos con talento, en situaciones donde nadie puede desentrañarlos o entenderlos, se les puede ascender y usar de manera preliminar conforme a las necesidades de la obra de la iglesia; no retraséis la obra ni el cultivo de las personas, esa es la clave. Algunos preguntan: “¿Qué pasa si estropean la obra después de ser utilizados? ¿Quién es responsable?”. Cuando usas a alguien, ¿es como si lo colocaras en una isla desierta sin que nadie pueda ponerse en contacto con él? ¿No hay en realidad muchos otros a su alrededor dedicados a tareas específicas? Siempre hay maneras de resolver todos estos asuntos: mediante la supervisión, la observación y la comprensión y, si las condiciones lo permiten, a través de un estrecho contacto. ¿Qué implica exactamente un estrecho contacto? Se trata de trabajar junto a ellos; el proceso de trabajar es el proceso de entenderlos. ¿Acaso no los acabarás entendiendo poco a poco por medio de este tipo de contacto? Si tienes la oportunidad de entablar contacto, pero no lo haces y solo efectúas una llamada telefónica para realizar unas cuantas preguntas y ya está, resulta imposible comprenderlos. Debes contactar con quienes puedas para resolver los problemas. Por consiguiente, los líderes y obreros no deben ser perezosos en su trabajo. Así pues, si quieres observar y entender a alguien, ¿cómo deberías hacerlo? (Contactando con esa persona). ¿Es así? ¡La clave es poner tu corazón en ello! La información que podéis retener en vuestra mente es comparable a la capacidad de almacenamiento de un mono que recoge maíz; va agarrando mazorcas a su paso y las va dejando caer para recoger más, tomando y soltando hasta que al final solo le queda una mazorca, lo que hace que todo el esfuerzo resulte inútil. Tras escuchar un sermón, no podéis recordar el contenido que se ha compartido; ¿por qué razón? (No ponemos el corazón en ello). Normalmente no os concentráis en practicar la verdad, así que vuestro corazón no se enfoca en estos asuntos. En cuanto a cómo entender la verdad y entrar en la realidad, cómo conoceros a vosotros mismos y cómo desentrañar la esencia de diversas personas, acontecimientos y cosas a través de la verdad, no tenéis entrada en absoluto. Así, estos asuntos no tienen fundamento en vuestro corazón. Respecto a las cuestiones que involucran entrar en la realidad-verdad, siempre os sentís desconcertados. Ahora todavía asistís a las reuniones cada semana para escuchar sermones. Si no escucháis sermones, ¿no se desvanece la pequeña fe en Dios que albergáis en vuestro corazón y desaparece poco a poco? ¡Es una señal peligrosa! ¿Podéis poner el corazón en ello o no? Os he contado todos los detalles; si realmente tienes corazón, podrás hacerlo. Si no tienes corazón, da igual cómo hable Yo, pues no lo vas a entender. Esto es todo en cuanto a nuestra charla sobre este tema.

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.