Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (X) Parte 1

II. Los intereses de los anticristos

D. Sus expectativas y su porvenir

¿De qué tema hablamos en nuestra última reunión? (Dios compartió las consideraciones de los anticristos hacia el título de “servidor”. En primer lugar, Dios habló sobre cómo define Él este título. También sobre la diferencia que existe entre alguien que aún es un servidor y alguien que ha dejado atrás ese estado, y por último, Dios diseccionó las perspectivas y búsquedas de los anticristos con respecto al título de “servidor”). Entonces, ¿qué perspectiva y actitud tienen los anticristos hacia el título de “servidor”? ¿Qué cosas dicen y hacen? (La actitud de los anticristos hacia el título de “servidor” es de rechazo y repulsión. No aceptan el título, da igual de quién provenga, y creen que ser servidor es algo degradante. Creen que Dios no define a los servidores en función de la esencia de la especie humana, sino que más bien lo que hace es desafiar y despreciar el valor y la identidad humanos). (Los anticristos dicen esta conocida frase: “No me mataré a trabajar entre bastidores para que otros acaparen los focos”. Los anticristos solo quieren que otros les rindan servicio a ellos y consideran que servir a Dios es algo vergonzoso, por lo que, cuando se dan cuenta de que ellos mismos son servidores, no quieren seguir rindiendo servicio en la casa de Dios y, en su lugar, empiezan a buscar una vía de escape y hasta llegarán a causar trastornos y perturbaciones y llevar a cabo actos destructivos). A juzgar por la actitud de los anticristos hacia el título de “servidor”, ¿qué esencia vemos que poseen? (Poseen una esencia hostil hacia Dios y que odia la verdad). Y cuando la esencia es hostil hacia Dios y hacia la verdad, ¿de qué carácter se trata? (Se trata de un carácter perverso y cruel). Correcto, se trata de un carácter perverso y cruel. ¿Cuál es la primera motivación e intención de los anticristos para creer en Dios? ¿Qué aspiran a ganar? ¿Cuáles son sus ambiciones y deseos? ¿Vienen a ser servidores? ¿Vienen con la actitud de ser buenas personas y seguir la senda correcta a través de la fe en Dios? (No). Entonces, ¿para qué vienen? Siendo precisos, vienen por las bendiciones, y siendo específicos, aspiran a gobernar como reyes, a gobernar como reyes junto a Dios; aspiran a grandes cosas, a cosas elevadas. Así pues, que Dios diga que las personas son servidores no concuerda para nada con los deseos y ambiciones de los anticristos de obtener bendiciones y de gobernar como reyes, va totalmente en su contra, desborda sus expectativas, y jamás pensaron que Dios concedería a las personas este título. Los anticristos no pueden aceptar este hecho. Y al no ser capaces de esto, ¿de qué cosas sí son capaces? ¿Buscan aceptar este hecho y transformarse? Ellos no buscan aceptarlo, como tampoco buscan cambiar sus ambiciones ni sus actitudes. Por lo tanto, si se les dice que son servidores y se les despoja de su intención y deseo de ganarse bendiciones, ya no son capaces de mantenerse firmes en la iglesia. En el momento en que se dan cuenta de la verdad y se enteran de que las personas como ellas, con semejantes manifestaciones, son servidores, abandonan toda esperanza y revelan su verdadero rostro. No buscan cambiar su situación como servidores, ni buscan cambiar su equivocada actitud y perspectiva hacia el título de “servidor” y seguir la senda de búsqueda de la verdad. Por eso, da igual qué arreglos disponga Dios, estos individuos no se someterán a ellos ni los aceptarán, y tampoco buscarán la verdad. En vez de eso, se devanan los sesos tratando de concebir una manera humana de librarse de esta etiqueta y hacen todo lo posible por desprenderse de esta identidad. A juzgar por esta manifestación que exhiben los anticristos, estos sienten una aversión muy honda por la verdad. No la aman ni la aceptan y albergan sus propias ideas y nociones sobre ella, aunque no al estilo normal. Más bien, sienten desde lo más hondo de su corazón una profunda aversión, odio e incluso hostilidad hacia las cosas positivas y la verdad; esta es la esencia de los anticristos.

A raíz de vuestras respuestas de hace un momento, veo que no habéis sintetizado el contenido de cada enseñanza, y luego tampoco habéis orado-leído ni meditado. La última vez hablamos sobre tres aspectos principales: el primero, definir qué son los servidores; el segundo, las consideraciones de los anticristos hacia el título de “servidor”, o, siendo específicos, cuáles son exactamente las manifestaciones y el comportamiento relativos al hecho de que no quieran ser servidores, así como los motivos que se ocultan detrás; y el tercero, las intenciones que tienen ya que no quieren ser servidores; es decir, qué quieren hacer, cuáles son sus ambiciones y qué objetivo persiguen al creer en Dios. Básicamente, hablamos sobre el apartado relativo a las consideraciones de los anticristos hacia el título de “servidor” a partir de estos tres aspectos, a través de los cuales diseccionamos las diversas prácticas y conductas que los anticristos emplean en su enfoque sobre el título de “servidor”, así como sus pensamientos y perspectivas al respecto. Tras oír una enseñanza, no meditáis sobre su contenido. Solo recordáis estas cosas a corto plazo, pero si pasa un largo tiempo, ya ni os acordáis. Si quieres comprender y ganar la verdad, debes hacer un esfuerzo sincero y orar-leer y meditar con frecuencia; debes albergar estas cuestiones en el corazón. Si no, si no te las tomas a pecho ni te esfuerzas, si no reflexionas sobre ellas desde el corazón, entonces no ganarás nada. Hay quien dice: “El asunto de los anticristos no me atañe de cerca en absoluto. No planeo convertirme en un anticristo ni soy una mala persona como ellos. Aceptaré con obediencia ser la persona más insignificante, lo cual me parece bien. Haré lo que me pidan y no seguiré la senda de un anticristo. Además, aunque tenga algo del carácter de un anticristo, lo corregiré poco a poco con el tiempo; se trata de un carácter corrupto normal, no es tan grave. Escuchar esto no sirve para nada”. ¿Esta perspectiva es correcta? (No). ¿Por qué no? En aras de lograr un cambio de carácter, lo más importante es comprender qué estados, pensamientos y perspectivas pueden surgir del carácter corrupto de una persona en cualquier tipo de situación. Solo al comprender estas cuestiones podrá conocer qué actitudes corruptas tiene, en qué facetas se resiste a Dios y va en contra de la verdad, y qué cosas alberga en su interior que no concuerdan con la verdad; una vez que conozca dichas cuestiones, podrá resolver estos problemas y actitudes corruptas y alcanzar la entrada en la realidad-verdad. Si no tienes ninguna comprensión de las diversas actitudes corruptas que se revelan en distintas situaciones ni de los diversos estados que pueden surgir en ellas, si tampoco comprendes por qué se oponen estas cosas a la verdad ni dónde aparecen los problemas, ¿cómo los solucionarás entonces? Si quieres solucionarlos, primero debes comprender dónde radica su origen, cuáles son sus estados, dónde surgen problemas específicos, y luego ponerte a averiguar cómo vas a entrar. De esta manera, resulta posible resolver, de una en una, tus actitudes corruptas y los diversos estados que surgen. Por lo que parece, aún no tenéis muy claro cómo entrar en la realidad-verdad ni cómo corregir las actitudes corruptas y lograr el cambio de carácter; aún no vais por el buen camino.

5. Cómo abordan los anticristos su estatus en la iglesia

Hoy compartiremos el último tema concerniente a los intereses de los anticristos: cómo abordan los anticristos su estatus en la iglesia. En lo que atañe a este estatus en la iglesia, qué manifestaciones exhiben, qué acciones llevan a cabo y cuáles son sus perspectivas y su esencia-carácter cuando realizan dichas acciones, lo dividiremos en tres aspectos que diseccionaremos de uno en uno. El primero de ellos es que “fingen”; el segundo, “con impostura”, y el tercero, “sobresaliendo del resto”. Cada uno de estos tres aspectos se describe en pocas palabras y cabría considerar que está condensado; sin embargo, cada uno de ellos engloba muchas de las distintas acciones, manifestaciones y dichos de los anticristos, así como sus actitudes y tipos de carácter. Pensad ahora por qué he definido estos tres aspectos para compartir el tema de hoy. En vuestra cabeza, ¿cómo definíais el tema relativo a cómo abordan los anticristos su estatus en la iglesia después de haberlo leído? ¿Qué ideas os vinieron a la mente? La mayoría de la gente piensa, sin duda, en la tiranía de los anticristos, en su defensa del estatus, en su habilidad para ganarse a las personas y para hacerse con el poder en la iglesia; es decir, que siempre quieren ser funcionarios, defender su estatus, ostentar el poder y controlar a las personas; esto es, básicamente, lo que piensa la gente. Se trata de aspectos relativamente obvios que los anticristos manifiestan a menudo en la iglesia, pero aparte de esto, ¿qué otras manifestaciones existen y que la gente no percibe? ¿Qué otras cosas hacen los anticristos para afianzarse en la iglesia, para ganar estatus y elevado prestigio, y hasta para tomar el poder y controlar a un mayor número de personas? ¿Qué otras manifestaciones tienen? Estos aspectos representan los métodos y medios más encubiertos, insidiosos y desorientadores que emplean los anticristos, pero también podrían representar los pensamientos ignotos y los objetivos e intenciones ocultos en lo más hondo de su corazón, ¿correcto? Así pues, vamos a compartirlos uno por uno.

a. Fingen

El primer aspecto se refiere a que “fingen”. El significado literal del verbo “fingir” es fácil de entender y está claro que no implica ningún elogio. Cuando se dice de alguien que se le da bien fingir, que todas sus acciones son una farsa, que todas sus acciones son inescrutables, que solo actúa y habla a un nivel superficial con los demás, es porque no cabe duda de que quien actúa y se comporta así es una persona sumamente falsa. No son personas honestas, no son personas sencillas e ingenuas, sino individuos muy hábiles con los juegos psicológicos, que son muy astutos y también muy diestros a la hora de engañar a los demás. Así debe entenderse fundamentalmente la palabra “fingir”. ¿Qué relación existe entonces entre el comportamiento y las acciones de los anticristos y esta clase de conducta? ¿Qué actos demuestran que su esencia es la de fingir? ¿Qué propósito persiguen exactamente cuando fingen? ¿Qué es precisamente lo que buscan? ¿Por qué tienen que representar una farsa? Estas cuestiones están estrechamente relacionadas con el tema que compartiremos hoy.

Los anticristos son individuos que no están dispuestos a quedarse rezagados con respecto a los demás. No están dispuestos a depender de nadie, ni a aceptar órdenes, instrucciones y mandatos de otras personas, ni dispuestos a ser gente corriente ni a que nadie los mire por encima del hombro. Por el contrario, son individuos que desean gozar de prestigio y hacer que los demás los tengan en alta estima y los valoren. Además, en la iglesia y entre otras personas, desean aún más ser quienes dan las órdenes y quienes mandan a otros hacer cosas por ellos. Quieren implantar sus deseos por medio de su prestigio e influencia y del poder que ejercen, y no quieren ser gente corriente a la que cualquiera pueda dar órdenes y decirles cómo hacer las cosas. Estos son las búsquedas y los deseos que tienen los anticristos cuando se hallan entre otras personas. Los anticristos son muy sensibles en lo que atañe a su estatus dentro de un grupo. Cuando forman parte de uno, no creen que su edad y salud física tengan alguna importancia. Lo que creen importante es cómo los ve la mayoría; si les dedican tiempo y les reservan un hueco en su conversación y en sus acciones; si el estatus y la posición que ocupan en su corazón son elevados o son ordinarios; si los ven como superiores, o como gente corriente o como tipos nada especiales, etcétera; cómo considera la mayoría que son sus credenciales de fe en Dios; qué peso tienen sus palabras entre la gente, es decir, cuántas personas los aprueban, cuántas personas los elogian, les dan el visto bueno, los escuchan con atención y se toman a pecho lo que dicen. También, si la mayoría los ve como poseedores de una gran fe o no; si la mayoría ve cómo es su determinación para soportar sufrimiento, a cuánto han renunciado y cuánto se gastan, cómo son sus contribuciones a la casa de Dios, si el puesto que ocupan en ella es alto o bajo, qué han padecido en el pasado y qué cosas importantes han hecho. Estas son las cuestiones que más preocupan a los anticristos. A menudo, ellos hacen clasificaciones en su mente y comparan a los miembros de la iglesia para ver quién tiene más dones, quién se expresa mejor y es más elocuente, quién posee habilidades profesionales y es el más competente en tecnología. Al mismo tiempo que hacen estas comparaciones, no dejan de esforzarse por estudiar distintas destrezas profesionales, tratando por todos los medios de ser competentes en ellas y dominarlas. Los anticristos centran principalmente sus esfuerzos en predicar sermones y en cómo explicar las palabras de Dios con un estilo que les permita lucirse y lograr que los demás los tengan en alta estima. Mientras realizan este esfuerzo, no buscan cómo comprender la verdad ni cómo entrar en la realidad-verdad, sino que cavilan sobre cómo recordar estas palabras, sobre cómo pueden exhibir sus puntos fuertes a un mayor número de personas en aras de que incluso más gente sepa que son sujetos extraordinarios, que no son personas corrientes, que son capaces y que están por encima de la gente ordinaria. Albergando este tipo de ideas, intenciones y puntos de vista, los anticristos viven entre las personas y hacen toda suerte de cosas. Como tienen estos puntos de vista, así como estos afanes y ambiciones, no pueden evitar engendrar buenas conductas, dichos correctos y buenas acciones, de toda condición, grandes y pequeñas. Estos comportamientos y acciones provocan que aquellos que carecen de comprensión espiritual, que básicamente no persiguen la verdad y que solo se centran en portarse bien envidien y admiren a los anticristos y hasta lleguen a imitarlos y seguirlos, de tal modo que el objetivo de los anticristos se ve satisfecho. Cuando los anticristos albergan tales intenciones y ambiciones, ¿cómo se comportan? Sobre esto vamos a hablar hoy. Es un tema que merece la pena compartirse y, aún más, es un tema en el que conviene que os centréis y que os conviene conocer.

Los anticristos sienten aversión por la verdad, no la aceptan en absoluto, lo que indica manifiestamente una realidad: los anticristos jamás actúan de acuerdo con los principios-verdad, jamás practican la verdad, lo cual es la manifestación más flagrante de un anticristo. Además de la reputación y el estatus, y de ser bendecidos y recompensados, lo otro que persiguen es gozar de las comodidades de la carne y de los beneficios del estatus; y, siendo así, por supuesto que trastornan y perturban. Estos hechos demuestran que Dios no ama lo que persiguen ni su conducta, así como tampoco sus manifestaciones. Y esto de ninguna manera constituyen el proceder ni los comportamientos de las personas que persiguen la verdad. Por ejemplo, algunos anticristos que son como Pablo tienen la determinación de sufrir cuando cumplen con su deber, pueden mantenerse en vela toda la noche y estar sin comer mientras hacen su trabajo, pueden someter su cuerpo, superar cualquier enfermedad y la incomodidad. ¿Y cuál es su objetivo al hacer todo eso? Es demostrarles a todos que ellos son capaces de dejarse de lado, de ser abnegados, cuando se trata de la comisión de Dios, que para ellos solo existe el deber. Muestran todo esto delante de los demás. Cuando hay gente alrededor, no descansan lo que deberían, incluso extendiendo adrede su horario de trabajo, levantándose temprano y acostándose tarde. ¿Pero qué pasa con la eficiencia laboral y la efectividad de su deber cuando los anticristos se esfuerzan así día y noche? Estas cosas están más allá del alcance de sus consideraciones. Ellos solo intentan hacer todo esto frente a los demás, para que los vean sufrir y vean cómo se gastan para Dios sin pensar en sí mismos. En cuanto a si el deber que cumplen y el trabajo que hacen se llevan a cabo conforme a los principios-verdad, no piensan en eso para nada. En lo único que piensan es en si todos han visto su aparente buen comportamiento, si todos están al tanto de él, si han impresionado a todos, y si tal impresión generará admiración y aprobación en ellos, si esas personas les darán el visto bueno a sus espaldas y los elogiarán diciendo: “De veras que soporta la adversidad, su espíritu de resistencia y su perseverancia extraordinaria superan a los de cualquiera de nosotros. Es alguien que persigue la verdad, que es capaz de sufrir y soportar una pesada carga, es un pilar de la iglesia”. Al escuchar esto, los anticristos están satisfechos. Por dentro piensan: “Qué listo fui al fingir así, ¡fui muy inteligente al hacerlo! Sabía que todos se fijarían solo en la apariencia, y les gustan estas buenas conductas. Sabía que si actuaba así, recibiría la aprobación ajena, haría que me dieran su visto bueno, haría que me admiraran en lo profundo de su corazón, que me vieran bajo una luz completamente nueva, y que nadie volviera a menospreciarme jamás. Y si llega el día en que lo alto descubra que no he estado haciendo un trabajo real y me destituye, sin duda habrá muchos que me defenderán, llorarán por mí y me instarán a quedarme, y que hablarán por mí”. En secreto, se regocijan de su falso comportamiento, y ¿acaso este regocijo no revela asimismo la esencia-naturaleza de un anticristo? ¿Qué esencia es esa? (Perversidad). Así es, es la esencia de la perversidad. Dominados por la esencia de la perversidad, los anticristos engendran un estado de complacencia y admiración por sí mismos que provoca que, en su corazón, clamen en secreto contra Dios y se opongan a Él. A primera vista, dan la impresión de que pagan un gran precio y que su carne soporta mucho sufrimiento, pero ¿son realmente considerados con la carga de Dios? ¿Se gastan de verdad para Dios? ¿Pueden cumplir con lealtad su deber? La respuesta es no. En su corazón, compiten en secreto con Dios y piensan: “¿No decías que no me acompaña la verdad? ¿No decías que tengo actitudes corruptas? ¿No decías que soy arrogante y vanidoso y que trato de establecer mi propio reino? ¿No decías que carezco de comprensión espiritual, que no entiendo la verdad y que por eso soy un servidor? Te mostraré cómo rindo servicio y qué piensan de mí los hermanos y hermanas cuando rindo servicio de este modo y cuando actúo así. Te mostraré si con mis acciones puedo o no puedo ganarme la admiración de un número aun mayor de personas. Y un día, cuando quieras echarme y condenarme, ¡ya veremos exactamente cómo te las arreglas para hacerlo!”. Los anticristos compiten con Dios de este modo en el corazón y tratan de reemplazar la búsqueda de la verdad con estas buenas conductas. Con ello, tratan de negar el efecto práctico de Dios al obrar y guiar a las personas a practicar la verdad para que logren un cambio de carácter. En esencia, se valen de esta interpretación para negar y condenar la obra de Dios de salvar al hombre por medio del juicio y el castigo, y creen que es incorrecto e ineficaz que Dios juzgue a las personas. Estas ideas y perspectivas que tienen los anticristos son perversas, insidiosas, se resisten a Dios y van en Su contra. Al no haberlos condenado de manera explícita, empiezan a competir en su corazón con Él; al no haberlos desenmascarado y no haber condenado su comportamiento, empiezan a fingir para desorientar a la gente y ganarse su corazón, con el fin de negar las palabras de Dios y con el fin de negar que solo la búsqueda de la verdad puede conducir a un cambio de carácter y a la satisfacción de las intenciones de Dios. ¿No es esta la esencia de su interpretación? ¿No tienen los anticristos un carácter perverso? Detrás de su sufrimiento, albergan este tipo de ambiciones y adulteraciones, y por esta razón Dios detesta a semejantes individuos y semejante carácter. Sin embargo, los anticristos nunca perciben ni reconocen este hecho. Dios escruta lo más íntimo del corazón humano, mientras que el hombre solo percibe la apariencia externa; lo más estúpido de los anticristos es que no reconocen este hecho ni pueden percibirlo. Y por eso se empeñan en envolverse y engalanarse con buenas conductas a fin de que los demás piensen que saben sufrir y soportar penurias, soportar sufrimientos que la gente común no puede soportar, realizar trabajos que la gente común no puede realizar, a fin de que los demás piensen que tienen aguante, que pueden dominar su propio cuerpo y que no tienen en cuenta su propio disfrute o intereses carnales. A veces, incluso llevan deliberadamente la misma ropa hasta que se ensucia un poco, pero no la lavan ni siquiera cuando empieza a oler; hacen lo que sea necesario para que otras personas los idolatren. Cuanto más están delante de otros, más se empeñan en dejarse ver para que los perciban como diferentes a la gente corriente, para que perciban que, respecto a las personas ordinarias, su voluntad de gastarse para Dios es mayor, que su determinación para sufrir también es mayor, al igual que su aguante para soportar sufrimiento. En este tipo de circunstancias, los anticristos engendran dichas conductas, detrás de las cuales esconden, en lo más profundo del corazón, el deseo de que la gente los idolatre y los tenga en alta estima. Y cuando logran su objetivo, cuando oyen las alabanzas de la gente y cuando observan que les lanzan miradas de envidia, admiración y aprecio, es cuando se sienten felices y satisfechos en su corazón.

¿Qué diferencia hay entre, por un lado, la buena conducta superficial de los anticristos de soportar sufrimiento y pagar un precio y, por otro, tener una consideración auténtica con las intenciones de Dios, ser leal y gastarse sinceramente para Dios? (La intención es diferente. Los que se gastan de verdad para Dios se centrarán en buscar los principios, así como en los resultados del trabajo y en la eficiencia de este. Los anticristos dan la impresión de gastarse para Dios a simple vista, pero es solo para conseguir que otros los tengan en alta estima. No tienen en cuenta para nada ni los resultados ni la eficiencia del trabajo). Así es, la diferencia radica en la intención, la motivación y el origen de su discurso y de sus acciones; son totalmente distintos. Las personas que soportan sufrimiento como ellos y persiguen la verdad buscan los principios durante el transcurso de este sufrimiento. Esta búsqueda de los principios demuestra, como mínimo, que tienen una mentalidad de sumisión; no intentan hacer cosas propias ni intentan hacer cosas para sí mismos, muestran sumisión y un corazón temeroso de Dios en sus acciones y saben claramente que están cumpliendo con su deber, no dedicándose a los negocios del hombre. Aunque los anticristos dan asimismo la impresión de soportar sufrimiento, se limitan a actuar por inercia y hacer teatro para que la gente lo vea; no buscan los principios-verdad, no muestran sumisión ni un corazón temeroso de Dios en sus acciones, su corazón no vive ante Dios, y se valen de tales conductas y manifestaciones para conquistar a la gente y ganarse su favor. Aquí existe una diferencia, ¿no es cierto? A juzgar por la esencia de su conducta, ¿podemos decir que los anticristos fingen soportar sufrimiento? (Sí). Esto basta para demostrar su conducta y manifestación de soportar sufrimiento no es más que algo mecánico y un teatro para que lo vea la gente; no están actuando ante Dios. Este es un aspecto. Otro es que no hay nadie más experto en fingir y engañar que los anticristos, por lo que se adaptan con mucha facilidad y a menudo se valen de ciertos medios arteros para desorientar y engañar a las personas a fin de lograr el objetivo de ser idolatrados. Esto es lo que mejor saben hacer, lo llevan en la sangre, poseen de manera innata esta esencia astuta y variable. Por ejemplo, hay anticristos cuyas palabras y conducta parecen amables y humildes, que nunca exponen las debilidades de otros, que son complacientes, que no se apresuran a juzgar o condenar a otros, que, cuando las personas son negativas y débiles, de inmediato les tienden una mano amiga. Dan la impresión de ser afectuosos y amables, buenas personas. Cuando alguien se encuentra en dificultades, a veces ayudan con palabras y otras con actos; en ocasiones, llegan a donarle cierta cantidad de dinero u objetos materiales. Exteriormente, parecen buenas acciones. Para la mayoría de la gente, es la clase de persona que uno quiere conocer y con la que uno quiere relacionarse; tales personas no las amenazarán ni perturbarán; además, pueden recibir mucha ayuda de ellas, de tipo material o mental, por ejemplo, o incluso ayuda con teorías espirituales más elevadas, etcétera. De cara al exterior, tales personas no hacen nada malo: no causan trastornos ni perturbaciones en la iglesia y parecen aportar armonía a cualquier grupo del que formen parte; con su intervención y mediación, todo el mundo parece feliz, la gente se lleva bien y no se producen peleas ni disputas. Cuando están allí, todo el mundo nota el buen ambiente que reina entre ellos, lo unidos que están. Cuando se van, algunos empiezan a chismorrear entre ellos, a aislar a unos y a otros, a ponerse celosos y a reñir por cualquier cosa; solo dejan de discutir cuando estos anticristos se encuentran entre ellos y llaman a la paz. Estos parecen muy competentes en su trabajo, pero hay una cosa que delata lo que están tramando en realidad: todos aquellos a los que enseñan y orientan son capaces de predicar palabras y doctrinas, saben dar un sermón a otros sin bajarse del pedestal, saben adular a la gente y ganarse su favor, saben ser escurridizos y falsos, saben qué decir a cada interlocutor, se han vuelto complacientes y por fuera parecen estar perfectamente en paz. ¿En qué han convertido la iglesia estos anticristos? En una organización religiosa. ¿Y el resultado? La gente vive según la filosofía satánica de ellos y no está dispuesta a perseguir la verdad, no ha alcanzado la entrada en la vida y ha perdido completamente la obra del Espíritu Santo. Así es como los anticristos perjudican a los hermanos y hermanas y les acarrean la perdición; y aun así, siguen creyendo que han hecho grandes contribuciones, que han hecho grandes cosas por ellos y ellas y les han brindado grandes bendiciones. Con frecuencia, les enseñan a ser humildes y pacientes, a ser tolerantes y considerados cuando ven que un hermano o hermana tiene un problema, a no usar un lenguaje grosero u ofensivo para otros, e indican a los demás qué postura adoptar tanto sentados como de pie, o qué ropa ponerse. A los hermanos y hermanas no les enseñan a entender la verdad ni a entrar en la realidad-verdad, sino a seguir los preceptos y a portarse bien. Bajo su tutela, las interacciones de la gente no se basan en las palabras de Dios ni en los principios-verdad, sino en una filosofía interpersonal que consiste en ser complaciente. Exteriormente, nadie hace daño a nadie, nadie señala los fallos de otros, pero tampoco dicen lo que realmente piensan, no se sinceran ni comparten su corrupción, su rebeldía, sus defectos y sus transgresiones. Por el contrario, a un nivel superficial, chismean sobre quién ha sufrido y pagado un precio, quién ha cumplido lealmente con su deber, quién ha sido beneficioso para los hermanos y hermanas, quién ha hecho contribuciones considerables a la casa de Dios, quién ha sido detenido y condenado por difundir el evangelio; esas son las cosas de las que hablan. Los anticristos no solo se envuelven y se disfrazan con su buena conducta —ser humildes, pacientes, tolerantes y serviciales por fuera—, sino que también tratan de dar ejemplo personalmente para contagiar a otros de su buen comportamiento y alentarlos a que lo imiten. El objetivo que se oculta tras su buena conducta no es otro que convertirse en el centro de atención, conseguir que la gente los tenga en alta estima. Cuando el pueblo escogido de Dios habla de su autoconocimiento y disecciona sus propias actitudes corruptas, guardan silencio y no intentan para nada diseccionar su propia corrupción. Cuando los hermanos y hermanas exponen y podan las revelaciones de corrupción los unos de los otros, los anticristos son los únicos que practican la humildad, la paciencia y la tolerancia hacia todos; no exponen la corrupción que alguien revele y hasta elogian y alaban a los hermanos y hermanas por su buen comportamiento y por cambiar; desempeñan el papel de personas complacientes, interpretan a un personaje cariñoso, considerado, tolerante y capaz de ofrecer consuelo. Estas son las manifestaciones de que los anticristos son sumamente expertos en fingir y en engañar y desorientar a la gente.

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.