Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (IV) Parte 1
II. Los intereses de los anticristos
Hoy continuaremos compartiendo el tema de nuestra última reunión. La vez anterior hablamos sobre la segunda sección de los intereses de los anticristos encuadrada en el punto nueve de las diversas manifestaciones de los anticristos. En esa sección hablamos sobre su propia reputación y estatus, ¿no es cierto? (Sí). Recordadlo y hacedme un resumen aproximado. ¿Cuántos puntos compartimos principalmente en relación con la propia reputación y estatus de los anticristos? (Dios habló sobre dos puntos la vez anterior. El primero era sobre la actitud de los anticristos respecto a que los poden. Los anticristos nunca pueden aceptar ni someterse a que los poden ni son capaces de aceptarlo como la verdad. El segundo se refería a cómo los anticristos protegen su reputación y estatus en un grupo de personas y qué manifestaciones tienen. La esencia de los anticristos es la de competir y deben hacerlo por su reputación y estatus). Así pues, continuemos hablando hoy de esto. ¿Qué tareas os puse la última vez? ¿Qué os pedí que contemplarais y compartierais después de nuestra reunión? ¿Lo recordáis? (Dios nos pidió que nos comparáramos con la charla y la disección de las manifestaciones de los anticristos para así ver qué actitudes de anticristos poseemos y en qué naturalezas de estos nos basamos para hacer cosas). Este era el tema principal. ¿Cuál era el subtema? (Trataba sobre las naturalezas competitivas que los anticristos exhiben mientras salvaguardan su reputación y estatus, y sobre compararse con ellos para ver de qué manera revelamos esas naturalezas en nuestra vida real y cómo hacemos las cosas, qué decimos y qué hacemos en aras de reputación y estatus, y qué manifestaciones de competir por fama y beneficio con los hermanos y hermanas exhibimos para salvaguardar nuestro estatus). ¿Alguien puede añadir algo a esto? (Dios nos dijo que no hablemos todo el tiempo sobre cómo son otras personas mientras compartimos estas manifestaciones de los anticristos, sino que, en lugar de eso, nos comparemos con ellos y hablemos sobre cuáles de nuestras actitudes y revelaciones son las mismas que las de los anticristos). Es básicamente eso. ¿Cuál era ese lema sobre cómo actúan los anticristos en un grupo de personas que compartimos la vez anterior? ¿Acaso no os dejó impresionados? (Su lema es: “¡Debo competir! ¡Competir! ¡Competir!”). Eso lo recordáis. ¿Por qué lo recordáis? (Porque ese lema de los anticristos del que habló Dios —“¡Debo competir! ¡Competir! ¡Competir!”— es algo que yo misma suelo manifestar y revelo a menudo. Además, el tono de la charla de Dios era bastante vívido y la manera en la que Dios expresó esas palabras coincidía con el estado de mi propio corazón, así que me dejó una honda impresión). A veces, cuando hablo de las diversas manifestaciones de los anticristos y de sus diferentes clases de esencias-naturaleza y las disecciono, empleo un lenguaje cotidiano, además de ciertos tonos y métodos que son fáciles de aceptar y que dejan una honda impresión en la gente, y también uso algunos ejemplos que son bastante cercanos a la vida real. Hacer esto ayuda de veras a que la gente llegue a conocer la esencia de los anticristos y a sí misma. Resulta además beneficioso para que las personas lleguen a conocerse a sí mismas y experimenten las palabras de Dios en su vida real, y es incluso más conducente a la transformación por su parte de esa clase de carácter de los anticristos, ¿no? (Así es). Habéis aportado un recuerdo aproximado de la última charla, pero hay muchos más detalles más allá de tales aspectos. Deberíais hacer un resumen después de escuchar una charla. Cuando menos, después de escuchar una, deberíais reuniros y volver a escucharla varias veces, y luego todos podéis hacer juntos un resumen. Tras escuchar vuestros recuerdos y resúmenes de nuestra última charla, me doy cuenta de que la tenéis bastante olvidada, es como si la hubierais escuchado hace un año o dos y no os hubiera causado ninguna impresión. Puede que os haya quedado algún concepto e impresión de alguna sección, una frase o dos, o un par de cuestiones, pero es como si la mayoría de las personas no tuviera un concepto ni una impresión del conocimiento y la disección esenciales de dejar en evidencia a los anticristos. Por tanto, debéis rumiar y compartir más entre vosotros las cuestiones que discutimos. No os limitéis a escuchar y lo apartéis a un lado sin tomarlo en serio en absoluto. Si hacéis eso, vuestra entrada en la verdad será demasiado lenta; ¡estos sermones no servirán de nada si no caviláis sobre ellos! Por tanto, ¿cómo trabajáis de acuerdo con estos sermones en vuestra vida de iglesia? ¿Habláis sobre ellos en vuestras reuniones cada semana? ¿O escucháis los últimos sermones y charlas varias veces, de modo que la mayoría de vosotros obtenéis una impresión y un conocimiento profundo de ellos, y luego comprendéis la verdad mediante estos? ¿Lo hacéis? (Dios, en nuestras reuniones de cada semana comemos y bebemos primero las últimas enseñanzas de Dios). Los líderes de la iglesia, los predicadores y aquellos que están a cargo de la vida de iglesia en los grupos de toma de decisiones deben encargarse de esto; solo así se puede desarrollar bien la obra de la iglesia.
C. Intrigar en beneficio propio
1. Malversar los bienes de la casa de Dios
Hoy vamos a compartir la tercera sección de los intereses de los anticristos: los beneficios. ¿Qué son los beneficios? (Recibir bendiciones e intereses). Esta es una explicación muy simple, es el significado literal. Añadid algo más, ¿qué son los beneficios? (Son los intereses materiales y no materiales, cosas apetecibles y ventajas que la gente puede recibir por cumplir su deber o por trabajar en el mundo). Esta explicación es correcta. Los beneficios son tipos de buen trato que la gente recibe como un añadido a su salario y entre los que se incluyen artículos de primera necesidad, comida o cupones. También se refieren a ventajas y al trato material o no material que uno recibe mientras lleva a cabo su deber; todas estas cosas son beneficios. Ahora que he explicado qué significa este término, ¿conocéis todos los ámbitos, ejemplos y manifestaciones que compartiremos en esta sección? Ciertas conductas y acciones de la gente os vienen ahora mismo a toda prisa a la mente, además de aquellas personas capaces de hacer tales cosas, ¿no? ¿Quiénes son los primeros que se os ocurren? (Aquellos que se aprovechan de su estatus para vivir de la iglesia). Este es un tipo de persona. Esta gente también lleva a cabo sus deberes. Algunos tienen estatus, son líderes y obreros de distintos niveles o supervisores, mientras que otros desempeñan deberes corrientes. ¿Qué manifestación es común para todos? Mientras llevan a cabo sus deberes, hacen continuamente algo de trabajo y ciertas cosas para su propia carne, sus familias y su propio disfrute. Todos los días van con prisas y pagan un precio, y lo que siempre tienen en mente es qué cosas apetecibles obtendrán al realizar esa tarea o cumplir ese deber. Siempre planean y calculan qué ventajas y qué trato preferente pueden obtener de ello. Una vez que lo sepan, harán lo que sea para conseguir esas cosas y, es más, seguro que no dejarán pasar ninguna oportunidad de conseguir esas ventajas e intereses para sí mismos. En lo que respecta a este asunto, se podría decir que son implacables e insensibles, y desde luego no tienen en cuenta su propia integridad y dignidad. No temen que los hermanos y hermanas puedan verlos de manera negativa, y desde luego no les preocupa la forma en que Dios podría valorarlos por ello. Lo único que hacen es pensar en secreto y tramar cómo sacar provecho de los deberes que hacen para así poder disfrutar de todo el trato beneficioso que les sea posible. Así, las personas como estas tienen un tipo de pensamiento y argumento que, en un nivel superficial, no se puede considerar incorrecto, que es el siguiente: “La casa de dios es mi familia, y mi familia es la casa de dios; lo que es mío es de dios, y lo que es de dios es mío. Los deberes de las personas son sus responsabilidades, y todos los beneficios de los que pueden disfrutar a partir de sus deberes son gracias concedidas por dios; las personas no pueden rehusarlas y deben aceptarlas de parte de él. Si no los obtengo yo, lo hará otro, así que más me vale seguir adelante y disfrutar de esos beneficios sin fingir humildad, y desde luego no debo rechazar nada con modestia. Basta con que me esfuerce por obtener esos beneficios y extienda la mano para aceptarlos con un corazón sumiso y una actitud sincera”. Consideran esos beneficios como un tipo de trato que merecen de forma natural y del que deben tomar posesión; es como cuando una persona trabaja y dedica tiempo y mucho esfuerzo, así que siente que el salario y la remuneración que recibe son lo que le corresponde justamente. Por consiguiente, aunque hayan malversado esas cosas y obtenido esos beneficios a base de esforzarse por conseguirlos, no consideran que esté mal ni que sea algo que Dios pueda detestar, y mucho menos les importa que los hermanos y hermanas tengan algún tipo de opinión sobre ellos. Como si fuera perfectamente correcto y natural hacerlo, los anticristos disfrutan de todas esas cosas, se esfuerzan por ellas y, es más, intrigan cada día por todo ello en su corazón. Ese es el estado habitual de los anticristos que cumplen con su deber, y también el de los anticristos que traman en pos de sus intereses personales mientras cumplen su deber. Entonces, ¿cuál es la mentalidad de los anticristos? “Mientras la gente hace su deber, tiene que intentar obtener algo a cambio. Ya que he renunciado a mi familia para cumplir este deber y he dedicado mi arduo trabajo, mi energía y mi tiempo a dios y a su casa, debería por tanto disfrutar de todo el buen trato que quiera”. Los anticristos ven todo esto como cosas que merecen naturalmente, como cosas que Dios debería conceder a las personas sin que necesiten esforzarse por ellas. Ese es el punto de vista que tienen los anticristos. Y así, mientras cumplen su deber, trabajan constantemente con ahínco para obtener beneficios, siempre con miedo de que otro pueda quedarse con tales beneficios y dejarlos a ellos con menos. Este es un estado de los anticristos mientras hacen su deber. ¿A qué se reducen al final todas sus intenciones, motivaciones y objetivos al cumplir su deber? Se reducen a intrigas para obtener todos los beneficios para sí mismos, pues piensan que, de lo contrario, solo serán unos auténticos idiotas y la vida no tendrá sentido. Esta es la mentalidad de los anticristos.
No importa cómo deje en evidencia Dios la naturaleza de los anticristos o sus manifestaciones de no amar la verdad, ellos no renunciarán a esas intenciones y búsquedas suyas; continúan esforzándose por los beneficios. Por ejemplo, después de que algunas personas hayan empezado a llevar a cabo el deber de acogida, la iglesia o los hermanos y hermanas comprarán un poco de comida o algunos dispositivos o incluso les darán algo de dinero a las familias anfitrionas. Si la persona que hace este deber es un anticristo, las cosas apetecibles que intenta conseguir para sí misma no son tan simples como una mera cerilla o una cucharilla. Dice: “Estoy prestando mi hogar para acoger a estos hermanos y hermanas y ofreciéndoles un servicio mientras hacen su deber, así que la casa de dios por supuesto que debería aportar todos los materiales y el dinero. Estoy ofreciendo mi casa y cocinando para todos vosotros, así como garantizando vuestra seguridad; eso ya es bastante. En cuanto al resto, lo que comáis, bebáis y uséis, lo debería aportar la iglesia”. En efecto, no está mal que la iglesia proporcione esas cosas, pero lo que quiero compartir aquí es la diferencia entre cómo los anticristos realizan los deberes de acogida y cómo lo hacen otras personas de manera sincera. Cuando los anticristos desempeñan deberes de acogida, esta acción no se puede tomar simplemente en sentido literal, ya que albergan motivos ocultos. Piensan: “Estoy haciendo este deber de acogida, así que necesito intrigar para sacar algo de ello. La iglesia está aportando algo de comida y otras necesidades básicas, así que los miembros de mi familia han de consumir esa comida junto a los hermanos y hermanas y también hacer uso de todas esas cosas como les venga en gana. Mi familia pertenece a la casa de dios, así que lo que pertenece a la casa de dios pertenece también a mi familia”. Esa es la actitud con la que los anticristos hacen sus deberes, ¿no es así? (Sí). Por tanto, una vez que algunas personas empiezan a hacer deberes de acogida, su corazón empieza a cambiar, piensan constantemente sobre cosas materiales y el dinero que se ha empleado para acoger a los hermanos y hermanas, y si nadie examina con cuidado esas cosas, aparece la oportunidad de que estos anticristos obtengan algunos beneficios. ¿Qué clase de oportunidad? Calcularán en secreto: “Esto es lo que gasta una persona en un día, así que no devolveré el dinero que sobre a la iglesia; me lo quedaré para mí y ya está. Cuando menos, este es un dinero que me he ganado, así que nadie puede culparme por quedármelo. ¡No merezco menos, por supuesto!”. Entonces se guardan el dinero que sobra en el bolsillo. Algunos anticristos buscarán toda clase de excusas para quedarse con las cosas materiales donadas por los hermanos y hermanas o proporcionadas por la casa de Dios. En algunos lugares, cuando los hermanos y hermanas vuelven para hospedarse de nuevo, el colchón ha desaparecido, las almohadas y las colchas también, la carne y las verduras ya no están, y cuando les preguntan a sus anfitriones al respecto, estos anticristos dicen: “Si guardas la comida mucho tiempo, ya no está tan buena, así que nos la hemos comido”. ¿Acaso no son personas avariciosas? (Sí). En cuanto las cosas materiales aportadas por la casa de Dios, además de las que han comprado los hermanos y hermanas para la familia anfitriona, se trasladan a los dominios de estos anticristos, se convierten en suyas; las usan o se las comen a su antojo, o incluso las tratan directamente como posesiones propias y las esconden. Cuando los hermanos y hermanas vuelven a la casa, estas cosas han desaparecido. Si la iglesia necesita usar de nuevo esos lugares de residencia de los anticristos, ha de gastar dinero para volver a comprar esas cosas, y los hermanos y hermanas han de llevarlas de nuevo allí. Al ver esto, los anticristos se ponen contentos, y piensan: “¡Creer en dios es maravilloso! No me puedo hacer rico tan rápido haciendo ninguna otra cosa; esta es, de lejos, la manera más sencilla de conseguir cosas. Además, nadie se atrevería a denunciar a la policía que estas pertenencias de la iglesia han desaparecido; si de veras intentaras denunciarme, ¡yo te denunciaría a ti primero! Por tanto, lo único que puedes hacer es callarte y aceptarlo, no puedes quejarte de ello en ninguna parte. Me he apropiado de estas cosas y me he comido esta comida. ¿Qué vas a hacerme? Dios no tiene favoritos. Estoy aportando mi casa para hospedar a hermanos y hermanas, así que esa es la contribución que he hecho y dios me recordará por ella. ¿Por qué preocuparme por quedarme con algo? ¡Es solo lo que merezco! ¿Por qué preocuparme por comerme algo de esta comida? ¿Es que a vosotros se os permite comerla pero a mí no? Sois miembros de la casa de dios, ¿acaso no lo soy yo también? No solo me voy a beneficiar de esta situación, ¡sino que me voy a comer las cosas por mi cuenta y a cenar solo!”. Esa es la actitud de los anticristos hacia sus deberes. Su meta al llevarlos a cabo es conseguir esas cosas, las ven como grandes beneficios, y dicen: “Esta es la mayor gracia concedida por dios; nada es más palpable que esta gracia ni nada es más real y tangiblemente beneficioso que esta bendición. ¡Es una maravilla! Todo el mundo dice que creer en dios significa ‘recibir el céntuplo en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero’; esto cumple ese dicho. Ahora recibo un adelanto de esa bendición. ¡Esta es de veras la bondad de dios!”. Así, los anticristos no tienen el menor reparo en adueñarse de lo que pertenece a la casa de Dios, y lo toman implacablemente para sí. ¿Cómo perciben los anticristos estos bienes de la casa de Dios? Los tratan como la propiedad pública de los no creyentes; son todos codiciosos, todos quieren tomar las cosas de la casa de Dios para sí mismos, y no obstante siguen creyendo que son la gracia y las bendiciones que merecen disfrutar por desempeñar sus deberes. Además, nunca sienten ningún remordimiento ni vergüenza por ello, ni reconocen su propia perversidad o falta de integridad. Algunos de esos anticristos se vuelven incluso cada vez más avariciosos y ambiciosos. Al cumplir sus deberes de acogida, nunca piensan que Dios detestaría sus acciones o que estas lo ofenderían. En lugar de eso, su cabeza no para de hacer cálculos y de comparar. Piensan: “Esa familia sirvió como anfitriona y se quedó esas cosas. Si yo fuera anfitriona de la misma gente, esas cosas serían mías con todo el derecho. Ese anfitrión vive con mayores comodidades que yo y además come mejor. ¿Cómo es que yo no he obtenido el mismo beneficio?”. Calculan y compiten también por esas cosas. En cuanto aparece una oportunidad, son implacables y no la desaprovechan en absoluto. Así, cuando los anticristos hacen deberes de acogida, codician e intentan tomar posesión de todo lo que pueden, desde objetos tan pequeños como un par de plantillas a algo tan grande como un dispositivo comprado por la casa de Dios. Aprovechan la oportunidad de hacer sus deberes para buscar toda clase de excusas y maneras de quedarse con las cosas, apoderándose así indebidamente de la propiedad de la casa de Dios, mientras dicen con desvergüenza que lo único que están haciendo es proteger dicha propiedad, y que es lo mínimo que merecen por hacer su deber. Estas cosas suceden entre la gente que cree en Dios y lo sigue.
Mientras los anticristos desempeñan sus deberes de acogida, puede que se presenten a sí mismos externamente como si no codiciaran ni intentaran quedarse con las cosas, rehúsan aceptar cualquier pago por hospedar a hermanos y hermanas y, cuando ven ciertos objetos sin valor, se apresuran a ponerlos a buen recaudo. Sin embargo, cuando se trata de otros objetos valiosos que pertenecen a la casa de Dios, no los dejan escapar así como así. Tal vez entreguen algo que valga un yuan, pero lo que vale cien, mil o diez mil yuanes, o algo incluso más valioso, se lo guardan bien en el bolsillo y se lo quedan. Algunas personas experimentan una situación peligrosa a nivel local cuando están cuidando de los bienes de la casa de Dios y aquellos que saben que están cuidándolos tal vez huyen a otro lugar o acaban arrestados, así que nadie salvo ellas sabe de la existencia de esos bienes que mantienen a salvo; situaciones como esta son las que ponen a la gente a prueba. Aquellos que realmente creen en Dios, que aman la verdad y poseen un corazón temeroso de Dios, se pueden ceñir a su deber todo el tiempo y no se les pasará por la cabeza la idea ni el pensamiento de apropiarse de esos bienes. Sin embargo, los anticristos no son así; se devanarán los sesos y pensarán cualquier manera posible para quedarse con esos bienes. En cuanto les ocurre algo a esas personas que saben que ellos están guardando los bienes, los anticristos se alegran en secreto en su fuero interno e incluso saltan de alegría. Se apropian de inmediato de los bienes sin sentir miedo alguno, y ni mucho menos ningún autorreproche o culpa. Algunos anticristos se sirven de esos bienes para los gastos de su propia casa y disponen de ellos a voluntad, otros usan el dinero de inmediato para comprar cosas que quieren para su hogar, y hay quienes incluso depositan el dinero directamente en una cuenta bancaria y se lo quedan. Y cuando los hermanos y hermanas van a recoger los bienes, ¿están dispuestos a admitir los anticristos lo que han hecho? Nunca lo admitirán. Su objetivo al creer en Dios y realizar su deber es obtener cosas apetecibles, entre las que se incluyen las ofrendas de Dios, la propiedad de la casa de Dios e incluso las pertenencias personales de los hermanos y hermanas. Por tanto, los anticristos llevan a cabo su deber con avaricia, deseo y ambición personal; no están aquí para perseguir la verdad, para aceptar el juicio y castigo de Dios ni tampoco Su salvación, sino que vinieron aquí a fin de conseguir todos los beneficios, todas las ventajas y todos los bienes. Puede decirse que esta gente está llena de avaricia y deseo. ¿En qué ponen el corazón? En los bienes de la casa de Dios. Por eso, cuando hacen deberes de acogida, se centran en qué compra la casa de Dios para cada quien, cuánto dinero asigna la casa de Dios a cada persona, y cuántas grandes ventajas y qué cosas apetecibles obtienen ciertas personas de la casa de Dios y los hermanos y hermanas por hacer deberes de acogida; esas son las cosas en las que se fijan. Si se les pide que hospeden a hermanos y hermanas corrientes y no obtienen nada apetecible de ello, se les ocurrirán todo tipo de excusas para no tener que hacerlo. En el momento que se les pide que acojan a un líder superior, su actitud da un giro de 180 grados, cambia, son todo sonrisas y esperan con ansias al líder. Se muestran impacientes por invitar a ese “pez gordo” que van a hospedar en su casa, e idolatran a ese líder como a un dios. Piensan que su barco ha llegado, que esa es su gallina de los huevos de oro y que, si pierden la ocasión, desaparecerá su oportunidad para hacerse ricos, así que ¿cómo van a dejarlo pasar? Con avaricia, deseo y la motivación e intención de apropiarse indebidamente de los bienes de la casa de Dios, aceptan ese deber que puede proporcionarles cosas apetecibles. ¿Cuál es su objetivo final? ¿Es hacer adecuadamente su deber? ¿Es acoger bien a los hermanos y hermanas? ¿Es ofrecer su lealtad? ¿Es obtener la verdad? No, nada de eso; solo quieren servirse de esa oportunidad para obtener cosas apetecibles. No desean acoger a gente corriente, pero cuando se enteran de que van a acoger a un líder u obrero con estatus, se desviven por ello y luego se inventan excusas varias para que la casa de Dios compre toda clase de artículos de uso diario o de dispositivos del hogar para ellos. Dicen: “Los líderes no pueden alojarse en malas condiciones cuando vengan aquí. ¿Acaso no debería prepararse todo para que la acogida sea adecuada? Nosotros no disfrutamos de las cosas que aporta la casa de dios; si lo hacemos, es solamente porque el disfrute de los líderes repercute en nosotros. Además, si viene un líder, me temo que no estará acostumbrado a la comida que comemos aquí a diario. Los líderes tienen que gestionar muchas cosas todos los días y, si se sienten indispuestos, ¿no estaríamos siendo negligentes en nuestro deber como anfitriones? Por tanto, la iglesia debería preparar tres comidas al día para los líderes. Hemos de tener leche, pan, huevos y toda clase de verduras, fruta, carne y suplementos dietéticos listos para ellos”. ¿No es ese un pensamiento maravilloso y considerado? Los anticristos hablan muy alto el lenguaje humano, pero en su fuero interno, ¿piensan en realidad en los líderes? ¿Cuál es exactamente su objetivo oculto? Su objetivo no es tan simple. Puede que sean pobres y nunca hayan comido ni visto cosas buenas antes, y quieren servirse de esta oportunidad para obtener experiencia, vivir como los ricos, vivir una vida en la que estén cubiertas todas sus necesidades básicas, usar esa oportunidad para cuidar de su salud, comer cosas que la gente corriente no puede comer y disfrutar de un trato que la gente corriente no puede disfrutar. Por eso sus pensamientos parecen tan considerados. Sin embargo, ¿qué mentiras se esconden detrás de su consideración? Quieren intrigar en su propio beneficio, desean obtener esas cosas, apoderarse de ellas, y desde luego reflexionan sobre cada uno de los aspectos de sus propias intrigas; no harían eso por nadie más. Y cuando acogen a un líder, estos anticristos viven de veras la buena vida. Después se preguntan: “Vivir así es maravilloso, pero estas cosas en realidad no me pertenecen. ¿Cuándo serán mías? Si me deshago de este líder, no podré disfrutar más de ellas, pero si no me deshago de él, en realidad no poseo la buena voluntad de seguir acogiéndolo. En ningún caso desempeñaría este deber si no fuera por estas cosas apetecibles. Cada día tengo que levantarme temprano e irme a dormir tarde, estoy en un constante estado de miedo y tengo que atender al líder. Ahora siempre pienso que hay más que perder al hacer este deber de lo que hay que ganar, y que las ventajas y los placeres que obtengo de esto no son suficientes. ¿Qué haré si el líder sigue viviendo aquí durante mucho tiempo? Se me tendrá que ocurrir una manera de hacer que se vaya, así volveré a tener paz y tranquilidad en mi casa”. ¿Es así como piensa la gente? ¿Pensarían así aquellos que poseen una humanidad normal y llevan a cabo su deber de manera sincera? (No). Así es como piensan los anticristos. No importa lo apetecibles que sean las cosas o las ventajas que obtengan, su avaricia y deseo no pueden saciarse nunca; son insaciables, creen que no han obtenido nada y no piensan que hacer ese deber sea el trabajo que les corresponde. Al contrario, creen que se trata de un sacrificio y un precio adicionales. No importa cuántas cosas obtengan o lo grandes que sean las ventajas que les aporten, sienten que han salido perdiendo y creen que es la casa de Dios y los hermanos y hermanas los que se están beneficiando a su costa, y que ellos no obtienen nada apetecible a cambio. A medida que pasa el tiempo, les parece que esas cosas apetecibles no los satisfacen y su avaricia no puede quedar saciada. Decidme, ¿qué humanidad poseen los anticristos? ¿Poseen alguna? (No). ¿Y tiene conciencia la gente sin humanidad? ¿Pueden llevar a cabo su deber al tiempo que albergar el deseo de cumplirlo con sinceridad, así como el de ser humildes y sinceros y esforzarse de verdad? ¿Pueden desempeñar su deber sin requerir ningún pago, buscar ninguna remuneración ni perseguir recompensa alguna? (No). ¿Por qué no? No tienen sentido de la conciencia y no importa lo grandes que sean las ventajas que obtengan, creen que son bien merecidas. ¿No es esto de “bien merecidas” algo en lo que no puede pensar la gente normal y que nunca se les ocurriría? ¿Existe alguna sensación de vergüenza en esta clase de pensamiento y actitud? (No). ¿Poseen los que no tienen sentido de la vergüenza algo de humanidad? Este asunto deja en evidencia una naturaleza que poseen los anticristos, la de no tener vergüenza ni conciencia.
¿Qué clase de personas son aquellas sin vergüenza? ¿Qué tipo de personas entre la especie humana no tienen vergüenza? (Los esquizofrénicos). Los enfermos mentales no tienen vergüenza, corren desnudos por la calle, sin ser conscientes de toda la gente que los mira, tal vez incluso se ríen de aquellos que llevan ropa y dicen: “Mirad los problemas que os causa llevar ropa. ¡Yo corro desnudo por la calle y me siento muy libre y sin restricciones!”. ¿No es eso no tener vergüenza? (Sí). Eso es no tener vergüenza. La gente sin vergüenza no tiene sentido de la conciencia y están mentalmente enfermos; se benefician a costa de todos los demás, quieren quedarse con cualquier cosa que pertenezca a otros, su avaricia y su deseo han sobrepasado el ámbito de la racionalidad humana normal; estas personas han alcanzado un punto en el que no pueden controlarse y no tienen sentido de la conciencia. ¿Puede la gente así obtener la verdad? Desde luego que no. Solo buscan fama, beneficio, estatus e intereses materiales, y nunca obtienen la verdad. Por tanto, ¿tendrán un lugar en el reino del cielo? Dios no salva ni perfecciona a tales personas. ¿Hay que tener lástima de ellas? (No). Hay que odiarlas, son repugnantes, detestables y despreciables. La calidad humana de estas personas es despreciable y miserable; no tienen dignidad ni vergüenza. Su corazón está lleno de avaricia, ambición y deseo. Solo quieren aprovecharse de la oportunidad que les ofrece el cumplimiento de su deber para intentar obtener intereses para sí mismas, y no aceptan la verdad en absoluto ni hacen las cosas conforme a los principios-verdad. Cuando oran a Dios, también piden cosas apetecibles, intereses y bendiciones de Dios. Le describen a Dios cuánto han sufrido y se han sacrificado, y acuden ante Él para orar sobre esas cosas con el único fin de usar el sufrimiento que han padecido y el precio que han pagado para hacer tratos con Dios, pedirle bendiciones y recompensas e incluso extender las manos hacia Él y pedirle el trato material que desean recibir. Lo que quieren expresar cuando acuden ante Dios son sus quejas, resistencia, insatisfacción, agravios y resentimiento, así como su decepción por no haber podido satisfacer su avaricia y sus deseos. Cuando Dios ve estas manifestaciones, ¿los ama o los detesta? (Los detesta). Cuando hacen algún pequeño esfuerzo por la iglesia, acuden de inmediato ante Dios para declararlo y reclamar el mérito, para contarle a Dios sus sacrificios y lo que han dedicado a la hora de hacer diversos deberes y trabajos; les aterra que Dios no sepa de estas cosas, que Él no pueda verlas y que olvide el precio que han pagado. Por tanto, a esta gente se la ve ante Dios como malvados y como bastante sinvergüenzas. Cuando acuden ante Dios para describir y declarar el precio que han pagado, para describirle las cosas que desean obtener y para extender las manos hacia Él y pedirle las recompensas que quieren, Dios dice: “apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad”. ¿Cuál es la actitud de Dios? “La gente como tú no merece acudir ante Mí. Me repugnas y siento aversión por ti. Te he dado todo lo que quieres; ya has recibido el céntuplo de lo que deseas obtener en esta vida. ¿Qué más quieres?”. Lo que Dios quiere darle a la especie humana no es fundamentalmente material, sino que desea concederle la verdad, de modo que la humanidad pueda obtener la salvación por medio de ella. Los anticristos, sin embargo, se oponen con descaro a la obra de Dios, no buscan la verdad ni la practican. En cambio, quieren servirse de la oportunidad que ofrece el cumplimiento de su deber durante la obra de Dios para obtener de manera inapropiada cosas apetecibles para sí mismos. Sacan provecho de cualquier coyuntura y se benefician de todo a costa de los demás. Sin embargo, a menudo les parece que salen perdiendo y no se han beneficiado mucho. Además, con frecuencia sienten que se han sacrificado y dedicado demasiado, que sus pérdidas superan a las ganancias y encima incluso se lamentan a menudo de sus sacrificios y creen que no han pensado bien las cosas ni se han buscado una ruta de escape para sí mismos. Así pues, con frecuencia se sienten enfadados en su fuero interno por no recibir en su debido momento recompensas a cambio de sus sacrificios, y además están llenos de quejas hacia Dios. Suelen hacer cálculos en el corazón y piensan: “¿Acaso dios no es justo? Dios no tiene favoritos, ¿no? ¿No es dios el dios que bendice a las personas? ¿Acaso no recuerda dios todas las buenas acciones de una persona y todo lo que uno ha dedicado y se ha esforzado? Renuncié a mi familia por la obra de dios y he pagado el precio, ¿pero qué obtengo de dios?”. Si su avaricia y deseo no quedan satisfechos a corto plazo, se vuelven negativos y empiezan a quejarse. Si su avaricia y deseo no se satisfacen a largo plazo, entonces se acumula el rencor en el fondo de su corazón. ¿Y cuáles son las consecuencias de ese rencor acumulado? Empezarán a dudar de Dios y a cuestionarlo en su interior, a juzgar Su carácter justo, e incluso empezarán a dudar del amor y la esencia de Dios. Si este rencor se acumula mucho tiempo, esas cosas se convierten en tumores malignos y empiezan a expandirse, y serán capaces de traicionar a Dios en cualquier momento. En especial, cuando estén ante personas que sean negativas y débiles y de una estatura relativamente inmadura, o ante algunas que sean nuevas en la fe, revelarán y propagarán esas emociones negativas de vez en cuando, expandiendo así su insatisfacción hacia Dios y sus blasfemias contra Él, e incluso confundirán a algunos que carecen de discernimiento para que alberguen dudas sobre el carácter justo de Dios y Su esencia. ¿No hacen eso los anticristos? Como sus ambiciones, deseos, búsquedas e intenciones no se han satisfecho, son capaces de hacer tales cosas y pueden generar esa clase de actitud hacia Dios. ¿De qué carácter se trata? Es claramente el carácter de un anticristo y un carácter satánico.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.