Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (V) Parte 1

II. Los intereses de los anticristos

C. Intrigar en beneficio propio

Hoy vamos a continuar nuestra charla sobre el punto nueve de las diversas manifestaciones de los anticristos y la sección en este punto relacionada con los intereses de los anticristos. La vez anterior compartí el tercer punto de los intereses de los anticristos, el de los beneficios. En ese punto, enumeré manifestaciones específicas de diversos aspectos y abordé sobre todo el comportamiento, los pensamientos y los puntos de vista de los anticristos, y las diversas cosas que hacen bajo el control de esos pensamientos y puntos de vista. En la ocasión anterior compartí dos aspectos: el primero era malversar los bienes de la casa de Dios y el segundo era usar a los hermanos y hermanas para que los sirvan y trabajen para ellos. Estas son dos manifestaciones específicas de que los anticristos intrigan en beneficio propio. Ahora que he hablado sobre esto, ¿contáis con un entendimiento sobre la esencia-naturaleza de los anticristos? En realidad, no hay diferencias importantes entre los humanos corruptos en cuanto a las diversas manifestaciones de los anticristos, ya sea respecto a su carácter o a su esencia-naturaleza. Hay más similitudes que diferencias; solo difieren en si tienen una humanidad buena o una malvada, y solo existe una marcada diferencia en lo que respecta a su actitud hacia la verdad. Aunque las actitudes corruptas de las personas son todas las mismas, los anticristos son capaces de odiar la verdad, resistirse a Dios, juzgarlo y blasfemar contra Él, y son además capaces de hacer el mal y perturbar el trabajo de la iglesia. Estas son las zonas en las que los anticristos y los humanos corruptos corrientes son claramente diferentes. Todo el mundo tiene el carácter de un anticristo, pero si no han hecho maldad ni perturbado la obra de la iglesia y no se han enfrentado directamente a Dios, no se los puede definir como un anticristo. Aunque los humanos corruptos tienen los mismos, o similares, pensamientos, puntos de vista y actitudes corruptas, si la esencia-humanidad de alguien no es la de una persona malvada, esa es una diferencia patente entre ella y los anticristos. La mayoría de las personas no son capaces de percibir esta diferencia y meten en el mismo saco a aquellos con el carácter de un anticristo y a los que caminan por la senda de uno, y los catalogan como anticristos, ¡es muy fácil perjudicar a personas buenas al hacer esto! Si no entendéis con claridad la esencia de los anticristos, eso supone además un impedimento enorme para que os entendáis a vosotros mismos. Si notas que tu carácter corrupto es el mismo que el de un anticristo, pensarás que eres uno, y si ves que la senda que recorres es la misma que la de un anticristo, entonces pensarás que eres uno. Te seguirás definiendo a ti mismo como un anticristo si ves que tu manera de hacer las cosas y tus pensamientos y puntos de vista son los mismos que los de un anticristo. Si te percibes a ti mismo como a un anticristo de estas tres maneras, tú mismo vas a decidir que eres uno. ¿Qué consecuencias acarreará esto? No cabe duda de que hasta cierto punto te volverás negativo y te rendirás. Entenderte a ti mismo de esta manera es un tanto distorsionado. Entonces, ¿es innecesario entender tu carácter de anticristo? No, por supuesto que es necesario. El propósito de compartir y diseccionar el carácter de los anticristos es hacer que seáis capaces de compararos y de llegar al punto de entenderos a vosotros mismos de verdad. Si solo entiendes que tienes un carácter corrupto promedio, pero no reconoces que tienes el carácter de un anticristo, tu entendimiento de ti mismo es muy superficial y unilateral; no es el que debería ser. Puede que ahora mismo no seáis conscientes de esto. La mayoría de la gente piensa: “No camino por la senda de un anticristo ni soy uno, tampoco tengo la esencia de un anticristo, por lo que no hay necesidad de llegar al punto de entender que tengo el carácter de un anticristo, que soy capaz de recorrer la senda de un anticristo y que podría convertirme en uno. Si este fuera mi entendimiento de mí mismo, ¿acaso no me estaría infravalorando?”. Así pues, no estáis muy interesados en estos temas relativos a dejar en evidencia a los anticristos. Con independencia de que estés interesado o no, si eres alguien que persigue la verdad, acabará por llegar el día en el que poco a poco alcances a entender estos aspectos de la verdad y estos dichos. He oído a algunas personas que comparten su experiencia y su comprensión, si bien no dicen nada en absoluto respecto a que tienen el carácter de un anticristo o a que caminan por la senda de uno. Es obvio que sus pensamientos, puntos de vista y carácter son exactamente los mismos que los de los anticristos, son idénticos, pero esto no lo entienden. Es prueba suficiente de que la medida del entendimiento de algunas personas sobre sí mismas es muy superficial, en el sentido de que solo son capaces de entender que tienen un carácter corrupto, que se resisten a Dios y se rebelan contra Él, que su humanidad no es muy buena y que no aman mucho la verdad. En realidad, lo que manifiestan y revelan es el carácter de un anticristo y la senda por la que caminan es la de un anticristo, pero esto no lo entienden. ¿Por qué no? Porque no entienden las diversas manifestaciones relacionadas con el carácter de un anticristo, y hay incluso muchas personas que temen decir que tienen el carácter de un anticristo o que están en la senda de uno. Aunque lo entiendan, no se atreven a decirlo; si lo dicen en voz alta, es como si estuvieran malditas o condenadas. En realidad, lo menciones o no, ¿acaso tu situación no es la misma? ¿Puede cambiar el hecho de que tengas el carácter de un anticristo? No. El hecho de que no entiendas esto, prueba que tu comprensión de la verdad es demasiado superficial y no posees un verdadero entendimiento de ti mismo.

3. Servirse de su posición para adquirir fraudulentamente alimentos, bebidas y otras cosas deseables

A continuación, compartiremos sobre la tercera manifestación de los anticristos, intrigar en beneficio propio; servirse de su posición para adquirir fraudulentamente alimentos, bebidas y otras cosas deseables. Por supuesto, a “servirse de su posición” también se le puede llamar adquirir fraudulentamente alimentos, bebidas y otras cosas deseables enarbolando la bandera de creer en Dios. ¿Habéis intentado alguna vez reflexionar sobre este punto antes y habéis pensado en ello? (No). ¿Habéis visto alguna vez a esta clase de persona? ¿Tenéis alguna opinión respecto a ella? ¿Tenéis algún sentimiento de odio o asco? ¿Sentís desprecio hacia ella? (Sí). ¿Qué clase de persona es? ¿Cómo es su humanidad? ¿Por qué hace estas cosas? ¿Cuál es su punto de vista al creer en Dios? ¿Es esta clase de persona alguien al que salve Dios? En última instancia, ¿cuál es el objetivo de su fe en Dios? Han renunciado a sus familias y carreras, y han exhibido expresiones de sufrir adversidades y pagar un precio, pero al final, ¿cuál es su objetivo al servirse de su posición para adquirir fraudulentamente alimentos y bebidas? ¿Acaso saben que, cuando hacen esto, Dios los detesta y está descontento? ¿Habéis pensado alguna vez en estas cuestiones? La verdad sea dicha, la mayoría de vosotros no lo ha hecho. ¿Y por qué no? Algunos dicen: “Hay demasiadas personas como estas en la sociedad, así que no es para tanto tener a unas cuantas en la casa de Dios. Es más, no es que nosotros seamos necesariamente tan puros”. Te consideras alguien que persigue la verdad y, sin embargo, nunca consideras tus propias acciones, pensamientos e ideas, así como las acciones y comportamientos de los demás, y estableces una conexión entre ellos y la verdad, por medio del uso de la perspectiva de la verdad para considerarlos y definirlos. Por tanto, ¿sigues siendo alguien que persigue la verdad? ¿Conservan todavía valor y significado para ti las verdades que has llegado a entender en tu fe en Dios? No. Todos aquellos que fingen ser espirituales cuando carecen de comprensión espiritual tienen una espiritualidad falsa, y no se preocupan de nada más que de pasar todo el día ciñéndose rígidamente a los preceptos o pronunciando palabras y doctrinas, lo cual es parecido a lo que hacían los antiguos eruditos, “dedicarse por completo a estudiar libros de sabios y no prestan atención alguna a los asuntos externos”. Las personas que fingen ser espirituales creen que todo lo que hacen los demás no les afecta, que lo que piensan los demás es cosa de ellos, y se niegan a aprender a discernir a las personas, a desentrañar las cosas y a comprender las intenciones de Dios según Sus palabras. La mayoría de las personas son así; cuando terminan de escuchar un sermón o de leer las palabras de Dios, lo apuntan en un papel, lo almacenan en su corazón y lo tratan como doctrinas o preceptos, con los que cumplen de manera simbólica y que luego olvidan. En cuanto a la manera en que las cosas que suceden a su alrededor o los diversos comportamientos y manifestaciones que ven en las personas se relacionan con estas verdades, nunca piensan en ello ni tratan de reflexionar sobre esto en su corazón, ni tampoco oran o buscan. La vida espiritual de la mayoría de las personas se encuentra en este estado. Por esta razón, mucha gente es lenta y superficial para entrar en la verdad; su vida espiritual es extremadamente monótona, se limitan a seguir preceptos y no existen principios en su forma de hacer las cosas. Podría decirse que, en el caso de muchas personas, su vida espiritual se ha divorciado de la vida real, está vacía y, por eso, incluso en lo que respecto a los comportamientos y manifestaciones flagrantes de las personas malvadas y los anticristos, carecen por completo de conceptos y todavía más de definiciones, así como tampoco tienen ideas ni muestran tener discernimiento. En cuanto a los comportamientos, manifestaciones y dichos de los anticristos a la hora de intrigar en su propio beneficio individual, puede que hayáis visto bastantes de ellos, pero en vuestro corazón nunca habéis intentado meditar con exactitud qué clase de persona son, si pueden obtener la verdad en su creencia en Dios, si persiguen la verdad y otras cuestiones de ese estilo. En cambio, os pasáis el día ociosos, actuáis por inercia en todo lo que hacéis y no buscáis ser capaces de obtener la verdad ni de entender y entrar en la realidad-verdad. Los anticristos se sirven de su posición para intrigar en su propio beneficio y de su fe en Dios como una excusa para obtener toda clase de cosas deseables de manera fraudulenta en la casa de Dios. Como es natural, entre estas cosas deseables se incluye la comida y la bebida, así como ciertos disfrutes materiales y cosas del estilo. La esencia de tales personas es la misma que la esencia materialista de los anticristos de los que hemos hablado antes; se trata de la calidad humana de la misma clase de persona. Solo buscan el disfrute de toda clase de beneficio material; no persiguen la verdad y menos aún preparan buenas acciones. Solo fingen perseguir la verdad y, a primera vista, parece que lo hacen. En el fondo de su corazón buscan, básicamente, los placeres carnales de comer, beber y que los traten bien, cosas que tienen siempre en mente. Hay bastantes personas de esta clase por ahí; lo más probable es que en cada iglesia haya una o dos, tal vez incluso más. Hoy no voy a hablar sobre las manifestaciones de estas personas, su comportamiento y su esencia en un sentido teórico. Primero voy a hablar sobre unos cuantos casos representativos específicos y os voy a permitir a todos escuchar, obtener perspectivas a partir de ello y ver cómo las personas como estas guardan relación con este punto del que hablamos y si se sirven de su posición para enarbolar la bandera de creer en Dios para adquirir fraudulentamente alimentos, bebidas, dinero y cosas materiales. Tratad de discernir a esta clase de persona y luego pensad si aquellas con las que os ponéis en contacto cuentan con estas manifestaciones de las que hablamos. Si se os ocurre alguien, podéis dar también algunos ejemplos. Decidme, ¿es mejor dar ejemplos o solo compartir así en general? (Es mejor dar ejemplos). ¿Cuál es la ventaja de dar ejemplos? Primero, la mayoría de la gente está dispuesta a escuchar estas historias y casos reales. Tienen personajes y un argumento, y mucha gente las encuentra interesantes. Es como si hablaras sobre tu experiencia personal; si escribes un artículo al respecto, lo normal es que la gente lo lea una o dos veces y ya está, pero si haces una película o una obra de teatro sobre ello, la verá más gente y no solo una vez. De este modo, la gente se fijará en este aspecto de la verdad o en las personas, acontecimientos y cosas relevantes con mayor detenimiento y claridad, y les causarán una impresión más profunda. Asimismo, dar algunos ejemplos específicos ayuda a las personas a establecer comparaciones y conexiones más precisas entre cada aspecto de la verdad y ellas mismas.

Primer caso: Fingir que se trabaja para gorronear comida y bebida

Vamos a dar primero algunos ejemplos comunes en el pueblo escogido de Dios. Ciertos líderes y obreros llegan a un nuevo puesto de trabajo, donde se encuentran a diferentes hermanos y hermanas y descubren algunas cosas buenas y piensan: “Hay cosas buenas. ¿Por qué yo no las tengo?”. ¿Acaso no llevan dentro pensamientos inapropiados? Se les ha subido la avaricia a la cabeza. En cuanto la avaricia se les sube a la cabeza, estos vulgares y desvergonzados miserables se paran y buscan cualquier excusa para trabajar en ese lugar y no marcharse. ¿Cuál es su propósito al no marcharse? (Poder aprovecharse algún día). Eso es, quieren aprovecharse. Si no se aprovechan, no van a dormir bien por las noches. Les preocupa que, si van a otro lugar, alguien vaya a sacar provecho y ellos no vuelvan a tener esta oportunidad, así que buscan una excusa para predicar y trabajar en tal lugar. En realidad, su corazón siempre piensa en estas cosas deseables y sus ojos siempre están centrados en ellas. Al final, se asientan en ese lugar y la mayoría de los hermanos y hermanas los aprecian, saben que son predicadores y los idolatran y admiran. Ahora es el momento de que estos líderes y obreros mencionen que hay algo que quieren, de modo que piensen en toda clase de maneras diferentes de tratar el tema, pero mientras más dicen, más ansiosos se ponen. Reflexionan para sí: “¿Cómo debería pedir esto? No puedo dejar que los hermanos y hermanas sepan que me gusta esto y lo quiero. He de hacer que me lo den por propia voluntad, no he de hacerles pensar que se lo estoy pidiendo, sino que es algo que me entregan voluntariamente, y por supuesto que es algo que merezco tener”. Después de esto, les preguntan a los hermanos y hermanas: “¿Cómo ha sido últimamente tu entrada en la vida?”. Los hermanos y hermanas dicen: “Desde que has venido, la vida de iglesia ha mejorado y todo el mundo está revitalizado”. “El hecho de que estéis revitalizados significa que la condición de vuestro espíritu ha mejorado. Vuestros negocios también van bien. Si dios quiere, irán mejor aún en el futuro”. A medida que hablan, los líderes y obreros viran la conversación hacia aquello que quieren. Cuando los hermanos y hermanas se dan cuenta de que los líderes y obreros quieren tal cosa, les dicen que se lleven un poco cuando se vayan. Los líderes y obreros dicen: “No puedo llevarme nada. Esto no concuerda con los principios y no complacería a dios”. “No es problema. Te mereces llevarte un poco”. “Aunque me lo merezca, no puedo”. Después de decir esto, les preocupa que los hermanos y hermanas acaben por no dárselo, así que se expresan dando rodeos, a fin de que les agradezcan su bondad, mientras que al mismo tiempo sacan a colación de manera proactiva qué es lo que quieren, de modo que los hermanos y hermanas recuerden darles un poco. Después, los hermanos y hermanas se dan cuenta de lo que quieren los líderes y obreros y dicen: “No hablemos ahora sobre este asunto. Podemos hablar sobre ello cuando te marches”. Cuando los líderes y obreros oyen a los hermanos y hermanas decir esto, su corazón se llena de gozo y piensan: “Excelente. ¡Al fin voy a obtener lo que quiero!”. Y luego piensan: “Si mañana ya me marcho, les resultará demasiado obvio que quiero tal cosa. Mejor me voy dentro de dos o tres días”. Al llegar el tercer día, los hermanos y hermanas les dan un paquete muy pesado cuando se van a marchar. Los líderes y obreros notan que el paquete es aquello que querían, pero fingen no haberlo visto y no lo rechazan. Simplemente cogen el paquete sin mediar palabra. ¿Qué clase de personas son? Usan su trabajo como una vía y su mano de obra como moneda, intrigan para obtener cosas deseables y se las sacan a los hermanos y hermanas por medio de la extorsión. ¿Acaso no es un tipo de fraude? ¿Cuál es el propósito de su trabajo? Obtener cosas deseables estafando a los demás. En cuanto descubren un lugar donde hay algo deseable y que tiene algo que quieren, se quedan allí y no quieren irse. Se llevan todo lo bueno a su casa. Después de ser líderes u obreros durante varios años, les han estafado muchas cosas a los hermanos y hermanas para llevárselas a casa. Algunos les han arrebatado a los hermanos y hermanas recetas familiares secretas u objetos heredados, y otros les estafaron productos que eran especialidades locales. La fe en Dios de estas personas parece que consiste en ir de un lado a otro y trabajar sin pedir nada a cambio, pero de hecho, les han estafado demasiadas cosas deseables a los hermanos y hermanas.

Después de que un líder llega a cierta iglesia, ve que los azufaifos en esa zona son reconocidos en todo el país, y piensa: “Me encanta comer azufaifos. Si hubiera nacido aquí, podría comer azufaifos todo el día, pero por desgracia no puedo quedarme muchos días y todavía no están maduros. ¿Cuándo voy a poder comerlos? Ya sé… puedo buscar un motivo para quedarme hasta que maduren los azufaifos, entonces me los podré comer, ¿no?”. Después pone una excusa y dice que la mayoría de los hermanos y hermanas están en mal estado y no logran nada en su trabajo, así que se le debe destinar aquí una larga temporada para tratar con esfuerzo de poner en marcha cada punto del trabajo antes de irse. Sin embargo, ¿es eso lo que piensa realmente en su corazón? (No). Por dentro calcula: “Me marcharé cuando los azufaifos estén maduros y me los pueda llevar”. No para de pensar esto, su corazón lo detiene en seco y permanece en ese lugar. Durante su tiempo allí, predica algunas palabras y doctrinas y hace algunas cosas superficiales, pero no consigue mucho en cuanto a trabajo. Al final, los azufaifos maduran y su corazón rebosa de felicidad: “Al fin puedo comer azufaifos. ¡Ya está aquí el día con el que he soñado!”. En cuanto están maduros, empieza a comerlos, mientras que rumia en sus adentros: “No está bien que me pase el día comiendo azufaifos aquí. No me puedo quedar solo para eso. ¿Y si lo notan los hermanos y hermanas? Tengo que pensar una manera de hacerles que me den unos pocos para llevármelos. Si no me los dan, he de intentarlo con afán y decir algo más para avanzar en este asunto”. En cuanto los hermanos y hermanas que viven allí ven que le gusta comer azufaifos, le comentan que van a darle más para que se los lleve cuando se marche. Se pone contento al oír esto, pero su boca dice: “No puede ser, no concuerda con los principios. Los creyentes no pueden codiciar esto. ¿No sería aprovecharme de vosotros? No puedo llevármelos sin pagar. Cuando me vaya, os los pagaré”. Esto que dice son solo palabras. Cuando se ha comido todo lo que puede y es momento de irse, en su corazón sigue pensando: “¿No me van a dar alguno, o me darán simplemente algunos que estén malos? Yo quiero comerme los grandes, los buenos”. Dos días antes de irse, no para de decir: “Ya se han recogido casi todos los azufaifos, ¿no? ¿Cuándo madurarán el año que viene?”. Con lo cual les recuerda a los hermanos y hermanas que no olviden darle algunos para llevárselos. Todos los hermanos y hermanas lo entienden en cuanto lo oyen: “Parece que no tenemos otro remedio que darle unos pocos para que se los lleve antes de irse, y debemos escoger los buenos; de lo contrario, podría complicarnos las cosas”. Cuando al fin es momento de irse, los hermanos y hermanas le dan tres grandes cajas para que se las lleve. No puede con ellas y obliga a sus subordinados a ayudarle a cargarlas. Justo antes de irse, se come todos los que puede; aunque se ponga enfermo, le parece que merece la pena. Le da miedo no poder volver a comerlos una vez que se marche. Cuando se va, sigue reacio y piensa: “Esta vez ya he comido bastantes. Regresaré el año que viene por esta época. No hace falta que vuelva muy pronto, pero tampoco puede ser demasiado tarde. Debería venir justo cuando los azufaifos estén maduros. Así podré comerme algunos frescos y, cuando se sequen, comerme otros secos. Además, puedo llevarme algunos cuando me marche”. ¿Acaso no calcula esto en mucho detalle? Piensa con todo su corazón en estas cosas. Siempre piensa en aprovecharse y elabora intrigas para obtener cosas deseables, además de para estafarles cosas que van en su propio interés a los hermanos y hermanas. No va a renunciar a ninguna cosa deseable que vea. Aunque se trate de algo irrelevante, mientras a él le llame la atención y se le quede en la cabeza, seguro que al final cae en sus manos. ¿No es este el comportamiento de un anticristo? ¿No es especialmente vulgar la humanidad y la calidad humana de las personas de esta clase? Da igual lo bien que sean capaces de sufrir adversidades y pagar un precio aparente y lo bien que puedan renunciar a su familia y a su carrera, ¿se puede decir que sean personas que persigan la verdad? En absoluto. Estas personas son de las que adquieren fraudulentamente comida y bebida enarbolando la bandera de creer en Dios.

Algunas personas van a lugares de todo tipo para difundir el evangelio y trabajar, y cuando vuelven a casa se traen especialidades locales de cada lugar, o incluso cosas que les han sacado a los hermanos y hermanas por medio de la extorsión. Ya sea ropa de diseño o productos electrónicos, no dejan pasar aquello que les llama la atención, y piden tenerlo. Si no se lo das, se les ocurrirán toda clase de excusas para podarte, te harán entender por qué te podan y no aflojarán hasta que se las acabes dando. Estas personas estafan toda clase de cosas deseables para ellas enarbolando la bandera de hacer su deber, y no cejan en su empeño de intentar adquirir estas cosas deseables. A veces, los hermanos y hermanas les dan un poco de algo, pero piensan que no vale mucho y dicen: “No, gracias. Dios me ha bendecido mucho. No quiero nada”. Usan esta clase de palabras para rechazar el ofrecimiento y con ellas engañan a los hermanos y hermanas para que los aprecien y los tengan en alta consideración. Sin embargo, si lo que los hermanos y hermanas les dan es algo que estas personas han soñado y que necesitan y en lo que piensan constantemente, cuando ven semejantes cosas, quieren malversarlas y no se contienen para nada. Algunas mujeres malversan cosméticos, ropa y zapatos buenos que les quitan de las manos a los hermanos y hermanas, y algunos hombres les estafan electrodomésticos, motocicletas o productos electrónicos. Pasan a tener en su posesión toda cosa deseable. No importa qué cosas buenas tengan los hermanos y hermanas, mientras les llame la atención, pensarán en todas las maneras posibles de obtenerlas fraudulentamente. Asimismo, se les ocurren toda clase de pretextos y buscan todo tipo de excusas a fin de reunirse para cenar, y se atiborran de comida y bebida. ¿Hasta qué punto? Dondequiera que van, se fijan en qué familia tiene dinero y cuál come bien, luego se quedan con esa familia y no se marchan. A continuación, se les ocurren toda clase de pretextos para organizar reuniones con los colaboradores y hacer cenas. ¿Y qué dicen al principio de cada cena? “Nuestra reunión de hoy es una reunión del reino. Esta mesa de comida nos ofrece una degustación que anticipa el banquete del reino”. Los que les lamen las botas se apresuran a decir: “Amén. ¡Demos gracias a dios!”. Hay algunos supuestos líderes y obreros que se atiborran de comida y bebida vayan donde vayan. Cada comida ha de tener ingredientes nutritivos y debe haber pescado y carne, y los platos deben cambiar cada semana, no se pueden repetir. Después de la cena, han de beber un buen té y ponen excusas, dicen: “No me puede faltar el té. Tengo una gran carga de trabajo diaria y he de quedarme hasta tarde por las noches. Si no bebo un poco de té para mantenerme despierto, no podré trabajar de noche”. Es lo que dice su boca, pero ¿qué piensan en su corazón? “No fue fácil alcanzar la posición que tengo hoy. ¿Acaso no debería imponerme un poco? Además, he soñado con disfrutar de algunas de las mejores cosas de la vida, así que, ¿no debería pensar en todas las maneras posibles de disfrutarlas? Si no uso mi poder ahora que lo tengo, no tendré ocasión de volverlo a hacer cuando se acabe. Debería comer y beber tanto como pueda. Quién sabe si llegará un día en el que ya no tenga esta posición y no pueda disfrutar de tales cosas. Ya no contaré con esta oportunidad. ¿No será entonces mi vida al completo un desperdicio?”. La gente de esta clase adquiere fraudulentamente comida y bebida enarbolando la bandera de hacer trabajo. Hacen un poco de trabajo y predican unas pocas palabras y doctrinas, y luego quieren estafar cosas deseables y comer cosas buenas.

Hubo alguien que trabajaba en cierto lugar y para el que los hermanos y hermanas que vivían en aquella localidad tenían que matar un pollo cada día. Adquirió el hábito de comerse un pollo al día, todos los días. ¿Qué sentís al oír esto? (Asco). Los hermanos y hermanas criaban pollos por sus huevos, y solo los mataban para comérselos cuando eran ya viejos. Desde que llegó esa persona, hubo que sacrificar incluso a los pollos que ponían huevos, y en consecuencia, cada vez había menos pollos y los hermanos y hermanas estaban ya al límite de su paciencia. Luego se le despidió y se fue a casa, pero aun así no cambió este problemático defecto. Hacía a su mujer matar un pollo diario para comérselo; si no, discutía con ella. ¿Qué clase de persona es esta? Comer pollo se había convertido en parte de su ser. Lo comía a diario, en todas sus comidas. Incluso después de que lo despidieran, debía seguir comiéndolo, se había vuelto dependiente de ello. ¿Acaso no tiene un problema esta persona? ¿Qué me decís, son buenas las personas de esta clase? (No). En resumen, no es una buena persona alguien que enarbole la bandera de creer en Dios y se sirva de oportunidades surgidas en el transcurso del cumplimiento del deber para extorsionar a los hermanos y hermanas a fin de que les den sus pertenencias una y otra vez, y para adquirir fraudulentamente comida y bebida todo el tiempo. Su esencia es la de un anticristo. Da igual dónde vayan a trabajar o qué clase de trabajo hagan, primero escogen a familias anfitrionas de relativa opulencia y vida acomodada para que los acojan. ¿Cuál es el propósito de buscar estos lugares? Comer bien y quedarse en una buena casa, satisfacer la carne. Hay algunos lugares en los que no pueden quedarse por el entorno adverso, pero ¿se desprenderán de su avaricia y de estos pensamientos suyos? No. Buscarán otros lugares como este que los acojan. Por consiguiente, después de que estas personas hayan trabajado durante varios años en localidades del extranjero, su aspecto será del todo diferente y, cuando regresen a casa, los hermanos y hermanas ya no los reconocerán. Su rostro estará más lleno, su estómago más redondo, vestirán mejor, serán más quisquillosos y tendrán ínfulas. ¿Cómo les estará yendo el crecimiento en la vida? Su vida no habrá crecido en absoluto; solo comerán y vestirán bien, habrán ganado grasa y comido tanto que les habrá salido papada y lucirán una amplia barriga. En un entorno terrible como China continental, sea cual sea el deber que realice una persona, se trata de un asunto aterrador. Aunque a veces coman bien y los acojan familias acomodadas, serán incapaces de ganar peso. Por tanto, ¿qué clase de personas son aquellas que pueden comer hasta que les sale papada y una barriga gruesas? (Los que anhelan los beneficios del estatus). Son aquellos que siempre piensan en lo que van a comer y beber, y en lo que van a disfrutar en sus tres comidas al día. Si la gente de esta clase no toma una buena comida, no están de humor para trabajar ni hacer su deber. Si su estómago no está satisfecho, su mente no está equilibrada: “He comido muy mal hoy. No había nada de carne y no me habéis ofrecido té al terminar. Así que os voy a ignorar. Cuando compartáis el trabajo de la iglesia, no voy a hablar, voy a vengarme de vosotros. ¿Quién dijo que estuviera bien que no me ofrecierais buenas comidas? Tengo que comer este tipo de comida y encima luego queréis que hable con vosotros. ¡De ninguna manera!”. Esto es lo que piensan por dentro, pero no lo pueden decir en alto. Solo dicen: “Me he quedado hasta tarde trabajando, así que he de echarme una siesta a mediodía”. ¿Acaso no es un gran estafador? Duerme hasta las cuatro o las cinco de la tarde y hay muchas personas que lo esperan, pero no quiere levantarse. De repente, huele a manzanas y salta de la cama, no sea que se acaben. Así es como se comportan y hacen su deber. Vaya donde vaya esta gente y, al margen de cómo coman y beban las palabras de Dios o escuchen los sermones, no cambiarán sus intenciones y objetivos ni se desprenderán de sus ambiciones y deseos. Todas las cosas materiales son el objetivo de su búsqueda en esta vida; comer y beber bien y disfrutar de un buen trato son los objetivos de su creencia en Dios en esta vida. Piensan que, si creen en Dios en esta vida, van a poder comer buenas cosas todo el tiempo, llevar ropa bonita y vivir en una casa preciosa, además de contar con el apoyo de los hermanos y hermanas, si son capaces de adquirir fraudulentamente estas cosas; así, se sentirán satisfechos en esta vida. En este mundo, una persona no ganará mucho dinero por trabajar con afán en un trabajo normal, y no es fácil ganar dinero haciendo negocios; no podrán disfrutar de cosas semejantes. Por tanto, tras meditarlo, siguen pensando que lo mejor es creer en Dios, como si no hiciera falta que le dedicaran un gran esfuerzo. Lo único que han de hacer es decir unas pocas palabras, correr un poco de un lado a otro, asumir un poco de riesgo, y luego pueden comer y vestirse bien, incluso hacer que la gente los atienda y disfrutar de que los traten como una persona importante. Creen que vivir así es maravilloso y que se les ha bendecido mucho por creer en Dios. Por consiguiente, dicen a menudo cosas insinceras delante de los hermanos y hermanas, como: “Dios nos ha dado demasiado, en gran cantidad y más de lo que cualquier hombre ha pedido o deseado nunca”. Estas palabras son correctas, si bien del todo incongruentes con sus búsquedas personales y su calidad humana, así como con sus pensamientos, intenciones y objetivos. Todo lo que dicen engaña a las personas. Su apariencia exterior de gastarse y viajar de un lado a otro para hacer la obra de Dios es también a fin de engañar a las personas. Solo los cálculos, las intenciones y la avaricia en su corazón son auténticos. Esta es la calidad humana de semejantes personas. Da igual lo que hagan o dónde vayan, estos placeres materiales ocupan un lugar de honor en su corazón y nunca se desprenderán de ellos ni los olvidarán. Por mucho que compartas la verdad y las intenciones de Dios, cumplirán sus deberes al tiempo que se aferran obstinados a esta avaricia y estos deseos, y dado que albergan estas intenciones y objetivos, tengan estatus o no, sus intenciones no van a cambiar.

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