Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (IX) Parte 1

II. Los intereses de los anticristos

D. Sus expectativas y su porvenir

4. Cómo consideran los anticristos el título de “servidor”

Hoy vamos a continuar hablando sobre el punto nueve de las diversas manifestaciones de los anticristos: cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal. Con este punto, nuestro tema principal a compartir es una disección de los intereses de los anticristos, y hoy vamos a compartir el cuarto subtema dentro del cuarto punto de los intereses de los anticristos, cómo consideran el título de “servidor”, así como a diseccionar cómo consideran los anticristos este título. Aquellos que han seguido a Dios hasta ahora están familiarizados con la palabra “servidor” y la mayoría básicamente han aceptado este título en su fuero interno. En cuanto a sus inclinaciones subjetivas, no se produce resistencia a este título. Sin embargo, en lo que se refiere a los detalles de decir que alguien es un servidor, esta persona expresa sobre todo reticencia y renuencia, se siente agraviada, no quiere en realidad que la llamen servidor ni quiere serlo. A juzgar por las expresiones de la gente, aunque estén de acuerdo en que “servidor” no es un mal título en lo referente a sus inclinaciones subjetivas, desde una perspectiva objetiva, la gente todavía considera el título “servidor” con algunos elementos de discriminación, hostilidad e incluso renuencia; muestran esos sentimientos hacia ello. Al margen de lo que piense la gente sobre el título de “servidor”, ya puedan serlo y aceptarlo con sinceridad o no, o si lo que piensan de este título carga con muchas de las impurezas y deseos del hombre, hoy lo primero va a ser compartir qué es exactamente un servidor, cómo se define y clasifica en concreto el título “servidor” a ojos de Dios, cuál es la esencia de estos servidores de los que habla Dios y cómo considera Dios la palabra “servidor” y de qué manera eso difiere de cómo lo considera la gente, de modo que todos podáis llegar a tener un entendimiento y una concepción precisos en vuestro corazón del título de “servidor”.

a. Definición y origen del título de “servidor”

La palabra “servidor” se refiere literalmente a una persona que trabaja y se esfuerza por algo. Si evaluamos este título en términos de posición, se refiere a alguien al que utilizan durante un periodo temporal. Es decir, si se considera a alguien un servidor y comienza un empleo o se pone a trabajar en una industria, no se trata de una carrera profesional en la industria a largo plazo ni tampoco es así el empleo que emprende, sino que se trata de algo temporal. Les hacen esforzarse de forma temporal y servir durante un tiempo en esta industria o empleo. No cuentan con expectativas ni con futuro ni reciben beneficios materiales. No han de cargar con ninguna responsabilidad; solo les pagan por su trabajo. Cuando terminan el empleo que les han asignado, ya no los necesitan y se limitan a cobrar su sueldo y a marcharse. En resumen, es temporal y les piden que trabajen cuando los necesitan. Este es el entendimiento literal de un servidor. Si interpretamos la palabra “servidor” de acuerdo con las ideas de la especie humana, a los servidores los califican como “trabajadores por contrato” y “trabajadores temporales”, gente que trabaja o realiza un esfuerzo temporal por un empleo o una industria. Su única conexión es con el periodo de tiempo en el que los necesitan para el empleo, y una vez que ese periodo termina, ya no tienen ningún valor. Esto es porque ya no los necesitan y su valor de uso ha terminado; su valor se ha agotado durante ese tiempo. Este es el significado literal que la gente puede entender y observar en lo que respecta a la palabra “servidor”. Dentro del significado que el lenguaje humano puede expresar, es decir, el significado del título de “servidor” tal como dice Dios que los humanos lo pueden comprender, ¿hay algún nivel de significado que esté de acuerdo con la verdad? ¿Hay algún nivel de significado que se conforme a la humanidad y racionalidad normales? ¿Hay algún nivel de significado que las personas deberían entender como auténticos seres creados? ¿Hay algún nivel de significado relativo a cómo considera Dios este título? (No). ¿Cómo sabéis que no lo hay? Estáis perplejos, no sois capaces de explicarlo. Entre vosotros hay estudiantes universitarios, graduados, doctorados y profesores; sin embargo, ninguno de vosotros lo podéis explicar con claridad, ¿cierto? (Sí, así es). Esta es la diferencia entre el conocimiento y la verdad. Puede que tengas educación, puede que conozcas el significado de “servidor” y lo que significa la palabra, que describe a un tipo de persona y a un grupo de ellas, puede que entiendas la esencia de esas personas, sus manifestaciones y su rango entre toda la especie humana, pero, cuando no eres capaz de entender esta palabra desde la perspectiva de la verdad y la de un ser creado, ¿de dónde viene exactamente tu entendimiento? ¿Cuál es exactamente la esencia de esta palabra que acabas por entender? ¿No es este un entendimiento de la palabra “servidor” que ha venido de esta humanidad corrupta, de esta sociedad y del conocimiento de la especie humana? (Sí). ¿Es el conocimiento de la especie humana compatible con la verdad o es antagónico a ella? (Es antagónico). Por tanto, cuando tienes este entendimiento y comprensión de esta palabra, ¿te opones a Dios o estás del lado de la compatibilidad con Él? Resulta obvio que, cuando entiendes y comprendes esta palabra con tu conocimiento, con tu cerebro, te pones en contra de Dios de manera involuntaria y sin saberlo. Cuando usas tu conocimiento para entender esta palabra, las cosas que has entendido te conducen inevitablemente a que sientas resistencia, repulsión, asco e incluso odio hacia la palabra “servidor”. ¿Hay aquí alguna sumisión? ¿Hay alguna verdadera aceptación? (No). Hay quien dice: “Acepto buenas palabras, pero ¿por qué debería aceptar esta mala palabra? Basta con que no sienta resistencia hacia ella. Por ejemplo, acepto términos positivos como ‘recibir una corona’, ‘recibir recompensas’, ‘ser bendecido’, ‘entrar en el reino’, ‘subir al cielo’, ‘no ir al infierno’, ‘no ser castigado’ y ‘ser un primogénito’. Esto es natural, es la respuesta corriente del ser humano, y son las cosas que la gente debería perseguir. En cuanto a los términos negativos como ‘personas malvadas’, ‘anticristos’, ‘ser castigado’ e ‘ir al infierno’, a nadie le gusta aceptarlos. La palabra ‘servidor’ es neutral, pero, de acuerdo con mi entendimiento, no puedo aceptarla y a mí me basta con no despreciarla. Si voy a aceptarla voluntariamente y someterme a ella y aceptarla de parte de Dios, eso sencillamente no es posible”. ¿No es así como piensa la gente? (Sí). ¿Esta manera de pensar es correcta o incorrecta? (Incorrecta). ¿Cuándo te diste cuenta de que era incorrecta? Justo ahora, ¿verdad? Eso es un problema. Acabas de enterarte de que es incorrecta. Antes de darte cuenta, parece que ya habías aceptado el título de “servidor” en la superficie, y lo habías hecho de forma subjetiva; ¿era esta aceptación verdadera o falsa? (Falsa). Estaba claro que no era verdadera y que tampoco estabas perfectamente dispuesto a aceptarla. Aquí había falsedad, fingimiento y desgana, y también una sensación de que no te quedaba otra opción.

Acabamos de hablar sobre las auténticas reacciones y manifestaciones de las personas respecto al título de “servidor”, y demuestran por completo sus opiniones, puntos de vista y comprensiones de este título, revelando por completo que la actitud de esas personas hacia este título es de desgana, de discriminación y repulsión, y de resistencia desde el fondo de su corazón. Esto es porque la gente desprecia ser servidora, desprecia la palabra “servidor”, no está dispuesta a ser servidora y odia serlo. Este es el entendimiento de las personas de este título y su actitud hacia él. Vamos a mirar ahora cómo ve Dios exactamente a los servidores, cómo surgió la palabra “servidor”, cuál es la esencia de este título a ojos de Dios y cuál es su origen. El significado literal de “servidor” es, en el lenguaje propio de la especie humana, el de un trabajador temporal, alguien que sirve de manera temporal en una industria o un empleo, y al que se necesita de forma puntual. En el plan de gestión de Dios, en la obra de Dios y en la casa de Dios, este grupo de personas llamadas servidores son indispensables. Cuando llegaron a la casa de Dios, al lugar de Su obra, no sabían nada de Dios ni de la fe en Él, ni mucho menos de la obra de Dios o de Su plan de gestión. No entendían nada; solo eran personas externas, no creyentes. Cuando aquellos que son no creyentes a ojos de Dios vienen a la casa de Dios, ¿qué pueden hacer por Él? Se puede decir que no pueden hacer nada. Dado que rebosan de actitudes corruptas y no conocen en absoluto a Dios, y debido a la esencia-naturaleza de las personas, lo único que pueden hacer es lo que sea que Dios les mande hacer. Siguen el trabajo de Dios hasta donde sea que alcance, su conocimiento se extiende hasta donde lo lleven las palabras de Dios; solo conocen Sus palabras y no tienen entendimiento alguno de ellas. Estas personas cooperan con pasividad en cualquier empleo que Dios requiera que trabajen; son del todo pasivas y no activas. Aquí “pasivas” quiere decir que no saben qué hará Dios, no saben lo que Dios les pide que hagan, no saben el significado o el valor del trabajo que Dios les está pidiendo que hagan, y no saben qué senda deberían seguir. Al venir a la casa de Dios, son como máquinas, solo funcionan de la manera que Dios las opera. ¿Qué necesita Dios de ellos? ¿Lo sabéis? (Las personas son objetos para que Dios exprese la verdad a juzgar. Son objetos de las palabras de Dios). Esta es una parte; las personas son objetos de las palabras de Dios. ¿Qué más? ¿Qué hay de los dones de las personas? (Sí). ¿Qué hay del pensamiento de la humanidad normal? (Sí). Dios solo te usa si tienes el pensamiento de la humanidad normal. Si no tienes conciencia y razón, entonces no estás cualificado siquiera para ser un servidor. ¿Qué más hay? (Las habilidades y los talentos especiales de las personas). Estos se incluyen en los dones y son también parte de ello; las diversas habilidades que poseen las personas. ¿Qué más? (La determinación para cooperar con Dios). Esto también es parte de ello, la aspiración a obedecer y someterse, y por supuesto también se puede decir que es el deseo de las personas de amar cosas positivas y amar la luz. La aspiración de obedecer y someterse es la determinación para cooperar con Dios, pero ¿cuál es la manera más apropiada de decir esto? (La aspiración de obedecer y someterse). Eso es, la palabra “aspiración” es, en comparación, más amplia y abarca un rango más extenso. Si usamos la palabra “determinación”, el ámbito es un tanto más estrecho. Asimismo, la “aspiración” es comparativamente más ligera en su grado que la “determinación”, lo cual significa que, después de que tengas una aspiración, generas de manera gradual diversas determinaciones; las determinaciones son más específicas, mientras que las aspiraciones son en cierto modo más amplias. En lo que respecta al Creador, estas son las diversas cosas que Dios necesita de la especie humana corrupta. Es decir, cuando una persona externa acude a la casa de Dios sin saber absolutamente nada sobre Él, Su gestión, Su esencia, Sus declaraciones ni Su carácter, es como una máquina, y lo que puede hacer por Él y en su cooperación con la obra de Dios básicamente no tiene nada que ver con el estándar que requiere Dios: la verdad. Las cosas que puede usar Dios de tales personas son las que acabamos de mencionar: la primera es que estas personas pueden convertirse en objeto de las palabras de Dios; la segunda es los dones que estas personas poseen; la tercera es que poseen el pensamiento de la humanidad normal; la cuarta es las diversas habilidades que poseen estas personas; la quinta y más importante es que estas personas tienen la aspiración de obedecer y someterse a las palabras de Dios. Todas estas cosas son fundamentales. Una vez que alguien las posee todas, empieza a trabajar al servicio de la obra de Dios y para Su plan de gestión, y con el fin de estar oficialmente en el camino correcto, lo que significa que se ha convertido oficialmente en un servidor en la casa de Dios.

Cuando la gente no entiende las palabras de Dios, Sus intenciones ni la verdad, y no teme a Dios lo más mínimo, no puede haber otro papel para cada uno de ellos que no sea el de servidor. Es decir, eres un servidor estés dispuesto a serlo o no; no puedes escapar de este título. Alguna gente dice: “He creído en Dios toda mi vida. Desde que empecé a creer en Jesús hasta ahora, han pasado décadas; ¿sigo de veras siendo un mero servidor?”. ¿Qué te parece esta pregunta? ¿A quién le están preguntando sobre esto? Deberían preguntárselo a sí mismos y reflexionar sobre sí mismos: “¿Entiendo ahora las intenciones de Dios? Cuando ahora hago mi deber, ¿solo realizo esfuerzo o estoy practicando la verdad? ¿Estoy siguiendo la senda de perseguir y entender la verdad? ¿He entrado en la realidad-verdad? ¿Tengo un corazón temeroso de Dios? ¿Soy alguien que se someta a Dios?”. Deben reflexionar sobre sí mismos considerando estas cosas. Si han cumplido estos criterios, si pueden mantenerse firmes cuando se encuentran con las pruebas de Dios, y si pueden temer a Dios y evitar el mal, por supuesto que ya no son servidores. Si no han cumplido siquiera uno de estos criterios, sin duda siguen siendo servidores y se trata de algo ineludible e inevitable. Hay quien dice: “He creído en Dios más de 30 años, en los que no se incluyen siquiera los años que pasé creyendo en Jesús. Desde aquella vez que Dios se hizo carne, apareció, obró y empezó a expresar Sus declaraciones, he sido seguidor de Dios. Yo me encontraba entre los primeros en experimentar en persona la obra de Dios, y estuve entre los primeros en oír palabras salidas de Su boca. Han pasado muchos años desde entonces y aún creo en Dios y lo sigo. He sido arrestado y perseguido varias veces y me he encontrado con muchos peligros, y Dios siempre me ha protegido y guiado durante todo el proceso; Dios nunca me abandonó. Ahora sigo haciendo mi deber, mis condiciones mejoran cada vez más, mi fe no para de crecer y no tengo dudas sobre Dios en absoluto, ¿acaso sigo siendo un servidor?”. ¿A quién se lo preguntas? ¿No es a la persona equivocada? No deberías formular esta pregunta. Ya que has creído durante tantos años, ¿no sabes si eres un servidor o no? Si no sabes eso, ¿por qué no te preguntas si posees la realidad-verdad, si tienes un corazón temeroso de Dios y si te comportas de una manera que evita el mal? Dios ha obrado todos estos años, ha dicho todas estas palabras, ¿y cuánto has entendido y en cuánto has entrado? ¿Cuánto has obtenido? ¿En cuántos casos has recibido la poda y cuántas pruebas y refinamientos has aceptado? Cuando los aceptaste, ¿te mantuviste firme en tu testimonio? ¿Eres capaz de dar testimonio de Dios? Cuando te encuentras con pruebas como las que se encontró Job, ¿eres capaz de negar a Dios? ¿Cómo de grande es tu fe en Dios exactamente? ¿Es tu fe una mera creencia o es verdadera fe? Hazte estas preguntas. Si no conoces las respuestas a estas preguntas, eres una persona atolondrada y me doy cuenta de que sigues a la multitud, no mereces siquiera que se te llame servidor. Alguien que alberga esta clase de actitud hacia el título “servidor” y todavía está tan confuso en su fuero interno da mucha pena. No sabe siquiera lo que es, mientras que Dios se muestra del todo claro y lúcido en Su trato hacia todas las personas.

Acabamos de hablar sobre qué es exactamente el significado original de Dios respecto a la palabra “servidor”. Cuando la gente entra en la casa de Dios, en un principio, cuando no entiende la verdad y solo posee diversas aspiraciones o algo de determinación para cooperar, el papel que desempeña durante ese periodo solo puede ser el de un servidor. Por supuesto, la referencia a servir no es demasiado agradable al oído. Dicho de otra manera, significa hacer un servicio y trabajar al servicio de la obra de gestión de Dios para salvar a la especie humana; significa hacer un esfuerzo. Estas personas no entienden ninguna verdad ni las intenciones de Dios, y no pueden contribuir con ningún esfuerzo ni cooperar de ningún modo con el trabajo específico que emprende Dios para salvar y gestionar a la especie humana, ni con las diversas obras relacionadas con la verdad. Solo cuentan con algunas habilidades y dones, y solo pueden dedicar algo de esfuerzo y decir unas cuantas cosas para cierto trabajo relativo a asuntos generales y para hacer algo de trabajo en servicios periféricos. Si esta es la esencia del trabajo que hace la gente que lleva a cabo su deber, si solo desempeña un papel de servicio, entonces es difícil para ellos sacudirse el título de “servidor”. ¿Por qué es difícil sacudírselo? ¿Tiene esto algo que ver con la definición de Dios de este título? Sí, no cabe duda. Es muy fácil para las personas hacer un poco de esfuerzo y hacer las cosas de acuerdo con sus habilidades naturales, sus dones y su mente, pero vivir según la verdad, entrar en la realidad-verdad y actuar de acuerdo con las intenciones de Dios es muy extenuante; requiere tiempo, la guía de Dios, Su esclarecimiento y Su disciplina, e incluso más, requiere aceptar el juicio y castigo de las palabras de Dios. Por tanto, mientras la gente trabaja para lograr estos objetivos, lo que la mayoría puede hacer y lo que puede proveer es esto que se acaba de mencionar: ser los objetos de las palabras de Dios, poseer ciertos dones y ser de alguna utilidad en la casa de Dios, poseer el pensamiento de la humanidad normal y ser capaz de comprender y llevar a cabo cualquier trabajo que les manden, poseer ciertas habilidades y ser capaz de emplear sus talentos especiales en cierto empleo en la casa de Dios, y, lo más importante, tener la aspiración de obedecer y someterse. Cuando rindas servicio en la casa de Dios, cuando te esfuerces por la obra de Dios, entonces, con solo un poco de aspiración para obedecer y someterte, no te volverás negativo ni holgazanearás. En su lugar, harás todo lo que puedas para ejercer la autocontención y hacer menos cosas malas mientras haces más cosas buenas. ¿No es este el estado y la condición en los que se hallan la mayoría de las personas? Por supuesto, hay una muy pequeña minoría entre todos vosotros que ya ha dejado atrás esta condición y este ámbito. ¿Y qué ha llegado a poseer esta pequeña minoría de personas? Han llegado a entender la verdad, a poseer la realidad-verdad. Cuando se encuentran con problemas, pueden orar y buscar las intenciones de Dios, y pueden actuar de acuerdo con los principios-verdad. Su aspiración de obedecer y someterse ya no se detiene solo al nivel de la determinación, sino que, en cambio, pueden practicar activamente las palabras de Dios, obrar de acuerdo con Sus exigencias y tener un corazón temeroso de Dios cuando se encuentran con problemas. No hablan ni actúan sin pensar, y en su lugar son cautas y cuidadosas. En especial, cuando recibir la poda entra en conflicto con sus propias ideas, no juzgan a Dios, no razonan con Él y no sienten resistencia en su interior. Desde el fondo de su corazón, aceptan de veras la identidad, el estatus y la esencia de Dios. ¿Hay alguna diferencia entre estas personas y los servidores? ¿Qué diferencias son esas? La primera diferencia es que entienden la verdad, y la segunda es que pueden poner algunas verdades en práctica. La tercera es que tienen algo de conocimiento de Dios, y la cuarta es que su obediencia y sumisión ya no son solo aspiraciones, sino que se han transformado en una actitud subjetiva; han llegado a ser realmente sumisos. La quinta, y este es el más importante y valioso de estos puntos, es que un corazón temeroso de Dios ha surgido dentro de ellos. Se puede decir que aquellos que poseen estas cosas ya se han sacudido el título de “servidor”. Esto es porque, a juzgar por sus diversos aspectos de entrada, además de por su actitud hacia la verdad y el nivel de su conocimiento de Dios, ya no es tan simple como que hagan una única labor profesional en la casa de Dios, y ya no son trabajadores temporales a los que han convocado para hacer un poco de trabajo de forma puntual. Es decir, estas personas no están aquí para recompensas temporales; no las reclutan para uso temporal ni las observan durante el periodo en el que las utilizan para ver si pueden asumir este trabajo a largo plazo. En cambio, son capaces de practicar la verdad y hacen bien su deber. Por tanto, estas personas se han sacudido el título, la designación, de “servidor”. ¿Las habéis visto? Hay personas así en la iglesia. Deseáis saber quiénes son y cuántas hay, pero no puedo deciros eso ahora mismo; cuando lleguéis a entender la verdad, podréis discernirlas. Lo que deberíais saber es en qué clase de condiciones os encontráis, qué senda es la que tenéis delante y estáis siguiendo, así como qué senda deberíais seguir; estas son las cosas que deberíais saber.

Ahora bien, ¿impone Dios a la gente el título de “servidor”? ¿Se sirve Dios de este título para denigrar a las personas, para categorizarlas y evaluarlas? (No). Por tanto, ¿cómo ha definido Dios este título? Al concederle un título a las personas, no es que Dios les asigne un apodo al azar y no lo defina en función de su apariencia externa; este título no es solo un título. El nombre de una persona es solo una designación, un apelativo que no acarrea ningún significado real. Por ejemplo, algunos padres chinos esperan que sus hijas sean inteligentes y guapas, así que le ponen la letra china de “guapa” en su nombre, pero no es más que una esperanza y no tiene nada que ver con su esencia. Puede que sea realmente estúpida y al crecer no sea atractiva, ¿qué sentido tiene entonces llamarla “guapa”? Hay también algunos chicos que se llaman “Chenglong” o “Chenghu”, que usan las letras chinas que significan convertirse en dragón o en tigre. ¿De veras son formidables por llamarse así? Puede que sean cobardes o inútiles. No son más que las esperanzas que los padres albergan hacia sus hijos, les ponen estos nombres que no guardan relación con su esencia. Por tanto, los nombres y títulos portan las figuraciones y los buenos deseos de las personas, pero solo son apelativos y designaciones, y no se conceden en función de su esencia. Los títulos y nombres que define Dios, sin embargo, no se dan en absoluto en función de la apariencia externa de la gente, y desde luego que no se basan en los propios deseos de Dios. ¿Quiere Dios que las personas sean servidoras? (No). ¿Habéis leído alguna vez en Sus palabras que Dios diga: “Quiero que todo el mundo se convierta en servidor y no quiero que nadie se salve”? (No). ¿Qué es lo que quiere Dios entonces? La gente ha dicho con anterioridad: “Dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición”. Esto es un deseo. Sin embargo, el título de “servidor” no ha salido de la nada. Era como cuando Dios determinó los nombres “árbol” y “hierba”. Los árboles son cosas grandes y altas y, cuando alguien menciona un árbol, todo el mundo sabe que los árboles son grandes y altos y, cuando alguien menciona la hierba, todo el mundo sabe que la hierba es pequeña y corta, ¿no? (Sí). Por tanto, ¿qué pasa con el título de “servidor”? Este título surgió conforme a la esencia y las manifestaciones del ser humano y de acuerdo con la etapa de la obra de Dios. Si la gente puede llegar a entender poco a poco la verdad al paso de la obra de Dios, a entrar en la realidad-verdad y lograr tenerle sumisión a Dios y temerlo, en este momento el título cambia. Por tanto, incluso si eres uno de los servidores, no afecta a que hagas el deber de un ser creado y persigas y practiques la verdad, e incluso menos aún afecta a tu sumisión a Dios y a tu temor hacia Él.

¿Hay algunos que nunca se van a sacudir el título de “servidor”? (Sí). ¿Qué clase de personas son? Las que no persiguen la verdad, las que puede que entiendan la verdad pero no la practican ni mucho menos la aman, e incluso sienten repulsión y aversión por la verdad en su corazón. ¿Por qué se quedan en la casa de Dios si sienten aversión por la verdad? Quieren obtener algún beneficio, se esfuerzan un poco y exhiben algunos buenos comportamientos con deseos ilusorios en la casa de Dios. Se sirven del precio que pagan, de lo que se entregan y se gastan, además de perder parte de su juventud y emplear parte de su tiempo a cambio de cualquier ventaja que quieran obtener. Debido a la senda que siguen, al final no son capaces de entrar en la realidad-verdad, no pueden lograr la sumisión a Dios, y mucho menos pueden lograr temer a Dios: siempre los definirán como servidores. Hay algunos entre esta clase de personas en la casa de Dios que pueden rendir servicio hasta el final y otros que no, y hay una ligera diferencia de humanidad entre aquellos que pueden rendir servicio hasta el final y aquellos que no. Los que no persiguen la verdad pero pueden rendir servicio hasta el final —es decir, los que pueden dedicar algo de esfuerzo en la casa de Dios hacia Su obra mientras el plan de gestión de la obra de Dios está en curso— tienen una humanidad relativamente buena y benevolente. No cometen maldad, no causan perturbaciones mientras rinden servicio y no los echan de la iglesia. Esas personas pueden rendir servicio hasta el final, y son las que siempre serán servidoras. En cuanto a los otros, como su humanidad es muy mala, como son de una calidad humana y una integridad escasas, perturban y trastornan con frecuencia las diversas obras en la casa de Dios mientras rinden servicio, y causan pérdidas a gran parte de la obra de la casa de Dios. No saben arrepentirse cuando los podan o los aíslan una y otra vez, y solo regresan al mal camino; no entienden ninguna verdad en absoluto, no la aceptan, sino que en su lugar obran arbitrariamente, y es a tales personas a las que descartan. ¿Por qué las descartan? La gente así no es capaz siquiera de rendir servicio. No son capaces de trabajar bien cuando se esfuerzan un poco en la casa de Dios y, mientras se esfuerzan, además cometen maldad y hacen que la casa de Dios y los hermanos y hermanas paguen el precio. Usar a tales personas no compensa la pérdida. Les dan oportunidades de reflexionar una y otra vez, pero al final su naturaleza permanece inmutable y no escuchan nada que nadie tenga que decir. Tales personas no merecen rendir servicio en la casa de Dios ni son capaces de ello, así que las echan.

¿Entendéis en general este título de “servidor”? ¿Es “servidor” un título discriminatorio que Dios le da a la especie humana? ¿Usa Dios intencionadamente este título para denigrar a las personas? ¿Lo usa para revelarlas y probarlas? ¿Usa Dios este título para hacer que la gente sepa exactamente qué son los seres humanos? ¿Pretende tales cosas? En realidad, Dios no pretende nada de esto. Dios no pretende revelar a las personas ni menospreciarlas y ridiculizarlas, ni tampoco pretende usar este título de “servidor” para probarlas. El único significado que Dios tiene para el título de “servidor” es que define y forma este título de acuerdo con el desempeño y la esencia de las personas, de acuerdo con el papel que la gente desempeña durante la obra de Dios, además de lo que las personas pueden hacer y su capacidad para la cooperación. A partir de este significado, vemos que todo el mundo en la casa de Dios está rindiendo servicio para el plan de gestión de Dios y ha ocupado en algún momento este papel de servidor. ¿Podemos decir esto? (Sí). De veras podemos, y ahora todos lo podéis entender. Dios no quiere usar este título para desalentar a las personas ni para probar su fe, y mucho menos para menospreciarlas o hacer que se comporten mejor y sean obedientes, ni para hacerles saber cuál es su identidad y posición, e incluso menos para que Dios quiera usar este título de “servidor” con el fin de despojar a la gente del derecho de hacer el deber de un ser creado. Este título viene totalmente determinado conforme a las diversas actitudes corruptas que la gente revela y a los verdaderos estados de las personas mientras siguen a Dios. Por tanto, este título no tiene nada que ver en absoluto con lo que serán la identidad, el estatus, la posición y el destino de las personas una vez que la obra de gestión de Dios llegue a su fin. Este título deriva por completo de las necesidades del plan de gestión de Dios y de Su obra de gestión, y es una verdadera condición de la especie humana corrupta en el plan de gestión de Dios. En cuanto a que la gente provea servicios a la casa de Dios como servidores y los usen como máquinas, ya perdure esta condición hasta el final o pueda cambiar a mejor a lo largo de la trayectoria en la que siguen a Dios, eso es algo que depende de su búsqueda. Si alguien persigue la verdad y puede lograr un cambio de carácter, así como sumisión y temor a Dios, desechará por completo el título de “servidor”. ¿Y en qué se convierten las personas cuando han desechado el título de “servidor”? En verdaderos seguidores de Dios, en el pueblo de Dios y el pueblo del reino, es decir, se convierten en el pueblo del reino de Dios. Si mientras sigues a Dios solo te conformas con esforzarte, sufrir y pagar un precio, y no persigues la verdad ni la pones en práctica, tus actitudes corruptas no cambian en absoluto, nunca haces nada conforme a los principios de la casa de Dios y, al final, no eres capaz de alcanzar la sumisión ni de temer a Dios, entonces este título de “servidor”, esta “corona”, no será demasiado grande ni demasiado pequeña para ti, sino que encajará perfectamente en tu cabeza y nunca serás capaz de deshacerte de ella. Si sigues en este estado cuando la obra de Dios llega a su fin y tu carácter todavía no ha cambiado, el título de “pueblo del reino de Dios” no guardará relación contigo y serás siempre un servidor. ¿Cómo puedes entender estas palabras? Deberíais entender que, en el momento en el que termine la obra de Dios, es decir, cuando todos a los que Dios quiere salvar se hayan salvado, cuando la obra que Dios quiera hacer haya logrado su efecto y sus objetivos se hayan alcanzado, Dios ya no hablará ni guiará a las personas, ya no hará ninguna obra para salvar al ser humano, y Su obra acabará allí mismo, como lo hará la senda de fe en Dios que sigue la gente. En la Biblia existe este versículo: “Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro, que el justo siga practicando la justicia, y que el que es santo siga guardándose santo” (Apocalipsis 22:11). ¿Qué significa esto? Significa que, en cuanto Dios diga que Su obra ha terminado, esto se traduce en que Él ya no va a cumplir Su obra de salvar al hombre ni la de castigarlo y juzgarlo; Dios ya no esclarecerá ni guiará al hombre, ni le dirá ya palabras con paciencia, ni lo exhortará con sinceridad ni lo podará; Dios ya no desempeñará esta obra. ¿Qué significa esto? Significa que entonces se revelarán los desenlaces de todas las cosas, que los desenlaces de las personas estarán determinados y nadie podrá cambiarlos, y tampoco habrá más ocasiones de que las personas se salven. Esto es lo que significa.

Cuando alguien se despoja del título de “servidor” al final de la obra de Dios, cuando desecha este apelativo, esta condición, eso significa que tal persona ya no es alguien externo ni un no creyente a ojos de Dios, sino que más bien es un miembro de la casa de Dios y de Su reino. ¿Y cómo ha surgido este título de “miembro de la casa de Dios y de Su reino”? ¿Cómo se lo gana la gente? Al perseguir la verdad y entenderla, al sufrir y pagar el precio, al hacer bien tu deber, al alcanzar un cambio de carácter hasta cierto nivel y ser capaz de someterte y temer a Dios, te conviertes en un miembro de la casa de Dios. Como Job y Pedro, Satanás ya no tiene que hacerte daño ni corromperte, puedes vivir en libertad en el reino de Dios y en Su casa, no necesitas batallar más con tus actitudes corruptas, y a ojos de Dios eres un auténtico ser creado, un auténtico ser humano. ¿No es eso algo que haya que celebrar con alegría? ¿Qué significa? Significa que la vida de sufrimiento y adversidad de una persona que ha sido corrompida por Satanás ha llegado por completo a su fin y empieza a vivir una vida de alegría, paz y felicidad. Puede vivir en la luz del semblante del Creador, vivir junto a Dios, y esto es algo que se ha de celebrar con alegría. Sin embargo, en cuanto a la otra clase de personas que al final no se las han arreglado para desechar el título de “servidor”, ¿qué significa para ellas si todavía no se han quitado este título, esta “corona”, de su cabeza cuando termina la obra de Dios? Significa que siguen siendo forasteros y a ojos de Dios todavía son no creyentes. La razón de esto es que no aceptan la verdad ni la practican en absoluto, no han logrado el cambio de carácter ni son capaces de someterse a Dios ni tienen un corazón temeroso de Él. Las deberían descartar de la casa de Dios y no cuentan con un lugar en Su reino. Si no hay lugar para ellas en el reino de Dios, ¿dónde se encuentran? Se hallan fuera del reino de Dios y son un grupo separado del pueblo de Dios. A tales personas todavía se les llama “servidoras” y esto significa que no se han convertido en el pueblo de la casa de Dios, nunca serán Sus seguidores, Él no las reconoce y nunca volverán a recibir bendiciones ni gracia de Dios. Por supuesto, eso además significa que no tienen ocasión de disfrutar de buenas bendiciones con Dios en Su reino ni de obtener paz y alegría; esta ocasión ya ha pasado de largo. Por tanto, por lo que a ellos respecta, ¿es este momento algo que se celebrará con alegría o acaso es un acontecimiento doloroso? Es un acontecimiento doloroso. Y en cuanto a cuál será su recompensa por cargar con este título de “servidor” fuera de la casa de Dios y de Su reino, este es un asunto para más adelante. En cualquier caso, la diferencia entre la recompensa que reciben los servidores y la que recibe el pueblo del reino de Dios es muy grande; hay diferencias respecto a la posición, la recompensa y otros aspectos tales. ¿No es lamentable que las personas así no hayan obtenido la verdad y no hayan sido capaces de lograr el cambio de carácter mientras que Dios ha estado llevando a cabo Su obra para salvar a las personas? ¡Resulta muy lamentable! Estas son algunas palabras al respecto del título de “servidor”.

Hay quien dice: “Siento resistencia cuando mencionan a los servidores. No quiero ser un servidor y no estoy feliz de serlo. Si soy miembro del pueblo de Dios, puedo aceptarlo, aunque sea el más insignificante de ellos, y está bien mientras no sea un servidor. No tengo otra búsqueda ni albergo otro ideal en esta vida; solo espero deshacerme del título de ‘servidor’. No pido mucho”. ¿Qué piensas de la gente así? ¿Es esta la actitud de alguien que persigue la verdad? (No). ¿Qué actitud es esta? ¿Acaso no es negativa? (Sí). En lo que respecta al título de “servidor”, no hace falta que luches para sacudírtelo, porque este título se concede según el nivel de progreso que haces en tu vida y no se puede decidir en función de lo que tú quieras. No depende de lo que quieras, sino más bien de la senda que sigues y de si tus actitudes han cambiado. Si tu único objetivo es buscar ser capaz de desechar este título de “servidor”, permíteme entonces que te diga la verdad: no serás capaz de despojarte de él mientras vivas. Si te centras en perseguir la verdad y puedes lograr el cambio de carácter, entonces este título cambiará poco a poco. Desde estos dos puntos de vista, ¿les impone Dios el título de “servidor” a las personas? ¡En absoluto! No es un título que Dios les imponga ni es una designación, es un título dado en función del nivel de progreso que la gente hace en su vida. Que seas un servidor se reduce a cuánto progreso hagas en la vida y a cuánto cambie tu carácter. Cuando algún día seas capaz de lograr sumisión y temor de Dios, entonces, aunque estés dispuesto a ser un servidor, ya no lo vas a ser durante más tiempo, y esto se decide por medio de tu búsqueda, tu actitud hacia la verdad y la senda que sigues. También los hay que dicen: “Quiero sacudirme el título de ‘servidor’ y no quiero serlo, pero no entiendo la verdad ni estoy dispuesto a perseguirla. Por tanto, ¿qué puedo hacer?”. ¿Hay solución? Dios determina los desenlaces de toda clase de personas en función de Sus palabras y la verdad; no hay margen para el compromiso. Si amas la verdad y te puedes embarcar en la senda de perseguirla, esto es algo en lo que regocijarse; si sientes aversión por la verdad y eliges no seguir la senda en busca de la verdad, entonces esto es motivo de pena. Estas son las dos únicas sendas, no se puede elegir una intermedia. Las palabras que pronuncia Dios nunca van a morir; aunque todas las cosas lo hagan, ni una declaración de Dios puede morir. Las palabras de Dios son los criterios para emitir un juicio sobre todas las cosas y definirlas; las palabras de Dios son la verdad y nunca pueden morir. Cuando este mundo, la especie humana y todas las cosas se transformen y mueran, ni una palabra de Dios va a morir, sino que, en cambio, todas Sus palabras van a cumplirse. Los desenlaces de la especie humana y de todas las cosas se determinan y revelan debido a las palabras de Dios; nadie puede cambiar esto y no puede haber discusión al respecto. Por tanto, en lo que respecta a que Dios tenga soberanía sobre los desenlaces de las personas y los determine, si estas se entregan al pensamiento ilusorio, son unas necias absolutas. No hay una segunda senda que puedan elegir en este asunto, ya que Dios no se la ha dado. Este es el carácter de Dios, es la justicia de Dios, y la gente no puede interponerse en este asunto aunque quiera. Crees que puedes gastarte algo de dinero y usar tus contactos en el mundo de los no creyentes para lidiar con los asuntos, pero con Dios eso no funciona. Recuerda: ¡esto no va a llevarte a ninguna parte con Dios!

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