Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (IX) Parte 3

c. Por qué los anticristos no quieren ser servidores

Los anticristos no quieren ser servidores y no están dispuestos a serlo. Creen que, si lo son, sufrirán tremendos insultos y discriminación. Entonces, ¿qué es exactamente lo que quieren ser? ¿Cuál es su objetivo cuando empiezan a creer en Dios y vienen a Su casa? ¿Están dispuestos a ser miembros del pueblo de Dios, a ser Sus seguidores? ¿Están dispuestos a ser personas perfeccionadas? ¿Se contentan con ser como Pedro y Job y les parece bien? (No). ¿Hay alguien que diga que se contenta con ser miembro del pueblo escogido de Dios en su fe en Él, que le basta con eso? ¿Está alguien dispuesto a ser un juguete en manos de Dios? No, la gente no está especialmente dispuesta a eso. Cuando alguien viene a la casa de Dios, lo hace buscando obtener beneficios, bendiciones, recompensas y una corona. A medida que acepta que las palabras de Dios lo dejen en evidencia y lo juzguen, empieza a darse cuenta de que, si alberga tales intenciones en su fe en Dios, no será capaz de entender la verdad y al final no podrá lograr la salvación. Por tanto, muchos eligen desprenderse primero de su deseo de bendiciones y de su deseo de una corona y de recompensas, desprenderse de todos esos beneficios y escuchar primero lo que dice Dios, cuáles son Sus exigencias al ser humano y qué tiene Él que decirle a este. Muchas personas que escuchan las palabras de Dios sienten un gozo secreto en su corazón, y dicen: “Dios expone nuestra corrupción, expone lo feo que es nuestro verdadero ser, nuestra esencia de oponernos a Dios y sentir aversión por la verdad; todo esto son hechos. Para mi fortuna, no me apresuré a extender las manos hacia Dios buscando buena fortuna, gracia y bendiciones; por suerte me deshice primero de estas cosas. Si no lo hubiera hecho, ¿acaso no habría quedado como un necio? Todo lo que dice Dios expone la naturaleza y la esencia del ser humano, así que ¿cómo puedo entonces despojarme de esas cosas? Dios ha dicho que las personas deben primero encargarse de llevar a cabo su deber y de cooperar con el trabajo dentro del plan de gestión de Dios. Durante este proceso, si pueden embarcarse en la senda de entender y aceptar la verdad, tendrán esperanzas de lograr la salvación y podrán obtener muchos beneficios en el futuro”. En este punto, muchas personas dejan de pensar en estas cosas. Sus maravillosos deseos y sus anhelos y esperanzas hacia el futuro ya no parecen realistas. Sienten que, en este momento, cómo hacer bien sus deberes, cómo satisfacer las intenciones de Dios y cómo entender la verdad y mantenerse firmes son cosas más realistas, importantes y fundamentales que esos deseos e ideales. Por tanto, en este momento crucial, la mayoría de las personas eligen hacer su deber, experimentar la obra de Dios, obtener la verdad, dedicar su tiempo y su juventud, renunciar a su familia, a su trabajo y a sus expectativas mundanas para Dios y para el cumplimiento de su deber, y algunos llegan incluso a dejar su matrimonio para esto. Esta clase de manifestaciones, comportamientos y acciones que tienen las personas son sin duda una especie de actitud de obediencia y sumisión hacia las cosas positivas y hacia todas las exigencias de las que habla Dios, y precisamente esta actitud es una condición necesaria que la gente debe poseer para ser capaz de entender la verdad, practicarla, someterse a Dios y finalmente alcanzar la salvación. Estas son las diversas manifestaciones y pensamientos que cada persona normal tiene antes de acudir a la casa de Dios para hacer su deber. Desde que tales personas empezaron a creer en Dios hasta ahora, sus pensamientos y puntos de vista han estado sufriendo constantes cambios, y su actitud hacia la verdad y hacia Dios también han estado experimentando una constante transformación. Al tiempo que estos deseos y ambiciones previos del ser humano sufren una constante destrucción, se están desprendiendo de estas cosas y renunciando a ellas de manera paulatina y activa. Este es el buen fruto que al final se genera por el deseo de las personas de cooperar con Dios y someterse a Él. Es una manifestación positiva y buena, y es un buen resultado. Mientras las personas realizan un progreso constante, aquellos que de veras persiguen la verdad casi se han desprendido de su deseo e intención de obtener bendiciones y, por tanto, la mayoría de las personas básicamente no son muy sensibles ni están interesadas en las diversas promesas que Dios le hizo antes al ser humano. Esto es porque, cuando se mide de acuerdo con la razón de una persona normal, si alguien no puede estar a la altura al cumplir su deber y fracasa a la hora de entender la verdad, perderá la ocasión de obtener todas las bendiciones que prometió Dios y no tendrá nada que ver con ellas. Todo el mundo debería entender esta lógica tan sencilla. Por supuesto, ahora hay muchas personas que ya entienden tal hecho y que además lo reconocen y lo aceptan; solo los anticristos no lo hacen. ¿Por qué no? Porque son anticristos. No aceptan este hecho, ¿y qué es lo que quieren hacer pues? Cuando vienen a la casa de Dios, escrutan Sus palabras y encuentran en ellas varios títulos y estatus, tales como “persona de Dios”, “hijos primogénitos”, “hijos de Dios”, “pueblo de Dios” y “servidores”, y se les iluminan los ojos. Sus deseos y ambiciones se satisfacen rápido, y piensan: “Ser uno de los hijos de dios es demasiado normal; la mayoría de las personas son hijos de dios. Ser miembro del pueblo de dios significa ser un plebeyo, parte de la masa, no ser más que una persona normal sin poder ni influencia. Y que ni se te pase por la cabeza hacerme servidor. No quiero tener nada que ver con ser servidor mientras viva; eso no tiene nada en absoluto que ver conmigo”. Y, entonces, centran su mirada en los dos títulos de “persona de Dios” e “hijos primogénitos”. A partir de sus nociones, creen que la “persona de Dios” es Dios mismo, que los “hijos primogénitos” son los primogénitos de Dios y que ambos conllevan poder e influencia y pueden gobernar como reyes entre la especie humana, controlar a las personas, controlar al pueblo escogido de Dios, poseer poder absoluto y contar con el poder de llevar la voz cantante, el poder de ser líder y el de instrumentar a las personas y decidir si viven o mueren; creen que estos poderes son muy grandes. Por eso es imposible hacer que sean servidores. Si les permitieran elegir, elegirían ser hijos primogénitos o personas de Dios; de lo contrario, dejarían de creer en Él. Cuando llevan a cabo su deber o actúan como líderes y obreros en la casa de Dios, actúan, pagan un precio, sufren y corren de un lado a otro en busca de estos dos objetivos. Durante este tiempo, calculan continuamente lo lejos que han llegado mientras van a toda prisa, a cuántas personas han ganado mientras difunden el evangelio, cuántas los veneran y admiran, si los hermanos y hermanas, al lidiar con los problemas, acuden a otros o acuden a ellos cuando lideran la iglesia, y si pueden controlar y cambiar los pensamientos y puntos de vista de otros. Calculan, sopesan y observan estas cosas continuamente, con el objetivo de lograr lo que ellos quieren: gobernar como reyes en la casa de Dios. La mayoría de las personas, una vez que llegan a la casa de Dios y entienden algunas verdades, pueden llevar a cabo con normalidad el deber de un ser creado; no es el caso de los anticristos. Creen que provienen de una estirpe noble, que forman parte de un grupo noble y especial, y que en la casa de Dios se les debe llamar grandes; de lo contrario, no creerán en Él. Si van a creer en Dios, hay que honrarlos por ser grandes en la casa de Dios y por ser peces gordos. Al mismo tiempo, también calculan y averiguan cuánto crédito tienen en la libreta de Dios, y si están suficientemente cualificados para gobernar como reyes junto a Dios. Por tanto, el origen, el punto de partida y la motivación para que algunos anticristos vengan a la casa de Dios a hacer su deber es acudir a Su casa para gobernar como reyes. Desde luego, no están dispuestos a hacer su deber solo para ser seguidores corrientes y de lo más insignificante y, en el momento que su ambición y deseo se extinguen, de repente se vuelven hostiles y rechazan llevar a cabo su deber.

Ahora hay algunas personas en la casa de Dios que llevan varios años haciendo su deber, que lo hacen todo mal y a las que descartan hagan donde hagan su deber. Al tener una terrible humanidad y escasa integridad, al no perseguir la verdad y tener un carácter cruel y perverso que siente aversión por la verdad, al final acaban rechazados por los hermanos y hermanas. En cuanto ven que sus deseos de bendiciones están a punto de evaporarse y que su sueño de gobernar como un rey y destacar en la casa de Dios ya no se puede hacer realidad, ¿cómo viven en su vida privada? No leen las palabras de Dios, no escuchan himnos, no asisten a reuniones, ignoran a la casa de Dios cuando les piden que hagan un deber, y los hermanos y hermanas necesitan incluso llamarlos, invitarlos y recordarles cuando toca asistir a las reuniones. Algunos de ellos siguen asistiendo a las reuniones con reticencia, pero durante estas no dicen ni una palabra, no comparten, y sienten repulsión hacia todo lo que dicen los demás y no quieren oírlo. Cuando los hermanos y hermanas oran, también cierran los ojos, pero no dicen nada; no tienen nada que decirle a Dios. ¿Y qué hacen otras personas durante las reuniones, cuando escuchan sermones o cuando los hermanos y hermanas hablan sobre la verdad? Algunos se van a dormir, otros miran su teléfono y leen las noticias, los hay que charlan entre ellos y otros juegan a videojuegos por internet. Al creer en Dios, piensan que, en la casa de Dios, si no pueden gustarles a todos, si no pueden caerles en gracia a los demás, si no tienen a nadie que los rodee y les muestre su apoyo y si no les pueden asignar tareas importantes, entonces no podrán ser capaces de gobernar como reyes con Dios en el futuro y, por consiguiente, para ellos Dios no existe. Para ellos, que Dios exista está vinculado a si pueden o no recibir bendiciones. ¿No es así como se comportan los anticristos? Creen que, si un dios no puede permitirles recibir bendiciones, no es un dios y no tiene verdad, y que solo es un dios el que puede dejarles obrar arbitrariamente, permitirles hacerse con el poder en la iglesia y gobernar como reyes en el futuro. Esta es la lógica de Satanás; consiste en confundir lo correcto con lo incorrecto y distorsionar los hechos. Como creyentes en Dios, la razón de que no puedan seguir las huellas de Dios y no estén dispuestos a hacer su deber es que sienten aversión por la verdad, que en su corazón veneran solo las filosofías de Satanás, el conocimiento, la fama, la ganancia y la posición. Niegan que Dios sea la verdad, no prestan atención a la obra de Dios, y por eso en las reuniones miran el teléfono, juegan a videojuegos, comen aperitivos y charlan como si nada; hacen lo que les da la gana y aun así se sienten complacidos consigo mismos. En el momento que sus esperanzas de ser bendecidos se hacen añicos, ya no le encuentran significado a la fe en Dios y, cuando eso sucede, consideran la iglesia, el lugar donde se reúnen los hermanos y hermanas, como un patio de recreo, consideran el tiempo de reunirse como ocio, y consideran las reuniones y escuchar sermones como algo opresivo, monótono y aburrido. ¿Cómo consideran los sermones que escuchan los hermanos y las hermanas, así como la verdad? Como consignas, como tonterías sin fundamento, y consideran tiempo perdido el que pasan reunidos junto a los hermanos y hermanas. ¿Acaso no han quedado en evidencia? Llevan sus ambiciones, sus deseos y sus ilusiones a su fe en Dios, y esto es una señal que determina que serán incapaces de seguir la senda hasta el final, y de que incluso son indignos de rendir servicio para la obra de Dios y para Su plan de gestión. Miran con desprecio a aquellos que escuchan los sermones y a los hermanos y hermanas que persiguen la verdad, y lo que es más, niegan la obra de Dios, Su existencia y la del hecho de la obra del plan de gestión de Dios.

Cuando los anticristos, esas personas que sienten aversión por la verdad, empiezan a pensar que creer en Dios no les va a causar ningún beneficio, se desenmascara su semblante demoniaco. Algunos anticristos femeninos se ponen tanto maquillaje en casa que parecen fantasmas. Se ponen cualquier cosa que esté de moda o le resulte atractiva al sexo opuesto, y algunas incluso se escabullen para jugar al mahjong, apostar y fumar; son demasiado horribles y repugnantes. Vienen a la casa de Dios con fingimientos, ¿y qué sucede al final? Que no pueden mantenerlos, ¿verdad? Solo la verdad puede revelar a las personas y, si alguien no ama la verdad, siente aversión por ella y tiene un carácter cruel, está destinado a ser hostil a la verdad y es incapaz de aguantar. ¿Tiene todavía la iglesia que descartar a tales personas? ¿Tiene Dios todavía que condenarlas? ¿Ha de rechazar todavía a alguien semejante? No, Dios no les presta ninguna atención. Para Dios, no son más que bichos, ni siquiera merecen ser servidores, simplemente no están a la altura. Cuando exhiben tal desprecio hacia las reuniones, la vida de iglesia y su deber, ¿qué demuestra esto? Dios no los vigila ni los protege, ni tampoco los guía. Él no realiza ninguna obra para esclarecerlos, guiarlos ni disciplinarlos, y por eso viven unas vidas tan indeseables y feas. Ellos mismos, sin embargo, piensan: “No creo en dios; soy libre. Vosotros los que creéis en dios tenéis que sufrir y pagar un precio, renunciar a vuestras familias y carreras, mientras que yo no tengo que sufrir nada. Puedo disfrutar de estar en casa, regocijarme en los placeres de la carne y en los deleites de la vida”. Creen que han obtenido felicidad y libertad. ¿Le importan algo a Dios? (No). ¿Por qué no? Para Dios, estas personas son bichos, no son humanas y no merecen Su atención. Si no les importan a Dios, ¿las salvará igualmente? No, Dios no las va a salvar. Por tanto, ¿tiene algo que ver con Dios lo que hacen? ¿Guarda alguna relación con los decretos administrativos de la casa de Dios? No. Por tanto, en apariencia viven muy cómodos, libres y sueltos, bastante felices a diario. ¿Pensabas que eso era algo bueno? Con solo un vistazo a lo que viven y la senda que siguen, ya sabes que están acabados, que Dios ya no los quiere. ¡Vaya panda de apestosos son estos bichos! No le importan nada a Dios.

Aquellos que, al margen del entorno y las circunstancias, se esfuerzan tanto como pueden por gobernar como reyes y estar al mismo nivel que Dios en el mundo venidero son elementos incorregiblemente obstinados entre los anticristos. Son como Pablo; tienen espinas en la carne, albergan dudas sobre Dios, se resisten a Él y lo amenazan, y muestran grandes reticencias cuando obran, se gastan, sufren adversidades y pagan un precio. Hacen estas cosas solo para intercambiarlas por una corona y a cambio de poder gobernar como reyes en el mundo venidero. ¿Acaso todo este proceso no hace que los anticristos suenen muy penosos? En realidad, no lo son tanto. No solo no son penosos, sino que, en realidad, en cierto sentido, son risibles. Después de que Dios haya dicho tanto, si todavía no entienden la verdad, mejor olvidarse; ¿cómo es que no pueden sacarle sentido a un lenguaje tan directo? ¿Cómo pueden no entender un dogma tan simple? Si no practicas la verdad, no serás capaz de lograr un cambio de carácter ni de alcanzar la salvación y, aunque Dios te haya hecho una promesa, no serás capaz de obtenerla. Cualquier promesa que Dios le haga al hombre es condicional; Él no le hace promesas a la gente sin razón o sin condiciones. Dios hace Sus exigencias al ser humano, y estos no cambian en ningún momento. Dios no va a vulnerar la verdad ni va a cambiar Sus intenciones. Si comprendieras este aspecto, ¿te seguirías aferrando con terquedad a tus deseos y ambiciones? Solo los idiotas y los irracionales se aferrarían con tal obstinación a esas cosas. Aquellos que tienen algo de racionalidad y humanidad normal deberían desprenderse de ellas y perseguir aquello que deberían, lo que deberían lograr y en lo que habrían de entrar; primero deberían cumplir las exigencias de Dios. Segundo, ¿qué deberían entender las personas con una racionalidad normal? Hay profecías en la Biblia que dicen que gobernaremos como reyes con Dios para toda la eternidad, y en la obra actual de Dios Él también menciona a la persona de Dios, a los primogénitos, a los hijos de Dios, al pueblo de Dios, etcétera, y a su vez clasifica diversos niveles y títulos para las personas. Ya que Dios le ha prometido estas cosas al ser humano, ¿por qué la gente no puede perseguirlas? Así pues, ¿cuál deberían ser la comprensión y el enfoque correctos? Si alguien considera que gobernar como un rey y las promesas que ha hecho Dios son las metas a perseguir, ¿es esta la senda correcta? Desde luego que no; no es algo positivo, está demasiado adulterado por la voluntad humana, y esta senda está reñida con la verdad. Hay quien dice: “Dado que has hecho esta promesa, ¿por qué no nos permites alcanzarla? Dado que has dicho todas estas cosas y se las has enunciado públicamente a toda la especie humana, ¿por qué no nos permites perseguirlas?”. Esto guarda relación con la verdad; nadie lo ha entendido nunca desde el comienzo hasta ahora. ¿Con qué aspecto de la verdad está relacionado esto? Has de observarlo de este modo: Dios le hizo una promesa al ser humano y a este le llega a través de Él la idea de gobernar como reyes, al igual que varios títulos como “persona de Dios”, “hijos primogénitos”, “hijos de Dios”, etcétera. No obstante, estos solo son títulos. En cuanto a qué título pertenece a quién, eso depende de la búsqueda individual y del desempeño. Sea cual sea el título que el Creador te dé, eso es lo que eres. Si no te concede ningún título, no eres nada; es una mera promesa de Dios, no algo a lo que la gente tenga derecho ni que merezca. Por supuesto, esta promesa es un objetivo que la gente desea, pero este objetivo no es la senda que deberían emprender los humanos, y no tiene nada que ver con la senda que toma la gente. ¿Quién tiene derecho a tomar decisiones en este asunto? (Dios). Eso es, la gente debe entenderlo. Si Dios dice que te está dando algo, es que tienes algo; si dice que te lo va a quitar, entonces no tienes nada, no eres nada. Si dices: “Aunque Dios no me lo dé, voy a perseguir esto y, si Dios me lo da, lo aceptaré como algo natural”, entonces eso está mal. ¿Por qué está mal? Vulnera un gran tabú. No reconoces el hecho de que Dios siempre será Dios y el ser humano siempre será el ser humano; por eso está mal. Hay quien dice: “Se profetiza en la Biblia. En muchos lugares, la Biblia dice que gobernaremos como reyes con Dios para toda la eternidad. ¿Por qué Dios puede decir esto y sin embargo no es algo que nosotros podamos perseguir?”. ¿Es esta la razón que debería poseer un ser creado? Ves como algo bueno la promesa de Dios a las personas de gobernar como reyes y lo buscas, pero Dios también ha hablado de servidores; ¿buscarías rendir servicio bien para Dios? ¿Buscarías ser un servidor cualificado? Dios requiere además que las personas hagan su deber; ¿te requerirías a ti mismo hacer bien tu deber? Dios además requiere que la gente actúe como seres creados, ¿y qué haces tú? ¿Consideras que tu objetivo es ser un ser creado cualificado y te afanas en ello? Dios le hizo la promesa al ser humano de que gobernarían como reyes, y hay una premisa y un contexto para esta promesa: debes ser un buen ser creado, hacer bien el deber de un ser creado, desechar el papel de servidor, lograr la sumisión a Dios y temer al Creador. Dios ha dicho que cuando logréis todo esto, entonces seréis capaces de gobernar como reyes con Dios para siempre; este es el contexto en el que se dijeron estas palabras. Las personas carecen de razón. En cuanto oyen esto, piensan: “¡Es genial que podamos gobernar como reyes con Dios! ¿Cuándo sucederá esto? ¿Cómo gobernaremos como reyes? ¿Cómo estaremos en igualdad de condiciones con Dios? ¿De quién seremos reyes? ¿Sobre quién reinaremos? ¿Cómo reinaremos? ¿Cómo seremos reyes?”. ¿Acaso la gente no carece de razón? Aunque esto es una promesa que Dios le hizo al ser humano, algo que dijo para que el ser humano lo oyera, para hacer saber a la gente que existe esta cosa maravillosa, deberías evaluarte a ti mismo; ¿quién eres? Dios tiene esta idea y está dispuesto a permitirle al ser humano vivir de este modo con Él, pero ¿estás cualificado para lograrlo? ¿Por qué no le preguntas a Dios lo siguiente? “Antes de lograr esta promesa, ¿qué requerimientos haces Tú de nosotros? ¿Hay algo que necesites que hagamos? ¿Qué debemos conseguir primero antes de poder alcanzar esta promesa?”. No preguntas nada de esto, sino que lo exiges. ¿No es esto carecer de razón? El ser humano carece de este tipo de razón. Cuando la gente ve algo beneficioso, extiende la mano para agarrarlo. Son como bandidos; si no les das lo que quieren, se enfadan, se vuelven hostiles y empiezan a gritar insultos. ¿Acaso no son así? Así de miserable es la especie humana.

Un motivo por el que el ser humano carece de razón es que las personas siguen sin entender la verdad; no tiene nada que ver con sus actitudes corruptas. Sin embargo, cuando no les dan lo que quieren, se enfadan, gritan insultos, odian y se vengan; ¿qué es esto? Surge en ellos el semblante demoniaco de Satanás; son sus actitudes satánicas corruptas. Por tanto, respecto a la promesa que Dios le hizo a la especie humana, lo que manifiesta cada persona ante Dios a Él no lo satisface. La gente extiende de inmediato sus manos, anhelante, sin conocer su propia medida, exige enseguida y, si no puede conseguir lo que exige, se para a pensar qué puede usar para intercambiarlo por ello. Renuncian a su familia y a su carrera, sufren y pagan un precio; corren de un lado a otro y se gastan, difunden el evangelio y se ganan a más personas, trabajan más y se sirven de estas cosas para intercambiarlas por lo que quieren. Si no pueden intercambiarlas por lo que quieren, se ponen furiosos, su corazón se llena de odio y sienten cada vez mayor aversión por cualquier cosa que tenga que ver con su fe en Dios. Si sienten que pueden intercambiar estas cosas por aquello que quieren, ansían cada día que la obra de Dios termine pronto, que Dios destruya rápido a Satanás, que termine rápido con la especie humana, que haga que sucedan enseguida los desastres, de lo contrario les parece que no pueden aguantar. ¿Qué revelan todas y cada una de las personas en presencia de la verdad? Revelan actitudes tales como la crueldad y sentir aversión por la verdad. Visto ahora, la arrogancia de las personas, su falsedad y la ocasional intransigencia se pueden considerar leves y no muy graves entre todas las actitudes corruptas de la especie humana. Las actitudes corruptas que más se presentan en la especie humana, las más graves y profundas, son la perversidad, sentir aversión por la verdad y la crueldad; estos son los elementos letales entre las actitudes corruptas del hombre. Por supuesto, en lo que respecta a los anticristos, estas actitudes son incluso más graves y, cuando las revelan, no se las toman en serio, no las examinan, no se sienten en deuda con Dios, y mucho menos sienten que tienen problemas de ningún tipo; no aceptan la verdad, no se conocen a sí mismos y es menos posible aún que se arrepientan. Por tanto, al margen de las circunstancias, el entorno o el contexto, consideran que gobernar como reyes, la mejor y más elevada promesa que Dios ha declarado, es el objetivo que han de perseguir. Por mucho que compartas la verdad con ellos, no van a desprenderse de esta búsqueda, sino que en su lugar insistirán en seguir su senda, y esto provoca que la salvación ya no esté a su alcance. ¡Son unas personas horrorosas! A partir de lo que revelan, puedes ver con exactitud qué carácter tiene Satanás y cuál es su verdadero rostro. Se ha compartido mucha verdad, y aquellos que tienen razón, que pueden aceptar la verdad y tienen la aspiración de obedecer y someterse, entienden realmente cuál es exactamente la intención de Dios. Ya no persiguen pertinazmente la posición, las expectativas y el porvenir, sino que están dispuestos a arrepentirse ante la exposición de estas palabras de Dios, dispuestos a desprenderse de su deseo de bendiciones, a perseguir la verdad, a buscar someterse a Dios y satisfacerlo, y a esforzarse por lograr la salvación. Al observar ahora los deseos internos de la mayoría de las personas, las metas que persiguen han sufrido un cambio fundamental; están dispuestas a alcanzar un adecuado desempeño de su deber, están dispuestas a ser auténticos seres creados y a lograr la salvación. No hacen su deber para obtener bendiciones, y no salen del paso en la casa de Dios en aras de obtener bendiciones. Aparte de los anticristos, que siempre quieren gobernar como reyes, la mayoría de las personas están dispuestas a perseguir la verdad. Solo los anticristos consideran que la búsqueda de perspectivas, de bendiciones y gobernar como reyes son sus objetivos y el fruto que se debe acabar obteniendo en su fe en Dios. No permitirán que estas cosas se les escapen ni cambiarán el rumbo, digas lo que digas; ¿acaso no se hallan en grandes problemas? Saben perfectamente bien que las palabras de Dios son la verdad, es solo que no lo aceptan, así que no hay nada que pueda cambiarlos; solo se les puede descartar y castigar. Este es el resultado final de la creencia en Dios de los anticristos.

¿Acaso no he hablado ahora con claridad sobre este asunto de que la gente busca gobernar como reyes? ¿Habéis alcanzado una nueva comprensión? ¿Es correcta esta senda de buscar gobernar como un rey? (No). ¿Cómo ha de abordar este asunto la gente pues? En este asunto, ¿qué verdad se debería entender para conocer la esencia del ser humano? Depende de Dios juzgar lo que son en realidad la esencia y el comportamiento de una persona. ¿En qué basa Dios Su juicio de todo esto? Lo basa en la verdad. Por tanto, el desenlace o el destino de una persona no viene determinado por su voluntad, sus inclinaciones o sus figuraciones. El Creador, Dios, tiene la última palabra. ¿Cómo ha de cooperar la gente en esas cuestiones? La gente no puede elegir más que una senda: solo si busca la verdad, la comprende, obedece las palabras de Dios, logra la sumisión a Dios y alcanza la salvación acabará consiguiendo un buen final y un buen destino. No es difícil imaginar las expectativas y el destino de la gente si hace lo contrario. Por eso, en esta materia, no te fijes en lo que Dios le ha prometido al hombre, en qué dice Dios sobre el desenlace de la humanidad, en lo que Él le ha preparado. Estas cosas no tienen nada que ver contigo, son asuntos de Dios, tú no se las puedes arrebatar, no puedes suplicar ni hacer trueques. Como ser creado, ¿qué debes hacer? Debes cumplir con tu deber, hacer lo que debas con todo tu corazón, tu mente y tus fuerzas. El resto, las cosas relacionadas con las expectativas y el porvenir, así como con el destino de la humanidad, no son algo que puedas decidir, están en manos de Dios; todo esto encuadra dentro de la soberanía del Creador, lo dispone Él y no guarda relación con ningún ser creado. Dicen algunos: “¿Por qué nos lo cuenta si no tiene nada que ver con nosotros?”. Aunque no tenga nada que ver con vosotros, sí lo tiene con Dios. Dios es el único que sabe estas cosas, que puede hablar de ellas y que tiene derecho a prometérselas a la humanidad. Y si Dios las sabe, ¿no debería hablar de ellas? Es un error continuar en pos de tus expectativas y de tu porvenir cuando no sabes cuáles son. Dios no te ha pedido que vayas en pos de esto, solamente te estaba informando; si crees equivocadamente que así Dios te estaba ordenando que lo convirtieras en el objetivo de tu búsqueda, entonces careces por completo de razón y no posees la mente de la humanidad normal. Basta con ser consciente de todo lo que Dios promete. Has de reconocer un hecho: sea cual sea la promesa, buena o corriente, agradable o poco interesante, todo está comprendido dentro de la soberanía, los arreglos y las determinaciones del Creador. El único deber y la única obligación de un ser creado es seguir y abocarse a la búsqueda de acuerdo con el rumbo y la senda correctos señalados por el Creador. En cuanto a lo que finalmente obtengas y qué parte de las promesas de Dios recibas, todo depende de tu búsqueda, de la senda que tomes y de la soberanía del Creador. ¿Ahora te han quedado claras estas palabras? (Sí). ¿Y os ayudarán a satisfacer vuestras ambiciones y deseos, u os ayudarán a seguir la senda correcta en la vida en la búsqueda de la verdad? (Nos ayudarán a perseguir la verdad y seguir la senda correcta en la vida). Para aquellos que poseen humanidad normal y razón, que aman las cosas positivas y la verdad, no solo no están decepcionados al oír estas palabras, sino que también pueden ser fieles con firmeza en su búsqueda de la verdad y en la aceptación de la salvación de Dios; aquellos sin racionalidad normal, sin embargo, aquellas personas anormales que persiguen con tenacidad las bendiciones, los intereses carnales y la satisfacción de sus ambiciones y deseos, puede que pierdan entusiasmo cuando oigan estas palabras, y pierdan interés al creer en Dios. Por supuesto, además hay algunos que no saben cómo creer cuando oyen estas palabras. ¿Acaso no es tan importante para las personas entender la verdad? ¿Acaso la verdad no es mejor para guiar a las personas a seguir la senda correcta y satisfacer a Dios? (Sí). Solo la verdad puede permitir a las personas alcanzar la salvación, si no entiendes la verdad, te perderás a menudo en el camino a la salvación, cometerás errores y sufrirás pérdidas y, cuando llegues al fin del camino en tu fe, no poseerás realidad-verdad de ninguna clase y te convertirás en un servidor de los pies a la cabeza. Si desempeñas el papel de servidor a lo largo de todos tus muchos años de creer en Dios y no eres capaz de acabar por convertirte en un ser creado cualificado, entonces eso es una tragedia.

9 de mayo de 2020

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