Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos (Parte 5)

El enaltecimiento y testimonio de uno mismo representa la principal manifestación de los anticristos, por lo que definir su esencia según esta resulta muy apropiado y específico: no se trata de una definición vacía. Al contemplar sus motivaciones ocultas, ambiciones, las revelaciones de su esencia y los consecuentes objetivos de sus acciones, se observa que enaltecerse y dar testimonio de uno mismo constituye una manifestación característica de los anticristos. ¿Existen anticristos que nunca se enaltecen ni dan testimonio de sí mismos? (No). ¿Por qué no? Porque sus ambiciones y deseos son tan inmensos que no pueden controlarlos. No importa con qué grupo de personas vivan, si nadie los ensalza ni los idolatra, tienen la sensación de que la vida carece de valor y de sentido, motivo por el cual se muestran tan ansiosos por enaltecerse y dar testimonio de sí mismos para conseguir sus objetivos. Viven para destacar por encima de los demás y necesitan seguidores que los idolatren, aunque esos individuos sean como moscas molestas e infectas, o como bandas de mendigos, no les importa. Mientras haya gente que los idolatre y los siga, se sentirán a sus anchas. Si pudieran recibir el aplauso frenético de los fans como si fueran cantantes famosos, estarían en el séptimo cielo, disfrutan con eso; esta es la naturaleza de los anticristos. Da igual de qué calaña sean sus seguidores o la gente que los idolatra, los anticristos no le hacen ascos a nadie. Aunque quienes los sigan sean los individuos más miserables y repugnantes del mundo, aunque sean alimañas, mientras los ensalcen y satisfagan sus ambiciones y deseos de estatus, a los anticristos no les importa. Entonces, ¿pueden dejar de enaltecerse y dar testimonio de sí mismos y de presumir dondequiera que vayan? (No). Se trata de su esencia. Decidme, ¿qué clase de personas son las que siguen sinceramente a Dios? Entre la humanidad, existe un tipo de personas que son las que Dios quiere elegir y salvar, son personas que tienen un mínimo de conciencia, razón y vergüenza. Aquellas que están un poco por encima son capaces de amar la verdad, amar las cosas positivas y amar la equidad y la justicia de Dios; son capaces de odiar la perversidad, se indignan cuando ven cosas perversas y que no son rectas, y, aunque sean incapaces de hacer nada al respecto, no dejan de odiarlas; estas son las personas que quiere Dios, como mínimo. En cuanto a las que carecen de esta humanidad y esencia, Dios no las quiere, por mucho que hablen de la bondad de Dios o de Su grandeza. Por ejemplo, los fariseos de la religión ensalzan a Dios y dan testimonio de Él usando las mismas palabras superficiales y teorías vacías de siempre, y no se cansan de pregonarlas ni siquiera después de dos mil años. Ahora Dios está expresando un gran número de verdades, pero ellos no alcanzan a verlas, las desoyen y algunos incluso las condenan y blasfeman contra ellas. Lo cual los pone completamente en evidencia; de hecho, Dios los definió hace tiempo como fariseos hipócritas, todos los cuales forman parte de la pandilla de Satanás; Dios los ha nombrado diablos y satanases, puercos y perros. Cuando los anticristos se encuentran con un grupo de personas así y ven que hay muy pocos que comprendan la verdad, que ninguno tiene discernimiento ni talento alguno, se apresuran a aprovechar esa oportunidad de presumir. Algunos se jactan de que en cierta ocasión los admitieron en dos universidades de categoría mundial al mismo tiempo, pero que al final no ingresaron en ninguna de ellas porque llegaron a creer a Dios y aceptaron Su comisión. Al oírlos, algunas personas empiezan a tenerlos en muy alta estima. Si no entiendes la verdad, y si las cosas que amas y tu visión del mundo coinciden con las de la gente mundana, idolatrarás a semejantes individuos y por ese motivo, cuando los anticristos hablen así, conseguirán desorientarte y embaucarte. Los anticristos se enaltecen de esta manera encubierta y los necios sin discernimiento se ven desorientados. Los anticristos terminan sintiéndose muy felices, piensan que las personas que están por debajo de ellos no son gente corriente, cuando en realidad no son más que una banda de inútiles atolondrados. Todos aquellos que carecen de capacidad para comprender la verdad pueden verse desorientados por satanases y anticristos. Cuando los oyen hablar, creen que sus opiniones y gustos realmente coinciden, de modo que disfrutan escuchándolos. No son capaces de aplicar el pensamiento normal para emitir un juicio sobre lo que escuchan, ni encontrarán a alguien que entienda la verdad y los ayude a discernir esas cosas; mientras lo que escuchan les parezca razonable, estarán dispuestos a aceptarlo y de ese modo se ven desorientados sin ser conscientes de ello. Si los que tienen discernimiento y capacidad para comprender la verdad oyen hablar a los anticristos, sabrán que estos individuos están intentando desorientar a los demás y los rechazarán. Estos atolondrados que carecen de discernimiento creerán que los anticristos han adquirido un conocimiento, que son de buen calibre y que tienen porvenir. Verán las cosas de tal modo que cualquier fenómeno superficial los desorientará; no sabrán cuáles son los principios-verdad y se irán a seguir a satanases. ¿No es cierto que estas personas provocan su propia destrucción por culpa de su necedad e ignorancia? Así es. Si disciernes las diversas manifestaciones de los anticristos que a menudo se enaltecen y dan testimonio de sí mismos, o las distintas estrategias que emplean, y si eres capaz de juzgar el propósito y las motivaciones que se ocultan tras sus palabras, te resultará más fácil desentrañar la esencia de los anticristos y, por tanto, serás capaz de rechazarlos y maldecirlos de inmediato y nunca más volverás a verlos. ¿Esto por qué? Porque cuando veas a los anticristos hablar y actuar, los desdeñarás y los odiarás, te sentirás asqueado, como si estuvieras mirando moscas, y querrás ahuyentarlos cuanto antes. Por lo tanto, una vez que sepáis discernir las acciones y el comportamiento de los anticristos, deberíais desenmascararlos de inmediato para que otros puedan discernirlos, y luego expulsarlos de la iglesia como mandan los principios. ¿Os atrevéis? Si el pueblo escogido de Dios logra hacerlo, demostrará que ha crecido en estatura y que puede mostrar consideración por las intenciones de Dios y salvaguardar la obra de Su casa. Cuando el pueblo escogido de Dios comprenda la verdad y tenga discernimiento, los anticristos se quedarán sin un punto de apoyo en la iglesia o en la casa de Dios.

Cualquiera que sea la ocasión, siempre que dispongan de una oportunidad, los anticristos presumirán y darán testimonio de sí mismos, y mientras haya personas que los idolatren y los miren con ojos de admiración, envidia y reverencia, serán felices; no les importa quiénes sean dichas personas. ¿Exigen algún estándar a quienes los siguen, idolatran y admiran? (No). Al margen de si esa gente es idiota, incompetente mental, malvada o incrédula, al margen de la clase de personas que sean, aunque entre ellas figure gente a la que se debería descartar y expulsar, mientras los sigan, los idolatren y los ensalcen, los anticristos las aceptarán; les caerán muy bien, se las ganarán, las atraerán a su lado y las protegerán. Los anticristos consideran a estas personas su rebaño, su propiedad personal, y no permiten que nadie más las reubique, las desenmascare o las maneje. No importa de qué manera los adulen ni cómo se congracien con ellos, no importa qué cosas repugnantes y nauseabundas digan, los anticristos disfrutarán igualmente; mientras los cubran de halagos, todo les parecerá bien. Todo cuanto dicen y hacen los anticristos está encaminado a que los demás los tengan en alta estima, los aprecien y los sigan, y por muchas cosas malas que perpetren sus seguidores, no las investigarán, y les traerá sin cuidado lo insidiosa y malévola que sea su humanidad. Siempre y cuando esa gente los siga e idolatre, les caerá bien a los anticristos y mientras esta les permita mantener el poder y el estatus y no se vuelva contra ellos ni se les oponga, se sentirán sumamente satisfechos: así son los anticristos. A la inversa, ¿cómo tratan los anticristos a quienes siempre los desenmascaran y les impiden enaltecerse y dar testimonio de sí mismos, despreciándolos por ello, así como a aquellos que les hablan de la verdad, que desentrañan la esencia de sus problemas y que saben discernirlos realmente? Al instante se enfadan por la vergüenza y se protegen de estas personas, las excluyen y las atacan, y finalmente idean la manera de aislar a quienes saben discernirlos y se les oponen. ¿Por qué lo hacen? Porque cuando se enaltecen y dan testimonio de sí mismos, piensan en todo momento que dichas personas son como engendros, como una espina clavada en el costado, y que los discernirán y rechazarán, los desenmascararán y destruirán todo lo bueno que han conseguido. En el mismo instante en que posan los ojos en esas personas, los anticristos se sienten inquietos en su corazón y buscan constantemente manejarlas, piensan que, si logran dominarlas, cuando vuelvan a enaltecerse y dar testimonio de sí mismos, no habrá nadie que los desenmascare ni les ponga trabas, de modo que serán capaces de cometer maldades desenfrenadamente. Este es el principio por el que actúan los anticristos. No importa qué clase de personas los adulen, los elogien o los ensalcen, da igual si lo que les dicen no concuerda con los hechos ni si cuentan mentiras, los anticristos estarán dispuestos a aceptarlas, disfrutarán escuchándolas; en el fondo de su corazón, esa gente les caerá bien. No se preocupan por la situación de esas personas e incluso si descubren que alguien tiene algún problema, lo ocultarán, lo encubrirán y no mencionarán ni una palabra al respecto. Mientras los anticristos cuenten con estos seguidores y aduladores de su lado, disfrutarán con ello. Así es como actúan. ¿Sois capaces de hacer las mismas cosas que los anticristos? Por ejemplo, digamos que sois líderes y obreros de la iglesia, personas con estatus y prestigio entre el pueblo escogido de Dios. Si los hermanos y hermanas te tuvieran en alta estima, se deshicieran en halagos, te adularan y elogiaran con frecuencia, te dijeran que das buenos sermones, que eres guapo y que te consideran el mejor líder, ¿cómo te sentirías? ¿Sabrías discernir la intención de sus palabras? ¿Serías capaz de rechazar y rehuir a esas personas? En caso de que no, corres peligro. Sabes perfectamente que no eres tan guapo, que no eres capaz de comunicar la realidad-verdad y, sin embargo, te pones contento cuando oyes a la gente adularte de esa manera, y siempre querrás acercarte y ascender a esas personas, ¿no significa eso que estás en problemas? En efecto, corres peligro.

En ocasiones, cuando los líderes y los obreros están trabajando, estos reciben el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo, pueden hablar de algunas experiencias reales y, naturalmente, habrá gente que los tenga en alta estima y los idolatre; de forma natural tendrán seguidores tan inseparables como su propia sombra; en momentos así, ¿cómo deben abordar esta situación? Todo el mundo tiene sus predilecciones, todo el mundo es vanidoso; si una persona oye que hablan de ella con aprobación y halagos, lo disfrutará una barbaridad. Se trata de un sentimiento normal, no es para tanto. Sin embargo, si ascienden a un adulador que se prodiga en elogios y le conceden un puesto importante, es cuando se corre peligro. Ello es debido a que los aduladores que se prodigan en elogios hacia los demás son individuos astutos y falsos hasta el extremo, no son honestos ni veraces. En cuanto ganan estatus, no aportan ningún beneficio a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios ni a la obra de la iglesia. Estos individuos son ladinos y más que capaces de estropear las cosas. Las personas rectas en comparación nunca se prodigan en elogios hacia los demás. Aunque te aprueben en su corazón, no lo expresarán en voz alta, y si descubren que tienes defectos o que has cometido un error, te lo señalarán. Sin embargo, a algunas personas no les gusta la gente franca y directa, y cuando alguien les señala sus defectos o les reprocha algo, lo oprimirán y lo excluirán, e incluso aprovecharán sus defectos y carencias para juzgarlo y condenarlo sin cesar. ¿No están oprimiendo y perjudicando a gente buena? Estas acciones, esta forma de acosar a las buenas personas, son las cosas que Dios más detesta. ¡Acosar a las buenas personas es un acto infame! Y si alguien acosa a mucha gente buena, es que es un diablo. Los líderes y los obreros deben tratar a todo el mundo con justicia y amor, y deben manejar las situaciones conforme a los principios. En especial, debes tratar con corrección a quienes te adulan y halagan, a quienes giran en torno a ti, debes ayudarlos cariñosamente y asistirlos para que desempeñen las tareas que les corresponden y no se dediquen a halagar a la gente como hacen los no creyentes; expón tu postura y perspectiva con claridad, haz que se sientan humillados y avergonzados para que no vuelva a repetirse. Si puedes adherirte a los principios y tratar a la gente con justicia, ¿no se sentirán avergonzados esos payasos deleznables y los de su calaña satánica? Esto avergonzaría a Satanás y complacería a Dios. Aquellos a los que les encanta adular creen que los líderes y obreros adoran a la gente que los halaga y que cada vez que alguien les hace un halago o los adula sacian su vanidad y su deseo de estatus. Nada de esto les gusta a las personas que aman la verdad; les repugna y lo detestan. Solo los falsos líderes disfrutan de los halagos. Es posible que la casa de Dios no los aplauda ni los elogie, pero si el pueblo escogido de Dios lo hace, se sienten complacidos y lo disfrutan una barbaridad, y a la larga les proporciona cierto consuelo. Los anticristos disfrutan con los halagos aún más y, por encima de todo, que la gente así se acerque a ellos y revolotee a su alrededor. ¿No es esta una situación problemática? Así son los anticristos: les gusta que la gente los elogie y los aplauda, los idolatre y los siga, todo lo contrario que a quienes persiguen la verdad y son relativamente rectos. Debes acercarte a personas capaces de hablar con sinceridad; tener a gente así a tu lado te supone una gran ventaja. En particular, contar a tu alrededor con personas tan buenas como aquellas que al descubrir un problema en ti tienen el coraje de hacerte reproches y de desenmascararte, puede prevenir que te desvíes. No les importa cuál sea tu estatus y, en el momento que descubren que has hecho algo en contra de los principios-verdad, te hacen reproches y te desenmascaran si es necesario. Solo tales personas son rectas, gente con sentido de la rectitud, y da igual de qué manera te desenmascaren y te reprochen, todo ello te sirve de ayuda y tiene como cometido supervisarte y sacarte adelante. Has de acercarte a esas personas; mantenerlas a tu lado y que te ayuden, te vuelve relativamente más seguro; a esto se le llama tener la protección de Dios. El hecho de contar con gente a tu lado que entiende la verdad y defiende los principios para supervisarte a diario resulta muy beneficioso a la hora de cumplir con tu deber y tu trabajo de manera adecuada. No debes, en ninguna circunstancia, tener como ayudantes a esos aduladores astutos y falsos que te dan coba; tener pegada a ti a esa gente se asemeja a estar cubierto de moscas infectas, ¡te verás expuesto a infinidad de bacterias y virus! Estos individuos pueden perturbarte y afectar tu obra, provocar que caigas en la tentación y te desvíes del camino, así como acarrearte desastres y calamidades. Debes mantenerte alejado de ellos, cuanto más lejos mejor, y si disciernes que tienen la esencia de los incrédulos y consigues que los echen de la iglesia, mejor aún. Cuando una persona recta que persigue la verdad observe que tienes un problema, te dirá la verdad a pesar de cuál sea tu estatus, a pesar de cómo la trates y a pesar de que la despidas. Nunca intentarán encubrirlo ni se andarán con evasivas. ¡Resulta de lo más beneficioso rodearte de gente así! Cuando hagas algo que vaya en contra de los principios, te desenmascararán, opinarán de tus asuntos y señalarán tus problemas y fallos con franqueza y honestidad; no intentarán ayudarte a salvar tu prestigio y ni siquiera te darán la oportunidad de evitar que te avergüences delante de muchas personas. ¿Cómo deberías tratar a este tipo de personas? ¿Deberías castigarlas o acercarte a ellas? (Acercarme a ellas). Eso es. Deberías abrir tu corazón y hablar con ellas, decir: “Es correcto que me hayas señalado que tengo ese problema. En aquel momento estaba lleno de vanidad y pensamientos relativos al estatus. Sentí que a pesar de haber sido líder durante muchos años, no solo no intentaste ayudarme a salvar mi prestigio, sino que también me señalaste mis problemas delante de mucha gente, así que no fui capaz de aceptarlo. Sin embargo, ahora veo que, en realidad, lo que hice estaba reñido con los principios y la verdad, y que no debería haberlo hecho. ¿De qué sirve tener la posición de líder? ¿No es este sencillamente mi deber? Todos estamos llevando a cabo nuestro deber y tenemos el mismo estatus. La única diferencia es que yo asumo un poco más de responsabilidad, eso es todo. Si descubres algún problema en el futuro, así que di lo que tengas que decir y no habrá lugar para ninguna rencilla personal entre nosotros. Si nuestra comprensión de la verdad es diferente, entonces podemos compartir el uno con el otro. En la casa de Dios y ante Dios y la verdad, estaremos unidos, no separados”. Esta es una actitud de práctica y de amor a la verdad. ¿Qué deberías hacer si desearas mantenerte alejado de la senda del anticristo? Deberías tomar la iniciativa de acercarte a las personas que aman la verdad, a las que son rectas, a las que señalan tus problemas, a aquellas que cuando los descubren pueden hablarte con sinceridad, hacerte reproches y, en especial, son capaces de podarte; estas son las personas que más te benefician y deberías apreciarlas. Si excluyes y te deshaces de gente tan buena, perderás la protección de Dios y poco a poco te alcanzará el desastre. Al acercarte a la buena gente y a los que entienden la verdad, tendrás paz y alegría, y podrás mantener el desastre a raya; al acercarte a la gente ruin, a los desvergonzados y a los que te adulan, estarás en peligro. No solo te engañarán y te embaucarán con facilidad, sino que el desastre te sobrevendrá en cualquier momento. Has de saber qué tipo de persona puede beneficiarte más, y se trata de aquellos capaces de advertirte que estás haciendo algo mal o que te ensalzas y das testimonio de ti mismo y desorientas a los demás, esas son las personas que más pueden beneficiarte. La senda correcta que hay que tomar es la de acercarse a tales personas. ¿Sois capaces de hacerlo? Si alguien menciona algo que daña tu reputación y te pasas el resto de tu vida resentido y diciendo: “¿Por qué me has desenmascarado? Nunca te he tratado mal. ¿Por qué siempre tienes que ponerme las cosas difíciles?”, y guardas rencor en tu corazón, se produce una ruptura y no dejas de pensar: “Soy el líder y, como tengo este estatus y esta identidad, no te consentiré que me hables así”, ¿qué clase de manifestación es esta? Indica que no aceptas la verdad y que te posicionas en contra de los demás; equivale un poco a hacer oídos sordos a la razón. ¿No es tu idea de estatus lo que genera el problema? Esto demuestra que tus actitudes corruptas son demasiado graves. Quienes siempre albergan pensamientos relativos al estatus son personas que poseen un grave carácter de anticristo. Si, además, cometen maldades, rápidamente las pondrán en evidencia y serán descartadas. ¡Resulta peligrosísimo que la gente rechace y no acepte la verdad! Cuando se alberga en todo momento el deseo de competir por el estatus y se codician los beneficios que este conlleva, saltan las señales de peligro. Si el corazón se ve continuamente constreñido por el estatus, ¿aún sería posible practicar la verdad y manejar las cosas conforme a los principios? Si uno es incapaz de poner en práctica la verdad y no actúa más que por la fama, la ganancia y el estatus, y se sirve continuamente de su poder para hacer cosas, ¿no resulta obvio que se trata de un anticristo que muestra su verdadero rostro?

Las manifestaciones como el enaltecimiento y testimonio de uno mismo figuran entre las más comunes de los anticristos. Ya sea en la vida cotidiana o en la manera con la que se conducen de cara a los demás, ya sea en la vida de la iglesia, estas manifestaciones pueden observarse siempre, porque representan la revelación de un carácter corrupto. Por ejemplo, las verdades relativas a la manera de abordar los deberes de uno, a la manera de tratar a otras personas y a la manera de discernir a la gente las hemos cubierto en nuestras enseñanzas. ¿Es que conocéis las manifestaciones concretas de estos aspectos en vuestras vidas cotidianas, pero no las percibís como problemas? ¿O es que no habéis iniciado la entrada a partir de estas cuestiones específicas? Si no empezáis por las actitudes, o si a veces exhibís estas manifestaciones pero ignoráis si son un problema de carácter y por eso no les prestáis atención, es que aún os halláis lejos de lograr una transformación de carácter. Si no te percatas de que estas manifestaciones representan el enaltecimiento y testimonio de uno mismo, si ignoras que están gobernadas por tu carácter corrupto y las consideras una suerte de rasgo de personalidad, o una conducta o aspecto cognitivo innatos, si les restas importancia y no las tomas como las revelaciones de tu carácter y esencia corruptos, te resultará difícil cambiar el carácter corrupto en cuestión. Aquello de lo que la gente se percata que está relacionado con las actitudes, ya sea una manera de actuar o un estado en el que se hallan, ya sea el comportamiento externo o su discurso y sus enunciados, ya sean sus pensamientos y opiniones o su comprensión de cierto asunto, mientras guarde relación con la esencia-carácter, debería considerarse siempre como una encarnación o revelación de la esencia-naturaleza del hombre; ¿no se ampliará de este modo su comprensión? No hay que centrarse solo en entender las cosas grandes, como si uno se resiste a Dios, si no ama la verdad, si codicia un estatus o si desorienta a la gente con lo que dice, sino que hay que comprenderlo todo, desde cosas pequeñas, como ideas e intenciones específicas, hasta las más grandes, como un argumento o un enunciado. Acabo de mencionar seis aspectos en total, entre los que figuran los pensamientos y las opiniones, así como la comprensión que uno tiene de un asunto determinado. Los pensamientos y las opiniones son cosas que existen en la conciencia y la mente de uno; la comprensión es algo que ya se ha reconocido y sobre lo que uno puede formar palabras y enunciados concretos; luego están el comportamiento y el lenguaje. Estos son cuatro aspectos, luego están también los enunciados y los argumentos. ¿Cuáles serían los opuestos de estos dos últimos? (Las intenciones y las ideas). Las ideas son cosas bastante vagas que surgen de manera inconsciente en la mente. Aún no están definidas como correctas o incorrectas, las piensas sin más, y aún no han adoptado forma en tu interior, mientras que los argumentos expresados en voz alta ya están moldeados. En total hay tres grupos y seis aspectos. Considerad estos seis aspectos como una senda para diseccionar la esencia de vuestras actitudes corruptas y conseguir el cambio de carácter, de ahora en adelante proponeros conocer vuestro carácter y esencia corruptos en función de estos seis aspectos, y de este modo llegaréis a conoceros verdaderamente a vosotros mismos.

Después de escuchar la enseñanza de hoy, ¿necesitáis algo de tiempo para digerir lo que habéis oído? Cuando os reunáis, ¿podréis arrojar algo de luz o establecer una comparación con vosotros mismos sobre esta base? Se trata de una cuestión clave, que os resultará muy beneficiosa. Cuando os reunáis, tenéis que hablar, intercambiar ideas y debatir vuestras experiencias y percepciones; es lo más eficaz. Antes hemos utilizado la palabra “reflexionar”; en términos coloquiales, decimos “rumiar”. Esto implica leer más, orar-leer más, pensar más y buscar más; tomar lo que cada uno entendía en ese momento, así como lo que no se entendía y se consideraba doctrina, los puntos importantes, los puntos que todo el mundo había entendido mal, y los puntos que no habíais comprendido, y concentraros en todo ello durante la charla; esto es lo que implica “rumiar”. De este modo, vuestra comprensión de los detalles de estas verdades, de las diversas diferencias que existen entre ellas y de las definiciones de cada una será cada vez más clara y precisa. ¿Creéis que las distintas verdades que habéis entendido y puesto en práctica en los últimos años se han vuelto más ambiguas en comparación con antes, o más claras? (Más claras). Y a lo largo de estos años, ¿se ha producido algún gran cambio en la senda de vuestra fe en Dios, en la dirección que sigue vuestra conducta, y en la intención, la motivación y el ímpetu original que os llevan a cumplir con el deber? (Después de experimentar la reprensión y la disciplina de Dios, y de comer y beber de Sus palabras, tengo la sensación de que se ha producido un cambio). Que se haya producido un cambio está bien, es lo que se supone que debe ocurrir. Algunas personas han permanecido indiferentes de principio a fin y no han cambiado ni un ápice después de escuchar tantos sermones. No se han conmovido en su fuero más recóndito; es decir, no hay reunión ni enseñanza que pueda alterar la dirección que están siguiendo; ¡están tan adormecidas y atontadas! La senda para alcanzar la salvación debería despejarse cada vez más, y aquellos que cuentan con experiencia perciben con claridad y lucidez el propósito de Dios al salvar al hombre y Sus maneras de salvarlo. Si, después de todos estos años como creyente, continúas sin saber de qué manera salva Dios a la gente y cómo la purifica de la corrupción, lo que se demuestra es que careces de cualquier entendimiento de la verdad y de la más mínima comprensión de la obra de Dios. ¿No están tales personas confundidas en su fe?

20 de marzo de 2019

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.