Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (I) Parte 5

Los anticristos son incapaces de colaborar con nadie. Este es un problema grave. En cualquier deber que un anticristo esté llevando a cabo, sin importar quién lo acompañe, siempre habrá conflictos y disputas. Algunos pueden decir: “Si está a cargo de la limpieza y asea las habitaciones todos los días, ¿en qué sentido es poco cooperativo con los demás?”. Hay un problema de carácter. Independientemente de la persona con quién esté interactuando o haciendo un trabajo, siempre la desdeñará, siempre querrá darle lecciones para asegurarse de que haga lo que él dice. ¿Diríais que una persona así puede ser colaboradora con los demás? No puede ser colaboradora con nadie porque su carácter corrupto es demasiado grave. No solo no puede colaborar con otros, siempre está dándoles lecciones y limitándolos desde arriba; siempre quiere sentarse a horcajadas sobre los hombros de la gente y forzarla a que lo obedezca. No se trata de un mero problema de carácter, también existe un serio problema en su humanidad. No tiene conciencia ni razón. Así son las personas malvadas. No pueden colaborar con nadie; no pueden llevarse bien con nadie. ¿Qué aspectos de la humanidad tienen en común las personas? ¿Cuáles de ellas son compatibles? Tienen en común la conciencia y la razón y su actitud de amor hacia la verdad. Si ambas partes poseen tal humanidad normal, pueden llevarse bien. De lo contrario, no pueden. Y si una la posee y la otra no, tampoco pueden. La gente buena y la gente mala no pueden llevarse bien; las personas benevolentes no pueden llevarse bien con las malvadas. Se deben dar ciertas condiciones para que las personas se lleven bien unas con otras normalmente: antes de poder colaborar unas con otras, deben tener, al menos, una conciencia y razón y ser pacientes y tolerantes. La gente debe tener las mismas opiniones para poder colaborar al llevar a cabo un deber; debe recurrir a las fortalezas del otro y subsanar sus propias debilidades, y ser paciente y tolerante, y tener un punto de referencia para su comportamiento. Esa es la manera de llevarse bien en armonía. Aunque a veces puede haber conflictos y disputas, la colaboración puede continuar o, al menos, no surgen enemistades. Si una persona no tiene dicho punto de referencia y carece de conciencia y racionalidad y hace las cosas concentrándose en los beneficios, buscando únicamente obtenerlos, deseando en todo momento beneficiarse a expensas de otros, la colaboración será imposible. Así son las cosas entre las personas malvadas y entre los reyes diablos, quienes combaten entre sí sin descanso. Los diversos espíritus malignos del reino espiritual no son compatibles entre ellos. Aunque en algunas ocasiones puede que los diablos formen consorcios, todo gira en torno de la explotación mutua para lograr sus propios objetivos; su consorcio es temporario y, más temprano que tarde, se destruye por sí solo. Lo mismo sucede entre las personas. Las personas sin humanidad son las manzanas podridas que echan a perder el cesto; solo es sencillo colaborar con aquellas que tienen humanidad normal, que son pacientes y tolerantes, capaces de hacer caso a las opiniones de los demás y de dejar de lado su estatus en el trabajo que realizan para hacerlo debatiendo con los otros. Ellas también tienen actitudes corruptas y siempre quieren que los demás les hagan caso —ellas también tienen esa intención—, pero, dado que tienen una conciencia y razón, que pueden buscar la verdad, que se conocen a ellas mismas y que sienten que hacer algo así no es apropiado, se lo reprochan y son capaces de restringirse, sus maneras y métodos de hacer las cosas cambiarán poco a poco. Por consiguiente, serán capaces de colaborar con otros. Revelan un carácter corrupto, pero no son personas malvadas y no tienen la esencia de los anticristos, así que no tendrán mayores problemas para colaborar con los demás. Si fuesen personas malvadas o anticristos, no serían capaces de hacerlo. Así es como son todas las personas malvadas y los anticristos de quienes la casa de Dios se deshace. No son capaces de colaborar con nadie y, como resultado, se los pone en evidencia y se los descarta. Sin embargo, hay muchas personas con el carácter de los anticristos, que transitan la senda de estos, que tras haber sido sometidas a una extensa poda pueden aceptar la verdad, arrepentirse de corazón y ser pacientes y tolerantes con otros. Esas personas son capaces de llegar, gradualmente, a la colaboración armoniosa con otros. Los anticristos por sí solos son incapaces de colaborar con nadie. Sin importar cuánto carácter corrupto revelen, no buscarán la verdad para corregirlo, sino que seguirán insistiendo en su propio camino, sin escrúpulos y descontrolados. No solo no pueden colaborar en armonía con otros, sino que si notan que alguien los ha discernido y está disgustado con ellos, buscarán atormentar a esa persona y adoptar una actitud exclusivista y hostil hacia ella, y seguirán siendo hostiles hacia ella a costa de cualquier interferencia con la obra de la iglesia. Esta es la esencia-naturaleza de los anticristos.

¿Qué lecciones deberíais aprender al formaros para colaborar en armonía? Aprender a colaborar es un elemento de la práctica de amar la verdad y también una señal de ello. Es una de las maneras en las que queda de manifiesto que una persona tiene conciencia y racionalidad. Puede que tú digas que tienes una conciencia, dignidad y racionalidad, pero si no puedes colaborar con nadie ni llevarte bien con tu familia, con los extraños o con tus amigos y tus interacciones se desbaratan, y tienes disputas interminables cuando haces tareas compartidas y esto te genera enemigos, si eres siempre así de incapaz de llevarte bien con nadie, estás en peligro. Si dicho comportamiento está entre todos los que forman parte de tu carácter corrupto o es uno de los tantos que tienes que no se ajustan a la verdad y no es más que un comportamiento, uno que ya conoces y respecto al que estás constantemente indagando y cambiando, aún tienes una oportunidad. Todavía hay posibilidad de salvación, no es un gran problema. Pero si eres una persona así en esencia, incapaz de llevarte bien con nadie de manera intrínseca y hablar de ello no sirve de nada, simplemente no puedes dominarlo, entonces es un problema grave. Si no lo tomas como algo digno de mención, independientemente de cómo se te hable de la verdad, sino que sientes que no es un problema tan importante, que es tu vida normal, que es la principal manera en la que se manifiesta tu carácter corrupto, posees la esencia de un anticristo. Y si esa es tu esencia, es un asunto diferente a que transites la senda de los anticristos. Algunas personas transitan la senda de los anticristos y algunas son anticristos. ¿Es diferente? (Sí). Quienes transitan la senda de los anticristos presentan estos comportamientos de anticristos en sus acciones; revelan el carácter de un anticristo de una forma más visible y obvia que la persona promedio, pero siguen siendo capaces de trabajar conforme a la verdad y tienen humanidad y racionalidad. Si una persona no puede hacer ningún tipo de trabajo positivo en absoluto y todo lo que hace, en cambio, es presentar estos comportamientos de los anticristos, estas revelaciones de la esencia de un anticristo, si todo el trabajo que hace y los deberes que lleva a cabo involucran esas revelaciones y en ningún aspecto se ajustan a la verdad, en ese caso, es un anticristo.

Algunos líderes y obreros han revelado a menudo en el pasado las actitudes de un anticristo: eran libertinos y arbitrarios, y siempre era a su manera o nada. Sin embargo, no cometían ninguna maldad evidente y su humanidad no era tan mala. Al ser podados, al recibir ayuda de los hermanos y hermanas, o al ser transferidos o reemplazados, tras ser negativos durante algún tiempo, finalmente se dan cuenta de que lo que antes revelaban eran actitudes corruptas, están dispuestos a arrepentirse e incluso piensan: “Lo que más importa es continuar realizando mi deber, pase lo que pase. Aunque estaba caminando por la senda de un anticristo, no fui clasificado como tal. Esa es la misericordia de Dios, así que debo trabajar en mi fe y en mi búsqueda con ahínco. En el camino de la búsqueda de la verdad, nada es incorrecto”. Poco a poco dan un giro, y acaban arrepintiéndose. Existen buenas manifestaciones en ellos, cuando llevan a cabo su deber, son capaces de buscar los principios-verdad, y también los buscan cuando se relacionan con otros. En todos los aspectos, entran en una dirección positiva. ¿Acaso no han cambiado? Han pasado de caminar por la senda de los anticristos a caminar por la senda de la práctica y la búsqueda de la verdad. Les queda esperanza y una oportunidad de poder alcanzar la salvación. ¿Puedes clasificar a tales personas como anticristos porque una vez exhibieron ciertas manifestaciones de un anticristo o caminaron la senda de estos? No. Los anticristos prefieren morir a arrepentirse. No tienen sentido de la vergüenza; además, son crueles, de carácter perverso, y sienten aversión por la verdad al extremo. ¿Puede alguien que siente aversión por la verdad ponerla en práctica o arrepentirse? Eso sería imposible. Que sienta una aversión tan absoluta por la verdad significa que jamás se arrepentirá. Existe algo innegable acerca de las personas que son capaces de arrepentirse y es que han cometido errores, pero pueden aceptar el juicio y castigo de las palabras de Dios, son capaces de aceptar la verdad y de intentar con todas sus fuerzas colaborar en el cumplimiento de sus deberes, tomando las palabras de Dios como sus máximas personales y convirtiéndolas en la realidad de sus vidas. Aceptan la verdad y, en el fondo, no sienten aversión por ella. ¿No es esta la diferencia? Lo es. Los anticristos, sin embargo, no se conforman con rehusarse a ser podados, sino que tampoco escuchan a nadie cuyas palabras se ajusten a la verdad, y no creen que las palabras de Dios sean la verdad ni las reconocen como tales. ¿Cuál es su naturaleza? La de sentir aversión por la verdad y odiarla hasta un grado extremo. Cuando cualquiera habla sobre la verdad o da su testimonio vivencial, sienten un profundo rechazo y son hostiles hacia él. Si alguien en la iglesia difunde diversos razonamientos ridículos y perversos y dice cosas absurdas e ilógicas, se sienten muy felices; se unen a ellos de inmediato y nadan en el lodazal con ellos en estrecha colaboración. Es un caso de “Dios los cría y el viento los amontona”, de “entre iguales se entienden”. Si escuchan al pueblo escogido de Dios hablar sobre la verdad o del testimonio vivencial de su autoconocimiento y de su arrepentimiento sincero, se ponen nerviosos hasta exasperarse y se ponen a pensar en cómo excluir y atacar a esa persona. En pocas palabras, no miran con cariño a nadie que persiga la verdad. Quieren excluirlo y ser su enemigo. Les agrada mucho cualquiera que tenga la habilidad de presumir predicando palabras y doctrinas y lo aprueban en gran medida, como si hubiesen encontrado un confidente, un compañero de viaje. Si alguien dijera: “Quien trabaje más y haga la contribución más grande será recompensado y coronado y reinará junto con dios”, se emocionarían sin fin y tendrían un ataque de fervor. Sentirían que son muy superiores al resto, que por fin sobresalen entre la multitud, que ahora hay lugar para que se muestren y exhiban su valor. Se sentirán entonces muy satisfechos. ¿No es eso sentir aversión por la verdad? Supón que les dices en una enseñanza: “A Dios no le gustan las personas como Pablo, y las que más le disgustan son las que transitan la senda de los anticristos y las que van por ahí diciendo: ‘Señor, Señor, ¿acaso no he trabajado mucho para Ti?’. No le agradan las personas que se pasan todo el día rogándole una recompensa y una corona”. Indudablemente, estas palabras son la verdad, pero ¿qué sentimiento les queda cuando escuchan dicha enseñanza? ¿Dicen ‘Amén’ y aceptan tales palabras? ¿Cuál es su primera reacción? Repugnancia interna y renuencia a escuchar. Lo que quieren decir es: “¿Cómo puedes estar seguro de lo que estás diciendo? ¿Acaso tú tienes la última palabra? ¡No creo lo que estás diciendo! Haré lo que tenga que hacer. Seré como Pablo y le pediré una corona a dios. ¡Así podré ser bendecido y tener un buen destino!”. Insisten en afirmar los puntos de vista de Pablo. ¿No están luchando contra Dios de esa manera? ¿No es obvio que se oponen a Dios? Él ha puesto en evidencia y ha diseccionado la esencia de Pablo; ha dicho mucho sobre el tema y cada porción de eso es la verdad. Sin embargo, estos anticristos no aceptan la verdad o el hecho de que todas las acciones y comportamientos de Pablo se oponían a Dios. En su mente, todavía cuestionan: “Si tú dices algo, ¿quiere decir que es correcto? ¿Bajo qué fundamentos? Para mí, lo que Pablo dijo e hizo parece correcto. No hay nada incorrecto en ello. Estoy buscando una corona y una recompensa, ¡soy capaz de eso! ¿Puedes detenerme? Seguiré trabajando y, una vez que haya trabajado lo suficiente, tendré un capital. Habré hecho una contribución y entonces podré entrar en el reino de los cielos y ser recompensado. ¡No hay nada malo en eso!”. Así de obstinados son. No aceptan la verdad en lo más mínimo. Puedes hablarles de la verdad, pero no lograrás que lo entiendan, sienten aversión hacia ella. Esa es la actitud de los anticristos hacia las palabras de Dios, la verdad y también hacia Dios. Y así, ¿qué sentís cuando habéis escuchado la verdad? Sentís que no la estáis persiguiendo y que no la entendéis. Sentís que aún no estáis a su altura y que deberéis esmeraros en pos de la realidad-verdad. Y en cualquier momento en que os comparáis con las palabras de Dios, sentís que os falta mucho, que vuestro calibre es escaso y que carecéis de comprensión espiritual, que aún sois superficiales y que todavía hay perversidad en vosotros. Entonces, os volvéis negativos. ¿No es ese vuestro estado? Los anticristos, por otro lado, nunca se sienten negativos. Siempre están entusiasmados, jamás reflexionan sobre sí mismos ni se conocen, sino que piensan que no tienen problemas graves. Así son las personas que siempre son arrogantes y sentenciosas: en cuanto toman el poder en sus manos, se convierten en anticristos.

II. Disección del deseo y la ambición constantes de los anticristos de controlar y conquistar a la gente

Continuaremos charlando sobre el siguiente punto: los anticristos tienen la ambición y el deseo constantes de controlar y conquistar a la gente. Es un problema más grave que el de su incapacidad para cooperar con nadie. ¿Qué tipo de personas diríais que son aquellas a las que les gusta controlar y conquistar a los demás? ¿Qué tipo de persona tiene la ambición y el deseo de controlar y conquistar a los demás? Os daré un ejemplo. Quienes se sienten especialmente atraídos por el estatus, ¿disfrutan de controlar y conquistar a los demás? ¿No son acaso de la calaña de los anticristos? Desorientan, controlan y subyugan a otras personas, que luego los veneran y les hacen caso. Así se ganan el aprecio y el respeto de la gente y consiguen que esta los venere y los admire. ¿No hay entonces un lugar para ellos en el corazón de las personas? Si no convencieran a la gente ni lograran su aprobación, ¿los venerarían? De ninguna manera. Por eso, una vez que estas personas han alcanzado cierto estatus, tienen todavía que convencer a los demás, ganárselos por completo y hacer que las admiren. Solo entonces la gente los venerará. Ese es un tipo de persona. Hay otro; los que son especialmente arrogantes. Tratan a la gente de la misma manera: empiezan por subyugarla, haciendo que todos los veneren y admiren, y solo entonces se dan por satisfechos. A las personas muy crueles también les gusta controlar a los demás, que la gente les haga caso, orbite a su alrededor y haga cosas por ellos. Una vez que han tomado el poder, tanto las personas muy arrogantes como las que tienen actitudes crueles se convierten en anticristos. Los anticristos tienen la ambición y el deseo constantes de controlar y conquistar a los demás; cuando se encuentran con otras personas, siempre quieren determinar qué opinión tienen de ellos, si hay un lugar para ellos en el corazón de la gente y si los demás los admiran y los veneran. Si se topan con alguien que es hábil para lamer botas, halagar y adular, se ponen muy contentos. Entonces, se suben a un pedestal y le empiezan a dar sermones a la gente y parlotean sobre ideas grandilocuentes; les inculcan a las personas preceptos, métodos, doctrinas y nociones. Hacen que la gente acepte esas cosas como la verdad, e incluso adornan su discurso diciendo: “Si puedes aceptar esto, eres alguien que ama y persigue la verdad”. Las personas sin criterio pensarán que lo que dicen es razonable y, aunque les resulte indistinto y no sepan si está de acuerdo con la verdad, solo creerán que no hay nada malo en ello y que no vulnera la verdad. Y, de esa manera, obedecen a los anticristos. Si alguien tiene la capacidad de discernir a un anticristo y es capaz de desenmascararlo, provocará la ira del anticristo, que sin contemplaciones lo culpará, lo condenará y lo amenazará haciendo gala de su fuerza. Aquellos que carecen de discernimiento quedan totalmente subyugados por los anticristos y los admiran desde el fondo de su corazón. De ahí nace en ellos la veneración por los anticristos, la confianza en ellos e incluso el temor. Tienen la sensación de estar esclavizados por el anticristo, como si perder su liderazgo, sus enseñanzas y sus reproches los hiciera sentir íntimamente inquietos e inseguros y Dios ya no los quisiera. Por lo tanto, todos han aprendido a vigilar la expresión del anticristo cuando actúan, por temor a que se disguste. Todos intentan complacerlo; tales personas están empecinadas en seguir al anticristo. En su trabajo, los anticristos predican palabras y doctrinas. Son buenos enseñándoles a las personas a cumplir con ciertos preceptos; nunca les dicen cuáles son los principios-verdad que deben acatar, por qué deben actuar de esa manera, cuáles son las intenciones de Dios, qué arreglos ha hecho la casa de Dios para la obra y cuál es el trabajo más esencial, relevante o primordial a realizar. Los anticristos no dicen nada en absoluto sobre esos asuntos importantes. Nunca comparten la verdad a la hora de hacer y organizar el trabajo. Ellos mismos no entienden los principios-verdad, así que lo único que pueden hacer es enseñarle a la gente a cumplir con unos cuantos preceptos y doctrinas, y si la gente va en contra de estos dichos y preceptos, se enfrentarán al regaño y la amonestación de los anticristos. Los anticristos a menudo trabajan bajo la bandera de la casa de Dios amonestando a los demás y sermoneándolos desde una posición elevada. A algunas personas incluso las pone tan nerviosas su sermón que sienten que, al no actuar de acuerdo con los requisitos de los anticristos, están en deuda con Dios. ¿No han caído bajo el control de los anticristos? (Sí). ¿Qué tipo de comportamiento es este, por parte de los anticristos? Es un comportamiento propio de la esclavitud. En el lenguaje de la nación del gran dragón rojo, a la “esclavitud” se la conoce como “lavado de cerebro”. Es como cuando el gran dragón rojo captura a los que creen en Dios. Además de torturarlos, utiliza otra técnica: el lavado de cerebro. Ya sean campesinos, obreros o intelectuales, utiliza su sarta de herejías y falacias, como el ateísmo, la evolución y el marxismo-leninismo para lavar el cerebro de la gente; les inculca esas ideas por la fuerza, sin importar lo repugnantes o aborrecibles que a las personas les parezcan, y luego utiliza esas ideas y teorías para amarrar sus extremidades y controlar sus corazones. Así es como el gran dragón rojo impide que la gente crea en Dios, que acepte la verdad y que la persiga para alcanzar la salvación y la perfección. Del mismo modo, por muchos sermones que aquellos bajo el control de los anticristos oigan, no pueden entender la verdad ni para qué sirve realmente creer en Dios ni qué tipo de senda deben seguir ni el punto de vista correcto que deben tener al hacer cada cosa ni la postura que deben adoptar. No entienden nada de todo eso; lo único que hay en su corazón son las palabras y doctrinas, y las teorías huecas de esos anticristos. Y después de ser desorientados y controlados por los anticristos durante mucho tiempo, acaban volviéndose como ellos por completo: se convierten en personas que creen en Dios, pero no aceptan la verdad en absoluto, e incluso se resisten y se ponen en contra de Dios. ¿Qué clase de personas son las que se dejan desorientar y controlar por los anticristos? Sin duda, ninguno de ellos ama la verdad; son todos hipócritas, personas que no persiguen la verdad en su fe en Dios y que no atienden a los asuntos apropiados en el cumplimiento de sus deberes. En su fe en Él, estas personas no siguen a Dios; en su lugar, siguen a los anticristos, se convierten en sus esclavos y, como resultado, no pueden alcanzar la verdad. Ese resultado es inevitable.

¿Según qué principio trata Dios a las personas? ¿La fuerza? ¿El control? No, es precisamente lo contrario al control. ¿Cuál es el principio de Dios en Su forma de tratar a las personas? (Les da libre albedrío). Sí, te da libre albedrío. Él te permite llegar a tu propia comprensión en medio de los entornos que Él establece, a fin de que generes una comprensión y experiencia humanas espontáneamente. Te permite comprender un aspecto de la verdad de forma natural para que, cuando vuelvas a encontrarte en un entorno así, sepas qué hacer y qué elegir. También te permite percibir lo que está bien y lo que está mal en lo más profundo de tu corazón para que al final elijas la senda correcta. Dios no te controla ni te coacciona. Un anticristo, sin embargo, actúa exactamente de la manera opuesta: al desorientarte, te lava el cerebro y te adoctrina para luego convertirte en su esclavo. ¿Por qué utilizo la palabra “esclavo”? ¿Qué significa ser un esclavo? Significa que no podrás discernir si el anticristo tiene razón o no, ni te atreverás a hacerlo; no sabrás si está o no en lo cierto; en el fondo, estarás confundido y atolondrado. No tendrás idea de lo que está bien y lo que está mal; no sabrás lo que debes hacer y lo que no. Esperarás como una marioneta las instrucciones del anticristo, sin atreverte a actuar si él no da la orden, y solo te animarás a hacerlo una vez que hayas escuchado sus mandatos. Habrás perdido tus capacidades innatas, y tu libre albedrío no cumplirá su función. Te habrás convertido en un hombre muerto. Tendrás un corazón, pero no serás capaz de pensar; tendrás una mente, pero no serás capaz de analizar los problemas; no distinguirás el bien del mal o lo positivo de lo negativo ni cuál es la forma correcta de actuar y cuál es la incorrecta. De forma imperceptible, el anticristo habrá tomado el control sobre ti. ¿Qué es lo que controlará? ¿Tu corazón o tu mente? Tu corazón; luego, tu mente caerá naturalmente bajo su control. Atará con fuerza tus extremidades, amarrándolas fuertemente y con firmeza, de modo que, con cada paso que des, te veas sumido en la vacilación y la duda, y más tarde retrocedas; entonces, querrás dar otro paso, emprender alguna acción, pero volverás a retroceder. En cada cosa que hagas, tu visión será borrosa y poco clara. Esto está profundamente ligado a las observaciones desorientadoras del anticristo. ¿Cuál es la principal técnica mediante la cual los anticristos controlan a la gente? Todo lo que dicen son cosas que concuerdan con las nociones y figuraciones de la gente y con los sentimientos y razonamientos humanos. Parecen tener un poco de humanidad cuando hablan, pero no poseen ninguna de las realidades-verdad. Decidme, ¿pueden las personas que son controladas por los anticristos y los siguen hacer deberes en la casa de Dios con todo su corazón y todas sus fuerzas? (No). ¿Cuál es la razón? No comprenden la verdad, esa es la razón principal. Y hay otro motivo: los anticristos incurren en juegos de poder; no practican la verdad al cumplir con su deber ni lo hacen de todo corazón y con todas sus fuerzas. ¿Pueden entonces sus lacayos practicar la verdad? Sea como sea un anticristo, así serán también los lacayos que lo acompañen. Los anticristos lideran el camino cuando se trata de no practicar la verdad, ir en contra de los principios, traicionar los intereses de la casa de Dios, no ser razonables y actuar como dictadores. ¿Podría esto no afectar a sus lacayos? De ninguna manera. Entonces, ¿qué será de esas personas a las que constriñen y controlan? Se protegerán unos de otros, y desconfiarán y lucharán entre sí; competirán por la fama y la ganancia, por una oportunidad de brillar y por el capital. En el fondo, aquellos a los que el anticristo controla no están de acuerdo y ya no tienen un mismo parecer. Son cautelosos y circunspectos en sus acciones; no son abiertos entre ellos y no mantienen relaciones humanas normales entre sí. No oran-leen ni existe entre ellos una charla normal ni una vida espiritual normal. Están fragmentados, igual que los grupos satánicos no creyentes que hay en el mundo. Así es cuando hay un anticristo en el poder. Hay cautela mutua entre las personas, luchas abiertas y ocultas, sabotaje, celos, juicios y comparaciones sobre quién asume menos responsabilidades: “Si tú no asumes la responsabilidad, yo tampoco. ¿En qué te basas para persuadirme de que considere los intereses de la casa de dios, cuando tú mismo no los consideras? Entonces, me limitaré a no hacerlo”. ¿Es ese lugar la casa de Dios? No. ¿Qué clase de lugar es? Es el campo de Satanás. La verdad no reina allí; no tiene la obra del Espíritu Santo ni la bendición de Dios ni Su liderazgo. Y así, cada una de las personas allí son como pequeños demonios. Superficialmente, las palabras de elogio que pronuncian sobre los demás suenan bien: “¡Oh, de verdad aman a dios; de verdad hacen ofrendas; de verdad sufren cumpliendo con su deber!”. Pero haz que evalúen a una persona y lo que te dirán a sus espaldas será diferente de lo que digan en su presencia. Si los hermanos y hermanas acaso cayeran en las manos de un líder falso, quedarían tan fragmentados en el desempeño de sus deberes como un montón de arena suelta; no obtendrán resultados ni contarán con la obra del Espíritu Santo, y la mayoría de ellos no perseguirá la verdad. ¿Y si cayeran bajo el control de un anticristo? A esa gente ya no se le podría llamar iglesia. Pertenecerían por completo al bando de Satanás y a la pandilla del anticristo.

¿Por qué los anticristos siempre quieren controlar a la gente? Porque no salvaguardan los intereses de la casa de Dios ni se preocupan por la entrada en la vida del pueblo elegido de Dios. Solo tienen en cuenta su propio poder, estatus y prestigio. Creen que mientras tengan el control sobre los corazones de la gente y consigan que todos los veneren, su ambición y su deseo se verán cumplidos. En cuanto a los asuntos que afectan a los intereses de la casa de Dios, la obra de la iglesia o la entrada en la vida del pueblo elegido de Dios, no se preocupan en absoluto. Incluso cuando surgen problemas, no pueden verlos. No se percatan de problemas tales como cuando los arreglos relativos al personal de la casa de Dios no son apropiados ni cuando la propiedad de la casa de Dios ha sido distribuida de manera indebida y se ha perdido gran parte de ella, como tampoco quién la ha despilfarrado. No se dan cuenta de quién está causando trastornos y perturbaciones en su trabajo, quién está usando a la gente de manera inadecuada, quién está haciendo un trabajo superficial. Menos aún se ocupan de este tipo de inconvenientes. ¿De qué se ocupan? ¿En qué asuntos interfieren? (En asuntos insignificantes). ¿Qué clase de cuestiones son insignificantes? Aportad algunos detalles. (Algunos líderes se ocupan de resolver los asuntos domésticos de ciertos hermanos y hermanas; por ejemplo, en el caso de que alguien de su familia no se lleve bien con otra persona. No son más que cuestiones de la vida cotidiana). Esa acción es propia de los falsos líderes. ¿Y qué hacen los anticristos? (No prestan atención a la entrada en la vida de los hermanos y hermanas ni a las cosas que van en contra de los principios-verdad; solo se fijan en las cosas que involucran su imagen y su estatus, como, por ejemplo, que la gente no haga lo que ellos dicen o que algunas personas les tengan antipatía. Se ocupan de ese tipo de cosas). Eso es parte del asunto. Esas cosas pasan. Los anticristos comprueban quién les resulta una presencia desagradable, quién no es respetuoso con ellos y quién puede discernirlos. Se dan cuenta de esto y lo anotan mentalmente; es muy importante para ellos. ¿Y qué más? (Si la persona elegida en alguna iglesia los discierne y no piensa igual que ellos, buscarán la manera de encontrarle errores y harán que la sustituyan. Les gusta hacerlo). Independientemente de los defectos o problemas que alguien que hace cosas malas tenga o de los trastornos y perturbaciones que provoque, al anticristo no le importa; ellos solo encuentran defectos en las personas que cumplen con su deber y en aquellos que persiguen la verdad, y buscan justificaciones y excusas para que se las reemplace. Hay una manera clave más en la que se manifiesta el control de los anticristos sobre los demás: además de controlar a los hermanos y hermanas corrientes, intentan controlar a los responsables de cada aspecto de la obra. Desean tener siempre todo el poder en sus manos. Por eso, preguntan por todo; vigilan y observan todo para saber la manera en la que la gente hace las cosas. No comparten en absoluto los principios-verdad con ellos, ni les dan rienda suelta para actuar. Quieren que todos hagan lo que ellos dicen y se sometan a ellos. Siempre tienen miedo de que su poder se disperse y otras personas se hagan con él. Cuando se discute un tema, sin importar cuántas personas estén hablando sobre él o qué resultados produzca esa conversación, lo rechazarán por completo cuando llegue a ellos, y la discusión tendrá que empezar de nuevo. ¿Y qué resulta finalmente de esto? Las cosas no se acaban hasta que todos les hacen caso, y si eso no ocurre, tendrán que seguir charlando. A veces, la conversación se prolonga hasta altas horas de la noche, lo que no permite que nadie duerma; no termina hasta que los demás hacen caso de lo que dicen. Esta es una acción propia de los anticristos. ¿Hay personas que crean que al hacerlo un anticristo está asumiendo la responsabilidad del trabajo? ¿Cuál es la diferencia entre asumir la responsabilidad del trabajo y el despotismo de los anticristos? (La diferencia es la intención). Cuando las personas son meticulosas y responsables en el trabajo, lo hacen para compartir los principios-verdad con claridad, para que todos puedan entender la verdad. Los anticristos, en cambio, actúan como déspotas para mantener el poder, para imponerse, para refutar todas las opiniones que difieren de las suyas y que pueden hacerlos quedar mal. ¿Acaso no hay diferencia entre esas intenciones? (Sí). ¿Qué las diferencia? ¿Podéis discernirlo? Conseguir que la gente comprenda los principios-verdad mediante la enseñanza y competir por la estima: ¿cuál es la diferencia entre ambas cosas? (Las intenciones). No solo las intenciones, aunque, por supuesto, son diferentes. (Uno de esos enfoques beneficiará a la casa de Dios en mayor medida). Cuando tenemos en cuenta los intereses de la casa de Dios, el hecho de que una de ellas la beneficie más es otra de las diferencias. Sin embargo, ¿cuál es la principal diferencia? Cuando alguien realmente está compartiendo la verdad, se hace evidente al escucharlo que no se trata de una justificación personal ni de una excusa. Todo lo que comparte tiene por objeto hacer comprender a todos las intenciones de Dios; todo ello es testimonio de las intenciones de Dios. Esa charla aclara los principios-verdad y, después de escucharla, la gente tiene un camino a seguir; saben cuáles son los principios, saben lo que deben hacer en el futuro, probablemente no irán en contra de los principios en el cumplimiento de su deber y el objetivo de su práctica será más preciso. Ese tipo de enseñanza no está contaminado en lo más mínimo con justificaciones personales ni con excusas. Pero ¿cómo predican aquellos a los que les gusta torcer las cosas a su favor y poner a los demás bajo su control? ¿Sobre qué predican? Predican sobre sus autojustificaciones y los pensamientos, intenciones y objetivos que hay detrás de lo que hicieron para que la gente lo acepte, se lo crea y no los malinterprete. No es más que una autojustificación; no hay nada de verdad en ello. Si escuchas con atención, oirás que, en lo que comunican, la verdad no existe; no son más que excusas, justificaciones y dichos humanos. Nada más. Y después de que han hablado, ¿comprende la totalidad de las personas los principios? No, pero han entendido bastante sobre las intenciones del orador. Ese es el método de los anticristos. Así es como controlan a la gente. En cuanto sienten que su estatus y prestigio se han visto mermados y afectados dentro del grupo, convocan de inmediato una reunión para intentar salvarlos, como sea. ¿Y cómo salvan esas cosas? Dando excusas, ofreciendo justificaciones, diciendo lo que pensaban en ese momento. ¿Cuál es su objetivo al decir esas cosas? Lo hacen para aclarar todos los malentendidos que hay sobre ellos. Es igual que el gran dragón rojo; después de atormentar y castigar a alguien, lo reivindica y lo exculpa de lo que se le haya acusado. ¿Cuál es el objetivo de eso? (Blanquear su imagen). Te reivindica y te compensa después de haberte hecho algo malo para que pienses que, después de todo, el gran dragón rojo es bueno y digno de confianza. De este modo, su dominio no se ve amenazado. Así también son los anticristos. No hay una sola cosa que digan o hagan que no sea por su propio bien; no dirán nada por el bien de la verdad, mucho menos dirán o harán algo en beneficio de los intereses de la casa de Dios. Todo lo que dicen y hacen es por el bien de su propia reputación y estatus. Algunos dirán: “Es injusto de Tu parte definirlos como anticristos, porque se esfuerzan mucho y llevan a cabo su deber con mucha diligencia cuando trabajan y corren por la casa de Dios desde el amanecer hasta el anochecer. A veces están demasiado ocupados para comer. ¡Han sufrido tanto!”. ¿Y por quién es que sufren? (Por ellos mismos). Por ellos mismos. Si no tuvieran estatus, ¿harían lo mismo? Corren así por su propia reputación y estatus; lo hacen por una recompensa. Si no fueran recompensados, o si no tuvieran fama, ganancia o estatus, se habrían echado atrás hace tiempo. Hacen esas cosas delante de los demás y, mientras las hacen, quieren que Dios se entere de ellas y que, en vista de todo lo que han hecho, les dé su merecida recompensa. Lo que quieren, en última instancia, es una recompensa; no quieren obtener la verdad. No debes dejarte engañar. Cuando sienten que han acumulado suficiente capital, cuando tienen la oportunidad de hablar con otros, ¿cuál es el contenido de lo que dicen? En primer lugar, hacen alarde de sus contribuciones, un ataque psicológico. ¿Qué es un ataque psicológico? Es hacerles saber a todos, en lo más profundo de su corazón, que han hecho muchas cosas buenas en nombre de la casa de Dios, han contribuido, han asumido riesgos, han realizado trabajos peligrosos, han corrido mucho y que no es poco lo que han padecido. Es presentar sus credenciales y hablar de su capital delante de los demás. En segundo lugar, hablan de forma extravagante y sin sentido sobre ciertas teorías irreales, que la gente cree entender, aunque no sea así. Estas teorías suenan bastante profundas, misteriosas y abstractas, y hacen que la gente idolatre a los anticristos. Luego, hablan de forma grandilocuente y confusa sobre temas que creen que nadie ha entendido nunca como, por ejemplo, la tecnología y el espacio exterior, las finanzas y la contabilidad, los asuntos relacionados con la sociedad y la política, e incluso sobre estafas y cuestiones del hampa. Relatan su historia personal. ¿Qué es esto, entonces? Hacen alarde de sí mismos. Y su objetivo al hacerlo es lanzar un ataque psicológico. ¿Pensáis que son estúpidos? Si esas cosas que dicen no influyeran en la gente, ¿las seguirían diciendo? No. Tienen un objetivo al decirlas: presentar sus credenciales, presumir y alardear de sí mismos.

Además, ¿qué modos suelen adoptar los anticristos? Vayan donde vayan, adoptan los modos del cabeza de familia. Allí donde van, dicen: “¿En qué estáis trabajando? ¿Cómo os va con eso? ¿Hay alguna dificultad? ¡Daos prisa y ocupaos de las cosas que se os han asignado! No seáis superficiales. ¡Toda la obra de la casa de dios es importante e inaplazable!”. Son como el cabeza de familia, supervisan constantemente el trabajo de la gente de su casa. ¿Qué significa que sean cabeza de familia? Significa que cualquiera en su casa podría cometer un error o tomar la senda equivocada, por lo que necesitan vigilarlos; si no lo hicieran, nadie cumpliría con su deber; todos, a la larga, trastabillarían. Los anticristos creen que todos los demás son idiotas, niños, que, si no se preocuparan por ellos, si los perdieran de vista un segundo, algunos cometerían errores y tomarían el camino equivocado. ¿Qué especie de punto de vista es este? ¿No están asumiendo los modos del cabeza de familia? (Sí). ¿Realizan alguna labor en concreto, entonces? Jamás. Se encargan de que otros hagan todo el trabajo, se preocupan únicamente de la burocracia y de ser el amo, y cuando otros han hecho el trabajo, es lo mismo que si lo hubieran hecho ellos mismos; todo el mérito es suyo. Simplemente, disfrutan de los beneficios de su estatus; nunca hacen nada que beneficie la obra de la casa de Dios. Incluso si encuentran que alguien está siendo superficial o negligente en el desempeño de su deber, que alguien está trastornando y perturbando la obra de la iglesia, simplemente le dicen unas palabras persuasivas y reconfortantes, pero nunca lo exponen ni lo restringen; nunca ofenden a nadie. Si nadie quiere escucharlos, dicen: “Se me ha roto el corazón de tanto preocuparme por vosotros; he hablado hasta quedarme sin palabras; ¡me he cansado tanto que casi me parto en dos! ¡Me dais tanto de qué preocuparme!”. ¿No es desvergonzado de su parte hablar así? ¿Os disgusta oírlo? Es una de las formas en que se manifiesta el deseo constante de los anticristos de controlar a la gente. ¿Cómo charlan estos anticristos con las personas? A Mí me dicen, por ejemplo: “Los que están por debajo de mí no hacen lo que se les dice. No se toman en serio el trabajo de la iglesia. Son superficiales y gastan sin criterio el dinero de la casa de dios. Estas personas son verdaderas bestias, ¡son menos que un perro!”. ¿Cuál es su tono en este caso? Hacen de sí mismos la excepción; quieren decir: “Yo tengo en cuenta los intereses de la casa de dios; ellos no”. ¿Cómo se perciben los anticristos? Como un “embajador de marca”. ¿Qué es un embajador de marca? Fijaos en los embajadores de marca de algunos países: ¿qué tipo de personas son? Se las elige por su belleza; son muy guapas, saben hablar bien y todas han recibido formación. Son embajadoras de marca porque, entre bastidores, todos tienen conexiones y trato con hombres altos, ricos y guapos, con altos funcionarios, con adinerados hombres de negocios. ¿De qué dependen para llegar a ser embajadoras de marca? ¿Solo de su aspecto, su buena figura y su elocuencia? Dependen principalmente de sus contactos tras bambalinas. ¿No es así como funciona? (Sí). Sí, así es como funciona. Los anticristos, que siempre tienen los modos de un líder o de un cabeza de familia, quieren utilizar siempre esos modos, esa postura, para desorientar a la gente y controlarla. ¿No es un poco el estilo de un embajador de marca? Se quedan de pie, con las manos entrelazadas en la espalda, y cuando los hermanos o hermanas asienten y se inclinan ante ellos, les dicen “Bien hecho, ¡haced un buen trabajo!”. ¿Quiénes son ellos para decir eso? ¿Qué cargo se han autodesignado? Yo no digo esas cosas en ningún sitio, ¿me habéis oído decir algo semejante alguna vez? (No). De vez en cuando diré: “¡Esta oportunidad que tenéis de cumplir con vuestro deber con tranquilidad no es nada fácil de conseguir! Debéis aprovechar esta oportunidad y cumplir bien con vuestro deber, no vaya a ser que os echen por hacer el mal y causar perturbaciones”. ¿Por qué digo eso? Por sinceridad. ¿Pero es así como piensa un anticristo? No es así como piensan y no es así como actúan. Les dicen a los demás que hagan un buen trabajo, pero ¿acaso ellos lo hacen? No. Hacen que otros hagan un buen trabajo, se esfuercen al máximo por ellos, trabajen para ellos y, al final, son ellos los que se llevan todo el mérito. ¿Os dejáis la piel por Mí ahora, en el cumplimiento de vuestros deberes? (No). Tampoco trabajáis para Mí; vosotros desempeñáis vuestros propios deberes y obligaciones, y luego la casa de Dios os provee. ¿Sería excesivo decir que Yo os proveo? (No). No es una afirmación incorrecta y, de hecho, así es como son las cosas en realidad. Pero si quisierais que Yo lo dijera, no lo haría; eso nunca saldría de Mis labios. Solo diría que la casa de Dios os provee. Vosotros cumplís vuestros propios deberes en la casa de Dios, y Dios os provee. Entonces, ¿para quién estáis haciendo vuestros deberes? (Para nosotros mismos). Estáis desempeñando los deberes y obligaciones que os corresponden; es la responsabilidad que debéis cumplir como seres creados. Lo hacéis ante la presencia de Dios. De ninguna manera debéis decir que trabajáis para Mí, no lo necesito. No necesito que nadie trabaje para Mí; no soy el jefe, ni el presidente de ninguna empresa. No gano dinero gracias a vosotros, y vosotros no coméis Mi comida. Solo cooperamos unos con otros. Yo os enseño las verdades que debo para que podáis comprenderlas, y vosotros tomáis la senda correcta, con lo cual Mi corazón se tranquiliza; Mi responsabilidad y obligación se han cumplido en su totalidad. Es una cooperación mutua, en la que cada uno desempeña su papel. Dista mucho de ser un caso de quién explota a quién, quién utiliza a quién, quién alimenta a quién. No os comportéis de esa manera inútil y repugnante. Haced el trabajo bien de verdad, de forma que sea evidente para todos, y en definitiva, estaréis bien preparados para saldar vuestras cuentas ante Dios. ¿Cuentan con este tipo de razón los anticristos? No. Si asumen una mínima responsabilidad, contribuyen un poco y han hecho algo de trabajo, presumen de ello, de una manera francamente repugnante, incluso desean ser embajadores de marca. Si no intentas ser embajador de marca y te dispones a hacer un trabajo real, todo el mundo te respetará. Si adoptas la postura de un embajador de marca, pero eres incapaz de hacer ningún trabajo concreto, y haces que lo Alto deba ocuparse y dar personalmente instrucciones para todo el trabajo y hacer un seguimiento supervisándote y orientándote, que deba ocuparse de todos los aspectos del trabajo, y aun así te crees capaz, que te has vuelto más hábil, que fuiste tú quien lo hizo todo, ¿no es acaso un descaro? Los anticristos son capaces de eso. Le roban a Dios Su gloria. Cuando la gente normal ha experimentado algunas cosas, puede comprender un poco la verdad y percibir: “Mi calibre es tan pobre que no soy nada. Sin la preocupación y la supervisión de lo Alto, sin que me cojan de la mano para ayudarme, no sería capaz de hacer nada. No he sido más que un estúpido. Ahora, he llegado a conocerme un poco a mí mismo. Conozco mi insignificante medida. Si lo Alto vuelve a podarme en el futuro, no me quejaré. Me someteré sin más”. Cuando sepas cuán insignificante eres, harás el trabajo que te corresponde de forma educada, con ambos pies en el suelo. Todo lo que te asigne lo Alto lo harás bien, con todo tu corazón y todas tus fuerzas. ¿Es eso lo que hacen los anticristos? No. Ellos no toman en cuenta los intereses de la casa de Dios ni la obra de la casa de Dios. ¿Cuál es el mayor interés de la casa de Dios? ¿Es la riqueza de la iglesia? ¿Son las ofrendas a Dios? No. ¿Qué es, entonces? ¿En torno a qué aspecto del trabajo gira el desempeño del deber de cada uno? Difundir el evangelio y dar testimonio de Dios para que toda la humanidad comprenda a Dios y vuelva a Él. Ese es el mayor interés de la casa de Dios. Y ese máximo interés se ramifica hacia abajo, dividiéndose en cada grupo y cada aspecto del trabajo, y luego se subdivide aún más hasta llegar a las diversas tareas que realiza cada persona. Ese es el interés de la casa de Dios. ¿Habéis visto eso antes? ¡Claro que no! Cuando hablo de los intereses de la casa de Dios, pensáis que son el dinero, las casas y los coches. ¿Qué tipo de intereses son esos? ¿No son solo algunas cosas materiales? ¿Dirán entonces algunos: “Ya que no son intereses, dilapidémoslos como queramos”? ¿Está bien eso? (No). ¡De ninguna manera! Malgastar las ofrendas es un pecado grave.

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