Ⅰ

Solo al experimentar de manera práctica las palabras de Dios

al hombre se le puede suministrar la verdad y la vida;

solo en esto puede llegar el hombre a entender

lo que es la humanidad normal, lo que es una vida con sentido,

lo que es un auténtico ser creado, lo que es la verdadera sumisión a Dios;

solo en esto el hombre puede entender cómo debería preocuparse por Dios,

cómo desempeñar el deber de un ser creado

y cómo poseer la semejanza de un hombre real;

solo en esto el hombre puede llegar a comprender

lo que quieren decir fe y adoración genuinas;

Ⅱ

solo en esto puede llegar a entender el hombre

quién es el Soberano de los cielos y la tierra y de todas las cosas;

solo en esto puede el hombre llegar a comprender

los medios por los cuales Aquel que es el Soberano de toda la creación

gobierna, dirige y provee a la creación,

y solo en esto puede el hombre entender y captar,

entender y captar los medios por los cuales Él existe, se manifiesta y obra.

Ⅲ

Separado de la experiencia real de las palabras de Dios,

el hombre no tiene un conocimiento verdadero

ni capta en profundidad Sus palabras y la verdad.

Ese hombre es, claramente, un cadáver viviente, un total caparazón,

y todo el conocimiento relativo al Creador no tiene nada que ver con él.

A los ojos de Dios, tal hombre nunca ha creído en Él ni lo ha seguido nunca,

y, por tanto, Dios no lo reconoce como creyente en Él ni como Su seguidor;

mucho menos, como un auténtico ser creado, como un auténtico ser creado.

de La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Prefacio