7. La diferencia entre las buenas obras externas y los cambios en el carácter

Las palabras relevantes de Dios:

Una transformación en el carácter se refiere, principalmente, a la transformación en la naturaleza de una persona. Las cosas que una persona tiene en su naturaleza no pueden verse mediante las conductas externas; están directamente relacionadas con el valor y el significado de su existencia. Es decir, involucran directamente la actitud que tiene una persona sobre la vida y sus valores, las cosas que se encuentran en lo profundo de su alma y su esencia. Si una persona es incapaz de aceptar la verdad, no pasará por una transformación en estos aspectos. Sólo al experimentar la obra de Dios, al entrar plenamente en la verdad, al cambiar sus valores y su perspectiva sobre la existencia y la vida, al alinear su punto de vista con los de Dios y al volverse capaz de someterse por completo a Él y serle leal, puede decirse que el carácter de alguien ha transformado. Puede parecer que haces cierto esfuerzo, puedes ser resiliente ante las dificultades, puedes ser capaz de llevar a cabo los arreglos de la obra desde lo Alto o puedes ir dondequiera que se te pida que vayas, pero estos son únicamente cambios menores de conducta y no son suficientes para contar como la transformación de tu carácter. Tal vez puedes recorrer muchos caminos, sufrir muchas dificultades y soportar grandes humillaciones; tal vez te sientes muy cerca de Dios y tal vez el Espíritu Santo lleve a cabo cierta obra en ti. Sin embargo, cuando Dios te pide que hagas algo que no se ajusta a tus nociones, tal vez no te sometas; en su lugar, podrías buscar excusas y así rebelarte contra Dios y resistirte a Él, incluso hasta el punto de criticar y protestar en Su contra. ¡Esto sería un problema grave! Mostraría que todavía tienes una naturaleza que se resiste a Dios y que no has pasado por ningún tipo de transformación.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter

Las personas pueden comportarse bien, pero eso no significa necesariamente que posean la verdad. Tener fervor solo puede hacer que se ciñan a la doctrina y sigan las normas; aquellos que carecen de la verdad no tienen forma de resolver los problemas esenciales ni la doctrina puede sustituir a la verdad. Las personas que han experimentado un cambio en su carácter son diferentes; han comprendido la verdad, poseen discernimiento en todos los asuntos, saben cómo actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, con los principios-verdad, cómo hacer para satisfacer a Dios, y entienden la naturaleza de la corrupción que demuestran. Cuando sus propias ideas y nociones se manifiestan, son capaces de discernir y abandonar la carne. Así es como se expresa un cambio en el carácter. Lo principal respecto a la gente que ha experimentado un cambio en el carácter es que las personas han llegado a comprender claramente la verdad, y cuando llevan a cabo las cosas, ponen en práctica la verdad con relativa precisión y su corrupción no se demuestra tan a menudo. Generalmente, aquellos cuyo carácter ha cambiado parecen ser particularmente razonables y tener discernimiento y, debido a su entendimiento de la verdad, no manifiestan tanta santurronería ni arrogancia. Se dan cuenta y tienen discernimiento de gran parte de la corrupción que se ha revelado en ellos, así que no dan pie a la arrogancia. Son capaces de tener una comprensión exacta de cuál es el lugar del hombre, de cómo comportarse de forma razonable, de cómo ser diligente, de qué decir y qué no decir, y de qué decir y qué hacer a qué personas. Por eso se dice que este tipo de personas son relativamente razonables. Los que han experimentado un cambio en su carácter manifiestan verdaderamente una semejanza humana y poseen la verdad. Siempre pueden hablar y ver las cosas de acuerdo con la verdad, y se guían por principios en todo lo que hacen; no están sujetas a la influencia de ninguna persona, asunto o cosa, y todas tienen su propio punto de vista y pueden mantener los principios-verdad. Su carácter es relativamente estable, no nadan entre dos aguas, e independientemente de las circunstancias en las que se encuentren, entienden cómo llevar a cabo su deber de manera adecuada y cómo comportarse para satisfacer a Dios. Aquellos cuyo carácter ha cambiado en realidad no están centrados en qué hacer para parecer buenos en un nivel superficial; han obtenido claridad interna respecto a qué hacer para satisfacer a Dios. Por tanto, desde fuera puede parecer que no son entusiastas o que no han hecho nada importante, pero todo lo que hacen tiene sentido, es valioso y da resultados prácticos. Aquellos cuyo carácter ha cambiado poseen sin duda mucha verdad y esto puede confirmarse por sus perspectivas sobre las cosas y sus acciones con principios. Los que no poseen la verdad no han tenido absolutamente ningún cambio en su carácter. Un cambio en el carácter no significa tener una humanidad madura y experimentada. Se refiere, principalmente, a casos en los que algunos de los venenos satánicos en la naturaleza de una persona cambian como resultado de alcanzar el conocimiento de Dios y de comprender la verdad. Es decir, esos venenos satánicos se limpian y la verdad expresada por Dios echa raíces en estas personas, y se convierte en su vida y en el mismo fundamento de su existencia. Solo entonces se convierten en personas nuevas y, así, experimentan una transformación en el carácter. Una transformación en el carácter no significa que el carácter externo de las personas sea más dócil que antes; que solían ser arrogantes, pero que ahora se comunican razonablemente o que no solían escuchar a nadie, pero ahora pueden escuchar a los demás. No se puede decir que esos cambios externos sean transformaciones en el carácter. Por supuesto, las transformaciones en el carácter incluyen tales estados y expresiones, pero el ingrediente clave es que su vida ha cambiado por dentro. La verdad expresada por Dios se convierte en su vida misma, los venenos satánicos internos se han eliminado, y sus perspectivas han cambiado por completo y ninguna de ellas está alineada con la perspectiva del mundo. Estas personas pueden ver claramente las argucias y los venenos del gran dragón rojo como son en realidad; han comprendido la verdadera esencia de la vida. Por tanto, los valores de su vida han cambiado y este es el tipo de transformación más fundamental y la esencia de un cambio en el carácter.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

En el ámbito de la religión, muchas personas sufren bastante a lo largo de toda su vida: someten su cuerpo y cargan su cruz, e, incluso, ¡siguen sufriendo y soportando incluso al borde de la muerte! Algunos siguen ayunando en la mañana de su muerte. Durante toda su vida se niegan a sí mismos buena comida y ropa, enfocándose sólo en sufrir. Son capaces de someter su cuerpo y abandonar su carne. Su espíritu para soportar el padecimiento es elogiable. Pero su pensamiento, sus nociones, su actitud mental y, de hecho, su vieja naturaleza, ninguno de estos ha sido en absoluto objeto de tratamiento. Carecen del verdadero conocimiento de sí mismos. Su imagen mental de Dios es la tradicional de un Dios vago. Su determinación de sufrir por Él procede de su celo y el buen temperamento de su humanidad. Aunque creen en Él, no lo conocen ni saben Su voluntad. Simplemente trabajan y sufren ciegamente por Dios. No le dan ningún valor al discernimiento, se preocupan poco por cómo asegurarse de que su servicio cumpla realmente la voluntad de Dios, y menos aún, son conscientes de cómo lograr conocer a Dios. El Dios al que sirven no es Dios en Su imagen inherente, sino un Dios que han imaginado, un Dios del que han oído hablar, o del que solamente han leído en leyendas escritas. Luego usan su fértil imaginación y su devoción para sufrir por Dios y emprender la obra de Dios que Él quiere llevar a cabo. Su servicio es demasiado impreciso, tanto que prácticamente ninguno de ellos es realmente capaz de servir conforme a la voluntad de Dios. Independientemente de con cuánto gusto sufran, su perspectiva original sobre el servicio y la imagen mental que tienen de Dios siguen inalteradas, porque no han pasado por el juicio, el castigo, el refinamiento y el perfeccionamiento de Dios ni nadie los ha guiado haciendo uso de la verdad. Aun si creen en Jesús el Salvador, ninguno de ellos ha visto jamás al Salvador. Sólo lo conocen a través de leyendas y habladurías. En consecuencia, su servicio sólo equivale a servir aleatoriamente con los ojos cerrados, como un ciego que sirve a su padre. Al final, ¿qué puede lograrse con ese servicio? ¿Y quién lo aprobaría? De principio a fin, su servicio sigue siendo el mismo; sólo reciben lecciones creadas por el hombre y basan su servicio únicamente en su naturalidad y sus preferencias. ¿Qué recompensa podría traer esto? Ni siquiera Pedro, quien vio a Jesús, sabía cómo servir conforme a la voluntad de Dios; sólo llegó a saberlo al final, en su vejez. ¿Qué dice esto acerca de esos ciegos que no han experimentado el más mínimo trato o poda y que no han tenido a nadie que los guíe? ¿No es el servicio de muchos entre vosotros hoy como el de estas personas ciegas? Todos los que no han recibido juicio, poda o trato, y que no han cambiado, ¿acaso no han sido conquistados de forma incompleta? ¿De qué sirven tales personas? Si tu pensamiento, tu conocimiento de la vida y tu conocimiento de Dios no muestran un cambio nuevo y en verdad no obtienes nada, ¡entonces nunca conseguirás nada destacado en tu servicio! Sin una visión y un nuevo conocimiento de la obra de Dios, no eres conquistado. Tu forma de seguir a Dios será entonces como la de aquellos que sufren y ayunan: ¡será de poco valor! ¡Precisamente porque hay poco testimonio en lo que hacen digo que su servicio es fútil! Durante toda la vida esas personas sufren y pasan tiempo en prisión; siempre están soportando, amando, y siempre cargan con la cruz; son ridiculizados y el mundo los rechaza; experimentan todo tipo de dificultades y, aunque son obedientes hasta el final, siguen sin ser conquistados y no pueden ofrecer testimonio de su conquista. Han sufrido mucho pero, en su interior, no conocen en absoluto a Dios. No se ha tratado ninguno sus viejos pensamientos, sus viejas nociones, sus prácticas religiosas, su conocimiento producido por el hombre ni sus ideas humanas. No hay ni una pizca de nuevo conocimiento en ellos. Ni un poco del conocimiento que tienen de Dios es verdadero o preciso. Han malinterpretado Su voluntad. ¿Le sirve esto a Dios? Fuera cual fuera tu conocimiento de Dios en el pasado, si sigue siendo el mismo hoy y sigues basando tu conocimiento de Dios en tus propias nociones e ideas sin importar lo que Él haga, es decir, que si no posees un entendimiento nuevo y verdadero de Dios y si no logras conocer la verdadera imagen y el verdadero carácter de Dios, y si tu conocimiento de Dios sigue siendo guiado por un pensamiento feudal supersticioso y sigue naciendo de la imaginación y nociones humanas, entonces no has sido conquistado. Las muchas palabras que ahora te digo tienen el fin de hacerte saber, de dejar que este conocimiento te lleve a un conocimiento nuevo y preciso. También tienen el fin de erradicar las viejas nociones y conocimiento que albergas, para que puedas adquirir nuevo conocimiento. Si verdaderamente comes y bebes Mis palabras, tu conocimiento cambiará considerablemente. Siempre que comas y bebas las palabras de Dios con un corazón obediente, tu perspectiva cambiará por completo. Siempre que seas capaz de aceptar los repetidos castigos, tu vieja mentalidad cambiará poco a poco. Si tu vieja mentalidad se sustituye totalmente con la nueva, tu práctica también cambiará en consecuencia. De esta manera, tu servicio estará cada vez más enfocado y podrá cumplir cada vez más la voluntad de Dios. Si puedes cambiar tu vida, tu conocimiento de la vida humana y tus muchas nociones sobre Dios, tu naturalidad disminuirá gradualmente. Esto, y nada menos que esto, es el efecto que se logra cuando Dios conquista a las personas; es el cambio que ocurre en las personas. Si, al creer en Dios, lo único que sabes es someter a tu cuerpo, y soportar y sufrir, y no sabes si eso es correcto o incorrecto, y, mucho menos, en beneficio de quién lo haces, ¿cómo puede esta práctica llevar a un cambio?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La verdadera historia de la obra de conquista (3)

Cada vez que esas personas religiosas se congregan, puede que pregunten: “Hermana, ¿cómo has estado estos días?”. Ella contestará: “Me siento en deuda con Dios y no soy capaz de satisfacer Su voluntad”. Otro podía decir: “Yo también siento que estoy en deuda con Dios y que soy incapaz de satisfacerlo”. Estas pocas frases y palabras por sí solas expresan las cosas viles que hay dentro de ellos. Tales palabras son sumamente detestables y en extremo repugnantes. La naturaleza de tales personas se encuentra en oposición a Dios. Aquellos que se enfocan en la realidad comunican lo que tienen en mente, sea lo que sea, y abren sus corazones en la comunicación. No participan en demostraciones de falsedad, sin mostrar tales cortesías ni cumplidos vacíos. Siempre son francos y no observan reglas seculares. Algunas personas tienen inclinación por las demostraciones externas, incluso hasta el punto de carecer por completo de sentido. Cuando alguien canta, comienzan a bailar sin siquiera darse cuenta de que se les quema el arroz en la cazuela. Tales personas no son piadosas ni honorables y son demasiado frívolas. Todas estas son manifestaciones de la falta de realidad. Cuando algunas personas comunican sobre asuntos de la vida espiritual, aunque no hablan de deberle nada a Dios, en el fondo conservan un amor verdadero por Él. Tu sentimiento de deuda con Dios no tiene nada que ver con otras personas; estás en deuda con Dios, no con la humanidad. ¿De qué te sirve hablar constantemente de esto con los demás? Debes darle importancia a entrar en la realidad, no a cualquier fervor o demostración externos.

¿Qué representan las buenas acciones superficiales de los seres humanos? Representan la carne, ni siquiera lo mejor de las prácticas externas representan la vida; solo pueden mostrar tu propio temperamento individual. Las prácticas externas de la humanidad no pueden cumplir el deseo de Dios. Hablas constantemente de tu deuda con Dios; sin embargo, no puedes proveer la vida de los demás ni inspirar a otros para que amen a Dios. ¿Crees que estas acciones tuyas van a satisfacer a Dios? Sientes que tus acciones concuerdan con la voluntad de Dios y que son del espíritu, ¡pero en realidad son todas absurdas! Crees que lo que te agrada a ti y lo que estás dispuesto a hacer son precisamente esas cosas en las que Dios se deleita. ¿Pueden representar a Dios tus gustos? ¿Puede representar a Dios el carácter de una persona? Lo que te agrada a ti es precisamente lo que Dios aborrece y tus hábitos son lo que Dios detesta y rechaza. Si te sientes en deuda, entonces ve y ora ante Dios; no hay necesidad de hablar de esto con los demás. Si no oras ante Dios y en lugar de eso llamas la atención constantemente en presencia de los demás, ¿puede esto satisfacer la voluntad de Dios? Si tus acciones siempre existen solo en apariencia, esto quiere decir que eres vanidoso hasta el extremo. ¿Qué clase de seres humanos son aquellos que solo llevan a cabo buenas acciones superficiales y están desprovistos de realidad? ¡Tales hombres son fariseos hipócritas y figuras religiosas! Si no os desprendéis de vuestras prácticas externas y sois incapaces de hacer cambios, entonces los elementos de hipocresía en vosotros crecerán aún más. Mientras mayores sean vuestros elementos de hipocresía, más resistencia hay hacia Dios. Al final, con toda seguridad, ¡tales personas serán eliminadas!

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. En la fe, uno debe centrarse en la realidad; participar en rituales religiosos no es fe

Fragmentos de sermones y comunicaciones para referencia:

En el mundo religioso hay muchas personas devotas que dicen: “Hemos cambiado debido a nuestra fe en el Señor Jesús. Podemos gastarnos por el Señor, llevar a cabo obra por el Señor, soportar estar en prisión por el Señor y no negamos Su nombre. Podemos hacer muchas cosas virtuosas, contribuir con obras benéficas, donar y ayudar a los pobres. ¡Estos son grandes cambios! Así que estamos calificados para ser llevados al reino de los cielos”. ¿Qué piensas sobre estas palabras? ¿Tenéis discernimiento en lo que se refiere a estas palabras? ¿Qué significa ser purificado? ¿Crees que si tu comportamiento ha cambiado y haces buenas acciones entonces has sido purificado? Alguien dice: “He abandonado todo. Abandoné mi trabajo, a mi familia y los deseos de la carne para gastarme para Dios. ¿Es esto equivalente a ser purificado?”. Aunque has hecho todo esto, no es prueba sólida de que hayas sido purificado. Entonces, ¿cuál es el punto clave? ¿En qué aspecto puedes obtener la purificación que pueda considerarse una verdadera purificación? La purificación del carácter satánico que se resiste a Dios es una verdadera purificación. ¿Cuáles son las manifestaciones del carácter satánico que se resiste a Dios? Las manifestaciones más evidentes son la arrogancia de una persona, su engreimiento, santurronería y orgullo, además de su deshonestidad, traición, mentiras, engaño e hipocresía. Cuando estos caracteres satánicos ya no forman parte de una persona, entonces ha sido verdaderamente purificada. Hemos hablado anteriormente de que existen doce manifestaciones clave en el carácter satánico de un hombre, como considerarte la persona más honrada, dejar que las personas que están contigo prosperen y que aquellas que se resisten a ti, perezcan; pensar que sólo Dios es superior a ti, no someterte a nadie más, no tener consideración hacia los demás, crear un reino independiente una vez que tienes poder; querer ser el único que ejerce el poder y el señor de todas las cosas y decidir las cosas tú solo. Todas estas manifestaciones son caracteres satánicos. Estos caracteres satánicos deben ser purificados antes de que una persona experimente un cambio en su carácter de vida. Un cambio en el carácter de vida de una persona es un renacimiento porque su esencia ha cambiado. Antes, cuando se le otorgó poder, fue capaz de crear su propio reino independiente. Ahora, cuando se le otorga poder, sirve a Dios, da testimonio por Dios y se convierte en servidora de los elegidos de Dios. ¿No es esto un cambio auténtico? Antes, hacía alarde de sí misma en todas las situaciones y quería que otras personas tuvieran buena opinión de ella y la adorasen. Ahora, da testimonio por Dios en todas partes y no se jacta. Sin importar cómo la traten las personas, siente que está bien. Sin importar lo que comenten las personas sobre ella, siente que está bien. No le importa. Sólo se enfoca en ensalzar a Dios, en dar testimonio por Dios, ayuda a los demás a ganar una comprensión de Dios y ayuda a los demás a obedecer en Su presencia. ¿Acaso no es esto un cambio en el carácter de vida? “Trataré a los hermanos y hermanas con amor. Seré compasivo con los demás en todas las situaciones. No pensaré en mí y beneficiaré a otras personas. Ayudaré a otros a que avancen en la vida y cumpliré mis propias responsabilidades. Ayudaré a los demás a obtener la verdad y a entenderla”. ¡Esto es lo que significa amar a las personas como a ti mismo! Cuando se trata de Satanás, puedes distinguirlo, tener principios, trazar una línea de demarcación con él y revelar completamente sus vilezas para que el pueblo elegido de Dios se salve del daño que provoca. Esto es proteger al pueblo elegido de Dios y, aún más, es amar a los demás como a ti mismo. Además, deberías amar lo que Dios ama y aborrecer lo que Dios aborrece. Dios aborrece a los anticristos, a los espíritus malvados y a las personas impías. Eso significa que nosotros también tenemos que odiar a los anticristos, a los espíritus malvados y a las personas impías. Debemos permanecer del lado de Dios. No podemos transigir con ellos. Dios ama a aquellas personas a quienes quiere salvar y bendecir. En lo que se refiere a estas personas, debemos ser responsables, tratarlas con amor, ayudarlas, guiarlas, proveerlas y apoyarlas. ¿Acaso no es esto un cambio en el propio carácter de vida? Además, cuando has cometido algunas transgresiones o errores o descuidado los principios al hacer algo, puedes aceptar las críticas, los reproches, el trato y la poda de los hermanos y hermanas; puedes tratar todas estas cosas correctamente y recibirlas de Dios, no albergar odio y buscar la verdad para resolver tu propia corrupción. ¿No es esto un cambio en tu carácter de vida? Sí, lo es. […]

¿Puede el cambio en el propio comportamiento del que se habla en el mundo religioso representar un cambio en el carácter de vida? Todos dicen que no. ¿Por qué? La razón principal es porque la persona sigue resistiéndose a Dios. Ocurre igual que con los fariseos, que eran muy devotos por fuera. Oraban a menudo, explicaban las escrituras y seguían muy bien las normas de la ley. Podría decirse que, por fuera, eran irreprochables. Las personas eran incapaces de identificar algún defecto. Sin embargo, ¿por qué seguían siendo capaces de resistirse a Cristo y condenarlo? ¿Qué indica esto? Que, sin importar qué tan buenas parezcan ser las personas, si no tienen la verdad y, por tanto, no conocen a Dios, se resistirán a Él. Por fuera, eran muy buenas, pero ¿por qué no cuenta esto como un cambio en el carácter de vida? Se debe a que su carácter corrupto no cambió en lo absoluto y seguían siendo arrogantes, engreídas y, especialmente, santurronas. Creían en su propio conocimiento, en sus propias teorías y creían que tenían la mejor comprensión de las escrituras. Creían que entendían todo y que eran mejores que otras personas. Es por eso que se resistieron al Señor Jesús y lo condenaron cuando Él estaba predicando y llevando a cabo Su obra. Es por eso que, cuando el mundo religioso oye que Cristo de los últimos días ha expresado toda la verdad, lo condenan, a pesar de que saben que es la verdad.

Sermones y enseñanzas sobre la entrada a la vida

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