I

En este momento, cada día que vivís es crucial

y de vital importancia para vuestro destino y vuestra suerte,

así que debéis valorar todo lo que poseéis ahora

y apreciar cada minuto que pasa.

Debéis dedicar tanto tiempo como podáis obtener

para vosotros mismos los mayores beneficios,

de modo que no hayáis vivido vuestra vida en vano,

no hayáis vivido vuestra vida en vano.

Tal vez os sintáis confundidos acerca de las razones

por las que Dios dice estas palabras.

Francamente, Dios no se siente contento en absoluto

con el comportamiento de ninguno de vosotros,

ya que lo que esperaba de vosotros no es lo que sois actualmente.

II

Todos estáis al borde del peligro

y vuestros gritos de ayuda del pasado

y vuestras antiguas aspiraciones de ir tras la verdad y buscar la luz

están llegando a su fin.

Así es como lo recompensáis al final y es algo que Él nunca esperó.

Dios no quiere hablar en contra de los hechos,

pues lo habéis decepcionado enormemente.

Tal vez no queráis aceptar esto sin chistar y no queráis enfrentaros a la realidad;

sin embargo, Dios debe haceros estas preguntas con seriedad:

en todos estos años, ¿con qué habéis llenado vuestro corazón exactamente?

¿A quién es leal?

III

Es porque Dios os conoce demasiado bien, se preocupa demasiado por vosotros

y ha invertido demasiado de Su corazón en vuestra conducta y en vuestras acciones

que Él os ha llamado a cuentas sin cesar y ha soportado grandes dificultades.

Sin embargo, se lo pagáis solo con indiferencia y una resignación insoportable.

Habéis sido muy negligentes con Dios; ¿cómo podría Él no saber nada al respecto?

Si esto es lo que creéis,

es mayor muestra de que no lo tratáis con sincera amabilidad.

Así, Dios dice que escondéis la cabeza como avestruces.

Sois tan inteligentes que no sabéis ni lo que estáis haciendo;

entonces, ¿qué vais a usar para rendir cuentas ante Él?

de La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿A quién eres leal?