Punto 10: Desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios (V)
III. Desprecio por las palabras de Dios
Retomamos hoy nuestra charla anterior, que abordó la décima manifestación de los anticristos: desprecian la verdad, desacatan con descaro los principios e ignoran las disposiciones de la casa de Dios. Este punto se divide en tres secciones. Ya hemos hablado acerca de las dos primeras y hoy compartiremos la tercera: los anticristos desprecian las palabras de Dios. Se han compartido previamente algunas manifestaciones y dichos relacionados con este aspecto, por ejemplo, de qué manera los anticristos dudan de las palabras de Dios, no creen en ellas y sienten mucha curiosidad por ellas, y de este modo carecen de todo elemento de fe y solo albergan dudas, verificaciones y especulaciones. En resumen, los anticristos no consideran que las palabras de Dios sean la verdad y tampoco las practican. Cuando enfrentan alguna situación, no buscan los principios de práctica conforme a las palabras de Dios. En su corazón, a menudo tienen dudas, resistencia y negación hacia las palabras de Dios. Todas ellas pueden considerarse manifestaciones del desprecio que los anticristos muestran hacia las palabras de Dios. Hoy hablaremos más en detalle acerca de las actitudes y acciones más profundas y concretas de los anticristos hacia las palabras de Dios, a fin de diseccionar con exactitud la manera en la que las desprecian. A continuación, compartiremos punto por punto este tema del desprecio que sienten los anticristos por las palabras de Dios. ¿No resultará más claro si lo hacemos de esta manera? (Sí). Si en este momento optara por hablaros de términos más generales y vosotros tuvierais cierta capacidad de comprensión, suficiente calibre y entendimiento espiritual, y recibierais luz de las palabras de Dios con frecuencia, aquello que compartí anteriormente os sería suficiente. Sin embargo, la mayoría de las personas no cuentan con el calibre necesario para comprender las palabras de Dios ni alcanzan a tratarlas como la verdad que debe ser comprendida. Por eso, necesitamos compartir cada uno de los puntos en particular. A este tema se lo divide en varias secciones más específicas.
A. Los anticristos falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios
El primer punto es que los anticristos falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios. Anteriormente, hemos hablado sobre este aspecto utilizando algunos ejemplos específicos. Sin embargo, no realizamos una disección detallada y focalizada, sino que lo abordamos de manera general. ¿Qué manifestaciones de los anticristos dejan en claro que falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios? En relación con este punto, ¿de qué manera actúan? El hecho de que los anticristos sean capaces de mostrar tal comportamiento y llevar a cabo esas acciones hacia las palabras de Dios indica, desde el punto de vista de su naturaleza, que en su corazón no creen que Sus palabras son la verdad, sagradas e inofendibles. Sin importar qué aspecto de la verdad expresen Sus palabras, ya sea que a las personas les parezca simple o profundo, sigue siendo la palabra de Dios, es la verdad, y está íntimamente vinculado con la entrada en la vida, la transformación del carácter y la salvación. No obstante, los anticristos no lo ven de esta manera. En su corazón, no se percatan de ello ni tienen tal conciencia ni entendimiento. No creen que las palabras de Dios son la verdad, ni reconocen su inmensa importancia para la entrada en la vida. Por el contrario, consideran que, a simple vista, parecen ser solo palabras humanas y bastante corrientes y que solo se les atribuye gran importancia porque todos los que siguen a Dios, Su casa y la iglesia las han etiquetado como “las palabras de Dios”. Pero en realidad, en apariencia, Sus palabras se perciben como frases corrientes que la gente dice a menudo. Literalmente, estas palabras contienen elementos del lenguaje humano, como la lógica, el pensamiento y la dicción del lenguaje humano, e incluyen algunos coloquialismos, modismos, dichos e incluso proverbios pareados. Los anticristos no ven a las palabras de Dios como algo grandioso, inescrutable ni profundo como uno podría imaginarse, ni como las escrituras legendarias del cielo. Para ellos, son simplemente comunes y corrientes. Por consiguiente, luego de un minucioso escrutinio, en su corazón llegan finalmente a la siguiente definición: estas palabras no son más que un lenguaje sencillo, bastante práctico, algo que los creyentes deberían leer, palabras que pueden ser de ayuda para el comportamiento y la fe propios. Esta es la conclusión que obtienen luego de mucha lectura. Algunos anticristos y egotistas incluso se abocan a las palabras de Dios y leen numerosos capítulos y páginas de una vez. Algunos hasta leen el libro “La Palabra manifestada en carne” de principio a fin en un mes, y esto marca profundamente sus mentes y sus pensamientos. En líneas generales, logran comprender algunos términos espirituales, el tono y la manera de hablar de Dios, e incluso el contenido de Sus palabras en distintas etapas. Después de leer, dicen: “Las palabras de dios no son gran cosa. Las he leído a todas de un tirón y comprendí a grandes rasgos el contenido del plan de gestión de seis mil años de dios. Por lo tanto, sus palabras no son tan profundas. Elevar las palabras de dios al nivel de la verdad, como algo esencial para la entrada en la vida de las personas, parece un poco excesivo”. De manera que, sin importar cómo las vean, en última instancia determinan en su corazón que las palabras de Dios no son tan profundas ni difíciles de entender como la gente imagina y que cualquier persona que posea educación y ojos puede comprenderlas. Tras leerlas repetidamente, no solo no logran reconocer ni comprender las diversas verdades acerca de la entrada en la vida que las personas deberían entender a partir de las palabras de Dios, ni pueden obtener esclarecimiento, sustento o ayuda de ellas, sino que además sienten que las palabras de Dios están lejos de ser la verdad y las escrituras del cielo. Al llegar a tal conclusión, los anticristos las desprecian todavía más. Creen que las palabras de Dios, Dios y la verdad no son más que eso. Con tal actitud y comprensión, la postura interior de los anticristos hacia las palabras de Dios y “La Palabra manifestada en carne” los lleva a despreciar aún más Sus palabras y la verdad. Utilizan su conocimiento y su intelecto y confían en su memoria y su astucia para captar rápidamente el contenido y los llamados principios de estas palabras, así como algunos de los tonos, estilos y términos usados en ellas, que incluyen expresiones comunes e idiomáticas. Posteriormente, tienen la sensación de que han alcanzado todo y lo tienen todo. Tal comprensión y postura los llevan a despreciar y a cuestionar las palabras de Dios en su corazón de manera aún más imprudente y a dudar de la identidad y esencia de Dios con mayor intensidad.
Si lo analizamos a partir de la naturaleza de los anticristos, es posible ver que sienten aversión por la verdad y que desprecian las cosas positivas, la humildad y el ocultamiento de Dios, así como Su fidelidad, Su realidad y Su belleza. Esta serie de desprecios los lleva a realizar, de manera inconsciente y con naturalidad, ciertas acciones repugnantes que Dios detesta y condena. Estas acciones incluyen falsear e interpretar arbitrariamente las palabras de Dios. ¿Qué significa falsear? Los anticristos no creen que exista verdad en las palabras de Dios, ni que estas pueden otorgarles vida a las personas, ni mucho menos que son el cimiento en el que el hombre confía para sobrevivir y obtener la dirección y la senda que le permitirá progresar. Por lo tanto, no entienden por qué Dios habla de estas maneras, ni saben por qué Él pronuncia tales palabras en un contexto particular y menos idea tienen aún de las razones por las que Dios expresa esos contenidos específicos. En cuanto a cómo se originaron estos contenidos, lo que Dios piensa, y lo que busca observar, lograr y realizar en las personas al decir estas palabras, así como lo que estas palabras contienen respecto a los objetivos de Dios, Sus intenciones y la verdad, los anticristos son completamente ignorantes y lo desconocen en su totalidad; son legos en este asunto. Por lo tanto, en su corazón, a menudo sienten que Dios no debería haber dicho tal frase de esa manera, que esa oración debería seguir a esta otra y que esta otra debería estar formulada de esta forma, que a ese pasaje habría que darle este tono o esa entonación, que la elección de las palabras es incorrecta y que ese término es poco considerado e inapropiado para la identidad de Dios, y de este modo elaboran sus opiniones. A sus ojos, las palabras de Dios no son tan buenas como las obras de cualquier persona famosa o importante en el mundo. Sienten que la forma de hablar de Dios no es lo suficientemente severa, que es verbosa, y al examinar detenidamente algunas palabras, consideran que no se ajustan estrictamente a las normas gramaticales y ni al léxico humanos. Los anticristos calculan y reflexionan en su corazón mientras que, a la vez, dudan y condenan: “¿Cómo puede haber verdad en estas palabras? ¿Cómo es posible que sean las palabras de Dios? ¿Por qué habrían de ser la verdad?”. Con tal postura, enfoque y pensamientos con respecto a las palabras de Dios, los anticristos preparan sus garras endiabladas.
Recuerdo que hace unos años ocurrió un incidente en el equipo de himnos. Querían componer música para un pasaje indispensable de las palabras de Dios con el fin de cantarlo en la iglesia. Mientras la componían, se dieron con que la extensión del texto de Dios y el número de palabras no coincidían con la melodía; los versos de la letra tenían demasiadas palabras. Además, al adaptar la melodía de toda la canción a las palabras de Dios, estas parecían demasiado numerosas y extensas. Entonces, ¿cómo lo solucionaron? Lo resolvieron cambiando algunas expresiones y la dicción de las palabras de Dios sin alterar su sentido literal; por ejemplo, transformaron una expresión idiomática de cuatro caracteres en una palabra de dos caracteres, o eliminaron frases que parecían largas, innecesarias y sin sentido. De acuerdo con este enfoque, ajustaron la versión editada de las palabras de Dios a la música y la difundieron en la iglesia para que se cantara. La mayoría de las personas, que se encontraban atolondradas, pensaron que era un himno de las palabras de Dios, pero ¿quién iba a imaginar que tal pasaje no era en absoluto Su palabra? Se trataba de un texto que los anticristos habían modificado y abreviado arbitrariamente; lo habían alterado y distorsionado. Más tarde, cuando preparaban este himno para un programa, pregunté en qué capítulo de las palabras de Dios se basaba el himno. Me dijeron que era el primer pasaje de un capítulo en particular. Encontré tal pasaje y al compararlo con el del libro de himnos, me causó una terrible impresión. El pasaje en el libro de himnos correspondía supuestamente a un fragmento específico de ese capítulo de las palabras de Dios, pero había sido alterado a tal punto que era difícil reconocerlo. El tono del mensaje no era el mismo, se habían omitido muchas palabras importantes, la secuencia del contenido no era la correcta e incluso se había invertido el orden de las palabras. Si nadie me hubiera dicho que este pasaje era un fragmento de un capítulo específico de las palabras de Dios, no creo que ninguna persona hubiera podido identificar de qué capítulo provenía; no coincidía en absoluto con el original. A simple vista, estas personas estaban cumpliendo con su deber. Al ajustar las palabras de Dios a la música para que todos las cantaran y las internalizaran, estas podían guiar y orientar constantemente a las personas, y ayudarlas a entrar en ellas. ¡Qué obra tan maravillosa! Sin embargo, debido a que los anticristos carecían en absoluto de un corazón temeroso de Dios, trataron Sus palabras como si fueran las que usa la gente corriente en una conversación, y las eliminaron y las falsearon arbitrariamente. Alteraron por completo las palabras de Dios sin hacer ninguna pregunta, sin el permiso, el acuerdo y mucho menos la autorización de nadie, e incluso le hicieron creer a la gente que estaban cumpliendo con su deber, que habían musicalizado las palabras de Dios. ¿Qué tipo de comportamiento y método es este? ¿Qué carácter tienen las personas que actúan de esta manera y emplean este método? Aquellos que se sirven de tal método y abordan las palabras de Dios con esa postura, ¿sienten realmente en su corazón algún temor al tratar a las palabras de Dios de esa manera? ¿Las valoran? ¿Tratan Sus palabras como la verdad? A juzgar por su postura irrespetuosa y frívola hacia las palabras de Dios, no solo no las valoran, sino que al alterarlas despreocupadamente a su antojo las tratan como si fueran juguetes. ¿Acaso esta postura no refleja su actitud hacia el mismísimo Dios? (Sí). Es exactamente la misma. Las palabras de Dios representan a Dios mismo; son una expresión de Dios, de Su carácter, y una revelación de Su esencia. Si las personas manifiestan esa falta de respeto y desenfado hacia las palabras de Dios, no es necesario decir cómo tratan a Dios mismo. Eso lo dice todo.
Al renunciar, entregarse y soportar dificultades por Dios, las personas aparentemente lo siguen. Sin embargo, la postura que adoptan hacia Sus palabras es absolutamente irreverente y despreocupada. Puede que los anticristos incluso adornen preciosamente el libro “La Palabra manifestada en carne”, que lo envuelvan en un paño y lo guarden en el lugar más seguro, pero ¿qué puede esto llegar a probar? ¿Que valoran las palabras de Dios? ¿Que tienen un corazón temeroso de Dios? ¿Pueden estas acciones superficiales disimular su postura irrespetuosa hacia las palabras de Dios? No. Cada vez que leen las palabras de Dios, piensan en todo momento en desvirtuar algunos términos, expresiones y su tono. ¿Hasta qué punto llega la audacia de algunos anticristos? Cuando encuentran algo en las palabras de Dios que no coincide con sus nociones, o consideran que no están redactadas de manera apropiada, tienen errores gramaticales o incluso creen que el uso de un signo de puntuación es incorrecto, proclaman y exageran la cuestión a voces, y desean que todo el mundo se entere de que un signo de puntuación no ha sido colocado en el lugar correcto, que la elección de las palabras es inadecuada o que aparentemente existe un enunciado inaceptable en las palabras de Dios, y lo divulgan con un tono burlón y despectivo. En estos momentos parece que finalmente han encontrado lo que consideran una evidencia de los errores en las palabras de Dios, un punto débil de donde sacar ventaja, un defecto, y pueden por fin apaciguar su corazón pensando que las palabras de Dios también tienen errores y que Dios no es perfecto. ¿No es este el carácter de un anticristo? Los anticristos aspiran a encontrar defectos y errores en las palabras de Dios; esta es una postura hostil, no es de sumisión ni de aceptación. Si afirmamos que los anticristos falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios, ¿se podría considerar el incidente ocurrido en el equipo de himnos como un acto destinado a falsear las palabras de Dios? (Si). Decidme, ¿qué tipo de persona alteraría las palabras de Dios de manera tan arbitraria? ¿Sienten algún temor de Dios? (No). ¿Qué tipo de carácter es este? En primer lugar, ¿tratan Sus palabras como palabras de Dios? (No). Entonces, ¿de qué manera las tratan? Como si fueran palabras humanas. Puede que resulte aceptable modificar los artículos referidos a testimonios vivenciales de personas en caso de que las palabras sean incoherentes o incorrectas, pero ¿cuál es la naturaleza de atreverse a hacer lo mismo con las palabras de Dios? ¿No es esto actuar con arbitrariedad e imprudencia, sin un corazón temeroso de Dios? ¿Acaso atreverse a comentar y a alterar arbitrariamente las palabras de Dios y cambiarlas cada vez que no se ajustan a las propias ideas u opiniones no indica una naturaleza grave? (Sí).
¿Quién más falsea las palabras de Dios? Cuando se predica el evangelio, algunos destinatarios potenciales se encuentran con las palabras de Dios y tienen diversas nociones acerca del tono, el estilo, el enfoque desde el que Dios habla, e incluso sobre su redacción y el uso de los pronombres, entre otros aspectos. Todas las personas albergan diversas nociones, y aquellas que pertenecen a distintas denominaciones tienen preferencias y exigencias diferentes. Algunos miembros del equipo evangélico dicen: “¡Qué difícil es predicar el evangelio de esta manera! Algunas de las palabras de dios son demasiado severas; en el caso de algunas, parece que dios maldijera a las personas. No son para nada agradables, carecen de amor y pertenecen al habla cotidiana. Algunas están dirigidas específicamente a ciertas etnias, mientras que otras develan misterios. ¡La gente no las considera válidas! Estas palabras se han convertido en un obstáculo para que los destinatarios potenciales del evangelio acepten la nueva obra de dios. ¿Qué debemos hacer?”. Alguien dice: “Tengo una solución. Dado que estas palabras no permiten que los destinatarios potenciales del evangelio acepten la nueva obra de dios, ¿por qué simplemente no las eliminamos? Señala todas las palabras y los contenidos que la gente no esté dispuesta a aceptar, aunque se trate de una sola frase, y cuando se impriman elimínalas. De este modo, cuando los destinatarios potenciales del evangelio las lean, no habrá palabras que hieran su orgullo ni que lastimen sus sentimientos, ni nada que contradiga sus nociones. Todas las palabras de dios serán apropiadas, los destinatarios no tendrán nociones y podrán aceptar la nueva obra de dios con facilidad”. En el equipo del evangelio, algunos realmente lo han hecho, y ni siquiera lo han consultado ni le han pedido permiso a lo Alto, imprimieron y distribuyeron masivamente los folletos que contenían estas palabras de Dios recortadas y falseadas. Para facilitar su trabajo, ganar a más personas, mostrar su capacidad de trabajo y parecer leales en su deber, urdieron este método e incluso lo hicieron realidad mediante la impresión de un libro. Sin embargo, este libro es completamente diferente a “La Palabra manifestada en carne”. ¿Acaso no es este método una manera de falsear las palabras de Dios? (Sí). ¿Se da cuenta la mayoría de la gente de que falsear las palabras de Dios es una forma de resistirse a Dios? (Sí). ¿Posee la mayoría esta consciencia? Hoy, después de haber compartido tanto, podéis decir que sí sin problemas. Pero si hubierais predicado el evangelio hace tres o cinco años, ¿habríais sido conscientes de que no se debe alterar ni una sola palabra o frase de Dios? ¿Habríais tenido tal corazón temeroso de Dios? (No). Entonces, ¿en qué contexto habríais carecido de esta conciencia? ¿Os habríais atrevido a falsear arbitrariamente las palabras de Dios en un contexto de completa ausencia de un corazón temeroso de Dios? Si alguien carece totalmente de un corazón temeroso de Dios, se atreverá a falsear Sus palabras arbitrariamente, cambiará el significado original, la forma de hablar de Dios y el efecto deseado de un pasaje en particular de Sus palabras e incluso eliminará las intenciones, el núcleo y el énfasis de lo que ese pasaje expresa. Todo esto equivale a falsear.
Hace algunos años, durante un encuentro casual, una persona del equipo evangélico planteó una duda: “Cuando damos testimonio de la nueva obra de dios a un determinado grupo étnico, sienten rechazo y se muestran reacios a escuchar las partes donde dios los expone, y albergan nociones con respecto a ellas. Así que estas palabras se transforman en una barrera que no les permite aceptar la nueva obra de dios. Se nos ocurrió cambiar tales palabras. Una vez que las modifiquemos, estas personas serán capaces de aceptarlas y ya no tendrán nociones respecto de la nueva obra de dios ni de esta encarnación de dios”. ¿Qué opináis acerca de esto? Si no hubiéramos tenido esa oportunidad para reunirnos y debatir acerca de la obra del evangelio, podrían haber tomado la decisión de alterar esas palabras por su cuenta. De acuerdo con sus figuraciones, quizá tres, cinco, diez o incluso más personas de ese grupo étnico aceptarían así la nueva obra de Dios. Ahora, dejemos esto de lado por un momento, quienes predican el evangelio siempre desean cambiar las palabras de Dios para ajustarlas a las nociones humanas. Quieren en todo momento eliminar las palabras en las que Dios pone al descubierto y juzga a la humanidad corrupta y deja en evidencia su esencia. ¿Cuál es la naturaleza de tal comportamiento? ¿Refleja este tipo de acción un corazón temeroso de Dios? (No). Desde Mi punto de vista, no es que personas de cierto grupo étnico o denominación tengan nociones sobre las palabras de Dios, sino que, fundamentalmente, aquellos que predican el evangelio las tienen. Las palabras de Dios no les resultan aceptables; las contradicen y sienten una profunda aversión hacia ellas muy en su interior, no quieren escuchar y no les gustan. Creen que, si realmente son palabras de Dios, deberían ser cariñosas y no desenmascarar a las personas de una manera tan abierta y franca, como si fueran una bofetada. Por lo tanto, exigen con firmeza que, si van a predicar el evangelio, se eliminen tales palabras. Para ganar a las personas y predicar el evangelio, ¿podrá Dios hacer concesiones por una única vez y hablar de manera más diplomática y agradable? Con la intención de que más personas acepten la nueva obra de Dios y se acerquen a Él, ¿puede Dios cambiar Su estrategia y manera de hablar, comprometerse y doblegarse ante la humanidad corrupta, inclinarse, pedir disculpas y rogar perdón? Por consiguiente, el problema radica básicamente en los obreros del evangelio, no en las personas que pertenecen a una denominación en particular. Aun cuando las palabras o las frases de las palabras de Dios se mantienen intactas e incluso es posible que generen nociones en todas las personas, hay muchas que poco a poco se acercan a Dios y aceptan Su nueva obra. ¿Acaso les han impedido esas nociones aceptar la nueva obra de Dios? En absoluto. Si estas palabras de Dios no fueran lo que el hombre necesita ni reflejaran la situación real del ser humano, resultaría comprensible que las personas no aceptaran Sus palabras, y quizás Dios consideraría cambiar Su manera de hablar y el contenido de aquello que expresa. Sin embargo, cada una de las palabras y frases pronunciadas por Dios reflejan la situación en concreto del ser humano y están relacionadas con la entrada en la vida y la salvación del hombre. Que las personas tengan nociones y no puedan aceptarlas no demuestra que las palabras de Dios sean incorrectas o que no sean la verdad, sino que la humanidad es perversa, impura, está profundamente corrompida y no es digna de presentarse ante Dios.
¿Qué se debe hacer con la humanidad corrupta que tiene nociones acerca de las palabras y la obra de Dios? Aquellos que predican el evangelio han sido regados con las palabras de Dios y las han escuchado durante muchísimos años. Dejando de lado en qué medida entendéis la verdad, si solo hablamos de manera teórica, en cuanto a las visiones de la obra de Dios, Sus intenciones, el propósito de Su plan de gestión de seis mil años y Su obra de salvación para el hombre, ¿no habéis entendido, recordado y captado todos estos aspectos de la verdad? Si fueras capaz de todo esto, ¿seguirías temiendo que la gente tenga nociones? En caso de que tengas miedo, deberías aclararlo de manera proactiva a los destinatarios potenciales del evangelio; darles testimonio de las intenciones de Dios, ¡explicar la verdad con claridad! Si después de escuchar las palabras de Dios durante tantos años aún no puedes explicarlas ni aclararlas, ¡eres un completo inútil! Estás desempeñando este deber, y todos los días te comprometes con estos temas, estos contenidos y estos asuntos, ¿cómo es posible que pienses en utilizar un método tan despreciable como falsear las palabras de Dios para predicar el evangelio y ganar a las personas? A simple vista, puede que parezca solo una acción desacertada, un método despreciable o una muestra de incompetencia, pero, en esencia, no es nada menos que la manifestación indiscutible de la esencia de un anticristo. Es el pueblo de Dios el que atesora Su palabra, el que la valora, el que la teme, el que respeta cada palabra y frase de Dios, así como la forma en que Él habla, la perspectiva desde la que lo hace y lo que dice en cada pasaje. Los enemigos de Dios son los únicos que suelen burlarse de Sus palabras y despreciarlas. Las desdeñan. No consideran las palabras de Dios la verdad, palabras expresadas por el Creador. Por eso a menudo desean para sus adentros manipularlas e interpretarlas arbitrariamente. Tratan de utilizar sus maneras, sus formas de pensar y la lógica de sus ideas para alterar las palabras de Dios de modo que se ajusten a los gustos de los humanos corruptos, a sus puntos de vista y al modo de pensar y la filosofía de los seres humanos corruptos, en un esfuerzo por recibir al final la aclamación de más gente. La palabra de Dios es la palabra de Dios, más allá de qué parte de Su palabra sea, del modo en que se diga y la perspectiva desde la que se pronuncie. A fin de que la humanidad corrupta pueda comprender antes, apreciar mejor y recibir más fácilmente la palabra de Dios de manera que comprenda la verdad que contiene, Dios suele emplear lenguajes y métodos humanos, así como unas formas, un tono discursivo y una lógica verbal mucho más sencillos de entender para la gente, para explicar Sus intenciones y decirle a la humanidad en qué debe entrar. Sin embargo, son precisamente estos métodos discretos, el tono y diversas palabras discretas, lo que explotan los anticristos para condenar a Dios y negar que Su palabra sea la verdad. ¿No es así? (Sí). Estos anticristos a menudo se valen del conocimiento y los trabajos de ciertas personas famosas, y hasta de sus discursos, dicción y maneras de actuar, para compararlos con las palabras de Dios. Cuanto más comparan, más sienten que las palabras de Dios son sumamente triviales, directas e informales. Por consiguiente, su deseo de alterarlas, de “corregirlas”, así como de “mejorar” el tono, el estilo y la óptica desde la cual Dios habla se intensifica. Sin importar la manera en la que Dios hable ni la medida en la que Sus palabras beneficien al hombre, en su corazón los anticristos jamás creen que son la verdad y tampoco la buscan en ellas ni tratan de encontrar en Sus palabras los principios de práctica ni la senda para la entrada en la vida. En cambio, las abordan constantemente desde el enfoque del escrutinio y con una actitud tendiente al estudio y a un minucioso escrutinio y análisis. Y después de hacerlo, aún sienten que es necesario cambiar y corregir muchas de Sus palabras. Así, desde el día en que los anticristos entraron en contacto con las palabras de Dios hasta la actualidad, después de haber creído durante 10, 20 o 30 años, en su interior siguen sin creer que las palabras de Dios tengan la vida, la verdad, la puerta al reino ni la senda al cielo de la que la gente habla. Son incapaces de verlo y de descubrirlo. Entonces, ¿qué sienten? Quieren saber por qué, a medida que su fe aumenta, perciben que las palabras de Dios son cada vez más informales. Quieren saber la razón por la que, cuanto más creen, menos interés sienten por las palabras de Dios. Comienzan a dudar si las palabras de Dios son realmente la verdad. ¿Qué tipo de señal es esta? ¿Es buena o mala? (Es una mala señal). ¡Es todo un milagro que hayan seguido creyendo hasta este punto! Su fe ha llegado a un callejón sin salida y han perdido de vista por completo la verdad. ¿Acaso no han dejado de creer?
¿Os habéis dado cuenta de eso? Desde el día en que empezaron a creer en Dios, a leer Sus palabras y a abandonar a sus familias, carreras, estudios y expectativas con respecto al mundo, todos partieron desde la misma línea de salida. Sin embargo, de manera imperceptible, durante la carrera algunas personas quedaron atrás y ya no quisieron cumplir con su deber. ¿A dónde han ido? Algunas fueron relegadas al Grupo B, otras a iglesias corrientes y algunas apenas lograron mantenerse en una iglesia a tiempo parcial. Aquellas que no desean cumplir con su deber en la casa de Dios y a las que se decidió echar, las que ya no son aptas para cumplir con su deber, ¿por qué han terminado donde están hoy? Si tratas de percibir su actitud hacia Dios con ojos humanos, no eres capaz de verlo porque no sabes qué hay en su corazón. Ya sea que amen u odien a Dios, que se resistan o se sometan a Él, no puedes distinguirlo. Entonces, ¿cómo determinas la esencia-carácter de una persona? Es sencillo: solo observa su postura hacia las palabras de Dios. Este grupo de personas tiene una característica común en cuanto a su postura con respecto a Sus palabras. Sin importar la situación, no sienten la necesidad de las palabras de Dios para su sustento. Independientemente de las dificultades que enfrenten, no buscan los principios ni la verdad en las palabras de Dios. Estas personas rara vez leen las palabras de Dios y hasta sienten repulsión cuando alguien las ora-lee o comparte lo que comprende de ellas. ¿De qué manera manifiestan su repulsión? Piensan: “Ya sé todo lo que dices; no hace falta que lo digas. He leído estas palabras de dios antes; lo entiendo todo”. Si entienden todo, ¿por qué la casa de Dios se deshizo de ellas? ¿Por qué fueron relegadas al Grupo B? ¿Qué está pasando? La raíz del problema es que, en esencia, estas personas, no aceptan las palabras de Dios; las desprecian y muestran hostilidad hacia ellas. ¿Puede alguien que desprecia y es hostil a las palabras de Dios practicarlas? Cuando le dices: “¡Si te encuentras en tal situación, deberías leer las palabras de Dios!”, ¿qué postura adopta? ¿De qué manera en particular reacciona? (Diría que los problemas prácticos requieren soluciones prácticas, que no es necesario leer las palabras de Dios). Piensa que leer las palabras de Dios es un enfoque vago y que los problemas prácticos necesitan soluciones concretas. Este es el tono de un anticristo. ¿Qué quiere decir? Dice: “Los humanos tienen su propia manera de hacer las cosas. ¿De qué sirve leer las palabras de dios? ¿Crees que las palabras de dios pueden resolverlo todo?”. Da por sentado que, si una persona enfrenta alguna dificultad, se trata solo de una dificultad y que esto no refleja en absoluto el estado interior ni el carácter de esa persona. No lo ve ni lo reconoce como un hecho. Cree que: “Las dificultades humanas son como una máquina a la que le falta un tornillo; solo hay que poner el tornillo y se soluciona. ¿Para qué buscar las palabras de dios? No es más que una espiritualidad falsa. Nunca haría eso, ¡es una tontería! ¿Piensas que las palabras de dios pueden resolverlo todo? No es así en absoluto”. Se trata claramente de una persona que no acepta la verdad. Es más, cuando algunas personas enfrentan problemas y tú hablas con ellas para ayudarlas y les lees un pasaje de las palabras de Dios, después de escuchar responden: “Ya he memorizado ese pasaje, lo he recitado muchas veces. ¿Por qué lo dices? Lo entiendo mejor que tú, y no sirve de nada, no resolverá mi problema”. ¿Cuál es el problema? (No aceptan la verdad). No aceptan la verdad y se niegan a reconocer su propia corrupción, lo cual es un problema. Como no admiten su propia corrupción, piensan que leer las palabras de Dios es simplemente actuar por inercia y que es inútil. Quieren encontrar una solución rápida, una cura milagrosa para resolver sus problemas, y la esencia de este problema es que se niegan a aceptar la verdad.
En cuanto a falsear e interpretar las palabras de Dios, ¿podéis aportar algún ejemplo relacionado con esta manifestación? (Durante la producción del vigésimo video del álbum de música coral, Dios nos pidió que enumeráramos las escrituras una por una en la pantalla. En esa ocasión, algunos hermanos y hermanas se dieron cuenta de que las escrituras eran demasiado extensas y eliminaron algunas frases. Más tarde, Dios se enteró de este problema y al diseccionarlo con severidad dijo que constituía una blasfemia contra las palabras de Dios). En lo que respecta a las palabras originales de Dios documentadas en la Biblia, son las palabras de Dios y las personas no deben cambiarlas. Lo mismo ocurre con las profecías de algunos profetas. También son palabras de Dios, Él las ha inspirado y tampoco deben alterarse. En Mi opinión, aunque estas palabras no están en el idioma original y son traducciones, el significado del texto traducido ha sido en gran medida preciso a lo largo de muchos años de revisiones, esto es algo que debes reconocer. Por lo tanto, si utilizamos estas palabras en la charla habitual, no es necesario narrarlas en su totalidad; se puede transmitir la esencia. Sin embargo, los hechos concretos no deben alterarse. Al citar, se debe utilizar la oración original completa. ¿Qué te parece este principio? (Está bien). ¿Por qué debemos hacerlo de esa manera? Algunas personas dicen: “Eso es cosa del pasado, ¿es necesario que nos lo tomemos tan en serio?”. No, se trata de una postura, de una mentalidad. Ya sea en el pasado, el presente o el futuro, las palabras de Dios son Sus palabras y no deben equipararse con las palabras humanas. Las personas deben adoptar una actitud rigurosa con respecto a las palabras de Dios. Después de que la Biblia fue traducida del texto original a varios idiomas, puede que algunos significados no concuerden con el original de manera precisa, o quizá existan discrepancias entre una oración del texto original y su traducción. Los traductores pueden añadir: “Nota: esto y lo otro”. Pueden también agregar entre corchetes: “O traducido como…”. ¿Acaso creéis que todas las personas que tradujeron los textos originales de la Biblia creían en Dios? (No necesariamente). Desde luego no eran personas que temían a Dios y evitaban el mal. Entonces, ¿por qué pudieron desempeñar esa tarea con tanta precisión? Los no creyentes lo llaman profesionalismo, pero los creyentes deberían llamarlo tener un corazón temeroso de Dios. Si ni siquiera tienes un corazón temeroso de Dios, ¿eres un creyente?
Debes adoptar una actitud devota hacia las palabras de Dios y cuando te reúnas y las compartas, una vez que las hayas leído, puedes añadir tus experiencias personales a medida que hablas sobre tu propio conocimiento y de lo que has aprendido a partir de estas experiencias. No obstante, no debes tratar las palabras de Dios como si se tratara de tus propias obras personales ni interpretarlas como te dé la gana. Las palabras de Dios no necesitan que las expliques ni sabrías explicarlas de forma clara o comprensible. Con que tengas algo de esclarecimiento e iluminación o experiencia, es suficiente, pero tratar de explicar la verdad o de explicarla para que la gente entienda las intenciones de Dios sería imposible. No es la manera correcta de actuar. Por ejemplo, algunas personas leen en las palabras de Dios que Dios ama a las personas honestas. Dios le dijo al hombre una vez: “Sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5:37). Hoy en día, las palabras de Dios también llaman a la honestidad de la gente. Así pues, ¿cuál debería ser la actitud correcta hacia las palabras y las exigencias de Dios? Busca en las palabras de Dios, que dijo: “Sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’”. Exactamente, ¿cómo se comportan entonces los que son honestos a los ojos de Dios? ¿Cómo hablan, cómo actúan, cómo se plantean el deber y cómo trabajan en armonía con los demás? Las personas han de buscar en las palabras de Dios estos principios y sendas de práctica y convertirse en las personas honestas que Él exige. Esta es la actitud correcta, la actitud que han de tener los que buscan la verdad. ¿Y cómo se comportan aquellos que no buscan la verdad, no la aman y no tienen un corazón temeroso de Dios y Sus palabras? Tras leer las palabras de Dios piensan: “Dios exige que la gente sea honesta, eso dijo el señor Jesús anteriormente. Hoy en día, dios dice una vez más que la gente ha de ser honesta. Ya, lo entiendo, ¿acaso la gente honesta no es sino aquella que es ingenua? ¿Acaso no es como suele afirmarse, que la gente ingenua llega a todos lados, que los buenos viven en paz y que es pecado engañar a los ingenuos? Mira, dios va a compensar las injusticias padecidas por los ingenuos”. ¿Son estas palabras la verdad? ¿Se trata de principios-verdad que han descubierto a partir de las palabras de Dios? (No). Entonces, ¿qué son estas palabras? ¿Se les podría denominar herejías y falacias? (Sí). Los que carecen de comprensión espiritual y no aman la verdad siempre relacionan las palabras de Dios con lo que la humanidad cree agradable al oído y correcto. ¿No es esto rebajar el valor de las palabras de Dios? ¿No es convertir la verdad en una especie de lema entre la humanidad, un argumento para saber cómo comportarse uno mismo? Dios exhorta a las personas a ser honestas, pero estos individuos ignoran cómo se comportan los honestos, cómo ser honesto y cuáles son los preceptos para serlo, y afirman de forma desvergonzada que Dios pide que la gente sea ingenua y que la gente ingenua, inútil y necia es honesta. ¿No es esta una malinterpretación de las palabras de Dios? Malinterpretan las palabras de Dios, pero aun así se creen muy listos y al mismo tiempo piensan que las palabras de Dios no son más que esto: “La verdad no es tan profunda; ¿no se trata solamente de ser una persona ingenua? Es bastante sencillo ser una persona ingenua: no robar y no blasfemar contra las personas ni golpear a los demás. ‘Es inútil decapitar a un hombre muerto; sé indulgente siempre que puedas’. Sé indulgente con los demás en todas las cosas, sé estricto contigo mismo y tolerante con los demás, sé una buena persona, y los buenos viven en paz”. Dicen muchas cosas, pero ninguna en consonancia con la verdad; no son más que herejías y falacias. Parecen tener alguna relación con las palabras de Dios, parecen tener cierta conexión con ellas, pero una vez que uno reflexiona y discierne el asunto, se da cuenta de que no son más que enunciados desorientados, falacias que perturban el pensamiento de la gente. Por ejemplo, Dios dice que hay amor en Su esencia, que Él ama al hombre. Dios muestra a la gente Su amor por el hombre por medio de lo que dice, de la forma en que trata al hombre, de Sus meticulosos esfuerzos por salvarlo y de la infinidad de aspectos de la manera en que Él obra en el hombre y, al tiempo que muestra Su salvación del hombre, también hace evidentes Su intención y los medios por los que lo salva, con el fin de que la gente conozca Su amor. ¿Qué opinan los que carecen de comprensión espiritual? “Dios es un dios que ama al hombre, dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición. Dios ha dicho que el hijo pródigo que ha regresado vale más que el oro”. ¿Dijo esto Dios? ¿Son las palabras originales de Dios? (No). ¿Qué más dicen? “Salvar una vida vale más que construir una pagoda de siete plantas” y “El Buda es benevolente”. ¿Acaso no están revolviendo las cosas? Está claro que solo fingen que son espirituales, que entienden las palabras de Dios y aman la verdad; obviamente, son extraños, legos y necios que carecen de comprensión espiritual. He conocido a muchas personas así, gente impulsiva, de discurso audaz pero desprovistas de inteligencia, y los pensamientos y lo que sale de sus mentes no son más que herejías, falacias y falsedades. Esas personas que poseen los mayores poderes para desorientar a los demás y que son capaces de emplear estas herejías y falacias y algunos argumentos teológicos aparentemente sólidos para desorientar a los demás, a quienes obligan a obedecer y practicar lo que dicen, estas personas son anticristos. A todas luces parecen sumamente espirituales, pues a menudo citan pasajes de las palabras de Dios frente a los demás, y una vez que han terminado de interpretarlas de forma arbitraria sueltan algunas herejías y falacias. Hay personas así en todas las iglesias. Ayudan a la gente y la guían bajo la consigna de citar y compartir las palabras de Dios, pero, en realidad, lo que le inculcan no es lo que las palabras de Dios le exigen al hombre ni los principios-verdad que contienen, sino herejías y falacias que elaboran mediante el tratamiento, la interpretación y las figuraciones basadas en las palabras de Dios, lo que causa que la gente se aparte de estas y, por el contrario, los obedezca a ellos, y esto conlleva que se perturbe y desoriente a las personas. Por ejemplo, hay quienes dicen: “Al llevar a cabo la obra de su plan de gestión de 6000 años, dios ha experimentado el abandono y la resistencia de toda la humanidad; ¡dios es dios y su corazón no tiene límites! Como dice la gente: ‘El corazón de un primer ministro es lo suficientemente grande como para que navegue un barco en él’ y ‘La venganza siempre se sirve en plato frío’. ¡Qué magnánimo es dios!”. Todo parece indicar que dan testimonio a las personas de Dios y de lo que Dios tiene y es, pero ¿qué mensaje transmiten en realidad? ¿Es la verdad? ¿Es realmente la esencia de Dios? (No). ¿De quién dan testimonio? Dan testimonio del primer ministro. Comparan a Dios con un primer ministro, con un caballero; ¿no es una blasfemia? ¿Pueden encontrarse dichas palabras en las palabras de Dios? (No). Entonces, ¿de dónde han salido estas palabras? De Satanás. Los anticristos no solo no dan testimonio de Dios, sino que, además, tergiversan los hechos y blasfeman contra Dios, con lo que habitualmente desorientan a los que no tienen una base, a los que carecen de verdadera fe en Dios y que no comprenden la verdad. Estas personas son de poca estatura, no tienen una base ni habilidad para comprender la verdad, por lo que se dejan desorientar por estas herejías y falacias. Los anticristos consideran las herejías y falacias como máximas espirituales y una cosa que dicen sobre el amor de Dios es: “Dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición”. Al hablar sobre lo que Dios le exige al hombre, afirman también: “Los buenos viven en paz”. Y sobre el hecho de que Dios no recuerde las transgresiones de la gente y le dé la oportunidad de arrepentirse, dicen: “Es inútil decapitar a un hombre muerto; sé indulgente siempre que puedas”. ¿Pueden encontrarse dichas palabras en las palabras de Dios? (No). ¿Por qué me enfado tanto en cuanto las oigo? ¿Por qué me molestan tanto? ¿Por qué me altero tanto? ¿Cuántos años llevan estas personas leyendo las palabras de Dios? ¿Son necias o se han vuelto locas? ¿En qué parte de las palabras de Dios se mencionan esas cosas? ¿Cuándo exigió Dios que la gente fuera ingenua? ¿Cuándo le exigió que acatara el dicho “Es inútil decapitar a un hombre muerto; sé indulgente siempre que puedas”? ¿Acaso Dios hace esto? ¿Qué parte de estas herejías y falacias que abrazan puede relacionarse con lo que Dios exige a la humanidad, con Sus intenciones y con los principios-verdad? No guardan ninguna relación. Por ejemplo, Dios les permite a las personas tener ideales, determinación, y aspiraciones, pero lo que los anticristos dicen es: “Dios nos incentiva a tener aspiraciones. El dicho ‘Un soldado que no quiere ser general no es un buen soldado’ lo expresa bien”. Este dicho es una especie de tendencia social, un punto de vista de la sociedad. ¿Es apropiado usarlo en la casa de Dios? ¿Es útil? (No). ¿Con qué palabras de Dios se relaciona este enunciado? ¿Se ajusta a las palabras de Dios? (No). Entonces, ¿por qué los anticristos lo afirman? Porque su objetivo es hacer que las personas perciban con suma claridad que son muy espirituales, que a partir de las palabras de Dios poseen entendimiento y esclarecimiento, que tienen la capacidad de comprender la verdad y que no son simples ignorantes. Sin embargo, ¿logra el propósito que ellos esperan? Al escuchar estas palabras, ¿sentís aprobación o rechazo en vuestro corazón? (Rechazo). ¿Qué es lo que os genera este rechazo? (Los anticristos asocian las falacias de Satanás con las palabras de Dios y las malinterpretan. Todas las palabras que dicen carecen de comprensión espiritual). Solo dicen palabras que evidencian una falta de comprensión espiritual y hacen que las personas sientan repulsión y aversión al escucharlas. Es obvio que no comprenden las palabras de Dios, no pueden captarlas y carecen del calibre y la capacidad para entenderlas. De todas maneras, fingen entenderlas y las interpretan para otros sin vergüenza utilizando palabras irrelevantes y torpes que provocan rechazo en las personas, no les ofrecen edificación y, por el contrario, perturban sus pensamientos. ¡Es verdaderamente detestable! ¿Qué debéis hacer cuando os encontráis con personas así? (Debemos diseccionar las partes falaces de lo que dicen). ¿Cómo debéis proceder? De hecho, es bastante sencillo. Les dices: “No me parece que hayas captado mucho después de leer las palabras de Dios”. Ellos responden: “No estoy de acuerdo. Yo considero que está bien”. Dices: “Independientemente de lo que sea, te parece bien. Entonces, según tu razonamiento, ¿quiere eso decir que las palabras de Dios son iguales a las herejías y las falacias humanas? Si estás de acuerdo con estas herejías y falacias, ¿por qué lees las palabras de Dios? No necesitas leerlas. Ahora tu problema es muy serio. Tratas las palabras de Dios como la filosofía para los asuntos mundanos de la humanidad perversa, como los métodos para manejar las cosas y los puntos de vista de dicha humanidad. Según tu punto de vista, las personas honestas de las que Dios habla son exactamente iguales a las personas ingenuas, imbéciles y tontas. Interpretas cada palabra que Dios dice usando términos humanos, y las equiparas con falacias y dichos que la humanidad perversa ha resumido. ¿Insinúas entonces que las palabras de Dios son palabras, lenguas, herejías y falacias humanas? Al entender las palabras de Dios de esta manera, no las estás comprendiendo; estás blasfemando contra ellas y contra Dios”. ¿Seríais capaces de expresar lo que he dicho con claridad? Si las palabras de Dios significaran lo que los anticristos dicen, ¿por qué Dios no se limitaría a decirlas directamente? Cuando Dios les dice a las personas que sean honestas, ¿por qué no les dice simplemente que sean ingenuas y buenas personas y nada más? ¿Es simplemente una diferencia en la forma de expresarlo? (No). Las palabras de Dios son la verdad, y en ellas se encuentra la senda para que las personas practiquen. Si estas actúan y viven de acuerdo con las palabras de Dios, pueden convertirse en personas que temen a Dios y evitan el mal, en personas que están en armonía con las intenciones de Dios. En cambio, actuar y vivir de acuerdo con lo que dicen los humanos lo convierte a uno en un completo atolondrado, en un verdadero Satanás viviente. ¿Reconocéis este punto? ¿Cuál sería el resultado si actuarais y practicarais de acuerdo con lo que Dios llama ser una persona honesta? ¿Y qué pasaría si actuarais y vivierais según lo que los humanos denominan una buena persona o una persona ingenua? ¿No serían diferentes los resultados? (Sí). ¿Qué resultado se obtiene si se vive como una persona honesta? (Es posible poseer una humanidad normal, tener la capacidad de adorar a Dios, llamar a las cosas por su nombre y ser franco y abierto con Dios. Cuando alguien se comporta de acuerdo con la definición de persona ingenua o buena de los humanos, se vuelve cada vez más astuto y experto en ocultar su verdadera naturaleza, solo dice palabras agradables, vive según la filosofía de Satanás para los asuntos mundanos y se convierte en un Satanás viviente). ¿Ves la diferencia? Actuar y vivir de acuerdo con lo que Dios denomina una persona honesta hace que el corazón de la gente se vuelva cada vez más puro; puede estar abierto a Dios y entregarse a Él sin disimulos, trampas ni mentiras. Su corazón no se oculta de Dios, sino que está simplemente abierto a Él; lo que piensa en su interior se revela y se vive hacia el exterior, y esto es coherente con lo que lleva adentro. Esto es lo que Dios quiere; esta es la verdad. Por otra parte, ¿cuáles son los principios de conducta y de práctica de aquellos a quienes la gente llama ingenuos o buenos? En realidad, es todo apariencia. No expresan lo que están pensando sin reparos ni dejan que los demás lo vean. No hieren de manera precipitada la autoestima ni los intereses de los demás, pero no dañar a otros es también una forma de protegerse a sí mismos. Son cautelosos por dentro, pero por fuera aparentan; simulan ser especialmente devotos, tolerantes, pacientes y compasivos. No obstante, nadie puede ver lo que piensan en su interior; dentro de ellos hay corrupción, resistencia y rebeldía, pero los demás no lo perciben. Exteriormente, fingen parecer sumamente edificantes, amables y bondadosos. No importa cuántas malas acciones cometan ni cuán rebeldes o perversos sean en su interior, nadie se da cuenta. En apariencia, también están dispuestos a ayudar a otros y a colaborar con los necesitados; siempre están listos para dar una respuesta; son verdaderos Lei Feng vivientes. Sonríen y siempre muestran su lado más positivo y, sin importar cuántas lágrimas hayan derramado en privado, frente a los demás siempre se muestran sonrientes y hacen que la gente se sienta edificada. ¿No es esto lo que la gente llama una buena persona? Si comparamos a esta persona buena con una persona honesta, ¿cuál es la positiva? ¿Cuál posee la realidad-verdad? (La persona honesta). Las personas honestas poseen la realidad-verdad; Dios las ama y cumplen con los estándares que Él exige. En cambio, las personas buenas e ingenuas no lo hacen; son precisamente el tipo de personas que Dios condena y desdeña. Cuando los anticristos interpretan arbitrariamente que las personas que son honestas como Dios lo exige son simplemente buenas o ingenuas, ¿no están, de alguna manera, condenando imperceptiblemente lo que Dios ha dicho? ¿No es esto blasfemar contra las palabras de Dios? ¿No es blasfemar contra la verdad? Es un hecho evidente. Los anticristos no entienden las palabras de Dios, mucho menos lo que es la verdad y, sin embargo, recurren a argumentos erróneos y aplican a ciegas sus propias interpretaciones, fingen entender cuando no tienen ni idea, malinterpretan salvajemente las palabras de Dios a su antojo y desorientan y perturban a los demás. ¿Actuaríais así? Fingir entender las palabras de Dios cuando uno claramente no las entiende y utilizar el propio vocabulario, expresiones y opiniones basándose en una comprensión literal personal para interpretar y delimitar las palabras de Dios es propio del carácter de un anticristo.
¿Qué diferencia esencial hay entre las palabras de Dios y del hombre y entre la verdad y la doctrina? Las palabras de Dios hacen que la gente crezca en razón y conciencia, que actúe con principios y que lo que viva tenga una realidad cada vez mayor de las cosas positivas. Las palabras del hombre, por otra parte, es posible que parezcan encajar perfectamente con los gustos y nociones de la gente; sin embargo, no son la verdad, están repletas de peligros, tentaciones, herejías y falacias, por lo que, si la gente actúa de acuerdo con ellas, lo que viva se apartará cada vez más de Dios y de las normas de Dios. Para más inri, la manera de vivir de la gente será cada vez más malvada y parecida a la de Satanás. Cuando la gente vive y actúa íntegramente según las herejías y falacias del hombre, cuando ha abrazado totalmente estos argumentos, vive como Satanás. ¿Y vivir como Satanás no implica que son satanases? (Sí). Así pues, han “logrado” convertirse en satanases vivientes. Algunos dicen: “Yo no creo eso. Solo quiero ser una persona ingenua que caiga bien a los demás. Quiero ser alguien a quien la mayoría considere bueno, y entonces veré si dios se deleita en mí o no”. Si no crees en lo que dice Dios, ve a comprobar si las palabras de Dios son la verdad o si las nociones del hombre son la verdad. Esta es la diferencia esencial entre las palabras de Dios y las del hombre. La distinción esencial entre la verdad y las herejías y falacias. Por más que las herejías y falacias del hombre parezcan encajar con los gustos de la gente, nunca pueden convertirse en su vida; mientras tanto, por más que las palabras de Dios parezcan sencillas, vulgares y contrarias a las nociones de las personas, su esencia es la verdad, y si lo que hacen y viven las personas está de acuerdo con los principios de las palabras de Dios, algún día, finalmente, se convertirán en auténticos seres creados aptos, capaces de temerlo y de evitar el mal. Por el contrario, si las personas no practican según las palabras de Dios y no actúan conforme a Sus exigencias, no pueden convertirse en seres creados aptos. Dios simplemente desdeñará sus acciones y la senda que recorren; es un hecho. ¿Habéis logrado mediante esta enseñanza una nueva comprensión o concepto de las palabras de Dios? ¿Qué son las palabras de Dios? Son la verdad, el camino y la vida; no existe falsedad en eso. Solo los anticristos, aquellos que por naturaleza sienten aversión por las cosas positivas y las odian, tratan las palabras de Dios con indiferencia, no consideran que sean la verdad y niegan el hecho de que son la verdad, el camino y la vida. En ningún momento aceptarán las palabras de Dios como su vida; son un grupo de personas que están más allá de la salvación. Después de tal charla, algunos entienden que estas manifestaciones equivalen a falsear y a interpretar arbitrariamente las palabras de Dios y que son propias de los anticristos. ¿Diríais que esto incluye a aquellos que ordenan las palabras de Dios? (Sí). ¿Los incluye? ¿Qué significa falsear? (Significa eliminar o agregar algo de manera arbitraria y, por consiguiente, cambiar el significado original de las palabras de Dios. Eso es falsear. Cuando Sus palabras se ordenan según los principios, no se lo considera falsear). Así es, eso es lo que necesitan entender. Si lo comprendéis, al ordenar Sus palabras no os preocuparéis, ¿no es cierto? ¿Podéis ahora captar los principios con claridad? Cuando se te pide que ordenes, no es una invitación a falsear. Lo mismo sucede en el caso de aquellos que realizan trabajos de traducción. A estas personas se les pide que traduzcan las palabras de Dios de un modo directo, que traduzcan el significado original de las palabras de Dios y Sus propias palabras a otro idioma, no que las interpreten a medida que las traducen. No cuentas con la capacidad para interpretar, y debes prestar atención y ser cuidadoso con eso. Si captas bien los principios y entiendes qué constituye falsear y qué no, será difícil cometer tales errores. Si no los comprendes y mientras ordenas las palabras de Dios siempre quieres agregar o modificar el significado, siempre sientes que la forma en que Dios lo expresa no es perfecta o que la manera en la que dice algo en particular parece incorrecta y piensas que debería decirse de cierta manera, tales pensamientos te harán propenso a cometer el error de falsear. En cuanto a los traductores que dicen: “Sé lo que significa esta frase de las palabras de Dios, así que la traduciré basándome en ese significado. Una vez traducidas, ¿acaso simplemente no las entenderá el lector? No habrá necesidad de buscar ni de orar-leer; recibirán de forma directa el esclarecimiento y la luz”. ¿No es esto un error? Esto vulnera los principios; es interpretar arbitrariamente las palabras de Dios. En resumen, nunca trates las palabras de Dios como tratarías las palabras humanas, como una novela, como un texto de una persona famosa o algo relacionado con una disertación académica. Además de no falsearlas ni interpretarlas arbitrariamente, debes acercarte a ellas con una actitud de búsqueda, aceptación y sumisión al comer y beber y orar-leer las palabras de Dios. Solo entonces es posible ver la verdad, entender las intenciones de Dios, encontrar la senda para practicar en Sus palabras y resolver su carácter corrupto y las diversas dificultades que se enfrentan al cumplir con el deber y en la vida. Lograr este resultado demuestra que tu actitud hacia Sus palabras es correcta. Concluimos aquí nuestra charla sobre la primera manifestación de los anticristos de mostrar desprecio por las palabras de Dios: falsean e interpretan arbitrariamente las palabras de Dios.
B. Los anticristos niegan las palabras de Dios cuando no se conforman a sus nociones
La segunda manifestación es que los anticristos niegan las palabras de Dios cuando no se conforman a sus nociones. Desde el principio hasta ahora, en Su obra Dios ha expresado muchas palabras. El alcance de estas palabras es amplio, su contenido es rico y abarca aspectos relacionados con las intenciones y las opiniones de la gente, así como con su servicio a Dios. Por supuesto, existe aún más contenido que concierne al carácter corrupto de las personas, y una parte incluso más extensa se vincula con las intenciones de Dios y Sus exigencias hacia la humanidad. Entre estas palabras, Dios ha empleado diversas formas de expresión. Entre ellas, algunos de los tonos que adopta en Su discurso muestran, al inicio, cierta cercanía con los humanos. A esto le siguen el juicio, la exposición de la humanidad y la conquista de esta, y posteriormente les habla a las personas de manera gradual acerca de diferentes aspectos de la verdad. El contenido de estas palabras es multifacético. No obstante, sin importar cuán extenso sea, abarca todo lo que la humanidad corrupta necesita. A excepción de un breve segmento del contenido más especial, la mayoría de estas palabras se expresa según los patrones del lenguaje humano, en un tono y con una formulación y una lógica lingüística que todos los humanos son capaces de aceptar. En resumen, los estilos y los métodos de estas formas de lenguaje y discurso son corrientes y muy fáciles de entender. Siempre y cuando se tengan pensamientos, mente y razón normales, es posible comprender estas palabras de Dios. Esto quiere decir que, si una persona tiene pensamientos normales, después de leer estas palabras podrá encontrar la senda de práctica, conocerse a sí misma y entender las intenciones de Dios y encontrar los principios de práctica. Mientras se tengan corazón y pensamientos normales, estas palabras de Dios pueden ayudar y guiar a las personas a lo largo de diversas dificultades en la vida, y también pueden permitirles entender su propio carácter corrupto. La mayor parte del contenido de las palabras de Dios tiene estas características, pero existe un segmento que se expresa desde el enfoque de la divinidad y del Espíritu. Este segmento es muy especial. A los ojos de toda la raza humana, esta parte de Sus palabras es muy profunda y no es fácil comprenderla. Parece un misterio y también una profecía. En cada frase, cada pasaje y cada capítulo del discurso, a las personas les resulta sumamente complicado discernir el significado de lo que Dios dice, encontrar el contexto de Sus palabras y Sus exigencias hacia el hombre, así como los principios-verdad que la gente busca. Entonces, ¿qué parte de Sus palabras son estas? Son “Las palabras de Dios al universo entero” y sus apéndices. A las personas les resulta especialmente difícil entender esta sección de Sus palabras. Primero, dejemos de lado el motivo por el que Dios habla en esta parte de una manera que a las personas les resulta difícil comprender y, en su lugar, hablemos de qué aspecto del tema que vamos a compartir —“Los anticristos niegan las palabras de Dios cuando no se conforman a sus nociones”— está relacionado con la sección que he mencionado. En cuanto a la mayoría de las palabras de Dios que son corrientes, fáciles de entender o complejas, pero expresadas de manera sencilla, así como Sus advertencias y recordatorios a la humanidad, las exhortaciones y las palabras de consuelo, exposición, juicio, provisión y guía para el hombre, a aquellos que no persiguen en absoluto la verdad, que han deificado la palabra “Dios” y prefieren creer en un dios vago, estas no les parecen palabras de Dios. Las encuentran demasiado corrientes y directas, y las consideran una charla trivial. Opinan que cada capítulo es demasiado largo y no tienen interés en leer estas palabras. Además, creen que carecen de profundidad y misterio y, por lo tanto, no las consideran dignas de ser leídas. Entonces, de acuerdo con su punto de vista, afirman que no son palabras de Dios, aseguran que su contenido, estilo y forma no se ajustan a sus preferencias. Entonces, ¿qué les gusta? Quieren leer textos profundos, palabras que, sin importar la manera en que las lean, sigan siendo incomprensibles, como si pertenecieran a un tomo indescifrable que proviene del cielo. Esas son las que desean leer. Entre las palabras que Dios proporciona, los anticristos desprecian aquellas que están expresadas de una manera y con un tono y estilo que se ajustan a los gustos humanos. Están llenos de nociones, desprecio y menosprecio hacia ellas. Por lo tanto, no leen, no miran ni escuchan estas palabras corrientes y fáciles de entender que pueden proporcionarles vida a las personas. En su corazón, sienten hostilidad y desagrado hacia estas palabras, y se niegan a aceptarlas. ¿Por qué pueden hacerlo? Una de las razones es innegable: creen que estas palabras se pronuncian desde la perspectiva de Dios en la carne y, entonces, las consideran palabras humanas. ¿Qué se entiende por palabras humanas? Desde la perspectiva de los anticristos, las únicas palabras que para ellos vale la pena leer son las palabras de Dios y las escrituras celestiales. Solo las palabras profundas, insondables y llenas de misterio ameritan su lectura. Estos textos humanos corrientes y fáciles de comprender no merecen su lectura, no pueden captar su ojo “perceptivo”, y los menosprecian. No leen estas palabras en absoluto, y mucho menos aceptan la verdad que contienen.
Mira a tu alrededor y observa quién no lee las palabras de Dios, quién se levanta y se va cuando alguien está hablando acerca de Sus palabras, quién bosteza al escuchar que se leen Sus palabras o se habla sobre la verdad, quién se estira, se inquieta, se impacienta, busca excusas para irse o interrumpe y cambia de tema. Esas personas están en peligro. Puedes hablar de teología, sobre cualquier falacia u opinión humana, y ellos permanecen sentados hasta el final. Pero en el momento en que empiezas a predicar, a orar-leer, a hablar sobre Sus palabras o a exaltarlas, cambian de inmediato, y revelan un comportamiento anormal y demoníaco. Cuando escuchan que se leen las palabras de Dios, se alteran y se molestan, y en cuanto oyen que alguien habla sobre la verdad, adoptan una actitud de confrontación, se levantan y se van. ¿Cuál es la naturaleza de esto? ¿Qué carácter revela? Así son los anticristos. Puede que algunos digan: “¿Por qué los catalogas como anticristos? Quizá no hace mucho que son creyentes y aún no sienten interés por las palabras de Dios o no han saboreado la dulzura de Sus palabras. ¿No contemplas la posibilidad de que los nuevos creyentes quizás tengan una estatura escasa?”. Si hace poco que creen, su estatura es escasa y son indiferentes a las palabras de Dios, ¿por qué no sienten repulsión cuando hablas de otros temas? Si hablas sobre grandes catástrofes, el futuro de la humanidad, los misterios o el Libro del Apocalipsis, observa si pueden quedarse quietos. En esas situaciones se comportan de manera diferente. Desde la perspectiva de la esencia-naturaleza de los anticristos, son hostiles a la verdad. ¿Cómo se revela a sí misma esta esencia-naturaleza hostil a la verdad? Cuando al escuchar las palabras de Dios, sienten repulsión, les da sueño y ponen en evidencia diferentes expresiones que muestran desprecio, impaciencia y falta de disposición para escuchar. Así se revela su comportamiento demoníaco. A simple vista, parece que cumplen con su deber y se reconocen a sí mismos como seguidores de Dios. Entonces, ¿por qué se descontrolan cuando se comparte la verdad y cuando se comunican las palabras de Dios? ¿Por qué en tales oportunidades no pueden quedarse quietos? Es como si las palabras de Dios llevaran una espada. ¿Acaso las palabras de Dios los atravesaron? ¿Los condenaron? No. La mayoría de estas palabras están destinadas a proveer a la gente. Al escucharlas, las personas pueden despertar, encontrar una manera de vivir y recuperar su vitalidad para existir a semejanza humana. Entonces, ¿por qué algunas personas reaccionan de manera anormal cuando las oyen? Es el diablo mostrando su verdadero comportamiento. No sienten repulsión cuando hablas sobre teología, herejías, falacias o el Libro del Apocalipsis. Incluso si hablas sobre ser ingenuo, complaciente o cuentas relatos heroicos, no experimentan ningún rechazo. Pero apenas oyen a alguien leer las palabras de Dios, les repugna, se levantan y quieren irse. Si los animas a que escuchen con atención, te confrontan y te miran con enojo. ¿Por qué no pueden aceptarlas? No pueden quedarse quietos cuando escuchan Sus palabras. ¿Qué ocurre? Esto prueba que su espíritu interior no es normal; es un espíritu que siente aversión por la verdad y rivaliza con Dios. Tan pronto como escuchan Sus palabras, su interior se agita y el demonio que llevan dentro se revuelve y no les permite estar en calma. Esta es la esencia de un anticristo. De esta manera, los anticristos muestran externamente que desprecian las palabras de Dios que no se ajustan a sus nociones. Ahora bien, ¿a qué se refiere exactamente este “no se ajustan a sus nociones”? Indica claramente que condenan estas palabras, no reconocen que provienen de Dios ni que son la verdad ni el camino de vida que salva a las personas. Que no se ajusten a sus nociones es simplemente una excusa, un fenómeno superficial. ¿Qué significa que no se ajusten a sus nociones? ¿Acaso todas las personas carecen de nociones acerca de cualquiera de las palabras que Dios pronuncia? ¿Puede todo el mundo aceptarlas como Sus palabras, como la verdad? No, todas las personas, en mayor o menor medida, a cierto nivel, tienen pensamientos, nociones u opiniones que entran en conflicto con las palabras de Dios o las contradicen. Sin embargo, la mayoría de la gente posee una racionalidad normal, que puede ayudarla a superar la postura que se hace evidente cada vez que se enfrentan a aquellas palabras de Dios que no se corresponden con sus nociones. Su racionalidad les dice: “Aunque esto no se ajuste a mis nociones, ellas siguen siendo las palabras de Dios; aunque no concuerde con mis nociones, sea reacio a escuchar, sienta que no es correcto y que contradice mis pensamientos, estas palabras siguen siendo la verdad. Las aceptaré poco a poco, y un día, cuando reconozca todo esto, me desprenderé de mis nociones”. Su racionalidad les indica que primero deben dejar a un lado sus propias nociones; estas no son la verdad y no pueden reemplazar las palabras de Dios. Su racionalidad les dice que acepten las palabras de Dios con una actitud sumisa y honesta, en lugar de contradecirlas con sus propias nociones y opiniones. Así, cuando escuchan las palabras de Dios, son capaces de aceptar aquellas que coinciden con sus nociones y sentarse a escuchar en silencio. Para las que no coinciden, también buscan soluciones, se esfuerzan por dejar a un costado sus propias nociones y por volverse compatibles con Dios. Este es el comportamiento normal de la mayoría de las personas racionales. No obstante, el “no se ajusta a sus nociones” al que hacen alusión los anticristos no es el mismo que se da en las personas corrientes. En el caso de los anticristos, presenta graves problemas; es algo completamente contrario a las acciones, las palabras, la esencia y el carácter de Dios y es parte de una esencia-carácter satánica. Para ellos, es condena, blasfemia y menosprecio hacia las palabras de Dios. Creen que este lenguaje humano común y comprensible que Dios habla no es la verdad y que no puede lograr el resultado de salvar a las personas. Este es el significado exacto de lo que los anticristos entienden por “no se ajusta a sus nociones”. ¿Cuál es entonces su esencia? Es, de hecho, la condena, la negación y la blasfemia contra Dios.
Los anticristos creen que cuando Dios se posiciona desde la perspectiva de la humanidad, desde la perspectiva de un tercero, y usa los patrones, las estructuras y la dicción del lenguaje humano para hablarle a la gente, Sus palabras no son lo suficientemente profundas ni aptas como para ser consideradas palabras de Dios, por lo que preferirían morir antes que aceptarlas. Algunas personas afirman: “Dices que no lo aceptan, pero ellos también comen y beben las palabras de Dios, a veces hacen prácticas devocionales espirituales. Además, cuando hablan con nosotros, incluso a veces citan las palabras de Dios. ¿Cómo explicas eso?”. Esa es otra cuestión; es solo la superficie. En esencia, los anticristos definen las palabras de Dios así: “Las palabras que pronuncia el hijo de hombre encarnado no equivalen a la verdad, y mucho menos a las palabras de dios, así que no necesito aceptarlas, comerlas, beberlas ni someterme a ellas”. Sin embargo, en cuanto a la parte expresada a través de la carne en la que Dios se encarna desde la perspectiva del Espíritu y de la divinidad —Las palabras de Dios al universo entero—, los anticristos pueden percibirlo, pero no alcanzarlo. Les apasiona profundamente esta parte de las palabras de Dios. ¿En qué sentido les apasiona? Los anticristos se vuelven locos por estas palabras, piensan: “Es precisamente debido a esta parte de tu discurso que una persona insignificante y corriente como tú, alguien que no significa nada para nosotros, se ha convertido en dios. ¡Es tan injusto! ¡No hay rectitud!”. Sin embargo, hay un aspecto que encuentran “digno de celebración”. Precisamente, la forma en la que se expresa esta parte de las palabras de Dios satisface su deseo y ambición de admirar y venerar al Dios del cielo. Les abre un nuevo horizonte, y dicen: “¡Qué maravilla que dios sea verdaderamente dios! Este es el dios del tercer cielo, el más grandioso de todos. Sin duda, es digno de ser dios. Pronunciar tales palabras no es nada fácil. Ningún ser humano puede comprender una sola frase. ¡Son demasiado profundas, incluso más que las profecías de los profetas!”. Cada vez que los anticristos leen estas palabras, su corazón se llena de envidia, celos y de una enorme admiración hacia el Dios del cielo, sienten que son quienes más aman a Dios y creen ser aquellos que más cerca de Él están. Estas palabras sacian por completo su curiosidad sobre Dios. Aunque no logran entender en absoluto cuáles son las intenciones de Dios en esta parte de Su discurso, el contexto de cada una de Sus frases, cuál se supone que es el objetivo último ni el significado entre líneas, aun así anhelan con gran expectativa esta parte de Sus palabras. ¿Por qué? Porque no es fácil de comprender; carece del sentido de humanidad que se observa en el Dios encarnado y no está expresada desde la perspectiva de la humanidad ni la de un tercero. En esta parte, ven la grandeza de Dios, Su insondabilidad, y también lo perciben como algo que pueden ver, pero no alcanzar. Cuanto más lo ven de esta manera, más creen que el Dios en el cielo es real y que el Dios en la tierra es demasiado insignificante, que es difícil creer en Él y tampoco se lo merece. No es una exageración decir que algunas personas han aceptado la obra de Dios en los últimos días precisamente por esta parte de Sus palabras. Algunas han llegado a Su obra en los últimos días específicamente por estas palabras y otras están aquí simplemente esperando que esta parte de Sus palabras se lleve a cabo. Asimismo, mediante estas palabras, algunos han confirmado la existencia del Dios en el cielo y, como resultado, desprecian aún más la humildad y la insignificancia del Dios en la tierra. Cuanto más leen esta parte de Sus palabras, más sienten que el Dios en la tierra, el Dios encarnado, habla de manera muy poco profunda. Dicen: “Tus palabras son demasiado fáciles de entender. ¿Por qué no dices algo que no podamos comprender? ¿Por qué no hablas sobre algún misterio? ¿Por qué no usas el idioma del tercer cielo? ¿Por qué no te expresas en un lenguaje divino? Permítenos ampliar nuestros horizontes y expandir nuestra mente. Si hablaras y actuaras de esa manera, ¿acaso no aumentaría nuestra fe y dejaríamos de resistirnos a ti? Si nos hablaras y nos guiaras de esa manera, ¿no aumentaría tu estatus? En caso de que eso suceda, ¿cómo podríamos despreciarte?”. ¿No es esto poco razonable? ¡Es totalmente absurdo! Aquellos que se cierran a la razón, ¿tienen una humanidad normal? ¿Tienen acaso la mentalidad de una humanidad normal? (No). Entonces, ¿posee este tipo de anticristos, este grupo de personas que reacciona así ante las palabras de Dios, una racionalidad normal? (No). A veces, cuando veo a personas que conversan, me uno a la charla. Pero, para Mi sorpresa, discuten temas tan elevados que no puedo intervenir ni unirme a la conversación. Dicen: “Es obvio que no estás preparado para esto. No puedes hablar el idioma del tercer cielo. Nosotros hablamos el idioma del tercer cielo y la gente común no puede entenderlo. ¿Qué importa que seas dios? Así y todo, no puedes comprender, por lo tanto, no tenemos por qué permitirte participar”. Decidme, ¿qué debería hacer en tales situaciones? Las personas deben saber ser prudentes. Cuando las escucho usar ese lenguaje del tercer cielo tan petulante y elevado, y no puedo estar a esa altura, prefiero retirarme en lugar de hacer el ridículo. Algunos anticristos predican abiertamente tales herejías, falacias y palabras vacías y poco prácticas que evidentemente provienen de Satanás, del arcángel. Las palabras que pronuncian suenan sofisticadas y de alto nivel; están fuera del alcance de la mayoría de las personas normales. ¿Qué significa que estén fuera de alcance? Que, en cuanto las oyes, te das cuenta de que es un discurso endiablado y que debes rechazarlas.
¿Cuál es la esencia de que los anticristos nieguen las palabras de Dios cuando no se conforman a sus nociones? ¿La has percibido con claridad? Ni siquiera leen realmente estas palabras de Dios. En un principio, hacen una lectura rápida y superficial de las palabras de Dios por curiosidad. Después de echarles un vistazo, piensan: “No vale la pena leer la mayoría de estas palabras; nada de lo que presentan es práctico, valioso ni trascendental y no hay nada que justifique un estudio profundo”. A medida que avanzan en la lectura, se encuentran con la parte titulada “Las palabras de Dios al universo entero” y sienten que esta parte tiene el sabor del lenguaje divino, que es elevada y profunda, que es digna de la exploración y la investigación humanas; esto se adapta a sus preferencias. ¿Qué ansían en ese momento? “¿Quién puede explicar esta parte? ¿Cuál es exactamente la intención de dios? ¿Qué significa cada pasaje de las palabras de dios y cómo se llevará a cabo?”. Esto es lo que los anticristos más ansían saber, pero no pueden descifrarlo sin ayuda. ¿Creéis que alguien debería hacérselos saber? (No). ¿Por qué no? ¿Merecen los demonios escuchar las palabras de Dios? ¿Son dignos de conocer Sus misterios? (No). Los misterios de Dios se revelan a aquellos que creen en Dios, a los que lo siguen y se someten a Él, mientras que permanecen ocultos para los diablos y satanases; no lo merecen. Por lo tanto, si algún día Dios decide develar los misterios y la esencia de esta parte de Sus palabras, así como el origen y el contexto de estas palabras, lo hará ante Su pueblo escogido para hacérsela conocer, pero jamás se la divulgará ni a satanases ni a diablos. Si vosotros perseguís la verdad y tenéis la suerte de permanecer hasta el final, tendréis la oportunidad de comprender el contenido de esta parte de Sus palabras. Existen muchos misterios tanto en las palabras de Dios como en Su obra. Por ejemplo, la encarnación actual de Dios. Aunque, en mayor o menor medida, tanto en la Biblia como en anteriores vaticinios existen ciertas profecías que no son del todo evidentes al respecto, todas ellas se mantienen en un profundo secreto. La encarnación actual de Dios, en toda la humanidad y a lo largo del plan de gestión de seis mil años, es el mayor misterio y un asunto sumamente reservado. Ni los seres humanos ni los ángeles ni ninguna de las criaturas de Dios lo saben; incluso Satanás, el más capaz, no tiene conocimiento de este asunto. ¿Por qué? Si Dios quisiera decírselo, ¿no le resultaría sumamente fácil saberlo? Entonces, ¿por qué no lo sabe? Lo cierto es que Dios no quiere que lo sepa. Aunque haya numerosas señales, diversas profecías y múltiples hechos que apuntan a este evento y que indican y presagian este acontecimiento, mientras Dios no desee que lo sepa, Satanás nunca lo sabrá. Es un hecho. Dios se lo comunicará directamente en cuanto quiera que lo sepa. Si Dios no se lo dice y no habla de ello, a pesar de que estos hechos y profecías aparezcan, Dios es capaz de cegarlo y no podrá conocerlo. ¿Posee Satanás una capacidad inmensa? Al mirarlo de esta manera, no la tiene. Si se trata de un acto tan significativo como la encarnación de Dios, ya sea en el mundo humano, en el mundo material o en el reino espiritual, ¿no debería haber señales de ello? Si se analizaran todas estas señales en conjunto, sería fácil ver el acto que Dios planeaba llevar a cabo. Ahora, ¿por qué Satanás no lo sabe? ¿Por qué la nación del gran dragón rojo, después de que Dios obrara tantos años en ella, no comprende la importancia de este acto que Dios ha llevado a cabo? Cuando se dé cuenta, este acto ya se habrá consumado; Satanás no podrá interferir en él, y sus resultados y sus frutos ya se habrán precisado. Para entonces, ¿no será un poco tarde para que Satanás descubra la verdad? ¿No se cumple aquí el dicho “Satanás siempre será un enemigo derrotado en manos de Dios”? Así es. Los anticristos creen erróneamente que, mientras las palabras de Dios no concuerden con las nociones ni las preferencias humanas, pueden negarlas y que Dios deja de ser Dios. Piensan que la encarnación de Dios no puede lograr nada significativo ni convertirse en un hecho. ¿No es esto un grave error? Se han equivocado al juzgar la situación y han caído en su propia trampa. ¿Por qué han caído en su propia trampa? La manera en la que Dios habla y obra para salvar a las personas es precisamente mediante estas palabras poco evidentes que no se ajustan a las nociones humanas ni parecen grandiosas. Es justamente el contenido implícito de estas palabras modestas el que contiene las intenciones de Dios, la verdad, el camino y la vida. Estas palabras son suficientes para salvar a esta humanidad corrupta y cumplir el plan de gestión de Dios. Mientras tanto, aquellos que condenan estas palabras corrientes serán descartados, condenados y, finalmente, castigados. Se equivocan al pensar: “¡No voy a aceptar tus palabras, para mí no tienen ningún valor! Tus palabras no se corresponden con mis nociones, no concuerdan con mis nociones, mis opiniones ni con mi manera de pensar, así que puedo rechazarlas, resistirme a ellas y condenarlas, y, de esta manera, ¡no lograrás nada!”. Están equivocados. Al no aceptar las palabras de Dios, los anticristos caen en su propia trampa; Dios nunca tuvo la intención de que las aceptaran. ¿Por qué? Porque ellos pertenecen a Satanás, a los diablos. De hecho, Dios jamás planeó salvarlos ni transformarlos. Entonces, ¿qué resulta de todo esto al final? Cuando los anticristos niegan, condenan y rechazan Sus palabras, Dios los condena y los desdeña. ¿Cuál es el aprendizaje que debes extraer de esto? Que las palabras de Dios no concuerden con las nociones y las figuraciones humanas no es motivo para no aceptarlas. El hecho de que algunas partes de las palabras de Dios no se ajusten a tus nociones no significa que no sean la verdad, y no justifica que las rechaces. Por el contrario, cuanto menos se correspondan las palabras de Dios con tus nociones, más deberías dejarlas de lado y buscar la verdad. Mientras menos se ajusten las palabras de Dios a tus nociones, más evidente es lo que no tienes, lo que te falta, lo que necesitas reforzar y, especialmente, lo que debes buscar para cambiar y entrar. Esto es lo que debéis entender.
Los anticristos se consideran espléndidos, grandiosos y nobles. En caso de que se dispongan a leer las palabras de Dios, se proponen escoger las declaraciones divinas, las palabras que Dios pronuncia desde el tercer cielo o leer palabras de Dios profundas que a la gente común y corriente le resulta difícil entender y percibir del todo. No desean encontrar la verdad ni una senda de práctica en ellas, sino satisfacer su curiosidad, sus pensamientos vacíos y sus ambiciones y deseos. Por eso, si a tu alrededor ves personas que hacen caso omiso a los fragmentos más conocidos y fáciles de comprender de Sus palabras, a las palabras que Él pronunció desde la óptica de la humanidad, que ni siquiera las cantan cuando les han puesto música, y prefieren mirarlas, escucharlas o leerlas de manera selectiva, se trata de personas que tienen un problema. Quizá algunos pregunten: “¿Qué tipo de problema? ¿Tiene que ver con su forma de pensar o es psicológico?”. Nada de eso; el problema radica en su carácter. ¿Habéis notado que algunas personas, cuando cantan los himnos de las palabras de Dios, no cantan los que se relacionan con verdades sobre la vida cotidiana? ¿Os habéis dado cuenta de que no quieren cantar himnos sobre conocerse a uno mismo, los que ponen al descubierto el carácter corrupto del hombre, las nociones religiosas, los puntos de vista erróneos que se relacionan con la fe en Dios, ni tampoco aquellos en los que Dios les exige a las personas que sean honestas? En especial, no cantan ni una palabra de aquellos himnos que se relacionan con las palabras y el contenido sobre la encarnación de Dios, que dan testimonio de la humildad y la ocultación de Dios, que alaban y dan testimonio del Dios encarnado; en cuanto alguien más comienza a cantarlos, sienten repulsión. Sin embargo, cuando cantan sobre dar testimonio y alabar al Dios en el cielo y al Espíritu de Dios, sobre testimoniar Su carácter justo, Su trascendencia, Sus obras, Sus decretos administrativos y Su ira, cantan con gran entusiasmo e incluso revelan una expresión imposible de describir. Al cantar tales himnos, se tornan grotescos; sus rasgos faciales se contorsionan y su semblante maligno sale a la superficie. Cuando cantan sobre el carácter justo y majestuoso de Dios, golpean la mesa, patalean y llegan a enfurecerse; si se refieren a que Dios desata Su ira y le provoca enormes desgracias a la humanidad, cantan con los dientes apretados y su cara se les enrojece y se hincha. ¿Acaso no está su espíritu en problemas? Por ejemplo, Dios dice: “Cuando desate Mi inmensa ira, las naciones temblarán”; una vez que se ajusta este enunciado a una melodía, cambia de la primera persona a la tercera y se convierte en: “Cuando Dios desate Su inmensa ira, las naciones temblarán”. De acuerdo con un pensamiento normal, se consideran palabras de Dios y que esto implica comprender el carácter de Dios a través de estas canciones que citan Sus palabras, así como comprender el carácter de Dios, Su mentalidad y el contexto de Su discurso desde una perspectiva humana y en tercera persona. De esta manera razona y reacciona la humanidad normal. Así y todo, ¿cómo las cantan los anticristos? No cambian la tercera persona, pero su mentalidad es diferente a la de las personas normales. Cuando las personas normales cantan “Dios”, piensan: “Estas son las obras de Dios, las palabras de Dios, y esto es lo que Dios dice”. Pero ¿qué pasa cuando las cantan los anticristos? Su enfoque es: “Esto es lo que yo he hecho, lo que yo he dicho, la ira que desataré, el carácter que yo revelaré”. ¿Acaso no es diferente? Aunque no se atreven a cantar abiertamente “Cuando desate Mi inmensa ira, las naciones temblarán” frente a todos, en sus corazones lo cantan de esa manera. Como creen que son ellos quienes desatan la ira y provocan que las naciones tiemblen, cantan estas palabras con genuina emoción. ¿No indica esto que tienen un problema en su interior? Desde el principio hasta el final, el motivo por el que los anticristos no reconocen a Dios es porque quieren ser Dios. Desean establecerse a sí mismos y paralelamente niegan a Dios y hacen que las personas crean que ellos son Dios y que los reconozcan como el Dios de la humanidad. Es justamente así. Por lo tanto, al leer un pasaje en el que Dios habla en Su divinidad, las personas que poseen la razón de la humanidad normal lo comprenden y lo leen-oran desde el enfoque de la tercera persona y reflexionan sobre las intenciones de Dios. No obstante, los anticristos son diferentes. Cuando cantan o leen estas palabras, sienten la necesidad de expresar ese carácter, y de vivir ellos mismos en ese carácter y en esa esencia. Su objetivo es reemplazar a Dios, y tratan de imitar el tono, la manera, la dicción y el carácter que Dios manifiesta en Sus declaraciones, el tono de Su discurso, todas Sus expresiones y las actitudes que Él revela. Son auténticos anticristos. Como no pueden hablar como Dios lo hace ni pueden expresar Su carácter y no son capaces de imitarlo, cuando Dios habla en Su divinidad, por fin perciben que tienen la oportunidad de imitar a Dios e intentan ser Él. Las declaraciones que Dios realiza desde la perspectiva de Su divinidad les proporcionan pistas y dirección, y les permiten conocer la manera en la que Dios habla, así como el tono, los modos, el enfoque y la entonación que utiliza para dirigirse al hombre. Este es uno de los objetivos al valorar y venerar las palabras que Dios pronuncia en Su divinidad. Por eso, a menudo es posible ver que, en la vida diaria, cuando algunas personas pretenden darles lecciones a otras, imitan el tono de Dios con el pretexto de que la obra de Su casa o la vida de los hermanos y hermanas están bajo su responsabilidad. Para sermonear, condenar, podar y exponer a las personas, incluso citan las palabras de Dios textualmente. Al examinar la raíz y el contexto de muchos hechos, el propósito que subyace en sus acciones no nace de una lealtad genuina, de un sentido de rectitud ni de responsabilidad. En cambio, intentan llevar a cabo la obra de Dios desde Su lugar y Su óptica y aspiran a reemplazarlo. Algunos dicen: “Nunca dijeron que querían reemplazar a Dios”. No es necesario que lo digan; basta con observar la esencia, la raíz y la motivación de sus acciones para concluir que esto refleja la perturbación y los métodos de un anticristo. Más allá de la manifestación, del deseo de ser Dios y de las intenciones que de una forma u otra se alberguen, ¿se ajusta esto a lo que una persona con la razón propia de la humanidad normal debería hacer? (No). ¿Es posible determinar que son anticristos basándonos solo en eso? (Sí). Solo con ese punto es suficiente. No importa cuán grande sea tu estatura; si siempre quieres ser Dios y lo imitas de manera imprudente, les exiges a los demás que te consideren y te traten como a Dios, tales acciones, comportamientos y actitudes constituyen la esencia de un anticristo. Este punto, por sí solo, es suficiente para afirmar que alguien es un anticristo. No se trata solo del carácter ni de un vestigio del comportamiento de un anticristo, sino de una manifestación de que su esencia es la de un anticristo.
Decidme, según su naturaleza, ¿qué es más grave, querer ser Dios o tener ambiciones y deseos de buscar estatus constantemente? (Querer ser Dios). Cuando las personas tienen ambiciones, un carácter arrogante y les gusta reafirmar su estatus y, a veces, disfrutar de los beneficios que este estatus conlleva y atesorarlo, se trata de un carácter corrupto que puede cambiar. Sin embargo, el hecho que alguien quiera ser Dios e imite Su tono de voz, Su forma de hablar e incluso cite Sus palabras textualmente y las recite de memoria con el objetivo de que otros piensen por error que puede hablar y actuar como Dios, y que su tono y su manera de hablar son muy similares a los de Él, puede provocar que, en última instancia, los demás crean equivocadamente que es Dios o casi igual a Él y que incluso algunos lo traten como tal, y esto resulta muy problemático. Es un asunto incurable, una enfermedad irremediable. ¿Es querer ser Dios un asunto trivial? La esencia de Dios determina Su identidad. La carne en la que Dios se ha encarnado no obtiene la esencia y el carácter mediante Su esfuerzo personal, ni los cultivan la sociedad, las naciones, la humanidad ni ningún individuo, ni siquiera Dios mismo. Por el contrario, Dios posee la esencia de Dios de forma innata. No necesita la ayuda ni la cooperación del hombre, ni cambios ambientales ni temporales. Dios tiene Su identidad como Dios, por lo que Su esencia ha sido predeterminada hace mucho tiempo y es algo innato. Su capacidad para expresar la verdad no es algo que haya aprendido de los humanos, ni tampoco es algo que ellos hayan cultivado. Los anticristos no logran percibir este asunto en su totalidad. Creen neciamente que, si son capaces de imitar el tono y la manera de hablar de Dios de forma tan adecuada que las personas los consideren más semejantes a Dios, serán aptos para serlo. Además, creen que, al pronunciar algunas de las supuestas “palabras de Dios” vacías, poco prácticas e incomprensibles y que desconciertan y confunden a las personas, es posible que los consideren Dios y que tengan la oportunidad de convertirse en Él. ¿No es esto un asunto peligroso?
En los corazones de los anticristos, el deseo y la ambición de convertirse en Dios siempre están activos. A pesar de que rechazan y condenan las palabras de Dios, imitan Su tono al hablar. ¡Qué acto más despreciable, perverso, desvergonzado y vil! El deseo de ser Dios los obsesiona y los desquicia. ¿No es repugnante? (Sí). ¿Alguno de vosotros alberga el deseo de ser Dios? ¡Quienquiera que desee ser Dios será condenado! ¡Todo aquel que desee ser Dios perecerá! No exagero ni intento asustarte, es un hecho. ¿No lo crees? Haz la prueba. Piensa de esa manera, y luego ponlo en práctica, observa si puedes soportarlo en tu interior y analiza qué sientes por dentro. Si internamente estas acciones te provocan agrado, orgullo y satisfacción, no eres una buena persona y estás en peligro. Pero si actuar de esa manera te provoca culpa, te remuerde la conciencia y hace que te avergüence demasiado enfrentar a otras personas o a Dios, tienes algo de la conciencia y la racionalidad de una humanidad normal. Muchas personas aspiran a ser Dios. No comprenden qué es la encarnación de Dios ni conocen el tono y la manera de hablar de Dios ni captan esta información, aunque puede que les interese la idea y tengan ambiciones y proyectos, pero al no saber cómo proceder, no se atreven a actuar imprudentemente. En el mejor de los casos, fingen ser espirituales, personas a las que se salva, santas o dignas de salvación. Sin embargo, una vez que adquieren cierta información sobre Dios, sus ambiciones comienzan a brotar y ellos comienzan a actuar. ¿Qué hacen? Manifiestan con claridad que leen una mayor cantidad de aquellas palabras que Dios pronuncia, que resultan profundas e insondables. En estas palabras, se familiarizan con el enfoque, la manera, el tono y la dicción del discurso de Dios, y luego intentan imitarlo estudiándolo en profundidad. Cuanto más las conocen, mejor, hasta el punto en que pueden percibir el tono y la manera en la que Dios habla, incluso con los ojos cerrados. Las memorizan con ahínco y, al mismo tiempo, las practican y las ensayan frente a otras personas e imitan tal estilo, manera, tono y dicción en su discurso y, a continuación, experimentan intensamente si actuar y hablar de esta manera les da la sensación de ser Dios. A medida que se acostumbran y adquieren más habilidad mediante la práctica, se ubican inconscientemente en el lugar de Dios. De repente, un día, alguien dice: “El sentimiento y el tono de su discurso parecen cercanos a los de Dios. Hablar con ellos es como estar con Él; sus palabras tienen el sabor del discurso de Dios”. Después de escuchar tales comentarios accidentalmente, su corazón se llena de una satisfacción inmensa, sienten que finalmente han logrado su deseo, que por fin se han convertido en Dios. ¿No están acabados ahora? ¿Por qué elegir el camino de la destrucción cuando hay otros por recorrer? ¿No es esto buscar la muerte? Si albergar tales pensamientos es peligroso, llevarlos a la acción lo es aún más. Si sus acciones se salen de control y siguen esa dirección hasta el final, decididos a triunfar en ello y hacerlo realidad, sufren de la destrucción total. Algunos anticristos de veras trabajan y se esfuerzan en esa dirección. ¿Habéis visto o habéis interactuado con este tipo de personas? (Cuando estuve en China continental, conocí a alguien que imitaba el tono de voz de Dios y a menudo albergaba el pensamiento de ser Dios. En aquel entonces, dos o tres personas la consideraban Dios, y una incluso se arrodilló y se postró ante ella al verla). No importa hasta qué punto una persona se esfuerza por ser Dios, es un callejón sin salida. ¿Lo habéis desentrañado? Las expresiones y las provisiones de todas las palabras de Dios dirigidas a la humanidad tienen como objetivo ayudar a las personas a entender las intenciones de Dios y, por lo tanto, lograr la salvación. Si las personas creen por error que, dado que Dios ha expresado estos mensajes, deberían extraer de ellos los detalles para convertirse en Dios y, de este modo, perseguir ser Dios, imitarlo y convertirse en Él, todo acabó para ellas. Esta es la senda hacia la destrucción; nunca debes imitar esto. Algunas personas dicen: “No resulta fácil no imitar a dios. Cada vez que lo escucho hablar, pienso en lo digno y grandioso que suena hablar desde la identidad de dios. ¿Por qué suena tan agradable y fascinante? ¿Por qué, cuando él habla, pienso que debe ser tan placentero ser dios? La forma en que se expresa la persona con la identidad de dios suena muy diferente”. Así, sin darse cuenta, comienzan a imitar parte del tono y la dicción de Dios. Aunque, en lo que respecta a sus deseos subjetivos, pueden no querer ser Dios ni convertirse en Él de manera tan explícita, ¿en qué se fundamenta su imitación? ¿En que valoran la verdad y las palabras de Dios? (No). Entonces, ¿de dónde proviene? (La motiva su deseo de ser Dios). Si Yo no tuviera esta identidad ni estatus y dijera estas palabras, ¿alguien me imitaría? Nadie me prestaría atención, nadie me tendría en alta estima. ¿No es cierto? Cuando no tenía esta identidad ni estatus, también hablaba y compartía con la gente. ¿Quién me tomaba en serio en ese entonces? En cuanto veían que era joven, que carecía de cualificaciones y de una educación avanzada y que no tenía ningún estatus social, nadie de Mi iglesia ni de otras, ni ninguna de las personas que realizaban sus deberes e interactuaban conmigo, me tomaba realmente en serio. Aunque hablara de manera apropiada o sincera, nadie prestaba atención. ¿Por qué? Sin identidad ni estatus, careces de presencia. Lo que digas, aunque sea correcto o la verdad, no tiene importancia. Puede que la gente incluso niegue lo que dices y afirme que todo es incorrecto. En esas circunstancias, ¿te imitarían? Si eres una persona de lo más común y corriente, sin identidad ni estatus, ¿quién se tomaría la molestia de imitarte? Según la gente, tal persona carece de presencia y no es digna de admiración. Eres afortunado si no te intimidan. ¿Qué necesidad habría de imitarte? ¿Te imitarían solo para que los demás los menosprecien, los acosen y los discriminen? ¿A quién imita la gente? A aquellos que, a su parecer, tienen presencia y distinción, a quienes poseen estatus e identidad. La gente imita a estas personas. ¿Por qué, una vez que alguien adquiere cierta identidad y estatus, a ojos de los demás parece distinto cuando no dice nada diferente? ¿Cómo es que de golpe parece tener presencia y se merece que lo imiten? ¿Qué es lo que la gente imita en realidad? Lo que aceptan, imitan y adoran no es la verdad ni las cosas positivas, sino más bien la grandeza exterior y un estatus aparente. ¿No es así? Si no tuviera identidad ni estatus, sin importar cuánto hablara conforme a la verdad ni la cantidad de palabras espirituales que dijera, ¿os llegarían tales palabras? No. A nadie le importaría. Pero ahora que tengo identidad y estatus, muchas personas imitan algunas de las palabras que digo a menudo, Mis frases informales, Mi dicción, así como la forma y estilo con el que me expreso. Me repugna escucharlo. ¿Hasta qué punto me repugna? Cuando lo escucho, me dan ganas de vomitar. Todo aquel que me imita me indigna y me da asco, ¡incluso hasta el punto de condenarlo! ¿Qué intenciones y objetivos esconden aquellos que imitan tales cosas? Imitar el tono del discurso de Dios, experimentar lo que se siente ser Dios. ¿No es cierto? Desean estatus, quieren hablar desde una posición de estatus, expresarse y actuar con el tono y de la manera en que lo hace alguien que posee identidad y estatus, y parecer que ellos también tienen estatus, identidad y valor; ¿acaso no es más que eso? Si imitas a una persona corriente, no representa un problema importante; a lo sumo, se trata de un carácter arrogante. Pero si imitas el tono y la manera en que Dios habla, es ahí donde comienzan los problemas. Déjame decirte que te meterás en problemas.
En las palabras de Dios hay una frase que dice lo siguiente: Dios es un Dios que aborrece el mal. ¿A qué se refiere “aborrecer el mal”? La identidad y el estatus de Dios son únicos. Su santidad, justicia, autoridad y amor son atributos que ningún ser creado o no creado posee. Intentar imitarlos es una blasfemia. Dado que no posees tales atributos, ¿qué te propones al imitarlos? Ya que no los tienes, ¿por qué querrías ser Dios? Al imitar, ¿acaso no albergas la intención de ser Dios o de convertirte en Él? ¿O lo haces porque adoras a Dios, porque envidias Su belleza y esencia? Nada de eso. Careces de la calidad humana y la estatura necesarios para ello. Solo buscas satisfacer tu deseo de ser Dios, de ganar la admiración y el respeto de las personas, y de ser tratado entre la gente como tal. ¿No es esto vergonzoso? ¡Es absolutamente bochornoso! Imitar, por sí solo, es repugnante, y aspirar a ser Dios no solo es asqueroso, sino que es condenable. Por lo tanto, hoy os digo solemnemente que, más allá de lo que haya dicho, de lo que haya hecho, de lo que diga o haga que despierte veneración, envidia o celos en vuestro corazón, hay algo que debéis recordar: nunca me imitéis. Debes desprenderte de la intención de imitar, debes rebelarte contra la mentalidad de imitar y evitar ofender el carácter de Dios. ¡Es un asunto muy serio! Dios detesta a aquel ser humano corrupto que trata el tono del discurso de Dios, Su manera de hablar y Su carácter como asuntos insignificantes de los que se habla de la boca para afuera, que los manipula y juega con ellos a su antojo. Si lo haces, ofendes el carácter de Dios. ¡Nunca lo hagas! Aunque no te oiga imitar la manera de hablar y el tono del Dios encarnado, el mero hecho de saber que tienes tal carácter y pensamientos me provoca un profundo asco. Si imitas el tono del Espíritu de Dios con la intención de dirigirte a toda la humanidad o al público, ¿no buscas la muerte? Todo el mundo debe estar atento a esto; ¡no lo hagas jamás! Algunas personas solían preguntar: “¿Qué significa ofender el carácter de Dios?”. Hoy te diré lo siguiente: imitar el tono y la manera de hablar de Dios, así como una serie de asuntos relacionados con Su identidad y Su estatus, ya sean externos o internos, constituye una ofensa contra el carácter de Dios. Debéis tenerlo siempre presente. ¡Nunca cometáis esta ofensa! Si lo hacéis, pero sois capaces de enmendaros, rebelaros contra ello y transformaros inmediatamente, entonces aún hay esperanza. Sin embargo, si persistes en transitar esa senda, se te calificará de anticristo y, permíteme que te diga la verdad, a los ojos de Dios, ya no habrá vuelta atrás. Estarás completamente perdido. Recuerda, Dios es un Dios que aborrece el mal. Debes tratar cada aspecto que se relacione con la identidad y la esencia de Dios con el máximo cuidado y no debes tomarlo a la ligera. Que la boca de un humano corrupto exprese el tono y la manera de hablar de Dios representa una gran afrenta y una blasfemia contra Dios y es algo que Él no puede tolerar de ninguna manera. Los seres humanos jamás deben cometer esta ofensa en ninguna circunstancia. ¿Lo entiendes? Si la cometes, ¡morirás! Si no me escuchas ni me crees, inténtalo, y cuando causes tu propia ruina, no podrás decir que no te avisé.
15 de agosto de 2020