Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación

Independientemente de la cantidad de tiempo que crean en Dios, aquellos que no poseen un corazón temeroso de Dios jamás cambiarán. Solo aquellos que temen a Dios pueden obtener la obra del Espíritu Santo y tomar la senda de la salvación. ¡Es crucial que el hombre tenga un corazón temeroso de Dios! ¿Por qué algunas personas nunca llegan a conocerse a sí mismas? Porque no tienen corazones temerosos de Dios. ¿Por qué algunas jamás pueden obtener la obra del Espíritu Santo? Porque no tienen corazones temerosos de Dios. Solo aquellos que tienen corazones temerosos de Dios son capaces de reflexionar a menudo sobre sí mismos y llegan así a conocerse; siempre tienen miedo de cometer errores o de tomar el camino equivocado. Cuando les suceden cosas que les exigen hacer elecciones, prefieren ofender al hombre antes que ofender a Dios y prefieren sufrir la persecución a distanciarse de Él o traicionarlo. Job era un hombre que temía a Dios y evitaba el mal, y recibió la aprobación de Dios.

Por tanto, ¿dónde debe empezar tu experiencia si quieres alcanzar la salvación a través de tu fe en Dios? Debes empezar por aceptar el juicio y castigo de Dios, lograr conocerte verdaderamente a ti mismo y arrepentirte de manera genuina, es decir, tomar la senda de la salvación. No es fácil que las personas se conozcan a sí mismas y les es aún más difícil conocer su propio carácter y esencia corruptos, saber lo pequeñas e insignificantes que son ante Dios, ante el Creador. Si no pueden conocer su propio carácter o esencia corruptos, ¿sabrán entonces qué tipo de relación tienen con Dios, su medida ante Dios o si Dios las quiere? (No). Entonces, ¿qué han obtenido después de todos estos años de fe en Dios? ¿Han obtenido la verdad? ¿Han entrado en la senda de la salvación? Si después de empezar a creer en Dios, comen y beben Sus palabras, viven una vida de iglesia y cumplen con su deber, ¿equivale eso a tener una relación con Dios? ¿Qué puede hacer una persona, qué debe buscar, qué postura debe adoptar y cómo debe escoger su senda para tener una relación con el Creador? ¿Lo sabéis? No podéis responder. Parece que os falta demasiado, lo que significa que no os centráis en buscar o compartir sobre la verdad con respecto a muchas cosas que no entendéis, por lo que vuestra vida de iglesia carece de detalles y vuestros resultados seguramente no son los mejores. Tenéis en vuestros labios los términos y dichos espirituales que a menudo se dicen cuando se cree en Dios, pero no os los tomáis en serio, ni volvéis a vuestro propio espíritu y calmáis vuestro corazón para pensar: “¿Qué significan estas palabras que Dios ha dicho? ¿Cómo las aplico en mi vida real? ¿Cómo las concreto y las hago realidad? ¿Qué puedo hacer para que estas palabras no se queden en doctrina y teoría, sino que formen parte de mi vida y se conviertan en la dirección en la que camino? ¿Cómo debo comportarme para que las palabras de Dios formen parte de mi vida?”. Si sois capaces de pensar sobre estas cosas, podréis razonar acerca de muchos detalles. Pero en general, nunca meditáis sobre esas cosas, así que, respecto a la mayoría de las verdades de las que se habla habitualmente, te detienes en una comprensión literal. Si la gente se detiene en una comprensión literal, ¿qué podrán los demás ver en ella? La gente predica a menudo sobre teorías, terminología y dichos espirituales, pero en sus vidas no puedes ver realmente que ponga en práctica o experimente las palabras de Dios. Hoy os enfrentáis a un gran problema. ¿De qué problema se trata? Se trata de que, dado que sois capaces de predicar un poco de doctrina, de captar ciertos dichos espirituales y de hablar un poco sobre vuestras experiencias de conocimiento de vosotros mismos, pensáis que comprendéis la verdad, que vuestra fe en Dios ha alcanzado un cierto nivel, que estáis por encima de la mayoría de la gente, pero, de hecho, no habéis entrado en la realidad-verdad, y sin gente que os apoye y os prepare, sin gente que os comunique la verdad y os guíe, os estancaríais y os volveríais disolutos. Sois incapaces de emprender la obra de dar testimonio de Dios, no podéis completar la comisión de Dios y, sin embargo, en vuestro interior, todavía tenéis una elevada opinión de vosotros mismos, pensáis que entendéis más que la mayoría de la gente, pero en realidad carecéis de estatura, no habéis entrado en la realidad-verdad y os habéis vuelto arrogantes simplemente por ser capaces de entender unas pocas palabras y doctrinas. En cuanto las personas entran en este tipo de estado, cuando piensan que ya han obtenido la verdad y se vuelven complacientes, ¿qué clase de peligro corren? Si realmente aparece un falso líder o anticristo charlatán, sin duda se dejarán desorientar y comenzarán a seguirlo. Es peligroso, ¿verdad? Es probable que os volváis arrogantes, santurrones y complacientes, en cuyo caso, ¿no os alejaríais de Dios? ¿No estaríais traicionando a Dios para seguir vuestro propio camino? No tenéis la realidad-verdad y sois incapaces de dar testimonio de Dios; solo podéis dar testimonio y presumir de vosotros mismos, así que ¿acaso no estáis en peligro? Además, si estáis sumidos en esta circunstancia, ¿qué carácter corrupto revelaréis? En primer lugar, revelaréis un carácter arrogante y santurrón; no hace falta decirlo. ¿No os aprovecharéis también de vuestro rango y alardearéis de vuestra antigüedad? ¿No aleccionaréis a la gente desde vuestro púlpito? Si reveláis estas actitudes corruptas, ¿no os detestará Dios? Si alguien es especialmente arrogante y santurrón, y no se examina a sí mismo, ¿no es posible que Dios lo desdeñe? Es realmente muy posible. Por ejemplo, puede que hayáis cumplido con vuestros deberes durante varios años, pero no se ha producido ningún progreso discernible en vuestra entrada en la vida, os limitáis a comprender unas pocas doctrinas superficiales y no tenéis conocimiento real y ni siquiera habéis mostrado un avance digno de mención con respecto al carácter y la esencia de Dios; si esta es vuestra estatura actual, ¿qué es probable que hagáis? ¿Qué clase de corrupción revelaréis? (Arrogancia y vanidad). ¿Vuestra arrogancia y vanidad se intensificarán o permanecerán inmutables? (Se intensificarán). ¿Por qué se intensificarán? (Porque nos creeremos altamente cualificados). ¿Y con base en qué juzgan las personas el nivel de su propia aptitud? En todos los años que lleva en un determinado deber, en toda la experiencia que ha adquirido, ¿no? Y, en tal caso, ¿no empezaréis poco a poco a pensar en términos de antigüedad? Por ejemplo, cierto hermano lleva creyendo muchos años en Dios y mucho tiempo cumpliendo con un deber, por lo que es el más apto para hablar; cierta hermana no lleva mucho aquí y, aunque tiene algo de aptitud, no tiene experiencia en este deber y no hace mucho que cree en Dios, con lo cual es la menos apta para hablar. La persona más apta para hablar piensa para sus adentros: “Dado que tengo antigüedad, eso significa que el cumplimiento de mi deber está a la altura, que mi búsqueda ha alcanzado su punto álgido y que no hay nada por lo que deba esforzarme o en lo que deba entrar. He cumplido bien con este deber, he realizado más o menos este trabajo, Dios debería estar satisfecho”. Y, así, comienza a volverse complaciente. ¿Indica esto que ha entrado en la realidad-verdad? Han dejado de progresar. No han ganado todavía ni la verdad ni la vida y, sin embargo, se creen muy aptos y hablan en términos de antigüedad y esperan la recompensa de Dios. ¿No están revelando un carácter arrogante? Cuando las personas no están “altamente cualificadas” saben ser cautas, se recuerdan a sí mismas que no deben cometer errores. Una vez que se creen altamente cualificadas, se vuelven arrogantes y empiezan a tener una elevada opinión de sí mismas, y es probable que se vuelvan complacientes. En esas ocasiones, ¿acaso no es probable que le pidan a Dios recompensas y una corona, como hizo Pablo? (Sí). ¿Cuál es la relación entre el hombre y Dios? No es la misma que existe entre el Creador y los seres creados. No es más que una relación transaccional. Y cuando se da este caso, las personas no tienen relación con Dios y es probable que Él esconda Su rostro de ellos, lo cual es una peligrosa señal.

Algunas personas dan de lado a Dios y ellas mismas controlan al pueblo escogido de Dios y, así, transforman el entorno en el que la gente cumple con su deber en un reino independiente de anticristos; transforman las iglesias que sirven a Dios y le rinden culto en organizaciones religiosas. ¿Han entrado estas personas en la verdad y la vida? ¿Siguen a Dios, le sirven o dan testimonio de Él? De ninguna manera. ¿Cumplen con su deber? (No). Entonces, ¿qué hacen? ¿Acaso no participan en las operaciones y empresas del hombre? No importa cuánto te involucres en las operaciones y empresas del hombre, si Dios no está en tu corazón, y si no persigues la verdad, ¿no significa eso que no tienes relación con Dios? ¿No es algo terrible? Cuando alguien cree en Dios y lo sigue, lo que más hay que temer es que se aparte de las palabras de Dios y de la verdad para dedicarse a operaciones y empresas humanas. Hacerlo es desviarse y tomar la propia senda. Digamos, por ejemplo, que una iglesia elige a un líder. Este líder solo sabe predicar palabras y doctrinas, y se centra únicamente en su propio prestigio y estatus. No realiza ninguna obra práctica. Sin embargo, vosotros le oís predicar las palabras y doctrinas adecuadamente y de acuerdo con la verdad, y todo lo que dice es correcto, por lo que lo admiráis mucho y sentís que es un buen líder. Le hacéis caso en todo y, finalmente, lo seguís y lo obedecéis por completo. ¿No estáis siendo desorientados y controlados por un falso líder? ¿Y no se ha convertido esa iglesia en un grupo religioso con un falso líder a la cabeza? Puede parecer que los miembros de un grupo religioso con un falso líder a la cabeza cumplen con sus deberes, pero ¿realmente es así? ¿De veras sirven a Dios? (No). Si esas personas no sirven a Dios ni cumplen con sus deberes, ¿tienen una relación con Dios? ¿Cree una banda que no tiene relación con Dios en Él? Decidme, ¿tienen los seguidores de un falso líder o aquellos bajo el control de un anticristo la obra del Espíritu Santo? Desde luego que no. ¿Y por qué no? Porque se han desviado de las palabras de Dios, y no se someten ni lo adoran, sino que les hacen caso a falsos pastores y anticristos. Dios los desdeña y deja de obrar en ellos. Se han desviado de las palabras de Dios, Él los ha desdeñado y han perdido la obra del Espíritu Santo. Entonces, ¿puede Dios salvarlos? (No). No puede, y eso es un problema. De ahí que, por muchas personas que haya en una iglesia desempeñando sus deberes, su posibilidad de salvarse depende fundamentalmente de si realmente siguen a Cristo o a una persona, de si realmente experimentan la obra de Dios y persiguen la verdad o se dedican a actividades religiosas, a operaciones y empresas humanas. Está condicionada sobre todo por su capacidad para aceptar, perseguir y buscar la verdad a fin de resolver los problemas que descubren. Esto es absolutamente crucial. Lo que la gente busca realmente y la senda por la que va, si realmente acepta la verdad o la abandona, si se somete a Dios o se resiste a Él… Dios escruta constantemente todas estas cosas. Dios observa a cada iglesia y cada persona. Da igual cuántas personas haya cumpliendo un deber o siguiendo a Dios en una iglesia; en el momento en que se apartan de Sus palabras, en el momento que pierden la obra del Espíritu Santo dejan de experimentar la obra de Dios y, así, ellas y el deber que cumplen no tienen ninguna conexión ni forman parte de la obra de Dios, en cuyo caso esta iglesia se ha convertido en un grupo religioso. Decidme, ¿qué consecuencias tiene que una iglesia se convierta en un grupo religioso? ¿No diríais que estas personas están en grave peligro? Nunca buscan la verdad cuando se enfrentan a los problemas y no actúan según los principios-verdad, sino que están sujetas a las disposiciones y manipulaciones de los seres humanos. Incluso hay muchos que, durante el cumplimiento de su deber, nunca oran ni buscan los principios-verdad; se limitan a preguntarles a otros y a hacer lo que les dicen, a actuar según las indicaciones de los demás. Lo que sea que les indiquen los demás que hagan, ellos lo hacen. Creen que orar a Dios acerca de sus problemas y buscar la verdad resulta vago y difícil, así que buscan una solución simple y fácil. Suponen que confiar en los demás y hacer lo que les dicen es fácil y más práctico, así que simplemente hacen lo que dicen los demás, preguntan a otros y hacen todo lo que les dicen. A consecuencia de ello, a pesar de llevar creyendo muchos años, al enfrentarse a un problema ni una sola vez se han presentado ante Dios, orando y buscando Sus deseos y la verdad, para luego alcanzar una comprensión de la verdad y actuar y comportarse de acuerdo con las intenciones de Dios; jamás han tenido tal experiencia. ¿Practican realmente esas personas la fe en Dios? Me pregunto por qué algunas personas, una vez que entran en un grupo religioso, son tan propensas a pasar de creer en Dios a creer en una persona, de seguir a Dios a seguir a una persona. ¿Por qué cambian tan deprisa? ¿Por qué, tras haber creído en Dios durante muchos años, todavía le prestan atención y la siguen en todo? Tantos años de fe y, sin embargo, nunca ha habido realmente un lugar para Dios en sus corazones. En todo lo que hacen, nada tiene que ver con Dios ni con Sus palabras. Su discurso, sus acciones, su vida, su trato con los demás, su manera de ocuparse de los asuntos, incluso al cumplir con su deber y servir a Dios, todos sus actos y hechos, todos sus comportamientos e incluso cada pensamiento e idea que brota de ellos, nada de eso tiene que ver con creer en Dios o en Sus palabras. ¿Es un verdadero creyente? ¿Puede el número de años que uno ha creído en Dios determinar la estatura de esa persona? ¿Puede probar si su relación con Dios es normal? En absoluto. A fin de determinar si una persona cree sinceramente en Él, es fundamental analizar si puede aceptar las palabras de Dios en su corazón y si es capaz de vivir entre Sus palabras y experimentar Su obra.

Piensa en lo siguiente: cuando crees en Dios, si solo participas en rituales religiosos y guardas algunos preceptos; si te limitas a moverte por inercia mientras cumples con tu deber y actúas, sin enfocarte en los principios-verdad; si solo hablas de palabras y doctrinas mientras compartes la verdad, pero no tienes conocimiento práctico; si las palabras de tu enseñanza son superficiales mientras difundes el evangelio y das testimonio; si solo expresas palabras y doctrinas espirituales para proveer y apoyar a la gente, ¿puedes lograr resultados? Si mientras crees en Dios solo buscas una espiritualidad aparente, ¿es la fe que manifiestas una experiencia de la obra de Dios? ¿Puedes obtener la verdad mientras realizas tu deber de esta manera? ¿Es esta la verdadera fe en Dios? (No). ¿Cuál es entonces? Puede que hayáis seguido a Dios durante muchos años, leído muchas de Sus palabras, escuchado no pocos sermones y comprendido muchas doctrinas y, por supuesto, algunos de vosotros habéis entrado parcialmente en la realidad-verdad, pero ¿os atreveríais a decir que ya habéis alcanzado la estatura de la salvación? ¿Podéis estar seguros de que no volveréis a ser desorientados y capturados por Satanás? ¿Podéis estar seguros de que no volveréis a adorar y seguir al hombre? ¿Podéis asegurar que seguiréis a Dios hasta el final del camino, que no retrocederéis en absoluto, que no os limitaréis a creer en un Dios celestial y vago, como hacen las personas religiosas, en lugar de seguir al Dios práctico? Puede que sigáis al Dios encarnado, pero ¿perseguís la verdad? ¿Sois capaces de alcanzar la auténtica sumisión y de conocerlo verdaderamente? ¿No corréis aún el peligro de traicionar a Dios? Deberíais pensar sobre todas estas cosas. En la actualidad, ¿cuáles de vuestras creencias, puntos de vista y estados son iguales o similares a los de los creyentes en el cristianismo? ¿En qué compartís el mismo estado? Si alguien que cree en Dios se atiene a la verdad como si fuera un conjunto de preceptos, ¿no es probable que su fe se convierta en participación en un ritual religioso? (Sí). Observar rituales religiosos no difiere realmente del cristianismo; quienes lo hacen han avanzado y progresado más en términos de enseñanza y teoría, y su fe ha crecido y se ha desarrollado un poco más. Eso es todo. Si creer en Dios se convierte en una creencia religiosa, en un estudio de teología, en un conjunto de preceptos o rituales, ¿no se ha convertido entonces en cristianismo? Hay una diferencia entre las enseñanzas nuevas y las antiguas, pero si lo único que haces es comprender la verdad como doctrina, y no sabes cómo practicar la verdad, y mucho menos cómo experimentar la obra de Dios, y si, por muchos años que creas en Dios, por muchas dificultades que pases, por muchos buenos comportamientos que tengas, lo que tienes no es, sin embargo, una comprensión auténtica de la verdad, y no has ganado la verdad ni has entrado en la realidad-verdad, entonces ¿acaso tu modo de creer no es el del cristianismo? ¿No es esa la esencia del cristianismo? (Sí). Entonces, ¿qué ideas o estados tenéis en vuestras acciones o en el cumplimiento de vuestro deber que sean similares o iguales a los de los cristianos? (Nos atenemos a los preceptos y nos equipamos con palabras y doctrinas). Adhesión a los preceptos, predicar palabras y doctrinas, considerar la verdad como palabras y doctrinas, ¿qué más? (Nos centramos en hacer el trabajo, no en la entrada en la vida). Os centráis solo en esforzaros, no en ganar la vida ni en entrar en la realidad-verdad, ¿qué más? (Nos centramos en la apariencia de espiritualidad y buen comportamiento). Ya habéis dicho bastante, así que lo resumo: buscar un supuesto buen comportamiento y esforzarse mucho por envolverse en un barniz de espiritualidad y hacer cosas que la gente considera correctas en sus nociones y figuraciones, cosas que la gente tiende a respaldar, es buscar una falsa espiritualidad. Tal persona es un hipócrita que se sube a su pedestal para predicar palabras y doctrinas, que les enseña a otros cómo hacer buenas obras y a ser buenas personas, que se hace pasar por una persona espiritual. Sin embargo, en su trato con los demás, en el manejo de los asuntos y en el cumplimiento de su deber, nunca busca la verdad, sino que vive según actitudes satánicas. En todo lo que le sucede, se guía por su propia voluntad, dejando a Dios de lado. Nunca actúa según los principios-verdad; se limita a atenerse a los preceptos. No entiende en absoluto la verdad ni las intenciones de Dios, ni las normas de Sus exigencias para el hombre ni lo que Él logrará salvando al hombre. Nunca investiga a fondo estos detalles sobre la verdad ni pregunta por ellos. Todo lo que revelan estos dichos y comportamientos del hombre es materia de hipocresía. Después de haber observado los verdaderos estados en los corazones de tales personas junto con su comportamiento visible, uno puede estar seguro de que no poseen la realidad-verdad en absoluto, que de hecho son fariseos hipócritas, que son incrédulos. Si alguien cree en Dios, pero no persigue la verdad, ¿posee fe verdadera? (No). ¿Puede alguien que cree en Dios durante tantos años, pero que no acepta la verdad en absoluto, llegar a temer a Dios y evitar el mal? (No). No puede. ¿Cuál es, entonces, la naturaleza del comportamiento visible de tales personas? ¿Qué tipo de senda pueden seguir? (La senda de los fariseos). ¿Con qué pasan sus días equipándose? ¿Acaso no es con palabras y doctrinas? Pasan sus días armándose, revistiéndose con palabras y doctrinas para parecerse más a los fariseos, para ser más espirituales, más parecidos a personas que sirven a Dios. Entonces, ¿cuál es la naturaleza de todas estas obras? ¿Es adorar a Dios? ¿Es esa la auténtica fe en Él? (No, no lo es). Entonces, ¿qué están haciendo? Están engañando a Dios; sólo están siguiendo los pasos de un proceso. Están agitando la bandera de la fe y realizando ritos religiosos, tratando de engañar a Dios para lograr su objetivo de ser bendecidos. Estas personas no adoran a Dios en absoluto. Al final, ese grupo de personas terminará igual que quienes están dentro de las capillas que supuestamente sirven a Dios, creen en Él y lo siguen.

¿Cuál es la diferencia entre los escribas y los fariseos que creían en Dios en la Era de la Ley y los pastores, ancianos, padres y obispos de las capillas cristianas y católicas modernas? Es decir, ¿cuál es la diferencia entre creer en Jehová y creer en Jesús? Aparte del nombre en el que creen, ¿cuál es la diferencia? ¿A qué se atenían aquellos que creían en Jehová? ¿Cuál era su método de fe? (Observaban la ley y los mandamientos). ¿Comprendían la obra del Espíritu Santo? ¿Comprendían la senda de cargar con la propia cruz? (No). ¿Sabían que Dios es la verdad, el camino y la vida? ¿Tenían tal concepto? ¿Conocían los mensajes que aquellos que creen en Jesús han oído? (No). ¿Qué opinan los que creen en Jesús de ellos? (Que eran retrógrados, conservadores y que no estaban al corriente de la obra del Espíritu Santo). Lo primordial es que no pudieron estar al día con respecto a los pasos de la obra de Dios. Dios dijo que vendría el Mesías, y cuando Él vino en la carne se llamó Jesucristo. No lo aceptaron, así que se resistieron a Él con terquedad. No reconocieron que el Señor Jesús era Dios encarnado, y Lo crucificaron. Se quedaron atrás, y fueron descartados en la Era de la Gracia. No conocieron los mensajes de la Era de la Gracia, como la redención, la salvación de la cruz y el arrepentimiento. ¿No se trata eso de una diferencia? (Lo es). Entonces, ¿de qué hablan los de la Era de la Gracia? ¿Cuál es la diferencia entre ellos y los creyentes de la Era de la Ley? ¿Qué más saben? En primer lugar, en cuanto a la lectura de la Biblia, leen el Antiguo y el Nuevo Testamento; con respecto al nombre del Dios en el que creen, ya no se refieren a Dios solo como Jehová, sino que lo llaman principalmente Jesucristo. ¿Qué practican? La confesión y el arrepentimiento, la longanimidad y la humildad; son afectuosos, observan los mandamientos, cargan con su cruz, recorren la senda del sufrimiento de la cruz y esperan ascender al cielo después de la muerte. En muchos aspectos, son diferentes de los que creían en Dios en la Era de la Ley. Hablan de la obra del Espíritu Santo y de que el Espíritu Santo los llena y los guía; hablan de oración, de actuar en el nombre del Señor Jesús y de difundir el evangelio. Las cosas de las que hablan difieren totalmente de las de la Era de la Ley, pero al final, reciben la misma conclusión de Dios que la gente de la fe judía: ellos también pertenecen a un grupo religioso. ¿Qué significa esto? Aquellos fariseos judíos, sumos sacerdotes y escribas de la Era de la Ley creían en Dios nominalmente, pero le dieron la espalda a Su camino, e incluso crucificaron al Dios encarnado. Entonces, ¿podría su fe haber obtenido la aprobación de Dios? (No). Dios ya los había señalado como personas de fe judía, como miembros de un grupo religioso. Y Dios también considera a los que hoy creen en Jesús como miembros de un grupo religioso, en el sentido de que no los reconoce como miembros de Su iglesia o como Sus creyentes. ¿Por qué Dios condenaría así al mundo religioso? Porque todos los miembros de grupos religiosos, especialmente los líderes de alto nivel de varias denominaciones, no poseen un corazón temeroso de Dios ni siguen Su voluntad. Todos son incrédulos. No creen en la encarnación, y mucho menos aceptan la verdad. Nunca buscan, indagan, examinan ni aceptan la obra de Dios en los últimos días ni las verdades que Él expresa, sino que directamente condenan y blasfeman la obra de la encarnación de Dios en los últimos días. En esto se ve claramente que, aunque puede que crean nominalmente en Dios, Él no los reconoce como Sus creyentes, sino que los considera unos malhechores, y asegura que nada de lo que hacen tiene la menor relación con Su obra de salvación, que son no creyentes ajenos a Sus palabras. Si creéis en Dios como lo hacéis ahora, ¿no llegará el día en que también vosotros seáis reducidos a adeptos religiosos? La fe en Dios desde dentro de la religión no puede llevar a la salvación, ¿por qué es esto así, exactamente? Si no podéis decir por qué es así, eso demuestra que no comprendéis en lo más mínimo ni la verdad ni las intenciones de Dios. Lo más trágico que le puede ocurrir a la fe en Dios es que se reduzca a religión y Dios la descarte. Esto es algo inimaginable para el hombre, y aquellos que no comprenden la verdad nunca podrán entender este asunto con claridad. Decidme, cuando a ojos de Dios una iglesia se ha convertido poco a poco en una religión y se ha transformado en una denominación, a lo largo de los muchos y largos años transcurridos desde su creación, ¿son las personas que la componen objeto de la salvación de Dios? ¿Son miembros de Su familia? (No). No lo son. ¿Qué recorrido hacen estas personas que creen nominalmente en el Dios verdadero y, sin embargo, son consideradas por Él como personas religiosas? Durante su recorrido llevan la bandera de la fe en Dios, pero nunca siguen Su camino; creen en Él, mas no Lo adoran, e incluso Lo abandonan; afirman creer en Dios, pero se resisten a Él; creen nominalmente en el nombre de Dios, en el verdadero Dios y, sin embargo, adoran a Satanás y a los diablos; y participan en operaciones humanas y establecen un reino humano independiente. Ese es el recorrido que hacen. Al observar el camino que recorren, es evidente que son un grupo de incrédulos, una banda de anticristos, un grupo de satanases y diablos que se proponen explícitamente resistirse a Dios y trastornar Su obra. Esa es la esencia del mundo religioso. ¿Tiene algo que ver un grupo de tales personas con el plan de gestión de Dios para la salvación del hombre? (No). Una vez que los creyentes en Dios, por muchos que sean, definen su manera de tener fe en Dios como una denominación o un grupo, entonces Dios también los define a ellos como aquellos a los que no se puede salvar. ¿Por qué digo esto? Un grupo sin la obra o guía de Dios que no se somete a Él ni lo adora en absoluto puede creer nominalmente en Dios, pero es a los sacerdotes y ancianos de la religión a quienes siguen y obedecen, y los sacerdotes y ancianos de la religión son por su esencia satánicos e hipócritas. Por tanto, lo que esas personas siguen y obedecen es a Satanás y a los diablos. En sus corazones, practican la fe en Dios, pero, de hecho, son manipulados por el hombre, están sujetos a las instrumentaciones y el dominio humanos. Así que, en términos esenciales, siguen y obedecen a Satanás y a los diablos, y a las fuerzas del mal que se resisten a Dios y a Sus enemigos. ¿Salvaría Dios a una banda de gente así? (No). ¿Por qué no? Bien, ¿son tales personas capaces de arrepentirse? No, no se van a arrepentir. Se dedican a operaciones y empresas humanas bajo la bandera de la fe en Dios, yendo en contra del plan de gestión de Dios para la salvación del hombre y, finalmente, resultarán siendo desdeñados por Dios. Es imposible que Él las salve; son incapaces de arrepentirse y, como han sido arrastradas por Satanás, Dios se las entrega a este. La posibilidad de que Dios apruebe nuestra fe en Él, ¿está supeditada a la cantidad de años que esta haya perdurado? ¿Depende de la clase de rituales que uno obedece o de los preceptos que uno defiende? ¿Se fija Dios en las prácticas humanas? ¿Se fija en su número? (No). ¿En qué se fija entonces? Cuando Dios ha escogido a un grupo de personas, ¿sobre qué base evalúa si pueden ser salvadas, si Él las salvará? Se basa en si pueden aceptar la verdad, en el camino que recorren. Aunque Dios no le haya dicho al hombre tantas verdades en la Era de la Gracia como ahora, y aunque no fueran tan específicas, Él todavía era capaz de hacer perfecto al hombre, y todavía había personas a las que se podían salvar. Entonces, si las personas de la era actual, que han escuchado tantas verdades y entienden las intenciones de Dios, no pueden seguir Su camino o embarcarse en la senda de la salvación, ¿al final cuál será su desenlace? En definitiva, acabarán como los creyentes en el cristianismo y el judaísmo: al igual que ellos, no podrán salvarse. Este es el carácter justo de Dios. No importa cuántos sermones hayas oído o cuántas verdades hayas entendido; si aún sigues al hombre, si todavía sigues a Satanás y al final no puedes seguir el camino de Dios, ni temerle y evitar el mal, entonces es a tales personas a las que Dios desdeña. Las personas en la religión pueden ser capaces de predicar una gran cantidad de conocimiento bíblico, y pueden entender algo de doctrina espiritual, pero no pueden someterse a la obra de Dios ni practicar y experimentar Sus palabras, y tampoco adorarle realmente ni temerle y evitar el mal. Todos ellos son hipócritas, no personas que se someten realmente a Dios. A ojos de Dios, tales personas se definen como pertenecientes a una denominación, a un grupo humano, a una banda humana, como la morada de Satanás. Colectivamente, son la banda de Satanás, el reino de los anticristos, y Dios los desdeña y rechaza por completo.

Ahora mismo, lo más urgente que debéis hacer es perseguir la verdad. Primero, no puedes demorarte mientras desempeñas tu deber y, por otro lado, debes esforzarte enseguida por entrar en la senda de la salvación, y evitar que Dios te abandone. ¡Qué terrible sería! Esta es vuestra última y fugaz oportunidad mientras Dios realiza Su obra de salvación en los últimos días. Si Dios determina que nunca has seguido Su camino, que nunca le temerás ni evitarás el mal, cuando Él decida abandonarte, entonces ya no te hará reproches ni te disciplinará, ya no te podará, ni tampoco te juzgará ni te castigará; perderá la esperanza en ti por completo. En ese momento, te sentirás totalmente libre. Ya nadie te vigilará. Nadie interferirá en cómo crees en Dios; no habiendo reproches, da igual las cosas malvadas que hagas. No existe reproche ni disciplina si, mientras cumples con tu deber, eres desleal, o buscas solo satisfacer tus propias ambiciones y deseos, o perturbar y trastornar la obra de la iglesia. Incluso si tienes nociones sobre Dios en tu corazón, no hay reproche ni disciplina. Si te resistes o rechazas ser podado, si juzgas a otros a sus espaldas, los socavas, o los seduces para que te apoyen, no existe ni reproche ni disciplina. ¿De qué es señal esto? ¿Es una buena señal? Nadie vela por ti, nadie te poda, y Dios no te hace reproches. Todo parece salir como tú quieres y puedes hacer lo que quieras. Obviamente, esto no es una buena señal. Cuando Dios quiera renunciar a ti, ya no hará reproches, ya no sentirás la disciplina ni el juicio ni el castigo. ¿Qué significa que Dios renuncie a una persona? Que esta persona no tiene un desenlace, que ha perdido su oportunidad de salvación. Cuando Dios se da por vencido con alguien, primero le hace sentir que no hay ningún reproche; pasa los días totalmente complacido consigo mismo y piensa que ha sido bendecido, así que se consiente a sí mismo despreocupadamente, se corrompe, sigue los deseos de su corazón, hace lo que quiere y actúa como le viene en gana. Con independencia de las inmoralidades que se le antoje hacer, no existe reproche ni disciplina, y mucho menos una sensación de malestar o de que no todo va bien. Quien abandona el reproche y la disciplina de Dios bordea el peligro. ¿Qué tipo de senda podría tomar a continuación? Empieza a degenerarse, a corromperse, y a autocomplacerse, y sus malas acciones se vuelven incesantes. Esto es muy problemático. Desde fuera, algunas personas parecen vivir con bastante comodidad, sin preocuparse de nada, pero los que entienden la verdad pueden ver que esa persona está en peligro, que Dios no se interesa por ella; Él la ha abandonado, ¡y ella ni siquiera lo sabe! Los anticristos del mundo religioso se pasan todo el día juzgando las palabras y la obra del Dios encarnado, haciendo muchas cosas malvadas que se oponen a Dios. Incluso si ahora no tienen disciplina ni reproche, es porque Dios ya los ha abandonado, y al final, todos ellos se encontrarán con un gran castigo, del que no escapará ni uno solo. A partir de este asunto, ¿eres capaz de percibir la intención y la actitud de Dios? (Sí). Si no perseguís la verdad mientras ahora seguís a Dios, entonces podríais llegar al mismo punto que ellos, y entonces vosotros estaréis en peligro; sin duda, vuestro desenlace será el mismo que el suyo. Entonces, ¿qué es ahora mismo lo más urgente que la gente debería hacer para evitar hundirse hasta el punto de que Dios la abandone? (Debemos perseguir la verdad y cumplir con nuestro deber correctamente). Aparte de cumplir adecuadamente con vuestro deber, debéis presentaros a menudo ante Dios, comer y beber y meditar acerca de Sus palabras, aceptar Su disciplina y Su guía, y aprender la lección de la sumisión; esto es muy importante. Debes ser capaz de someterte a todos los ambientes, personas, acontecimientos y cosas que Dios ha dispuesto para ti y, cuando se trate de asuntos que no puedas comprender del todo, debes orar con frecuencia mientras buscas la verdad; solo comprendiendo las intenciones de Dios podrás encontrar el camino a seguir. Debes tener un corazón temeroso de Dios. Haz lo que debas con cuidado y cautela, y vive ante Dios con un corazón sumiso a Dios. Preséntate en silencio ante Él a menudo, y no seas disoluto. Por lo menos, cuando te suceda algo, primero guarda silencio, luego corre a orar, y busca llegar a comprender las intenciones de Dios mediante la oración, la búsqueda y la espera. ¿No es esta una actitud de temor a Dios? Si temes y te sometes a Dios de corazón, y eres capaz de guardar silencio ante Él y de captar Sus intenciones, entonces con este tipo de cooperación y práctica, estarás protegido, y no serás tentado ni harás nada que trastorne o perturbe la obra de la iglesia. Busca la verdad en los asuntos que no puedas ver con claridad. No emitas juicios ni condenas a ciegas. De esta manera, Dios no te aborrecerá ni te desdeñará. Si tienes un corazón temeroso de Dios, tendrás miedo de ofenderlo, y si te ocurre algo que te tiente, vivirás ante Dios aterrado e inquieto, y anhelarás someterte a Él y satisfacerlo en todo. Solo una vez que tengas tal práctica y seas capaz de vivir a menudo en tal estado, guardar silencio ante Dios y presentarte con frecuencia ante Él, serás capaz de evitar la tentación y las cosas malvadas de forma inconsciente. Sin un corazón temeroso de Dios o que no se presenta ante Él, serás capaz de cometer algunas maldades. Tienes un carácter corrupto y no puedes dominarlo, por lo tanto, eres capaz de hacer el mal. ¿Acaso no serán graves las consecuencias si haces algo tan malo que constituya un trastorno y una perturbación? Como mínimo, se te podará y, si lo que has hecho es grave, Dios te desdeñará y te rechazará, y serás expulsado de la iglesia. Sin embargo, si posees un corazón sumiso a Dios, y tu corazón a menudo puede guardar silencio ante Él, y si temes y sientes terror hacia Dios, ¿acaso no serás capaz de mantenerte alejado de muchas cosas malvadas? Si le temes y dices: “Dios me aterroriza, tengo miedo de ofenderlo, de trastornar Su obra y de ganarme Su aversión”, ¿no es normal que tengas esta actitud y este estado? ¿Qué es lo que habrá causado tu terror? Tu terror habrá surgido de un corazón temeroso de Dios. Si tienes el terror de Dios en tu corazón, entonces rechazarás y evitarás las cosas malvadas cuando las veas, y así estarás protegido. ¿Puede alguien que no posea terror a Dios en su corazón temerle? ¿Puede evitar el mal? (No). Aquellos que no son capaces de temer a Dios y no sienten terror hacia Él, ¿acaso no son personas audaces? ¿Se puede refrenar a las personas audaces? (No). Y los que no pueden refrenarse, ¿acaso no hacen lo que se les ocurre en el fragor del momento? ¿Qué hacen las personas cuando actúan por propia voluntad, movidos por su fervor y su carácter corrupto? Tal y como Dios las ve, cosas malvadas. Así pues, debéis ver claramente que es bueno que el hombre tenga terror de Dios en el corazón; con este, uno puede llegar a temer a Dios. Cuando uno tiene a Dios en su corazón y es capaz de temerle, podrá mantenerse alejado de las cosas malvadas. Este tipo de personas tienen esperanza de salvarse.

¿Le resulta fácil a un creyente temer a Dios y evitar el mal? De hecho, no es un asunto sencillo; si no persigues la verdad, no puedes lograrlo. Por ejemplo, alguna gente dice: “En realidad no es fácil creer en Dios, y además has de cumplir con tu deber, sufrir y pagar un precio”. ¿Cómo te sientes cuando oyes estas palabras? ¿Qué problema hay en decir estas palabras? Si no tienes un corazón temeroso de Dios, ¿qué dirías? Dirías: “Así es, he dejado mi hogar para cumplir con mi deber hace muchos años, echo de menos a mis hijos y a mi madre y no he sufrido poco. Si no recibiera bendiciones, ¡sería injusto!”. ¿Hay temor de Dios en estas palabras? (No). Si una persona no tiene un corazón temeroso de Dios y dice tales palabras, ¿cuál es la calidad de su comportamiento? ¿Acaso no se queja de Dios, no entra en conflicto con Él? Si pronuncia palabras de queja contra Dios, ¿cree en realidad que Él es un Dios justo? Si una persona no tiene terror a Dios en su corazón, si no logra temerle, ¿le resulta fácil evitar el mal? (No). No logra evitar el mal. Esa persona dice: “Si no recibiera bendiciones después de renunciar a mi familia y a mi carrera, ¡sería muy injusto!”. Si acto seguido tú replicaras: “Eso es totalmente cierto”, ¿qué te parecerían esas palabras? ¿Es eso evitar el mal? El hecho de que puedas decir “eso es totalmente cierto” solo prueba que tú, como la otra persona, también te estás quejando de Dios. La queja ya ha salido de tu boca para convertirse en maldad. No solo no puedes evitar el mal, sino que eres capaz de quejarte y hacer el mal. Aunque sea un mal menor, no deja de ser una queja contra Dios. Si el pequeño mal de hoy no se resuelve, entonces mañana corres peligro de traicionar a Dios; así de terrible es el carácter corrupto del hombre. ¿Comprendéis este asunto con claridad? Si una persona no tiene un corazón temeroso de Dios, entonces tanto las cosas que dice en voz alta, como las que piensa en su corazón, o las que naturalmente brotan de ella, todas son malvadas. Si no tienes un corazón temeroso de Dios, hasta un asunto insignificante puede poner al descubierto tu carácter corrupto, tu talante, tus afanes y tus intenciones; incluso puede poner en evidencia tu insatisfacción con Dios. Los que no tienen un corazón temeroso de Dios dicen lo que les da la gana. Dicen lo que piensan y, después de decirlo, se convierte en un hecho. Desde la perspectiva de Dios, tales personas no le temen ni evitan las cosas malvadas. En cambio, cuando las ven, ellos mismos se involucran en cosas y se convierten en cómplices de las personas malvadas. Si tienes un corazón temeroso de Dios, si te aterra, si vives en Su presencia, entonces, ¿cómo deberías responder a las palabras de esa persona? ¿Qué quiere decir con sus palabras? No está dispuesta a renunciar a las bendiciones. Quiere obtener bendiciones, pero no está dispuesta a sufrir ni a pagar el precio, por eso dice: “En realidad, no es fácil creer en Dios”. ¿Acaso no alberga un sentimiento de queja? Estas palabras contienen un sentimiento de queja; esta persona está disgustada con Dios, se queja, y piensa que las exigencias que les hace a las personas son demasiado altas; piensa que Dios quiere que pague un precio demasiado alto por las pocas bendiciones que le da; piensa que Dios no debería actuar así, que no ama al hombre, que no siente verdadera misericordia por el hombre, que lo atormenta; piensa que no es fácil para una persona cambiar el sufrimiento por la bendición: ¿no es esto lo que está insinuando? (Sí). Entonces, ¿cómo deberías responderle? Fíjate en esta respuesta, a ver si os parece correcta. Deberías decir: “¿A qué equivale nuestro pequeño sufrimiento? Ya ves cuánto ha sufrido Dios. Para salvar a la humanidad, Dios bajó a la tierra desde el cielo, se encarnó humilde y secretamente entre los hombres y sufrió grandes humillaciones; para salvar a la humanidad, sacrificó incluso Su vida. El sufrimiento de Dios supera con creces lo poco que hemos sufrido nosotros. Nuestro sufrimiento no equivale a nada. Es más, debemos sufrir; ¿acaso nuestro sufrimiento no tiene como fin que podamos ser bendecidos?”. ¿Qué te parece? A primera vista, parece correcto y, desde el punto de vista doctrinal, no hay errores, pero ¿hay aquí un testimonio? (No). No hay testimonio. Solo expresa una doctrina superficial en voz alta para exhortar a alguien. ¿Puede esto resolver algún problema? Si quieres resolver problemas, ¿cómo debes platicar con esta persona? Si oyeras estas palabras de queja, ¿qué sentirías en tu corazón? Sentirías que, al cumplir con su deber mientras creía en Dios, no lo hizo con su corazón particularmente dispuesto a sufrir por ello, pero tras meditar un momento, pensarías: “Si no está dispuesto, que no lo esté. ¿Qué tiene que ver eso conmigo? Si se queja de Dios, no se está quejando de mí y no me representa ningún beneficio. Es su relación personal con Dios, así que debe ocuparse de ello él mismo. ¿Qué tiene que ver conmigo?”. Tratarlo así parece sensato, y no está mal, pero si eres alguien que tiene un corazón temeroso de Dios, cuando esto te sucede, primero debes pensar: “Esta persona cree en Dios, y aun así se queja de Él, cuando habla tergiversa los hechos. Este tipo de persona no puede aceptar la verdad en ninguna circunstancia. Salvarse es una cosa muy importante, entonces ¿está bien que no sufra en absoluto? Es más, ¿por qué sufre la gente? ¿Acaso no se debe a sus actitudes corruptas? Dios tiene buenas intenciones al permitir que las personas sufran. Esto las beneficia, las perfecciona y las fortalece; si las personas no sufren, no pueden aprender sus lecciones ni pueden obtener la verdad, ni tampoco ajustarse a las intenciones de Dios. Sufrir un poco es misericordia y gracia de Dios; es amor de Dios por la humanidad. ¡Eso es la salvación! ¿Cómo pueden hablar así? Debo platicar con ellos. No puedo permitir que malinterpreten y se quejen de Dios, no puedo permitir que vayan por todas partes y difundan estas palabras para influir en los demás. En este asunto, debo hablar en nombre de Dios. Debo ayudarles a resolver sus malentendidos acerca de Dios, y a tener una adecuada comprensión de la fe en Él. Si malinterpretan a Dios de esta manera, ¿no lo están tratando injustamente? ¡El amor de Dios y la salvación de Dios del hombre son inmensos! ¿Cómo pueden pensar así?”. Si piensas así, ¿no significa eso que tienes un corazón temeroso de Dios? (Sí). En cuanto al asunto de temer a Dios, no solo dices palabras correctas, sino que tienes en ti un corazón temeroso de Dios, eres capaz de lograr la sumisión a Él, no te rebelas ni te quejas en absoluto. Así, te conviertes en alguien que teme a Dios. Cuando se trata de temer a Dios, has obtenido la verdad. No te limitas a gritar una consigna, sino que eres capaz de dar testimonio de Dios y de mantenerte firme en él. Con este conocimiento, ¿qué deberías decirle a esa persona? Debes decir: “Dios pone mucho cuidado en la salvación del hombre. Los que no poseen un corazón temeroso de Dios a menudo se quejan y se resisten a Él, y no tienen en cuenta en absoluto Sus intenciones. Si sufren un poco o no ven las bendiciones de Dios, se quejan, sus corazones se rebelan y se vuelven negativos y contradictorios. Esto demuestra que es natural que las personas de carácter corrupto se resistan a menudo a Dios, y que la naturaleza humana es hostil a Él. Las personas que pagan un pequeño precio, que renuncian a algo y que se esfuerzan un poco, lo hacen para alcanzar la salvación, pero no por Dios. Sufres a causa de tu carácter corrupto. Si quieres obtener la verdad, tienes que sufrir un poco. Para decirlo de una manera menos agradable, la gente merece sufrir; Dios no te provoca sufrimiento, ni te hace sufrir. Si tienes un carácter rebelde, ¿puedes evitar el sufrimiento? Es tu carácter corrupto el que te hace sufrir, no tiene nada que ver con Dios. Si realmente entendieras la verdad y te sometieras a Dios en todas las cosas, ¿seguirías generando negatividad? ¿Te seguirías quejando de Dios? ¿Seguirías sufriendo estas cosas? Así pues, independientemente de aquello que la gente sufra, es el resultado de sus actitudes corruptas; no puede culpar a otros, y mucho menos a Dios. Se trata de cosechar lo que se siembra. Si no sufres, debes perecer; debes ser castigado. ¿Qué escogerías? Dios no quiere que sufras, pero sin sufrimiento, ¿serías capaz de someterte a Dios? Sin sufrimiento, ¿serías capaz de actuar según los principios-verdad? Sin sufrimiento, ¿serías capaz de escuchar las palabras de Dios?”. Una vez dichas estas palabras, ¿podría tu interlocutor comprenderlas? Para empezar, ¿concuerdan estas palabras con las intenciones de Dios? ¿Están de acuerdo con la verdad? (Sí). Dado que concuerdan con la verdad, ¿no debería pronunciarlas una persona que teme a Dios? (Debería). Alguien que es capaz de pronunciar estas palabras está evitando el mal. Entonces, ¿qué debe poseer una persona para obligarse a evitar el mal? (Debe tener un corazón temeroso de Dios). Solo con un corazón temeroso de Dios será capaz de evitar el mal, de someterse y dar testimonio de Él. Tales personas evitarán el mal de manera natural.

Entonces, ¿en qué estado diríais que viven a menudo esas personas que no tienen un corazón temeroso de Dios? ¿Tienen relación con Dios? (No). Alguna gente dice: “Eso no es cierto. Oran a diario, leen las palabras de Dios, acuden puntuales a las reuniones y llevan a cabo su deber con normalidad. ¿Cómo puedes decir que no tienen relación con Dios? Si no creyeran en Él, ¿podrían hacer todo eso?”. ¿Es correcta esta manera de hablar? (No. Se trata solo de una acción externa. Si no buscas la verdad cuando actúas, entonces no tienes un corazón temeroso de Dios y nada de lo que hagas tiene que ver con Él). Si en su creencia en Dios las personas no viven frecuentemente ante Él, entonces no serán capaces de tener ningún temor de Dios y, por ello, serán incapaces de evitar el mal. Estas cosas están conectadas. Si en el fondo vives a menudo ante Dios, te mantendrás a raya y le temerás en muchas cosas. No dirás nada irrazonable, no irás demasiado lejos ni harás nada disoluto ni nada que Dios aborrezca. Si aceptas el escrutinio de Dios y Su disciplina, evitarás hacer muchas cosas malvadas. De esta forma, ¿acaso no habrás evitado el mal? Si dices que crees en Dios, pero a menudo tienes el corazón aturdido, sin saber cómo obra Dios para salvar al hombre, ni cómo debe el hombre perseguir la verdad, ni si la amas, ni cuáles son los acontecimientos que deben motivar tu oración a Dios; si todos los días estás confundido, sin ser serio en nada, limitándote a cumplir los preceptos; si tu corazón es incapaz de estar en paz ante Dios y no oras ni buscas la verdad cuando algo te ocurre, si a menudo actúas de acuerdo con tu propia voluntad, vives de acuerdo con tu carácter satánico y revelas tu carácter arrogante, y si no aceptas el escrutinio de Dios o Su disciplina y no tienes un corazón sumiso, entonces, en el fondo, siempre vivirás ante Satanás, y tanto este como tu carácter satánico te controlarán. Tales personas no sienten el menor temor hacia Dios. Simplemente son incapaces de evitar el mal y, aún si no hacen cosas malvadas, todo lo que piensan sigue siendo malvado, no está conectado con la verdad y va en contra de esta. Entonces, en esencia ¿esas personas no tienen conexión con Dios? Aunque Dios las gobierna, sus corazones nunca se han presentado ante Él y nunca le han orado realmente; nunca han tratado a Dios como tal, nunca Lo han tratado como el Creador que tiene soberanía sobre ellos; nunca han reconocido que Él es su Dios y su Señor, y nunca han considerado adorarlo con sinceridad. Tales personas no entienden lo que significa temer a Dios y piensan que tienen el derecho de hacer el mal. Dicen para sus adentros: “Haré lo que me plazca. Me haré cargo de mis propios asuntos; no le incumbe a nadie más”. Consideran la fe en Dios como una especie de mantra, como una forma de ceremonia. ¿Acaso esto no los hace incrédulos? ¡Son incrédulos! En la mente de Dios, todas estas personas son unos malhechores. Todo lo que piensan a lo largo del día es malvado. Son los degenerados de la casa de Dios, y Él no reconoce a esas personas como miembros de Su casa. ¿Qué clase de personas están en la casa de Dios? Las que temen a Dios y evitan el mal, las que se someten a la obra de Dios. Aquellas que solo creen en el nombre de Dios, que no Lo aceptan como su Señor y Dios; ¿son parte de Su casa? Aquellas que no aceptan a Dios como su Creador, que no aceptan el hecho de que Él es la verdad, ¿acaso pertenecen a Dios? Desde luego que no. Solo las que aceptan la verdad pertenecen a Dios, solo las que tratan a Dios como tal le pertenecen. Con gente que sabe que Dios es la verdad, que sabe aceptarlo como su Señor y ve que es el Soberano de todas las cosas, ¿cómo se expresan esas personas? ¿Qué estado tienen en su corazón? ¿Cómo practican cuando les suceden cosas? (Buscan la verdad en todo). Ese es un aspecto. ¿Qué más? (Se someten a todos los entornos, personas, acontecimientos y cosas que disponga Dios, pueden aprender de ellos y reciben la verdad). (No se atreven a hacer nada que se resista u ofenda a Dios). Estas son otras maneras de expresarse. Lo principal es que, cuando les sucede algo, tanto si comprenden la verdad como si no, ya puedan poner la verdad en práctica o no, ante todo sienten terror de Dios; no actúan irreflexivamente según su propia voluntad, pueden temer a Dios y no ofenderlo. Los demás ven que no hablan irreflexivamente, que sus acciones son calmadas, en lugar de impetuosas o disolutas, que están profundamente en paz, que pueden esperar, que se comunican con Dios en su interior y Lo buscan, que tienen un corazón sumiso a Él y en ellos habita un corazón temeroso de Dios. Los que viven estas cosas pueden conectar y establecer un vínculo entre cualquier cosa que les sucede y las palabras de Dios, y su relación con Él es normal. Algunas personas, aquellas que no llevan a Dios en su corazón, son incapaces de vivir estas realidades, y seguro que sus actitudes son arrogantes, disolutas y libertinas. Se pasan el día riendo y bromeando, no ponen el corazón en cumplir con el deber, dicen y hacen lo que se les pasa por la cabeza, sacan los colmillos y las garras, y son temerarias e impetuosas en todo lo que hacen. Se nota a primera vista que son como los no creyentes. ¿Acaso alguien con esta clase de revelaciones y comportamientos vive ante Dios? ¿Cree con sinceridad en Él? ¿Lleva a Dios en su corazón? Claro que no. Dios condena y aborrece a esa gente.

Hoy hemos estado hablando sobre uno de los temas más importantes que hay. ¿Con qué tiene que ver este tema? (Con la salvación). Si las personas desean ser salvadas cuando creen en Dios, lo fundamental es si tienen o no corazones temerosos de Dios, si Él ocupa o no un lugar en su corazón, si son capaces o no de vivir ante Dios y mantener una relación normal con Él. Lo esencial es si las personas son capaces o no de practicar la verdad, y alcanzar la sumisión a Dios. Tales son la senda y las condiciones para ser salvados. Si tu corazón no es capaz de vivir ante Dios, si no oras a menudo a Dios y no tienes comunicación con Él y pierdes la relación normal con Dios, nunca serás salvado, pues has bloqueado la senda de la salvación. Si no tienes ninguna relación con Dios, has llegado al final. Si Dios no está en tu corazón, entonces es inútil afirmar que tienes fe, creer solo nominalmente en Dios. No importa cuántas palabras y doctrinas seas capaz de decir, cuánto hayas sufrido por tu fe en Dios, o los dones que poseas; si Dios está ausente de tu corazón y no temes a Dios, entonces no importa cómo creas en Él. Dios dirá: “Apártate de mí, malhechor”. Serás clasificado como un malhechor. Estarás desvinculado de Dios. Él no será tu Señor ni tu Dios. Aunque reconozcas que Dios tiene soberanía sobre todo, y que es el Creador, no adoras a Dios y no te sometes a Su soberanía. Sigues a Satanás y los diablos; solo Satanás y los diablos son tus señores. Si, en todas las cosas, confías en ti mismo, y sigues tu propia voluntad, si confías en que tu destino está en tus propias manos, entonces en lo que crees es en ti mismo. Aunque pretendas creer y reconocer a Dios, Él no te reconoce. No tienes relación con Él, y por eso estás destinado a ser finalmente desdeñado por Dios, a ser castigado y descartado por Él; Dios no salva a gente como tú. Las personas que verdaderamente creen en Dios son aquellas que aceptan a Dios como el Salvador, que aceptan que Él es la verdad, el camino y la vida. Son capaces de esforzarse sinceramente por Dios y cumplir con el deber de un ser creado, experimentan Su obra, practican Sus palabras y la verdad, y caminan por la senda de la búsqueda de la verdad. Son personas que se someten a la soberanía y los arreglos de Dios, y que siguen Su voluntad. Solo cuando las personas tienen esta fe en Dios pueden salvarse; si no, serán condenadas. ¿Es aceptable que la gente tenga ilusiones cuando cree en Dios? En su fe en Dios, ¿puede la gente obtener la verdad cuando se aferra siempre a sus propias nociones y a sus figuraciones vagas y abstractas? En absoluto. Cuando la gente cree en Dios, debe aceptar la verdad, creer en Dios como Él lo pide, y someterse a Sus orquestaciones y arreglos; solo entonces puede alcanzar la salvación. No hay otro camino aparte de ese; hagas lo que hagas, no debes incurrir en ninguna ilusión. El hecho de comunicar sobre este tema es muy importante para la gente, ¿verdad? Es una llamada de atención para vosotros.

Ahora que habéis oído estos mensajes, ya deberíais entender la verdad y tener claro lo que conlleva la salvación. Lo que le gusta a la gente, por lo que se esfuerza, lo que le apasiona, nada de esto es importante. Lo más importante es aceptar la verdad. En el análisis final, ser capaz de obtener la verdad es lo más importante, y lo que puede permitirte alcanzar el temor de Dios y evitar el mal es la senda correcta. Si has creído en Dios durante varios años y siempre te has centrado en la búsqueda de cosas que no tienen relación con la verdad, entonces tu fe no tiene nada que ver con ella, y nada que ver con Dios. Puedes decir que crees y reconoces a Dios, pero Él no es tu Señor, no es tu Dios, no aceptas que Él tenga soberanía sobre tu destino, no te sometes a todo lo que Dios dispone para ti, no reconoces el hecho de que Él es la verdad, en cuyo caso tus esperanzas de salvación se han desvanecido; si no puedes caminar por la senda de la búsqueda de la verdad, caminas por la senda de la destrucción. Si todo lo que persigues, en lo que te concentras, por lo que oras y lo que pides, se basa en las palabras de Dios y en lo que Dios pide, y si tienes cada vez más la sensación de que te sometes y adoras al Creador, y sientes que Dios es tu Señor, tu Dios, si estás cada vez más contento de someterte a todo lo que Dios orquesta y dispone para ti, y si tu relación con Él es cada vez más estrecha, y cada vez más normal, y si tu amor a Dios es cada vez más puro y verdadero, entonces tus quejas y malentendidos sobre Dios, y tus deseos extravagantes hacia Él serán cada vez menos, y habrás alcanzado por completo el temor a Dios y el evitar el mal, lo que significa que ya habrás puesto el pie en la senda de la salvación. Aunque caminar por la senda de la salvación viene acompañado de la disciplina, la poda, el juicio y el castigo de Dios, y estos te hacen sufrir mucho dolor, este es el amor de Dios que te llega. Si, cuando crees en Dios, solo buscas ser bendecido, y solo buscas el estatus, la fama y el provecho, y nunca eres disciplinado y podado, o juzgado y castigado, entonces, aunque tengas una vida fácil, tu corazón se alejará cada vez más de Dios, perderás la relación normal con Él, y tampoco estarás dispuesto a aceptar el escrutinio de Dios; querrás ser tu propio jefe, lo que demuestra que la senda que recorres no es la correcta. Si has experimentado la obra de Dios por un tiempo y tienes un sentido creciente de cómo la humanidad está tan profundamente corrompida, y es tan propensa a oponerse a Dios, y si sientes ansiedad por si llega un día en que hagas algo que se oponga a Dios, y tienes miedo de que probablemente lo ofendas y seas abandonado por Él, y por lo tanto sientes que nada es más espantoso que oponerse a Dios, entonces tendrás un corazón temeroso de Dios. Sentirás que, cuando la gente cree en Dios, no debe alejarse de Él; si se aleja de Dios, si se aleja de la disciplina de Dios y de Su juicio y castigo, entonces esto equivale a perder la protección y el cuidado de Dios, a perder Sus bendiciones, y todo habrá terminado para la gente; solo podrán volverse cada vez más depravados, serán como la gente de la religión, y seguirán siendo propensos a oponerse a Dios mientras crean en Él, y así se habrán convertido en anticristos. Si puedes darte cuenta de esto, entonces orarás a Dios: “¡Oh, Dios! Por favor, júzgame y castígame. En todo lo que hago, te ruego que me escrutes. Si hago algo que vulnera la verdad y va en contra de Tus intenciones, júzgame y castígame severamente, no puedo estar sin Tu juicio y castigo”. Esta es la senda correcta por la que deben caminar las personas en su fe en Dios. Así que mide según este estándar: ¿Os atrevéis a decir que habéis puesto un pie en la senda de la salvación? No os atrevéis porque todavía no os habéis convertido en uno de aquellos que persiguen la verdad, en muchas cosas, no buscáis la verdad y no sois capaces de aceptar y someteros a ser podados, lo que demuestra que estáis muy lejos de caminar por la senda de la salvación. ¿Es fácil poner un pie en la senda de la salvación si no eres alguien que persigue la verdad? En realidad, no lo es. Si las personas no han experimentado el juicio y el castigo de Dios, si no han experimentado la disciplina, la reprensión, y la poda de Dios, entonces no es fácil que se conviertan en alguien que persigue la verdad, y por consiguiente, es muy difícil que pongan un pie en la senda de la salvación. Si, después de escuchar este mensaje, sabes que es la verdad, pero aún no has puesto un pie en la senda de perseguir la verdad y alcanzar la salvación, y no consideras esto como algo grave, pues te parece que, tarde o temprano, llegará el día en que lo hagas —no hay apuro—, entonces ¿qué clase de perspectiva es esta? Cuando tienes tal punto de vista, estás en problemas, y te será difícil poner un pie en la senda de la salvación. Así que, ¿cómo deberías decidirte a poner un pie en esta senda? Debes decir: “¡Ah! En este momento todavía no he puesto un pie en la senda de la salvación; esto es bastante peligroso. Dios dice que las personas deben vivir ante Él en todo momento, y que deben orar más, y que sus corazones deben estar en paz y no ser impulsivos; así que debería empezar a poner todo esto en práctica ahora mismo”. Practicar de esta manera es entrar en el camino correcto de la fe en Dios; así de sencillo. ¿Qué clase de personas son las que escuchan las palabras de Dios y luego van y las ponen en práctica? ¿Son personas buenas? Lo son, son personas que aman la verdad. ¿Qué clase de personas son si, después de escuchar las palabras de Dios, permanecen insensibles, indiferentes, inflexibles, si tratan las palabras de Dios con ligereza y hacen oídos sordos y miran para otro lado? ¿Acaso no son personas atolondradas? La gente siempre pregunta si hay algún atajo para salvarse cuando se cree en Dios. Yo os digo que no y luego os hablo de esta sencilla senda, pero después de oírla no la ponéis en práctica, lo cual es una muestra de que no reconocéis una cosa buena cuando la oís. ¿Pueden salvarse tales personas? Aunque queda alguna esperanza para ellos, no es mucha; la salvación será muy difícil. Puede haber un día en que se despierten del sueño, en que piensen para sus adentros: “Ya no soy joven, y no he atendido a mis deberes correspondientes mientras creía en Dios durante todos estos años. Dios requiere que la gente viva ante Él en todo momento, y yo no he vivido ante Él. Debo darme prisa y orar”. Si entran en razón en su corazón y comienzan a atender sus correspondientes deberes, entonces no es demasiado tarde. Pero no lo dejéis para demasiado tarde; si esperáis hasta tener setenta u ochenta años, y vuestro cuerpo os esté fallando y ya no os quede energía, ¿acaso no será demasiado tarde para perseguir la verdad? Si invertís los mejores años de vuestra vida en cosas sin sentido, y acabáis posponiendo o perdiendo la búsqueda de la verdad, que es lo más importante de todo, ¿acaso no es eso extremadamente estúpido? ¿Hay algo más insensato? Muchas personas conocen bien el camino verdadero y, sin embargo, esperan hasta el futuro para aceptarlo y perseguirlo: son todos unos necios. No saben que perseguir la verdad requiere décadas de esfuerzo antes de poder obtener la vida. Será demasiado tarde para arrepentirse si desperdician el mejor momento para ser salvados.

¿Qué es ahora mismo lo más urgente que debéis poner en práctica? Que, cuando os sucedan cosas, debéis daros prisa en buscar la verdad, apaciguar vuestros corazones ante Dios y orarle y leer Sus palabras con un corazón sumiso a Dios. De este modo, seréis capaces de establecer una relación normal con Dios. Si crees en Dios pero no tienes nada que ver con Él, si sigues creyendo en un Dios vago, si no tienes una relación normal con el Dios práctico, ¿puede Dios reconocer que crees en Él? Si Dios no te reconoce, ¿acaso no estás en problemas? En tu corazón, debes tener claro cómo perseguir para que Dios te reconozca como miembro de Su casa, como uno de Sus seguidores. No seas intransigente ni rebelde, y en absoluto puedes distanciarte de Dios; debes presentarte ante Él y aceptarle como tu Señor. ¿Qué debes hacer ahora? Date prisa en comer y beber las palabras de Dios, acepta toda la verdad que ha expresado, ponla en práctica y experiméntala, y entra en la realidad: esta es la parte más importante. Si pensáis que estas palabras que he compartido son importantes, si podéis aplicarlas en vuestras vidas, convertirlas en una guía para ellas, y hacer que sean la realidad que vivís, entonces habréis ganado algo, y yo no habré hablado en vano hoy. La clave para creer en Dios es que debéis tenerle en vuestro corazón, ser capaces de actuar según Sus palabras, honrar la grandeza de Dios en vuestro corazón y someteros a Él; debéis presentar todas las cosas que hacéis ante Dios, y aseguraros de que tienen una relación con Él; es decir, para creer en Dios, debes parecerte a una persona que cree en Él. Debes tener la realidad de la fe en Dios. Después de escuchar un sermón, comprendéis cuáles son Sus intenciones, y sois capaces de practicar y entrar de acuerdo con Sus requisitos. Al cabo de un tiempo, veo que la gente ha cambiado, que Mis palabras les han beneficiado, han cambiado su estado y la dirección en la que caminan. Cuando las personas se transforman realmente, siento que no he hablado en vano. Cuando os veo guardar estas palabras en vuestros corazones, sin tratarlas como el viento que sopla en vuestros oídos, entonces me alegro mucho de veros. Si no me escucháis, por muchas palabras que os diga, si no os las tomáis en serio, si hacéis lo que os da la gana y actuáis como os place, entonces siento dolor al miraros; empiezo a sentir aversión hacia vosotros, y es inútil que pronunciéis palabras agradables o que os esforcéis por parecer mejores en apariencia. Hacer eso sería hipocresía por tu parte, y Me resulta desagradable de ver. Por tanto, es muy importante que la gente practique la verdad, y entrar en la realidad-verdad es aún más importante. Las personas que tienen la realidad-verdad llegan a temer a Dios de forma natural; los que tienen corazones temerosos de Dios son capaces de tomar la senda de la salvación de forma natural.

5 de febrero de 2017

Anterior: Seis indicadores de crecimiento vital

Siguiente: El único camino posible es la lectura frecuente de las palabras de Dios y la contemplación de la verdad

El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.

Ajustes

  • Texto
  • Temas

Colores lisos

Temas

Fuente

Tamaño de fuente

Interlineado

Interlineado

Ancho de página

Índice

Buscar

  • Buscar en este texto
  • Buscar en este libro

Conéctate con nosotros en Messenger