Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo

En el principio, Dios estaba en reposo. No había seres humanos ni nada más sobre la tierra en aquel entonces y Dios todavía no había hecho ninguna obra. Él solo comenzó Su obra de gestión una vez que la humanidad existió y después de que la humanidad se hubiese corrompido. Desde ese momento ya no reposó, sino que comenzó a estar ocupado entre los hombres. Debido a la corrupción de la humanidad y también por la rebelión del arcángel, Dios perdió Su reposo. Si Dios no derrota a Satanás y salva a la humanidad corrompida, Él nunca más podrá entrar en el reposo. Así como al hombre le falta el reposo, a Dios también, y cuando Él repose una vez más, los humanos también reposarán. Vivir en el reposo significa vivir una vida sin guerra, sin inmundicia y sin una persistente injusticia. Es decir, es una vida que carece de la perturbación de Satanás (aquí “Satanás” se refiere a las fuerzas enemigas) y que no tiende a ser invadida por cualquier fuerza que se oponga a Dios; es una vida en la que todo sigue su propia especie y puede adorar al Señor de la creación, y en la que los cielos y la tierra están completamente tranquilos. Esto es lo que significan las palabras “reposo apacible de los humanos”. Cuando Dios repose, ya no habrá más injusticia sobre la tierra y ya no habrá más invasión de ninguna fuerza enemiga, y la humanidad también entrará en un nuevo ámbito; no será más una humanidad corrompida por Satanás, sino una humanidad que ha sido salvada después de haber sido corrompida por Satanás. El día de reposo de la humanidad también será el día de reposo de Dios. Dios perdió Su reposo debido a la incapacidad de la humanidad de entrar en el reposo; no porque al principio Dios hubiese sido incapaz de reposar. Entrar en el reposo no quiere decir que todo deje de moverse o de desarrollarse, tampoco significa que Dios deje de obrar o que el hombre deje de vivir. La señal de entrar en el reposo será cuando Satanás haya sido destruido, cuando esa gente malvada que se unió a Satanás en su maldad haya sido castigada y aniquilada, y cuando todas las fuerzas hostiles con Dios dejen de existir. Que Dios entre en el reposo quiere decir que ya no llevará a cabo Su obra de salvación de la humanidad. Que la humanidad entre en el reposo quiere decir que toda la humanidad va a vivir dentro de la luz de Dios y bajo Sus bendiciones; sin la corrupción de Satanás, ya no ocurrirá más injusticia. La humanidad vivirá normalmente sobre la tierra y vivirá bajo el cuidado de Dios. Cuando Dios y la humanidad entren juntos en el reposo, significará que la humanidad ha sido salvada y que Satanás ha sido destruido, que la obra de Dios en los humanos se ha terminado por completo. Dios ya no continuará obrando en los humanos y ellos ya no vivirán bajo el campo de acción de Satanás. Por lo tanto, Dios ya no estará ocupado y los humanos ya no correrán de aquí para allá constantemente; Dios y la humanidad entrarán al mismo tiempo en el reposo. Dios regresará a Su lugar original y cada persona regresará a su lugar correspondiente. Estos son los destinos en los que Dios y los humanos residirán cuando toda la gestión de Dios se haya terminado. Dios tiene el destino de Dios y la humanidad tiene el destino de la humanidad. Mientras reposa, Dios seguirá guiando a todos los humanos en sus vidas sobre la tierra, y mientras están en Su luz, adorarán al único Dios verdadero que está en el cielo. Dios ya no vivirá entre la humanidad y tampoco los humanos podrán vivir con Dios en Su destino. Dios y los humanos no pueden vivir dentro del mismo reino; en vez de esto, ambos tienen sus respectivas maneras de vivir. Dios es el que guía a toda la humanidad y toda la humanidad es la cristalización de la obra de gestión de Dios. Los seres humanos son los que son guiados y no son de la misma sustancia que Dios. “Reposar” quiere decir regresar a su lugar original. Por lo tanto, cuando Dios entra en el reposo, esto quiere decir que ha regresado a Su lugar original. Él ya no vivirá sobre la tierra ni entre la humanidad para compartir su júbilo y sufrimiento. Cuando los humanos entren en el reposo, esto querrá decir que se han convertido en verdaderos objetos de la creación; adorarán a Dios en la tierra y vivirán vidas humanas normales. La gente ya no será desobediente a Dios ni se resistirá a Él y regresará a la vida original de Adán y Eva. Estas serán las respectivas vidas y destinos de Dios los humanos después de que entren en el reposo. La derrota de Satanás es una tendencia inevitable en la guerra con Dios. De esta manera, la entrada de Dios en el reposo después de que se complete Su obra de gestión y la salvación completa de la humanidad y su entrada en el reposo se han convertido igualmente en tendencias inevitables. El lugar de reposo de la humanidad está en la tierra y el lugar de reposo de Dios está en el cielo. Mientras los humanos adoran a Dios en reposo, vivirán sobre la tierra, y mientras Dios guía al resto de la humanidad al reposo, los guiará desde el cielo, no desde la tierra. Dios todavía será el Espíritu mientras que los humanos todavía serán carne. Dios y los humanos, ambos, reposan de una manera diferente. Mientras Dios reposa, Él vendrá y aparecerá entre los humanos; mientras los humanos reposan, Dios los guiará a visitar el cielo y a disfrutar también la vida allí. Después de que Dios y la humanidad entren en el reposo, Satanás ya no existirá y, del mismo modo, esa gente malvada dejará de existir. Antes de que Dios y la humanidad entren en el reposo, esos malvados individuos que una vez persiguieron a Dios en la tierra y los enemigos que fueron desobedientes a Él allí ya habrán sido destruidos; los grandes desastres de los últimos días los habrán erradicado. Después de que esas personas malvadas hayan sido aniquiladas por completo, la tierra nunca más volverá a conocer la persecución de Satanás. Solo entonces la humanidad obtendrá la salvación completa y la obra de Dios se terminará por completo. Estas son las condiciones previas para que Dios y la humanidad entren en el reposo.

La cercanía del fin de todas las cosas indica la finalización de la obra de Dios, así como el fin del desarrollo de la humanidad. Esto significa que los seres humanos, corrompidos por Satanás, habrán llegado a su etapa final de desarrollo, y que los descendientes de Adán y Eva habrán concluido su reproducción. También significa que será imposible que esa humanidad, que ha sido corrompida por Satanás, siga desarrollándose. El Adán y la Eva del principio no habían sido corrompidos, pero al Adán y a la Eva que fueron echados del jardín del Edén Satanás los corrompió. Cuando Dios y los humanos entren juntos en el reposo, Adán y Eva, que fueron echados del jardín del Edén, y sus descendientes finalmente llegarán a su fin. La humanidad del futuro todavía consistirá en los descendientes de Adán y Eva, pero no serán humanos que vivan bajo el campo de acción de Satanás. Más bien, serán personas que han sido salvadas y purificadas. Esta será una humanidad que ha sido juzgada y castigada, y que es santa. Estas personas no serán como la raza humana era al principio; casi se puede decir que serán una clase de humanidad completamente diferente de la de Adán y Eva en el principio. Estas personas se habrán seleccionado entre todos aquellos que fueron corrompidos por Satanás y serán los que, en última instancia, se haya mantenido firmes durante el juicio y el castigo de Dios; será el último grupo remanente de humanos entre la humanidad corrupta. Solo estas personas podrán entrar al reposo final con Dios. Aquellos que puedan permanecer firmes durante la obra del juicio y el castigo de Dios durante los últimos días, es decir, durante la obra final de purificación, serán los que entrarán en el reposo final con Dios; por lo tanto, los que entran en el reposo se habrán librado de la influencia de Satanás y Dios los habrá adquirido después de que hayan pasado Su obra final de purificación. Estos humanos a los que Dios finalmente haya adquirido entrarán en el reposo final. El objetivo de la obra de castigo y juicio de Dios pretende, en esencia, purificar a la humanidad en aras del reposo final. Sin esta purificación, nadie de la humanidad podrá ser clasificado en diferentes categorías según su especie ni entrar en el reposo. Esta obra es el único camino de la humanidad para entrar en el reposo. Solo la obra de purificación de Dios purificará a los humanos de su injusticia y solo Su obra de castigo y juicio traerá a la luz aquellos elementos rebeldes entre la humanidad, separando de ese modo a los que pueden ser salvados de los que no, y aquellos que permanecerán de los que no. Cuando esta obra termine, todas aquellas personas a las que se les permita permanecer serán purificadas y entrarán en un estado superior de humanidad en el que disfrutarán de una segunda vida humana más maravillosa sobre la tierra; en otras palabras, comenzarán su día del reposo humano y convivirán con Dios. Después de que aquellos a los que no se les permite permanecer hayan sido castigados y juzgados, su verdadera forma de ser se revelará por completo; después de esto todos serán destruidos y, al igual que Satanás, ya no se les permitirá sobrevivir sobre la tierra. La humanidad del futuro no incluirá ya a nadie de ese tipo de personas; tales personas no son aptas para entrar a la tierra del último reposo ni tampoco para participar en el día del reposo que Dios y la humanidad compartirán, porque son blanco del castigo, son malvadas y no son justas. Fueron redimidas una vez y también juzgadas y castigadas; también, una vez, le rindieron servicio a Dios. Pero, cuando el día final venga, serán descartadas y destruidas debido a su propia maldad y debido a su propia desobediencia e incapacidad de ser redimidas; nunca volverán a existir en el mundo del futuro y tampoco vivirán entre la raza humana del futuro. Ya sean los espíritus de los muertos o personas que viven en la carne, todos los malhechores y todos los que no han sido salvados serán destruidos cuando los santos entre la humanidad entren en el reposo. En cuanto a estos espíritus y humanos malhechores y los espíritus de las personas justas y los que hagan justicia, sin importar en qué era estén, todos los que hacen el mal serán destruidos al final y todos los que son justos sobrevivirán. Que una persona o un espíritu reciba la salvación no se decide únicamente basándose en la obra de la era final, sino que se determina basándose en si ha resistido a Dios o le ha sido desobediente. Las personas de épocas anteriores, que hicieron mal y no pudieron conseguir la salvación, sin duda serán blanco del castigo, y los de la era actual que hagan el mal y no puedan ser salvados, seguramente también serán blanco del castigo. Se categoriza a los humanos basándose en el bien y el mal, no en qué era vivan. Una vez así categorizados, no serán castigados ni recompensados de inmediato; más bien, Dios solo llevará a cabo Su obra de castigar el mal y recompensar el bien después de haber finalizado Su obra de conquista en los últimos días. De hecho, Él ha estado separando a los humanos entre el bien y el mal desde que empezó a llevar a cabo Su obra de salvación de la humanidad. Es simplemente que Él recompensará a los justos y castigará a los malvados solo después de que Su obra se haya completado; no es que los separará en categorías una vez se haya completado Su obra y después inmediatamente llevará a cabo Su tarea de castigar el mal y recompensar el bien. Más bien, esta tarea se realizará solo cuando Su obra haya finalizado por completo. Su obra última de castigar el mal y recompensar el bien es para purificar por completo a todos los humanos para que Él pueda llevar a una humanidad completamente santa al reposo eterno. Esta etapa de Su obra es la más crucial. Es la etapa final de toda Su obra de gestión. Si Dios no destruyera a los malvados y los dejara permanecer, entonces los humanos todavía no podrían entrar en el reposo y Dios no podría llevar a toda la humanidad a un reino mejor. Esta obra no estaría completa. Cuando Él termine Su obra, toda la humanidad será completamente santa; solo de esta manera Dios podrá vivir en paz en el reposo.

Las personas el día de hoy no pueden desprenderse de las cosas de la carne; no pueden renunciar a los deleites de la carne, al mundo, al dinero o su carácter corrupto. La mayoría de la gente va tras sus búsquedas de un modo superficial. De hecho, estas personas no albergan para nada a Dios en su corazón; aún peor, no temen a Dios. No tienen a Dios en sus corazones y, por lo tanto, no pueden percibir todo lo que Él hace, y son aún más incapaces de creer las palabras que Él habla. Estas personas son demasiado carnales; están profundamente corrompidas y carecen de toda verdad. Lo que es más, no creen que Dios se pueda hacer carne. Cualquiera que no crea en Dios encarnado, es decir, cualquiera que no crea en el Dios visible o Su obra y Sus palabras y, en su lugar, adore al Dios invisible en el cielo, es una persona que no tiene a Dios en su corazón. Estas personas son rebeldes y se resisten a Dios. Carecen de humanidad y razón, por no hablar de la verdad. Además, para estas personas, el Dios visible y tangible con mayor razón no puede ser creído, sin embargo, consideran que el Dios invisible e intangible es el más creíble y también el más regocijante. Lo que ellos buscan no es la verdad de la realidad ni tampoco la verdadera esencia de la vida, mucho menos la voluntad de Dios. Más bien, buscan la emoción. Lo que quiera que sea que les permita conseguir más sus propios deseos, esto es, sin duda, lo que creen y lo que buscan. Solo creen en Dios con el fin de satisfacer sus propios deseos, no de buscar la verdad. ¿No son estas personas malhechoras? Confían demasiado en ellas mismas y no creen para nada que Dios en el cielo destruirá a tales “buenas personas” como ellas. En cambio, creen que Dios les permitirá permanecer y, más aun, las recompensará generosamente porque han hecho muchas cosas para Dios y han mostrado bastante “lealtad” hacia Él. Si también fueran a buscar al Dios visible, en cuanto sus deseos no se cumpliesen, devolverían el golpe contra Dios o montarían en cólera. Estas personas demuestran ser viles bellacos que siempre buscan satisfacer sus propios deseos; no son personas íntegras, que buscan la verdad. Tales personas son las llamadas personas malvadas que siguen a Cristo. Esas personas que no buscan la verdad no pueden creer la verdad y son las más incompetentes para percibir el resultado futuro de la humanidad porque no creen ninguna obra o palabra del Dios visible y esto incluye que no pueden creer en el destino futuro de la humanidad. Por lo tanto, aunque sigan al Dios visible, todavía hacen el mal y no buscan la verdad para nada, ni tampoco practican la verdad que Yo exijo. Esas personas que no creen que van a ser destruidas son, por el contrario, las mismas que van a ser destruidas. Todos ellos creen ser tan listos y creen que ellos mismos son los que practican la verdad. Piensan que su conducta malvada es la verdad y por lo tanto la atesoran. Estas personas malvadas confían mucho en sí mismas; toman la verdad como si fuera doctrina y toman como verdad sus actos malvados, pero al final solo pueden cosechar lo que han sembrado. Entre más las personas confíen en sí mismas y entre más arrogantes sean, más incapaces son de alcanzar la verdad; entre más las personas crean en el Dios en el cielo, más se resisten a Dios. Estas son las personas que van a ser castigadas. Antes de que la humanidad entre en el reposo, cada clase de persona será castigada o recompensada según si han buscado la verdad, si conocen a Dios y si pueden someterse al Dios visible. Aquellos quienes han prestado servicio al Dios visible pero no lo conocen ni se someten a Él, carecen de la verdad. Estas personas son malhechoras y los malhechores, sin duda, serán objeto de castigo; además, van a ser castigados de acuerdo con su conducta malvada. Dios existe para que los humanos crean en Él, y también Él es digno de su obediencia. Los que solo tienen fe en el Dios ambiguo e invisible son personas que no creen en Dios y son incapaces de someterse a Él. Si estas personas todavía no pueden creer en el Dios visible en el momento en que Su obra de conquista se termine, y siguen siendo desobedientes y resistiéndose al Dios que es visible en la carne, estos “ambigüistas”, sin duda, serán objetos de la destrucción. Es como algunos entre vosotros, cualquiera que verbalmente reconoce al Dios encarnado pero no puede practicar la verdad de la sumisión al Dios encarnado, finalmente será descartado y destruido. Además, cualquiera que verbalmente reconoce al Dios visible y come y bebe de la verdad que expresa Él, mientras busca al Dios ambiguo e invisible, será ciertamente objeto de destrucción. Ninguna de estas personas podrá permanecer hasta el tiempo del reposo, que vendrá después de que haya terminado la obra de Dios, ni podrá haber ni un solo individuo parecido a estas personas que permanezca en ese tiempo de reposo. Las personas demoniacas son las que no practican la verdad; su esencia es la de resistir y ser desobedientes a Dios y no tienen la más mínima intención de someterse a Él. Tales personas van a ser destruidas. Si tienes la verdad o si resistes a Dios depende de tu esencia, no de tu apariencia o de cómo hables o te comportes ocasionalmente. Que un individuo vaya a ser destruido o no se determina por su esencia; se decide de acuerdo con la esencia revelada por su conducta y su búsqueda de la verdad. Entre las personas que son iguales por hacer obra y hacen cantidades similares de obras, aquellas cuyas esencias humanas sean buenas y que posean la verdad son las personas a las que se les permitirá permanecer, pero aquellas cuya esencia humana sea mala y desobedezcan al Dios visible son las que serán objeto de la destrucción. Todas las palabras o la obra de Dios relacionadas con el destino de la humanidad tratarán adecuadamente con las personas, según la esencia de cada una; no se cometerá el menor error y no habrá ni una sola falla. Solo cuando las personas llevan a cabo una obra, la emoción o el significado humanos entran en juego. La obra que Dios hace es la más adecuada; Él definitivamente no presenta reclamos falsos contra ninguna criatura. Ahora hay muchas personas que son incapaces de percibir el destino futuro de la humanidad y que no creen las palabras que Yo declaro. Todos los que no creen, junto con los que no practican la verdad, ¡son demonios!

Hoy en día, los que buscan y los que no buscan son dos clases completamente diferentes de personas cuyos destinos son también muy diferentes. Los que buscan el conocimiento de la verdad y practican la verdad son aquellos a los que Dios traerá la salvación. Los que no conocen el camino verdadero son demonios y enemigos; son los descendientes del arcángel y van a ser objeto de la destrucción. Incluso los que son creyentes piadosos de un Dios ambiguo ¿no son también demonios? Las personas que tienen una buena conciencia, pero no aceptan el camino verdadero, son demonios; su esencia es de resistencia hacia Dios. Los que no aceptan el camino verdadero son los que se resisten a Dios; incluso si estas personas sufren muchas dificultades, aun así, van a ser destruidas. Todos los que no están dispuestos a abandonar el mundo, que no pueden soportar separarse de sus padres y que no pueden soportar deshacerse de sus propios deleites de la carne, son desobedientes a Dios y todos van a ser objeto de la destrucción. Cualquiera que no crea en Dios encarnado es demoniaco y, es más, va a ser destruido. Los que tienen fe, pero no practican la verdad, los que no creen en el Dios encarnado y los que de ningún modo creen en la existencia de Dios, también van a ser objeto de la destrucción. Todos aquellos a quienes se permitirá permanecer son personas que han pasado por el sufrimiento de la refinación y han permanecido firmes; estas son personas que verdaderamente han padecido pruebas. Cualquiera que no reconozca a Dios es un enemigo; es decir, cualquiera que no reconoce a Dios encarnado, tanto dentro como fuera de esta corriente, ¡es un anticristo! ¿Quién es Satanás, quiénes son los demonios y quiénes son los enemigos de Dios, sino los opositores que no creen en Dios? ¿No son esas las personas que son desobedientes a Dios? ¿No son esos los que verbalmente afirman tener fe, pero carecen de la verdad? ¿No son esos los que solo buscan el obtener las bendiciones, mientras que no pueden dar testimonio de Dios? Todavía hoy te mezclas con esos demonios y tienes conciencia de ellos y los amas, pero, en este caso, ¿no estás teniendo buenas intenciones con Satanás? ¿Acaso no te estás compinchando con los demonios? Si hoy en día las personas siguen sin ser capaces de distinguir entre lo bueno y lo malo, y continúan siendo ciegamente amorosas y misericordiosas sin ninguna intención de buscar la voluntad de Dios y siguen sin ser capaces de ninguna manera de albergar las intenciones de Dios como propias, entonces su final será mucho más desdichado. Cualquiera que no cree en el Dios en la carne es Su enemigo. Si puedes tener conciencia y amor hacia un enemigo, ¿no careces del sentido de justicia? Si eres compatible con los que Yo detesto y con los que estoy en desacuerdo, y aun así tienes amor o sentimientos personales hacia ellos, entonces ¿acaso no eres desobediente? ¿No estás resistiéndote a Dios de una manera intencionada? ¿Posee la verdad una persona así? Si las personas tienen conciencia hacia los enemigos, amor hacia los demonios y misericordia hacia Satanás, ¿no están perturbando de manera intencionada la obra de Dios? Esas personas que creen solo en Jesús y no creen en Dios encarnado durante los últimos días, y aquellas que verbalmente afirman creer en Dios encarnado, pero hacen el mal, todas son anticristos, sin mencionar a aquellas que ni siquiera creen en Dios. Todas estas personas serán objetos de la destrucción. El estándar por el que los humanos juzgan a otros humanos se basa en su comportamiento; uno cuya conducta es buena es una persona justa y uno cuya conducta es abominable es malvado. El estándar por el que Dios juzga a los humanos se basa en si la esencia de alguien se somete a Él; uno que se somete a Dios es una persona justa y uno que no, es un enemigo y una persona malvada, independientemente de si el comportamiento de esta persona es bueno o malo, o si su discurso es correcto o incorrecto. Algunas personas desean usar las buenas obras para obtener un buen destino en el futuro y algunas personas desean usar palabras delicadas para adquirir un buen destino. Todo el mundo falsamente cree que Dios determina el resultado de las personas después de observar su comportamiento o después de escuchar su discurso; muchas personas desearán entonces aprovecharse de esto para engañar a Dios y así les conceda un favor temporal. En el futuro, las personas que sobrevivirán en un estado de reposo, todas habrán soportado el día de la tribulación y también habrán dado testimonio de Dios; todas serán personas que hayan cumplido su deber y se hayan sometido intencionadamente a Dios. A los que simplemente desean usar la oportunidad de servir con la intención de evitar practicar la verdad no se les permitirá permanecer. Dios tiene estándares apropiados para disponer el resultado de todos los individuos; Él simplemente no toma estas decisiones de acuerdo a palabras y conductas, ni tampoco las toma de acuerdo con su comportamiento durante un solo periodo de tiempo. De ninguna manera será indulgente con toda la conducta malvada de alguien debido al servicio pasado que haya hecho para Él, ni tampoco va a perdonar de la muerte a alguien por haberse gastado una vez para Dios. Nadie puede evadir el retribución por haber sido malvados y nadie puede cubrir su comportamiento malvado y, por lo tanto, evadir los tormentos de la destrucción. Si las personas pueden cumplir con su propio deber, esto quiere decir que son eternamente fieles a Dios y no buscan recompensas, independientemente de si reciben bendiciones o sufren desgracias. Si las personas son fieles a Dios cuando ven bendiciones, pero pierden su fidelidad cuando no pueden ver bendiciones, y si al final todavía son incapaces de dar testimonio de Dios y cumplir los deberes que les corresponden, entonces serán objeto de la destrucción, a pesar de haber prestado previamente servicio fiel a Dios. En resumen, las personas malvadas no pueden sobrevivir a la eternidad ni tampoco pueden entrar en el reposo; solo los justos son los maestros del reposo. Después de que la humanidad esté en el camino correcto, las personas van a tener vidas humanas normales. Todas cumplirán con sus respectivos deberes y serán absolutamente fieles a Dios. Se librarán por completo de su desobediencia y de sus actitudes corruptas y vivirán para Dios y por causa de Dios, sin desobediencia ni resistencia. Todos van a poder someterse por completo a Él. Esta será la vida de Dios y la humanidad; será la vida del reino, y será la vida del reposo.

Aquellos que arrastran a sus hijos y a sus parientes totalmente incrédulos a la iglesia son todos extremadamente egoístas y solo están exhibiendo bondad. Estas personas solo se enfocan en ser amorosas, independientemente de si creen o no y de si esa es la voluntad de Dios. Algunos llevan a sus esposas ante Dios o arrastran a sus padres ante Dios, y sin importar si el Espíritu Santo está de acuerdo o no con esto o si está obrando en ellos o no, ellos siguen ciegamente “adoptando personas talentosas” para Dios. ¿Qué beneficio se puede obtener de mostrarles bondad a estos no creyentes? Incluso si a ellos, que están sin la presencia del Espíritu Santo, les cuesta seguir a Dios, no pueden ser salvados, como se podría pensar. Aquellos que pueden recibir la salvación en realidad no son tan fáciles de ganar. Las personas que no han experimentado la obra del Espíritu Santo y las pruebas, y que no han sido perfeccionadas por Dios encarnado, son completamente incapaces de ser completadas. Por lo tanto, desde el momento en que empiezan a seguir supuestamente a Dios, estas personas carecen de la presencia del Espíritu Santo. A la vista de su condición y estado actuales, simplemente no pueden ser completadas. Así que, el Espíritu Santo decide no dedicar mucha energía en ellas ni les provee ningún esclarecimiento ni las guía de ningún modo; Él solo les permite seguir y en última instancia revelará sus resultados, esto es suficiente. El entusiasmo y las intenciones de la humanidad provienen de Satanás y de ninguna manera pueden estas cosas completar la obra del Espíritu Santo. No importa cómo sean estas personas, deben tener la obra del Espíritu Santo. ¿Pueden los humanos completar a otros humanos? ¿Por qué un esposo ama a su esposa? ¿Y por qué una esposa ama a su esposo? ¿Por qué los hijos son obedientes con sus padres? ¿Y por qué los padres adoran a sus hijos? ¿Qué clase de intenciones realmente albergan las personas? ¿No es su intención satisfacer los planes propios y los deseos egoístas? ¿Realmente tienen la intención de actuar en pos del plan de gestión de Dios? ¿Están actuando por el bien de la obra de Dios realmente? ¿Es su intención cumplir con los deberes de un ser creado? Aquellos quienes, desde que empezaron a creer, han sido incapaces de obtener la presencia del Espíritu Santo, nunca pueden ganar la obra del Espíritu Santo; estas personas son claramente objetos a destruir. No importa cuánto amor tenga uno por ellas, esto no puede reemplazar la obra del Espíritu Santo. El entusiasmo y el amor de las personas representan las intenciones humanas, pero no pueden representar las intenciones de Dios y no pueden reemplazar Su obra. Incluso si se les da la mayor cantidad posible de amor o misericordia, esas personas que supuestamente creen en Dios y fingen seguirlo y no saben lo que de verdad significa creer en Él, ni siquiera así obtendrán la simpatía de Dios ni ganarán la obra del Espíritu Santo. Incluso si las personas que con sinceridad siguen a Dios son de bajo calibre y no pueden entender muchas de las verdades, ellas pueden todavía obtener ocasionalmente la obra del Espíritu Santo; sin embargo, los que son de considerable buen calibre, pero no creen sinceramente, simplemente no pueden obtener la presencia del Espíritu Santo. No hay posibilidad en absoluto de salvación para estas personas. Incluso si leen las palabras de Dios o de vez en cuando escuchan sermones o incluso cantan alabanzas a Dios, al final no podrán sobrevivir hasta el tiempo de reposo. Que las personas busquen con sinceridad no es algo determinado por la forma cómo los demás las juzguen o cómo las personas a su alrededor las vean, sino que está determinado según si el Espíritu Santo obra en ellas y si han obtenido Su presencia. Aún más, esto depende de si su carácter cambia y si han ganado el conocimiento de Dios después de experimentar la obra del Espíritu Santo durante cierto tiempo. Si el Espíritu Santo obra en una persona, el carácter de esta persona cambiará gradualmente y su perspectiva de creer en Dios poco a poco se hará más pura. Sin importar cuánto tiempo siga alguien a Dios, mientras haya cambiado, esto quiere decir que el Espíritu Santo está obrando en él. Si no ha cambiado, esto quiere decir que el Espíritu Santo no está obrando en él. Incluso si estas personas prestan algún servicio, lo que las empuja es un deseo de recibir bendiciones. Solo prestar servicio ocasional no puede reemplazar experimentar un cambio en su carácter. Finalmente ellas serán destruidas, porque en el reino no se necesitarán hacedores de servicio, ni tampoco se necesitará a nadie cuyo carácter no haya cambiado, que preste servicio a aquellas personas que han sido perfeccionadas y que son fieles a Dios. Esas palabras habladas en el pasado: “Cuando alguien cree en el Señor, la fortuna está del lado de toda su familia”, son adecuadas para la Era de la Gracia, pero no tienen conexión con el destino de la humanidad. Solo fueron apropiadas para una etapa durante la Era de la Gracia. El significado de esas palabras se refería a la paz y las bendiciones materiales que la gente disfrutó; esto no quiere decir que la familia entera de quien cree en el Señor vaya a ser salvada ni tampoco que cuando alguien recibe bendiciones, su familia entera también será traída al reposo. Que se reciban bendiciones o se sufran desgracias estará determinado según la esencia de uno, no según la esencia común que uno pueda compartir con otros. Este tipo de dicho o de regla simplemente no tiene lugar en el reino. Si alguien es al final capaz de sobrevivir es porque ha cumplido los requisitos de Dios, y si alguien es al final incapaz de permanecer hasta el tiempo de reposo, es porque esta persona ha sido desobediente a Dios y no ha satisfecho Sus requisitos. Todos tienen un destino adecuado. Estos destinos se determinan según la esencia de cada individuo y no tienen nada que ver con otras personas. La conducta malvada de un hijo o una hija no puede ser transferida a sus padres, y la justicia de un hijo o una hija no puede ser compartida con sus padres. La conducta malvada de los padres no puede ser transferida a los hijos, y la justicia de los padres no puede compartirse con los hijos. Cada cual carga con sus respectivos pecados y cada cual disfruta de sus respectivas bendiciones. Nadie puede sustituir a nadie; esto es justicia. Desde la perspectiva del hombre, si los padres obtienen bendiciones, también sus hijos deberían poder obtenerlas, y si los hijos hacen el mal, sus padres deben expiar por esos pecados. Esta es una perspectiva humana y la forma en la que el hombre hace las cosas. No es la perspectiva de Dios. El resultado de cada uno se determina de acuerdo a la esencia que surge de su propia conducta y siempre se determina apropiadamente. Nadie puede cargar con los pecados de otro; más aún, nadie puede recibir castigo en lugar de otro. Esto es incuestionable. El cuidado cariñoso de los padres por sus hijos no indica que pueden hacer obras justas en lugar de sus hijos, ni el afecto obediente de un hijo o hija por sus padres quiere decir que puede realizar obras justas en lugar de sus padres. Este es el verdadero significado detrás de las palabras: “Entonces estarán dos en el campo; uno será llevado y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino; una será llevada y la otra será dejada”. La gente no puede llevar a sus hijos malhechores al reposo sobre la base de su profundo amor por ellos, ni nadie puede llevar a su esposa (o esposo) al reposo sobre la base de su propia conducta justa. Esta es una norma administrativa; no puede haber excepciones para nadie. Al final, los hacedores de justicia son hacedores de justicia y los malhechores son malhechores. A los justos se les permitirá sobrevivir al final, mientras que los malhechores serán destruidos. Los santos son santos; no son inmundos. Los inmundos son inmundos y ni una parte de ellos es santa. Las personas que serán destruidas son todas malvadas y las que sobrevivirán son todas justas, incluso si los hijos de los malvados hacen obras justas e incluso si los padres de los justos hacen obras malvadas. No existe relación entre un esposo creyente y una esposa incrédula y no existe relación entre los hijos creyentes y los padres incrédulos; son dos tipos de personas completamente incompatibles. Antes de entrar al reposo, se tienen parientes físicos, pero una vez que se ha entrado en el reposo, ya no se tendrán parientes físicos de los cuales hablar. Los que cumplen su deber son enemigos de los que no; los que aman a Dios y los que lo odian se oponen entre sí. Los que entrarán en el reposo y los que habrán sido destruidos son dos clases incompatibles de criaturas. Las criaturas que cumplen su deber podrán sobrevivir y las que no cumplen su deber serán objeto de destrucción; lo que es más, esto durará toda la eternidad. ¿Amas a tu esposo con el fin de cumplir tu deber como ser creado? ¿Amas a tu esposa con el fin de cumplir tu deber como ser creado? ¿Eres diligente a tus padres incrédulos con el fin de cumplir tu deber como ser creado? La opinión humana en cuanto a creer en Dios, ¿es correcta o incorrecta? ¿Por qué crees en Dios? ¿Qué quieres ganar? ¿Cómo amas a Dios? Los que no pueden cumplir con su deber como seres creados y no pueden hacer un esfuerzo al ciento por ciento, serán objeto de destrucción. Las personas hoy en día tienen relaciones físicas entre ellas, así como asociaciones de sangre, pero en el futuro todo esto se hará pedazos. Creyentes e incrédulos no son compatibles, sino que más bien se oponen entre sí. Los que están en el reposo creerán que hay un Dios y se someterán a Él, mientras que los que son desobedientes a Dios habrán sido todos destruidos. Las familias ya no existirán sobre la tierra; ¿cómo podría haber padres o hijos o relaciones conyugales? ¡La misma incompatibilidad entre creencia e incredulidad habrá roto por completo estas relaciones físicas!

En un principio no hubo familias entre la humanidad, solo existían un hombre y una mujer, dos clases de humanos. No había países, ni mucho menos familias, pero debido a la corrupción de la humanidad, todo tipo de personas se organizaron en clanes individuales, desarrollándose más tarde en países y etnias. Estos países y etnias estaban constituidos por pequeñas familias individuales y de esta manera todos los tipos de personas fueron distribuidos entre varias razas, según los diferentes idiomas y las fronteras. De hecho, independientemente de cuántas razas haya en el mundo, la humanidad solo tiene un antepasado. En el principio solo había dos clases de humanos y estas dos clases eran el hombre y la mujer. Sin embargo, debido al progreso de la obra de Dios, el movimiento de la historia y los cambios geográficos, en diversos grados estas dos clases de humanos se desarrollaron en más clases de humanos. En última instancia, independientemente del número de razas de los que consista la humanidad, toda la humanidad sigue siendo la creación de Dios. No importa a qué raza pertenezcan las personas, todas son Sus criaturas; todas son descendientes de Adán y Eva. Aunque las manos de Dios no los hubiesen formado, son descendientes de Adán y Eva, a quienes Dios creó personalmente. No importa a qué clase de ser pertenezcan las personas, todas son Sus criaturas; ya que pertenecen a la humanidad, a la que Dios creó, su destino es el que la humanidad debe tener y han sido divididas de acuerdo a las reglas que organizan a los humanos. Es decir, todos los malhechores y todos los justos son, después de todo, criaturas. Las criaturas que hacen el mal al final serán destruidas y las criaturas que hacen obras justas sobrevivirán. Esta es la disposición más apropiada para estas dos clases de criaturas. Los malhechores no pueden, por su desobediencia, negar que, aunque son creaciones de Dios, Satanás los ha secuestrado y que, por lo tanto, no pueden ser salvos. Las criaturas con una conducta justa no pueden, basándose en el hecho de que sobrevivirán, negar que han sido creadas por Dios pero que igual han recibido la salvación después de que Satanás las corrompiese. Los malhechores son criaturas que son desobedientes a Dios; son criaturas que no pueden ser salvadas y que Satanás ha capturado completamente. Las personas que hacen el mal también son personas; son humanos que se han corrompido al extremo y que no pueden ser salvados. Como también son criaturas, las personas de una conducta justa también han sido corrompidas, pero son humanos que están dispuestos a liberarse de su carácter corrupto y han llegado a ser capaces de someterse a Dios. Las personas de conducta justa no rebosan de justicia; más bien, han recibido la salvación y han sido liberadas de su carácter corrupto; se pueden someter a Dios. Al final se mantendrán firmes, pero esto no quiere decir que Satanás no las ha corrompido nunca. Después de que termine la obra de Dios, entre todas Sus criaturas, habrá aquellos quienes serán destruidos y aquellos quienes sobrevivirán. Esta es una tendencia inevitable de Su obra de gestión. Nadie puede negar esto. No se les permitirá sobrevivir a los malhechores; los que se someten a Dios y le siguen hasta el final sin duda van a sobrevivir. Como esta obra es la de la gestión de la humanidad, habrá quienes permanecerán y quienes serán descartados. Estos son resultados diferentes para diferentes clases de personas y estas son las disposiciones más apropiadas para las criaturas de Dios. La disposición final de Dios para la humanidad es dividirla rompiendo familias, aplastando etnias y arrasando fronteras nacionales, creando así una disposición sin familias y sin fronteras nacionales, porque los humanos son, después de todo, descendientes de un solo antepasado y son creación de Dios. En resumen, las criaturas malhechoras serán todas destruidas y las criaturas que obedecen a Dios sobrevivirán. De esta manera, no habrá familias ni países y sobre todo no habrá etnias en el tiempo del reposo que vendrá; esta clase de humanidad será la clase más santa. Adán y Eva fueron creados en el principio para que la humanidad se hiciera cargo de todas las cosas en la tierra; en el principio los humanos eran los amos de todas las cosas. La intención de Jehová al crear a los humanos fue permitirles existir sobre la tierra y que cuidaran de todas las cosas sobre ella, porque la humanidad originalmente no había sido corrompida y era incapaz de hacer el mal. Sin embargo, después de que los humanos se corrompieran, ya no fueron los cuidadores de todas las cosas. El fin de la salvación de Dios es restaurar esta función de humanidad, restaurar la razón original de la humanidad y su obediencia original; la humanidad en el reposo será el retrato mismo del resultado que Dios espera conseguir con Su obra de salvación. Aunque ya no será una vida como la del jardín del Edén, su esencia será la misma; la humanidad no seguirá siendo meramente su anterior ser incorrupto, sino más bien una humanidad que fue corrompida y que después recibió la salvación. Estas personas que han recibido la salvación, al final (es decir, después de que haya terminado la obra de Dios) entrarán en el reposo. De igual manera, los resultados de los que serán castigados también serán revelados totalmente al final y solo van a ser destruidos después de que la obra de Dios haya terminado. En otras palabras, después de que Su obra esté terminada, aquellos malhechores y aquellos que han sido salvados, todos ellos serán revelados, porque la obra de exponer a todas las clases de personas (independientemente de si son los malhechores o están entre los salvados) se llevará a cabo sobre todas las personas de manera simultánea. Los malhechores serán descartados y a los que se les permita permanecer serán puestos de manifiesto simultáneamente. Por lo tanto, el resultado de todas las clases de personas se pondrá de manifiesto al mismo tiempo. Dios no permitirá que un grupo de los que han sido llevados a la salvación entre al reposo antes de hacer a un lado a los malhechores y juzgarlos o castigarlos, poco a poco; eso no sería coherente con los hechos. Cuando los malhechores sean destruidos y los que puedan sobrevivir entren en el reposo, la obra de Dios en todo el universo se habrá completado. No habrá ningún orden de prioridad entre los que reciben las bendiciones y los que sufren la desgracia; los que reciben las bendiciones vivirán para siempre, mientras que los que sufren la desgracia perecerán por toda la eternidad. Estos dos pasos de la obra se terminarán de manera simultánea. Es precisamente debido a la existencia de personas desobedientes que la justicia de los que se someten será puesta de manifiesto, y es precisamente porque existen aquellos que han recibido las bendiciones, que la desgracia sufrida por los malhechores por su comportamiento malvado será puesta de manifiesto. Si Dios no revelase a los malhechores, entonces las personas que con sinceridad se someten a Dios nunca verían el sol; si Dios no llevara a un destino adecuado a los que se someten a Él, entonces los que son desobedientes a Dios no podrían recibir su retribución merecida. Este es el proceso de la obra de Dios. Si Él no llevara a cabo esta obra de castigar el mal y recompensar el bien, entonces Sus criaturas nunca podrían entrar en sus destinos respectivos. Una vez que la humanidad haya entrado en el reposo, los malhechores habrán sido destruidos y toda la humanidad estará en el camino correcto; toda persona estará con los de su propia especie, según las funciones que debería llevar a cabo. Solo esto será el día del reposo de la humanidad, será la tendencia inevitable para el progreso de la humanidad, y solo cuando la humanidad entre en el reposo el gran y último logro de Dios alcanzará la culminación; esta será la parte final de Su obra. Esta obra terminará con toda la vida decadente de la carne de la humanidad y con la vida de la humanidad corrupta. A partir de aquí los humanos entrarán en un nuevo reino. Aunque los humanos vivirán en la carne, habrá diferencias significativas entre la esencia de esta vida y la vida de la humanidad corrupta. La relevancia de esta existencia y la de la existencia de la humanidad corrupta también son diferentes. Aunque esta no será la vida de una nueva clase de persona, se puede decir que es la vida de una humanidad que ha recibido la salvación y una vida en que la humanidad y la razón se han recuperado. Estas son personas que alguna vez fueron desobedientes a Dios, a las que Dios ha conquistado y después salvado; estas son personas que deshonraron a Dios y después dieron testimonio de Él. Después de haber sufrido y sobrevivido a Sus pruebas, su existencia será enormemente significativa; son personas que dieron testimonio de Dios ante Satanás y son humanos que son aptos para vivir. Los que van a ser destruidos son los que no pueden mantenerse firmes en el testimonio de Dios y no son aptos para seguir viviendo. Su destrucción será el resultado de su comportamiento y esa aniquilación es el mejor destino para ellos. En el futuro, cuando la humanidad entre en el hermoso reino, no existirá ninguna de las relaciones entre esposo y esposa, entre padre e hija o entre madre e hijo que las personas imaginan encontrar. En ese tiempo, cada humano seguirá a los de su propia especie y las familias ya habrán sido destruidas. Al haber fracasado por completo, Satanás nunca más volverá a molestar a los humanos y los humanos ya no tendrán un carácter satánico corrupto. Aquellas personas desobedientes ya habrán sido destruidas y solo las personas que se sometan permanecerán. Y de este modo muy pocas familias sobrevivirán intactas; ¿cómo pueden continuar existiendo las relaciones físicas? La vida pasada de la carne de la humanidad será prohibida totalmente, ¿cómo pueden todavía existir las relaciones físicas entre las personas? Sin el carácter satánico corrupto, la vida humana ya no será la antigua vida del pasado sino una nueva vida. Los padres perderán hijos y los hijos perderán padres. Los esposos perderán esposas y las esposas perderán esposos. Existen relaciones físicas actualmente entre las personas, pero ya no existirán una vez que todos hayan entrado en el reposo. Solo este tipo de humanidad tendrá justicia y santidad; solo este tipo de humanidad puede adorar a Dios.

Dios creó a los humanos, los colocó sobre la tierra y los ha guiado desde entonces. Él después los salvó y los sirvió como ofrenda por el pecado para la humanidad. Al final Él aún debe conquistar a la humanidad, salvar por completo a los humanos y restaurarlos a su semejanza original. Esta es la obra a la que Él se ha dedicado desde el principio, restaurando a la humanidad a su imagen y semejanza originales. Dios establecerá Su reino y restaurará la semejanza original de los seres humanos, lo que significa que Él restaurará Su autoridad sobre la tierra y entre toda la creación. La humanidad, después de que Satanás la corrompiera, perdió su corazón temeroso de Dios y la función propia de las criaturas de Dios, convirtiéndose en un enemigo desobediente a Dios. Entonces la humanidad vivió bajo el campo de acción de Satanás y siguió sus órdenes; en consecuencia, Dios no tuvo manera de obrar entre Sus criaturas, y menos pudo ganar su temor. Dios creó a los seres humanos y estos deben adorarlo, pero ellos en realidad le dieron la espalda y, en cambio, adoraron a Satanás. Satanás se convirtió en ídolo en su corazón. De esta manera Dios perdió Su posición en su corazón, lo que quiere decir que Él perdió el significado de Su creación de la humanidad. Por tanto, para restaurar la relevancia de Su creación de la humanidad, Él debe restaurar su semejanza original y librar a la humanidad de su carácter corrupto. Para rescatar a los humanos de Satanás, debe salvar al hombre del pecado. Solo de esta manera puede Dios restaurar poco a poco su semejanza y función originales, y al final restaurar Su reino. La destrucción final de esos hijos de la desobediencia también va a ser llevada a cabo con el fin de permitir a los humanos adorar mejor a Dios y vivir mejor sobre la tierra. Debido a que Dios creó a los humanos, Él hará que lo adoren; como desea restaurar la función original de la humanidad, la va a restaurar por completo y sin ninguna adulteración. Restaurar Su autoridad quiere decir hacer que los humanos lo adoren y se sometan a Él; quiere decir que Él va a hacer que los humanos vivan por Él y que perezcan Sus enemigos debido a Su autoridad. Quiere decir que Dios hará que todo lo Suyo continúe entre los humanos sin resistencia por parte de nadie. El reino que Dios anhela establecer es Su propio reino. La humanidad que desea es una que lo adorará y se someterá a Él por completo y manifestará Su gloria. Si Dios no salva a la humanidad corrupta, entonces la relevancia de Su creación de la humanidad se perderá; no tendrá más autoridad entre los humanos y Su reino ya no será capaz de existir en la tierra. Si Dios no destruye a esos enemigos que le son desobedientes, no podrá obtener toda Su gloria ni tampoco podrá establecer Su reino sobre la tierra. Estas serán las señales de la terminación de Su obra y de Su gran logro: destruir completamente a aquellos entre la humanidad que lo desobedecen y llevar al reposo a los que han sido perfeccionados. Cuando los humanos hayan sido restaurados a su semejanza original y cuando puedan cumplir sus deberes respectivos, permanecer en su sitio adecuado y someterse a todos los planes de Dios, Dios habrá ganado un grupo de personas sobre la tierra que lo adoran y también habrá establecido un reino sobre la tierra que lo adora. Tendrá una victoria eterna sobre la tierra y todos aquellos que se le oponen perecerán por toda la eternidad. Esto restaurará Su intención original al crear la humanidad; restaurará Su intención en crear todas las cosas y también restaurará Su autoridad sobre la tierra, entre todas las cosas y entre Sus enemigos. Estos serán los símbolos de Su victoria total. En adelante, la humanidad entrará en el reposo y empezará una vida que está en el camino correcto. Dios también entrará en el reposo eterno con la humanidad y comenzará una vida eterna que compartirán Dios y los humanos. La inmundicia y la desobediencia sobre la tierra habrán desaparecido, así como los lamentos sobre la tierra y todo lo que en este mundo se opone a Dios no existirá. Solo Dios y esas personas a las que Él ha llevado a la salvación permanecerán; solo Su creación permanecerá.

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