2. Creemos que los pecados del hombre son purificados después de la muerte en el purgatorio, luego de lo cual la gente puede entrar en el reino de los cielos. Pero vosotros dais testimonio de que si no aceptamos la obra del juicio de Dios de los últimos días no seremos purificados y, por consiguiente, no seremos aptos para entrar en el reino de los cielos. ¿Qué queréis decir con esto? ¿Cómo puede entrar la gente al reino de los cielos exactamente?
Versículos bíblicos como referencia:
“Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad” (Juan 17:17-19).
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).
“Si algún hombre oye Mis palabras y no cree, no lo juzgo, pues no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo. El que Me rechaza y no acepta Mis palabras, tiene quien lo juzgue: la palabra que he pronunciado, esa lo juzgará el último día” (Juan 12:47-48).*
“Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17).
Las palabras relevantes de Dios:
Deberíais ser capaces de ver las intenciones de Dios y deberíais ver que la obra de Dios no es tan simple como la creación de los cielos y la tierra y de todas las cosas. Esto es porque la obra del presente es la transformación de los que han sido corrompidos, que están aletargados hasta un grado extremo; es para purificar a los que fueron creados pero procesados por Satanás. No es la creación de Adán o Eva, y menos todavía es la creación de la luz o la creación de toda planta y animal. Dios purifica las cosas que han sido corrompidas por Satanás y luego las vuelve a ganar. Se convierten en cosas que le pertenecen a Él y se convierten en Su gloria. Esto no es tan sencillo como la creación de los cielos y la tierra y todas las cosas, como el hombre imagina que es, y tampoco es como la obra de maldecir a Satanás y enviarlo al abismo sin fondo, como imagina el hombre; más bien es la obra de transformar al hombre, de transformar lo que es negativo en positivo, hacer que las cosas negativas que no le pertenecen a Él en cosas positivas que sí le pertenecen. Esta es la verdad detrás de esta etapa de la obra de Dios. Debéis entender esto y evitar simplificar las cosas en exceso. La obra de Dios no es como ninguna obra ordinaria. Su maravilla y sabiduría están más allá de la mente del hombre. Dios no crea todas las cosas durante esta etapa de obra, pero tampoco las destruye. En cambio, Él transforma todas las cosas que creó y purifica todas las cosas que han sido contaminadas por Satanás. Y así Dios se embarca en una gran empresa. Este es todo el significado de la obra de Dios. ¿Ves que la obra de Dios es realmente tan simple en estas palabras?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Es la obra de Dios tan sencilla como el hombre imagina?
En la obra de los últimos días, el poder de la palabra es mayor que el de la manifestación de señales y maravillas, y la autoridad de la palabra sobrepasa la de las señales y las maravillas. La palabra revela todas las actitudes corruptas enterradas en lo profundo del corazón del hombre. No tienes forma de descubrirlas por ti mismo. Cuando sean expuestas por medio de la palabra, llegarás a descubrirlas de forma natural; tendrás que concederles tu reconocimiento, y estarás totalmente convencido. ¿No es esta la autoridad de la palabra? Este es el resultado alcanzado por la obra actual de la palabra. Por tanto, el hombre no puede salvarse totalmente de sus pecados por medio de la curación de la enfermedad y la expulsión de los demonios, y no puede ser hecho totalmente completo por medio de la manifestación de señales y maravillas. La autoridad para sanar enfermedades y expulsar demonios solo le otorga gracia al hombre, pero la carne del hombre sigue perteneciéndole a Satanás y el carácter satánico corrupto permanece dentro del hombre. En otras palabras, lo que no se ha purificado sigue perteneciéndole al pecado y la inmundicia. Solo después de que el hombre se haya purificado por medio de la palabra podrá ser ganado por Dios y ser santificado. Cuando expulsaron a los demonios del hombre y lo redimieron, esto solo significó que él fue arrebatado de las manos de Satanás y devuelto a Dios. Sin embargo, al no haberlo purificado ni cambiado Dios, sigue siendo un hombre corrupto. Dentro del hombre todavía existen la inmundicia, la oposición y la rebeldía; el hombre solo ha vuelto a Dios por medio de Su redención, pero no tiene el más mínimo conocimiento de Él y todavía es capaz de resistirse a Él y traicionarle. Antes de que el hombre fuera redimido, muchos de los venenos de Satanás ya habían sido plantados en su interior, y, después de miles de años de ser corrompido por Satanás, el hombre ya tiene dentro de sí una naturaleza que se resiste a Dios. Por tanto, cuando el hombre ha sido redimido, no se trata más que de un caso de redención. Es decir, se compra al hombre a un alto precio, pero la naturaleza venenosa que existe en su interior no se ha eliminado. El hombre que es tan inmundo debe pasar por un cambio antes de volverse digno de servir a Dios. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Solo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser purificado. En lugar de considerar que esta etapa de la obra es la de la salvación, sería más apropiado decir que es la obra de purificación. En verdad, esta etapa es también la obra de conquista, así como la segunda etapa en la obra de la salvación. El hombre llega a ser ganado por Dios por medio del juicio y el castigo por la palabra, y es por medio del refinamiento, el juicio y el desenmascaramiento por la palabra que todas las impurezas, las nociones, los motivos y las esperanzas personales dentro del corazón del hombre se revelan completamente. Aunque el hombre haya sido redimido y perdonado de sus pecados, solo puede considerarse que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre, que vive en un cuerpo de carne, no ha sido liberado del pecado, solo puede continuar pecando, revelando, interminablemente, su carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayor parte de la humanidad peca de día y confiesa de noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para el hombre, no podrá salvarlo del pecado. Solo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto. […] No resulta fácil para el hombre ser consciente de sus pecados; no tiene forma de reconocer su propia naturaleza profundamente arraigada, y debe depender del juicio por la palabra para lograr este resultado. Solo así puede el hombre ser transformado gradualmente a partir de ese momento.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)
Cristo de los últimos días usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para dejar la sustancia del hombre en evidencia y para diseccionar sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe someterse a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre rechaza a Dios se expresan con relación a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al realizar Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; desenmascara y poda a largo plazo. Todos estos métodos diferentes de desenmascaramiento y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de las intenciones de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre entender y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su feo rostro. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad
Deberías saber que el que Dios perfeccione, complete y gane a los hombres no trae nada sino espadas y golpes para su carne, además de sufrimiento sin fin, el ardor del fuego, juicio, castigo y maldiciones sin misericordia, y pruebas sin límite. Tal es la historia interna y la verdad sobre la obra de gestionar al hombre. Sin embargo, todas estas cosas están dirigidas contra la carne del hombre y todas las flechas de hostilidad se dirigen sin piedad hacia la carne del hombre (porque el hombre es inocente). Todo esto es por el bien de Su gloria y testimonio y para Su gestión. Esto se debe a que Su obra no es solamente por el bien de la humanidad, sino además por todo el plan y para cumplir Su intención original cuando Él creó a la humanidad. Por lo tanto, tal vez el noventa por ciento de las experiencias del hombre son sufrimientos y pruebas de fuego, y hay muy pocos, o incluso ninguno, de esos días dulces y felices que la carne del hombre ha anhelado. Más incapaz aún es el hombre de disfrutar momentos felices en la carne, pasando preciados momentos con Dios. La carne es inmunda así que lo que la carne del hombre ve o disfruta no es nada sino el castigo de Dios, que el hombre encuentra desconsiderado, como si le faltara razón normal. Esto es porque Dios revelará Su carácter justo, el cual es “desconsiderado con el hombre”, y Él no tolera las ofensas del hombre y odia a los enemigos. Dios abiertamente revela todo Su carácter a través de cualquier medio necesario, concluyendo así la obra de Su batalla de seis mil años con Satanás, ¡la obra de la salvación de toda la humanidad, y la destrucción del Satanás de la antigüedad!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El propósito de gestionar a la humanidad
Dios realiza la obra de juicio y castigo para que el hombre pueda conocerle, y por el bien de Su testimonio. Sin Su juicio sobre el carácter corrupto del ser humano, el hombre no podría conocer Su carácter justo que no permite ofensa, así como no podría transformar su viejo conocimiento de Dios en uno nuevo. Por el bien de Su testimonio y de Su gestión, Él hace pública Su totalidad, capacitando así al hombre para lograr el conocimiento de Dios, que su carácter sea transformado y que dé resonante testimonio de Él por medio de Su aparición pública. El cambio en el carácter del hombre se logra a través de muchos tipos distintos de la obra de Dios; sin estos cambios en el carácter del hombre, este sería incapaz de dar testimonio de Dios y no podría ser conforme a Sus intenciones. El cambio en el carácter del hombre significa que se ha liberado de la atadura de Satanás y de la influencia de la oscuridad, y que se ha convertido de verdad en un modelo y un espécimen de la obra de Dios, que ha llegado a ser un testigo Suyo y alguien que es conforme a Sus intenciones.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él
Aquellos que puedan permanecer firmes durante la obra del juicio y el castigo de Dios durante los últimos días, es decir, durante la obra final de purificación, serán los que entrarán en el reposo final con Dios; por lo tanto, todos los que entren en el reposo se habrán librado de la influencia de Satanás y Dios los habrá ganado solo después de que hayan pasado Su obra final de purificación. Estos humanos a los que Dios finalmente haya ganado entrarán en el reposo final. El objetivo de la obra de castigo y juicio de Dios pretende, en esencia, purificar a la humanidad en aras del día de reposo definitivo. De lo contrario, ningún miembro de la humanidad podrá ordenarse según su clase ni entrar en el reposo. Esta obra es el único camino de la humanidad para entrar en el reposo. Solo la obra de purificación de Dios purificará a los humanos de su injusticia y solo Su obra de castigo y juicio dejará en evidencia a aquellos elementos rebeldes entre la humanidad, distinguiendo de ese modo a los que pueden ser salvados de los que no y a aquellos que permanecerán de los que no. Cuando esta obra termine, todas aquellas personas a las que se les permita permanecer serán purificadas y entrarán en un ámbito superior de humanidad en el que disfrutarán de una segunda vida humana más maravillosa sobre la tierra; en otras palabras, entrarán en su día del reposo humano y convivirán con Dios. Después de que aquellos a los que no se les permite permanecer hayan sido castigados y juzgados, su verdadera forma de ser se revelará por completo; después de esto todos serán destruidos y, al igual que Satanás, ya no se les permitirá sobrevivir sobre la tierra. La humanidad del futuro no incluirá ya a nadie de ese tipo de personas; tales personas no son aptas para entrar a la tierra del último reposo ni tampoco para participar en el día del reposo que Dios y la humanidad compartirán, porque son blanco del castigo, son malvadas y no son justas. Fueron redimidas una vez y también juzgadas y castigadas; también, una vez, fueron mano de obra para Dios. Pero, cuando el día final venga, serán descartadas y destruidas debido a su propia maldad y debido a su propia rebeldía e incapacidad de ser redimidas; nunca volverán a existir en el mundo del futuro y tampoco vivirán entre la raza humana del futuro. Ya sean los espíritus de los muertos o personas que viven en la carne, todos los malhechores y todos los que no han sido salvados serán destruidos cuando los santos entre la humanidad entren en el reposo. En cuanto a estos espíritus y humanos malhechores y los espíritus de las personas justas y los que hagan justicia, sin importar en qué era estén, todos los que sean malvados serán destruidos al final y todos los que son justos sobrevivirán. Que una persona o un espíritu reciba la salvación no se decide únicamente basándose en la obra de la era final, sino que se determina basándose en si ha resistido a Dios o se ha rebelado en Su contra. Las personas de épocas anteriores, que hicieron mal y no pudieron conseguir la salvación, sin duda serán blanco del castigo, y los de la era actual que hagan el mal y no puedan ser salvados, seguramente también serán blanco del castigo. Se categoriza a los humanos basándose en el bien y el mal, no en qué era vivan. Una vez así categorizados, no serán castigados ni recompensados de inmediato; más bien, Dios solo llevará a cabo Su obra de castigar el mal y recompensar el bien después de haber finalizado Su obra de conquista en los últimos días. De hecho, Él ha estado separando a los humanos entre el bien y el mal desde que empezó a llevar a cabo Su obra de salvación de la humanidad. Es simplemente que Él recompensará a los justos y castigará a los malvados solo después de que Su obra se haya completado; no es que los separará en categorías una vez que se haya completado Su obra y después inmediatamente llevará a cabo Su tarea de castigar el mal y recompensar el bien. Más bien, esta tarea se realizará solo cuando Su obra haya finalizado por completo. Su obra última de castigar el mal y recompensar el bien tiene el solo propósito de purificar por completo a todos los humanos para que Él pueda llevar a una humanidad completamente santificada al reposo eterno. Esta etapa de Su obra es la más crucial. Es la etapa final de toda Su obra de gestión. Si Dios no destruyera a los malvados y los dejara permanecer, entonces toda la humanidad todavía no podría entrar en el reposo y Dios no podría llevarla a un reino mejor. Esta obra no estaría completamente terminada. Cuando Él termine Su obra, toda la humanidad estará completamente santificada; solo de esta manera Dios podrá vivir en paz en el reposo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo