2. El apóstol Pablo dijo: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. En el futuro me está reservada la corona de justicia” (2 Timoteo 4:7-8). Hemos creído en el Señor durante muchos años, y durante todo este tiempo, hemos imitado a Pablo al correr la carrera y trabajar por el Señor. Hemos propagado el evangelio y hemos construido iglesias, y hemos guardado el nombre del Señor y Su camino. No hay duda alguna de que la corona de justicia será reservada para nosotros. Siempre que seamos diligentes en nuestro trabajo por el Señor y esperemos atentos Su regreso, seremos arrebatados directamente al reino de los cielos. ¿Estáis diciendo que hay algo incorrecto en la manera en la que practicamos?
Versículos bíblicos como referencia:
“No todo el que me dijo: ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que siga la voluntad de Mi Padre que está en los cielos.* Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad’” (Mateo 7:21-23).
Las palabras relevantes de Dios:
Puede que una persona haya participado en muchos buenos comportamientos desde que comenzó a creer en Dios, pero todavía no es capaz de ver claramente muchas cosas y mucho menos de lograr entender la verdad. Sin embargo, debido a esa gran cantidad de buenos comportamientos, siente que ya practica la verdad, que ya se ha sometido a Dios y que ya ha satisfecho bastante Sus intenciones. Cuando no te ocurre nada, puedes hacer lo que te digan, haces cualquier deber sin reparo alguno y no te resistes. Cuando te dicen que prediques el evangelio, no te quejas y puedes sobrellevar esta dificultad, y cuando te dicen que corras de aquí para allá y trabajes, o hagas una tarea, lo haces. Debido a esto, sientes que eres alguien que se somete a Dios y que persigue la verdad genuinamente. Aun así, si te preguntan seriamente: “¿Eres una persona honesta? ¿Te sometes verdaderamente a Dios? ¿Has transformado el carácter?”, si todo el mundo debe hacer frente a la comparación con la verdad de las palabras de Dios, puede decirse que nadie está a la altura ni sería capaz de actuar según los principios-verdad. Por tanto, toda la humanidad corrupta debe reflexionar sobre sí misma, sobre el carácter según el cual vive y sobre las filosofías, la lógica, las herejías y las falacias satánicas que forman la base para todos sus actos y todas sus acciones. Debe reflexionar sobre la causa principal por la que revela su carácter corrupto, cuál es la esencia de que actúe según el libre albedrío y para qué y para quién vive. Si estos aspectos se comparan con la verdad, entonces todo el mundo será condenado. ¿Cuál es la razón? Que la humanidad está profundamente corrompida. Las personas no entienden la verdad y todas viven según su carácter corrupto. No se conocen a sí mismas en lo más mínimo, siempre creen en Dios en función de sus propias nociones y figuraciones, realizan sus deberes de acuerdo con sus preferencias y estilos, y siguen teorías religiosas en su manera de servir a Dios. Aún más, todavía piensan que están llenas de fe y que sus acciones son muy razonables, y acaban sintiendo que han ganado mucho. Sin darse cuenta, llegan a pensar que ya actúan de acuerdo con las intenciones de Dios y las han satisfecho completamente, y que ya han cumplido los requisitos de Dios y siguen Su voluntad. Si te sientes así, o si consideras que has obtenido algunas ganancias en tus diversos años de fe en Dios, entonces, con más razón aún, debes regresar ante Dios para examinarte cuidadosamente. Deberías fijarte en la senda que has recorrido durante tus años de fe para ver si has realizado todos tus actos y obras ante Dios completamente de acuerdo con Sus intenciones. Examina cuáles de tus conductas se oponían a Dios, con cuáles de ellas te sometiste a Él y si tus acciones han cumplido y satisfecho Sus requisitos. Deberías aclarar todas estas cosas, porque solo entonces tendrás autoconciencia.
La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Solo conociendo las propias opiniones equivocadas puede uno transformarse realmente
Muchos de los que siguen a Dios solo se preocupan por cómo obtener bendiciones o evitar el desastre. Tan pronto como se mencionan la obra y la gestión de Dios, se quedan en silencio y pierden todo interés. Piensan que comprender tales cuestiones tediosas no ayudará a que su vida crezca y que no les brindará ningún beneficio. En consecuencia, aunque hayan oído información acerca de la gestión de Dios, la abordan sin seriedad. No la ven como algo precioso que se debe aceptar y, mucho menos, la comprenden tomándola como parte de su vida. El propósito de estas personas al seguir a Dios es muy simple y tiene un único objetivo: ser bendecidas. Estas personas no se molestan en prestar atención a nada que no tenga nada que ver con este objetivo. Para ellas, no hay meta más legítima que creer en Dios para obtener bendiciones; es la esencia del valor de su fe. Si algo no contribuye a este objetivo, no las conmueve en absoluto. Esto es lo que ocurre con la mayoría de las personas que creen en Dios actualmente. Su objetivo y su intención parecen legítimos porque, al mismo tiempo que creen en Dios, también se esfuerzan por Él, se dedican a Él, y cumplen su deber. Entregan su juventud, renuncian a su familia y su profesión e, incluso, pasan años ocupados lejos de casa. En aras de su meta máxima, cambian sus intereses, su perspectiva de la vida e, incluso, la dirección que siguen, pero no pueden cambiar el objetivo de su creencia en Dios. Van de acá para allá tras la gestión de sus propias aspiraciones; no importa lo lejos que esté el camino ni cuántas dificultades y obstáculos haya a lo largo de él, siguen siendo persistentes y no tienen miedo a la muerte. ¿Qué poder los impulsa a seguir entregándose de esta forma? ¿Es su conciencia? ¿Es su calidad humana magnífica y noble? ¿Es su determinación de combatir a las fuerzas del mal hasta el final? ¿Es su fe de dar testimonio de Dios sin buscar recompensa alguna? ¿Es su lealtad al estar dispuestos a abandonarlo todo para cumplir la voluntad de Dios? ¿O es su espíritu de devoción para renunciar siempre a las exigencias personales extravagantes? ¡Que alguien que nunca ha comprendido la obra de gestión de Dios dé tanto es, simplemente, un milagro! Por el momento, no hablemos de cuánto han dado estas personas. Sin embargo, su comportamiento es muy digno de nuestra disección. Aparte de los beneficios tan estrechamente asociados con ellos, ¿podría existir alguna otra razón para que las personas, que nunca entienden a Dios, den tanto por Él? En esto descubrimos un problema no identificado previamente: la relación del hombre con Dios es, simplemente, de puro interés personal. Es la relación entre el receptor y el dador de bendiciones. Para decirlo con claridad, es la relación entre un empleado y un empleador. El primero solo trabaja duro para recibir las recompensas otorgadas por el segundo. En una relación basada en los intereses no hay afecto familiar, solo una transacción. No hay un amar y ser amado; solo caridad y misericordia. No hay comprensión; solo engaño, indignación reprimida e impotencia. No hay intimidad; solo un abismo que no se puede cruzar.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Apéndice III: El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios
El estándar por el que los humanos juzgan a otros humanos se basa en su comportamiento; uno cuya conducta es buena es una persona justa y uno cuya conducta es abominable es malvado. El estándar por el que Dios juzga a los humanos se basa en si la esencia de alguien se somete a Él; uno que se somete a Dios es una persona justa y uno que no, es un enemigo y una persona malvada, independientemente de si el comportamiento de esta persona es bueno o malo, o si su discurso es correcto o incorrecto. Algunas personas desean usar las buenas obras para obtener un buen destino en el futuro y algunas personas desean usar palabras agradables para adquirir un buen destino. Todo el mundo falsamente cree que Dios determina el resultado de las personas después de observar su comportamiento o después de escuchar su discurso; muchas personas desearán entonces aprovecharse de esto para engañar a Dios y así les conceda un favor temporal. En el futuro, las personas que sobrevivirán en un estado de reposo, todas habrán soportado el día de la tribulación y también habrán dado testimonio de Dios; todas serán personas que hayan cumplido bien su deber y se hayan sometido intencionadamente a Dios. A los que simplemente desean usar la oportunidad de servir con la intención de evitar practicar la verdad no se les permitirá permanecer. Dios tiene estándares apropiados para disponer el resultado de todos los individuos; Él simplemente no toma estas decisiones de acuerdo a palabras y conductas, ni tampoco las toma de acuerdo con su comportamiento durante un solo periodo de tiempo. De ninguna manera será indulgente con toda la conducta malvada de alguien debido al servicio pasado que haya hecho para Él, ni tampoco va a perdonar de la muerte a alguien por haberse gastado durante un tiempo para Dios. Nadie puede evadir la retribución por haber sido malvados y nadie puede cubrir su comportamiento malvado y, por lo tanto, evadir los tormentos de la destrucción. Si las personas de veras pueden cumplir con su propio deber, esto quiere decir que son eternamente leales a Dios y no buscan recompensas, independientemente de si reciben bendiciones o sufren desgracias. Si las personas son leales a Dios cuando ven bendiciones, pero pierden su lealtad cuando no pueden ver bendiciones, y si al final estas personas —que una vez fueron mano de obra para Dios con lealtad— todavía son incapaces de dar testimonio de Dios y cumplir bien los deberes que les corresponden, entonces tales personas serán objeto de la destrucción. En resumen, las personas malvadas no pueden sobrevivir a la eternidad ni tampoco pueden entrar en el reposo; solo los justos son los maestros del reposo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo
Imagina que eres capaz de obrar para Dios, pero no te sometes a Él y eres incapaz de amarlo verdaderamente. De esta forma, no solo no habrás cumplido el deber de un ser creado, sino que Él también te condenará, porque eres alguien que no posee la verdad, incapaz de someterse a Él y que se rebela contra Dios. Solo te preocupas de obrar para Dios y no de poner en práctica la verdad ni de conocerte a ti mismo; no entiendes ni conoces al Creador, no te sometes a Él ni lo amas y eres una persona que es rebelde contra Dios de manera innata. Por estas razones, al Creador no le gustan tales personas.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine
Las personas dicen que Dios es un Dios justo, y en tanto que el hombre lo siga hasta el final, seguramente será imparcial hacia el hombre porque Él es el más justo. Si un hombre lo sigue hasta el final, ¿lo podría desechar? Soy imparcial con todos los hombres y juzgo a todos los hombres con Mi carácter justo, sin embargo, hay condiciones adecuadas para las exigencias que le hago al hombre, y lo que Yo exijo, todos los hombres lo deben cumplir, sin importar quiénes sean. No me importa cómo sean tus cualificaciones ni hace cuánto que las tengas; solo me importa si sigues Mi camino y si tienes o no amor y sed por la verdad. Si careces de la verdad y más bien causas vergüenza a Mi nombre y no actúas de acuerdo a Mi camino y solo lo sigues sin cuidado ni preocupación, entonces en ese momento te derribaré y te castigaré por tu maldad y ¿qué tendrás que decir entonces? ¿Podrás decir que Dios no es justo? Si has cumplido con las palabras que he expresado hoy, entonces eres la clase de persona que apruebo. Dices que siempre has sufrido mientras sigues a Dios, que lo has seguido durante las tormentas y que has compartido con Él los buenos y los malos momentos, pero no has vivido las palabras pronunciadas por Dios; solo quieres ir de un lado a otro por Dios y esforzarte por Él todos los días y nunca has pensado vivir una vida que tenga sentido. También dices: “En cualquier caso, creo que Dios es justo. He sufrido por Él, he ido de un lado a otro por Él y me he dedicado a Él y me he esforzado mucho a pesar de no recibir ningún reconocimiento; seguro se debe acordar de mí”. Es verdad que Dios es justo, pero Su justicia no está manchada con ninguna impureza: no contiene voluntad humana alguna y no está manchada por la carne o por las transacciones humanas. Todos los que son rebeldes y se oponen y no actúan conforme a Su camino serán castigados; ¡ninguno será perdonado y ninguno será pasado por alto! Algunas personas dicen: “Hoy voy de aquí para allá por Ti; cuando llegue el fin, ¿me puedes dar una pequeña bendición?”. Así que te pregunto: “¿Has cumplido Mis palabras?”. La justicia de la que hablas se basa en una transacción. Tú solo piensas que Yo soy justo e imparcial con todos los hombres y que todos los que me siguen hasta el final están seguros de ser salvos y ganar Mis bendiciones. Hay un significado interno en Mis palabras cuando digo “todos los que me siguen hasta el final están seguros de ser salvos”: los que me siguen hasta el final son a los que Yo ganaré íntegramente; son los que, después de que los haya conquistado, buscan la verdad y son perfeccionados. ¿Qué condiciones has alcanzado? Solo has conseguido seguirme hasta el final, pero ¿qué más? ¿Has cumplido Mis palabras? Has alcanzado uno de Mis cinco requisitos, pero no tienes la intención de cumplir los cuatro restantes. Sencillamente has encontrado la senda más sencilla y fácil y la has seguido con la esperanza de tener suerte. Con una persona como tú, Mi carácter justo es solo castigo y juicio, es solo una retribución justa, y es el castigo justo de todos los malhechores; todos los que no siguen Mi camino, con toda seguridad van a ser castigados, incluso si siguen hasta el final. Esta es la justicia de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio
Yo decido el destino de cada persona, no con base en su edad, antigüedad, cantidad de sufrimiento ni, mucho menos, según el grado de lástima que provoca, sino con base en si posee la verdad. No hay otra opción que esta. Debéis daros cuenta de que todos aquellos que no siguen la voluntad de Dios serán castigados sin excepción. Esto es algo que nadie puede cambiar. Por lo tanto, todos aquellos que son castigados, reciben castigo por la justicia de Dios y como retribución por sus numerosas acciones malvadas.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prepara suficientes buenas obras para tu destino
Debes saber qué tipo de personas deseo; los impuros no tienen permitido entrar en el reino, ni mancillar el suelo santo. Aunque puedes haber realizado muchas obras y obrado durante muchos años, si al final sigues siendo deplorablemente inmundo, entonces ¡será intolerable para la ley del Cielo que desees entrar en Mi reino! Desde la fundación del mundo hasta hoy, nunca he ofrecido acceso fácil a Mi reino a cualquiera que se gane Mi favor. Esta es una norma celestial ¡y nadie puede quebrantarla! Debes buscar la vida. Hoy, las personas que serán perfeccionadas son del mismo tipo que Pedro; son las que buscan cambios en su propio carácter y están dispuestas a dar testimonio de Dios y a cumplir con su deber como seres creados. Solo las personas así serán perfeccionadas. Si solo esperas recompensas y no buscas cambiar tu propio carácter-vida, entonces todos tus esfuerzos serán en vano. ¡Y esta verdad es inalterable!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine