Pregunta 1: Ahora el Señor Jesús ya ha regresado y tiene un nombre nuevo, Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso ha expresado las palabras en el libro “La Palabra Manifestada en Carne”, y es la voz del novio. Sin embargo, muchos hermanos y hermanas aún no saben discernir la voz de Dios. Por eso hoy día hemos invitado a los testigos de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Los hemos invitado para que nos hablen sobre cómo identificar la voz de Dios. Así todos sabremos cómo cerciorarnos de que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús.
Respuesta: Esta pregunta es de suma importancia. Para aceptar la obra de Dios de los últimos días y contemplar Su aparición, debemos saber identificar Su voz. De hecho, identificar la voz de Dios significa reconocer Sus palabras y declaraciones, y reconocer las características de las palabras del Creador. Independientemente de que sean las palabras de Dios hecho carne o las declaraciones del Espíritu de Dios, son, todas, palabras pronunciadas por Dios a la humanidad desde las alturas. Tal es el tono y las características de las palabras de Dios. Claramente se manifiestan la autoridad y la identidad de Dios. También puede decirse que es el único medio a través del cual el Creador habla. Cada vez que Él se encarna, las declaraciones de Dios abarcan, sin duda, muchas áreas. Principalmente se relacionan con los requisitos de Dios y Sus advertencias al hombre, a las palabras de los decretos administrativos y mandamientos de Dios, a Sus palabras de juicio y castigo, y a Su revelación de la humanidad corrupta. También hay palabras de profecías y promesas de Dios a la humanidad, etc. Todas estas palabras son la manifestación de la verdad, el camino y la vida. Todas son la revelación de la esencia de la vida de Dios. Representan Su carácter y todo lo que Él tiene y es. A partir de las palabras expresadas por Dios podemos ver que Sus palabras son la verdad y tienen autoridad y poder. De este modo, si queréis determinar si las palabras expresadas por Dios Todopoderoso son la voz de Dios, podéis mirar las palabras del Señor Jesús y las de Dios Todopoderoso. Podéis compararlas y ver si son las palabras expresadas por el único Espíritu y si son la obra realizada por el único Dios. Si su origen es el mismo, entonces esto demuestra que las palabras de Dios Todopoderoso son las declaraciones de Dios y que Dios Todopoderoso es la aparición de Dios. Veamos las palabras pronunciadas por Jehová Dios durante la Era de la Ley y las palabras del Señor Jesús en la Era de la Gracia. Ambas eran la expresión directa del Espíritu Santo y, además, eran obra del único Dios. Esto demuestra que el Señor Jesús era la aparición de Jehová Dios, la aparición del Creador. Las ovejas de Dios oyen Su voz. Cuando se trata de cómo identificar específicamente la voz de Dios, todo quedará claro si miramos las palabras del Señor Jesús. Todos los que han leído la Biblia saben que, en las palabras expresadas por el Señor Jesús durante la Era de la Gracia, había palabras de advertencia, palabras sobre los requisitos de Dios para la humanidad y palabras sobre los decretos administrativos de Dios. También hay palabras de muchas profecías y promesas. Esas palabras fueron una etapa completa de la obra realizada por Dios durante la Era de la Gracia.
Primero veremos los requisitos y advertencias del Señor Jesús para el hombre. El Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar” (Mateo 5:13-14). “Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amaras a tu projimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas” (Mateo 22:37-40). “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. […] Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. […] Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande” (Mateo 5:3, 6, 10-12).
Veamos lo que el Señor Jesús dijo sobre los decretos administrativos. Mateo 12:31-32, el Señor Jesús dijo: “Por eso os digo: todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero”. También, en Mateo 5:22 el Señor Jesús dijo: “Pero yo os digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante la corte; y cualquiera que diga: ‘Raca’ a su hermano, será culpable delante de la corte suprema; y cualquiera que diga: ‘Idiota’, será reo del infierno de fuego”.
Además de estas palabras de los decretos administrativos, también están las palabras del Señor Jesús que juzgan y exponen a los fariseos: El Señor Jesús dijo: “Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13). “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros” (Mateo 23:15).
Hermanos y hermanas, el Señor Jesús también dijo algunas palabras sobre profecías y promesas hechas al hombre. En Juan 14:2-3, el Señor Jesús dijo: “Porque voy a preparar un lugar para vosotros. Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros”. También está Juan 12:47-48, donde el Señor Jesús también dijo: “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final”. También Apocalipsis 21:3-4: “He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado”.
A partir de las diversas verdades expresadas por el Señor Jesús durante la Era de la Gracia, podemos ver que Él era la aparición del Salvador y que Sus palabras eran las declaraciones de Dios para toda la humanidad. Él expresó directamente el carácter de Dios y Su voluntad para la humanidad, para guiarla, proveerla y redimirla personalmente. Esto representa perfectamente la identidad y autoridad de Dios mismo. Al leer estas palabras, inmediatamente percibimos que son la verdad y que poseen autoridad y poder. Estas palabras son la voz de Dios; son Sus declaraciones a la humanidad. En los últimos días el Señor Jesús ha regresado: Dios Todopoderoso ha venido a llevar a cabo la obra de juicio de los últimos días. Él ha iniciado la Era del Reino y ha finalizado la Era de la Gracia. Basándose en la obra de redención del Señor Jesús, Dios Todopoderoso ha llevado a cabo la etapa de la obra de juicio, comenzando por la casa de Dios, y ha expresado todas las verdades para la purificación y salvación de la humanidad. Las palabras expresadas por Dios Todopoderoso son ricas en contenido y exhaustivas. Como dice Dios Todopoderoso: “Es justo decir que esta ha sido la primera vez, desde la creación del mundo, que Dios se ha dirigido a toda la humanidad. Nunca antes Dios había hablado con tanto detalle y tan sistemáticamente a la humanidad creada. Por supuesto, esta es también la primera vez que Él ha hablado tanto, y durante tanto tiempo, a la humanidad. Esto es algo totalmente sin precedentes. Es más, estas declaraciones forman el primer texto expresado por Dios mientras estuvo entre la humanidad y en ellas Él revela, guía, juzga y habla con total franqueza a todas las personas y, de igual manera, son las primeras declaraciones en las que Dios permitió a la gente conocer Sus pasos, el lugar donde Él se encuentra, el carácter de Dios, lo que Él tiene y es, Sus pensamientos y Su preocupación por la humanidad. Se puede decir que, desde la creación, estas son las primeras declaraciones que Dios ha expresado desde el tercer cielo a la humanidad, y que es la primera vez que Dios ha usado Su identidad inherente para aparecerse a la humanidad y expresarle la voz de Su corazón por medio de palabras” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Introducción). Las palabras expresadas por Dios Todopoderoso son de gran alcance e incomparablemente ricas. En ellas están, mayormente, el juicio, la revelación del hombre y los decretos administrativos, además de los mandamientos de la Era del Reino, así como las advertencias de Dios, Sus requisitos y promesas para el hombre, y. también, Sus profecías. Leamos primero varios pasajes de las palabras de Dios con respecto a Sus advertencias y requisitos para el hombre, así como sobre Su obra.
Dios Todopoderoso dice, “Hoy en día, quienes alberguen un amor genuino hacia Mí, son bendecidos. Bienaventurados quienes se someten a Mí, pues ellos con seguridad permanecerán en Mi reino. Bienaventurados quienes me conocen, pues ellos con seguridad ejercerán poder en Mi reino. Bienaventurados quienes me buscan, pues ellos con seguridad escaparán de las ataduras de Satanás y disfrutarán de Mis bendiciones. Bienaventurados quienes son capaces de renunciar a sí mismos, pues con seguridad serán posesión Mía y heredarán la abundancia de Mi reino. Recordaré a los que corren de un lado para otro por Mí; abrazaré con alegría a los que se esfuerzan por Mí y daré gozo a los que me presenten ofrendas. Bendeciré a los que encuentren disfrute en Mis palabras; ellos, con seguridad, serán los pilares que sostienen la viga maestra de Mi reino; con seguridad gozarán de abundancia incomparable en Mi casa, y nadie se puede comparar con ellos” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 19).
“Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida.
Si las personas permanecen ancladas en la Era de la Gracia, nunca se liberarán de su carácter corrupto, y, mucho menos, conocerán el carácter inherente de Dios. Si las personas viven siempre en medio de una gracia abundante pero no tienen el camino de vida que les permita conocer o satisfacer a Dios, entonces nunca lo obtendrán verdaderamente en su creencia en Él. Este tipo de creencia es, sin duda, deplorable” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Prefacio).
“Antes de que el hombre fuera redimido, muchos de los venenos de Satanás ya habían sido plantados en su interior, y, después de miles de años de ser corrompido por Satanás, el hombre ya tiene dentro de sí una naturaleza establecida que se resiste a Dios. Por tanto, cuando el hombre ha sido redimido, no se trata más que de un caso de redención en el que se le ha comprado por un alto precio, pero la naturaleza venenosa que existe en su interior no se ha eliminado. El hombre que está tan contaminado debe pasar por un cambio antes de volverse digno de servir a Dios. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)).
“Nadie busca activamente las huellas de Dios y Su aparición, ni nadie está dispuesto a existir bajo el cuidado y la custodia de Dios. En lugar de ello, desean depender de la corrosión de Satanás, el maligno, con el fin de adaptarse a este mundo y a las reglas de vida que sigue la malvada humanidad. A estas alturas, el corazón y el espíritu del hombre se han convertido en el tributo del hombre a Satanás y en su alimento. Además, el corazón y el espíritu humanos se han convertido en un lugar en el cual Satanás puede residir y en un patio de juegos apropiado. De esta manera, y sin darse cuenta, el hombre pierde su comprensión de los principios de ser humano y del valor y el significado de la existencia humana. Las leyes de Dios y el pacto entre Dios y el hombre gradualmente se desvanecen en el corazón del hombre y este no busca más a Dios ni le pone atención. Con el paso del tiempo, el hombre ya no entiende por qué Dios lo creó ni entiende tampoco las palabras que salen de la boca de Dios, ni todo lo que proviene de Él. Entonces, el hombre comienza a resistirse a las leyes y decretos de Dios, y su corazón y su espíritu se adormecen… Dios pierde al hombre que originalmente creó y el hombre pierde la raíz que tenía originalmente. Este es la pena de esta raza humana” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios es la fuente de la vida del hombre).
“La humanidad se ha desarrollado durante decenas de miles de años de historia para llegar a donde se encuentra hoy. Sin embargo, el hombre que creé originalmente, se ha hundido en la degeneración hace mucho tiempo. La humanidad ya dejó de ser la humanidad que Yo deseo, y por eso, ante Mis ojos, ya no merece ser llamada humanidad. Es más bien la escoria de la humanidad que Satanás capturó, son los cadáveres podridos ambulantes en los que Satanás habita y con los cuales se viste. La gente no cree en absoluto en Mi existencia, ni le da la bienvenida a Mi venida. El ser humano sólo responde a Mis exigencias a regañadientes, consintiendo temporalmente, y no comparte sinceramente los gozos y tristezas de la vida conmigo. Como la gente me ve como inescrutable, de mala gana me dedica sonrisas fingidas, o me tratan mediante la adulación a quien tenga poder, porque no tienen conocimiento de Mi obra, ni mucho menos de Mi voluntad en el presente. Seré honesto con vosotros: cuando llegue el día, el sufrimiento de todo aquel que me adore será más fácil de soportar que el de vosotros. El nivel de vuestra fe en Mí, en la actualidad, no supera el de Job, incluso la fe de los judíos fariseos sobrepasa la vuestra. Por ello, si desciende el día de fuego, vuestro sufrimiento será más grave que el de los fariseos cuando Jesús los reprendió, que el de los 250 líderes que confrontaron a Moisés, y que el de Sodoma bajo las llamas ardientes de su destrucción” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Lo que significa ser una persona verdadera).
“La humanidad, después de que Satanás la corrompiera, perdió su corazón temeroso de Dios y la función propia de las criaturas de Dios, convirtiéndose en un enemigo desobediente a Dios. Entonces la humanidad vivió bajo el campo de acción de Satanás y siguió sus órdenes; en consecuencia, Dios no tuvo manera de obrar entre Sus criaturas, y menos pudo ganar Su adoración temerosa. Dios creó a los seres humanos y estos deben adorarlo, pero ellos en realidad le dieron la espalda y, en cambio, adoraron a Satanás. Satanás se convirtió en ídolo en su corazón. De esta manera Dios perdió Su posición en su corazón, lo que quiere decir que Él perdió el significado de Su creación de la humanidad. Por tanto, para restaurar la relevancia de Su creación de la humanidad, Él debe restaurar su semejanza original y librar a la humanidad de su carácter corrupto. Para rescatar a los humanos de Satanás, debe salvar al hombre del pecado. Solo de esta manera puede Dios restaurar poco a poco su semejanza original y función, y al final restaurar Su reino. La destrucción final de esos hijos de la desobediencia también va a ser llevada a cabo con el fin de permitir a los humanos adorar mejor a Dios y vivir mejor sobre la tierra. Debido a que Dios creó a los humanos, Él hará que lo adoren; como desea restaurar la función original de la humanidad, la va a restaurar por completo y sin ninguna corrupción. Restaurar Su autoridad quiere decir hacer que los humanos lo adoren y se sometan a Él; quiere decir que Él va a hacer que los humanos vivan por Él y que perezcan Sus enemigos debido a Su autoridad. Quiere decir que Dios hará que todo lo Suyo continúe entre los humanos sin resistencia por parte de nadie. El reino que Dios anhela establecer es Su propio reino. La humanidad que desea es una que lo adorará y se someterá a Él por completo y manifestará Su gloria. Si Dios no salva a la humanidad corrupta, entonces la relevancia de Su creación de la humanidad se perderá; no tendrá más autoridad entre los humanos y Su reino ya no será capaz de existir en la tierra. Si Dios no destruye a esos enemigos que le son desobedientes, no podrá obtener toda Su gloria ni tampoco podrá establecer Su reino sobre la tierra. Estas serán las señales de la terminación de Su obra y de Su gran logro: destruir completamente a aquellos entre la humanidad que lo desobedecen y llevar al reposo a los que han sido perfeccionados” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo).
“Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado ni perfeccionado por Dios, ¿puede ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡qué suerte tendrías! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de los apelativos y la identidad).
“Debes saber qué tipo de personas deseo; los impuros no tienen permitido entrar en el reino, ni mancillar el suelo santo. Aunque puedes haber realizado muchas obras y obrado durante muchos años, si al final sigues siendo deplorablemente inmundo, entonces ¡será intolerable para la ley del Cielo que desees entrar en Mi reino! Desde la fundación del mundo hasta hoy, nunca he ofrecido acceso fácil a Mi reino a cualquiera que se gana mi favor. Esta es una norma celestial ¡y nadie puede quebrantarla! Debes buscar la vida. Hoy, las personas que serán perfeccionadas son del mismo tipo que Pedro; son las que buscan cambios en su carácter y están dispuestas a dar testimonio de Dios y a cumplir con su deber como criaturas de Dios. Solo las personas así serán perfeccionadas. Si solo esperas recompensas y no buscas cambiar tu propio carácter vital, entonces todos tus esfuerzos serán en vano. ¡Y esta verdad es inalterable!” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine).
Con respecto a la obra del juicio de Dios Todopoderoso durante la Era del Reino, vamos a leer ahora varios pasajes de Sus palabras.
“Cristo de los últimos días usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Todos estos métodos diferentes de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido por Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad).
“Dios realiza la obra de juicio y castigo para que el hombre pueda conocerle, y por el bien de Su testimonio. Sin Su juicio sobre el carácter corrupto del ser humano, el hombre no podría conocer Su carácter justo que no permite ofensa, y no podría apartarse de su viejo conocimiento de Dios para adoptar el nuevo. Por el bien de Su testimonio y de Su gestión, Él hace pública Su totalidad, capacitando así al hombre para lograr el conocimiento de Dios, que su carácter sea transformado y que dé resonante testimonio de Él por medio de Su aparición pública. El cambio en el carácter del hombre se logra a través de distintos tipos de la obra de Dios; sin estos cambios en el carácter del hombre, este sería incapaz de dar testimonio de Dios y no podría ser conforme a Su corazón. El cambio en el carácter del hombre significa que se ha liberado de la atadura de Satanás y de la influencia de la oscuridad, y que se ha convertido de verdad en un modelo y una muestra de la obra de Dios, que ha llegado a ser un testigo suyo y alguien que es conforme a Su corazón” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Solo aquellos que conocen a Dios pueden dar testimonio de Él).
“En Su obra final de dar por concluida la era, el carácter de Dios es de castigo y juicio, revela todo lo que es injusto, juzga públicamente a todos los pueblos y perfecciona a aquellos que le aman con un corazón sincero. Solo un carácter así puede concluir la era. Los últimos días ya han llegado. Todas las cosas se clasificarán según su especie, y se dividirán en diferentes categorías en base a su naturaleza. Este es el momento en el que Dios revela el final y el destino del hombre. Si este no pasa por el castigo y el juicio, no habrá forma de revelar su desobediencia y su injusticia. Solo por este medio se puede manifestar el final de todas las cosas. El hombre solo muestra lo que realmente es cuando es castigado y juzgado. El mal se pondrá con el mal, el bien con el bien, y toda la humanidad será clasificada según su especie. A través del castigo y del juicio se revelará el final de todas las cosas, de forma que los malos serán castigados y los buenos recompensados, y todas las personas se someterán al dominio de Dios. Toda la obra debe lograrse por medio del castigo y juicio justos. Como la corrupción del hombre ha alcanzado su punto culminante y su desobediencia ha sido demasiado grave, solo el carácter justo de Dios, que es principalmente de castigo y juicio, y se revela durante los últimos días, puede transformar y completar totalmente al hombre. Solo este carácter puede dejar el mal al descubierto y castigar así con severidad a todos los injustos. […] Durante los últimos días, solo el juicio justo puede clasificar al hombre según cada especie y llevarlo a un nuevo reino. De esta forma, se pone fin a toda la era por medio del carácter justo de Dios de juicio y castigo” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La visión de la obra de Dios (3)).
“¿Entiendes ahora lo que es el juicio y lo que es la verdad? Si es así, te exhorto a someterte obedientemente a ser juzgado, de lo contrario nunca tendrás la oportunidad de ser elogiado por Dios o de ser llevado por Él a Su reino. Aquellos que solo acepten el juicio, pero que nunca puedan ser purificados, es decir, los que huyan en medio de la obra del juicio, serán detestados y rechazados para siempre por Dios. Sus pecados son más numerosos y más graves que los de los fariseos, ya que han traicionado a Dios y son rebeldes contra Él. Tales personas que no son dignas de realizar servicio recibirán un castigo más severo, un castigo que es, además, eterno. Dios no eximirá a ningún traidor que alguna vez evidenció lealtad con palabras, pero que luego lo traicionó. Personas como estas recibirán retribución por medio del castigo del espíritu, del alma y del cuerpo. ¿Acaso no es esta precisamente una revelación del carácter justo de Dios? ¿Acaso no es este el propósito de Dios al juzgar y exponer al hombre? Dios consigna a todos los que realizan todo tipo de acciones perversas durante el tiempo del juicio a un lugar infestado de espíritus malignos, y deja que estos espíritus malignos destruyan sus cuerpos carnales como deseen, y los cuerpos de estas personas despiden hedor de cadáver. Tal es su apropiada retribución. Dios escribe en sus libros de registro todos y cada uno de los pecados de aquellos falsos creyentes desleales, falsos apóstoles y falsos colaboradores; entonces, cuando llegue el momento apropiado, Él los arrojará en medio de los espíritus inmundos, dejando que estos espíritus inmundos contaminen sus cuerpos enteros a voluntad para que nunca puedan ser reencarnados y nunca más vean la luz. Aquellos hipócritas que realizan servicio durante un tiempo, pero son incapaces de permanecer leales hasta el final, son contados por Dios entre los malvados a fin de que se confabulen con los malvados y se conviertan en parte de su desordenada chusma; al final, Dios los aniquilará. Dios echa a un lado y no presta atención a aquellos que nunca han sido leales a Cristo ni han contribuido nada de su fuerza, y en el cambio de era Él los aniquilará a todos. Ya no existirán en la tierra ni mucho menos obtendrán paso al reino de Dios. Aquellos que nunca han sido sinceros con Dios, pero que han sido obligados por las circunstancias a lidiar indiferentes con Él, serán contados entre los que realizan servicio para Su pueblo. Solamente un pequeño número de tales personas podrán sobrevivir, mientras que la mayoría perecerá junto con los que prestan servicio que no está a la altura. En última instancia, Dios llevará a Su reino a todos aquellos que son de la misma mente que Él, al pueblo y los hijos de Dios, y también a los predestinados por Él para ser sacerdotes. Serán la síntesis de la obra de Dios. En cuanto a los que no puedan ser clasificados en ninguna de las categorías establecidas por Dios, serán contados entre los incrédulos, y con toda seguridad os imaginaréis cómo terminarán. Ya os he dicho todo lo que debo decir; el camino que elijáis queda solo a vuestra elección. Lo que debéis entender es esto: la obra de Dios nunca espera a nadie que no pueda seguir Su ritmo y el carácter justo de Dios no le muestra misericordia a ningún hombre” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Cristo hace la obra del juicio con la verdad).
“Lanzaré Mi furia sobre sus naciones, promulgaré abiertamente Mis decretos administrativos por todo el universo, y enviaré castigo a quienquiera que los viole:
Cuando vuelvo Mi rostro al universo para hablar, toda la humanidad oye Mi voz, y, así, ve todas las obras que en todo el universo Yo he llevado a cabo. Los que van en contra de Mi voluntad —es decir, los que se oponen a Mí con las acciones del hombre— caerán bajo Mi castigo. Yo tomaré las innumerables estrellas de los cielos y las haré de nuevo, y, gracias a Mí, el sol y la luna serán renovados; los cielos ya no serán más como eran y las innumerables cosas que hay sobre la tierra serán renovadas. Todo será hecho completo por medio de Mis palabras. Las muchas naciones que hay en el universo serán divididas de nuevo y reemplazadas por Mi reino, de forma que las naciones sobre la tierra desaparecerán para siempre y todas ellas se convertirán en un reino que me adore; todas las naciones de la tierra serán destruidas y dejarán de existir. De los seres humanos del universo, todos los pertenecientes al diablo serán exterminados y Mi fuego ardiente abatirá a todos los que adoran a Satanás; es decir que, excepto los que están ahora dentro de la corriente, todos quedarán reducidos a cenizas. Cuando Yo castigue a los muchos pueblos, los del mundo religioso regresarán, en grados diferentes, a Mi reino, conquistados por Mis obras, porque habrán visto la llegada del Santo cabalgando sobre una nube blanca. Toda la humanidad será separada según su propia especie y recibirá castigos proporcionales a sus acciones. Todos aquellos que se han opuesto a Mí, perecerán; en cuanto a aquellos cuyos actos en la tierra no me han involucrado, seguirán existiendo en la tierra bajo el gobierno de Mis hijos y de Mi pueblo debido a la forma como se han comportado. Yo me revelaré a los innumerables pueblos y naciones, y, con Mi propia voz, resonaré sobre la tierra, proclamando la terminación de Mi gran obra, para que toda la humanidad la vea con sus propios ojos” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 26).
Vamos a leer más pasajes de profecías de Dios Todopoderoso y Sus promesas al hombre.
“En el reino, las innumerables cosas de la creación comienzan a revivir y a recuperar su fuerza vital. Debido a los cambios en el estado de la tierra, los límites entre una tierra y otra también empiezan a cambiar. Yo he profetizado que, cuando la tierra se divida de la tierra, y la tierra se una a la tierra, este será el tiempo en que Yo haré pedazos a todas las naciones. En ese momento, renovaré toda la creación y la repartición de todo el universo, poniéndolo, así, en orden, y transformando lo viejo en nuevo. Este es Mi plan y estas son Mis obras. Cuando todas las naciones y los pueblos del mundo regresen delante de Mi trono, tomaré toda la abundancia del cielo y se la concederé al mundo humano, de manera que, gracias a Mí, ese mundo rebose de una abundancia sin igual” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 26).
“A medida que Mis palabras quedan consumadas, el reino se forma poco a poco en la tierra y el hombre regresa gradualmente a la normalidad, y, así, se establece en la tierra el reino que yace en Mi corazón. En el reino, todo el pueblo de Dios recupera la vida del hombre normal. Se ha ido el invierno helado, reemplazado por un mundo de ciudades primaverales, donde la primavera perdura todo el año. Ya las personas no se enfrentan al mundo sombrío y miserable del hombre y ya no sufren el frío gélido del mundo del hombre. Las personas ya no pelean entre sí, los países ya no se enfrentan en guerras, ya no hay más matanzas ni la sangre que fluye de la matanza; todas las tierras están llenas de felicidad, y en todas partes rebosa el calor entre los hombres” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 20).
“Cuando los humanos hayan sido restaurados a su semejanza original y cuando puedan cumplir sus deberes respectivos, permanecer en su sitio adecuado y someterse a todos los planes de Dios, Dios habrá ganado un grupo de personas sobre la tierra que lo adoran y también habrá establecido un reino sobre la tierra que lo adora. Tendrá una victoria eterna sobre la tierra y todos aquellos que se le oponen perecerán por toda la eternidad. Esto restaurará Su intención original al crear la humanidad; restaurará Su intención en crear todas las cosas y también restaurará Su autoridad sobre la tierra, entre todas las cosas y entre Sus enemigos. Estos serán los símbolos de Su victoria total. En adelante, la humanidad entrará en el reposo y empezará una vida que está en el camino correcto. Dios también entrará en el reposo eterno con la humanidad y comenzará una vida eterna que compartirán Dios y los humanos. La inmundicia y la desobediencia sobre la tierra habrán desaparecido, así como los lamentos sobre la tierra y todo lo que en este mundo se opone a Dios no existirá. Solo Dios y esas personas a las que Él ha llevado a la salvación permanecerán; solo Su creación permanecerá” (La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Dios y el hombre entrarán juntos en el reposo).
Después de escuchar las palabras de Dios Todopoderoso, vemos que Él y el Señor Jesús son uno mismo. Ambos son Dios encarnado que habla a la humanidad desde las alturas. Lo que ambos revelan es el carácter de Dios y Su esencia santa, y, así, demuestran perfectamente Su autoridad e identidad. A partir de las palabras del Señor Jesús sobre el juicio y la revelación de los fariseos, y de las palabras de Dios Todopoderoso sobre el juicio y la revelación de la humanidad corrupta, vemos que Dios odia la maldad y detesta la corrupción de la humanidad. Vemos el carácter recto y santo de Dios y, por otra parte, que Él mira las profundidades del corazón del hombre. Él conoce nuestra corrupción como la palma de Su mano. A partir de las advertencias y los requisitos del Señor Jesús y de Dios Todopoderoso para la humanidad, vemos las expectativas que tiene para ella: a Dios le gustan las personas honestas y, en especial, bendice a aquellas que se dedican sinceramente a Él. Esto nos muestra la preocupación de Dios por la humanidad y por su salvación. A partir de las promesas del Señor Jesús y de Dios Todopoderoso para la humanidad, vemos el amor de Dios por ella y, por otra parte, contemplamos la autoridad y el poder con los que Él controla el destino de la humanidad y reina sobre todas las cosas. Las declaraciones del Señor Jesús y de Dios Todopoderoso son parecidas tanto en el tono como en la manera de hablar; ambas son expresión del carácter de Dios. Esto demuestra perfectamente la identidad y la esencia de Dios. Hermanos y hermanas, pensemos: ¿quién, aparte del Creador, podría dirigirse a la humanidad entera? ¿Quién podría expresar directamente la voluntad de Dios y exigirle a la humanidad? ¿Quién podría decidir el fin del hombre? ¿Quién podría controlar si vive o muere? ¿Quién podría controlar las estrellas del universo y dominar todas las cosas? Además de Dios, ¿quién podría comprender la verdad sobre la esencia de la humanidad corrupta? Y ¿quién podría revelar la naturaleza satánica oculta en lo profundo de nuestro corazón? ¿Quién podría llevar a cabo la obra de Dios de juicio de los últimos días y salvarnos por completo de la influencia de Satanás? ¡Sólo el Creador posee tal autoridad y poder! Las palabras de Dios Todopoderoso demuestran perfectamente la autoridad e identidad excepcionales de Dios. Hermanos y hermanas, después de escuchar las palabras de Dios Todopoderoso, todos lo confirmamos en nuestro corazón: todas estas palabras son expresadas por Dios; ¡son la voz de Dios! Son, todas ellas, las verdades expresadas por el Creador a la humanidad durante la obra de juicio de los últimos días. En nuestro corazón, nace de inmediato la auténtica veneración a Dios. Tras haber leído las palabras de Dios Todopoderoso, ¿tenéis la misma sensación? Esto basta para demostrar que las palabras de Dios Todopoderoso y las del Señor Jesús tienen el mismo origen: ambas son la expresión del único Espíritu. Son las declaraciones del único Dios a la humanidad en distintas eras. Durante los últimos días, Dios Todopoderoso lleva a cabo la obra de juicio comenzando con la casa de Dios basándose en la obra de redención del Señor Jesús. Dios Todopoderoso expresa todas las verdades para la salvación y purificación de la humanidad, revela todos los misterios de su plan de gestión para salvarla y nos habla claramente de la esencia de diferentes aspectos de la verdad. Sus palabras nos abren los ojos y nos convencen por completo. La palabra y la obra de Dios Todopoderoso han llevado a cabo y cumplido todas las profecías del Señor Jesús. En todas las palabras expresadas por Dios Todopoderoso para la obra de juicio de los últimos días reconocemos la voz de Dios y confirmamos que Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús, el único Dios verdadero que creó los cielos y la tierra y todas las cosas y que viene a llevar a cabo la obra de juicio en los últimos días. Él viene a terminar con el dominio de Satanás sobre la tierra, la era de la maldad y la oscuridad, y a iniciar el reinado de Dios sobre la tierra, la Era del Reino Milenario, y esto hace realidad nuestro hermoso deseo de entrar en el reino de los cielos. Hermanos y hermanas, ¿qué decís? ¿La obra de Dios Todopoderoso de los últimos días ha cumplido todas las profecías del Señor Jesús?
Extracto del guion de la película de “Esperando”