Palabras sobre la actitud hacia la verdad y hacia Dios

Fragmento 1

Algunas personas llegan a creer en Dios cuando ven que las palabras expresadas por Dios son realmente la verdad. No obstante, cuando llegan a la casa de Dios y ven que Dios es una persona corriente, forman ciertas nociones en su corazón. Sus palabras y sus actos se vuelven desenfrenados, se vuelven disolutos y hablan de forma irresponsable, juzgando y calumniando como les place. De este modo se ponen en evidencia los malvados. Estas criaturas sin humanidad suelen hacer el mal y perturbar la labor de la iglesia, ¡y nada bueno les espera! Se resisten abiertamente a Dios, y lo calumnian, juzgan e insultan, blasfemando abiertamente contra Él y oponiéndose a Él. Tales personas son merecedoras de un severo castigo. Algunas personas integran a las filas de los falsos líderes, y después de haber sido destituidos, sienten un resentimiento constante hacia Dios. Aprovechan la oportunidad de las reuniones para seguir difundiendo sus nociones y exponiendo sus quejas; incluso pueden proferir improperios o palabras que manifiesten su odio. ¿No son acaso demonios tales personas? Después de que la casa de Dios se haya deshecho de ellos, sienten remordimientos, y alegan haber dicho algo indebido en un momento de insensatez. Algunas personas no logran discernirlos, y dicen: “Dan mucha lástima y están compungidos de corazón. Dicen que están en deuda con Dios y no lo conocen, así que perdonémosles”. ¿Puede darse el perdón tan a la ligera? La gente tiene dignidad, ¡y no digamos Dios! Cuando estas personas terminan con sus blasfemias y calumnias, parecen compungidas ante algunos, que las perdonan y dicen que actuaron en un momento de insensatez; pero ¿fue realmente un momento de insensatez? Siempre tienen alguna intención en su discurso, e incluso se atreven a juzgar a Dios. La casa de Dios les sustituyó, y perdieron los beneficios del estatus, y por miedo a ser descartados, emiten muchas quejas y lloran después con amargura y remordimientos. ¿Sirve esto de algo? Una vez pronunciadas las palabras, son como el agua vertida en el suelo, que no se puede recuperar. ¿Toleraría Dios que la gente se le resistiera, lo juzgara y blasfemara a su antojo? ¿Lo ignoraría sin más? De ser así, Dios no tendría dignidad. Algunas personas, tras su resistencia, dicen: “Dios, Tu preciosa sangre me redimió. Tú nos haces perdonar a la gente setenta veces siete; ¡Tú también deberías perdonarme a mí!”. ¡Qué desvergüenza! Algunas personas difunden rumores sobre Dios, y se vuelven temerosas después de calumniarle. Temerosos de ser castigados, se arrodillan rápidamente y rezan: “¡Dios! No me abandones, no me castigues. Confieso, me arrepiento, estoy en deuda contigo, hice mal”. Dime, ¿esa gente puede ser perdonada? ¡No! ¿Por qué no? Lo que han hecho ofende al Espíritu Santo, y el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo nunca será perdonado, ¡ni en esta vida ni en el mundo venidero! Dios se mantiene fiel a Sus palabras. Tiene dignidad, ira y un carácter justo. ¿Crees que Dios es igual que el hombre, que si alguien es un poco más amable con Él, pasará por alto sus transgresiones anteriores? ¡De ninguna manera! ¿Te irán bien las cosas si te resistes a Dios? Es comprensible que hagas algo mal a causa de una insensatez pasajera o que muestres de vez en cuando un poco de carácter corrupto. Pero si te resistes directamente, te rebelas y te opones a Dios, y si lo calumnias, blasfemas contra Él y difundes rumores sobre Él, entonces estás totalmente condenado. No hay necesidad de que tales personas sigan rezando; solo deben esperar a ser castigadas. ¡Son imperdonables! Cuando llegue ese momento, no digas con descaro: “¡Dios, por favor, perdóname!”. Por mucho que supliques, será inútil, siento decirlo. Una vez comprendida parte de la verdad, si la gente luego transgrede a sabiendas, no se la podrá perdonar. Anteriormente se ha dicho que Dios no recuerda las transgresiones. Eso se refería a las transgresiones menores que no implican decretos administrativos de Dios y no ofenden Su carácter. Entre ellas no se incluyen la blasfemia y la calumnia contra Dios. Pero si blasfemas contra Él, lo juzgas o lo calumnias una sola vez, esto será una mancha permanente que no se podrá borrar. La gente desea blasfemar contra Dios e insultarlo a su antojo, y luego aprovecharse de Él para obtener bendiciones. ¡No existe peor bajeza en el mundo! La gente siempre piensa que Dios es misericordioso y bondadoso, que es benevolente, que tiene un corazón vasto e inconmensurable, que no recuerda las transgresiones de la gente y permite que tanto estas como sus actos previos queden en el olvido. Lo pasado, pasado está en los asuntos triviales. Pero Dios nunca perdonará a los que se resisten abiertamente a Él y blasfeman en Su contra.

Aunque la mayoría de la gente de la iglesia cree de verdad en Dios, no tienen corazones temerosos de Dios. Esto demuestra que la mayoría de la gente no tiene verdadero conocimiento del carácter de Dios, por lo que les resulta difícil temer a Dios y apartarse del mal. Si las personas no temen a Dios ni les aterroriza en su fe, y dicen lo que les da la gana cuando la obra de Dios afecta a sus propios intereses, cuando terminen de hablar, ¿se habrá acabado todo? Por tanto, deben pagar un precio por lo que dicen, y esto no es un asunto simple. Cuando algunas personas blasfeman contra Dios y lo juzgan, ¿saben de corazón lo que están diciendo? Todos los que dicen estas cosas saben de corazón lo que dicen. Aparte de algunos que han sido poseídos por espíritus malignos y cuya razón es anormal, las personas comunes saben de corazón lo que están diciendo. Si dicen que no lo saben, están mintiendo. Cuando hablan, piensan: “Yo sé que Tú eres Dios. Digo que no estás haciendo lo correcto, ¿qué puedes hacerme? ¿Qué harás cuando acabe de hablar?”. Hacen esto intencionadamente, para perturbar a otros, para atraer a otros a su lado, para hacer que otros digan y hagan cosas parecidas. Saben que lo que dicen desafía abiertamente a Dios, que va contra Él, y que es una blasfemia en Su contra. Después de haber reflexionado, piensan que lo que hicieron estuvo mal: “¿Qué dije? ¡Fue un momento irreflexivo y realmente me arrepiento!”. Su arrepentimiento demuestra que sabían exactamente lo que estaban haciendo en ese momento; no es que no lo supieran. Si piensas que fueron momentáneamente ignorantes y que estaban confundidos, que no habían entendido del todo, esto no es completamente correcto. Las personas pueden no haber entendido por completo, pero si crees en Dios debes tener un mínimo de sentido común. Para creer en Él debes tenerle miedo y temerle. No puedes blasfemar contra Dios, juzgarlo o difamarlo a tu antojo. ¿Sabes lo que significa “juzgar”, “blasfemar” y “difamar”? Cuando dices algo, ¿no sabes si estás juzgando a Dios o no? Algunas personas siempre hablan de que han sido anfitriones de Dios, y a menudo lo ven, y han escuchado Su enseñanza cara a cara. Hablan largo y tendido de estas cosas con quienquiera que pase por allí, todo sobre cuestiones externas; no tienen ningún conocimiento verdadero. Puede que no tengan malas intenciones cuando dicen estas cosas. Puede que tengan buenas intenciones de cara a sus hermanos y hermanas y deseen animar a todos. Pero, ¿por qué eligen hablar de estas cosas? Si sacan a relucir este asunto de forma proactiva, entonces sí que tienen alguna intención: principalmente, presumir y que la gente les admire. Si dieran confianza a la gente y la alentaran en su fe en Dios, podrían leerles más Sus palabras, que son la verdad. ¿Por qué insisten entonces en hablar de tales cosas externas? La causa de que digan esas cosas es que simplemente carecen de un corazón temeroso de Dios. No tienen miedo de Dios. ¿Cómo pueden comportarse así de mal y hablar sin compostura delante de Él? ¡Dios tiene dignidad! Si la gente se diera cuenta de esto, ¿seguirían haciendo tales cosas? La gente no tiene un corazón temeroso de Dios. Dicen arbitrariamente cómo es Dios y de qué forma es por sus propios motivos, para lograr sus objetivos personales y para conseguir que los demás piensen bien de ellos. Esto es sencillamente juzgar a Dios y blasfemar en Su contra. Esas personas no sienten ningún temor a Dios en el corazón. Todas ellas son personas que se resisten a Él y blasfeman en Su contra. Todas ellas son espíritus malignos y demonios. Algunas personas han creído en Dios durante unos años, pero tras capturarlas el gran dragón rojo, se convierten en Judas, e incluso siguen al gran dragón rojo blasfemando contra Dios. Algunas personas predican el Evangelio, haciéndose eco de los religiosos al decir cosas que juzgan la obra de Dios y lo condenan. Saben que hablar así es resistirse a Dios y blasfemar contra Él, pero se despreocupan. Hablar así es inapropiado, independientemente de tus motivos. ¿No podrías decir otra cosa? ¿Por qué tienes que decir estas cosas? ¿No es una blasfemia contra Dios? Si esas palabras salen de tu boca, estás blasfemando contra Él. Es impío que digas esas cosas, tanto si lo haces deliberadamente como si no. No tienes un corazón temeroso de Dios. Les sigues la corriente a los demás y dices palabras blasfemas para agradar a los demás y ganártelos. Qué impío eres; ¡estás aliado con el diablo! ¿Puedes jugar, juzgar, delimitar y blasfemar contra Dios de forma arbitraria? ¡Hacer tal cosa es horrible! Si dices algo incorrecto y eso ofende el carácter de Dios, estás condenado. ¡Es un asunto fatal! Algunas personas piensan: “La gente religiosa está desorientada por pastores y ancianos, y la mayoría de ellos han dicho cosas que blasfeman contra Dios y juzgan y condenan Su obra. Algunas personas han aceptado la obra de Dios durante los últimos días y se han arrepentido. ¿Se salvarán entonces? Si Dios los abandonara a todos, habría muy pocas personas que se salvarían; casi ninguna se salvaría”. No puedes ver este asunto con claridad, ¿verdad? El carácter de Dios es la justicia, y Él es justo con todos. En tiempos de Noé, solo se salvaron ocho personas en el arca; el resto fue destruido. ¿Te atreves a decir que Dios no es recto? La humanidad está profundamente corrompida. Todos ellos pertenecen a Satanás; todos se resisten a Dios, y todos son viles y carecen de valor. Si no pueden aceptar la obra de Dios, serán destruidos, como antaño. Algunas personas pueden pensar para sí mismas: “Si a ninguno de nosotros lo puede salvar Dios, ¿entonces Su obra no sería en vano? Me parece que Dios no puede salvar a la humanidad sin el hombre. Si Dios abandona al hombre, Su gestión habrá desaparecido”. Te equivocas. Dios continuará Su plan de gestión igualmente, incluso sin el hombre. La gente se sobrevalora. No tiene un corazón temeroso de Dios, no es devota en absoluto ante Él, y no tiene ninguna actitud de buena conducta. Como la gente vive bajo el poder de Satanás y pertenece a Satanás, puede juzgar a Dios y blasfemar en Su contra en cualquier momento y lugar. Esto es horrible: ¡es una ofensa al carácter de Dios!

Fragmento 2

Los creyentes en Dios tienen que captar algunos aspectos fundamentales. Como mínimo, es esencial que sepan en su corazón lo que significa creer en Dios, las verdades que deben comprender y cómo debe practicarse la sumisión a Él. También, al someterse, deben saber qué verdades y cuáles de Sus palabras se deben comprender y qué realidades es preciso abrazar para satisfacerlo. Si tienes esta fe y esta determinación, incluso si a veces tienes algunas nociones o albergas ciertas intenciones, te será fácil dejarlas de lado. Quienes no tienen esta fe siempre son exigentes en su sumisión. A veces, también se muestran quisquillosos, conflictivos, resentidos, gruñones… ¡De vez en cuando se manifiestan todo tipo de comportamientos rebeldes! No se trata de una o dos ocasiones aisladas ni de un pensamiento fugaz, sino de la capacidad de proferir palabras rebeldes y de hacer cosas rebeldes. Esto denota un carácter rebelde especialmente acentuado. Las personas tienen actitudes corruptas. Incluso si tienen la voluntad de someterse a Dios, su sumisión es limitada y relativa, y también es ocasional, fugaz y condicional. No es absoluta. Con un carácter corrupto, su rebeldía es particularmente grande. Reconocen a Dios, pero no pueden someterse a Él. Están dispuestas a escuchar Sus palabras, pero no pueden someterse a ellas. Saben que Dios es bueno y quieren amarlo, pero no pueden. No pueden escuchar a Dios plenamente, ni pueden dejar que Él instrumente todo. Siguen tomando sus propias decisiones, albergan sus propias intenciones y motivos y tienen sus propios planes, ideas y su manera particular de hacer las cosas. La incapacidad para someterse a Dios se manifiesta cuando actúan conforme a sus propias maneras de obrar y emplean sus propios métodos. Solo saben actuar según sus propias ideas y rebelarse contra Dios. ¡Así son las personas rebeldes! De modo que la naturaleza del hombre no consiste únicamente en simples actitudes corruptas como la sentenciosidad, la prepotencia y el orgullo superficiales. Tampoco consiste en mentiras y engaños ocasionales hacia Dios. En lugar de ello, la esencia del hombre ya se ha convertido en la esencia de Satanás. ¿De qué manera traicionó el arcángel a Dios en aquellos tiempos? ¿Y la gente de hoy en día? A decir verdad, podáis o no aceptarlo, la gente en la actualidad no solo traiciona por completo a Dios como lo hizo Satanás, sino que también le es frontalmente hostil en su corazón, sus pensamientos y sus ideologías. Así es como Satanás ha corrompido a la humanidad para convertirla en demonios. Los seres humanos se han convertido ciertamente en el engendro de Satanás. Quizás digáis: “No somos hostiles a Dios. Escuchamos lo que Él dice”. Eso es superficial, da la impresión de que escuchas lo que Dios dice. De hecho, cuando formalmente estoy compartiendo y hablando, la mayoría de la gente no tiene nociones y muestra una buena conducta y obediencia. Pero cuando hablo y hago cosas en la humanidad normal, o vivo y actúo en esa humanidad normal, surgen sus nociones. A pesar de querer hacerme un sitio en su corazón, no pueden albergarme, y por más que se les enseñe la verdad, no pueden desprenderse de sus nociones. Esto demuestra que el hombre solo puede someterse a Dios de forma relativa, no absoluta. Tú sabes que Él es Dios, y sabes que Dios encarnado debe tener una humanidad normal. Entonces, ¿por qué no puedes someterte a Dios completamente? Dios hecho carne es Cristo, el Hijo del hombre. Él tiene divinidad y también humanidad normal. Por fuera, tiene humanidad normal, pero Su divinidad vive y obra dentro de ella. Ahora bien, Dios se ha hecho carne como Cristo, dotado de divinidad y humanidad. Sin embargo, algunas personas solo pueden someterse a algunas de Sus palabras y obras divinas. Toman solo Sus palabras divinas y Su lenguaje profundo como las palabras de Dios, al tiempo que desdeñan algunas de Sus palabras y obras en la humanidad normal. Algunos incluso tienen ciertas ideas y nociones en su corazón, y creen que solo Su lenguaje divino es la palabra de Dios y que Su lenguaje humano no lo es. ¿Acaso esas personas pueden aceptar todas las verdades que Dios expresa? ¿Pueden ser purificadas y perfeccionadas por Dios? No pueden hacerlo, porque comprenden de manera absurda y no pueden llegar a la verdad. En pocas palabras, el mundo interior del hombre es sumamente complejo, y estos asuntos de rebeldía son especialmente complicados; no es necesario extenderse en este aspecto. Las personas pueden someterse a la divinidad de Dios, pero no pueden hacerlo a algunas de las obras y palabras de Su humanidad normal. Esto demuestra que no se han sometido verdaderamente a Dios. La sumisión de las personas a Dios siempre es condicional: escuchan lo que creen que es correcto y sensato, pero no están dispuestas a escuchar lo que consideran que es incorrecto e insensato. No se someten a lo que no están dispuestas a escuchar ni a lo que no son capaces de hacer. ¿Se puede llamar a eso sumisión verdadera? Por supuesto que no. Esto demuestra que las actitudes de las personas no son buenas, que estas son especialmente viles y malas: ¡esto es fundamental! Es decir que, aunque la gente se someta en cierta medida a Dios, siempre es una sumisión selectiva y condicional, nunca es absoluta. Si se dice que una persona escucha y se somete, solo es en términos relativos, porque no has tocado sus intereses ni la has podado verdaderamente. No lo has hecho de forma directa y contundente. Una vez que la podes de verdad, la persona se pondrá en tu contra y te pondrá mala cara todo el tiempo. Si le preguntas algo, no responderá, y si le dices que haga algo, no querrá hacerlo. Si le dices que haga algo que no está dispuesta a hacer, empezará a romper cosas y a mostrarse terca contigo. ¡Qué malo puede llegar a ser el carácter de una persona! Si sabes que Él es Dios, ¿por qué lo tratas así? Esa actitud no es diferente a la de los fariseos y Pablo en aquel tiempo. ¿Pablo sabía que Jesús es Dios? ¿Por qué persiguió a los discípulos de Jesús? ¿Por qué arrestó a tantos de ellos? Al final, Jesús vio que Pablo había ido demasiado lejos en su persecución, y en el camino a Damasco, lo derribó. Una luz brilló a su alrededor y Pablo cayó al suelo. Tras caer, preguntó a Jesús: “¿Quién eres, Señor?”, y Él le dijo: “Yo soy Jesús a quien tú persigues” (Hechos 9:5). Desde entonces, Pablo se mostró mucho más sumiso. Si Jesús no lo hubiera “iluminado” y derribado, Pablo no habría aceptado a Jesús, y mucho menos habría predicado Su palabra. ¿Qué demuestra esto? Que la naturaleza de las personas no puede ser más mala.

Las personas a menudo dicen: “Nosotros, los humanos, tenemos actitudes corruptas; ninguno puede satisfacer a Dios” y “Los humanos son muy sentenciosos y engreídos. ¡Se creen siempre buenos, mejores que los demás!”. En realidad, esta es la interpretación más superficial; es solo un aspecto menor de un carácter corrupto. ¿Por qué no hablas de esos pensamientos e intenciones de rebelión y resistencia contra Dios en tu propia naturaleza? Dios te pide que hagas algo de una manera, y tú lo haces de otra. Dios obra de una manera, y tú le exiges que lo haga de otra. ¿Acaso no es esto enfrentarse a Dios? Todos tenemos este tipo de carácter; nadie puede evitarlo. Algunos dirán tal vez: “Eso no vale para mí, ¡yo no lo sabía!”. Eso es porque no has tenido contacto con Dios. Cuando lo hagas, y al cabo de una semana de ir conociéndolo poco a poco, es seguro que cambiarás y revelarás tu verdadero ser. No es una exageración ni tampoco una subestimación de tu persona. En la actualidad, las personas no solo tienen actitudes corruptas, sino que su naturaleza también se ha corrompido. Su humanidad normal ya se ha corrompido de tal modo que está deshecha y se ha perdido por completo; es decir, que las personas ya no tienen una humanidad normal. Dios encarnado tiene esa humanidad, pero todas las personas tienen actitudes corruptas y les falta mucho de dicha humanidad normal, por lo que les es imposible estar en armonía con Dios. Sin duda tendrán diferencias y conflictos con Dios en muchos aspectos, e incluso llegarán a ser hostiles hacia Él. Ello se debe a que las personas no tienen un corazón temeroso de Dios ni corazón sometido a Él. No se les puede exigir a las personas: “Puesto que reconoces que Él es Dios, debes someterte a Él sin importar lo que diga”, y mucho menos pedirles que se rindan a Dios en todos los sentidos. No es una cuestión de rendirse; las personas son seres creados y, en definitiva, Dios es Dios y el hombre es hombre. Entre ellos debe haber una línea divisoria. ¿De qué manera oraba el siervo de Abraham a Jehová Dios en la Era de la Ley? “Oh, Jehová Dios de mi señor, Abraham” (Génesis 24:12).* Establecía distinciones de rango muy claras, mientras que las personas en la actualidad piensan: “Dios no es muy distinto de nosotros. Él también tiene una humanidad normal, y tiene las necesidades y todas las emociones, la vida y las actividades de la humanidad normal. Aunque Él haga obras divinas, ¡Su humanidad normal es imprescindible!”. Desde el momento en que las personas tengan en su interior esta idea aproximada de “humanidad normal”, tendrán inclinación a calificar la obra de Dios, Sus palabras y Su carácter como la humanidad normal del hombre, y negarán Su esencia divina. Es un error garrafal; así es imposible conocer a Dios, ¿no es cierto? Vosotros no os habéis puesto en contacto con Dios; ¿quién de vosotros se atreve a decir: “Si estuviese en contacto con Dios durante un año, puedo garantizar que no sería rebelde en absoluto”? Nadie puede tener esa certeza. La mayoría de las personas han creído en Dios por más de 10 o 20 años; sin embargo, nadie puede alcanzar la verdadera sumisión a Él. Con eso basta para demostrar que Satanás ha corrompido a las personas hasta lo más profundo, y que el carácter de Satanás ya se ha arraigado en el corazón de ellas; hay cosas corruptas que vosotros ni siquiera podéis desenterrar por vuestra cuenta. He dicho tantas palabras, he expresado tantas verdades, y a pesar de ello casi nadie entiende realmente la verdad. Las personas ahora están obstinadas en equivocarse; son insensibles y bobas hasta cierto punto. No es que sean solamente un poco ignorantes; su naturaleza rebelde ya ha tomado forma, pero vosotros aún no lo habéis visto claramente.

A algunas personas, cuando se encuentran con Cristo durante uno o dos días, Él les resulta desconocido y se sienten un poco refrenadas: “¡Dios está aquí!”. Tienen ese pensamiento en el corazón, pero después de diez días o dos semanas de estar en contacto con Él, a medida que se van familiarizando y se le acercan cada vez más, su corazón se desenfrena y ya no diferencian entre su estatus y el de Él. Es como si hubiera una igualdad absoluta, sin jerarquías; piensan que es adecuado que Dios comparta la vida y la alegría con ellos. A veces me pregunto cómo es posible que estas personas sean así. Si siempre las podara y reprendiera, seguro que tendrían un buen comportamiento y serían sumisas. A veces, cuando hablo con alguien de igual a igual, piensan: “Mmm… ¡mira qué bueno es Dios conmigo!”. Que sea bueno contigo no prueba que no tengas un carácter rebelde ni que tu esencia-naturaleza sea buena. ¿No es así? En el caso de algunas personas, cuando las trato un poco mejor y les dedico una pequeña sonrisa, olvidan su lugar en el universo, su procedencia, su identidad y su esencia; lo olvidan todo. La naturaleza de las personas no puede ser más mala; ¡no tienen ni el menor atisbo de razón! Si algunos creen que son lo bastante buenos, que vayan e interactúen con Dios por un tiempo para ver cómo toda esa rebeldía y resistencia que llevas dentro queda expuesta. Interactúa con Dios por un tiempo: no te recordaré, ni te reprenderé, ni te podaré, y nadie hablará contigo; experimentarás por tu cuenta, y veremos en qué medida puedes hacerlo. Si no alcanzas la verdad, sin duda fracasarás rotundamente, y las consecuencias serán inconcebibles. Las actitudes rebeldes de las personas son demasiado graves; ¡en su corazón no hay sitio para los demás! En tu carácter rebelde, tu naturaleza satánica y tu corazón arrogante no queda sitio para otras personas. Quizás algunas personas, después de interactuar conmigo durante un tiempo, desarrollen algunos pensamientos incorrectos; si no se resuelven, al convertirse en nociones o juicios, se verán en situación de peligro. Algunos dicen: “Eso es porque Tú eres demasiado normal y corriente. Yo no soy así con mi creencia en el Señor Jesús”. Lo mismo ocurre con tu creencia en Jesús. Si os pusieran en la época de Jesús, no seríais mejores que los fariseos, vuestras mentes estarían llenas de nociones. No pienses que serías mejor que Judas. Él pudo traicionar al Señor y robar Su dinero para usarlo; tú podrías no traicionarlo o gastar el dinero de la iglesia de forma negligente, pero no serías alguien que se somete al Señor, y seguramente estarías lleno de nociones, rebeldía y resistencia. Las palabras y la obra del Señor Jesús son la aparición y la obra de Dios. ¿Por qué Judas se opuso al Señor? Su naturaleza era demasiado mala; no podía aceptar a Cristo e insistía en serle hostil. ¿Acaso Pedro no sufrió también mucho en aquel entonces? Al final, puesto que su humanidad era comparativamente un poco mejor que la de otros en aquella época, y gracias a que pudo dedicarse a amar a Dios, logró ser hecho perfecto. En esa época, también tenía algunas nociones y opiniones sobre Jesús, pero gracias a que pudo dedicarse a amar al Señor, al final adquirió cierto conocimiento del Señor Jesús. Así pues, no alardees; no des por seguro que puedes triunfar y conseguir una puntuación perfecta en algo que no has experimentado. Eso no es cierto ni realista. Primero debes experimentarlo; solo entonces los conocimientos y las ideas que compartas serán prácticos. No digas: “Dios, ven a mi casa, te prometo que no te haré enfadar como lo hacen otros. Prometo que no seré tan inhumano como los demás”. Esto no es seguro, porque los elementos de humanidad normal que hay en el interior de las personas ya han sido destruidos; su humanidad normal ya no existe, como tampoco su conciencia y su razón; el sentido común de la humanidad normal, el hecho de hablar con sencillez y honestidad, y de poder escuchar y ser sumiso, todas estas cosas positivas, ya no están en el interior de las personas. Entonces, los principios para vivir y los objetivos de la vida de las personas ya han cambiado; todas obedecen a la filosofía satánica y viven bajo el dominio de la naturaleza de Satanás. Hablan con sagacidad y engaño, van hacia donde sopla el viento y son expertos en decir palabras agradables: creen que la vida así es maravillosa. ¿Por qué se dice que los humanos están corrompidos hasta lo más profundo? En ese estado, ¿les queda algo de humanidad normal? Crees que tener un carácter corrupto no es más que ser algo arrogante, sentencioso y orgulloso, un tanto mentiroso al hablar o un poco superficial a la hora de cumplir con tus deberes; eso es todo. Pero este conocimiento es muy superficial; apenas araña la superficie. La clave es que el hombre es malo por naturaleza, todos veneran el mal, niegan a Dios y se resisten a Él, y su humanidad normal ya ha desaparecido de la faz de la tierra. ¿Acaso no es así? Entonces, ¿qué deben hacer las personas para alcanzar el estándar de ser un ser creado? Lo fundamental es encontrar una senda y un método adecuado para la práctica que procedan de las palabras de Dios. Todos vosotros sabéis que no hay personas excepcionalmente buenas en la humanidad, así que ¿por qué se dice ahora que algunas personas tienen humanidad y otras no? ¿Las personas que tienen humanidad realmente pueden poner en práctica estas verdades? Tampoco pueden hacerlo. En sentido relativo, son un poco más amables y bondadosas de corazón, y en su trabajo son algo más responsables, pero todo esto es relativo, no absoluto. Si evalúas a una persona y dices que es absolutamente buena y que no tiene defecto ni rebeldía alguna, que es totalmente obediente y sumisa, y que no es en absoluto superficial en el cumplimiento de sus deberes, ¿no sería una exageración? ¿Se ciñe a la realidad? ¿Existe realmente una persona así? Si es así como vosotros comprendéis las cosas, es una distorsión. Pero si pensáis: “Los humanos estamos acabados. Ninguno de nosotros es bueno. ¿De qué sirve creer en Dios? ¡Lo que haré será dejar de creer y esperar la muerte!”, eso también es absurdo. Siempre os vais a los extremos, como si no entendierais las palabras simples; siempre os inclináis hacia un lado o hacia el otro. Si os hablo con más suavidad y delicadeza, no conseguiréis conoceros a vosotros mismos. Pero si os hablo con demasiada dureza y rigor, agacharéis la cabeza, os volveréis negativos e incluso os daréis por vencidos. Cuando algunas personas escuchan las palabras de juicio y condenación de Dios, de inmediato se quedan paralizadas y creen que están acabadas, que no tienen esperanza de salvarse. Estas personas son precisamente las más difíciles de salvar, ¡porque no entienden las palabras simples! Ahora bien, cuando Dios habla y expone a la gente, es para hacerles entender el origen de la naturaleza corrupta del hombre y por qué este es capaz de rebelarse contra Él. Exponer estos temas es beneficioso para las personas. Si no se exponen, creerías hasta el final sin llegar a conocerte a ti mismo, siempre diciendo que el arcángel es un engreído, o que tal persona es arrogante y tal otra es rebelde. ¿Qué hay de ti? También hay personas que siempre dicen: “En verdad somos rebeldes hacia Dios”, pero siguen sin conocer la raíz de su rebeldía y no ven ni entienden la esencia de esos estados. Esto significa que no pueden cambiar y no pueden alcanzar la salvación. ¿Podéis comprender estas palabras? (Sí).

Lo que acabo de compartir tiene dos aspectos principales. Uno es que, al creer en Dios, se debe alcanzar la verdadera sumisión, cumplir plenamente el estándar de un ser creado. El otro es que exponer la rebeldía que hay dentro de las personas y revelar su naturaleza les permite conocerse a sí mismas. Si no se las expone de este modo y se las hace conocerse a sí mismas, todas dirán que son buenas y mejores que las demás. Por ejemplo, algunos dicen: “Yo también estoy profundamente corrompido”, pero cuando se relacionan con los demás por un tiempo, creen que aun así son mejores, y piensan: “No soy bueno, ¡pero veo que tú no eres mejor e incluso eres peor que yo!”. No pienses que eres mejor que los demás. No lo eres ni remotamente; todas las personas tienen la misma naturaleza rebelde. ¿Queda claro? Ahora que hemos terminado de hablar de esto, ¿qué pensáis? Tal vez penséis: “Hace muchos años que creo en Dios, y pensaba que era alguien que se sometía a Él. Hoy, ahora que Dios ha terminado la enseñanza, por fin me doy cuenta de que no me someto verdaderamente a Dios, y sigo sin tratarlo como tal. Ni siquiera logro someterme a Él; ¡carezco totalmente de razón y mi fe es muy confusa!”. Si de verdad tienes este tipo de conocimiento, hay esperanza de que entres en la vía correcta de creer en Dios y te conviertas en alguien que se somete a Él; solo entonces alcanzarás la salvación.

Fragmento 3

Una gran cantidad de creyentes le restan importancia a la transformación del carácter-vida. En cambio, se preocupan y centran su atención en la actitud de Dios hacia ellos y en si ocupan o no un lugar en el corazón de Dios. Continuamente hacen conjeturas sobre cómo se ven a los ojos de Dios y si tienen o no una posición en Su corazón. Muchas personas albergan este tipo de pensamientos, y cuando se encuentran cara a cara con Dios siempre se fijan en si está contento o enojado al hablarles. También están quienes no cesan de preguntarles a los demás: “¿Ha mencionado Dios mis dificultades? De todos modos, ¿qué piensa de mí? ¿Acaso se preocupa por mí?”. Y algunos tienen problemas aún más graves, si Dios los mira, es como si hubieran detectado un nuevo problema: “Oh, no, Dios me acaba de ver, y la mirada en Sus ojos no parecía nada feliz, no es una buena señal”. Las personas les dan muchísima importancia a estas cosas. Hay quienes afirman lo siguiente: “El Dios en el que creemos es Dios encarnado, por lo que, si no nos presta atención, ¿no es acaso nuestro final?”. Lo que quieren decir con esto es “si no ocupamos un lugar en el corazón de Dios, ¿por qué nos tomamos la molestia de creer? ¡Sencillamente deberíamos dejar de creer!”. ¿No carece esto de razón? ¿Sabes por qué las personas deberían creer en Dios? Las personas nunca reflexionan acerca de si Dios tiene un lugar en sus corazones, sin embargo, quieren un lugar en el corazón de Dios. ¡Qué arrogantes y vanidosas son! Es la parte que manifiesta más carencia de razón. Incluso hay algunas que tan poca razón poseen que, cuando Dios pregunta por otra persona, y no menciona sus nombres, o demuestra interés y preocupación por los demás en vez de por ellas, se sienten insatisfechas, comienzan a refunfuñar y a quejarse de Dios y dicen que es injusto y que ni siquiera es equitativo y razonable. Este es un problema que tiene que ver con su forma de razonar y, además, en cierto modo actúan de manera anormal a nivel psicológico. En circunstancias comunes, las personas siempre afirman que se someterán a los arreglos e instrumentaciones de Dios, que nunca se quejarán independientemente de cómo Dios las trate y que están conformes con la manera en que Dios las poda, juzga o castiga, pero, cuando enfrentan estas cosas en la realidad, no las aceptan. ¿Acaso tienen razón? Las personas tienen tan buena opinión de sí mismas y creen que son tan importantes que si perciben que Dios las ha mirado de manera equivocada, sienten que no tienen esperanza alguna de alcanzar la salvación, mucho menos de que Dios vaya a podarlas. O, si Dios les habla con un tono más duro y atraviesa sus corazones, se vuelven negativas y comienzan a sentir que creer en Dios no tiene sentido. Piensan “¿Cómo puedo seguir creyendo en Dios si Él me ignora?”. Hay a quienes les falta discernimiento sobre esta clase de personas y piensan: “Miren, creen en Dios de manera tan sincera. Él es tan importante para ellas. Incluso pueden interpretar la intención de Dios a partir de una sola mirada Suya. Son profundamente leales a Él, realmente pueden ver al Dios en la tierra como al Dios en el cielo”. ¿Es esto así? Estas personas están tan confundidas, carecen de conocimiento alguno en cuanto a todos los asuntos; su estatura es muy escasa y verdaderamente ponen de manifiesto todo tipo de abominaciones. Tienen una razón muy precaria, le exigen muchísimo a Dios, le piden demasiado y carecen de la más mínima razón. Las personas siempre le exigen a Dios que haga esto o aquello y no son capaces de someterse completamente a Él o de alabarlo. En cambio, le plantean a Dios exigencias poco razonables sobre la base de sus propias preferencias, le piden que sea muy magnánimo, que nunca se enfade por nada, que siempre sonría cuando las vea y les hable y les otorgue la verdad y comparta sobre esta con ellas. También exigen que siempre sea paciente y que mantenga una expresión agradable cuando está con ellas. Tienen demasiados requisitos, ¡son muy quisquillosas! Deberíais examinar estos asuntos. La razón humana es muy débil, ¿no es cierto? Las personas no solo son incapaces de someterse completamente a las instrumentaciones y las disposiciones de Dios o de aceptar todo lo que proviene de Él, sino que le imponen requisitos adicionales. ¿Cómo pueden ser leales a Dios quienes tienen semejantes requisitos? ¿Cómo pueden someterse a las disposiciones de Dios? ¿Cómo pueden amar a Dios? Todas las personas tienen requisitos acerca de cómo Dios debería amarlas, tolerarlas, velar por ellas, protegerlas y cuidarlas; sin embargo, ninguna tiene requisito alguno acerca de cómo ellas mismas deberían amar a Dios, pensar en Él, ser consideradas con Él, satisfacerlo, tenerlo en sus corazones y alabarlo. ¿Acaso estas cuestiones ocupan un lugar en sus corazones? Estas son cosas que deberían lograr, entonces, ¿por qué no se esmeran con diligencia en lo que a esto respecta? Hay quienes pueden sentir entusiasmo por un tiempo y en cierto modo renunciar a cosas y esforzarse, pero esto no es duradero. Cuando tropiezan con un contratiempo se sienten desalentados, pierden la esperanza y se quejan. Las personas tienen muchos problemas y muy pocas buscan la verdad y se empeñan en amar y satisfacer a Dios. Los seres humanos carecen absolutamente de razón, persisten en la postura equivocada y se consideran especialmente valiosos. También están quienes dicen: “Dios nos ve como a la niña de Sus ojos. No dudó en permitir que Su único Hijo fuera clavado en la cruz para redimir a la humanidad. Dios pagó un alto precio para recuperarnos; somos muy preciados y todos ocupamos un lugar en el corazón de Dios. Somos un grupo especial de personas y nuestra condición es superior a la de los no creyentes; pertenecemos al reino de los cielos”. Se creen totalmente sublimes y magníficos. En el pasado, muchos líderes pensaban de esta manera y creían disfrutar de cierto estatus y posición en la casa de Dios tras haber ascendido. Pensaban “Dios me tiene un gran aprecio y piensa bien de mí, y me ha permitido servir como líder. Debo esforzarme al máximo, ir de un lado a otro y trabajar para Él”. Se sentían sumamente satisfechos consigo mismos. Sin embargo, después de un tiempo, cuando hacían algo malo, y su auténtica naturaleza salía a la luz, se los reemplazaba, se los desalentaba y bajaban la cabeza. Cuando su comportamiento indecoroso quedaba al descubierto y se lo podaba, se tornaban aún más negativos y no podían seguir creyendo. Pensaban para sí mismos: “Dios está siendo tan desconsiderado con mis sentimientos que no le importa resguardar mi orgullo en lo más mínimo. Dicen que Dios se compadece de las debilidades del hombre, entonces, ¿por qué fui destituido después de algunas pequeñas transgresiones?”. Como consecuencia de ello, se sentían desanimados y querían abandonar su fe. ¿Tienen tales personas una fe verdadera en Dios? Si no pueden ni siquiera aceptar que se los pode, quiere decir que su estatura es demasiado escasa, y no es seguro que sean capaces de aceptar la verdad en el futuro. Esas personas están en peligro.

Las personas no se exigen mucho a sí mismas, pero le exigen mucho a Dios. Le piden que les muestre especial amabilidad y que sea paciente y complaciente con ellas, que las valore, que les dé lo que necesitan, que incluso les sonría, sea tolerante con ellas, les haga favores y las cuide de muchas maneras. Esperan que Él no sea estricto con ellas en absoluto, ni que haga algo que las moleste ni siquiera un poco, y solo están satisfechas si Él las adula todos los días. ¡Los humanos carecen tanto de razón! Las personas no tienen claro qué deberían hacer, qué deberían lograr, qué puntos de vista deberían tener, en qué lugar deberían estar para servir a Dios ni cuál es el lugar adecuado donde colocarse. Las personas con algo de estatus se tienen en muy alta estima a sí mismas, y las que no tienen estatus también tienen esta actitud. Las personas nunca se conocen a sí mismas. Debéis llegar a un punto en vuestra creencia en Dios en el que sin importar cómo Él os hable, lo estricto que sea con vosotros y lo mucho que os pueda ignorar, podáis seguir creyendo sin quejaros y continuar cumpliendo con vuestro deber como de costumbre. Entonces, serás una persona madura y experimentada y verdaderamente tendrás algo de estatura y un poco de la razón de una persona normal. No exigirás cosas a Dios, ni tendrás deseos extravagantes, ni les exigirás cosas a los demás o a Dios basadas en tus preferencias. Esto demostrará, hasta cierto punto, que posees la semejanza de un ser humano. En la actualidad tenéis tantas exigencias que resultan exageradas, además de muchas intenciones humanas. Esto demuestra que no estás en la ubicación correcta, que el espacio que ocupas es muy elevado y te has considerado demasiado honorable, como si no fueras muy inferior a Dios. Por tanto, es difícil tratarte y esta es precisamente la naturaleza de Satanás. Si estos estados existen en ti, desde luego que serás una persona negativa con más frecuencia y serás normal en menos ocasiones, por lo que tu progreso en la vida será lento. En cambio, quienes son puros de corazón y son menos quisquillosos, aceptarán la verdad con facilidad y progresarán de manera más rápida. Quienes tienen corazones puros no padecen tanto sufrimiento, pero tú tienes sentimientos muy intensos, eres demasiado quisquilloso y siempre le exiges a Dios, por lo que te enfrentas a grandes impedimentos para aceptar la verdad, y tu progreso en la vida se produce lentamente. Algunas personas continúan persiguiendo de la misma manera, aunque los demás las ataquen y las excluyan, y esto no las afecta para nada. Esta clase de personas son magnánimas, por lo que sufren un poco menos y enfrentan obstáculos levemente menores en la entrada en la vida. Eres quisquilloso y siempre te afecta una cosa o la otra: el que te puso mala cara, el que te miró con desprecio, el que te ignoró o eso que Dios dijo que te ofendió, o aquellas duras palabras que dijo Él que lastimaron tu corazón e hirieron tu autoestima, o eso bueno que le dio Él a otra persona en lugar de a ti. Entonces, te llenas de negatividad e incluso malinterpretas a Dios. Las personas así son quisquillosas y un tanto reacias a la razón. No importa cómo uno comparta la verdad con ellas, sencillamente, no la aceptarán y sus problemas seguirán sin resolverse. Estas personas son las más difíciles de tratar.

Suelo escucharos compartir de esta manera: “Tuve un contratiempo mientras hacía algo y, más tarde, después de atravesar cierto sufrimiento, entendí un poco”. La mayoría de las personas ha tenido esta clase de experiencia, una vivencia muy superficial. Esta mínima comprensión puede haber sucedido tras años de experiencias y para conseguirla y transformarse es probable que hayan padecido mucho sufrimiento y hayan atravesado una difícil experiencia. ¡Vaya si es algo lamentable! Hay tantas impurezas en la fe de las personas, ¡les resulta tan arduo creer en Dios! De momento, aún hay muchas impurezas dentro de cada persona, y aun así se le exige mucho a Dios; todas estas son impurezas del hombre. Tener tales impurezas es una prueba de que hay un problema con su humanidad y pone de manifiesto su carácter corrupto. Hay una diferencia entre las exigencias adecuadas e inadecuadas del hombre a Dios, y es necesario discernirla con precisión. Uno tiene que ser claro en lo que respecta a en qué posición debería permanecer el hombre y qué razón debería poseer. He notado que algunas personas siempre se están centrando en la clase de expresión que tengo cuando me rodeo de la gente y siempre se están fijando en a quién Dios trata bien o mal. Si ven que Dios las observa con una expresión negativa, o escuchan que Él las expone o las condena, no logran dejarlo pasar; por mucho que compartas con ellas, no hay solución, y por mucho que pase el tiempo, no logran cambiar. Emiten un juicio acerca de sí mismas, aferrándose a esa frase pasajera y la usan para determinar qué actitud tiene Dios hacia ellas. Se revuelcan en la negatividad, y por mucho que alguien comparta la verdad con ellas, no están dispuestas a aceptarla. Esto simplemente carece de sentido. Es evidente que el hombre carece del mínimo conocimiento del carácter justo de Dios y no lo entiende para nada. En la medida en que las personas puedan arrepentirse y transformarse, la actitud de Dios hacia ellas también cambiará. Si tu actitud hacia Dios no cambia, ¿puede cambiar la actitud de Dios hacia ti? Si cambias, cambiará la manera en la que Dios te trata, pero si no lo haces, tampoco Dios te tratará de otra manera. Hay quienes aún no entienden lo que Dios detesta, lo que a Él le agrada, Su alegría, ira, dolor y felicidad, Su omnipotencia y Su sabiduría, y ni siquiera pueden hablar de algún conocimiento perceptivo; esto hace que sea tan difícil manejar al hombre. El hombre olvida todas las palabras bienintencionadas que Dios le dice, pero si Él hace una advertencia severa o dice una sola frase que tiene que ver con la poda o el juicio, le atraviesa su corazón. ¿Por qué las personas no se toman en serio las palabras de consejo positivo y, en cambio, se molestan, se tornan negativas y no son capaces de recuperarse después de escuchar palabras de juicio y poda? En definitiva, puede tomarles un largo tiempo de contemplación antes de que cambien, y solo despertarán después de combinar esto con algunas palabras de consuelo de Dios. Sin estas palabras de consuelo, no serían capaces de salir de su negatividad. Cuando las personas recién comienzan a experimentar la obra de Dios, tienen muchos conocimientos desacertados y malentendidos acerca de Dios. Siempre creen que tienen la razón, siempre se aferran a sus propias ideas y no toman en cuenta lo que dicen los demás. Solo después de tres o cinco años de experiencia comienzan gradualmente a entender, adquirir conocimiento, reconocer que estaban equivocadas y a darse cuenta de lo difícil que ha sido tratar con ellas. Es como si recién hubieran madurado. A medida que adquieren más experiencia, logran entender a Dios y disminuyen sus malentendidos acerca de Él, ya no se quejan y comienzan a tener una fe normal en Dios. En comparación con el pasado, su estatura se parece más a la de una persona adulta. Solían ser como niños: propensas a enfurruñarse, tornarse negativas y distanciarse de Dios en ciertos momentos. Puede que se hayan quejado al enfrentar determinados asuntos, ciertas palabras de Dios pueden haberse convertido en el tema de sus nociones más recientes, y tal vez hayan comenzado a dudar de Dios en determinadas circunstancias: así sucede cuando la estatura de alguien es demasiado escasa. Ahora que han experimentado tanto y que han leído las palabras de Dios durante varios años, han progresado y se encuentran mucho más estables que en el pasado. Todo esto es el resultado de entender la verdad, es la verdad que surte efecto en ellas. Por eso, en la medida en que las personas entiendan la verdad y sean capaces de aceptarla, no hay dificultad alguna que no puedan superar, y siempre ganarán algo, sin importar lo mucho que hayan experimentado. Por supuesto, esto no sucederá si no experimentan el tiempo suficiente, pero mientras cosechen lo aprendido en cada una de sus experiencias, crecerán rápidamente en la vida.

El hecho de que vosotros ahora os cultivéis para convertiros en líderes, trabajadores o supervisores, o para llevar a cabo importantes deberes no demuestra que tengáis una gran estatura. Todo esto significa que vuestro calibre es apenas mayor que el de una persona promedio, que sois un poco más honestos en vuestra búsqueda, y que hay un poco más de valor en cultivaros. Ciertamente, no significa que seáis capaces de someteros a Dios o de poneros a merced de los designios de Dios, y tampoco quiere decir que habéis puesto a un lado vuestras expectativas y esperanzas. Las personas aún no tienen esta clase de razón. Todavía acarreáis cierta negatividad, así como intenciones y aspiraciones de recibir bendiciones, e incluso nociones y figuraciones, mientras estáis trabajando. Al mismo tiempo, lleváis algo de equipaje mientras hacéis vuestra tarea, como si estuvierais expiando los pecados del pasado a través de buenas obras en lugar de procurar estar dispuestos a poner buena voluntad. Además, no habéis llegado al punto en el que, más allá de cómo os trate Dios, solo os preocupa actuar de acuerdo con Sus intenciones y Sus exigencias. ¿Podéis lograrlo? Las personas no poseen esta razón. Todas quieren entender a Dios, y piensan: “¿Qué clase de actitud tiene Dios hacia mí exactamente? ¿Me está usando para que preste servicio o para salvarme y perfeccionarme?”. Todas quieren interpretarlo de esta manera, pero no se atreven a decirlo. El hecho de que no se atrevan a decirlo demuestra que aún hay una idea que las domina. “No tiene sentido hablar acerca de esto, solo se trata de mi naturaleza, y no es posible cambiarla. En la medida en que me abstenga de hacer algo mal, es suficiente. No me exijo demasiado”. No se esfuerzan más allá del mínimo necesario y, en última instancia, no progresan, a la vez que persisten en una manera de pensar superficial mientras llevan a cabo sus deberes. Solo después de que se comparte con vosotros algunas veces, comenzáis a entender una pequeña parte de la verdad y empezáis a comprender hasta cierto punto acerca de la realidad de la verdad. El hecho de que te use o no, o la actitud de Dios hacia ti, no son importantes. La clave está en tus esfuerzos proactivos, en la senda que eliges seguir y en si en definitiva eres capaz o no de transformarte: esos son los factores más importantes. Más allá de la buena manera en la que Dios se dirija hacia ti, no servirá de nada si no te transformas. Si tropiezas cada vez que algo te sucede, y no tienes ni la más remota lealtad, no importa qué tan buena sea la actitud de Dios hacia ti, no servirá de nada. Lo esencial es la senda que elijas recorrer. Dios puede haberte maldecido y dicho palabras de odio y aversión en el pasado, pero, si ahora has cambiado, la actitud de Dios hacia ti también cambiará. Las personas siempre tienen miedo, se sienten incómodas y carecen de una fe verdadera, lo que indica que no entienden las intenciones de Dios. Ahora que tenéis cierto entendimiento, ¿seguiréis adoptando una actitud negativa y débil cuando os sucedan cosas en el futuro? ¿Seréis capaces de practicar la verdad y de manteneros firme en vuestro testimonio? ¿Seréis capaces de someteros sinceramente a Dios? Si podéis lograr estas cosas, tendréis la razón de la humanidad normal. ¿No tenéis ahora cierto conocimiento del carácter corrupto del hombre y de la salvación y las intenciones de Dios? Al menos contáis con una idea aproximada. Un día, cuando seáis capaces de entrar en algunas realidades de todos los aspectos de la verdad, estaréis viviendo plenamente la humanidad normal.

Fragmento 4

Lo más importante en la búsqueda de la verdad es centrarse en leer la palabra de Dios. Hasta qué punto puede beneficiarse una persona de la lectura de la palabra de Dios depende de su capacidad de comprensión. Aunque todo el mundo puede leer la palabra de Dios, solo algunos son capaces de captar el verdadero significado y de encontrar luz en ella; siempre y cuando lean la palabra de Dios, sacarán provecho. Sin embargo, otros son diferentes. Cuando leen la palabra de Dios, se centran solo en comprender las doctrinas. El resultado es que después de años leyendo la palabra de Dios, entienden muchas doctrinas, y aun así, cuando tienen algún problema, no son capaces de resolverlo; nada de lo que han aprendido les resulta útil. ¿Qué es lo que pasa entonces? Aunque todo el mundo lee la palabra de Dios, los resultados son diferentes. Aquellos que aman la verdad son capaces de aceptarla, mientras que aquellos que no aman la verdad no están dispuestos a aceptarla, incluso si leen la palabra de Dios. Estos no buscarán la verdad en la palabra de Dios, independientemente de los problemas a los que se enfrenten. Las personas con un poco de experiencia pueden debatir sobre determinados aspectos prácticos de la palabra de Dios cuando la leen y hablar sobre sus conocimientos prácticos sobre la verdad; en esto consiste conocer la verdad. Aquellos que carecen de experiencia, solamente captan el significado literal de las palabras de Dios, mientras que les falta un mínimo de conocimientos y experiencia; en este caso no se puede considerar que conozcan la verdad. Algunos líderes suelen decir a los demás que ellos van a la iglesia con el propósito concreto de proporcionar la verdad. ¿Es correcto decir esto? Las palabras “proporcionar la verdad” no se deberían usar a la ligera. ¿Quién es poseedor de la verdad? ¿Quién se atreve a decir que ellos son proveedores de la verdad? ¿No nos viene esta afirmación demasiado grande? Cuando creéis en Dios y le seguís, no sois más que una persona que acepta y persigue la verdad. Si eres capaz de hacer esto, ya vas por el buen camino. Incluso si una persona fuera capaz de entender algunas de las verdades y de hablar sobre experiencias y conocimientos de la verdad, no se podría decir que es proveedor de la verdad, porque ninguna persona es poseedora de la verdad. ¿Cómo se puede decir que hablar sobre experiencias y conocimientos es proporcionar la verdad? Por consiguiente, el trabajo de los líderes y de los obreros solo se puede describir como una labor de riego, y el de ser los responsables concretos de la entrada en la vida de los hermanos y hermanas en la iglesia. No se puede decir que sean los proveedores de la verdad. Incluso si una persona tiene una cierta estatura, no se puede decir que ella sea la que proporciona la verdad a los demás. De ninguna manera se puede afirmar esto. ¿Cuántas son las personas que entienden la verdad? ¿La estatura de una persona la cualifica como proveedora de la verdad? Incluso si alguien tiene algo de experiencia y conocimientos de la verdad, no se puede decir que pueda proporcionar la verdad. Esto no se puede decir en ningún caso, ya que carece de sentido. Algunas personas se enorgullecen de ser quienes riegan la iglesia y proporcionan la verdad, como si entendieran una gran parte de la verdad. Sin embargo, no son capaces de distinguir a los falsos líderes y anticristos. ¿No es esto una contradicción? Si alguien te pregunta qué es la verdad, y tú contestas “la palabra de Dios es la verdad; la verdad es la palabra de Dios”, ¿entiendes la verdad? Solo puedes decir las palabras y doctrinas, y careces de experiencia y conocimientos sobre lo que la verdad es, por lo tanto, no estás cualificado para proporcionar la verdad a los demás. En este momento, todos aquellos que sirven como líderes carecen de experiencia; solamente tienen una exigua aptitud y el deseo de perseguir la verdad. Son aptos para nutrir y formar y pueden actuar como líderes para la realización de tareas. Incluso si pueden enseñar algo de conocimiento, ¿cómo se puede decir que ellos proporcionan la verdad? La mayoría de los líderes y de los obreros pueden hablar sobre ciertos conocimientos, pero eso no quiere decir que posean la realidad-verdad. Después de todo, han escuchado sermones durante muchos años y tienen un poco de conocimiento superficial; tienen el deseo de enseñar sobre la verdad y pueden ser de alguna utilidad a los demás, pero no se puede decir que proporcionen la verdad. ¿Son los líderes y obreros capaces de proporcionar la verdad? Definitivamente no. Los líderes y los obreros predican y riegan la iglesia; y lo que es más importante, deben ser capaces de resolver problemas prácticos, que es la única forma en la que de verdad pueden regar la iglesia. En este momento, la mayoría de los líderes y obreros siguen siendo incapaces de resolver muchos problemas prácticos. Incluso si son capaces de hablar de algunos conocimientos de la verdad, la mayor parte de lo que dicen sigue siendo solamente las palabras y doctrinas. No pueden enseñar con claridad sobre la realidad de la verdad, por lo tanto ¿pueden, de verdad, resolver problemas? La mayoría de los líderes y obreros solo tienen una mínima capacidad de comprensión, pero siguen sin tener mucha experiencia práctica. ¿Se puede decir que entienden más la verdad y que poseen más realidad-verdad que los demás? Esto no se puede decir, no están a la altura. Algunos líderes y obreros son ascendidos exclusivamente con el fin de cultivarlos; se les permite practicar porque tienen algo de aptitud y poseen un poco de capacidad de comprensión, y su entorno familiar es el adecuado. Cuando alguien es ascendido no es que sea poseedor de la realidad-verdad y que pueda proporcionar la verdad. Es simplemente que aquellos que persiguen la verdad consiguen esclarecimiento y luz antes que otros, pero esa pequeña luz no llega a ser la verdad, no es parte de la verdad, tan solo está en consonancia con la verdad. Solamente aquello que Dios expresa de forma directa es la verdad. El esclarecimiento del Espíritu Santo solo lo es en fidelidad a la verdad, porque el Espíritu Santo proporciona esclarecimiento a las personas según su estatura. No les dice la verdad directamente a las personas. En lugar de ello, Él les da una luz que ellos puedan alcanzar. Debes entender esto. Si una persona ha logrado algo de entendimiento de la palabra de Dios y ha conseguido unos conocimientos con base en la experiencia, ¿cuenta esto como verdad? No. Como mucho, tienen algo de entendimiento de la verdad. Las palabras de esclarecimiento del Espíritu Santo no representan la palabra de Dios ni la verdad, y no son la verdad. Como mucho, la persona tiene algo de entendimiento de la verdad y ha recibido algo de esclarecimiento del Espíritu Santo. Si una persona consigue algo de entendimiento de la verdad y, luego, se lo proporciona a los demás, no está haciendo otra cosa sino proporcionar su entendimiento y experiencia a los demás. No se puede decir que esté proporcionando la verdad a los demás. Es correcto decir que está hablando sobre la verdad; esa sería una buena descripción. ¿Por qué digo esto? Porque aquello que compartes es tu entendimiento de la verdad; no se trata de la verdad en sí misma. Por lo tanto, solo puedes decir que estás hablando sobre determinados entendimientos y experiencias; ¿cómo puedes decir que estás proporcionando la verdad? Proporcionar la verdad no es un asunto sencillo. ¿Quién es merecedor de realizar esta afirmación? Solo Dios es capaz de proporcionar la verdad a la gente. ¿Son las personas capaces de hacer esto? Por lo tanto, tienes que ver este asunto con claridad. No se trata solamente de un problema de mal uso de las palabras, el quid de la cuestión es que estás falseando y tergiversando los hechos. Lo que afirmas es desproporcionado. La gente puede tener algo de entendimiento y experiencia de la palabra de Dios, pero no se puede decir que posean la verdad o que sean de la verdad. De ninguna manera puedes decir esto. Independientemente de cuánto sea el entendimiento de la verdad que obtengan las personas, no se puede decir que posean la vida de la verdad, ni mucho menos, que sean de la verdad. Esto no se puede decir de ninguna manera. La gente solo entiende un poco de la verdad y tiene un poco de luz y algunas formas de práctica. Solo tienen alguna realidad de la sumisión y algo de cambio real. Pero tú no puedes decir que han alcanzado la verdad. Dios les da la vida a las personas al expresar la verdad. Dios también exige a las personas que entiendan la verdad y la obtengan para servirle y satisfacerle. Incluso si llegara el día en que la gente experimentara la obra de Dios hasta el punto de que verdaderamente hubiera alcanzado la verdad, todavía no podrás decir que la gente es de la verdad, ni mucho menos que posee la verdad. Y esto es así porque incluso si la gente tuviera muchos años de experiencia, existe un límite en cuanto a la cantidad de verdad que conseguiría, y se trata de una cantidad muy exigua. La verdad es lo más profundo y misterioso; es lo que Dios tiene y es. Aunque las personas experimenten la verdad a lo largo de sus vidas, lo que obtienen de ella es muy limitado. La gente nunca será capaz de alcanzar la verdad en su totalidad, entenderla en su totalidad o vivirla en su totalidad. Eso es lo que quiere decir Dios cuando dice que las personas siempre serán bebés en Su presencia.

Algunas personas creen que una vez que poseen experiencia y conocimiento de las verdades expresadas por Dios, y un exhaustivo entendimiento de cada uno de los aspectos de la verdad, y pueden actuar conforme a esta, entonces, serán capaces de expresar la verdad. Creen que al hacer eso, estarán viviendo como Cristo, tal y como dijo Pablo, “Para mí, el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21). ¿Es correcto este punto de vista? ¿No se trata de un apoyo más al argumento “Dios-hombres”? ¡Esto es totalmente erróneo! La gente tiene que entender una cosa: No importa cuánta experiencia y conocimiento tengas de la verdad, ni incluso si has entrado en la realidad-verdad y eres capaz de someterte a las instrumentaciones y disposiciones de Dios, y si puedes someterte a Dios y dar testimonio de Él, y no importa lo elevada y profunda que llegue a ser tu entrada en la vida, tu vida sigue siendo una vida humana, y un ser humano nunca puede llegar a ser Dios. Este es un hecho absoluto que la gente debe entender. Incluso si, al final, tienes experiencia y entiendes cada uno de los aspectos de la verdad, y permites que Dios te instrumente y llegas a ser una persona perfeccionada, todavía no se puede decir que seas de la verdad. Aun si puedes hablar de un testimonio vivencial verdadero, esto no quiere decir que puedas expresar la verdad. Antes, era frecuente decir en los grupos religiosos que alguien tenía “la vida de Cristo en su interior”. Esta es una afirmación vaga y errónea. Aunque la gente ya no dice esto, su entendimiento sobre este asunto sigue sin estar claro. Algunas personas piensan: “Dado que hemos alcanzado la verdad y esta está dentro de nosotros, poseemos la verdad y esta está en nuestros corazones, y también somos capaces de expresarla”. ¿No es esto algo erróneo también? La gente suele hablar sobre si tienen o no la verdad, lo que suele referirse a si han experimentado y tienen conocimiento o no de ella, y si pueden o no practicar según la verdad. Todo el mundo experimenta la verdad, pero el estado que cada persona experimenta es diferente. Lo que cada persona obtiene de la verdad también es diferente. Si combinaras las experiencias y entendimientos de todos, eso seguiría sin reflejar la esencia de la verdad en su totalidad. ¡Hasta ese punto es de profunda y misteriosa la verdad! ¿Por qué digo que todo lo que has conseguido y todo tu entendimiento no pueden tomar el lugar de la verdad? Después de que la gente haya escuchado tus enseñanzas sobre algunas de tus experiencias y entendimientos, los entenderán, y no tendrán la necesidad de experimentar durante un largo tiempo para entenderlos y conseguirlos en su totalidad. Incluso si se tratara de algo más profundo, no necesitarán varios años de experiencia. Pero cuando se trata de la verdad, la gente no la experimentará en su totalidad ni en toda una vida. Incluso si sumaras a todo el mundo, no se habría experimentado en su totalidad. Como puedes ver, la verdad es demasiado profunda y misteriosa. Las palabras no son capaces de explicarla en su integridad. La verdad expresada en lenguaje humano es la veracidad para los humanos. Los seres humanos nunca serán capaces de experimentarla en su totalidad, y nunca serán capaces de vivir la verdad en su integridad. Esto es así porque incluso si la gente empleara varios miles de años, no experimentaría ningún elemento de la verdad en su integridad. Independientemente del número de años de experiencia, la verdad que entiendan y alcancen seguirá siendo limitada. Se puede decir que la verdad es la “fuente de la vida eterna” de la humanidad. Dios es la fuente de la verdad y entrar en las realidades-verdad es una tarea que no tiene fin.

La verdad es la vida de Dios mismo. Representa Su carácter, Su esencia y todo lo que Él tiene y es. Si dices que, por tener algo de experiencia y conocimiento, con ello tienes la verdad, entonces ¿has logrado la santidad? ¿Por qué sigues revelando corrupción? ¿Por qué no puedes discernir entre los diferentes tipos de personas? ¿Por qué no puedes dar testimonio de Dios? Aunque entiendas algunas verdades, ¿puedes representar a Dios? ¿Puedes vivir el carácter de Dios? Puede que tengas algo de experiencia y conocimiento en cuanto a cierto aspecto de una verdad, y tal vez seas capaz de arrojar un poco de luz en tu discurso, pero lo que puedes proporcionar a la gente es extremadamente limitado y no puede durar mucho. Esto se debe a que tu conocimiento y la luz que has obtenido no representan la esencia de la verdad, y no representan la totalidad de ella. Solo representa un lado o un pequeño aspecto de la verdad, es apenas un nivel que el ser humano puede alcanzar, y aún está lejos de la esencia de la verdad. Este poco de luz, de esclarecimiento, de experiencia y de conocimiento, nunca podrá ocupar el lugar de la verdad. Incluso si todas las personas han logrado algunos resultados experimentando una verdad, y se juntaran todas sus experiencias y conocimientos, no se alcanzaría la totalidad y la esencia de una simple línea de esta verdad. Se ha dicho antes: “Yo resumo esto con un aforismo para el mundo humano: entre los hombres, no hay ninguno que me ame”. Esta frase es la verdad, la auténtica esencia de la vida, algo sumamente profundo, y una expresión de Dios mismo. Después de tres años de experiencia, puedes tener un poco de comprensión superficial, y después de siete u ocho puedes tener un poco más de comprensión, pero esta comprensión nunca puede ocupar el lugar de esta línea de verdad. Después de dos años, otra persona puede tener un poco de comprensión, o un poco más después de diez años, o una comprensión relativamente elevada después de una vida, pero la comprensión conjunta de ambos no puede ocupar el lugar de esta línea de verdad. No importa cuánta comprensión, luz, experiencia o conocimiento podáis tener conjuntamente, nunca llegará a ocupar el lugar de esta línea de la verdad. Es decir, la vida humana es siempre una vida humana, y por mucho que tus conocimientos se ajusten a la verdad, a las intenciones de Dios o a Sus exigencias, nunca podrán ocupar el lugar de la verdad. Afirmar que las personas tienen la verdad significa que comprenden genuinamente la verdad, viven algunas de las realidades de la palabra de Dios, tienen algún conocimiento real de Dios, y pueden exaltarlo y dar testimonio de Él. Sin embargo, no se puede decir que la gente ya posea la verdad, porque esta es demasiado profunda. Una sola línea de la palabra de Dios puede llevarle a la gente toda una vida de experiencia, e incluso después de varias vidas de experiencia, o miles de años, una sola línea de la palabra de Dios no puede ser experimentada por completo. Está claro que el proceso de entender la verdad y conocer a Dios es realmente interminable, y que hay un límite a la cantidad de verdad que la gente puede entender en una vida de experiencia. Algunas personas dicen que poseen la verdad en cuanto comprenden el significado textual de la palabra de Dios. ¿No es un sinsentido? Tanto en términos de luz como de conocimiento, existe una cuestión de profundidad. Las realidades-verdad en las que una persona puede entrar a lo largo de su vida de fe son limitadas. Por tanto, el hecho de poseer algo de conocimiento y luz no implica que poseas las realidades-verdad. Lo principal que debes mirar es si esta luz y conocimiento atañen a la esencia de la verdad. Esto es lo más importante. Algunas personas sienten que poseen la verdad cuando pueden arrojar luz u ofrecer un poco de comprensión superficial. Esto les hace felices, por lo que se vuelven presumidos y engreídos. De hecho, aún están lejos de entrar en la realidad-verdad. ¿Qué verdad posee la gente? ¿Pueden caer en cualquier momento y lugar quienes poseen la verdad? Cuando las personas poseen la verdad, ¿cómo pueden seguir desafiando a Dios y traicionarlo? Si declaras que posees la verdad, eso demuestra que dentro de ti está la vida de Cristo, ¡eso es indignante! ¿Te has convertido en el Señor, te has convertido en Cristo? Esta declaración es absurda, y son las personas las que enteramente la deducen; pertenece a las nociones y figuraciones humanas, y no es una posición sostenible ante Dios.

Cuando se habla de que la gente entiende la verdad y vive con ella como su vida, ¿qué significa aquí la “vida”? Se refiere a que la verdad reina soberana en sus corazones, que pueden vivir según las palabras de Dios, y significa que tienen un conocimiento real de las palabras de Dios y auténtico entendimiento de la verdad. Cuando la gente tiene esta nueva vida en su interior, se logra por completo practicando y experimentando las palabras de Dios. Se construye sobre la base de la verdad de las palabras de Dios, y se alcanza al vivir en el ámbito de la verdad; lo único que contiene la vida de las personas es su conocimiento y experiencia de la verdad. Ese es su fundamento, y no sobrepasa ese ámbito; esta es la vida a la que se alude cuando se habla de recibir la verdad y vida. Ser capaz de vivir según la verdad de las palabras de Dios no quiere decir que la vida de la verdad esté dentro de las personas, ni que si poseen la verdad como vida, estas se conviertan en la verdad y su vida interior se vuelva la vida de verdad; menos aún que ellos sean la verdad y vida. A fin de cuentas, su vida sigue siendo la de un ser humano. Si puedes vivir según las palabras de Dios y tener conocimiento de la verdad, si ese conocimiento se arraiga en ti y se convierte en tu vida y la verdad que has obtenido por medio de la experiencia se convierte en la base de tu existencia, si vives según las palabras de Dios, nadie puede cambiarlo, y Satanás no puede desorientarte ni corromperte, entonces habrás obtenido la verdad y vida. Es decir, tu vida contiene meramente la verdad, lo cual se refiere a tu comprensión, experiencia y perspectiva de la verdad; y hagas lo que hagas, vivirás según tales cosas y no sobrepasarás ese ámbito. Eso es lo que significa poseer la realidad-verdad, y tales personas son las que Dios quiere ganar en última instancia con Su obra. Sin embargo, por muy bien que comprenda la gente la verdad, su esencia sigue siendo la de la humanidad, en absoluto comparable a la esencia de Dios. Esto se debe a que nunca pueden experimentar toda la verdad, y es imposible que vivan la verdad completamente; solo pueden vivir la limitadísima parte de la verdad que los seres humanos pueden alcanzar. ¿Cómo podrían, entonces, convertirse en Dios? Si Dios personalmente perfeccionara a un grupo de personas como dioses mayores y menores, ¿no sería esto un caos? Además, algo así es imposible y absurdo; es una idea ridícula del hombre. Dios creó los cielos y la tierra y todas las cosas, y luego Él creó al hombre para que este pudiera someterse a Él y venerarle. La creación del hombre por parte de Dios fue un acto sumamente significativo. Dios solo creó al hombre; no creó dioses. Dios obra en forma de encarnación, pero esto no es lo mismo que si Él creara un dios. Dios no se creó a sí mismo; Él tiene Su propia esencia, y es inmutable. La gente no conoce a Dios, así que debería leer más la palabra de Dios; la gente solo puede entender la verdad si la busca con frecuencia. La gente no debería decir tonterías basadas en su imaginación. Si tienes un poco de experiencia con las palabras de Dios, y vives según tu experiencia y conocimiento genuinos de la verdad, entonces las palabras de Dios se convertirán poco a poco en tu vida. Sin embargo, sigues sin poder decir que la verdad es tu vida o, que lo que estás expresando es la verdad; si esa es tu opinión, estás equivocado. Si solo tienes alguna experiencia con un aspecto concreto de la verdad, ¿puede esto en sí mismo representar que posees la verdad? ¿Puede esto considerarse como obtener la verdad? ¿Puedes explicar la verdad a fondo? ¿Puedes descubrir el carácter de Dios y lo que Dios tiene y es a partir de la verdad? Si no se logran estos efectos, esto demuestra que haber solo experimentado cierto aspecto de la verdad no se puede considerar como entender realmente la verdad o conocer a Dios, y mucho menos se puede decir que se ha obtenido la verdad. Todo el mundo experimenta con un solo aspecto y ámbito de la verdad. Lo experimentan dentro de su ámbito limitado, y no pueden atañer a todos los innumerables aspectos de la verdad. ¿Puede vivir la gente el significado original de la verdad? ¿A cuánto equivale tu poca experiencia? Un único grano de arena en una playa, una sola gota de agua en el océano. Por tanto, sin importar cuán valiosos puedan ser el entendimiento y esos sentimientos que has obtenido de tus experiencias, siguen sin poder considerarse como la verdad. Tan solo puede decirse que concuerdan con la verdad. La verdad viene de Dios, y el significado interior y las realidades de la verdad abarcan una gama muy amplia, y nadie puede desentrañarla ni refutarla. Mientras tengas una comprensión real de la verdad y de Dios, entenderás algunas verdades; nadie podrá refutar estos entendimientos reales, y los testimonios que contienen las realidades-verdad son siempre defendibles. Dios aprueba a los que poseen las realidades-verdad. Mientras persigas la verdad, y puedas confiar en Dios para experimentar Sus palabras y puedas aceptar la verdad como tu vida sin importar el ambiente en el que te encuentres, entonces tendrás una senda, serás capaz de sobrevivir, y obtendrás la aprobación de Dios. Aunque lo poco que la gente obtenga concuerde con la verdad, no se puede decir que eso sea la verdad, y mucho menos que hayan obtenido la verdad. El poco de luz que las personas han obtenido solo es adecuado para ellas mismas o para otros dentro de un determinado ámbito, pero no lo sería en uno diferente. Por muy profunda que sea la experiencia de una persona, sigue siendo muy limitada, y nunca alcanzará la profundidad de la verdad. La luz de una persona y su entendimiento, nunca pueden compararse con la verdad.

Cuando una persona tiene algo de experiencia en la palabra de Dios, entiende algunas verdades y un poco de Sus intenciones, cuando tiene algo de conocimiento de Dios, y su carácter ha sufrido alguna modificación y se ha purificado, todavía solo se puede decir que es una persona y un ser humano creado, pero es precisamente este tipo de personas normales a las que Dios quiere ganarse. Así que, ¿qué tipo de persona eres tú? Alguna gente dice: “Soy una persona que posee la verdad”. No sería adecuado decir eso. Solo puedes decir: “Soy una persona que ha sido corrompida por Satanás y que ha experimentado el juicio y el castigo de la palabra de Dios. Finalmente comprendí la verdad y se purificó mi carácter corrupto. Simplemente soy una persona que ha sido salvada por Dios”. Si dijeras: “Soy una persona que posee la verdad. He experimentado todas las palabras de Dios y las he comprendido todas. Conozco el significado de todo lo que dice Dios y el contexto y circunstancias en los que se pronunciaron esas palabras. Lo sé todo. ¿No quiere esto decir que yo poseo la verdad?”, entonces volverías a estar equivocado. Tener algo de experiencia en la palabra de Dios y obtener algo de luz de ella no te hace una persona poseedora de la verdad. Aquellos que solo pueden comprender y debatir algunas doctrinas están incluso menos cualificados para hacer tal afirmación. La gente debe comprender con claridad qué posición debería tener ante Dios y ante la verdad, lo que es, lo que la vida interior del hombre es y lo que la vida de Dios es. La gente debe entender cuál es la esencia del hombre. Después de experimentar la obra de Dios durante unos días, y de entender algunas palabras y doctrinas, algunas personas sienten que poseen la verdad. Estas son las personas más arrogantes y están desprovistas de razón. Es necesario analizar este asunto de forma que las personas puedan realmente entenderse a sí mismas, lleguen a conocer a la humanidad y de tal modo que comprendan qué es la humanidad corrupta, qué nivel pueden alcanzar las personas después de haber sido finalmente perfeccionadas, y cuál es la forma adecuada de tratarlas y nombrarlas. La gente debería saber estas cosas y no dejarse llevar por ideas fantasiosas. Es mejor que la gente sea más realista en cuanto a su comportamiento, para que tengan los pies un poco más en el suelo. Algunas personas que creen en Dios siempre persiguen sus propios sueños y siempre desean vivir la vida e imagen de Dios. ¿Es esto realista? La gente siempre quiere poseer la vida de Dios; ¿no es esto algo peligroso? Es la arrogante ambición de los seres humanos, que es justo igual que la arrogante ambición de Satanás. Algunas personas, después de trabajar en la iglesia durante un tiempo, empiezan a sopesar: “Después de que el gran dragón rojo haya sido derrocado, ¿deberíamos convertirnos en reyes y ejercer el poder? ¿Cuántas ciudades deberíamos controlar cada uno de nosotros?”. Si una persona puede revelar tales cosas, eso es terrible. A las personas que no tienen experiencia les gusta hablar sobre las doctrinas y se entregan a la fantasía. Y al hacer esto, incluso se creen listos, como si hubieran tenido éxito en su fe en Dios, como si estuvieran viviendo como Cristo y Dios. Todos son discípulos de Pablo y siguen la senda de Pablo. Si perseveran en su falta de arrepentimiento, todos ellos se volverán anticristos y sufrirán un severo castigo.

Fragmento 5

En cuanto a estas palabras pronunciadas por Dios, cuando las escucháis, ¿acaso las comparáis con vosotros mismos, o tan solo las escucháis como doctrina, las procesáis en vuestra mente una vez para entender lo que significan y ya está? ¿Qué tipo de actitud y de intenciones tenéis mientras escucháis? Si realmente entendéis lo que Dios ha dicho —que aquellos que no practican la verdad serán descartados y aquellos que no practican la verdad no son buenos sino malvados a los ojos de Dios— entonces deberíais reflexionar sobre vosotros mismos. También deberíais observar cuáles de vuestros actos no practican la verdad y cuáles de vuestros métodos y actitudes son percibidos por Dios como manifestaciones de una falta de práctica de la verdad. ¿Alguna vez habéis tratado de desentrañar estas cuestiones? ¿Habéis reflexionado sobre vosotros mismos? No basta tan solo con leer las palabras de Dios echando un mero vistazo; debéis contemplarlas, hacer autorreflexión, comparar vuestros propios pensamientos y actos con las palabras reveladoras de Dios y alcanzar el autoconocimiento: tan solo de esta forma podéis llegar a un arrepentimiento y un cambio genuinos. Si leéis las palabras de Dios, pero no las meditáis ni hacéis autorreflexión, y en lugar de ello os centráis únicamente en comprender la doctrina, vuestra fe en Dios no tendrá ninguna entrada en la vida y tampoco experimentaréis ninguna transformación verdadera. Por lo tanto, es esencial meditar, buscar la verdad y hacer autorreflexión al leer las palabras de Dios. ¿Qué son las palabras de Dios? Son la realidad de todas las cosas positivas, son la verdad, son el camino y son la vida otorgada por Dios a los seres humanos. Las palabras de Dios no son doctrina, no son lemas, no son una especie de teoría ni son conocimiento filosófico; más bien, son la verdad que las personas deben entender y alcanzar, y la vida que deben lograr. Por ello, las palabras de Dios están íntimamente relacionadas con la vida de la gente y con la vida misma, con la senda que las personas deben recorrer y con su desenlace y su destino. Si alguien entiende realmente la verdad y la ha incorporado, todo en él cambiará en consonancia. Si alguien no puede comprender nunca la verdad ni vivir conforme a las palabras de Dios, es imposible que logre un cambio genuino o que obtenga la aprobación de Dios. El desenlace y el destino de esa persona tan solo puede ser sufrir la perdición y la destrucción. Hasta ese punto son importantes para la gente las palabras de Dios y la verdad que Él expresa. Si lees las palabras de Dios, pero no las contemplas, no haces autorreflexión ni las vinculas con tus propios problemas y dificultades reales, todo lo que eres capaz de entender es tan solo superficial y es imposible que comprendas la verdad o que captes las intenciones de Dios. Por lo tanto, debes aprender a contemplar las palabras de Dios para comprender la verdad. Esto es crucial. Existen muchas formas de contemplar las palabras de Dios: puedes leerlas en silencio y orar en tu corazón, buscando esclarecimiento e iluminación por parte del Espíritu Santo; también puedes compartir y orar-leer en compañía de aquellos que persiguen la verdad y, por supuesto, puedes integrar enseñanzas y sermones en tu contemplación para profundizar tu entendimiento y comprensión de las palabras de Dios. Las formas son muchas y variadas. En resumen, si, al leer las palabras de Dios, una persona desea alcanzar un entendimiento de ellas, entonces es crucial que contemple y ore-lea las palabras de Dios. El propósito de orar-leer las palabras de Dios no es ser capaz de recitarlas y tampoco aprenderlas de memoria; más bien, consiste en obtener un entendimiento preciso de estas palabras después de haber orado-leído y de haberlas contemplado y conocer el significado de estas palabras pronunciadas por Dios, así como Su intención. Consiste en encontrar en ellas la senda para practicar y evitar recurrir al propio camino. Además, consiste en ser capaz de distinguir los distintos tipos de estados y personas que se ponen al descubierto en las palabras de Dios y ser capaz de tratar a cada tipo de persona de conformidad con los principios, evitando al mismo tiempo irse por el mal camino. Una vez que aprendes a orar-leer y a contemplar las palabras de Dios, y que lo haces con frecuencia, en ese momento las palabras de Dios pueden arraigarse en tu corazón y convertirse en tu vida.

Fragmento 6

En los últimos días, el Creador declaró públicamente todas estas palabras y reveló a todo tipo de personas. Actualmente, todos se enfrentan a la verdad, al camino verdadero y a las declaraciones del Creador, y se revelan todo tipo de voces y puntos de vista. Algunos pensamientos y puntos de vista se inclinan hacia lo distorsionado, algunos son sentenciosos y arrogantes, otros son conservadores, adhieren a la cultura tradicional, y están podridos, y muchos son estúpidos e ignorantes. Incluso hay algunas personas que odian la verdad y son hostiles hacia ella que arremeten en frenesí como perros enloquecidos, juzgando despreocupadamente y condenando imprudentemente la verdad y las cosas positivas. Juzgan y condenan caprichosamente cualquier cosa positiva y expresión de la verdad y no hacen un esfuerzo por discernir si está bien o mal, o si contiene la verdad. Estas personas son animales y diablos. Cuando los humanos se enfrentan a la verdad y al camino verdadero, tienen muchos puntos de vista distintos que revelan y desenmascaran la fealdad satánica de su intolerancia, terquedad, intransigencia y arrogancia. Tenéis que aprender a discernir y a expandir vuestra comprensión de esto al mismo tiempo que buscáis algo de la verdad. Si estas cosas se revelan en aquellos que no creen y que no han aceptado la obra de Dios de los últimos días, ¿las manifestáis vosotros entonces? A veces, la forma en que las manifestáis y las decís es diferente, pero en realidad reveláis el mismo carácter que los no creyentes. Es parecido a cuando algunas personas aceptan al Señor Jesús y creen que todo el mundo bajo el sol que no le acepte es inferior. Creen que, porque han aceptado la salvación de la cruz del Señor Jesús, son personas superiores y menosprecian a todos. ¿Qué tipo de carácter es este? Les falta comprensión, son demasiado intolerantes y extremadamente arrogantes y sentenciosos. Ven que otros revelan actitudes corruptas, pero no ven que ellos también revelan las mismas actitudes. ¿Manifestáis estas cosas? Sin lugar a duda, pues todas las actitudes corruptas del hombre son exactamente las mismas, y se debe solo a la obra y salvación de Dios, a las necesidades de Su obra o Su predestinación que haya una diferencia en las esencias-naturaleza, las búsquedas y los anhelos de cada tipo de persona. Algunas no tienen corazón ni espíritu. Son personas muertas y bestias que no entienden la fe. Estas personas son lo más bajo de toda la humanidad y no se pueden considerar seres humanos. Aquellos que aceptan la nueva obra de Dios entienden más la verdad, su comprensión y su entendimiento de Dios son mayores y sus teorías y puntos de vista son de un nivel superior. Del mismo modo que aquellos que creen en el cristianismo tienen un mayor entendimiento de Dios y un mayor conocimiento de las creaciones y la obra del Creador que los creyentes de Jehová que respetan la ley, aquellos que aceptan la tercera etapa de la obra tienen un mayor entendimiento de Dios que los creyentes del cristianismo. Como cada etapa de la obra de Dios es superior a la anterior, se infiere que, naturalmente, el entendimiento de las personas será sin duda cada vez mayor. No obstante, si lo miras de otra forma, las actitudes corruptas que reveláis después de aceptar esta etapa de la obra son las mismas en esencia que las actitudes corruptas que revelan las personas religiosas. La única diferencia es que vosotros ya habéis aceptado esta etapa de la obra, habéis escuchado muchos sermones, habéis entendido muchas verdades, habéis ganado un entendimiento verdadero de vuestra esencia-naturaleza y habéis cambiado de verdad en algunos aspectos aceptando y practicando la verdad. Por lo tanto, cuando observáis de nuevo el comportamiento que manifiestan las personas religiosas, pensáis que son más corruptas que vosotros. Pero, en realidad, si os colocaran junto a ellas, veríais que las actitudes de las personas hacia Dios y la verdad son las mismas, todos actuáis según nociones y figuraciones y vuestras preferencias, y vuestras actitudes corruptas son las mismas. Si hubieran aceptado esta etapa de la obra, escuchado estos sermones y entendido estas verdades, entonces no habría mucha diferencia entre vosotros y ellos. ¿Qué podéis ver de este asunto? Podéis ver que la verdad hace cambiar a las personas, que estas palabras que dice Dios y estos sermones que predica son la salvación de toda la humanidad y cosas que toda la humanidad necesita. No están pensadas para satisfacer solo a las personas de un grupo, etnia, categoría o color de piel en particular. Satanás ha corrompido a toda la humanidad y esta tiene actitudes satánicas. No hay una gran diferencia en términos de sus esencias corruptas, es solo que su color de piel, etnia y el entorno y el sistema social en el que crecieron no son los mismos, o que hay pequeñas diferencias en la cultura tradicional, el contexto y la educación recibida. Pero estas solo son apariencias exteriores; un mismo Satanás ha corrompido a toda la humanidad, y su esencia-naturaleza corrupta es la misma. Por lo tanto, estas palabras que Dios dice y esta obra que hace no van dirigidas a personas de un grupo étnico o país en particular, sino más bien a toda la humanidad. Incluso cuando hay diferencias en la cultura y el contexto de distintas etnias, o diferencias en la educación recibida, sus actitudes corruptas son exactamente las mismas a ojos de Dios. Por lo tanto, aunque una etapa de Su obra solo se realice en un lugar primero, como modelo para difundir Su obra en otros lugares, se aplica a toda la humanidad y puede salvar y proveer a toda la humanidad. Algunas personas dicen: “Los europeos y las personas de otros países no son descendientes del gran dragón rojo; por lo tanto, ¿no sería inapropiado que Dios dijera que toda la humanidad está profundamente corrupta?”. ¿Son correctas estas palabras? (No, no lo son. Toda la humanidad tiene la misma esencia-naturaleza que ha corrompido Satanás). Así es, “descendientes del gran dragón rojo” es solo la denominación de las personas de una etnia; no significa que aquellas que reciban esta denominación y aquellas que no posean esencias diferentes. En efecto, sus esencias siguen siendo las mismas. Toda la humanidad yace bajo la mano del maligno, Satanás ha corrompido a todos y sus esencias-naturaleza corruptas son exactamente iguales. Ahora, cuando los chinos oyen las palabras que Dios dice, se rebelan y se resisten, tienen nociones y figuraciones, así se manifiestan. Cuando estas palabras se repiten a personas de otra etnia, también manifiestan figuraciones, nociones, rebeldía, arrogancia, sentenciosidad e incluso resistencia; es exactamente lo mismo. Toda la humanidad, sin importar la etnia y el contexto cultural, no manifiesta otra cosa que el comportamiento de humanos corruptos que pone en evidencia Dios.

Las actitudes corruptas son comunes a toda la humanidad, todas son las mismas, con más similitudes que diferencias, y sin distinciones obvias. Estas palabras que Dios dice y las verdades que expresa no solo salvan a una etnia, un país o un grupo de personas: Dios salva a toda la humanidad. ¿Qué os demuestra esto? ¿Hay alguien en la raza humana que no se haya sometido a la corrupción de Satanás y pertenezca a una categoría o clase distinta de personas? ¿Hay alguien que no sea objeto de la soberanía de Dios? (No, no hay nadie). ¿Cuál es el significado de las palabras que digo? Dios ejerce la soberanía sobre toda la humanidad y esta fue creada por un solo Dios. No importa el grupo étnico, el tipo de ser humano o lo competente que sean, todos fueron creados por Dios. A ojos del hombre, algunas personas son diferentes a otras y superiores, pero a ojos de Dios todos son iguales, todos los seres humanos son iguales ante los ojos de Dios. ¿Dónde lo veis? Las diferencias en el color de la piel y el idioma son meras apariencias, pero las actitudes corruptas de las personas y sus esencias-naturaleza son las mismas, esta es la verdad del asunto. Cuando se enfrentan a cualquier ser humano que tenga un carácter corrupto satánico, las palabras de Dios pueden lograr resultados. Van dirigidas al carácter corrupto de las personas y pueden resolver todas las actitudes corruptas de la humanidad. Esto muestra que todas las palabras de Dios son la verdad, que pueden proveer, purificar y salvar a la humanidad, eso es innegable. Ahora, las palabras que expresa Dios en los últimos días ya se han difundido por todos los países y etnias del mundo. ¡Es un hecho! ¿Y cuál ha sido la reacción del hombre? (Ha habido todo tipo de reacciones). ¿Y qué indican o reflejan todos estos tipos de reacciones sobre la esencia del hombre? Demuestran que la esencia-naturaleza del hombre es la misma, sus reacciones son las mismas que aquellas de los fariseos y los judíos cuando el Señor Jesús vino a obrar: tienen aversión hacia la verdad, están llenos de figuraciones y nociones sobre Dios y su fe en Él existe dentro de figuraciones y nociones ilusorias. La humanidad en su conjunto no conoce a Dios y se resiste a Él. Al escuchar las palabras de Dios, su primera reacción o las cosas de su esencia-naturaleza que revelan con naturalidad son la resistencia y la hostilidad hacia Dios. Esto es algo que todos tienen en común. Todas sus voces y puntos de vista negativos, cuando se enfrentan a las verdades que expresa Dios, nacen de la esencia-naturaleza de la humanidad corrupta y son representativos de esta raza humana. Sus nociones y figuraciones son las mismas que las que tenían los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos sobre Dios cuando llegó el Señor Jesús, no han cambiado. Los religiosos han llevado la cruz durante 2000 años, pero permanecen igual, sin cambiar lo más mínimo. Cuando las personas no han ganado la verdad, estas son las cosas que revelan de forma natural y que salen de ellas de forma innata, y esta es su actitud hacia Dios. Por lo tanto, si una persona cree en Dios, pero no persigue la verdad, ¿se puede arreglar su carácter corrupto? (No, no se puede). No importa cuánto tiempo haya creído, no podrá resolver el problema de su carácter corrupto si no persigue la verdad. Hace dos mil años, los fariseos se resistieron y condenaron con furia al Señor Jesús y lo crucificaron. Ahora, los pastores, los ancianos, los padres y los obispos del mundo religioso todavía se resisten y condenan con furia a Dios encarnado, igual que hicieron los fariseos. Si uno se presentara ante ellos y testificara que Dios está encarnado, podrían apresarle y matarle, y si Dios encarnado fuera a predicar a los lugares de culto de cada religión principal, seguramente le volverían a crucificar o le entregarían a aquellos que están en el poder. No serían nada blandos con Él porque las esencias-naturaleza de los seres humanos corruptos son las mismas. ¿Tenéis alguna reacción dentro cuando oís estas palabras? ¿Creéis que aquellos que han creído en Dios durante muchos años, pero que no han perseguido la verdad de forma alguna, son bastante aterradores? (Un poco). ¡Es algo aterrador! Llevar la Biblia y una cruz, confiar en la ley, llevar las ropas de los fariseos o las túnicas de los sacerdotes y resistirse y condenar a Dios públicamente en los templos, ¿no es esto lo que los creyentes en Dios hacen a plena luz del día? ¿Dónde están las personas que condenan y se resisten a Dios? No hay que buscar muy lejos. Cualquiera de entre Sus creyentes que no acepta la verdad y siente aversión por ella se resiste a Dios, es un anticristo y un fariseo.

Si las personas no persiguen la verdad y no la pueden ganar, nunca conocerán a Dios. Cuando estas no conocen a Dios, siempre permanecerán hostiles hacia Él y no les será posible ser compatibles con Él. No importa lo mucho que tu corazón desee de forma subjetiva amar a Dios y no desee resistirse a Él, es inútil. No sirve de nada tener solo el deseo o querer contenerte, ya que es una cuestión involuntaria que determina la naturaleza de las personas. Por lo tanto, debes buscar convertirte en una persona que tiene la verdad, buscar practicar la verdad, desechar tu carácter corrupto, entrar en las realidades-verdad y conseguir la compatibilidad con Dios: esta es la senda correcta. Debéis saber en vuestro corazón que la parte más importante de creer en Dios es perseguir la verdad, y debéis captar algunos pragmatismos respecto a con qué aspectos deberíais empezar al buscar la verdad, así como qué tenéis que hacer, cómo plantear vuestros deberes, cómo acercarte a cada tipo de persona a vuestro alrededor, cómo plantear asuntos y cosas de todo tipo, qué punto de vista deberíais adoptar al plantearlos y qué planteamiento se ajusta a los principios-verdad. Si no buscas la verdad ni entiendes los principios-verdad y solo eres capaz de seguir los preceptos y definir las cosas según ellos, al igual que según la lógica, las nociones y las figuraciones, entonces tu forma de practicar está equivocada y solo demuestra que durante tus años de fe en Dios solo has seguido los preceptos al pie de la letra, pero no has entendido la verdad y no tienes la realidad. Seguir los preceptos y vivir según nociones y figuraciones es agotador y fatigoso para ti, pero es un desperdicio de esfuerzo y Dios no te dará ni un ápice de aprobación. ¡Te mereces estar exhausto! Si tienes entendimiento espiritual y comprensión pura al leer las palabras de Dios o escuchar los sermones y enseñanzas, entonces cuanta más experiencia tengas, más entenderás y ganarás, y todas las cosas que entiendas serán prácticas y conformes a la verdad. Entonces, habrás ganado la verdad y la vida. Si las cosas que has ganado y entendido después de creer en Dios durante muchos años siguen siendo materia de doctrinas y preceptos, de nociones y figuraciones, y las reglas y las regulaciones te vinculan, entonces estás completamente acabado. Esto demuestra que no has ganado la verdad y que no tienes vida. No importa los años que hayas creído en Dios ni cuántas palabras y doctrinas puedas predicar, sigues siendo una persona absurda y atolondrada. Aunque no suene bien decirlo así, es la realidad. Hay muchas personas que han creído en Dios durante años, pero que no ven que la verdad y Cristo poseen el poder en la casa de Dios y que el Espíritu Santo detenta la soberanía sobre todo. Las personas que son así no tienen entendimiento alguno y no son más que ciegas. Algunos ven a Dios juzgar y castigar o perfeccionar a un grupo de personas, mientras que descarta a muchos otros, y por eso dudan del amor de Dios e incluso de Su justicia. ¿Tienen personas así alguna capacidad de comprensión? ¿Tienen algo de entendimiento? Es justo decir que son personas absurdas sin ninguna capacidad para entender. Las personas absurdas siempre miran las cosas a la luz de la insensatez; solo aquellos que entienden la verdad pueden ver las cosas con exactitud y de acuerdo con la realidad.

Fragmento 7

Algunas personas que predican el evangelio, que difunden y dan testimonio de la obra de Dios cometen un grave error al omitir aquellas palabras de Dios ante las que es más probable que la gente religiosa desarrolle conceptos, por lo que ofrecen a los destinatarios potenciales del evangelio una versión abreviada y concisa de Sus palabras. Se justifican afirmando que lo hacen para evitar que las personas desarrollen nociones y malinterpretaciones, pero ¿es esto correcto? Todas las palabras de Dios son la verdad. Independientemente de si la gente desarrolla conceptos o de si aceptan y aman o no estas palabras, la verdad es la verdad; los que la acepten pueden ser salvados, mientras que los que no lo hagan perecerán. Quien rechace la verdad merece morir y perecer. ¿Qué relación tiene esto con los que difunden el evangelio? Quienes difunden el evangelio deberían permitir a las personas leer las palabras originales de Dios en vez de abreviarlas por miedo a que la gente desarrolle nociones. Cuando las personas investigan el camino verdadero, quieren saber cómo se pronuncian las palabras originales de Dios, qué tipo de contenido encierran y cuáles son Sus enunciados más originales sobre determinados temas. “Vosotros afirmáis que Dios es el Creador, entonces ¿cuáles son Sus palabras? ¿Cómo es Su estilo al hablar?”, se pregunta la gente. Insistís en alterar aquellas palabras de Dios que no están en consonancia con los conceptos humanos, como cuando las personas religiosas explican la Biblia y todo lo que dicen concuerda con las nociones humanas; insistís en mostrar a la gente una versión manipulada de las palabras de Dios y no les permitís conocer Sus palabras originales. ¿A qué viene todo esto? ¿También tenéis nociones de estas palabras? ¿Creéis, al igual que las personas religiosas, que esas palabras de Dios que no están en consonancia con los conceptos humanos no son la verdad, que la verdad son solo aquellas palabras que se ajustan a las nociones humanas? Si es así, es un error humano. No importa cómo se pronuncien las palabras de Dios, ni si están o no en consonancia con las nociones del hombre, son la verdad. El único motivo de que los corruptos desarrollen nociones sobre Sus palabras es porque no poseen ni conocen la verdad; así es la necedad y la ignorancia del hombre. No veis con claridad que las palabras de Dios son especialmente prácticas y concretas para conseguir un efecto específico, y sois aún menos conscientes de cuán pobre es la aptitud humana y de lo difícil que es para la gente comprender si Sus palabras son demasiado concisas y teóricas. Recordad que cuando el Señor Jesús apareció para llevar a cabo Su obra, muchos discípulos no podían entender Sus palabras, y tenían que pedirle que les diera ejemplos y les hablara con parábolas para comprender su significado, ¿verdad? Hoy, cuando os hablo con excesivo detalle y especificidad, os quejáis de que soy demasiado minucioso; cuando os hablo en profundidad, no comprendéis, pero cuando generalizo y teorizo lo tomáis como doctrina. El ser humano es así de complicado. En las palabras de Dios actualmente hay tanto lenguaje divino como humano, hay concisión y especificidad, y hay muchos ejemplos que ponen en evidencia diversos estados de las personas. Algunas palabras parecen demasiado detalladas para quienes ya entienden la verdad, pero son adecuadas para los nuevos creyentes, y sería difícil obtener resultados sin este nivel de detalle y especificidad. Es como cuando los padres educan a sus hijos: cuando los niños son pequeños, los padres tienen que hacer muchas cosas detalladas, pero pueden dejar de hacerlas cuando los niños tienen uso de razón y son capaces de cuidar de sí mismos. Las personas entienden esto; entonces, ¿por qué no pueden entender la cuestión de la obra de Dios? Los nuevos creyentes deben leer palabras más superficiales, apoyadas con ejemplos y comparativamente más detalladas y minuciosas. Los que han creído en Dios durante años y comprenden algunas verdades tienen que leer palabras más profundas y que pueden captar. No importa cómo hable Dios, todo se orienta a que las personas entiendan la verdad, desechen sus actitudes corruptas y entren en la realidad-verdad. Él habla para obtener estos resultados. Tanto si Sus palabras son profundas como si son superficiales, tanto si la gente puede llegar a ellas como si no, comprender la verdad y entrar en la realidad-verdad no es fácil. No pienses que, solo porque tienes buena aptitud y puedes captar verdades profundas, ya posees las verdades superficiales y la realidad. ¿Acaso es así? La verdad de ser una persona honesta basta por sí misma para toda una vida de experiencia. No importa cuán superficiales sean las palabras de Dios ni cuántos ejemplos proporcione Él, podría ser que no entraras en la realidad incluso después de diez o de ocho años de experiencia. Así pues, al acercarse a las palabras de Dios, es un error fijarse en su profundidad. Esta perspectiva es incorrecta. Es mejor que uno preste mucha atención a la realidad; no es que obtengas realidad solo porque tengas capacidad de comprensión y puedas entender la verdad. Si no puedes practicar la verdad, hasta la mejor comprensión será doctrina vacía para ti. Debes poner en práctica la verdad, debes tener experiencia y conocimiento: solo de este modo tu comprensión será práctica. Todo aquel que se queja de que las palabras de Dios son demasiado detalladas o triviales es arrogante y sentencioso y no tiene ninguna realidad-verdad. ¿Puede el hombre desentrañar la sabiduría de las palabras de Dios y Sus pensamientos? Muchas personas son demasiado arrogantes e ignorantes en su actitud hacia las palabras de Dios, actúan como si tuvieran mucha realidad-verdad cuando de hecho no practican la verdad y no pueden dar ningún testimonio genuino en absoluto. Solo pueden pronunciar palabras teóricas vacías; son teóricos y farsantes. ¿Cómo deberían leer las palabras de Dios aquellos que persiguen sinceramente la verdad? Deben buscarla. Buscar la verdad abarca e implica muchas cosas, así que ¿se puede hablar de ella sin detalle? ¿Se pueden obtener resultados sin hablar de manera específica y exhaustiva? ¿Puede la gente entender realmente sin el apoyo de muchos ejemplos? Muchos piensan que algunas de las palabras de Dios son demasiado superficiales. Bien, entonces ¿en cuántas de esas palabras superficiales has entrado? ¿Qué testimonio vivencial puedes compartir? Si ni siquiera has entrado en esas palabras superficiales, ¿puedes captar las más profundas? ¿Puedes entenderlas de verdad? ¡No te creas tan listo, no seas arrogante y sentencioso!

Volvamos al tema de la manipulación de las palabras de Dios. La casa de Dios ha publicado la versión normalizada de “La Palabra manifestada en carne”, y nadie está autorizado a hacer la más mínima alteración. Ninguna versión estándar de las palabras de Dios puede ser modificada por nadie, y si alguien lo hace, esta alteración será considerada manipulación de Sus palabras. Los que manipulan Sus palabras no tienen la menor comprensión del anhelo de todos los que ansían la verdad y están deseando leerlas. Estas personas quieren leer la versión exacta y normalizada de Sus palabras, que son las originales de Dios, las expresiones de Su significado e intención originales. Todas las personas que aman la verdad son así. La gente no entiende la intención original, el propósito y el sentido de Dios al hacer toda esta obra y pronunciar todas estas palabras, ni por qué Él habla con tanto detalle. No lo entienden, pero analizan y resumen en su mente, y terminan manipulando aquellas palabras originales de Dios que no encajan con las nociones humanas. En consecuencia, cuando otros terminan de leer aquellas palabras de Dios que han sido manipuladas, les resulta difícil entender Su significado original. ¿Acaso no influye esto en su comprensión de la verdad y en su entrada en la vida? ¿Cuál es el problema? Que los que alteran las palabras de Dios no tienen un corazón temeroso de Dios. Su método es propio de un incrédulo; su carácter satánico se revela tan pronto como actúan. Siempre tienen algunas opiniones e ideas sobre lo que Dios ha dicho y hecho, y siempre quieren manejar y procesar estas cosas, alcanzarlas con sus diabólicas garras negras y transformar las palabras de Dios en sus propios dichos. Esta es la naturaleza de Satanás: la arrogancia. Cuando Dios pronuncia unas palabras reales, palabras cotidianas que son cercanas a la humanidad, las personas las reciben con desdén y las menosprecian acercándose a ellas con una actitud despectiva. Siempre quieren usar el conocimiento y las figuraciones humanas para hacer revisiones y cambiar el estilo. ¿No es repugnante? (Sí). No debéis hacer esto, de ninguna manera. Debéis actuar de forma responsable. Las palabras de Dios son Sus palabras y, con independencia de cómo las pronuncie, deben conservar su forma original y no ser alteradas. Solo los sermones en vivo pueden reorganizarse ligeramente, siempre que se trate de ajustes menores que no cambien el significado original. Este no debe modificarse en absoluto. Si no posees la verdad, no realices alteraciones; todo aquel que haga modificaciones deberá asumir la responsabilidad. La casa de Dios encarga a varias personas organizar sermones y charlas, pero ellas deben prepararlos conforme a los principios y sin manipular nada en absoluto. Los que no tengan comprensión espiritual y no entiendan la verdad no deben entrometerse, no vaya a ser que se enfrenten a un castigo. Puesto que formas parte del pueblo escogido de Dios, debes leer Sus palabras con diligencia, concentrarte en entender la verdad y entrar en la realidad, y no dudar de las palabras de Dios ni de la verdad. Sobre todo, no uses tu mente y tus conocimientos para escrutar las palabras de Dios. No es bueno involucrarse constantemente en prácticas malvadas; si ofendes el carácter de Dios, tendrás serios problemas. Algunas personas tienen algunos conocimientos bíblicos; estudian teología durante un par de días y leen unos cuantos libros, y creen que entienden la verdad, que conocen su materia y que son competentes. ¿Pero de qué sirve tu escasa habilidad? ¿Puedes dar testimonio de Dios? ¿Posees la realidad-verdad? ¿Puedes llevar a las personas ante la presencia de Dios? Tu teoría y erudición escasas no representan la verdad en lo más mínimo. Dios, en Su humanidad, dice algunas palabras que permiten que la gente capte el significado, palabras más sencillas de entender para la humanidad, pero las personas siempre son desconfiadas y quieren cambiar Sus palabras. Quieren hacerlo para que coincidan con sus nociones, para adaptarlas a sus gustos y deseos, para hacerlas cómodas de escuchar y gratas a los ojos y al corazón. ¿Qué clase de carácter es este? Es un carácter arrogante. Hacer las cosas sin ningún principio-verdad en absoluto y actuar a la manera de Satanás trastornará y perturbará fácilmente la obra de la casa de Dios. ¡Este es un asunto muy peligroso! Si ofendes el carácter de Dios, es muy problemático y hay peligro de que seas descartado.

Algunas personas sienten aversión cuando ven que las palabras de Dios describen con todo lujo de detalles la senda de la práctica para la entrada en la vida. Siendo así, si vieran todas las leyes, decretos y estatutos que Dios promulgó en el Antiguo Testamento, ¿no sentirían aún más aversión? Y si luego pasaran a leer las palabras incluso más detalladas de los mandamientos originales de la Biblia, ¿no desarrollarían nociones? Pensarían: “Estas palabras son demasiado triviales. Lo que puede decirse claramente en una frase se alarga a tres o cuatro. Deberían ser más concisas y directas, para que la gente pueda verlo todo de un vistazo y entenderlo con solo escuchar una frase. Sería estupendo que no fueran tan farragosas, sino sencillas, fáciles de entender y de practicar. ¿No darían testimonio de Dios y lo glorificarían con mayor eficacia?”. Este pensamiento parece correcto, pero ¿piensas que leer las palabras de Dios debería ser como la lectura de una novela, cuanto más fácil mejor? Las palabras de Dios son la verdad; requieren contemplación y uno debe practicarlas y experimentarlas para comprender y llegar a la verdad. Cuanto menos se ajusten las palabras de Dios a las nociones humanas, más verdad habrá en ellas. De hecho, ningún aspecto de la verdad se corresponde con las nociones humanas; Sus palabras no son algo que la gente haya visto o experimentado antes, sino que son frescas. Sin embargo, después de leerlas y experimentarlas durante varios años, sabrás que todas las palabras de Dios son la verdad. Algunas personas tienen siempre nociones sobre Sus palabras. ¿Cuál es el origen de este problema? ¿En qué se equivocan? Este asunto evidencia que las personas no conocen la obra de Dios ni Su carácter. Cada frase que Él pronuncia es práctica y factual, y utiliza el habla cotidiana de los seres humanos sin recurrir al uso de un lenguaje teórico o erudito. Es lo mejor para que la gente comprenda la verdad. No hay nadie que pueda captar este asunto con claridad: solo la obra de Dios y Sus palabras son las más prácticas y realistas. La gente reconoce verbalmente: “Las palabras de Dios son todas correctas. Son beneficiosas para la gente, pero esta no entiende a Dios. Él sabe mejor que nadie cuáles son las necesidades de las personas y sabe cómo hablarles para que comprendan. Su manera de amonestarlas y hablarles es más fácil de aceptar. Dios conoce la estructura interna de las personas y qué tipo de pensamientos y conceptos poseen, y percibe aún mejor qué es lo que más necesitan, mientras que ellas mismas no tienen ni idea”. Pero cuando examinas las palabras de Dios, quieres simplificarlas y cambiarlas para ajustarlas a los conceptos y gustos del hombre. ¿Pueden las palabras de Dios seguir siendo la verdad de este modo? ¿Siguen siendo Sus palabras? ¿No se convertirán en palabras del hombre? ¿No es este tipo de pensamiento demasiado arrogante y sentencioso? Las palabras de Dios son la verdad, independientemente de si encajan con las nociones y figuraciones del hombre. No importa cuántas palabras diga y cuán detalladas sean, Sus palabras no se pronuncian en vano. Si Él añade una frase es para ayudar a la gente a entender mejor, lo cual es beneficioso para ellos. Si Él omitiera una frase, la gente no lo entendería tan bien y sería más fácil para Satanás aprovecharse de la situación. La mayoría de las personas tiene una aptitud deficiente y no pueden captar las palabras a menos que Dios profundice y especifique. Están adormecidas y son torpes, por lo que no debe omitirse ni una sola frase. Si no se tratara a fondo algún aspecto, no lo entenderían: puede que tú lo entiendas, pero otra persona quizá no; puede que un grupo de vosotros lo entienda, pero otro grupo no. Siempre habrá quien no comprenda. Dios no te habla solo a ti, habla a toda la humanidad, a todos los que tienen oídos y pueden entender lo que Él dice. ¿Es demasiado limitada tu perspectiva? La gente solo puede ver lo que tiene delante y piensa: “Ya entiendo esta frase; ¿por qué Dios necesita explicarla con tanto detalle?”. Si es demasiado simple, los que tienen buena aptitud la entenderán, pero los que tienen una aptitud media no podrán; si Dios elabora algunas frases para la gente de aptitud media, tú protestas. ¿Significa eso que eres una persona que acepta la verdad? ¿De dónde proceden tus objeciones? ¿No es ese el carácter arrogante de Satanás? Cuando Dios hace algo que está un poco en desacuerdo con tus nociones, cuando Él revela un poco de todo lo que Él tiene y es (querer, comprender, cuidar, preocuparse de las personas y ocuparse exhaustivamente de ellas), tú piensas que Dios es prolijo, que habla demasiado, pierde el tiempo en trivialidades y que no debería hacer eso; así es exactamente cómo crees en tus nociones. Esta es tu impresión sobre Dios, tu conocimiento de Él, así es como le ves. Entonces, tu creencia de que “todo lo que Dios hace está bien, Dios es el que comprende mejor al hombre”, ¿es solo doctrina? Para ti se ha convertido en doctrina; tu conocimiento de Dios no coincide con lo que Él revela, no hay ninguna correlación. Es más, no es así como actúas con Dios; tú tratas Sus palabras y Su obra según tus nociones y figuraciones, según tu carácter arrogante. ¿Eres una persona que acepta la verdad? No, no lo eres ni tampoco tienes un corazón temeroso de Dios. Ante las palabras y los hechos de Dios, juzgas, te quejas, especulas, dudas, niegas, te opones y consideras otras opciones. ¿Eres un verdadero creyente en Dios? Si no puedes someterte a la obra de Dios, ¿puedes llegar a la verdad? Si es así como tratas las palabras de Dios, Su obra, la verdad, todo lo que Él tiene y es y todo lo que viene de Él, ¿puedes alcanzar Su salvación? Si no puedes obtener la verdad, te someterás al castigo.

Al acercarte a las palabras de Dios, no las analices ni las escrutes, no seas astuto, no dudes ni te devanes los sesos. Trátalas como tratarías la verdad: ese es el enfoque más inteligente. Hagas lo que hagas, no pienses: “Soy una persona moderna, soy culto y bien educado, sé gramática, estudié tal o cual carrera, soy experto en una determinada destreza o profesión, entiendo, comprendo. Dios no lo sabe. Aunque Dios comprende a toda la humanidad, no tiene nada aparte de la verdad, no entiende de asuntos profesionales, no hay nada en lo que sea diestro, solo sabe expresar la verdad”. Es cierto. Dios solo sabe expresar la verdad y puede desentrañar todas las cosas porque Él es la verdad. Él ejerce la soberanía sobre el destino de la humanidad y controla tu porvenir. Nadie puede escapar a la soberanía y las disposiciones de Dios. ¿Cuál debe ser la actitud de la gente ante las palabras de Dios? Debe ser escuchar, someterse, aceptar y ponerlas en práctica con la mayor docilidad: esta es la actitud que debe tener la gente. Hagas lo que hagas, no escrutes. Os he transmitido muchas palabras, pero solo podéis aceptar una parte de ellas. No aceptáis las palabras que no están en consonancia con las nociones humanas; incluso os resistís a ellas y las refutáis en vuestro corazón. Solo aceptáis las palabras que están de acuerdo con las nociones humanas y rechazáis las que no lo están. ¿Podéis alcanzar la verdad de este modo? ¿Realmente no son la verdad las palabras que no coinciden con las nociones humanas? ¿Te atreves a asegurarlo? Entonces debo preguntarte: ¿hasta qué punto entiendes la verdad? ¿Qué verdades posees? Comparte el testimonio de todas las verdades que comprendes y deja que todos decidan si son o no la verdad. Si puedes admitir que no posees la verdad, eso significa que tienes razón. Si realmente tienes razón, ¿todavía te atreves a concluir que las palabras que no coinciden con las nociones humanas no son la verdad? ¿Todavía te atreves a apostar con Dios? Eres un ser humano creado, no seas tan arrogante y sentencioso, no tengas un concepto tan elevado de ti mismo. Tú no conoces la verdad en absoluto; no serías capaz de experimentar plenamente una sola frase de las palabras de Dios ni podrías entenderlas ni vivirlas en toda tu vida. Si pudieras comprender solo una parte de ellas y ponerlas en práctica, ya no estaría mal. Los seres humanos están muy empobrecidos y son patéticos: esa es la verdad de la cuestión. Si están tan empobrecidos y son tan lamentables, ¿por qué también son tan arrogantes y sentenciosos? Eso es lo que los hace patéticos y odiosos a la vez. Yo aconsejo a las personas que lean las palabras de Dios de una manera obediente, que abandonen sus nociones tan pronto como surjan, que reciban Sus palabras como la verdad y las sopesen lo mejor que puedan, y que después las experimenten; quizá entonces puedan entender qué es la verdad. No importa lo detalladas y extensas que sean las palabras de Dios. Solo cuando puedas entenderlas y vivirlas, y después dar testimonio de ellas, podrás ser considerado capaz. Es parecido al modo en que las personas son caprichosas con los tipos de alimentos que comen, pues piensan que algunos son sabrosos y otros no. ¿Qué se desprende de eso? Las comidas sabrosas no son necesariamente muy nutritivas, y las que no te gustan no son necesariamente menos nutritivas; incluso podrían tener más y mejores nutrientes. Las personas tienen dificultad en distinguir qué es la verdad y qué no, qué viene de Dios y qué viene del hombre. Solo después de entender la verdad pueden discernir un poco al respecto; los que no entienden la verdad no ven nada con claridad. Si sabes que careces de percepción, debes permanecer humilde, discreto y buscar más la verdad. Eso es lo que hace una persona inteligente. Si no ves nada con claridad, pero sigues adelante con ciega arrogancia, atreviéndote a juzgarlo todo y a criticar a cualquiera que hable, careces totalmente de razón. ¿No estáis de acuerdo en que esto es así? Pase lo que pase, no hay que mostrar los colmillos en presencia de la verdad. Las personas deben mantener un corazón temeroso de Dios y buscar la verdad en todas las cosas: solo una persona así es realmente inteligente y sabia.

Fragmento 8

¿Cuál es la esencia del problema de alterar las palabras de Dios? Si modificas las palabras de Dios y alteras Su discurso, eso equivale a la más grave oposición y blasfemia contra Dios. Esta acción malvada solo es posible para aquellos que son de la calaña de Satanás y son iguales al arcángel. El arcángel dijo: “Dios, Tú puedes crear los cielos, la tierra y todas las cosas y hacer señales y prodigios. Yo también puedo hacerlo. Tú has ascendido al trono y yo también lo haré. Tú gobiernas todas las naciones y yo también. Tú creaste a los seres humanos y ¡yo los manejo!”. Tal es la arrogancia del arcángel. No posee razón alguna. La alteración de las palabras de Dios es una manifestación de oposición directa y blasfemia contra Dios, similar a la del arcángel. Las personas que modifican Su palabra son las que más se oponen a Él y ofenden directamente Su carácter. No hay nadie a quien Dios odie más que a aquellos que alteran Sus palabras. Se podría decir que es una blasfemia contra Él y el Espíritu Santo y es un pecado imperdonable. Aparte, existe algo más que ofende Su carácter, que es cuando la gente se atreve a realizar modificaciones a la ligera en la organización del trabajo y luego las trasmiten a la iglesia para desorientar a los escogidos de Dios, lo que trastorna y perturba la obra de la iglesia. Esta también es una manifestación de oposición directa a Dios y algo que ofende Su carácter. Algunas personas no poseen un corazón temeroso de Dios en absoluto. Consideran que la organización del trabajo está en manos del hombre, que proviene de este, y cuando no concuerda con las nociones de estas personas, la modifican a su antojo. ¿Sabéis cuáles de los decretos administrativos de Dios vulnera esto? (7. “En el trabajo y en los asuntos de la iglesia, además de someterte a Dios, debes seguir las instrucciones del hombre usado por el Espíritu Santo en todas las cosas. Hasta la más mínima infracción es inaceptable. Cumple de manera absoluta y no analices si algo es correcto o incorrecto; lo correcto o incorrecto no tiene nada que ver contigo. Solo preocúpate por la sumisión total” [La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Los diez decretos administrativos que el pueblo escogido de Dios debe obedecer en la Era del Reino]). Aquello que vulnera los decretos administrativos ofende el carácter de Dios. ¿No te queda claro? Algunas personas tienen una actitud extremadamente displicente hacia la organización del trabajo de lo Alto. Piensan: “Lo Alto organiza el trabajo y nosotros trabajamos en la iglesia. Algunas palabras y asuntos pueden implementarse con flexibilidad. La forma en la que se procede en concreto es asunto nuestro. Lo Alto solo habla y organiza el trabajo. Somos nosotros los que emprendemos las acciones concretas. Entonces, una vez que lo Alto nos asigna el trabajo, podemos hacerlo de la manera que queramos. Comoquiera que lo hagamos está bien. Nadie tiene derecho a meterse”. Ellos actúan de acuerdo con los siguientes principios: escuchan lo que consideran correcto e ignoran aquello que opinan que está mal, consideran que sus creencias son la verdad y los principios, se oponen a todo aquello que no está de acuerdo con su voluntad y con respecto a tales cosas son extremadamente hostiles hacia ti. Cuando las palabras de lo Alto se contraponen a sus deseos, siguen adelante y las modifican. Solo las trasmiten una vez que están de acuerdo con lo que ellos aceptan. No permiten que se trasmitan sin su consentimiento. Mientras que en otros ámbitos la organización del trabajo de lo Alto se transmite tal cual es, estas personas trasmiten a las iglesias que se encuentran a su cargo sus versiones modificadas de la organización del trabajo. Tales personas siempre desean dejar a Dios a un lado, están ansiosas por lograr que todos crean en ellas, que las sigan y se sometan a ellas. Según ellas, hay algunos ámbitos en los que Dios no está a su altura, ellas mismas deberían ser diosas y los demás deberían creer en ellas. Así son las cosas. Si vosotros lo comprendierais, ¿seguiríais llorando cuando se las despidiera? ¿Seguiríais sintiendo lástima por ellas? Seguiríais pensando: “Lo Alto no actuó de manera apropiada. Tratan a las personas injustamente. ¿Cómo pudieron despedir a una persona tan trabajadora?”. Aquellos que se expresan de esta manera carecen de discernimiento. ¿Trabajan duro en favor de quién? ¿En beneficio de Dios? ¿En pro de la obra de la iglesia? Trabajan duro a fin de consolidar su estatus. Trabajan duro para establecer reinos independientes. ¿Sirven a Dios? ¿Cumplen con sus deberes? ¿Son leales y sumisos a Dios? Son solo lacayos de Satanás y, cuando trabajan, es el diablo el que reina. Dañan el plan de gestión de Dios y perturban la obra de Dios. ¡Son auténticos anticristos! Algunas personas dicen: “Mira qué duro trabajan. Requiere de mucho esfuerzo escribir todo eso y trasmitirlo a las iglesias”. Entonces, permitidme preguntaros, ¿aquello que escriben es edificante para la gente? ¿Cuál es exactamente el objetivo que quieren lograr? ¿Puedes discernir estos temas? Si ellos te desorientan, ¿cuáles serán las consecuencias? ¿Lo has pensado? Algunos sienten pena por este tipo de personas y dicen: “Trabajan muy duro y no es fácil escribir todo aquello; por lo tanto, si existen algunas divergencias o distorsiones en lo que escriben, la casa de Dios debe perdonarlos”. ¿Cuál es el problema de que digan eso? ¿Es posible que una persona realmente obtenga la aprobación de Dios solo por trabajar duro? ¿En beneficio de quién trabaja duro esa gente? Si no trabajan duro para satisfacer y llevar gloria a Dios, sino más bien para obtener un estatus, por mucho que se esfuercen, ¿tiene eso alguna importancia o valor? ¡Este tipo de trabajo duro es egoísta y vulgar, retorcido y descarado! Si no se destituye a este anticristo, ¿cuáles serán las consecuencias? Las personas perturbarán la obra de la iglesia a su gusto y, antes que se den cuenta, se transformarán en opositores de Dios. ¿No es esto trastornar y perturbar la obra de Dios? Si trabajan duro para lograr sus objetivos personales, ¿les da eso el derecho de oponerse a Dios? ¿Deben entonces oponerse a Él y rebelarse en Su contra? ¿Deben ser arbitrarios y temerarios y negarse a someterse a Él? ¿Pueden simplemente hacer lo que quieran? ¡Aquellos que no poseen la verdad, que no se someten a Dios, que actúan sin pensar y consideran que todo lo que hacen es razonable y correcto, no son más que demonios y lacayos de Satanás que vienen a trastornar y perturbar la obra de la iglesia! Si no solo no puedes distinguir a este tipo de personas, sino que también simpatizas con ellas, derramas lágrimas por ellas y sales en su defensa, significa que tú también eres un bueno para nada, eres una persona confundida y tonta. Es posible que de todos modos pienses: “Lo Alto no es considerado con sus sentimientos. Esa persona trabajó muy duro y lo Alto lo destituyó así sin más”. Si dices esto, entonces eres también un lacayo de Satanás y le perteneces al diablo. Existen muchas personas que viven de acuerdo con filosofías satánicas y nunca revelan ni denuncian a los falsos líderes y anticristos. Hasta que un día un anticristo hace algo desastroso y finalmente se dan cuenta de que realmente se trataba de un caso de un anticristo que desorientaba a la gente. Algunas personas siguen teniendo nociones al respecto y piensan: “Dios es todopoderoso y lo Alto debe saber cuántos anticristos existen en la iglesia, así que, ¿hay alguna necesidad de que los denunciemos?”. Los que dicen esto, ¿no son absurdos? En este mismo momento, Dios está trabajando con humanidad y el líder de lo Alto es humano. Entonces, si no entrara en contacto directo con los asuntos de la iglesia, ¿cómo podría enterarse de tales cosas? En muchas oportunidades, cuando se presentaron incidentes que involucraron a anticristos, los problemas se resolvieron solo cuando algunas personas los denunciaron y los pusieron en evidencia, y lo Alto ordenó una investigación. Mientras Dios obra y dirige a las personas con humanidad normal, no es en absoluto sobrenatural y es extremadamente práctico, pero Él conquista, vence y humilla a Satanás. Solo de esta manera se pueden revelar Su omnipotencia y sabiduría. Así de práctica es la obra de Dios. Él organiza a todas estas personas, acontecimientos y cosas a fin de que Sus escogidos puedan aprender lecciones, logren discernimiento y amplíen su conocimiento. Una vez que Sus escogidos han logrado discernimiento, los falsos líderes, los anticristos y las personas malvadas no serán capaces de escapar del “brazo largo de la ley”. Dios usará estos hechos para revelarlos y permitir que todos Sus escogidos vean con claridad y comprendan. Anteriormente, ¿no se reveló y se descartó a muchas personas malvadas y anticristos? ¿Acaso nadie se da cuenta? ¡Entonces estáis muy confundidos!

Ciertas personas no captan algunos aspectos de la organización del trabajo de la casa de Dios, sin embargo, son capaces de someterse y dicen: “Todo lo que Dios hace es correcto y tiene sentido. En caso de que no comprendamos la organización del trabajo en su totalidad, antes que nada, debemos someternos a ella. ¡No debemos juzgar a Dios! Aunque la organización del trabajo no se ajuste a nuestras nociones, debemos de todas maneras prestarle atención porque somos humanos, y, ¿qué puede comprender la mente humana? Debemos simplemente someternos a Sus planes, algún día los entenderemos. Incluso si ese día llega y continuamos sin comprenderlos en su totalidad, debemos estar dispuestos a someternos. Somos seres humanos y debemos someternos a Dios. Es nuestro deber”. Sin embargo, otras personas son diferentes y cuando observan la organización del trabajo de la casa de Dios, primero la analizan y dicen: “Esto es lo que Dios dice y estas son Sus exigencias. La primera parte parece correcta, pero la segunda parte no es conveniente. La voy a modificar”. ¿Tiene este tipo de personas un corazón temeroso de Dios? ¿Cuál es la naturaleza del problema de alterar la organización del trabajo a tu antojo? ¿No significa que estás trastornando y perturbando la obra de la casa de Dios? ¿Eso que tú tienes es la verdad? Si efectivamente posees la verdad, ¿por qué no la expresas? ¿Por qué modificas Sus palabras? ¿Qué tipo de carácter estás poniendo de manifiesto al hacerlo? Uno que no obedece a nadie, un carácter arrogante y sentencioso. Si te atreves a escoger entre los planes de Dios, hay un problema muy grave con tu criterio y tu carácter. El pueblo escogido de Dios debe ser capaz de detectar a este tipo de personas. En primer lugar, consideran que comprenden la verdad, pero son incapaces de hablar sobre ella para resolver problemas, y no obedecerán a nadie. En segundo lugar, cuando tienen nociones respecto a la organización del trabajo, no las comunican a la casa de Dios, sino que simplemente las difunden por doquier. En tercer lugar, cuando albergan nociones sobre Dios y la obra de Su casa, no solo no las solucionan, sino que además instigan al pueblo escogido de Dios a crear nociones acerca de Él, a alzarse y combatirlo con el objetivo de forzarlo a actuar conforme a sus deseos para que, en definitiva, Él se someta. Sobre la base de estos tres comportamientos, es posible determinar con seguridad la clase de gente que es. ¿Se trata de personas que buscan la verdad y se someten a Dios? De ninguna manera. No buscan la verdad en lo más mínimo ni están satisfechas con Dios. Albergan nociones acerca de Dios, las difunden y logran que todos desarrollen nociones sobre Él, luchen en Su contra y se opongan a Él. Todo esto nos permite caracterizarlos como auténticos anticristos consumados. ¿Cómo deberíamos tratar a estas personas? ¿Deberíamos ayudarlas cariñosamente? Es inútil, porque no aceptan la verdad. ¿Y si las podamos? También es inútil, ya que siguen sin aceptar la verdad. Si aquellos que creen en Dios no pueden aceptar la verdad, estamos ante un grave problema. ¡Es terrible! Si analizas este asunto livianamente y consideras que no se le debe dar tanta importancia, terminarás ofendiendo a Dios algún día. He visto a personas así y, aunque aún no han sido echadas, ya se ha decidido su final. Serán descartadas.

Aquellos que creen en Dios deben, como mínimo, tener un corazón temeroso de Dios. ¿Qué significa temer a Dios? Las personas deben temerle, deben ser prudentes, cuidadosas y flexibles en todo lo que hacen, no deben hacer lo que se les antoja. Por ejemplo, cuando la casa de Dios aparta a falsos líderes, algunas personas dicen: “Tengo dudas al respecto. No sabemos a ciencia cierta lo que hicieron. Incluso si lo supiéramos, no podríamos comprender al detalle la naturaleza de sus actos. Todo lo que Dios hace es correcto, así que ya llegará el día en el que Él ponga las cosas en claro y nos permita comprender Su intención”. Si no comprendes la razón por la que la casa de Dios se maneja de tal manera, pero, así y todo, eres capaz de someterte, significa que eres una persona lo suficientemente devota y que posees un corazón relativamente temeroso de Dios. Ahora, cuando no comprendes y aun así te opones a Dios y perturbas la obra de la iglesia, eso resulta un problema. Siempre que la iglesia aparta a falsos líderes y expulsa a anticristos, algunos de sus seguidores más acérrimos normalmente se resisten, acuden en su defensa y juzgan a Dios en público por ello, dicen que Él es injusto y piden al Espíritu Santo que ponga luz en el asunto. A esta gente, incluso si presta un servicio extraordinario cuando divulga el evangelio y cumple con sus deberes, nada de esto le importa. Una traición condicionará tu destino para siempre. Debes analizar la naturaleza de la traición con precisión. No te la tomes a la ligera. Cabe afirmar que todos vosotros os habéis opuesto a Dios, que todos vosotros habéis cometido transgresiones. Sin embargo, la naturaleza de vuestra oposición y vuestras transgresiones no es la misma. La esencia de lo que acabo de mencionar es muy grave y constituye un juicio público a Dios y una resistencia contra Él. A algunas personas les encanta escribir constantemente una serie de cosas, cartas que hacen circular con aire despreocupado dentro de la iglesia. ¿Se ajusta esto a los principios? ¿Acaso lo que escriben es testimonio verdadero? ¿Son experiencias de vida? ¿Sirven de enseñanza al pueblo escogido de Dios? Si no es así, y de todas maneras continúan distribuyéndolas ocasionalmente por la iglesia, significa que estas personas están desorientando a las demás, están difundiendo herejías y falacias, tergiversando los hechos, confundiendo el bien y el mal y diciendo puras tonterías. Algunos incluso desean escribir su propio libro para luego enviarlo a la iglesia y volverse famosos. ¿Será que el ejemplo de Pablo no les ha dejado ninguna lección significativa? De todas maneras, sigues queriendo escribir un libro, la “Autobiografía de un Famoso” y un “Compendio de la Verdad”. ¡No hay razón para que lo hagas! Si posees tal capacidad, escribe diferentes textos relacionados con testimonios vivenciales. Durante estos pocos años en los que has creído en Dios, ¿no has sido juzgado? ¿No has sufrido lo suficiente? ¿Todavía no te queda claro? ¿Qué es lo que la gente entiende? Las palabras y las doctrinas de las que hablas no han sido capaces de resolver tus propios problemas y aun así deseas dárselas a los demás. ¡No te conoces en absoluto! ¿Cuál es la razón por la que la casa de Dios imprime y distribuye libros de manera uniforme? Porque la mayoría de estos libros se componen de las palabras de Dios y el resto, de los auténticos testimonios vivenciales del pueblo escogido de Dios. Todo esto es sumamente positivo para las necesidades del pueblo escogido de Dios, por lo que los libros que la casa de Dios publica de manera uniforme son necesarios para la obra de la iglesia y la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Esta manera de hacer las cosas proviene de la orientación del Espíritu Santo. Todos vosotros comprendéis que los libros que la casa de Dios publica de manera uniforme son absolutamente valiosos y necesarios. Conocéis muy bien los beneficios que podéis obtener cuando escucháis los sermones, de manera que, si sabéis distinguir las cosas que difunden los falsos líderes y los anticristos, seréis capaces de detectarlos de veras. Pero debido a vuestra actual estatura, solo entendéis numerosas doctrinas sobre la fe en Dios, pero aún no conocéis la verdad en profundidad. Existen asuntos importantes que todavía no podéis comprender en su totalidad, que os parecen confusos o poco claros, por lo que aún no poseéis ninguna de las realidades-verdad y aún no sois capaces de discernir mucho. Independientemente de la manera en la que cualquiera de las personas de la iglesia se comporte o hable, careces de criterio acerca de ello. Algunas personas consideran que pueden dar testimonio de Dios solo porque hablan elocuentemente, y que aquellos que no lo hacen no están capacitados para dar testimonios vivenciales, aunque los hayan experimentado. ¿Tienen razón? Están muy equivocados. Indistintamente de la manera en la que se comunique, el testimonio vivencial es práctico. Si la persona no lo ha experimentado, aquello de lo que habla no es práctico, con independencia de su facilidad para expresarse acerca de las doctrinas. ¿Por qué? Que una persona hable sobre las palabras y las doctrinas no significa que la persona posea la realidad-verdad y, a pesar de que comprenda una pequeña parte de la verdad, este conocimiento es superficial y limitado, y no cuenta en absoluto con la capacidad necesaria para escribir acerca de testimonios vivenciales. Aquel que no posee testimonios vivenciales, pero comunica palabras y doctrinas desvergonzadamente y sermonea a la gente, se ha transformado en un fariseo hipócrita. Lo único que esta gente sabe hacer es inventar testimonios falsos para desorientar a las personas. Dios maldecirá a aquellos que lo hacen. Ser un verdadero testigo de Dios no depende de la elocuencia de uno. Basta con analizar la cantidad de testimonios vivenciales de Pedro. ¿Cuántas cartas escribió? ¿Cuántos artículos referidos a testimonios escribió? Puede que fueran solo unos pocos, pero Dios aprobaba a Pedro como la persona que mejor Lo conocía y como alguien que Lo amaba de corazón. Una vez que tengas un testimonio vivencial sincero, indudablemente cambiarás y serás mucho más honesto. Ya no participarás de actividades fervorosas, de aquellas cosas que te parecían positivas. Cuando reconozcas lo insignificante, miserable y patético que es el hombre, no te atreverás a comportarte de manera caprichosa ni a escribir un libro o una autobiografía. Todos aquellos que desean escribir libros o autobiografías o que desean labrarse una reputación en aras de hacer algún tipo de contribución son personas arrogantes, engreídas y ambiciosas, que sobreestiman sus propias habilidades, no poseen un corazón temeroso de Dios y gustan de seguir su propia voluntad en todos sus actos. Todas las personas que persiguen la verdad de corazón se concentran en cumplir con sus deberes correctamente, en comprender la verdad y en actuar según los principios. Consideran que cumplir con su deber apropiadamente, cambiar su carácter, entrar en la realidad-verdad y poseer testimonios vivenciales verdaderos es lo mejor que se puede hacer. Aquellos que son capaces de avanzar por esta vía son las personas más inteligentes y las que poseen más razón.

Fragmento 9

Con respecto a Noé, Abraham y Job, tal como aparecen reflejados en el Antiguo Testamento de la Biblia, ¿qué rasgos describían su humanidad? ¿Qué rasgos de humanidad normal tenían para que Dios los considerara aceptables? (Estaban dotados en especial de conciencia y razón). Esto es absolutamente cierto. Job vivió hasta una edad avanzada sin que Dios le hablara personalmente en lo más mínimo ni se le presentara en persona, pero consiguió entender y percibir todo cuanto Él hacía. Al final, resumió en pocas palabras su conocimiento de Dios: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová” (Job 1:21).* ¿Qué significan dichas palabras? Significan: “Jehová es Dios, es el Creador y es mi Dios; cuando Él habla, aunque no comprenda más que la mitad de lo que dice, he de escuchar y cumplirlo a rajatabla”. Solo cuando Job alcanzó este nivel de conocimiento, Dios lo consideró aceptable. Todas las experiencias que vivió Job y todo su aprendizaje, así como el hecho de que además fuera capaz de aceptar y someterse a las pruebas que Dios le puso, todo ello lo consiguió en virtud de la conciencia y la razón de la humanidad normal que tenía. Daba igual que hubiera visto a Dios o no, daba igual lo que Dios le hubiera hecho, daba igual que Dios lo hubiera puesto a prueba o que no se le hubiera aparecido, él nunca dejó de creer: “Jehová es mi Dios y debo acatar lo que Él ordene y atenerme a aquello que le agrade, lo entienda o no; he de seguir Su camino, escucharlo y someterme a Él”. En el Libro de Job, se cuenta que sus hijos acostumbraban a celebrar banquetes, en los cuales él nunca participaba; en su lugar, oraba y ofrecía un holocausto en nombre de ellos. El hecho de que actuara así demuestra que, en su corazón, Job sabía que Dios detesta los excesos humanos con la comida, la bebida y las celebraciones, así como esa vida de banquetes que llevaban los hombres. En su corazón, Job comprendía que esta era la verdad y, aunque no lo hubiera oído directamente de boca de Dios, sabía en su fuero interno lo que Él deseaba. Y como sabía qué deseaba Dios, supo escucharlo y someterse a Él, se atuvo a ello en todo momento y se mantuvo al margen de los festines de comida y bebida. ¿Comprendía Job la verdad? No. Pudo hacerlo porque poseía la conciencia y la razón de la humanidad normal. Pero, además de conciencia y razón, el aspecto aún más crucial era que profesaba una verdadera fe en Dios. Desde lo más hondo de su corazón, reconocía a Dios como el Creador, y lo que el Creador manifiesta es la voluntad de Dios. En términos actuales, es la verdad, es la enseñanza más elevada, y es por la que deben regirse las personas. No importa si no llegan a comprender lo que Dios quiere decir, o si tan solo comprenden una pequeña parte de las palabras pronunciadas por Él; las personas deberían aceptarlo y acatarlo. Esa es justamente la razón que el hombre debería poseer. Al hombre dotado de ella le resulta mucho más fácil regirse por la palabra de Dios, ponerla en práctica y someterse a ella. De esa manera, no habrá dificultades, ni sufrimiento, y desde luego tampoco obstáculos de ninguna clase. ¿Comprendía Job gran parte de la verdad? ¿Conocía a Dios? ¿Tenía conocimiento de las posesiones y el ser de Dios o de Su esencia-carácter? Comparado con la gente de hoy en día, no lo conocía, y comprendía muy poco. Sin embargo, lo que Job sí poseía era la cualidad de poner en práctica todo aquello que entendía. Una vez que comprendía algo, se mostraba obediente y respetuoso, lo cual constituía el aspecto más noble de su humanidad y también aquello que la gente veía con mayor desprecio. La gente piensa: “¿Acaso Job no se abstenía de celebrar banquetes? ¿Acaso no ofrecía holocaustos frecuentes ante Dios? En términos actuales, ¿es que no renunciaba a entregarse a las comodidades carnales?”. No se trata más que de asuntos superficiales, pero al observar la esencia-carácter y la humanidad de Job que subyacen en estas cosas, adviertes que no se trata de cuestiones sencillas ni tan fáciles de lograr. Una persona normal conseguiría con facilidad abstenerse de celebrar banquetes si su propósito fuera el de ahorrar dinero. Pero en aquel entonces Job era un hombre rico, y ¿qué hombre rico optaría por no ofrecer banquetes? Entonces, ¿cuál era el motivo por el que Job se abstenía de celebrarlos? (Sabía que Dios los detestaba y fue capaz de temer a Dios y apartarse del mal). En efecto. Al temer a Dios y apartarse del mal, ¿qué practicaba Job concretamente? Sabía que las cosas que Dios detestaba eran todas malas, de modo que acataba la palabra de Dios y no hacía nada que Él detestara. No haría ninguna de esas cosas bajo ningún concepto, sin importarle lo que dijeran los demás. Eso es lo que significa temer a Dios y apartarse del mal. ¿Por qué fue Job capaz de temer a Dios y apartarse del mal? ¿Qué pensaba en su fuero interno? ¿Cómo lograba no hacer esas cosas malas? Tenía un corazón temeroso de Dios. ¿Qué significa tener un corazón temeroso de Dios? Significa que en su interior tenía miedo de Dios, que lo honraba por ser grande y que en su corazón había un lugar reservado para Él. No tenía miedo de que Dios lo viera ni de que se pusiera furioso, sino que, más bien, lo honraba en su interior por ser grande y estaba dispuesto a complacerle y a aferrarse a Sus palabras. Por ello fue capaz de temer a Dios y apartarse del mal. Hoy en día, la expresión “temer a Dios y apartarse del mal” es algo que la gente dice, a pesar de no saber cómo llegó Job a conseguirlo. De hecho, Job consideraba que “temer a Dios y apartarse del mal” constituía el aspecto fundamental y más importante de creer en Dios. Por lo tanto, era capaz de aferrarse a esas palabras como si se trataran de un mandamiento. Escuchaba las palabras de Dios porque en su interior lo honraba por ser grande. Daba igual que Sus palabras pudieran parecer insignificantes a ojos de los hombres, aunque estas fueran simplemente comunes, en el corazón de Job, provenían del Dios altísimo; eran las palabras más importantes y valiosas. Aun cuando haya gente que las menosprecie, mientras sean las palabras de Dios, las personas deberían acatarlas, aunque ello las convierta en objeto de mofa o injurias. Aun cuando encuentren dificultades o sean perseguidas, han de aferrarse a Sus palabras hasta el final; no pueden renunciar a ellas. Eso es lo que significa temer a Dios. Has de aferrarte a cada palabra que Dios exige al hombre. En lo referente a aquellas cosas que Dios prohíbe o a aquellas que detesta, no pasa nada si las desconoces; pero, si sabes cuáles son, deberías ser capaz de no hacerlas bajo ningún concepto. Deberías ser capaz de atenerte a ello, aunque tu familia te abandone, los no creyentes se burlen o tus allegados te ridiculicen o se rían de ti. ¿Por qué debes aferrarte a ellas? ¿Cuál es tu punto de partida? ¿Cuáles son tus principios? Son estos: “Debo aferrarme a las palabras de Dios y obrar según Sus deseos. Me mantendré firme para hacer aquellas cosas que agradan a Dios y renunciaré resueltamente a aquellas que detesta. Si desconozco la intención de Dios, no pasa nada, pero si la conozco y la comprendo, he de escuchar y someterme resueltamente a Sus palabras. Nadie logrará impedírmelo y no flaquearé ni aun cuando el mundo toque a su fin”. Eso es lo que significa temer a Dios y apartarse del mal.

El requisito previo para que una persona sea capaz de apartarse del mal es tener un corazón temeroso de Dios. ¿Cómo se forja un corazón temeroso de Dios? Honrando a Dios por ser grande. ¿Qué significa honrar a Dios por ser grande? Sucede cuando uno sabe que Dios ejerce la soberanía sobre todas las cosas y teme en su interior a Dios. Como consecuencia, uno es capaz de poner en práctica las palabras de Dios a la hora de evaluar cualquier situación y de utilizarlas como su norma y su guía. Eso es lo que significa honrar a Dios por ser grande. En términos sencillos, consiste en albergar a Dios en tu corazón, cavilar en Él con el corazón, no dejarse llevar en las cosas que uno hace y no intentar actuar por cuenta propia, sino permitir que Dios tome el mando. Se trata de pensar en todo momento: “Creo en Dios y sigo a Dios. No soy sino un pequeño ser creado que ha sido elegido por Él. Debo renunciar a las opiniones, las sugerencias y las decisiones que provienen de mi propia voluntad y dejar que Dios sea mi Amo. Dios es mi Señor, mi roca y la luz brillante que guía mis pasos en todo lo que hago. He de obrar según Sus palabras y deseos, no ponerme a mí por delante”. Eso es lo que significa albergar a Dios en tu corazón. Cuando quieras hacer algo, no actúes llevado por un impulso o precipitadamente. Piensa primero qué dictan las palabras de Dios, si Él detestaría tus actos o si responden a Sus intenciones. Formúlate preguntas en tu fuero interno, piensa y reflexiona; no seas imprudente. Ser imprudente significa ser impulsivo y actuar motivado por la impetuosidad y la voluntad humana. Si siempre te comportas de manera imprudente e impulsiva, eso demuestra que no llevas a Dios en el corazón. Así pues, cuando digas que honras a Dios por ser grande, ¿acaso no estarás pronunciando palabras vacías? ¿Dónde radica tu realidad? Careces de ella, y no puedes honrar a Dios por ser grande. Actúas como el señor de la casa en todos los asuntos, haciendo lo que te place en todo momento. En tal caso, ¿no es absurdo afirmar que tienes un corazón temeroso de Dios? Al pronunciar esas palabras estás engañando a la gente. Si una persona tiene un corazón temeroso de Dios, ¿cómo se manifiesta este realmente? Honrando a Dios por ser grande. La manifestación concreta de honrar a Dios por ser grande es que ocupa un lugar en su corazón: el más prominente. Estas personas permiten de corazón que Dios sea su Amo y ostente la autoridad, y cuando les ocurre algo, tienen un corazón sometido a Dios. No son imprudentes ni impulsivas, ni actúan impetuosamente, sino que son capaces de afrontar la situación con calma y callar ante Dios para buscar los principios-verdad. Que hagas las cosas según la palabra de Dios o tu propio albedrío, que se imponga tu voluntad o Su palabra, dependerá de si albergas a Dios en el corazón. Dices que llevas a Dios en el corazón, pero cuando te ocurre algo, actúas a ciegas, te permites tener la última palabra y dejas a Dios de lado. ¿Es así como se manifiesta un corazón que alberga a Dios? Hay personas que pueden orar a Dios cuando les ocurre algo, pero después siguen dándoles vueltas a las cosas, pensando: “Creo que debería hacer esto. O no, mejor hacer eso otro”. Sigues siempre tu propia voluntad y nunca escuchas a nadie, por mucho que comparta contigo. ¿No es así como se manifiesta la ausencia de un corazón temeroso de Dios? Como no buscas los principios-verdad y no practicas la verdad, cuando dices que honras a Dios por ser grande y que tienes un corazón temeroso de Dios, no son más que palabras vacías. Las personas que no llevan a Dios en el corazón y que son incapaces de honrarlo de tal modo no tienen un corazón temeroso de Dios. Las personas que no saben buscar la verdad cuando les ocurre algo y que no tienen un corazón sometido a Dios carecen de conciencia y razón. Quien en verdad posea estas dos características, cuando le ocurra algo, será capaz por naturaleza de buscar la verdad. Lo primero que debe pensar es: “Creo en Dios. He venido a buscar Su salvación. Como tengo un carácter corrupto, me considero siempre la única autoridad en todo lo que hago; voy siempre en contra de las intenciones de Dios. Debo arrepentirme. No puedo continuar rebelándome contra Él de esta manera. Debo aprender a ser sumiso con Dios. Debo buscar qué dictan Sus palabras y cuáles son los principios-verdad”. Esos son los pensamientos y las aspiraciones que surgen de la razón de la humanidad normal. Esos son los principios y la actitud que deberías observar a la hora de encarar cualquier acción. Cuando posees la razón de la humanidad normal, adquieres dicha actitud; cuando careces de la primera, también careces de la segunda. De ahí que sea tan crucial e importante el hecho de poseer la razón de la humanidad normal. Se relaciona directamente con que las personas comprendan la verdad y alcancen la salvación.

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