La cooperación en armonía

La forma en que la gente cumple sus deberes en la casa de Dios es completamente diferente a cómo se hacen las cosas entre los incrédulos. ¿Cuál es la diferencia? Los hermanos y hermanas leen juntos la palabra de Dios y están conectados en espíritu. Pueden vivir en armonía unos con otros y ser sinceros sobre lo que piensan. Pueden hablar sobre la verdad de modo simple y sincero con los demás, disfrutar de la palabra de Dios y ayudarse mutuamente. Si alguien tiene dificultades, buscan juntos la verdad para resolver el asunto, pueden alcanzar la unidad de espíritu y pueden someterse ante la verdad y ante Dios. Los incrédulos son diferentes. Todos tienen sus propios secretos, no se comunican con sinceridad, están a la defensiva unos con otros e incluso traman y compiten entre sí. Al final, se separan en malos términos y siguen sus propias sendas. La mayor diferencia entre pertenecer a la iglesia y pertenecer al mundo de los incrédulos es que quienes creen sinceramente en Dios pueden aceptar la verdad. No importa quién tenga problemas o dificultades, todos pueden hablar sinceramente y ayudar a los demás, y si alguien revela corrupción, recibe críticas, y se trata y se poda a esa persona para que sea capaz de arrepentirse. Ese es el significado de amarse unos a otros. Todos están en relación de igualdad con los demás, y los principios según los cuales la gente se relaciona se construyen sobre la base de la palabra de Dios. Si alguien manifiesta corrupción, habla de modo incorrecto o comete un error, puede hablar con sinceridad. Cuando todos buscan la verdad, ayudan a los demás y logran comprender la verdad, se ganan la liberación y la libertad completas. Así, la gente ya no se siente distanciada de los demás, no siente que compite con los demás ni que está a la defensiva con los demás. Pueden alentarse mutuamente y amarse mutuamente en unión. Eso es el efecto de la palabra de Dios. A través de la vida en la iglesia, aquellos que verdaderamente creen en Dios llegan a entender la verdad, desechan su corrupción, cooperan en armonía con sus hermanos y hermanas, cumplen bien sus deberes, viven en armonía con los demás y viven ante Dios.

Si quieres cumplir con tus deberes bien y satisfacer la voluntad de Dios, primero debes aprender a trabajar en armonía con los demás. Al cooperar con tus hermanos y hermanas, debes considerar lo siguiente: “¿Qué es la armonía? ¿Está mi discurso en armonía con ellos? ¿Están mis pensamientos en armonía con ellos? ¿Está mi forma de hacer las cosas en armonía con ellos?”. Plantéate cómo cooperar en armonía. A veces, la armonía significa paciencia y tolerancia, pero también mantenerse firme y defender los principios. La armonía no significa transigir sobre los principios para facilitar las cosas, tratar de ser “el bueno” o seguir la vía de la moderación; y, ciertamente, no significa congraciarse con alguien. Estos son principios. Una vez que los hayas captado, sin darte cuenta hablarás y actuarás según la voluntad de Dios, y vivirás la realidad de la verdad; de este modo es fácil lograr la unidad. En la casa de Dios, si las personas viven según sus filosofías mundanas, y si dependen de sus propias nociones, inclinaciones, deseos, motivaciones egoístas, de sus propios dones y de su astucia para llevarse bien con los demás, esa no es forma de vivir ante Dios, y son incapaces de lograr unidad. ¿Por qué? Porque cuando las personas viven de acuerdo con un carácter satánico, no pueden lograr unidad. ¿Cuál es entonces la última consecuencia de esto? Dios no obra en ellos. Sin la obra de Dios, si las personas dependen de sus propias y escasas habilidades e ingenio, de su pequeña experiencia, y de esos fragmentos de conocimiento y destreza que han adquirido, entonces les será muy difícil ser utilizados en la casa de Dios y les resultará muy difícil actuar de acuerdo con Su voluntad. Sin la obra de Dios, nunca podrás captar la voluntad de Dios, los requisitos de Dios o los principios de la práctica. No conocerás la senda ni los principios según los cuales cumplir con tu deber, y nunca sabrás cómo actuar de acuerdo con la voluntad de Dios o qué acciones violan los principios verdad y se oponen a Dios. Si ninguna de estas cosas te queda clara, te limitarás a observar y seguir las reglas a ciegas. Cuando cumples con tu deber entre semejante confusión, te aseguras el fracaso. Nunca te ganarás la aprobación de Dios, y seguramente conseguirás que Él te deteste y te rechace, y serás descartado.

Cuando dos personas colaboran para cumplir con un deber, en ocasiones porfían por una cuestión de principios. Tienen distintos puntos de vista y llegan a opiniones distintas. ¿Qué se puede hacer en ese caso? ¿Ocurre con frecuencia? Es un fenómeno normal. La mentalidad, aptitud, percepción, edad y experiencia de todos son diferentes, y es imposible que dos personas tengan exactamente las mismas ideas y puntos de vista y, por lo tanto, que puedan llegar a discrepar en sus opiniones y puntos de vista es un fenómeno muy común. No podría ser más habitual. No hace falta hacer un lío al respecto. Lo más importante cuando se plantea un problema semejante es cómo cooperar y buscar la unidad ante Dios y puntos de vista y opiniones unánimes. ¿Cuál es la senda hacia la unidad de puntos de vista y opiniones? Es buscar el aspecto relevante de los principios verdad, no actuar en función de los propósitos propios o ajenos, sino buscar los propósitos de Dios. Esta es la senda hacia la cooperación armoniosa. Solo cuando busques los propósitos de Dios y los principios que Él exige podrás alcanzar la unidad. En caso contrario, si las cosas se hicieran a tu manera, la otra persona no quedaría satisfecha y, si las cosas se hicieran a su manera, tú te sentirías disgustado e incómodo. Serías incapaz de ver las cosas con claridad, incapaz de dejar pasar las cosas, y siempre estarías pensando: “¿Es esta la forma correcta de hacer las cosas?”. Serías incapaz de ver quién en verdad piensa de la forma correcta, pero, al mismo tiempo, no estarías dispuesto a renunciar a tus propias ideas. En tal situación, deberías buscar la verdad, y deberías buscar cuáles son los principios y los estándares que Dios exige. Una vez que hayas buscado los estándares que Dios exige, habla con esa otra persona. Si esa persona habla un poco sobre sus opiniones y sus conocimientos, tu corazón se aclarará e iluminará. Pensarás: “Mi forma de pensar es un poco sesgada, un poco superficial. Su forma de pensar es mejor, más cercana a los estándares que Dios exige, por lo que dejaré de lado mi propia forma de pensar, aceptaré la suya y me someteré a ella. Hagámoslo a su manera”. Y, al haber aprendido algo de esa persona, ¿no se te habrá favorecido? Ella aportó algo y tú disfrutaste de algo ya hecho. Esa es la gracia de Dios, y se te ha favorecido. ¿Crees que en realidad solo se te favorece cuando el Espíritu Santo te esclarece? Cuando alguien tiene una opinión o cierto esclarecimiento y lo comparte contigo en la charla, o algo se pone en práctica de acuerdo con sus principios, y ves que el resultado no es malo, ¿acaso no es eso ganar algo? Esto es que se te favorezca. La cooperación entre hermanos y hermanas es un proceso de compensación de los puntos débiles de uno con los puntos fuertes de otro. Tú compensas las deficiencias de otros con tus puntos fuertes, y otros compensan las tuyas con sus puntos fuertes. Esto es lo que significa compensar los puntos débiles de uno con los fuertes de otros y cooperar en armonía. Solo cuando la gente coopera en armonía es posible que Dios la bendiga y, cuanto más experimenta uno esto, más realidad posee, y su senda se ilumina cada vez más a medida que la recorre y está más tranquilo que nunca. Si no cooperas armoniosamente; si siempre discrepas de los demás y nunca aceptas lo que dicen, y estos no quieren escucharte; si tratas de preservar la dignidad de los demás, pero ellos no hacen lo mismo por ti, lo que te resulta incómodo; si los acorralas por algo que han dicho, lo tienen presente y la próxima vez que surge un problema te hacen lo mismo a ti, entonces, ¿qué problema es este? ¿Acaso esto no es vivir según tu impulsividad y competir con el otro? ¿Acaso esto no es vivir según un carácter corrupto? Al cumplir así con tu deber, de ningún modo ganarás la aprobación de Dios ni Sus bendiciones. Solo hará que Dios te deteste.

Debes cooperar en armonía en el cumplimiento de tus deberes. Solo así obtendrás buenos resultados y cumplirás las exigencias de Dios. ¿Qué es la cooperación armoniosa? ¿Qué conductas no califican como cooperación armoniosa? Imagina que tú cumpliste con tu deber y yo cumplí con el mío. Cada uno de nosotros ha cumplido con su deber, pero no hubo una comprensión tácita entre nosotros, no hubo comunicación ni enseñanza. No alcanzamos ningún tipo de entendimiento mutuo. Simplemente, en el fondo sabíamos: “Yo estoy cumpliendo con mi deber, y tú estás cumpliendo con el tuyo. No interfiramos el uno con el otro”. ¿Es esto cooperación armoniosa? Puede parecer por fuera que no hay discusiones ni diferencias de opinión entre esas dos personas, y parecen no interferir con la otra ni restringir a la otra. Sin embargo, espiritualmente, no hay cooperación armoniosa entre ellas. No hay un entendimiento tácito ni preocupación por el otro. Todo lo que sucede es que cada uno hace lo suyo y se esfuerza de modo individual, sin ninguna clase de cooperación. ¿Es esta una buena forma de hacer las cosas? Puede parecer que nadie vigila, limita, ordena ni obedece ciegamente a otra persona, y esto incluso puede parecer razonable, pero hay un tipo de carácter corrupto en ellos. Cada uno de ellos compite por ser un héroe, por ser superior o por cumplir mejor que los demás, por lo que no aman, cuidan ni ayudan a nadie más. ¿Hay cooperación armoniosa aquí? (No). Sin cooperación, luchas una batalla solitaria, y harás muchas cosas de forma imperfecta o sin cuidado. Este no es el tipo de estado que Dios quiere ver en los seres humanos. Esto no le complace.

A algunas personas les gusta hacer las cosas solas, sin conversarlo ni decírselo a nadie. Sencillamente hacen las cosas como quieren, independientemente de la opinión de los demás. Piensan: “Soy el líder, y vosotros sois los elegidos de Dios, así que debéis seguir lo que yo hago. Haced exactamente lo que yo digo, así es como debe ser”. No informan al resto sobre sus actos y su manera de proceder carece de transparencia. Siempre se esfuerzan en privado y actúan en secreto. Igual que el gran dragón rojo, que mantiene su monopolio unipartidario del poder, siempre quieren embaucar y controlar a los demás, a quienes consideran insignificantes e inútiles. Siempre quieren tener la última palabra en los asuntos, sin conversarlo ni comunicarse con otros, y nunca solicitan opiniones ajenas. ¿Qué os parece este enfoque? ¿Posee humanidad normal? (No). ¿No es la naturaleza del gran dragón rojo? El gran dragón rojo es dictatorial y le gusta actuar de manera arbitraria. ¿Acaso los que tienen este tipo de carácter corrupto no son la prole del gran dragón rojo? Así debería conocerse a sí misma la gente. ¿Sois capaces de actuar así? (Sí). Cuando os comportáis de esta manera, ¿sois conscientes de ello? Si lo sois, entonces, aún hay esperanzas para vosotros, pero si no lo sois, de seguro estáis en problemas. Si esto es así, ¿acaso no estáis condenados? ¿Qué ha de hacerse cuando no sois conscientes de actuar de este modo? (Necesitamos que nuestros hermanos y hermanas nos lo señalen, nos poden y traten con nosotros). Si primero decís a los otros: “Soy alguien que naturalmente adora liderar a otros, y os lo digo por adelantado, así cuando suceda, si sucede, no os enojáis. Debéis aguantarme; sé que no es lo mejor, y estoy trabajando para cambiarlo de forma gradual, por lo que espero que vosotros podáis ser tolerantes conmigo. Cuando estas cosas sucedan, tenedme paciencia, cooperad conmigo y esforcémonos juntos por cooperar en armonía”. ¿Esta forma de hacer las cosas es aceptable? (No, no es razonable). ¿Por qué decís que no es razonable? Alguien que dice esto no tiene intención de buscar la verdad. Sabe muy bien que hacer las cosas de este modo está mal, pero continúa haciéndolas así, mientras limita a otros, exige su cooperación y apoyo. No hay deseo de practicar la verdad en su intención. Va contra la verdad de modo deliberado. Una transgresión a sabiendas, eso es lo que Dios más detesta. Solo las personas malvadas y los anticristos son capaces de hacer tal cosa, y así es precisamente como actúan los anticristos. Uno está en peligro cuando intencionalmente va contra la verdad y se resiste a Dios. Eso es seguir la senda de los anticristos. Estos individuos no practican la verdad ellos mismos, sino que limitan a otros y los atraen, intentan que los demás los sigan a ellos en oponerse a la verdad y resistirse a Dios. ¿Acaso no se oponen a Dios deliberadamente? Cuando actúan de este modo, sobre todo, informan al grupo de antemano y les piden a los demás que realicen concesiones, y luego hacen que todos los apoyen. Al hacer esto, son incluso más taimados. Decir esto es solo una demostración de fuerza, un ultimátum. Lo que quieren decir es: “Escuchad, no debéis meteros conmigo. La gente común no es nada para mí. Quiero estar a cargo. Será mejor que nadie intente discutir las cosas conmigo, ¡no hay lugar para la discusión! Este es un problema mío: si me piden que haga algo, debo tener la última palabra, y será mejor que nadie intente cooperar conmigo, ¡no podrás hacerlo aunque quieras!”. ¿Es esto mostrarse uno tal como es? No lo es. Es una forma de hacer las cosas en nombre de Satanás, no un mero problema de revelar un carácter corrupto. Desean gobernar directamente, que valga lo que ellos dicen para que todos hagan lo que ellos dicen, los sigan y los obedezcan. ¿Acaso no es la manifestación del diablo Satanás? No es solo una manifestación aislada de un carácter corrupto. Las acciones de un anticristo están dictadas por su naturaleza satánica. Creen en Dios y vienen a la iglesia con la intención de tener poder. Buscan ubicarse en oposición a Dios, guiar al pueblo escogido de Dios hacia la senda de resistencia a Él. Son iguales a las cabezas de todas las denominaciones religiosas que existen. Todos tienen la esencia de un anticristo, y, como Satanás, desean ubicarse en pie de igualdad con Dios. Si alguno de los escogidos de Dios ve la manifestación de un anticristo, ¿cómo debería abordarlo? ¿Debería ayudarlo amorosamente? Debería ponerlo en evidencia y discernirlo, y permitir que otros vean su semblante satánico, tras lo cual, debería abandonarlo. Este es el principio que el pueblo escogido de Dios debería entender y captar. Si alguien interpreta una manifestación de anticristo como una expresión de un carácter corrupto, una transgresión momentánea, y aún sigue cautivado por su presunto “autoconocimiento”, sus supuestos actos de sincerarse y mostrarse tal como son, y aún habla sobre la verdad con tal persona, sería un completo necio, sin nada de discernimiento, claramente. Decidme, cuando alguien como un anticristo manifiesta su carácter corrupto, ¿podría sincerarse y mostrarse ante otros tal como es? Nunca reflexiona ni se conoce a sí mismo cuando hace algo mal, y el mostrarse tal como es tiene por fin engañar, no es más que para justificarse a sí mismo. Uno debe discernir qué significa realmente sincerarse y mostrarse tal como es de verdad. Si dicen: “Tengo mal genio, así que ¡no me provoquéis!”, ¿es eso mostrarse tal como son? (No). Te advierten para que no los provoques, que provocarlos sería buscar problemas. ¿Y si dijeran: “En mi casa se hace lo que yo digo. Incluso mis padres deben obedecerme. Este es el tipo de temperamento que tengo, y vosotros deberéis perdonarme por ello, no hay nada que pueda hacer al respecto. Mis padres dicen que un gran talento trae aparejado un gran temperamento, y por eso me lo perdonan”? ¿Eso sería mostrarse tal como son? (No). Te están diciendo que aquellos con gran talento tienen un gran temperamento, por eso tú deberías perdonarlos. Si dicen: “He tenido este temperamento desde que era un niño. Se hace lo que yo digo. Busco la perfección y lo que yo quiero. Soy mucho mejor ahora que creo en Dios, y puedo ser tolerante y controlarme con muchas cosas, pero aún busco la perfección. Si algo no es perfecto, no servirá para nada, y no puedo aceptarlo”. ¿Es esto mostrarse tal como son? (No). Entonces, ¿qué es? Es alabarse a sí mismos y jactarse para lograr que otros los admiren, diciéndoles a los demás lo formidables que son, así como los matones y los gánsteres presumen violentamente y muestran sus músculos cuando se encuentran, como si dijeran: “¿Crees que puedes meterte conmigo? Si lo haces, ¡veamos qué tienen que decir al respecto nuestros puños!”. ¿No es este el preciso rostro de Satanás? Es el mismísimo rostro de Satanás. No todas las formas de mostrarse tal como uno es son iguales. Cuando los anticristos se muestran tal como son, lo hacen para amenazar, intimidar y asustar a otros. Siempre quieren someter a los demás. Este es el rostro de Satanás. No es una forma normal y simple de sincerarse. Para vivir una humanidad normal, ¿cómo debería uno sincerarse y mostrarse tal como es? Sincerándose sobre las manifestaciones de su carácter corrupto, permitiendo que los demás vean la realidad de su corazón y, entonces, según las palabras de Dios, analizando y conociendo la esencia del problema, y odiándose y detestándose a sí mismo desde el fondo de su corazón. Cuando se muestra tal como es, no debería intentar justificarse ni explicarse, sino que debería simplemente practicar la verdad y ser una persona sincera. Algunas personas claramente tienen un carácter malo, pero siempre dicen de sí mismas que tienen mal temperamento. ¿Acaso no es esto una especie de justificación? Un carácter malo es solo eso: un carácter malo. Cuando alguien ha hecho algo irracional o algo que perjudica a todos, el problema está en su carácter y en su humanidad, pero siempre dice que ha perdido temporalmente el control de su temperamento o se ha enfadado un poco. Nunca entiende la esencia del problema. ¿Acaso esto es analizarse y mostrarse tal como uno es de verdad? En primer lugar, para entender los problemas, analizarse y mostrarse tal como uno es a un nivel esencial, debe tener un corazón honesto y una actitud sincera, y debe hablar de lo que entiende de sus problemas de carácter. Y, en segundo lugar, si uno cree que su carácter es atroz, debe decirles a todos: “Si vuelvo a revelar un carácter así de corrupto, no dudéis en alertarme al respecto y en tratar conmigo y podarme. Si no lo acepto, no os rindáis conmigo. Este aspecto de mi carácter corrupto es muy grave, y necesito que se me enseñe la verdad de forma reiterada para ponerme en evidencia. Acepto de buen grado que todo el mundo me pode y trate conmigo, y espero que todos me vigiléis, me ayudéis y evitéis que me descarríe”. ¿Qué opinas de tal actitud? Esta es la actitud de aceptar la verdad. Algunos se sienten un poco incómodos tras decir estas cosas. Piensan: “Si todos se levantan y me ponen en evidencia, ¿qué haré? ¿Podré soportarlo?”. ¿Temeríais que otros os pongan en evidencia? (No). Deberíais ser valientes ante esto. Temer ser puesto en evidencia es una vergüenza. Si de verdad amaras la verdad, ¿temerías ser humillado de este modo? ¿Temerías que todos trataran contigo? Este miedo se debe a la debilidad, a la negatividad y a la corrupción. Todos revelan corrupción, pero la esencia de cómo la revelan es diferente. Siempre que no se transgreda a sabiendas ni se causen interrupciones y perturbaciones, la suya es una forma normal de revelar corrupción, y todos podrán tratarla correctamente. Si el objetivo consciente de alguien es interrumpir o perturbar, o dañar deliberadamente la obra de la iglesia, esa es la gente que más teme ser puesta en evidencia por los demás, porque la esencia de este problema es demasiado grave, y, en cuanto sea puesta en evidencia, será revelada y descartada. Este miedo le preocupa mucho. No importa cómo obra Dios hoy, todo es para purificar a la gente de su corrupción y salvarla. Si eres la clase correcta de persona y luchas por cumplir bien tu deber y completar la comisión de Dios, la mayoría de la gente lo verá con claridad. Pueden discernir esto en ti. Además, poner en evidencia a las personas, podarlas y tratar con ellas no es causarles problemas. En cambio, se hace para ayudarlas a resolver sus problemas para que puedan cumplir bien con su deber y proteger la obra de la iglesia. Esto es algo legítimo. Una persona acepta ser podada y que traten con ella para que se purifique su carácter corrupto. También es una actitud que uno debería tener para lograr la transformación del carácter. Una vez que alguien tiene esta actitud, también debe hallar una senda de práctica adecuada, y cuando es el momento de hacerlo, es necesario sufrir. Cuando hay una batalla, deben abandonar la carne y eliminar las limitaciones de su vanidad, de su orgullo y de sus emociones. Cuando hayan superado las limitaciones de la carne, las cosas serán mucho más simples. Esto podría llamarse libertad y liberación. Es el proceso de practicar la verdad. Siempre hay algo de sufrimiento. Es imposible no sufrir nada, porque la carne es corrupta, y la gente tiene vanidad y orgullo, y siempre considera su propio interés. Estos son los mayores obstáculos de la gente para practicar la verdad. Por lo tanto, es imposible practicar la verdad sin sufrir un poco. Cuando la gente prueba la dulzura de practicar la verdad y experimenta paz y alegría genuinas, está dispuesta a practicar la verdad, y le resulta más fácil negarse a sí misma, abandonar la carne y triunfar sobre Satanás. Así, son completamente liberados y libres.

¿Qué clase de ambiente debe desarrollarse en la vida de iglesia? Un ambiente en el cual, cuando algo sucede, se aborda la situación y no a la persona. A veces, los desacuerdos llevan a peleas, y los temperamentos se exaltan, pero no hay distanciamiento en los corazones. Todo es con el fin de transformar el carácter de la gente y de cumplir bien con el deber propio. Todo es para practicar la verdad a fin de satisfacer la voluntad de Dios. No hay odio entre la gente. Eso es porque toda la gente está en proceso de intentar alcanzar la salvación. Todos tienen el mismo carácter corrupto, y, a veces, tal vez, una palabra es demasiado brusca o llega demasiado lejos, o alguien tiene una mala actitud. La gente no debería guardar resentimientos por esto. Si aún no puedes entender o comprender la cuestión, hay un último recurso: ora ante Dios y medita: “Creemos y seguimos al mismo Dios, así que cualquier disputa o diferencia de opinión que tengamos, sea lo que sea lo que nos divida, estamos unidos ante Dios. Oramos al mismo Dios, entonces, ¿qué hay que no podamos superar?”. Si lo piensas así con cuidado, ¿no superarás estas limitaciones? Al fin y al cabo, ¿cuál es el propósito último de esto? Es cooperar en armonía, buscar satisfacer la voluntad de Dios en todas las cosas y lograr la unidad: unidad de principio, de propósito, de intención y de fuente de acción. Es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Por qué? (La gente tiene un carácter corrupto). Así es. No se debe a las diferencias en los temperamentos de la gente, en sus personalidades o edades, ni a que la gente venga de familias diferentes, sino a que la gente tiene un carácter corrupto. Esa es la raíz. Si todos pueden ver con claridad que la raíz se encuentra en el carácter corrupto de la gente, pueden lidiar con las cosas correctamente, y el problema será fácil de solucionar. Entonces, ¿aún necesitamos discutir aquí, en detalle, cómo corregir un carácter corrupto? No. Vosotros habéis oído tantos sermones que todos sabéis algo de la senda a tomar y todos tenéis algo de experiencia en este sentido. Mientras la gente persevere en buscar la verdad en todas las cosas para resolver los problemas, reflexione sobre los problemas que existen en su interior y trate a los demás de un modo justo, entonces, básicamente, podrá cooperar en armonía con los demás. Siempre que sea capaz de aceptar la verdad, no sea arrogante ni santurrona, y pueda abordar las sugerencias de otros correctamente, podrá cooperar, y si hay problemas, será más fácil cooperar buscando la verdad para resolverlos. Mientras que alguien pueda aceptar la verdad y sincerarse en la enseñanza, su compañero se conmoverá con facilidad y podrá aceptar la verdad. Entonces, lograr la cooperación armoniosa no es un gran problema, y es fácil alcanzar el objetivo de la unidad en pensamiento y sentimiento.

5 de septiembre de 2017

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