Sólo los que se enfocan en la práctica pueden ser perfeccionados

En los últimos días, Dios se hizo carne para hacer la obra que debía hacer, y llevar a cabo Su ministerio de palabras. Él vino en persona a obrar entre los seres humanos con el propósito de perfeccionar a esas personas que son conformes a Su corazón. Desde el momento de la creación hasta hoy, Él solamente ha llevado a cabo esta clase de obra durante los últimos días. Dios se ha encarnado solamente durante los últimos días para hacer una obra a tan gran escala. Aunque Él soporta dificultades que a las personas les resultaría difícil soportar y, aunque Él es un gran Dios que sin embargo tiene la humildad para convertirse en un hombre corriente, ningún aspecto de Su obra se ha retrasado y Su plan no ha caído en lo más mínimo presa del caos. Él está haciendo la obra según Su plan original. Uno de los propósitos de esta encarnación es conquistar a personas, otro es perfeccionar a las personas a las que ama. Él desea ver con Sus propios ojos a las personas que perfecciona, y constatar por Sí mismo cómo las personas que Él perfecciona dan testimonio por Él. No hay que perfeccionar a una persona ni a dos. En cambio, se trata de un grupo que forman muy pocas personas. Las personas de este grupo proceden de diversos países y de diversas nacionalidades del mundo. El propósito de hacer tanta obra es obtener a este grupo de personas, lograr el testimonio que estos dan de Él, y obtener la gloria que Él puede obtener de ellos. Dios no realiza obra que no tenga significado o que no tenga valor. Puede decirse que, al hacer tanta obra, el objetivo de Dios es perfeccionar a todos los que Él desea perfeccionar. En el tiempo libre que Él tenga aparte de esto, eliminará a los malvados. Debes saber que Él no hace esta gran obra por quienes son malos; al contrario, Él se entrega en Su totalidad por ese pequeño número de personas que han de ser perfeccionadas por Él. La obra que Él hace, las palabras que Él pronuncia, los misterios que Él revela, Su juicio y Su castigo son todos por causa de ese pequeño número de personas. Él no se hizo carne por los que son malos, y ni mucho menos provoca esta gente malvada una gran ira en Él. Él dice verdad, y habla de la entrada, por aquellos que han de ser perfeccionados; Él se hizo carne por ellos, y por ellos concede Sus promesas y bendiciones. La verdad, la entrada y la vida en humanidad de las que Él habla no se obran en beneficio de los que son malos. Él quiere evitar hablarles a los que son malos. En su lugar, desea conceder todas las verdades a los que han de ser perfeccionados. Pero Su obra exige que, por el momento, se les permita disfrutar a los malos de algunas de Sus riquezas. Los que no llevan a cabo la verdad, no satisfacen a Dios e interrumpen Su obra son todos malos. No pueden ser perfeccionados, y Dios los aborrece y los rechaza. Por el contrario, las personas que ponen en práctica la verdad, pueden satisfacer a Dios y se gastan enteramente por la obra de Dios son las personas que Él va a perfeccionar. Aquellos a los que Dios quiere completar no son otros que este grupo de personas, y la obra que Él hace es por el bien de estas personas. La verdad de la que Él habla va dirigida a las personas que están dispuestas a ponerla en práctica. Él no habla a las personas que no ponen en práctica la verdad. El incremento de conocimiento profundo y el crecimiento del discernimiento a los que Él alude van dirigidos a las personas que pueden llevar a cabo la verdad. Cuando Él habla de quienes han de ser perfeccionados, es a estas personas a las que se refiere. La obra del Espíritu Santo se dirige a las personas que están dispuestas a practicar la verdad. Cosas como poseer sabiduría y humanidad se dirigen a las personas que están dispuestas a poner en práctica la verdad. Puede que aquellos que no ejercen la verdad oigan muchas palabras sobre ella, pero como por naturaleza son personas muy malvadas que no están interesadas en la verdad, al oírlas entienden sólo doctrinas, palabras y teorías vacías sin el menor valor para su entrada en la vida. Ninguna de ellas es leal a Dios; todas ellas son personas que ven a Dios, pero no pueden obtenerlo; están todas condenadas por Él.

El Espíritu Santo tiene una senda que recorrer en cada persona, y a cada una le concede la oportunidad de ser perfeccionada. A través de tu negatividad, se te hace conocer tu corrupción y, después, al sacar de ti la negatividad, encontrarás una senda de práctica; todas estas son maneras en las que eres perfeccionado. Además, por medio de la dirección y la iluminación continuas de algunas cosas positivas en tu interior, cumplirás proactivamente tu función, crecerás en percepción, y ganarás discernimiento. Cuando tus condiciones son buenas, estás especialmente dispuesto a leer la palabra de Dios, a orar a Él, y puedes relacionar los sermones que oyes con tus propios estados. En ocasiones así, Dios te esclarece e ilumina en tu interior, y hace que te des cuenta de algunas cosas del aspecto positivo. Así es como eres perfeccionado en el aspecto positivo. En estados negativos, eres débil y pasivo; sientes que no tienes a Dios en tu corazón, pero Él te ilumina, y te ayuda a encontrar una senda para practicar. Salir de esto es alcanzar la perfección en el aspecto negativo. Dios puede perfeccionar al hombre tanto en los aspectos positivos como en los negativos. Depende de si puedes experimentar y de si buscas que Dios te perfeccione. Si verdaderamente buscas que Dios te perfeccione, entonces lo negativo no te puede quitar nada, sino que te puede traer cosas que son más reales y te puede hacer más capaz para saber qué es lo que falta dentro de ti y más capaz de comprender tus estados reales y ver que el hombre no tiene nada y no es nada; si no experimentas pruebas, no sabes esto, y siempre vas a sentir que estás por encima de los demás y que eres mejor que todos los demás. A través de todo esto vas a ver que todo lo que pasó antes, Dios lo hizo y Dios lo protegió. La entrada a las pruebas te deja sin amor ni fe, te falta oración y no puedes cantar himnos; y, sin darte cuenta, en medio de esto llegas a conocerte. Dios tiene muchos medios para perfeccionar al hombre. Emplea toda clase de ambientes para tratar con el carácter corrupto del hombre y usa varias cosas para poner al hombre al descubierto; en un sentido trata con el hombre, en otro pone al hombre al descubierto y en otro revela al hombre, escarbando y revelando los “misterios” en las profundidades del corazón del hombre, y mostrándole al hombre su naturaleza revelando muchos de sus estados. Dios perfecciona al hombre a través de muchos métodos —por medio de la revelación, por medio del trato, por medio del refinamiento y el castigo— para que el hombre pueda saber que Dios es práctico.

¿Qué es lo que buscáis ahora? Ser perfeccionados por Dios, conocer a Dios, obtenerle o tal vez lo que buscáis es comportaros a la manera de un Pedro de los noventa, o tener una fe mayor que la de Job, o tal vez buscáis que Dios os llame justos y llegar ante Su trono, o ser capaces de manifestar a Dios en la tierra y dar un testimonio poderoso y resonante de Él. Independientemente de lo que busquéis, en general lo hacéis con el fin de ser salvados por Dios. No importa si buscas ser una persona justa, si buscas a la manera de Pedro o buscas la fe de Job o ser perfeccionado por Dios; todo es la obra que Dios hace en el hombre. En otras palabras, sin importar lo que busques, todo es en aras de ser perfeccionado por Dios, de experimentar Su palabra, de satisfacer el corazón de Dios; busques lo que busques, todo es en aras de descubrir el encanto de Dios, de buscar una senda para practicar en la experiencia real, con el objetivo de ser capaz de desechar tu carácter rebelde, alcanzar un estado normal en tu interior, ser capaz de conformarte completamente a la voluntad de Dios, convertirte en una persona correcta, y tener un motivo acertado en todo lo que haces. La razón de que experimentes todas estas cosas es llegar a conocer a Dios, y conseguir el crecimiento de la vida. Aunque lo que experimentas es la palabra de Dios y son acontecimientos reales, al igual que las personas, los asuntos y las cosas que te rodean, finalmente eres capaz de conocer a Dios y de ser perfeccionado por Él. Procurar recorrer la senda de una persona justa o buscar poner en práctica la palabra de Dios: estas cosas son la pista por la que corres, mientras que conocer a Dios y ser perfeccionado por Él son el destino. Ya busques ahora el perfeccionamiento por parte de Dios o busques dar testimonio de Él, en términos generales, el fin último de todo es conocer a Dios; para que la obra que Él hace en ti no sea en vano, de modo que llegues por fin a conocer la realidad de Dios, Su grandeza y, más aún, Su humildad y Su escondimiento, y conocer la gran cantidad de obra que Él hace en ti. Dios se ha humillado hasta un nivel tal, que lleva a cabo Su obra en esta gente inmunda y corrupta y perfecciona a este grupo de personas. Dios no sólo se hizo carne para vivir y comer entre las personas, pastorearlas, y proveer lo que estas necesitan. Lo más importante es que Él realiza Su poderosa obra de salvación y conquista en estas personas insoportablemente corruptas. Él vino al corazón del gran dragón rojo para salvar a estas, las más corruptas de las personas, de forma que todas las personas puedan ser cambiadas y hechas nuevas. La inmensa dificultad que Dios soporta no es solo la del Dios encarnado, sino principalmente que el Espíritu de Dios sufre una humillación extrema; Él se humilla y oculta tanto que se convierte en una persona corriente. Dios se encarnó, y tomó la forma de carne para que las personas vean que Él tiene una vida y unas necesidades humanas normales. Con esto basta para demostrar que Dios se ha humillado en gran medida. El Espíritu de Dios se materializa en la carne. Su Espíritu es muy elevado y grande, pero Él toma la forma de un ser humano común e insignificante, para así hacer la obra de Su Espíritu. La aptitud, la percepción, el sentido, lo humano y la vida de cada uno de vosotros muestran que sois realmente indignos de aceptar esta clase de obra de Dios. Sois realmente indignos para permitir que Él soporte semejante sufrimiento por vuestra causa. ¡Dios es tan grande! ¡Él es tan supremo, y las personas tan despreciables! Sin embargo, Él sigue obrando en ellas. Él no solo se encarnó con el fin de proveer para las personas, para hablarles, sino que incluso vive con ellas. Dios es tan humilde, tan adorable. Si tan pronto como se menciona el amor de Dios, tan pronto como se menciona Su gracia, derramas lágrimas al tiempo que pronuncias gran alabanza; si llegas a este estado, entonces tienes un conocimiento verdadero de Dios.

Existe una desviación en la búsqueda de las personas hoy día; ellas solo buscan amar a Dios y satisfacerlo, pero no tienen conocimiento alguno de Él, y han descuidado el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo en ellas. No poseen el fundamento de un conocimiento verdadero de Dios. De esta forma pierden energía conforme su experiencia progresa. Todos aquellos que buscan tener un conocimiento verdadero de Dios, aunque en el pasado no gozaban de buenos estados, tendían hacia la negatividad y la debilidad, y derramaban lágrimas con frecuencia, caían en el desánimo y perdían la esperanza; ahora, a medida que ganan más experiencia, sus estados mejoran. Después de experimentar el ser tratadas y quebrantadas, y habiendo pasado por una ronda de pruebas y refinamiento, han tenido un gran progreso. Los estados negativos se reducen y ha habido algo de cambio en su carácter de vida. Al someterse a más pruebas, sus corazones comienzan a amar a Dios. Existe una regla para el perfeccionamiento de las personas por parte de Dios, y es que Él te esclarece usando una parte deseable de ti, de forma que tengas una senda para practicar, y puedas apartarte de todos los estados negativos, para ayudar a tu espíritu a alcanzar la liberación, y hacerte más capaz de amarlo. Así, eres capaz de desechar el carácter corrupto de Satanás. Eres sencillo y abierto, estás dispuesto a conocerte y a poner en práctica la verdad. Dios sin duda va a bendecirte, así que cuando eres débil y negativo, Él te esclarece doblemente, te ayuda a conocerte más, a estar más dispuesto a arrepentirte por ti mismo, y a ser más capaz de practicar las cosas que deberías practicar. Solo de esta forma puede estar tranquilo y en paz tu corazón. Aquel que normalmente presta atención a conocer a Dios, a conocerse a sí mismo, que presta atención a su propia práctica, será capaz de recibir con frecuencia la obra de Dios, así como Su guía y Su esclarecimiento. Aunque una persona así pueda encontrarse en un estado negativo, es capaz de cambiar las cosas de inmediato, ya sea debido a la acción de la conciencia o al esclarecimiento de la palabra de Dios. El cambio de carácter de una persona siempre se consigue cuando ella conoce su estado real, el carácter y la obra de Dios. Una persona que esté dispuesta a conocerse y a abrirse será capaz de llevar a cabo la verdad. Esta clase de persona es una persona leal a Dios; y la persona que es leal a Dios tiene entendimiento de Él, ya sea este entendimiento profundo o superficial, escaso o abundante. Esta es la justicia de Dios, y es algo que las personas alcanzan; es su propia ganancia. Una persona que tiene conocimiento de Dios es alguien que tiene una base, que tiene visión. Esta clase de persona está segura respecto a la carne de Dios, y está segura respecto a la palabra de Dios y la obra de Dios. Independientemente de cómo obre o hable Dios, o de cómo otras personas causen molestias, ella puede mantenerse firme, y ser testigo de Dios. Cuanto más sea así la persona, más puede llevar a cabo la verdad que entiende. Como ella siempre está practicando la palabra de Dios, obtiene más entendimiento de Él, y posee la determinación para ser siempre un testigo para Dios.

Tener discernimiento, sumisión y la capacidad de ver el interior de las cosas, de forma que seas de espíritu sagaz, significa que tienes las palabras de Dios iluminándote y esclareciéndote en tu interior en cuanto te enfrentas con algo. Esto es ser de espíritu sagaz. Todo lo que Dios hace es en aras de ayudar a reavivar el espíritu de las personas. ¿Por qué dice Dios siempre que las personas son insensibles y torpes? Es porque el espíritu de las personas ha muerto, y ellas se han vuelto insensibles hasta un punto en el que son completamente inconscientes de las cosas del espíritu. La obra de Dios consiste en hacer progresar la vida de las personas, y ayudar a que su espíritu cobre vida, de manera que puedan ver al interior de las cosas del espíritu y sean siempre capaces de amar a Dios en su corazón y satisfacerlo. Llegar a este punto muestra que el espíritu de una persona ha sido reavivado, y la próxima vez que encuentre algo, puede reaccionar inmediatamente. Es receptiva a los sermones, y reacciona con rapidez ante las situaciones. Esto es lograr la sagacidad de espíritu. Hay muchas personas que tienen una reacción rápida a un acontecimiento externo, pero tan pronto como se menciona la entrada a la realidad, o las cosas detalladas en el espíritu, se vuelven insensibles y torpes. Solo entienden algo si lo tienen delante de la cara. Todas estas son señales de ser espiritualmente insensibles y torpes, de tener poca experiencia de las cosas del espíritu. Algunas personas son sagaces de espíritu, y tienen discernimiento. En cuanto oyen palabras que señalan sus estados, no pierden tiempo en escribirlas. En cuanto oyen palabras sobre principios de práctica, son capaces de aceptarlas y aplicarlas a su experiencia subsiguiente, logrando así un cambio en sí mismos. Esta es una persona ávida de espíritu. ¿Por qué son capaces de reaccionar tan rápidamente? Es porque se centran en estas cosas en la vida cotidiana. Cuando leen las palabras de Dios, son capaces de contrastar sus estados con ellas y reflexionar sobre ellos mismos. Cuando oyen la comunicación y los sermones, además de palabras que traen el esclarecimiento y la iluminación, son capaces de recibirlas inmediatamente. Es como dar comida a una persona hambrienta; es capaz de comérsela de inmediato. Si das de comer a alguien que no tiene hambre, no reacciona con tanta rapidez. Tú oras con frecuencia a Dios, y eres capaz de reaccionar enseguida cuando te enfrentas con algo: lo que Dios exige en este asunto, y cómo deberías actuar. Dios te guio en este asunto la última vez; cuando te encuentres hoy con esto mismo, sabrás naturalmente cómo practicar de una manera que satisfaga el corazón de Dios. Si siempre practicas y experimentas de esta forma, en algún punto te sale más fácil. Cuando lees la palabra de Dios sabes a qué clase de persona se está refiriendo Dios, sabes de qué tipo de condiciones del espíritu está hablando, eres capaz de comprender el punto clave y de ponerlo en práctica; esto muestra que eres capaz de experimentar. ¿Por qué son deficientes algunas personas a este respecto? Es porque no ponen mucho esfuerzo en el aspecto de la práctica. Aunque están dispuestas a poner la verdad en práctica, no tienen una perspectiva verdadera de los detalles del servicio, de los detalles de la verdad en su vida. Se quedan confundidos cuando ocurre algo. De esta forma, puedes descarriarte cuando llegue un falso profeta o un falso apóstol. Debes comunicar a menudo sobre las palabras y la obra de Dios; solo de esta manera serás capaz de comprender la verdad y desarrollar discernimiento. Si no comprendes la verdad, no tendrás discernimiento. Por ejemplo, las cosas que dice Dios, cómo obra Dios, cuáles son Sus exigencias para las personas, con qué tipo de personas deberías entrar en contacto, y qué tipo de personas deberías evitar; debes comunicar a menudo sobre estas cosas. Si siempre experimentas la palabra de Dios de esta forma, entenderás la verdad y entenderás plenamente muchas cosas, y también tendrás discernimiento. Qué es la disciplina por el Espíritu Santo, qué es la culpa nacida de la voluntad humana, qué es la dirección del Espíritu Santo, qué es la disposición de un entorno, qué es que las palabras de Dios esclarezcan el interior. Si no tienes claras estas cosas, no tendrás discernimiento. Deberías saber qué viene del Espíritu Santo, qué es carácter rebelde, cómo obedecer la palabra de Dios, y cómo desechar tu propia rebeldía; si tienes un entendimiento experimental de estas cosas, tendrás una base; cuando ocurra algo, tendrás una verdad apropiada con la cual medirlo y visiones adecuadas como base. Tendrás principios en todo lo que hagas y serás capaz de actuar según la verdad. Entonces tu vida estará llena del esclarecimiento de Dios, de Sus bendiciones. Él no tratará mal a nadie que lo busque sinceramente. Él no tratará mal a nadie que lo viva, que dé testimonio de Él, y no maldecirá a nadie que sea capaz de estar sinceramente sediento de la verdad. Si, mientras comes y bebes las palabras de Dios, puedes prestar atención para conocer tu propia condición verdadera, a tu propia práctica, y a tu propio entendimiento, entonces, cuando te encuentres con un problema recibirás esclarecimiento y obtendrás entendimiento práctico. Entonces tendrás una senda de práctica, y tendrás discernimiento en todo. Es improbable que se pueda engañar a una persona que tiene la verdad, es improbable que se comporte de forma perjudicial o actúe excesivamente. Gracias a la verdad, está protegida, y también gracias a la verdad, obtiene más entendimiento. Gracias a la verdad tiene más sendas para practicar, consigue más oportunidades para que el Espíritu Santo obre en ella, y más ocasiones de ser perfeccionada.

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