Solo con la búsqueda de la verdad se pueden corregir las nociones y los malentendidos propios acerca de Dios

Las personas no comprenden la verdad cuando comienzan a creer en Dios, y tienen muchas nociones y figuraciones acerca de Él. Después de haber creído en Dios durante bastantes años, de haber leído muchas de Sus palabras y escuchado numerosos sermones, ¿cuántas de esas nociones y figuraciones se han resuelto? Incluso tras creer en Dios durante varios años, algunas personas todavía tienen nociones sobre Su juicio, Su castigo y Su poda, mientras que otras pueden tenerlas cuando observan la severidad de Sus palabras. ¿Puede resolverse todo ello mediante la búsqueda de la verdad? Si podéis buscar la verdad en todas las cosas y utilizarla para resolver cualquier problema que se presente, estaréis persiguiendo la verdad. ¿Sois capaces en este momento de buscar la verdad para resolver los problemas? Cuando os encontráis con algo que genera nociones o cuando transgredís, ¿cómo buscáis la verdad para resolverlo? ¿Quién puede hablar de su experiencia con este tipo de cosas? (Cuando yo era líder, no hacía ningún trabajo práctico, solamente tareas con las que me veía bien, y siempre me esforzaba por conseguir prestigio y estatus. Eso trastornaba y perturbaba la obra de la iglesia y, cuando tenía que enfrentarme a la poda, seguía intentando justificarme y no tenía un conocimiento ni una reflexión verdaderos, así como tampoco arrepentimiento ni cambio. Más tarde la iglesia me sustituyó, pero mi corazón todavía se mostraba desafiante e insatisfecho, y siempre me quejaba y descargaba la negatividad. Los líderes me podaron por no aceptar en absoluto la verdad y resistirme a Dios, algo que es una ofensa a Su carácter, y me comunicaron que, si seguía sin arrepentirme, me echarían y descartarían. Por aquel entonces yo no comprendía la verdad y malinterpretaba gravemente a Dios. Aunque nunca dije que no creyera en Dios, pensaba que, por haberlo ofendido, Él sin duda no me salvaría, de modo que me limité a ser mano de obra. Después de eso, no me preocupé por perseguir la verdad, hasta que un día escuché las enseñanzas de Dios y finalmente cambié de actitud). Después de cambiar de actitud, ¿contaste con una senda de práctica correcta? ¿Qué harías si pasara lo mismo otra vez? (Ahora mismo, no tengo una senda de práctica al respecto). En realidad, todos esos problemas se pueden solucionar con la verdad. Si las personas quieren resolver sus malentendidos sobre Dios, en cierto sentido, deben reconocer sus propias actitudes corruptas y diseccionar y comprender sus errores anteriores, sus sendas equivocadas, sus transgresiones y su negligencia. De ese modo, serán capaces de comprender y ver claramente su propia naturaleza. Además, deben ver con claridad por qué las personas se desvían y hacen tantas cosas que vulneran los principios-verdad, y cuál es la naturaleza de dichas acciones. Más aún, deben comprender cuáles son concretamente las intenciones de Dios y Sus requisitos para la humanidad, por qué las personas son siempre incapaces de actuar conforme a los requisitos de Dios, se oponen constantemente a Sus intenciones y hacen lo que quieren. Exponed estas cosas ante Dios y orad, comprendedlas claramente, y seréis capaces de modificar vuestro estado, cambiar vuestra mentalidad y resolver vuestro malentendido sobre Dios. Algunas personas siempre albergan intenciones inadecuadas independientemente de lo que hagan, siempre tienen ideas malvadas y no pueden analizar si su estado interior es correcto o no, así como tampoco discernirlo de acuerdo con las palabras de Dios. Estas personas son atolondradas. Una de las características más evidentes de una persona atolondrada es que, después de haber hecho algo malo, mantiene una actitud negativa ante la poda, e incluso cae en la desesperación al sentir que está acabada y que no puede ser salvada. ¿No es esa la conducta más lamentable de una persona atolondrada? No puede reflexionar sobre sí misma de acuerdo con la palabra de Dios ni buscar la verdad para resolver el problema cuando afrontan dificultades. ¿Acaso eso no es ser profundamente atolondrado? ¿Sumirse en la desesperación puede resolver los problemas? ¿Luchar constantemente con una actitud negativa soluciona algo? Las personas deben comprender que, si cometen un error o tienen un problema, han de buscar la verdad para resolverlo. Primero deben reflexionar y comprender por qué actuaron mal, cuál era su intención y la idea inicial que las empujó a ello, por qué quisieron hacerlo, cuál era su objetivo, si alguien las animó, incitó o desorientó, o si lo hicieron de forma consciente. Es preciso reflexionar sobre estas cuestiones y comprenderlas con claridad, para así saber qué errores cometieron y quiénes son ellas mismas. Si no sois capaces de reconocer la esencia de vuestras acciones malvadas ni de aprender una lección a partir de estas, es imposible resolver el problema. Muchas personas hacen cosas malas y nunca reflexionan sobre sí mismas; entonces ¿cómo pueden arrepentirse de verdad? ¿Existe esperanza de salvación para ellas? La humanidad es la descendencia de Satanás y, más allá de si han ofendido el carácter de Dios o no, su esencia-naturaleza es la misma. Deben reflexionar sobre sí mismas y llegar a conocerse mejor, ver claramente en qué medida se han rebelado contra Dios y resistido a Él, y si todavía pueden aceptar y practicar la verdad. Si lo entienden con claridad, sabrán cuánto peligro corren. De hecho, debido a su esencia-naturaleza, todos los seres humanos corruptos están en peligro; necesitan esforzarse mucho para aceptar la verdad y no les resulta fácil. Algunas personas han hecho el mal y han puesto en evidencia su esencia-naturaleza; otras, si bien todavía no han hecho el mal, no necesariamente son mejores que las demás, sino que sencillamente no han tenido la oportunidad ni han encontrado la situación para hacerlo. Como has cometido estas transgresiones, debes tener claro en el corazón cuál es la actitud que deberías tener ahora, qué es lo que deberías justificar ante Dios y qué es lo que Él quiere ver. Debes aclarar esas cuestiones a través de la oración y la búsqueda; así sabrás cómo debe ser tu búsqueda en el futuro y ya no estarás influenciado ni constreñido por los errores cometidos en el pasado. Debes recorrer la senda que tienes por delante y cumplir con tu deber como es debido, y no volver a caer en la desesperación; debes abandonar completamente la negatividad y los malentendidos. En cierto sentido, es negativo y no muy aconsejable que cumplas ahora con tu deber para compensar tus transgresiones y errores del pasado, pero por lo menos esa es la mentalidad que deberías tener. Por otra parte, tienes que cooperar de forma proactiva y positiva, hacer cuanto puedas para llevar a cabo adecuadamente el deber que te corresponde y cumplir tus responsabilidades y obligaciones. Eso es lo que un ser creado debe hacer. Más allá de las nociones que tengas en relación con Dios, de que reveles corrupción o hayas ofendido Su carácter, todo ello ha de resolverse por medio de la introspección y la búsqueda de la verdad. Aprende de tus errores y abandona por completo la sombra de la negatividad. En cuanto comprendas la verdad y te liberes, cuando ya no te limite ninguna persona, acontecimiento o cosa, tendrás la confianza necesaria para recorrer la senda que tienes por delante. Después de que hayas realizado algunos avances y progresado en la vida, y ya no tengas ninguna noción relacionada con Dios, entrarás gradualmente en la senda correcta de la fe en Dios.

Habrá individuos que, en el pasado, quizá hayan cometido ciertas transgresiones, o se hayan descarriado, pero en realidad no son personas malvadas, ni excesivamente falsas, se trata solo de que eran demasiado arrogantes, tan arrogantes que se volvieron poco razonables, perdieron la compostura y no pudieron controlarse, por lo que hicieron cosas que Dios aborrece y desprecia, y que incluso a ellas mismas les repugnan. Pero, después de llegar hasta aquí, deben de haber logrado algún progreso. En lo que concierne a si podrán permanecer a la larga, Dios lo determinará basándose en su comportamiento actual, así como en la actitud que muestren ahora hacia Él y hacia el deber propio. Habrá quien diga: “He cometido transgresiones graves en el pasado, pero después he llegado a comprender la verdad. Me arrepiento sinceramente de mis transgresiones, pero no puedo borrarlas, aunque ahora ponga en práctica la verdad. Tengo siempre la sensación de estar sucio y mi corazón no tiene claro si Dios me quiere o no”. Este es un veredicto que emites tú sobre ti mismo, no Dios; no representa el veredicto de Dios, ni tu actitud representa la Suya. Debes comprender cuál es la actitud de Dios y cuál es Su balance final para cada ser humano corrupto y para quienes pueden salvarse. ¿Esto lo tenéis claro? En lo que Dios se fija es en la actitud de una persona, en su determinación y resolución a la hora de perseguir la verdad. No le importa quién fueras antes, ni qué transgresiones cometiste, ni cuánto te esforzaste, te sacrificaste o sufriste. Él no se fija en esas cosas. Es posible que haya alguien que afirme creer en Dios y que haya estado ocho veces en la cárcel, pero Él dirá: “No me fijo en esos detalles. Solo me fijo en cómo te comportas ahora, en si eres una persona que persigue la verdad, en si diste testimonio mientras estabas preso, en qué cosas ganaste, en si conoces a Dios y en si has entrado en las realidades-verdad”. Este es el resultado que Dios quiere. Algunos dicen: “He cometido transgresiones y me he descarriado, pero ahora lo admito y, gracias a una reflexión profunda, estoy dispuesto a arrepentirme y firmemente decidido a cumplir bien con mi deber, a no ser superficial y a dar lo mejor de mí para poder satisfacer a Dios, corresponder a Su amor y compensar mis errores pasados. Quiero perseguir y practicar la verdad al mismo tiempo que desempeño mi deber. No me limitaré a esforzarme y ser mano de obra, sino que además procuraré poner la verdad en práctica, vivir una semejanza humana y honrar a Dios cumpliendo bien con mi deber”. Con esta actitud, ¿Dios seguirá teniendo en cuenta tus transgresiones? No. Por lo tanto, debes convencerte de esto en tu corazón para que las transgresiones pasadas dejen de limitarte. Hay personas que se sienten constreñidas por ellas y piensan: “Es imposible que Dios perdone las cosas que ofenden Su carácter. Hace tiempo que me desdeñó en Su corazón y no me valdrá de nada perseguir la verdad”. ¿Qué clase de actitud es esa? Se llama desconfiar de Dios, significa malinterpretarlo. De hecho, antes siquiera de hacer algo que ofendiera el carácter de Dios, albergabas hacia Él una actitud irrespetuosa, irreverente y superficial; no tratabas a Dios como tal. La gente revela su carácter satánico debido a un momento de ignorancia o impulsividad y, si no hay nadie que les imponga disciplina o los detenga, cometen transgresiones, las cuales acarrean consecuencias. Después no saben que deben arrepentirse y, sin embargo, se sienten incómodos. Se preocupan por su desenlace y destino futuros y llevan esa carga en el corazón, siempre pensando: “Estoy acabado, soy una ruina de ser humano, así que abandonaré la esperanza. Si algún día Dios deja de quererme y me desdeña completamente, lo peor que puede pasarme es que me muera. Me pongo a merced de la instrumentación de Dios”. A primera vista, asegura estar a disposición de Dios y someterse a Sus designios y Su soberanía, pero ¿cómo es su estado real? Se trata de un estado reticente, intransigente e impenitente. ¿Qué significa ser impenitente? Significa que se ciñen a sus propias ideas, sin creer ni aceptar nada de lo que dice Dios, pensando en todo momento: “Las palabras de exhortación y consuelo de Dios no van dirigidas a mí, sino a los demás. Por mi parte, estoy acabado, soy un caso perdido, no valgo nada; hace tiempo que Dios me abandonó y da igual que confiese mis pecados, ore o llore de arrepentimiento, jamás me concederá otra oportunidad”. ¿Qué actitud es esa de medir y cuestionar a Dios en su fuero interno? ¿Se trata de una actitud de confesión y arrepentimiento? Es evidente que no. Esta clase de actitud representa un cierto tipo de carácter: intransigencia, una enorme intransigencia. Por fuera parecen unos santurrones, no escuchan a nadie, comprenden todas las doctrinas, pero no practican nada. De hecho, poseen un carácter intransigente. Desde la perspectiva de Dios, ¿la intransigencia es sumisión o rebeldía? Es claramente rebeldía. Sin embargo, tienen la sensación de que han obrado sumamente mal. “Antes quería muchísimo a Dios, pero Él no puede olvidar un error de nada que cometí y ya he perdido mi destino. Dios ha emitido un veredicto sobre gente como yo. Soy Pablo”. ¿Ha dicho Dios que seas Pablo? Él no ha dicho tal cosa. Has sido tú. ¿De dónde has sacado eso? Dices que Dios te fulminará, que te castigará, que te enviará al infierno. ¿Quién ha determinado este desenlace? Claramente fuiste tú, pues Dios jamás ha dicho que irás al infierno cuando Su obra esté completada ni que no podrás entrar en el reino de los cielos. Mientras Él no diga que te desdeña, tienes la oportunidad y el derecho de perseguir la verdad y deberías simplemente aceptar el juicio y el castigo de las palabras de Dios. Debes mostrar este tipo de actitud, pues representa aceptar la verdad y la salvación de Dios, es la actitud del arrepentimiento sincero. Te aferras en todo momento a tus nociones, figuraciones y malentendidos; estás repleto de estas ideas, invadido por ellas, y hasta has llegado a determinar que Dios no te salvará y, aunque cumplías con tu deber, en el proceso has abrazado una mentalidad superficial, una mentalidad de desesperanza, una mentalidad pasiva y negativa, una mentalidad de vivir día a día, una mentalidad de andar atolondrado. ¿Podrás alcanzar la verdad? Con esta mentalidad, no lograrás alcanzar la verdad y no te salvarás. ¿Acaso no despiertan lástima estas personas? (Sí). ¿Qué lo provoca? La ignorancia. Cuando les ocurre algo, no buscan la verdad, sino que se dedican siempre a investigar y especular, hasta indagan en las palabras de Dios para ver cuáles hablaban de su situación, cuál es la actitud de Dios, cómo emite Él veredictos y qué final les aguarda, todo ello para determinar el resultado de su situación. ¿Implica esto buscar la verdad? Desde luego que no. Se atormentan con las palabras de condenación y maldición de Dios, viven en la negatividad, lo que parece ser fragilidad, debilidad y negatividad, pero en realidad se trata de una especie de resistencia. ¿Qué carácter subyace bajo la resistencia? La intransigencia. A ojos de Dios, este tipo de intransigencia constituye una forma de rebeldía, que es lo que Él más detesta. Si Dios no quisiera salvarte, ¿te hablaría con tanta verdad, te proporcionaría tantas sendas de práctica o te exhortaría con palabras tan sinceras? Pero sigues diciendo que Dios no te salvará. ¿En qué te basas? Él siempre alberga en Su corazón la esperanza de que la gente se arrepienta, pero son personas que ni siquiera se dan una oportunidad a sí mismas. ¿En dónde radica el problema? En que la naturaleza humana es demasiado falsa. La gente no cree en Dios ni en Sus palabras, y esta es la actitud con la que lo tratan. Habrá quien diga: “Dios es fiel y Sus palabras encierran juicio, revelación, condenación, maldiciones, misericordia y perdón. Sé que todas estas palabras representan el carácter de Dios, pero ignoro cuáles aluden a mi situación. Siempre tengo la sensación de que Sus palabras de condenación y maldición van dirigidas a mí, mientras que las de bendición y aprobación son para quienes persiguen la verdad. Estoy acabado, en cualquier caso”. Muestran esta clase de actitud impertinente de principio a fin, lo cual les sirve de pretexto para decir que Dios no los salvará. Pensarán: “Dios, ya que no vas a salvarme, bien podría ser superficial en el cumplimiento de mi deber. Si no vas a darme ninguna recompensan, ¿de qué me vale esforzarme?”. Su mentalidad cambia y se vuelven poco razonables. No aceptan la verdad, sino que vienen con sus propias intenciones, su estado negativo y sus excusas, especulaciones y figuraciones humanas para oponerse y enfrentarse a Dios. Viven en la negatividad, no les interesa buscar la verdad ni compartirla y les da igual ponerla en práctica o ser una persona honesta. Adoptan una actitud evasiva hacia ella y no despiertan ni siquiera ahora, sino que siguen viviendo en un estado negativo. Dios dice que esta clase de personas son las que dan más lástima. De principio a fin, son siempre individuos que se enfrentan a Dios, que especulan y lo malinterpretan, que se martirizan hasta caer en la negatividad con sus nociones y figuraciones humanas. Se distancian de Dios, pero aún quieren beneficiarse de sus tratos con Él, sin cambiar en lo más mínimo. ¿No se perjudican a sí mismos? Igual que en la letra de esa canción, están “muriéndose de hambre en un gran banquete”. Es lo más lamentable de todo. Dios concede al hombre abundancia, pero el hombre aún sigue mendigando con un cuenco roto. ¿Acaso no es este un mendigo que merece sufrir?

Desde el principio, a menudo os he exhortado a que cada uno de vosotros persiga la verdad. Mientras haya oportunidad de hacerlo, no os rindáis; perseguir la verdad es la obligación, la responsabilidad y el deber de toda persona y la senda que toda persona debe seguir, así como la que deben recorrer todos los que se quieran salvar. Sin embargo, nadie presta atención a esto: nadie lo considera un asunto de importancia porque cree que es pura hipocresía y cada persona piensa lo que quiere. Desde el principio hasta hoy, aunque muchos tomen en sus manos libros de las palabras de Dios y los lean, escuchen sermones, aparentemente hayan aceptado el juicio y castigo de Dios, así como Su guía, mientras cumplen con el deber, en realidad no se ha entablado una relación entre el hombre y Dios y todas las personas viven conforme a sus figuraciones, nociones, malentendidos y especulaciones, de tal manera que viven cada día en la duda y la negatividad en su trato a las palabras, la obra y la guía de Dios. Si vives en esos estados, ¿cómo puedes deshacerte de la negatividad? ¿Cómo puedes deshacerte de la rebeldía? ¿Cómo puedes deshacerte de la mentalidad y la actitud de falsedad y perversidad, o de la especulación y el malentendido con que abordas la comisión y el deber que Dios te ha dado? Por supuesto, no te puedes deshacer de ellos. Por lo tanto, si deseas tomar una senda de búsqueda y práctica de la verdad y entrar en la realidad-verdad, debes presentarte de inmediato ante Dios, orarle y buscar Sus intenciones; descubrir Sus deseos es lo más importante. Resulta muy poco práctico vivir siempre guiado por nociones y figuraciones; deberías aprender a reflexionar sobre ti mismo en todos los aspectos y a reconocer qué actitudes corruptas te quedan por purificar, qué motivos te impiden poner en práctica la verdad, qué malinterpretaciones y nociones albergas acerca de Dios y cuáles de las obras que Él hace no concuerdan con tus conceptos, sino que te provocan dudas y malentendidos. Si reflexionas sobre ti mismo de esta manera, podrás descubrir qué problemas te quedan por resolver mediante la búsqueda de la verdad y, si practicas siguiendo este camino, crecerás rápidamente en la vida. Si, en vez de reflexionar sobre ti mismo, albergas continuamente en tu corazón nociones y malentendidos acerca de Dios, si insistes continuamente en tus propias ideas, si piensas continuamente que Dios te ha defraudado o que es injusto contigo, y si te aferras continuamente a tu propio razonamiento, entonces tus malentendidos acerca de Dios solo se harán cada vez más profundos, y tu relación con Él será cada vez más distante, mientras que la rebeldía y la oposición que tu corazón alberga hacia Él se extenderán cada vez más. Es peligroso que tu estado llegue a este punto de deterioro, pues ya afectará gravemente a la eficacia en la ejecución de tu deber. Solo podrás acometer tus deberes y responsabilidades con una actitud descuidada, superficial, irreverente, rebelde y reticente. ¿Y en qué resultado desemboca esto? Te llevará a cumplir con tu deber de forma superficial, a ser falso y reticente hacia Dios. No lograrás alcanzar la verdad ni entrar en las realidades-verdad. ¿Cuál es el origen de este resultado? Radica en que la gente aún alberga en su corazón nociones y malentendidos acerca de Dios, problemas prácticos que no se han resuelto, de modo que siempre existirá un abismo entre ellos y Él. Por lo tanto, si la gente quiere acudir a Dios, primero debe reflexionar sobre qué malentendidos, nociones, figuraciones, dudas y especulaciones alberga acerca de Él. Todas estas cuestiones han de examinarse. En verdad, albergar nociones o malentendidos acerca de Dios no constituye un asunto sencillo, puesto que se refiere a la actitud de las personas hacia Dios así como a su esencia-naturaleza. Si la gente no busca la verdad para enmendar estas nociones y malentendidos, estas cosas no se desvanecerán en el aire. Aunque no afecten a la ejecución de tu deber ni a la búsqueda de la verdad, cuando te ocurra algo, o en circunstancias especiales, seguirán apareciendo y perturbando tu mente y la ejecución de tu deber. Por lo tanto, si albergas nociones y malentendidos, debes acudir a Dios y reflexionar sobre ti mismo, buscar la verdad y entender claramente por qué surgen, cuál es su origen y su esencia. Solo entonces podrán desaparecer, tu relación con Dios volverá a la normalidad y tu vida prosperará poco a poco. El hecho de que la gente albergue demasiadas nociones y malentendidos acerca de Dios demuestra que la humanidad se resiste a Él, que es incompatible con Él. Solo enmendarlas de manera continuada permitirá que el abismo existente entre la gente y Dios se cierre gradualmente. Así, serán capaces de someterse a Dios y tener una mayor fe en Él; a mayor fe, menos adulterada se verá su práctica de la verdad y también se reducirán las impurezas y los obstáculos en su búsqueda de la verdad.

¿Qué personas están menos contaminadas a la hora de cumplir con su deber y maquinan menos en su propio beneficio? (La gente más sencilla, la que no malinterpreta a Dios). Ese es un tipo, pero también está la gente honesta, la de buen corazón, aquella que persigue más la verdad; estas personas están menos contaminadas a la hora de cumplir con su deber. Quienes albergan malentendidos o figuraciones acerca de Dios, o le plantean deseos o exigencias extravagantes, se encuentran sumamente contaminados a la hora de cumplir con su deber. Quieren prestigio, estatus y recompensas, y si se hallan lejos de conseguir un gran premio y aún no lo tienen a la vista, cavilan: “Como no voy a lograrlo de inmediato, tendré que esperar y aguantar. Pero debería obtener algún pequeño beneficio ahora, o al menos un cierto estatus. Lucharé primero por ser líder de la iglesia, por tener a decenas de personas a mi cargo. Tiene su encanto eso de estar siempre rodeado de gente”. Y así es como aparece esta impureza en su fe en Dios. Cuando no has cumplido ningún deber, o cuando no has hecho nada práctico para la casa de Dios, tendrás la sensación de no estar capacitado y no surgirán estas ideas en tu interior. Pero cuando tienes la capacidad de hacer algo y te sientes un poco superior a la mayoría de la gente, y te crees que puedes predicar ciertas doctrinas, entonces surgen estas cosas. Por ejemplo, a la hora de elegir a un líder, si solo hace uno o dos años que crees en Dios, te sentirás pequeño de estatura, incapaz de dar sermones y poco capacitado, por lo que te mantendrás al margen de la elección. Al cabo de tres o cinco años, serás capaz de predicar algunas doctrinas espirituales, de modo que, cuando llegue el momento de volver a elegir a un líder, intentarás proactivamente alcanzar ese puesto y orarás: “¡Oh, Dios! Soporto una carga, estoy dispuesto a ser líder de la iglesia y a ser considerado para con Tus intenciones. Pero, tanto si resulto elegido como si no, siempre estaré dispuesto a someterme a Tus designios”. Aseguras estar dispuesto a someterte, aunque en tu fuero interno piensas: “¡Pero sería genial que me concedieras la oportunidad de ser líder!”. ¿Dios satisfará esa exigencia tuya? Desde luego que no, porque no se trata de una petición legítima, sino de un deseo extravagante. Aunque afirmes que quieres convertirte en líder a fin de mostrar consideración hacia la carga de Dios, justificándolo con tales excusas y creyendo que está en consonancia con la verdad, ¿qué pensarás cuando Dios no satisfaga tu exigencia? ¿Cómo lo manifestarás? (Malinterpretaré a Dios y me preguntaré por qué no me complace cuando lo único que quiero es mostrar consideración hacia Su carga. Me volveré negativo y reticente, y protestaré). Te volverás negativo y pensarás: “La persona que han elegido cree en Dios desde hace menos tiempo que yo, tengo más educación que ella y mayor calibre. Además, yo sé dar sermones, así que ¿en qué es mejor que yo?”. Le darás vueltas y vueltas, pero no lograrás entenderlo, de modo que en tu interior surgirán nociones y tacharás a Dios de injusto. ¿Acaso no es este un carácter corrupto? ¿Serás aún capaz de someterte? No. Si no albergaras el deseo de ser líder, si supieras perseguir la verdad y te conocieras a ti mismo, dirías: “Me vale con ser un seguidor normal y corriente. No estoy en posesión de la realidad-verdad, soy de una humanidad promedio y carezco de elocuencia. Cuento con cierta experiencia, pero en realidad me cuesta hablar de ello. Me gustaría hacerlo más, pero no sé explicarme con claridad. Si hablara más, es probable que la gente se hartara de escucharme. El puesto me queda demasiado grande. No tengo madera de líder, así que me limitaré a seguir aprendiendo de los demás, a cumplir con mi deber en la medida de mis posibilidades y a perseguir la verdad con los pies en el suelo. Un día, cuando adquiera una cierta estatura y esté preparado para liderar, si mis hermanos y hermanas me eligen, no me negaré”. Esta es la mentalidad correcta. Si un día tus hermanos y hermanas te consideran apto para ser líder y resultas elegido, se deberá sin duda a que Dios lo ha permitido, de modo que ¿los liderarías o no? (Sí, lo haría, me sometería). ¿Cómo te someterías? Supongamos que piensas: “Me parece que puedo hacerlo. No hay nadie mejor que yo, así que no me cabe duda de que podré hacerlo. Es Dios quien ha inducido a mis hermanos y hermanas a elegirme. De entre estas personas, soy el que más tiempo lleva creyendo en Dios, tengo la edad idónea, cuento con cierta experiencia en la sociedad y tengo capacidad de trabajo, soy elocuente y educado, he cumplido con todo tipo de deberes y he adquirido experiencia. Soy adecuado en todos los aspectos. Si mis hermanos y hermanas estuvieran bajo mi liderazgo, no me cabe duda de que la vida de la iglesia prosperaría y seguiría mejorando”. En tu interior surge así la arrogancia. ¿Tiene esto alguna razón? ¿Qué harás después? Harás cosas feas y malvadas, y entonces deberás ser podado y afrontar el juicio y castigo. ¿Es importante la mentalidad de una persona? (Sí). Da igual lo que hagas, debes reflexionar y llegar a comprender tus motivos, tu punto de partida, tus intenciones, tus metas y todos tus pensamientos, conforme a la verdad, y determinar si son correctos o incorrectos. Todo ello ha de fundamentarse y basarse en las palabras de Dios, para que no tomes la senda equivocada. Independientemente de lo que quieras hacer, o lo que sea que busques, por lo que ores o ruegues ante Dios, debe ser legítimo y razonable, debe ser algo que se pueda poner sobre el tapete para que lo aprueben todos. No tiene sentido buscar y orar por cosas que no puedan sacarse a la luz. Por mucho que ores, no servirá de nada.

La gente siempre se contamina durante la ejecución de sus deberes; se contamina siempre de sus propias intenciones y preferencias. Entonces, ¿se deja contaminar adrede? No, se trata de un proceso involuntario. La cantidad de impurezas que adulteran a una persona depende de sus actitudes y su búsqueda. Una persona que persiga la verdad albergará menos intenciones, motivos egoístas, deseos y estados negativos cuando cumpla con su deber. Si no persigue la verdad, se contaminará con más impurezas y lo más probable es que se vuelva negativa cuando tenga que enfrentarse a algún fracaso o revés, a veces incluso una simple frase la hará tropezar. Siempre habláis de “sentirse atormentado por el orgullo, el estatus y el afecto”; todo os atormenta, todo el día. Es algo irracional. A menudo, la gente se ve dominada por su naturaleza satánica, viven bajo el control de su carácter satánico y albergan toda suerte de deseos extravagantes, pero no buscan la verdad para solucionarlo. Independientemente del tipo de corrupción que revelen, se sienten negativos y atormentados en todo momento. Si te encuentras en esta situación, tienes problemas; cada vez que se menciona el tormento, nunca es por nada bueno. ¿Por qué? En sí, la palabra “tormento” ni siquiera está justificada: la gente solo siente tormento en circunstancias especiales y no es algo que suelan manifestar quienes persiguen la verdad. Algo malo sucede cuando la sensación de tormento es continua; la gente así tiene un problema: se trata de un estado de negatividad y reticencia. Además, es incorrecto y poco apropiado emplear la palabra “tormento” de esta forma. ¿Por qué las personas que se sienten atormentadas en todo momento nunca obtienen resultados al final? Porque no buscan la verdad, sino que se muestran siempre negativas y reticentes, y se oponen a Dios. Como consecuencia, sufren mucho, pero no ganan nada en absoluto. Las personas que aman la verdad siempre se someterán a la soberanía y los designios de Dios, sin importar las dificultades o los problemas con que se encuentren. Aceptarán las instrumentaciones de Dios, acudirán a Él para buscar la verdad y caminarán por la senda de la búsqueda de la verdad. No sientas tormento sin una buena razón, pues no te conducirá a ninguna parte. Por ejemplo, el afecto te causa tormento, pero ¿eres capaz de desprenderte alguna vez de él? Te atormenta el estatus, pero ¿comprendes realmente lo que significa? Te atormenta tu futuro y tu destino, pero ¿eres capaz de liberarte de las limitaciones que te imponen? ¿Puedes desprenderte de tu deseo de ser bendecido? (No, no puedo). Así pues, ¿cómo se solucionan estos problemas? Todos se resuelven persiguiendo la verdad. La búsqueda de la verdad puede resolver las exigencias irracionales y los deseos extravagantes de la gente, así como sus malentendidos acerca de Dios y sus figuraciones, especulaciones, dudas y determinaciones acerca de Él. ¿Se seguirá sintiendo atormentada la gente tras resolverse todos estos estados? ¿Acaso estos no desaparecerán? En ese momento, ¿cómo serán tus pensamientos, tus puntos de vista, tu actitud y tu estado? Serás capaz de someterte y esperar, y no lucharás contra la soberanía y los designios de Dios, ni te rebelarás contra Él ni lo juzgarás. Además, cuando la mano de Dios caiga sobre ti, o cuando Él instrumente para ti un entorno, serás capaz de cooperar de manera activa y someterte a Él, en lugar de oponerte o evadirte, y menos aún intentar escapar. Estos estados positivos irán aumentando, lo que demuestra que persigues la verdad. Sin embargo, si lo negativo ocupa continuamente tu mente e influye en tus actos cotidianos, tus pensamientos e ideas, y afectan a tu estado, se demostrará que no persigues la verdad en absoluto y terminarás descartado.

Cuando mucha gente cumple con el deber, siempre está contaminada por sus intenciones, siempre intenta sobresalir, siempre le gusta que la alaben y alienten, y si hace algo bien, siempre quiere algún beneficio o recompensa; si no hay recompensa, es indiferente al cumplimiento del deber, y si no hay nadie que le preste atención ni la aliente, se vuelve negativa. Esta gente es tan inestable como los niños. ¿Qué ocurre? ¿Por qué las personas están siempre contaminadas de sus intenciones en su deber y nunca son capaces de dejarlas de lado? Principalmente, porque no aceptan la verdad; en consecuencia, sin importar cómo les compartas la verdad, son incapaces de dejar de lado estas cosas. Si estas cuestiones no se resuelven nunca, con el paso del tiempo se vuelven negativas fácilmente y cada vez más indiferentes hacia el cumplimiento del deber. Al descubrir las palabras de Dios sobre el hecho de recibir aprobación o bendiciones, tienen cierta motivación y se entusiasman un poco; no obstante, si nadie les habla sobre la verdad, si nadie las motiva ni elogia, se vuelven indiferentes. Si la gente las alaba, halaga y elogia con frecuencia, creen que son estupendas y, en el fondo, están seguras de que Dios las protege y bendice. En esas ocasiones, sus deseos de destacar de entre las masas se llevan a cabo y se cumplen, se mitiga temporalmente su intención de recibir bendiciones y se han aprovechado sus habilidades y talentos, lo que les da buena imagen. Están tan contentas que saltan por la calle con rostro radiante. ¿Esto es resultado de la búsqueda de la verdad? (No). Se trata simplemente de que sus deseos se han cumplido. ¿Qué carácter es este? Un carácter arrogante. Esta gente no tiene la menor conciencia de sí misma, sino unos deseos absurdos. Ante alguna adversidad o dificultad, si su orgullo y vanidad no se ven satisfechos o si sus intereses corren el más mínimo riesgo, se vuelve negativa y se derrumba. Antes, estas personas se erigían tan altas como gigantes, pero en pocos días han quedado reducidas a un montón de polvo; la diferencia es enorme. Si son personas que persiguen la verdad, ¿cómo han podido caer tan rápido? Está claro que los que se basan en el fervor, los deseos y la ambición para cumplir con sus deberes son muy débiles; frente a un contratiempo o fracaso, se derrumban. Al ver que sus figuraciones quedan en nada, que sus deseos no se cumplen y que no tienen esperanza de recibir bendiciones, caen inmediatamente. Lo que esto demuestra es que, sin importar cuánto entusiasmo tuvieran por el deber en su momento, no se debía a que comprendieran la verdad. Cumplían con el deber con el deseo de recibir bendiciones y por fervor. Sin importar lo fervorosos que sean los hombres ni cuántas palabras y doctrinas sepan predicar, si son incapaces de practicar la verdad, si no saben cumplir con el deber según los principios, si solo se atienen a su fervor, no perdurarán mucho y, ante la tribulación o el desastre, no podrán mantenerse firmes y caerán. Algunos individuos se derrumban al enfrentarse a un fracaso o revés; otros lo hacen ante la poda y otros cuando afrontan la disciplina. Quienes no están en posesión de la verdad siempre tropiezan con el primer obstáculo de esta manera. Así pues, ¿cuáles son las manifestaciones de una persona que persigue la verdad? (Da igual el tipo de refinamiento que afronte, aunque sufra mucho, no se volverá negativa. Buscará la verdad y se someterá a la soberanía y los designios de Dios). Una de las manifestaciones consiste en no caer en la negatividad, pero no habéis percibido la principal, que es que las personas que persiguen la verdad no se ven obstaculizadas ni afectadas en la ejecución de sus deberes, independientemente de las dificultades, el sufrimiento o la debilidad que padezcan. Quienes no persiguen la verdad, si están contentos, se muestran entusiasmados a la hora de cumplir con sus deberes; por mucho que sufran, no se sienten cansados y son capaces de dejar a un lado todos sus asuntos personales y no abandonar sus obligaciones. Sin embargo, es distinto cuando son infelices. Se cansan demasiado a las primeras de cambio y, si sufren un poco, se quejan y no dejan de pensar en volver a casa para vivir su vida y hacerse ricos, solo piensan en una salida para sí mismos. Pero los que persiguen la verdad piensan: “Por mucho que sufra, debo cumplir bien mi deber y corresponder al amor de Dios. Solo cumpliendo bien mi deber tendré conciencia y razón y seré digno de llamarme ser humano”. Además de concentrarse en una buena ejecución de sus deberes, son capaces de comer y beber las palabras de Dios y hablar sobre la verdad con sus hermanos y hermanas, sin importar los problemas que tengan que afrontar, y buscan la verdad para solventar las dificultades. Cavilan una y otra vez sobre estas cuestiones: “¿Cómo puedo resolver este estado? ¿Dónde radica el problema? ¿Por qué me siento negativo? ¿Por qué estoy siendo podado? ¿Cómo me equivoqué? ¿Dónde está el error? ¿Se trata de un problema de carácter, no domino este campo o albergo alguna intención propia?”. Obtienen resultados tras examinar estas cuestiones durante unos días y advierten que la obra de la iglesia ha sufrido porque albergaban intenciones propias, temían ofender a los demás y no tenían en cuenta los intereses de la casa de Dios. ¿Qué actitud tendrías que adoptar una vez que has llegado a una conclusión de este tipo? ¿Cómo se resuelve el problema? Debes aceptar el juicio, el castigo y la poda de las palabras de Dios, reflexionar sobre ti mismo en el marco de Sus palabras, cotejar tu estado con ellas y lograr comprender tus propias actitudes corruptas. De esta forma sabrás si eres o no alguien que ama la verdad y se somete a Dios. ¿Basta con llegar a esta conclusión? Aún tendrás que confesarte y arrepentirte ante Dios, diciendo: “Lo que hice no estaba en consonancia con la verdad, mis actos venían dictados por mi carácter satánico. Estoy dispuesto a arrepentirme y no volveré a rebelarme contra Dios. Ocurra lo que ocurra, buscaré la verdad en todo momento y actuaré conforme a los requisitos de Dios. Si no puedo, que Dios me discipline y me castigue”. Este es un corazón sinceramente arrepentido. Si eres capaz de orar y adoptar un firme propósito de esta manera, y si puedes practicar así, tienes una mentalidad sumisa. Cuando experimentes esto, llegarás gradualmente a someterte a la obra de Dios, alcanzarás una auténtica comprensión de Él, verás que Su carácter es verdaderamente justo y santo y desarrollarás un corazón temeroso de Dios. Serás responsable y leal en la ejecución de tu deber y, de esta forma, adquirirás cierta experiencia práctica y habrás entrado en las realidades-verdad.

Algunos individuos actúan según su propia voluntad. Vulneran los principios y, tras ser podados, admiten únicamente de palabra que son arrogantes y que cometieron un error solo porque no tienen la verdad. Sin embargo, para sus adentros, se quejan: “Nadie más que yo se juega el cuello y, al final, cuando algo va mal, me cargan a mí toda la responsabilidad. ¿No es una estupidez por mi parte? La próxima vez no puedo hacer lo mismo, jugarme el cuello de ese modo. ¡Las primeras espigas que se cortan son las que sobresalen!”. ¿Qué te parece esta actitud? ¿Es una actitud de arrepentimiento? (No). ¿De qué actitud se trata? ¿Acaso no se han vuelto evasivos y falsos? Piensan para sus adentros: “Tengo suerte de que esta vez no se convirtiera en un desastre; por así decir, de los errores se aprende. He de tener más cuidado a partir de ahora”. No buscan la verdad, y tratan la cuestión y se encargan de ella con tretas mezquinas y maquinaciones astutas. ¿Pueden recibir la verdad de esta manera? No pueden, porque no se han arrepentido. Lo primero que hay que hacer al arrepentirse es reconocer qué has hecho mal y ver en qué has errado, cuál es la esencia del problema y el carácter corrupto que has revelado; debes reflexionar sobre estas cosas, aceptar la verdad y luego practicar de acuerdo con ella. Solo esta es una actitud de arrepentimiento. Si, por el contrario, consideras exhaustivamente maneras astutas, te vuelves más escurridizo que antes, tus técnicas son más ingeniosas y ocultas y tienes más métodos para abordar las cosas, el problema no se resume solo en que seas falso. Estás empleando medios solapados, tienes secretos que no puedes sacar a la luz. Eso es perverso. No solo no te has arrepentido, sino que te has vuelto más escurridizo y falso. Dios te considera excesivamente intransigente y perverso, ve que admites superficialmente que estabas equivocado y aceptas la poda, pero en realidad no tienes la más mínima actitud de arrepentimiento. ¿Por qué digo esto? Porque mientras ocurría este acontecimiento, o después de que hubiera sucedido, no buscaste para nada la verdad, no reflexionaste y procuraste conocerte y no practicaste de acuerdo con la verdad. Tu actitud consiste en emplear las filosofías, la lógica y los métodos de Satanás para resolver el problema. En realidad lo estás soslayando, le estás poniendo un pulcro envoltorio para que otros no vean ni rastro de él, no dejas que nada se escape. Al final, te crees muy listo. Dios ve estas cosas, y no es que realmente hayas reflexionado, hayas confesado y te hayas arrepentido de tu pecado a la luz de lo que te ha sucedido, ni que después hayas buscado la verdad y hayas practicado de acuerdo con ella. Tu actitud no es de búsqueda o práctica de la verdad ni de sumisión a la soberanía y las disposiciones de Dios, sino una actitud que emplea técnicas y métodos de Satanás para resolver tu problema. Das una falsa impresión a los demás, te resistes a que Dios te revele y te pones a la defensiva, y eres desafiante con respecto a las circunstancias que Dios ha instrumentado para ti. Tienes el corazón más cerrado que antes y separado de Dios. De tal manera, ¿puede surgir algo bueno de ello? ¿Puedes seguir viviendo en la luz, en paz y gozo? No puedes. Si rechazas la verdad y a Dios, caerás sin duda en la oscuridad, y llorarás y rechinarás los dientes. ¿Es frecuente ese estado en la gente? (Sí). Algunas personas suelen advertirse a sí mismas, diciendo: “Me han podado esta vez. La próxima he de ser más calculador y tener más cuidado. Tengo que ser precavido en todos los asuntos para no acabar perjudicado; los que no son calculadores, son tontos”. Si siempre te guías y te adviertes así, ¿llegarás alguna vez a ser capaz de lograr buenos resultados? ¿Podrás recibir la verdad? Si te ocurre un problema, debes buscar y comprender un aspecto de la verdad y asimilarlo. ¿Qué se consigue al comprender la verdad? Cuando comprendes un aspecto de la verdad, comprendes un aspecto de las intenciones de Dios; comprendes por qué Él te hizo esto, por qué te exigió algo semejante, por qué instrumentó unas circunstancias que te castigaron y disciplinaron, por qué utilizó este asunto para podarte y por qué has caído, fracasado y quedado en evidencia en esta cuestión. Si entiendes estas cosas, serás capaz de perseguir la verdad y alcanzarás la entrada en la vida. Si no las entiendes ni aceptas estos hechos, sino que te empeñas en oponerte y resistirte, en emplear tus propias técnicas para simular, y en presentarte ante todos los demás y ante Dios con una falsa apariencia, nunca podrás recibir la verdad. Si tienes una actitud honesta, de aceptación y sumisión a la verdad, y ocurra lo que ocurra, por mucho dolor que haya en tu corazón o por mucha humillación que sientas, eres siempre capaz de aceptar y someterte a la verdad, y orar a Dios diciendo: “Todo lo que hace Dios está bien y debo aceptarlo”, entonces tienes una actitud sumisa. Sin embargo, durante el proceso de aceptación, has de reflexionar en todo momento sobre ti mismo, sobre dónde radican los errores en tus actos y en tu comportamiento y qué aspectos de la verdad has vulnerado. Además, debes diseccionar tus propias intenciones para observar con claridad tu estado y estatura reales. Si luego buscas la verdad, aprenderás a practicarla de acuerdo con los principios. A través de la práctica y la experimentación, siguiendo este camino, progresarás sin darte cuenta. La verdad arraigará en tu interior; florecerá, dará frutos y se convertirá en tu vida. Todos los problemas surgidos de las revelaciones de tu corrupción se resolverán paulatinamente. Cuando ocurra algo, tu actitud, tus puntos de vista y tus estados tenderán cada vez más hacia lo positivo. ¿Aún seguirás entonces distanciado de Dios? Puede que sí, pero cada vez menos, y las dudas, las especulaciones, los malentendidos, las quejas, la rebeldía y la reticencia que albergas hacia Él también se reducirán. Al disminuir, cuando ocurra algo, te resultará más fácil guardar silencio ante Dios y orarle, buscar la verdad y buscar una senda de práctica. Si no logras percibir el fondo de las cosas que te ocurren, si estás por el contrario completamente confundido y sigues sin buscar la verdad, entonces habrá problemas. Seguramente recurrirás a soluciones humanas para manejar la situación y saldrán a la luz tus filosofías para los asuntos mundanos, tus métodos poco fiables y tus tácticas ingeniosas. Así es como el corazón humano reacciona inicialmente a las cosas. Hay individuos que, cuando les ocurre algo, nunca se esfuerzan de corazón en alcanzar la verdad y, en su lugar, solo piensan en lidiar con la situación usando medios humanos. Como resultado, dan tumbos durante largo tiempo, se atormentan hasta que sus rostros palidecen de cansancio, pero ni aun así ponen en práctica la verdad. Por eso dan tanta lástima quienes no la persiguen. Aunque quizá ahora cumplas de buen grado con tu deber, y aunque quizá renuncies a cosas y te esfuerces de buena gana, si todavía albergas malentendidos, especulaciones, dudas o quejas con respecto a Dios, o incluso rebeldía y reticencia hacia Él, o si empleas métodos y técnicas diversos para oponerte a Él y rechazar Su soberanía sobre ti, si no resuelves estas cuestiones, será casi imposible que la verdad se convierta en dueña de tu persona y llevarás una vida agotadora. A menudo, la gente brega y se atormenta en estos estados negativos, como si estuviera hundida en un cenagal, y está siempre preocupada por los conceptos del bien y el mal. ¿Cómo pueden descubrir y comprender la verdad? Para buscar la verdad, primero hay que someterse. Después, tras un período de experiencia, lograrán adquirir cierto esclarecimiento, momento en el cual resultará fácil comprender la verdad. Si uno está siempre tratando de averiguar qué está bien y qué está mal y se queda atrapado en el dilema de qué es verdadero y qué es falso, no tendrá forma de descubrir la verdad ni de comprenderla. ¿Y qué ocurre si uno nunca llega a comprenderla? No comprender la verdad provoca la aparición de nociones y malentendidos acerca de Dios; en tal caso, lo más es probable es que se queje de Él. Las protestas, cuando estallan, se convierten en oposición a Dios, lo cual equivale a resistirse a Él y constituye una transgresión grave. Si uno ha cometido muchas transgresiones, ha cometido múltiples males y debe ser castigado. Este es el tipo de consecuencias que conlleva el hecho de no llegar a comprender jamás la verdad. Por lo tanto, la búsqueda de la verdad no está encaminada simplemente a que cumplas bien con tu deber, que seas obediente, que te comportes según las normas, que parezcas devoto o muestres el decoro de un santo. No se trata solo de conseguir esto; más que nada, está encaminada a corregir los distintos puntos de vista erróneos que albergues hacia Dios. El propósito de comprender la verdad consiste en enmendar el carácter corrupto de los individuos; una vez solucionado, la gente ya no tendrá malentendidos acerca de Dios. Las dos cosas se hallan vinculadas. Al mismo tiempo que las personas resuelven su carácter corrupto, la relación entre ellas y Dios mejorará gradualmente y se hará cada vez más normal. Por lo tanto, una vez enmendado el carácter corrupto, los recelos, las sospechas, las tentaciones, los malentendidos, las preguntas y las quejas de la gente con respecto a Dios, e incluso su oposición a Él, se solventarán poco a poco. ¿Qué manifestación inmediata se produce cuando se enmienda el carácter corrupto de una persona? Su actitud hacia Dios cambia. Es capaz de enfrentarse a cualquier cosa con un corazón sumiso a Dios, lo que mejorará su relación con Él. Si comprende la verdad, sabrá ponerla en práctica. Posee un corazón sumiso a Dios, por lo que no cumplirá con su deber de manera superficial, y mucho menos lo engañará. De esta forma, albergará cada vez menos nociones y malentendidos acerca de Dios, su relación con Él se irá normalizando y será capaz de someterse por completo a Él a la hora de cumplir con su deber. Si no resuelve el problema de su carácter corrupto, jamás podrá alcanzar una relación normal con Dios y jamás tendrá un corazón sumiso. Al igual que los no creyentes, será demasiado rebelde, siempre negando y resistiéndose a Dios en su corazón, y le resultará imposible cumplir bien con su deber. ¡Por eso perseguir y practicar la verdad es tan crucial! Y si quieres resolver tus quejas, nociones y malentendidos acerca de Dios, pero no persigues la verdad, ¿lo puedes conseguir? Desde luego que no. Hay gente que dice: “Soy una persona sencilla, no albergo nada parecido a quejas, nociones y malentendidos. No pienso en esas cosas”. ¿Puedes garantizar que no tienes ninguna noción si no piensas en ello? ¿Puedes evitar revelar tus actitudes corruptas no pensando en ello? Da lo mismo el tipo de corrupción que manifieste alguien, esta siempre viene determinada por su naturaleza. Todas las personas se guían por su naturaleza satánica; el carácter satánico se encuentra profundamente arraigado en ellas y se ha convertido en su esencia-naturaleza. Las personas carecen de medios para erradicar su carácter satánico; solo valiéndose de la verdad y las palabras de Dios lograrán resolver de forma gradual todos los problemas derivados de sus actitudes corruptas.

¿Dónde se manifiesta la mejoría en la relación de una persona con Dios, o la falta de ella? Se manifiesta en la actitud y la visión que tengas frente a personas, acontecimientos y cosas. Si tu actitud y tus puntos de vista provienen de filosofías satánicas para los asuntos mundanos, o del conocimiento y de teorías, y lo conviertes en tu lema y filosofía de vida, ¿eres alguien que persigue la verdad? ¿La has ganado? (No). No puede afirmarse categóricamente que no persigas la verdad; quizá hayas emprendido el camino de hacerlo, pero indica como mínimo que no has entrado en las realidades-verdad. Si, al verte frente a algo que no concuerda con tus nociones, enseguida te enfadas, aporreas la mesa y gritas a la gente, te niegas a aceptarlo y no te sometes, ¿qué problema se está dando aquí? ¿Se trata de una persona que vive ante Dios? ¿Por qué eres incapaz de buscar la verdad? ¡Esto indica que la verdad aún no manda sobre tu corazón! El hecho de que ni siquiera logres mantener la calma ante semejante trivialidad, y que tal nimiedad desenmascare tu feo estado, demuestra que no se te da bien solucionar problemas usando la verdad y que, cuando pierdes los estribos, abandonas su búsqueda. En ese caso, ¿cómo puedes conseguir la entrada en la vida? Algunas personas creen en Dios a lo largo de muchos años, pero da igual lo que pase, se comportan como no creyentes, viven conforme a filosofías satánicas y nunca buscan la verdad ni cambian la manera en la que interactúan con los demás y manejan las cosas. Aunque no hayan perpetrado ningún acto malvado evidente ni cometido errores atroces, y aunque aparenten ser buenas personas, llevan muchos años creyendo en Dios, pero no tienen entrada en la vida y nunca han puesto en práctica la verdad. ¿Las personas así pueden alcanzar la salvación de Dios? Me temo que les será difícil. Algunos individuos creen en Dios durante muchos años y, pase lo que pase, siempre dicen: “En mi opinión, bla, bla, bla…”, “Tengo prevista tal o cual cosa…” y “Creo esto y lo otro…”; o bien: “Ya lo dice el refrán…” y “Es como dijo aquel famoso…”. La gente que siempre habla así tiene un problema, pues demuestran ser personas de Satanás, personas que no poseen ni una pizca de verdad en el corazón. Si, cuando ocurre algo, solo dices cosas como “Recuerdo que las palabras de Dios nos enseñan…”, “Dios una vez dijo…” o “En uno de los sermones de la casa de Dios, se predicaba que…”, “Hay un verso en un himno de las palabras de Dios que dice…”, si piensas en todo momento en los problemas y hablas así, eso demuestra que amas la verdad y que posees parte de la realidad-verdad. Cuando le ocurra algo a una persona que cree en Dios, sea lo que sea, primero debe entender qué expresan las palabras de Dios, confrontarlo todo con ellas y usarlas como fundamento, base y punto de partida. ¿No se trata acaso de la actitud que se debería tener cuando se persigue y se practica la verdad? Es lo mínimo indispensable. Hoy en día, aunque la gente escuche sermones y lea a diario las palabras de Dios, cuando sucede algo siguen diciendo: “Mi madre contaba…”, “Hay un refrán…”, “Tal o cual famoso decía…”, “Según un proverbio…” y “Como reza el dicho…”. ¿Dónde han ido las palabras de Dios que comieron y bebieron? Por las reacciones y la actitud de estas personas, se nota que aún no han ganado la verdad ni entrado en las realidades-verdad, y que no poseen un corazón temeroso de Dios y hablan siempre con el tono de los no creyentes. Tales personas tienen un semblante adormecido y embotado. ¿Qué lo causa? (Lo causa el hecho de que no persiguen la verdad). Puede que la gente parezca adormecida y embotada por fuera, pero ¿cómo son por dentro? Están marchitas en su interior; en otras palabras, no han sido regadas ni nutridas por la verdad. Siguen hambrientas y aún no han ganado la verdad. Por lo tanto, llevan vidas cansadas y adormecidas, son lentas de reacción y, cuando les ocurre algo, se sienten particularmente indefensas y exclaman de vez en cuando: “¡Dios, no sé qué hacer!”, “¡Estoy confundido!” o “¡No tengo una senda!”. Siempre están con estas expresiones en la boca. ¿Son buenas palabras? (No, no lo son). Entonces, ¿por qué algunas personas siempre las aprenden? Incluso han llegado a ponerse de moda. ¿Por qué me suenan tan poco elegantes? No son buenas palabras y no hay necesidad de aprenderlas. No prestes atención a las cosas populares, presta atención a la verdad y a resolver tus problemas prácticos. Debes reflexionar sobre si tu punto de vista, tu actitud, tus intenciones y tu punto de partida revelan un carácter corrupto cuando te sucede algo. Debes reflexionar al respecto. Pase lo que pase, ¿confías en filosofías satánicas y aplicas métodos humanos para resolverlo, o buscas la verdad y lo solucionas de acuerdo con las palabras de Dios, o adoptas un enfoque intermedio conformista? Tu elección es lo que mejor revela si amas y persigues la verdad. Si siempre te decantas por resolver los problemas confiando en filosofías satánicas y métodos humanos, la consecuencia será que no podrás ganar la verdad, ni el esclarecimiento, la iluminación y la guía del Espíritu Santo. Por encima de todo, surgirán en ti nociones y malentendidos acerca de Dios y Él terminará desdeñándote y descartándote. Sin embargo, si puedes buscar la verdad en todas las cosas y solucionar los problemas conforme a las palabras de Dios, serás capaz de alcanzar el esclarecimiento, la iluminación y la guía del Espíritu Santo. Tu comprensión de la verdad se hará progresivamente más clara y llegarás a conocer a Dios cada vez más. De esta manera, podrás someterte a Dios y amarlo de verdad. Después de practicar y experimentar de esta forma durante un cierto período, tus actitudes corruptas se limpiarán cada vez más y dispondrás de menos ocasiones de rebelarte contra Dios, hasta que, al final, alcanzarás una completa compatibilidad con Él. Si siempre optas por permanecer en una posición intermedia conformista, en realidad sigues confiando en filosofías satánicas para manejar los problemas. Viviendo así nunca obtendrás la aprobación de Dios, solo conseguirás que te revele y te descarte. Si has elegido la manera errónea de creer en Dios, el camino religioso, tienes que revertir tu rumbo enseguida, alejarte del precipicio y tomar el camino correcto. Entonces puede que aún haya esperanza de alcanzar la salvación. Si quieres encontrar el camino correcto para creer en Dios, debes buscarlo y tantearlo por ti mismo. Quien posea un entendimiento espiritual hallará la senda correcta tras un período de experiencia.

Bien, ¿sobre qué acabamos de hablar? (Hemos hablado sobre las cosas que se resuelven principalmente con la búsqueda de la verdad; es decir, las distintas visiones erróneas que tiene la gente acerca de Dios y el carácter corrupto de las personas. También hemos hablado de cuáles son las ideas, actitudes e intenciones que tienen cuando les pasa algo, y sobre si abordan las situaciones usando filosofías satánicas y nociones y figuraciones humanas, o si las resuelven con la búsqueda de la verdad). Resulta fácil recordar esto, pero la clave radica en ser capaces de compararse con las palabras de Dios cuando algo suceda y de encontrar los principios de práctica. Si sabes aplicar los principios, podrás poner en práctica la verdad, y si sabes poner en práctica la verdad, poseerás las realidades-verdad. Entender la verdad no implica haberla ganado. Solo cuando la pongas en práctica serás realmente capaz de entenderla. Ganar la verdad consiste en ponerla en práctica con frecuencia y hacerlo en completa consonancia con los principios. Hablar simplemente de palabras y doctrinas no puede considerarse un buen calibre. Solo tendrás capacidad de comprensión si puedes buscar la verdad para resolver problemas cuando te ocurra algo. El aspecto más crucial radica en ser capaz de resolver problemas prácticos. Por ejemplo, si tienes buena relación con un hermano o hermana y te pide que le señales lo que le pasa, ¿cómo debes hacerlo? Esto tiene que ver con cómo te plantees el asunto. ¿Se basa tu enfoque en los principios-verdad o utilizas filosofías para los asuntos mundanos? Si ves claro que tiene un problema, pero no se lo comentas directamente para evitar dañar la relación, e incluso te excusas diciendo: “Ahora mi estatura es escasa y no tengo un entendimiento profundo de tus problemas. Cuando lo tenga, te lo diré”, ¿cuál es el problema? Esto está relacionado con una filosofía para los asuntos mundanos. ¿Acaso no es esto tratar de engañar a los demás? Debes hablar de cuanto puedas ver claramente; y si algo no te resulta evidente, menciónalo. En eso consiste decir lo que hay en tu corazón. Si tienes ciertos pensamientos y algunas cosas te resultan evidentes, pero te da miedo ofender a la persona, te aterra herir sus sentimientos, y por eso eliges no decir nada, eso es entonces vivir según una filosofía para los asuntos mundanos. Si descubres que alguien tiene un problema o se ha desviado, aunque no puedas ayudarle con amor, al menos debes señalarle el problema para que pueda reflexionar al respecto. Si lo ignoras, ¿acaso no le estás haciendo daño? Si lo ayudas una vez y descubres que no acepta la verdad, que está siendo irracional, que tiene un carácter despiadado y que, básicamente, no ama la verdad, entonces lo aconsejable sería no señalarle los problemas. Pero si tampoco se los señalas a alguien capaz de aceptar la verdad, es que careces de amor. Si interactúas de este modo con tus hermanos y hermanas, es que solo te andas con juegos, engañas a la gente con palabras ingeniosas y quieres siempre reírte de los demás. Quienes actúan así no son buenas personas y esto conlleva un cierto carácter. Tales personas guían su vida exclusivamente por filosofías satánicas, no hablan ni actúan desde la razón de la humanidad normal ni se comportan de acuerdo con los principios-verdad. Entonces, según principios-verdad, ¿cómo debes plantearte este asunto? ¿Qué actuación concuerda con la verdad? ¿Cuántos principios son de aplicación? En primer lugar, como mínimo, no hagas tropezar a los demás. Antes debes considerar sus debilidades y qué manera de hablar con ellos no les hará tropezar. Esto es lo mínimo que debe tenerse en cuenta. Luego, si sabes que se trata de alguien que realmente cree en Dios y puede aceptar la verdad, cuando adviertas que tiene un problema, debes tomar la iniciativa de ayudarlo. Si no haces nada y te ríes de él, eso supone lastimarlo y perjudicarlo. Quien hace algo así no tiene conciencia ni razón, y no tiene amor al prójimo. Quienes tengan un poco de conciencia y razón no pueden reírse de sus hermanos y hermanas. Deben pensar en diferentes maneras de ayudarlos a resolver su problema. Deben hacer entender a la persona lo ocurrido y cuál fue su error. Que se arrepienta o no es cosa suya; nosotros habremos cumplido con nuestra responsabilidad. Aunque no se arrepienta ahora, tarde o temprano llegará el día en que entre en razón y no se quejará de ti ni te acusará. Como mínimo, el trato que dispenses a tus hermanos y hermanas no puede estar por debajo de los criterios de la conciencia y la razón. No te endeudes con los demás; ayúdalos en la medida de tus posibilidades. Esto es lo que debe hacer la gente. Los que son capaces de tratar a sus hermanos y hermanas con amor y según los principios-verdad son la mejor clase de personas. También son las más bondadosas. Por supuesto, los auténticos hermanos y hermanas son aquellas personas capaces de aceptar y practicar la verdad. Si una persona solo cree en Dios para comer hasta saciarse o para recibir bendiciones, pero no acepta la verdad, no es hermano ni hermana. Debes tratar a los auténticos hermanos y hermanas según los principios-verdad. Sin importar cómo crean en Dios ni por qué senda vayan, debes ayudarlos con espíritu de amor. ¿Cuál es el resultado mínimo que uno debe lograr? En primer lugar, no hacerles tropezar y no dejar que se vuelvan negativos; en segundo lugar, ayudarlos y regresarlos de la senda equivocada; y en tercer lugar, hacer que comprendan la verdad y elijan la senda correcta. Estos tres tipos de resultados solamente pueden lograrse ayudándolos con espíritu de amor. Si no tienes amor verdadero, no puedes lograr estos tres tipos de resultados y, en el mejor de los casos, únicamente podrías lograr uno o dos. Estos tres tipos de resultados son también los tres principios de ayuda al prójimo. Tú conoces estos tres principios y los dominas, pero, de hecho, ¿cómo se ponen en práctica? ¿Entiendes realmente la dificultad del otro? ¿No es este un problema añadido? Asimismo, debes pensar: “¿Dónde se origina su dificultad? ¿Le puedo ayudar? Si mi estatura es demasiado escasa y no sé resolver su problema y hablo con imprudencia, a lo mejor le señalo la senda equivocada. Además, ¿cómo es la capacidad de comprensión de esta persona y qué aptitud tiene? ¿Es terca? ¿Tiene entendimiento espiritual? ¿Puede aceptar la verdad? ¿La persigue? Si ve que tengo más capacidad que ella y le hablo, ¿surgirá en ella la envidia o la negatividad?”. Hay que tener en cuenta todas estas cuestiones. Tras haberlas tenido en cuenta y haberte aclarado con ellas, ve a hablar con esa persona, lee varios pasajes de las palabras de Dios que sean de aplicación a su problema y haz que comprenda la verdad en las palabras de Dios y encuentre la senda de práctica. Entonces se resolverá el problema y la persona saldrá de su dificultad. ¿Es sencillo? No lo es. Si no comprendes la verdad, por mucho que digas, no servirá de nada. Si la comprendes, puedes esclarecerla y beneficiarla con tan solo unas pocas frases. La clave para ayudar a las personas con amor consiste en compartirles algunos pasajes de las palabras de Dios acerca del problema, que es el método más eficaz. Si tratas de usar solo palabras humanas en lugar de compartir las de Dios, nunca resolverás ningún problema práctico, por muchas palabras que pronuncies. Hay personas solo saben exhortar a otras y, sean cuales sean los problemas que afronten, dicen: “Lee más las palabras de Dios y busca la verdad en ellas, así te será fácil resolver el problema” o “Deberías amar a Dios, con eso basta. Nunca te volverás negativo, pues amando a Dios se solucionarán todos tus problemas”. No es tan simple, ni mucho menos. ¿Amar a Dios es algo que puedas empezar a practicar en cuanto lo expresas? ¿Cómo puede una persona amar a Dios si no entiende la verdad? ¿Cómo puede amarlo si no conoce Su obra? La gente que lo ama de verdad nunca se volverá negativa ni tendrá dificultad alguna. Amar a Dios no es una cuestión sencilla, ¿y se logra únicamente predicando unas cuantas doctrinas o pregonando consignas? Someterse a Dios resulta más complicado aún, no es que unas pocas exhortaciones puedan propiciar que alguien se someta a Él. Aunque compartir las palabras de Dios pueda aportar algún pequeño beneficio en el momento, no es como si pudieras resolver el problema de su rebeldía y llevarlos a someterse a Dios solo con compartir la verdad una vez, y tampoco es como si la gente fuera a ser capaz de someterse a Él en cuanto se le habla con claridad de la verdad. Las personas deben experimentar el juicio, el castigo y la poda a fin de obtener resultados. La gente que siempre habla de palabras y doctrinas para exhortar a los demás son las más insustanciales. No poseen las realidades-verdad, confían siempre en ayudar a la gente con palabras y doctrinas, y no obtienen resultados. Esto se llama ser superficial y no es un modo sincero de tratar a las personas; es demasiado falso, carente de bondad. En resumen, esta clase de personas son unas hipócritas. Si no tienes un corazón compasivo ni albergas amor hacia el prójimo, ¿cómo vas a ayudar a la gente? No es fácil solucionar efectivamente un problema. Debes entender la verdad, captar la esencia del problema y luego compartirlo con otros claramente conforme a los principios-verdad, y ser capaz de enseñar la senda de la práctica de una forma que los demás comprendan. De este modo, la gente no solo entenderá la verdad, sino que, además, dispondrá de una senda para ponerla en práctica, y solo entonces el problema podrá considerarse resuelto. Debes pasar por esto; la comprensión llegará a través de tu experiencia práctica personal. Cuanto más hables de la verdad, más transparente se volverá esta, más seguro se sentirá tu corazón y más transitable se hará la senda. Cuando entiendas realmente la verdad, sabrás ponerla en práctica. Los creyentes en Dios deben experimentar de este modo, deben resolver sus problemas de uno en uno, lo que les obligará en cada caso a corregir un tipo de carácter corrupto. Cuando hayan solucionado un buen número de problemas, sus actitudes corruptas quedarán también más o menos enmendadas. De esta manera, cuantos más problemas se solucionen, más se reducirán las actitudes corruptas y más realidades de sumisión a Dios se poseerán. Así, las personas entrarán en las realidades-verdad sin siquiera saberlo. Cuantos más problemas solucione la gente, y cuanto mayor sea su comprensión de la verdad, más sendas de práctica tendrán; cuantos más problemas solucionen, y más actitudes corruptas purifiquen, mayor será el número de realidades-verdad en las que entren. En esto consiste el proceso de creer en Dios, en descubrir constantemente problemas y resolverlos; una vez que solucionas uno, descubres otro y lo resuelves, y al final, después de repetir esto muchas veces, llegarás a entender la verdad y, si reaparece un problema, serás capaz de solucionarlo rápido tú mismo. Así es como, poco a poco, se crece en estatura. Al tener cada vez menos problemas y dificultades, sin duda revelarás menos corrupción, te someterás aún más a Dios y contarás con más testimonios vivenciales. De esta forma, sin darte cuenta siquiera, tu carácter-vida cambiará y a la larga alcanzarás la compatibilidad con Dios. No tendrás ninguna rebeldía y serás capaz de poner en práctica la verdad y someterte a Dios en cualquier asunto. Esto implica que habrás crecido en estatura y alcanzado por completo la salvación.

En realidad, es sencillo poner en práctica la verdad, pero si no posees suficiente capacidad de comprensión, o lo haces desganado, y siempre eres descuidado y superficial, no alcanzarás la verdad nunca. Así pues, ¿cómo puede alguien ganar la verdad? ¿Usando ardides discutibles o por la fuerza? No. Se obtiene gradualmente, poco a poco, por acumulación, con la búsqueda y las experiencias de primera mano, tanteando a medida que discurres por tu vida real. Esta también es la forma en que el Espíritu Santo te guía, a veces ofreciéndote solo unas palabras, que en el momento no entiendes, pero que llegas a comprender al cabo de varios días buscando la verdad, y entonces se te ilumina el corazón y hallas una senda. Tú ganas, pero otros no, y creces en este aspecto de la verdad. Significa que uno es favorecido. Algunos de los detalles de la verdad deben sentirse y experimentarse y, a medida que tu experiencia se hace más profunda y detallada, percibirás tu senda con mayor precisión. Sin siquiera saberlo, seguirás esta senda en la búsqueda y práctica de la verdad. Se te esclarecerán los fundamentos de tu compresión de la verdad y entenderás más detalles de ella y más realidades-verdad. Esta es la senda de la búsqueda de la verdad. Si esto lo puedes experimentar y practicar, te dará la sensación de que poner en práctica la verdad no resulta complicado, pero si no practicas de esta manera, entonces siempre te parecerá abstracto y difícil, más difícil que asistir a la universidad o investigar cualquier tecnología avanzada. Pero, en realidad, es solo cuestión de usar el corazón. El aprendizaje de cualquier teoría o conocimiento profesional se basa en la memoria, en el análisis intelectual y la investigación, pero para ganar la verdad solo se requiere usar el corazón. Debes usarlo para experimentarla y saborearla, y poner todo tu empeño en pensar cómo hacerlo. Poco a poco llegarás a encontrar y alcanzar la senda correcta para poner en práctica la verdad. Entonces habrás ganado un tesoro. ¿Cuál es el secreto para alcanzar la verdad? En primer lugar, no uses razonamientos satánicos, lógicas, filosofías para los asuntos mundanos o técnicas para lidiar con las cosas que suceden a tu alrededor. Es un callejón sin salida, pue si te riges por filosofías satánicas, nunca serás capaz de ganar la verdad. Si, cuando ocurren cosas, tu primera reacción consiste en manejarlas y solucionarlas usando técnicas y métodos humanos, y siempre quieres proteger tus intereses personales y tu imagen, eso te conducirá a un callejón sin salida. Si, a la hora de enfrentarte a un problema, eres capaz de buscar la verdad, eres capaz de orar a Dios y buscar Sus intenciones, y sabes qué lecciones deberías aprender y qué verdades deberías comprender ateniéndote a las disposiciones de Dios, es que sigues el camino correcto. Por lo tanto, no importa lo que les ocurra a quienes no persiguen la verdad, están en todo momento adormecidos y desamparados, se muestran torpes y vacilantes, y carecen de una senda. De hecho, Dios concede a las personas numerosas oportunidades de ganar la verdad, pero, como no la aman, eligen la senda equivocada y fracasan.

Los individuos que viven inmersos en actitudes corruptas viven por el estatus, la vanidad, el beneficio y el deseo. Toda la humanidad corrupta es así, prácticamente idéntica, solo presentan algunas diferencias menores. No importa cuántas actitudes corruptas tenga la gente, una vez que llegan a creer en Dios, quienes aman a la verdad pueden adquirir una comprensión de las actitudes corruptas propias comiendo, bebiendo y experimentando las palabras de Dios, y así un buen número de tales actitudes irán corrigiéndose poco a poco y revelarán cada vez menos corrupción. Difieren totalmente de los no creyentes, son dos tipos de personas muy distintos, ¿y este cambio acaso no se consigue con la búsqueda de la verdad? Pasan de ser diablos no creyentes a transformarse en personas reales que han ganado la verdad y que viven una semejanza humana una vez que llegan a creer en Dios; tal es el beneficio y el fruto de creer en Él. Pero quienes no persiguen en lo más mínimo la verdad una vez que han llegado a creer en Dios no cambian ni siquiera después de muchos años de fe y siguen siendo iguales que los no creyentes; este tipo de persona será descartada. ¿Por qué existe una diferencia tan grande entre personas que, de forma similar, creen en Dios y cumplen con sus deberes? El aspecto crucial radica en que tienen actitudes distintas hacia la verdad. El corazón de quienes aman la verdad se hará cada vez más luminoso cuanto más lean las palabras de Dios y, cuanto más escuchen los sermones, mayor será su comprensión; su progreso es constante. Pero quienes no aman la verdad no disfrutan leyendo las palabras de Dios ni realizan ningún esfuerzo por poner en práctica la verdad, de modo que no logran enmendar sus actitudes corruptas ni despojarse de ellas. No pueden disfrazarlas, aunque lo intenten, ni pueden esconderlas, aunque quieran. Esto se debe a que todos los seres humanos corruptos se han visto corrompidos por Satanás, ya sean creyentes o no creyentes, la esencia de su carácter satánico corrupto es en realidad la misma y todos viven por el estatus, la imagen, el beneficio y el deseo. ¿A cuenta de qué discute la gente? ¿Por qué se machacan a golpes unos a otros por algo? Es todo por esos motivos, y no importa el método, la técnica o la forma, en realidad se persigue el mismo objetivo. ¿Por qué fue Satanás arrojado por los aires? (Porque competía con Dios por el estatus). Este es el auténtico rostro de Satanás. Hoy en día, sus “genes” se han heredado, corrompiendo a la humanidad, de modo que la gente se ha convertido en la calaña de Satanás, ha adoptado su apariencia y vive lo mismo que este. Si puedes reconocer las actitudes corruptas dentro de la esencia-naturaleza de Satanás y luego solucionarlas una por una, recibirás la salvación y serás capaz de liberarte de su influencia. ¿Es difícil resolver el problema de las actitudes corruptas? (Para quienes persiguen la verdad, no es difícil, pero la mayor parte del tiempo no estamos dispuestos a ponerla en práctica y nos limitamos a actuar según nuestra propia voluntad. Cuando somos podados, nos volvemos negativos y nos disgustamos una temporada antes de empezar a regañadientes a practicar de acuerdo con la verdad). Todos los individuos que no aman la verdad son así, y son otros los que tienen que instarlos, persuadirlos y empujarlos a poner en práctica aunque solo sea una pequeña fracción de la verdad. ¿Dónde está la mayor dificultad para poner en práctica la verdad? Ahora hay personas que advierten claramente que la mayor dificultad se encuentra sobre todo en los obstáculos que derivan de las actitudes corruptas. Es debida al amor de la gente por la fama, el beneficio, el estatus, la vanidad y la imagen. Las conversaciones, los debates y las discusiones entre unas personas y otras no son más que una competición por ver quién es superior; el que logra convencer al otro al final deja una mejor impresión. Todos compiten por ver quién tiene la perspicacia, la competencia o la autoridad, y por decir la última palabra. Se trata de una competición interminable, detrás de la cual se esconde el carácter de Satanás, que se rige por la fama, el beneficio y el estatus. Si se percibe esto, el problema puede solucionarse fácilmente. Como mínimo, resuelve primero esos asuntos superficiales que son sencillos de solventar, y luego, de forma gradual, los malentendidos, las especulaciones, las dudas y las quejas acerca de Dios que residen en lo más recóndito de tu corazón, así como la oposición, las tentaciones y la competitividad que se ocultan allí. Una vez solucionado esto en su totalidad, serás como Job, una persona perfecta a ojos de Dios. ¿Por qué dijo Dios que Job era una persona perfecta? Por las pruebas a las que lo sometió, vemos que no albergaba oposición ni tentación alguna hacia Dios. A lo largo de su vida, y durante el período en el que experimentó la soberanía de Dios sobre todas las cosas, actitudes como su rebeldía y su resistencia quedaron podadas y resueltas. Una vez solucionados estos aspectos negativos, cuando afrontó las pruebas de Dios, su comportamiento fue totalmente distinto al de toda la humanidad corrupta. Lo que declaró durante las pruebas: “Jehová dio y Jehová quitó; bendito sea el nombre de Jehová”,* ¿constituye una doctrina? Definitivamente no. Son palabras de peso que nunca había dicho nadie; Job fue el primero en pronunciarlas, y provenían de sus experiencias personales.

¿Os preocupáis cuando veis que a diario reveláis demasiada corrupción y vivís siempre inmersos en un carácter satánico, sin muchos cambios? (Sí, me preocupo y a veces me siento atormentado). Es normal preocuparse, así como sentirse atormentado. Pero por muy preocupado o atormentado que te sientas, es preciso que te calmes y averigües cómo solucionar tus actitudes corruptas. Este estado mental es el acertado. Si pasas varios años atormentado y tus actitudes corruptas siguen sin resolverse, no servirá de nada, por lo que esta sensación de tormento es inútil. Debes ponderar: “¿Cuáles de mis problemas se han solucionado? ¿Cuáles de mis actitudes corruptas se han resuelto? ¿En qué asuntos ya no me quejo de Dios?”. Esto es lo que debes preguntarte siempre. Si dices: “Antes, constantemente me quejaba y refunfuñaba al afrontar este tipo de cosas, y albergaba malentendidos acerca de Dios, pero ahora, cuando ocurren de nuevo, ya no lo hago”, eso indica que no has malgastado el tiempo. Una vez que entiendas y hayas ganado la verdad, tendrás una actitud diferente hacia Dios y tendrás de forma natural un corazón temeroso de Dios y un estado mental de sumisión. No se trata de una deferencia ordinaria, ni de mostrar respeto desde lejos, ni de anhelo, amor, apego o dependencia; no se trata solo de estas cosas, se trata de un temor real. Para la humanidad corrupta de la actualidad, aún es demasiado pronto para hablar del temor a Dios, es demasiado distante. Así pues, ¿ahora a qué deberíais aspirar primero? A no desconfiar de Dios, pase lo que pase. ¿Cómo puedes evitar ser desconfiado? Primero, debes conocer cuáles son las intenciones de Dios y cuál es la verdad. Segundo, cuando sucedan cosas que no concuerdan con tus nociones, no te quejes de Dios ni albergues ningún malentendido acerca de Él. ¿Cómo puedes evitar los malentendidos? Tienes que comprender la verdad y luego, de manera gradual, derrumbar y enmendar tus nociones y malentendidos acerca de Dios de uno en uno. Llegará el día en que, por muy grandes que sean las pruebas o tribulaciones que padezcas, no te resistirás, sino que, en su lugar, tendrás un corazón temeroso de Dios y serás capaz de someterte, da igual de qué forma te ponga Él a prueba. Entonces lo habrás conseguido. ¿En qué etapa os encontráis ahora mismo? Cuando ocurre algo, te preguntas: “¿Esto es obra de Dios? ¿Es correcto que Él haga esto?”, o incluso piensas a veces: “¿Dónde está Dios? ¿Existe siquiera un Dios? ¿Cómo es que no puedo sentirlo?”. Hay muchos estados y pensamientos así, lo que no está bien, pues aún te hallas de lejos de emprender la senda que te haga ser perfecto. Debes esforzarte en tu búsqueda, pues en este momento tu estatura sigue siendo demasiado escasa, no llega al nivel exigido para poseer las realidades-verdad. No te pienses que, como eres bueno y estás en posesión de algunas realidades, puedes ir al Cielo y convertirte en un ángel. Tus pocas realidades aún no bastan; aunque estuvieras dotado de alas, seguirías sin ser un ángel. No pienses demasiado bien de ti ni te tengas en alta estima, deberías tener un poco de conciencia de ti mismo. ¿Puedes dar testimonio de Dios? ¿Eres apto para el uso de Dios? Medido con este patrón, aún te hallas lejos de cumplir Sus requisitos y te hacen falta varios años más de experiencia.

11 de marzo de 2018

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