Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 431

Deberíais estar aprendiendo lecciones más realistas. No hay necesidad de ese hablar altisonante y vacío que las personas admiran. Cuando se trata de hablar sobre el conocimiento, el de cada persona es más alto que el de la anterior, pero siguen sin tener la senda para practicar. ¿Cuántas personas han entendido los principios de práctica? ¿Cuántos han aprendido lecciones reales? ¿Quién puede hablar sobre la realidad? Ser capaz de hablar del conocimiento de las palabras de Dios no significa que poseas una estatura genuina, solo muestra que naciste inteligente, que estás dotado. Si no puedes señalar el camino, entonces no habrá resultado, ¡y no serás más que basura inútil! ¿No estás fingiendo si no puedes decir nada sobre una senda real para practicar? ¿No estás aparentando si no puedes ofrecer tus propias experiencias reales a otros, ni darles así lecciones que puedan aprender o una senda que puedan seguir? ¿No eres un farsante? ¿Qué valor tienes? Una persona así sólo podría desempeñar la parte del “inventor de la teoría del socialismo” y no la de “quien contribuye para dar lugar al socialismo”. Estar sin la realidad es no tener la verdad. Estar sin la realidad es igual a no valer para nada. Estar sin la realidad es ser un muerto viviente. Estar sin la realidad es ser un “pensador marxista-leninista”, sin valor de referencia. Yo insto a cada uno de vosotros a cerrar la boca sobre la teoría y a hablar de algo real, de algo genuino y sustancial, estudiar algún “arte moderno”, decir algo realista, contribuir a algo auténtico y tener algún espíritu de dedicación. Afronta la realidad cuando hables, y no caigas en la conversación irreal y exagerada para hacer felices a las personas o para que se enderecen y te vean. ¿Cuál es el valor de esto? ¿Qué sentido tiene hacer que las personas te traten amablemente? Sé un poco “artístico” en tu expresión, sé un poco más justo en tu conducta, sé un poco más razonable en cómo manejas las cosas, sé un poco más práctico en lo que dices, piensa en traer un beneficio a la casa de Dios con cada una de tus acciones, deja que tu conciencia guíe tus emociones, no pagues bondad con odio ni seas desagradecido con la bondad y no seas un hipócrita, para que no te conviertas en una mala influencia. Cuando comas y bebas las palabras de Dios, vincúlalas más cerca de la realidad, y cuando comuniques, habla más de cosas realistas. No seas condescendiente; esto no complacerá a Dios. En tus interacciones con los demás sé un poco más tolerante, un poco más complaciente, un poco más magnánimo y aprende del “espíritu del primer ministro”. Cuando tengas malos pensamientos, practica más el renunciar a la carne. Cuando estés obrando, habla más de sendas realistas, y no te eleves demasiado, o lo que digas quedará fuera del alcance de las personas. Menos disfrute, más contribución; muestra tu espíritu abnegado de dedicación. Sed más considerados con los propósitos de Dios, escuchad más a vuestra conciencia, tened más en cuenta y no olvidéis cómo Dios os habla con paciencia y sinceridad todos los días. Leed el “viejo almanaque” más a menudo. Orad más y comunicad con mayor frecuencia. No sigáis estando tan confundidos, mostrad más sentido, y ganad algo de conocimiento. Cuando vuestra mano pecadora se alargue, retraedla; no dejéis que se extienda tanto. Es inútil, y lo que conseguiréis de Dios no será otra cosa que maldiciones, así que tened cuidado. Que vuestro corazón se apiade de los demás y no golpeéis siempre con armas en la mano. Comunicad más sobre el conocimiento de la verdad y hablad más sobre la vida, mantened un espíritu de ayuda a los demás. Haced más y hablad menos. Poned más en la práctica y menos en la investigación y el análisis. Permitíos ser conmovidos por el Espíritu Santo, y dad a Dios más oportunidades de perfeccionaros. Eliminad más elementos humanos: seguís poseyendo demasiadas formas humanas de hacer las cosas, y vuestra manera superficial de hacer las cosas y vuestra conducta siguen siendo detestables para los demás. Eliminad más de estas cosas. Vuestro estado psicológico sigue siendo detestable; pasad más tiempo arreglándolo. Le seguís dando a la gente demasiado estatus, dad más estatus a Dios y no seáis tan irrazonables. El “templo” siempre le ha pertenecido a Dios y no debería ser conquistado por personas. En resumen, centraos más en la justicia y menos en las emociones. Lo mejor es eliminar la carne. Hablad más sobre la realidad y menos sobre el conocimiento, lo mejor es callarse y no decir nada. Hablad más de la senda de la práctica y no os jactéis sin sentido. Lo mejor es empezar la práctica desde ahora.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Enfócate más en la realidad

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