Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 572

Todas las cosas que surgen cada día, sean grandes o pequeñas, que pueden sacudir tu determinación, ocupar tu corazón o restringir tu capacidad de cumplir con tu deber y tu progreso hacia delante requieren un tratamiento diligente; deben ser examinadas cuidadosamente, y se debe buscar su verdad. Todas estas cosas ocurren dentro del ámbito de la experiencia. Algunas personas abandonan cuando les sobreviene la negatividad, y son incapaces de volverse a poner de pie después de cada revés. Todas estas personas son necios que no aman la verdad y no la obtendrán aunque vivan toda una vida de fe. ¿Cómo podrían seguir hasta el final tales necios? Si te pasa lo mismo diez veces pero no ganas nada con ello, entonces eres una persona mediocre e inútil. Las personas astutas y las que tienen verdadero calibre y entienden los asuntos espirituales son buscadoras de la verdad; aunque le pase algo diez veces, en tal vez ocho de esos casos serán capaces de lograr alguna inspiración, aprender alguna lección, lograr algún esclarecimiento y hacer algún progreso. Cuando le acaecen las cosas a un necio diez veces, a uno que no entiende los asuntos espirituales, ni una sola va a beneficiar a su vida, lo va a cambiar o le hará entender su naturaleza; y ese será su fin. Caen cada vez que les ocurre algo, y cada vez que caen necesitan de alguien que los apoye y los persuada. Si no los apoyan o persuaden, no pueden levantarse. Si cada vez que ocurre, hay peligro de que caiga, y cada vez están en peligro de degenerarse, ¿no es este el final para ellos? ¿Existen otras razones para que estas personas inútiles sean salvadas? La salvación de Dios para la humanidad de aquellos que aman la verdad, de la parte de ellos con voluntad y determinación, y de la parte de ellos que es su anhelo por la verdad y justicia en su corazón. La determinación de una persona se refiere a la parte de ellos dentro de su corazón que anhela la justicia, la bondad y la verdad, y que posee conciencia. Dios salva esta parte de la gente, y a través de ella Él cambia su carácter corrupto para que puedan comprender y obtener la verdad, para que su corrupción pueda ser purificada y su carácter de vida pueda transformarse. Si no posees estas cosas en ti, no puedes ser salvado. Si dentro de ti no existe amor por la verdad y si no aspiras a la justicia y a la luz, si cuandoquiera que te encuentres con el mal no tienes la voluntad para desechar las cosas malignas ni la determinación para padecer dificultades; si, además, tu conciencia está adormecida, si tu capacidad de recibir la verdad también lo está, si no tienes sincronía con la verdad y los acontecimientos que surjan, y si no tienes discernimiento en todas las cosas y eres incapaz de manejar o resolver las cosas por tu cuenta, no hay forma de ser salvado. Tal persona no tiene nada por lo que se la pueda recomendar, nada con lo que merezca la pena obrar. Su conciencia está adormecida, su mente confusa, no ama la verdad ni anhela la justicia en el fondo de su corazón, y no responde por muy clara o transparentemente que hable Dios acerca de la verdad, como si estuviera muerta. ¿Acaso no han acabado las cosas para ellos? Una persona a la que le quede aliento puede salvarse mediante la respiración artificial, pero si la persona ya ha muerto y su alma ha partido, la respiración artificial será inútil. Si cuando te encuentras un problema te encoges y tratas de evitarlo, eso significa que no has dado testimonio; por tanto, nunca puedes ser salvado, y estás completamente acabado. Cuando tienes un problema, debes tener la cabeza fría y abordarlo correctamente, y necesitas hacer una elección. Debéis aprender a utilizar la verdad para resolver el problema. En momentos normales, ¿de qué sirve que entiendas algunas verdades? No es para llenarte la barriga, y no simplemente para darte algo de que hablar de ellas y nada más, ni están ahí para resolver los problemas de otros. Lo más importante, su utilidad es resolver tus propios problemas, tus propias dificultades, sólo después de solucionar tus propias dificultades podrás hacer lo propio con las de los demás. ¿Por qué se dice que Pedro es un fruto? Porque hay cosas de valor en él, cosas que merece la pena perfeccionar, estaba decidido a buscar la verdad y era de una voluntad firme; tenía razón, estaba dispuesto a sufrir dificultades, amaba la verdad en su corazón y no se dejó ir pasara lo que pasara. Todos estos son puntos fuertes. Si no tienes ninguno de estos puntos fuertes, eso implica problemas. Eres incapaz de experimentar y tener nada, y no puedes resolver las dificultades de otros. Esto se debe a que no sabes cómo entrar, estás confundido cuando te sobrevienen las cosas, te sientes angustiado, lloras, te vuelves negativo, huyes y, hagas lo que hagas, eres incapaz de manejarlas correctamente.

La Palabra, Vol. III. Discursos de Cristo de los últimos días. Tercera parte

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