Solo con temor a Dios se puede recorrer la senda de la salvación (Parte 2)
¿Cuál es la diferencia entre los escribas y los fariseos que creían en Dios en la Era de la Ley y los pastores, ancianos, padres y obispos de las capillas cristianas y católicas modernas? Es decir, ¿cuál es la diferencia entre creer en Jehová y creer en Jesús? Aparte del nombre en el que creen, ¿cuál es la diferencia? ¿A qué se atenían aquellos que creían en Jehová? ¿Cuál era su método de fe? (Observaban la ley y los mandamientos). ¿Comprendían la obra del Espíritu Santo? ¿Comprendían la senda de cargar con la propia cruz? (No). ¿Sabían que Dios es la verdad, el camino y la vida? ¿Tenían tal concepto? ¿Conocían los mensajes que aquellos que creen en Jesús han oído? (No). ¿Qué opinan los que creen en Jesús de ellos? (Que eran retrógrados, conservadores y que no estaban al corriente de la obra del Espíritu Santo). Lo primordial es que no pudieron estar al día con respecto a los pasos de la obra de Dios. Dios dijo que vendría el Mesías, y cuando Él vino en la carne se llamó Jesucristo. No lo aceptaron, así que se resistieron a Él con terquedad. No reconocieron que el Señor Jesús era Dios encarnado, y Lo crucificaron. Se quedaron atrás, y fueron descartados en la Era de la Gracia. No conocieron los mensajes de la Era de la Gracia, como la redención, la salvación de la cruz y el arrepentimiento. ¿No se trata eso de una diferencia? (Lo es). Entonces, ¿de qué hablan los de la Era de la Gracia? ¿Cuál es la diferencia entre ellos y los creyentes de la Era de la Ley? ¿Qué más saben? En primer lugar, en cuanto a la lectura de la Biblia, leen el Antiguo y el Nuevo Testamento; con respecto al nombre del Dios en el que creen, ya no se refieren a Dios solo como Jehová, sino que lo llaman principalmente Jesucristo. ¿Qué practican? La confesión y el arrepentimiento, la longanimidad y la humildad; son afectuosos, observan los mandamientos, cargan con su cruz, recorren la senda del sufrimiento de la cruz y esperan ascender al cielo después de la muerte. En muchos aspectos, son diferentes de los que creían en Dios en la Era de la Ley. Hablan de la obra del Espíritu Santo y de que el Espíritu Santo los llena y los guía; hablan de oración, de actuar en el nombre del Señor Jesús y de difundir el evangelio. Las cosas de las que hablan difieren totalmente de las de la Era de la Ley, pero al final, reciben la misma conclusión de Dios que la gente de la fe judía: ellos también pertenecen a un grupo religioso. ¿Qué significa esto? Aquellos fariseos judíos, sumos sacerdotes y escribas de la Era de la Ley creían en Dios nominalmente, pero le dieron la espalda a Su camino, e incluso crucificaron al Dios encarnado. Entonces, ¿podría su fe haber obtenido la aprobación de Dios? (No). Dios ya los había señalado como personas de fe judía, como miembros de un grupo religioso. Y Dios también considera a los que hoy creen en Jesús como miembros de un grupo religioso, en el sentido de que no los reconoce como miembros de Su iglesia o como Sus creyentes. ¿Por qué Dios condenaría así al mundo religioso? Porque todos los miembros de grupos religiosos, especialmente los líderes de alto nivel de varias denominaciones, no poseen un corazón temeroso de Dios ni siguen Su voluntad. Todos son incrédulos. No creen en la encarnación, y mucho menos aceptan la verdad. Nunca buscan, indagan, examinan ni aceptan la obra de Dios en los últimos días ni las verdades que Él expresa, sino que directamente condenan y blasfeman la obra de la encarnación de Dios en los últimos días. En esto se ve claramente que, aunque puede que crean nominalmente en Dios, Él no los reconoce como Sus creyentes, sino que los considera unos malhechores, y asegura que nada de lo que hacen tiene la menor relación con Su obra de salvación, que son no creyentes ajenos a Sus palabras. Si creéis en Dios como lo hacéis ahora, ¿no llegará el día en que también vosotros seáis reducidos a adeptos religiosos? La fe en Dios desde dentro de la religión no puede llevar a la salvación, ¿por qué es esto así, exactamente? Si no podéis decir por qué es así, eso demuestra que no comprendéis en lo más mínimo ni la verdad ni las intenciones de Dios. Lo más trágico que le puede ocurrir a la fe en Dios es que se reduzca a religión y Dios la descarte. Esto es algo inimaginable para el hombre, y aquellos que no comprenden la verdad nunca podrán entender este asunto con claridad. Decidme, cuando a ojos de Dios una iglesia se ha convertido poco a poco en una religión y se ha transformado en una denominación, a lo largo de los muchos y largos años transcurridos desde su creación, ¿son las personas que la componen objeto de la salvación de Dios? ¿Son miembros de Su familia? (No). No lo son. ¿Qué recorrido hacen estas personas que creen nominalmente en el Dios verdadero y, sin embargo, son consideradas por Él como personas religiosas? Durante su recorrido llevan la bandera de la fe en Dios, pero nunca siguen Su camino; creen en Él, mas no Lo adoran, e incluso Lo abandonan; afirman creer en Dios, pero se resisten a Él; creen nominalmente en el nombre de Dios, en el verdadero Dios y, sin embargo, adoran a Satanás y a los diablos; y participan en operaciones humanas y establecen un reino humano independiente. Ese es el recorrido que hacen. Al observar el camino que recorren, es evidente que son un grupo de incrédulos, una banda de anticristos, un grupo de satanases y diablos que se proponen explícitamente resistirse a Dios y trastornar Su obra. Esa es la esencia del mundo religioso. ¿Tiene algo que ver un grupo de tales personas con el plan de gestión de Dios para la salvación del hombre? (No). Una vez que los creyentes en Dios, por muchos que sean, definen su manera de tener fe en Dios como una denominación o un grupo, entonces Dios también los define a ellos como aquellos a los que no se puede salvar. ¿Por qué digo esto? Un grupo sin la obra o guía de Dios que no se somete a Él ni lo adora en absoluto puede creer nominalmente en Dios, pero es a los sacerdotes y ancianos de la religión a quienes siguen y obedecen, y los sacerdotes y ancianos de la religión son por su esencia satánicos e hipócritas. Por tanto, lo que esas personas siguen y obedecen es a Satanás y a los diablos. En sus corazones, practican la fe en Dios, pero, de hecho, son manipulados por el hombre, están sujetos a las instrumentaciones y el dominio humanos. Así que, en términos esenciales, siguen y obedecen a Satanás y a los diablos, y a las fuerzas del mal que se resisten a Dios y a Sus enemigos. ¿Salvaría Dios a una banda de gente así? (No). ¿Por qué no? Bien, ¿son tales personas capaces de arrepentirse? No, no se van a arrepentir. Se dedican a operaciones y empresas humanas bajo la bandera de la fe en Dios, yendo en contra del plan de gestión de Dios para la salvación del hombre y, finalmente, resultarán siendo desdeñados por Dios. Es imposible que Él las salve; son incapaces de arrepentirse y, como han sido arrastradas por Satanás, Dios se las entrega a este. La posibilidad de que Dios apruebe nuestra fe en Él, ¿está supeditada a la cantidad de años que esta haya perdurado? ¿Depende de la clase de rituales que uno obedece o de los preceptos que uno defiende? ¿Se fija Dios en las prácticas humanas? ¿Se fija en su número? (No). ¿En qué se fija entonces? Cuando Dios ha escogido a un grupo de personas, ¿sobre qué base evalúa si pueden ser salvadas, si Él las salvará? Se basa en si pueden aceptar la verdad, en el camino que recorren. Aunque Dios no le haya dicho al hombre tantas verdades en la Era de la Gracia como ahora, y aunque no fueran tan específicas, Él todavía era capaz de hacer perfecto al hombre, y todavía había personas a las que se podían salvar. Entonces, si las personas de la era actual, que han escuchado tantas verdades y entienden las intenciones de Dios, no pueden seguir Su camino o embarcarse en la senda de la salvación, ¿al final cuál será su desenlace? En definitiva, acabarán como los creyentes en el cristianismo y el judaísmo: al igual que ellos, no podrán salvarse. Este es el carácter justo de Dios. No importa cuántos sermones hayas oído o cuántas verdades hayas entendido; si aún sigues al hombre, si todavía sigues a Satanás y al final no puedes seguir el camino de Dios, ni temerle y evitar el mal, entonces es a tales personas a las que Dios desdeña. Las personas en la religión pueden ser capaces de predicar una gran cantidad de conocimiento bíblico, y pueden entender algo de doctrina espiritual, pero no pueden someterse a la obra de Dios ni practicar y experimentar Sus palabras, y tampoco adorarle realmente ni temerle y evitar el mal. Todos ellos son hipócritas, no personas que se someten realmente a Dios. A ojos de Dios, tales personas se definen como pertenecientes a una denominación, a un grupo humano, a una banda humana, como la morada de Satanás. Colectivamente, son la banda de Satanás, el reino de los anticristos, y Dios los desdeña y rechaza por completo.
Ahora mismo, lo más urgente que debéis hacer es perseguir la verdad. Primero, no puedes demorarte mientras desempeñas tu deber y, por otro lado, debes esforzarte enseguida por entrar en la senda de la salvación, y evitar que Dios te abandone. ¡Qué terrible sería! Esta es vuestra última y fugaz oportunidad mientras Dios realiza Su obra de salvación en los últimos días. Si Dios determina que nunca has seguido Su camino, que nunca le temerás ni evitarás el mal, cuando Él decida abandonarte, entonces ya no te hará reproches ni te disciplinará, ya no te podará, ni tampoco te juzgará ni te castigará; perderá la esperanza en ti por completo. En ese momento, te sentirás totalmente libre. Ya nadie te vigilará. Nadie interferirá en cómo crees en Dios; no habiendo reproches, da igual las cosas malvadas que hagas. No existe reproche ni disciplina si, mientras cumples con tu deber, eres desleal, o buscas solo satisfacer tus propias ambiciones y deseos, o perturbar y trastornar la obra de la iglesia. Incluso si tienes nociones sobre Dios en tu corazón, no hay reproche ni disciplina. Si te resistes o rechazas ser podado, si juzgas a otros a sus espaldas, los socavas, o los seduces para que te apoyen, no existe ni reproche ni disciplina. ¿De qué es señal esto? ¿Es una buena señal? Nadie vela por ti, nadie te poda, y Dios no te hace reproches. Todo parece salir como tú quieres y puedes hacer lo que quieras. Obviamente, esto no es una buena señal. Cuando Dios quiera renunciar a ti, ya no hará reproches, ya no sentirás la disciplina ni el juicio ni el castigo. ¿Qué significa que Dios renuncie a una persona? Que esta persona no tiene un desenlace, que ha perdido su oportunidad de salvación. Cuando Dios se da por vencido con alguien, primero le hace sentir que no hay ningún reproche; pasa los días totalmente complacido consigo mismo y piensa que ha sido bendecido, así que se consiente a sí mismo despreocupadamente, se corrompe, sigue los deseos de su corazón, hace lo que quiere y actúa como le viene en gana. Con independencia de las inmoralidades que se le antoje hacer, no existe reproche ni disciplina, y mucho menos una sensación de malestar o de que no todo va bien. Quien abandona el reproche y la disciplina de Dios bordea el peligro. ¿Qué tipo de senda podría tomar a continuación? Empieza a degenerarse, a corromperse, y a autocomplacerse, y sus malas acciones se vuelven incesantes. Esto es muy problemático. Desde fuera, algunas personas parecen vivir con bastante comodidad, sin preocuparse de nada, pero los que entienden la verdad pueden ver que esa persona está en peligro, que Dios no se interesa por ella; Él la ha abandonado, ¡y ella ni siquiera lo sabe! Los anticristos del mundo religioso se pasan todo el día juzgando las palabras y la obra del Dios encarnado, haciendo muchas cosas malvadas que se oponen a Dios. Incluso si ahora no tienen disciplina ni reproche, es porque Dios ya los ha abandonado, y al final, todos ellos se encontrarán con un gran castigo, del que no escapará ni uno solo. A partir de este asunto, ¿eres capaz de percibir la intención y la actitud de Dios? (Sí). Si no perseguís la verdad mientras ahora seguís a Dios, entonces podríais llegar al mismo punto que ellos, y entonces vosotros estaréis en peligro; sin duda, vuestro desenlace será el mismo que el suyo. Entonces, ¿qué es ahora mismo lo más urgente que la gente debería hacer para evitar hundirse hasta el punto de que Dios la abandone? (Debemos perseguir la verdad y cumplir con nuestro deber correctamente). Aparte de cumplir adecuadamente con vuestro deber, debéis presentaros a menudo ante Dios, comer y beber y meditar acerca de Sus palabras, aceptar Su disciplina y Su guía, y aprender la lección de la sumisión; esto es muy importante. Debes ser capaz de someterte a todos los ambientes, personas, acontecimientos y cosas que Dios ha dispuesto para ti y, cuando se trate de asuntos que no puedas comprender del todo, debes orar con frecuencia mientras buscas la verdad; solo comprendiendo las intenciones de Dios podrás encontrar el camino a seguir. Debes tener un corazón temeroso de Dios. Haz lo que debas con cuidado y cautela, y vive ante Dios con un corazón sumiso a Dios. Preséntate en silencio ante Él a menudo, y no seas disoluto. Por lo menos, cuando te suceda algo, primero guarda silencio, luego corre a orar, y busca llegar a comprender las intenciones de Dios mediante la oración, la búsqueda y la espera. ¿No es esta una actitud de temor a Dios? Si temes y te sometes a Dios de corazón, y eres capaz de guardar silencio ante Él y de captar Sus intenciones, entonces con este tipo de cooperación y práctica, estarás protegido, y no serás tentado ni harás nada que trastorne o perturbe la obra de la iglesia. Busca la verdad en los asuntos que no puedas ver con claridad. No emitas juicios ni condenas a ciegas. De esta manera, Dios no te aborrecerá ni te desdeñará. Si tienes un corazón temeroso de Dios, tendrás miedo de ofenderlo, y si te ocurre algo que te tiente, vivirás ante Dios aterrado e inquieto, y anhelarás someterte a Él y satisfacerlo en todo. Solo una vez que tengas tal práctica y seas capaz de vivir a menudo en tal estado, guardar silencio ante Dios y presentarte con frecuencia ante Él, serás capaz de evitar la tentación y las cosas malvadas de forma inconsciente. Sin un corazón temeroso de Dios o que no se presenta ante Él, serás capaz de cometer algunas maldades. Tienes un carácter corrupto y no puedes dominarlo, por lo tanto, eres capaz de hacer el mal. ¿Acaso no serán graves las consecuencias si haces algo tan malo que constituya un trastorno y una perturbación? Como mínimo, se te podará y, si lo que has hecho es grave, Dios te desdeñará y te rechazará, y serás expulsado de la iglesia. Sin embargo, si posees un corazón sumiso a Dios, y tu corazón a menudo puede guardar silencio ante Él, y si temes y sientes terror hacia Dios, ¿acaso no serás capaz de mantenerte alejado de muchas cosas malvadas? Si le temes y dices: “Dios me aterroriza, tengo miedo de ofenderlo, de trastornar Su obra y de ganarme Su aversión”, ¿no es normal que tengas esta actitud y este estado? ¿Qué es lo que habrá causado tu terror? Tu terror habrá surgido de un corazón temeroso de Dios. Si tienes el terror de Dios en tu corazón, entonces rechazarás y evitarás las cosas malvadas cuando las veas, y así estarás protegido. ¿Puede alguien que no posea terror a Dios en su corazón temerle? ¿Puede evitar el mal? (No). Aquellos que no son capaces de temer a Dios y no sienten terror hacia Él, ¿acaso no son personas audaces? ¿Se puede refrenar a las personas audaces? (No). Y los que no pueden refrenarse, ¿acaso no hacen lo que se les ocurre en el fragor del momento? ¿Qué hacen las personas cuando actúan por propia voluntad, movidos por su fervor y su carácter corrupto? Tal y como Dios las ve, cosas malvadas. Así pues, debéis ver claramente que es bueno que el hombre tenga terror de Dios en el corazón; con este, uno puede llegar a temer a Dios. Cuando uno tiene a Dios en su corazón y es capaz de temerle, podrá mantenerse alejado de las cosas malvadas. Este tipo de personas tienen esperanza de salvarse.
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