Palabras sobre la vivencia de los fracasos, las caídas, las pruebas y la refinación (Fragmento 60)

Hay personas que han experimentado algunos fracasos en el pasado, como haber sido reemplazadas por no realizar ningún trabajo real como líder o por codiciar los beneficios del estatus. Tras ser reemplazadas varias veces, algunas de ellas experimentan un verdadero cambio. Por lo tanto, ¿es bueno o malo que hayan sido reemplazadas? (Es bueno). Cuando las personas son reemplazadas por primera vez, sienten que se les viene el mundo encima. Es como si les hubieran roto el corazón. Ya no pueden controlar sus emociones ni saben adónde ir. Sin embargo, tras la experiencia, piensan: “No fue para tanto. ¿Por qué mi estatura era tan pequeña antes? ¿Cómo pude haber sido una persona tan inmadura?”. Eso demuestra que han progresado en la vida y que han entendido algo de las intenciones de Dios, de la verdad y del propósito de la salvación del hombre por parte de Dios. Ese es el proceso de experimentar la obra de Dios. Debes admitir y aceptar estos métodos que Dios usa en Su obra, a saber, podarte constantemente o emitir veredictos sobre ti, decir que no hay esperanza para ti y que no estarás entre las personas que se salvarán e incluso condenarte y maldecirte. Puede que te sientas negativo, pero a través de la búsqueda de la verdad, la introspección y el autoconocimiento, podrás volver a levantarte pronto, seguir a Dios y cumplir tu deber con normalidad. Eso es lo que significa crecer en la vida. Por lo tanto, ¿es bueno o malo ser reemplazados más veces? ¿Es correcto este método que Dios usa en Su obra? (Lo es). Sin embargo, a veces, las personas no lo reconocen y no pueden aceptarlo. Sienten que se las está tratando de forma injusta, sobre todo cuando son reemplazadas por primera vez. Siempre están razonando con Dios, quejándose de Él, incapaces de superar este obstáculo. ¿Por qué no pueden superarlo? ¿Es porque buscan problemas con Dios y la verdad? Es porque las personas no entienden la verdad, no saben cómo reflexionar sobre sí mismas y no buscan problemas en su interior. Siempre se niegan a obedecer de corazón y empiezan a desafiar a Dios cuando son reemplazadas. No pueden aceptar el hecho de haber sido reemplazadas y están llenas de resentimiento. Para entonces, su carácter ya se ha corrompido gravemente, pero cuando reflexionan sobre ese asunto más tarde, se dan cuenta de que lo correcto fue que los reemplazaran; al final, resultó ser algo bueno que les permitió progresar un poco en la vida. Cuando vuelvan a encarar ser reemplazadas en el futuro, ¿volverán a cuestionarlo de esa manera? (Lo harán cada vez menos). Es normal que mejoren poco a poco. Si nada cambia, significa que no aceptan la verdad en absoluto y que son incrédulos. Entonces, se los pone completamente en evidencia, se los descarta y no tienen forma de alcanzar la salvación.

Los fracasos, traspiés y reemplazos son cosas que todas las personas deben experimentar durante el proceso de alcanzar la salvación y ser hechas perfectas, por lo que no debes preocuparte en exceso por ellos. Cuando ves a personas que sufren y se vuelven negativas porque han sido reemplazadas, no te burles, ya que puede que algún día serás tú quien sea reemplazado y te encuentres en peor estado que ellas. Si algún día sois reemplazados, ¿os volveréis negativos y lloraréis con amargura? ¿Os quejaréis? ¿Querréis renunciar a vuestra fe? Dependerá de si has aceptado la verdad en el tiempo que lleves creyendo en Dios, de cuántas verdades hayas entendido realmente y de si las verdades que crees que has entendido son tu realidad. Si estas verdades se han convertido en tu realidad, tendrás la estatura necesaria para superar esa prueba y ese refinamiento; si no posees la realidad-verdad, ser reemplazado será un desastre para ti y, si termina mal, te derrumbarás y no podrás volver a levantarte. Hay quienes tienen algo de conciencia y dicen: “He disfrutado tanto de la gracia de Dios, he escuchado sermones durante muchos años y Dios me ha dado mucho amor. No puedo olvidarme de eso. Como mínimo, debo devolverle a Dios el amor que me ha dado”. Luego, cumplen sus deberes de manera negativa y pasiva, sin esforzarse por alcanzar la verdad y sin ningún tipo de entrada en la vida. Si consigues aferrarte a tu deber, se podría considerar que tienes algo de conciencia; eso es lo mínimo que deberías lograr. Sin embargo, si cumples tu deber de forma superficial, no sigues los principios ni alcanzas ninguna entrada en la vida y no obtienes ningún resultado con tu deber, ¿estás cumpliendo tu deber? Si siempre cumples tu deber de forma superficial, ¿podrás mantenerte firme cuando acaezcan desastres? ¿Puedes asegurar que no traicionarás a Dios? Por eso debes tener, como mínimo, conciencia y razón para cumplir tu deber; los verdaderos resultados solo se obtienen si uno cumple su deber conforme a su conciencia y razón. Ese es el estándar mínimo. Si ni siquiera puedes alcanzar ese estándar, te estarás comportando con superficialidad, podrás engañar y traicionar a Dios y ni siquiera contribuirás con mano de obra de forma adecuada. Aunque no hayas abandonado la casa de Dios, Él ya te habrá descartado hace mucho tiempo. Una persona así es insalvable. Eso se debe a la falta de conciencia y razón de esa persona, que siempre cumple su deber de forma superficial. Las ampollas en tus pies las ha causado la senda que has transitado, por lo que no puedes culpar a los demás de sufrirlas. Si, al final, no eres salvado, sino que eres maldito y acabas como Pablo, no podrás culpar a nadie más que a ti mismo. Esa es tu propia senda y tu propia elección. Lo principal para saber si la gente puede salvarse o no es, por encima de todo, si tiene conciencia y razón. Si la gente es capaz de seguir esta línea, tiene conciencia y razón. La gente que es así tiene esperanza de salvación. Si se extralimita de esto, será descartada. ¿Cuál es vuestro límite? Tú dices: “Aunque Dios me golpee, reprenda y rechace y no me salve, no tendré ninguna queja. Seré como un buey o un caballo: seguiré siendo mano de obra hasta el fin, retribuyendo el amor de Dios”. Todo eso suena bien, pero ¿de veras puedes lograrlo? Si realmente tienes ese talante y esa determinación, te lo digo claramente: tienes esperanza de salvación. Si no tienes ese talante, si no tienes esta conciencia y esta razón, aunque quieras ser mano de obra, no podrás mantenerte firme hasta el final. ¿Sabes cómo actuará Dios contigo? No. ¿Sabes cómo te probará Dios? Tampoco. Si careces de un punto de referencia de conciencia y razón que guíen tu comportamiento, no tienes la forma correcta de abordar la búsqueda y tu forma de ver la vida y tus valores no están en consonancia con la verdad, entonces, cuando te encuentres con reveses, fracasos o pruebas y refinamientos, no sabrás mantenerte firme, en cuyo caso estarás en peligro. ¿Qué papel desempeñan la conciencia y la razón? Si dices: “He oído tantos sermones que, de hecho, comprendo algo la verdad. Sin embargo, no la he puesto en práctica, no he satisfecho a Dios, Dios no me respalda; y si, al final, Él me abandona y ya no me quiere, esta será Su justicia. Aunque Dios me castigue y maldiga, no lo abandonaré. Dondequiera que vaya, soy un ser creado por Dios, siempre creeré en Dios, y aunque tenga que trabajar como un buey o un caballo, nunca dejaré de seguir a Dios y no me importa cuál sea mi final”; si tienes realmente esta determinación y esta conciencia y razón, sabrás mantenerte firme. Si os falta esta determinación y nunca habéis pensado en estas cosas, sin duda tenéis un problema de talante, de conciencia y razón. Eso se debe a que, en el fondo, nunca habéis querido cumplir vuestro deber con Dios. Lo único que hacéis es exigirle bendiciones. Siempre estáis calculando mentalmente qué bendiciones recibiréis por esforzaros o por padecer dificultades en la casa de Dios. Si lo único que hacéis es calcular estas cosas, a ti te resultará muy difícil mantenerte firme. Que puedas salvarte o no depende solamente de si tienes conciencia y razón. Si no tienes conciencia y razón, no eres apto para salvarte, pues Dios no salva a demonios ni a bestias. Si decides ir por la senda de búsqueda de la verdad y vas por la senda de Pedro, el Espíritu Santo te dará esclarecimiento y guía para comprender la verdad, provocará situaciones que te harán experimentar muchas pruebas y refinamientos para ser hecho perfecto. Si no optas por la senda de búsqueda de la verdad, sino por la de Pablo, el anticristo, lo lamento: Dios continuará probándote y examinándote. No obstante, es innegable que no resistirás el examen de Dios; cuando te ocurra algo, te quejarás de Él, y cuando seas probado, lo abandonarás. En ese momento, tu conciencia y razón no servirán de nada, y serás descartado. Dios no salva a quienes no tienen conciencia ni razón; son los requisitos mínimos.

Como mínimo, debes alcanzar el estándar de la conciencia y la razón. Es decir, si Dios ya no te quisiese, ¿cómo deberías tratarlo? Deberías decir: “Dios me ha dado este aliento. Dios me ha elegido. Hoy, he llegado a conocer al Creador y a entender muchas verdades, pero no las he puesto en práctica. La aversión por la verdad está en mi naturaleza y no tengo conciencia. Sin embargo, independientemente de que pueda practicar la verdad en el futuro o de que sea salvado, siempre reconoceré a Dios y que el Creador es justo. Este hecho es inmutable. Uno no debería dejar de reconocer a Dios y al Creador solo porque no tenga esperanzas de salvarse ni de alcanzar un desenlace o destino. Ese sería un pensamiento rebelde. Si yo pensase así, debería ser maldito. No importa lo que Dios haga, uno debe someterse; eso es lo que significa poseer razón. Mi estatura es demasiado pequeña para someterme y debería ser castigado si me rebelo contra Dios o lo traiciono. Sin embargo, no importa cómo me trate Dios, mi determinación de seguirlo no cambiará. Siempre seré un ser creado por Dios. Independientemente de que Dios me acepte, estoy dispuesto a ser un peón, un servidor y un contraste bajo Su soberanía. Debo tener esta determinación”. No importa si piensas esto ahora, si has pensado de esta manera alguna vez o si has tomado esta decisión, debes poseer esta razón de cualquier manera. Si no posees esta razón o este tipo de humanidad, la salvación son solo palabras huecas para ti. ¿No es esto un hecho? Así es. Te han informado del estándar mínimo indispensable. Cuando tienes problemas, deberías pensar más en este asunto. Es algo bueno para ti y es una manera de protegerte. Si no posees realmente este aspecto de la humanidad, estás en gran peligro. Debes orar: “Dios, nunca te he tratado como Dios. Solo te he tratado como el aire, como algo vago e invisible. Al afrontar este problema hoy, siento que he sido descartado y carezco de un buen destino. Independientemente de cómo determines mi desenlace, estoy dispuesto a someterme a Ti. Debo seguirte y no puedo abandonarte. Quienes te abandonan y viven bajo el poder de Satanás no son humanos. Son diablos. No quiero ser un diablo. Quiero ser humano. Quiero seguir a Dios, no a Satanás”. Si puedes orar por esto todos los días y seguir progresando, tu corazón tendrá cada vez mayor claridad y obtendrás una senda de práctica. Cuando las personas de carácter rebelde se enfrentan a dificultades, su corazón se vuelve intransigente y no están dispuestas a esforzarse para obtener la verdad. Incluso si cometen un error, no les importa. Hacen lo que quieren. Empiezan a volverse obstinadas, depravadas y ya no quieren orar. ¿Qué debe hacerse entonces? Existe un principio muy básico que puede protegerte. Cuando te sientas más negativo y débil, si hay palabras en tu corazón que se rebelan contra Dios, se resisten a Él, blasfeman contra Él o lo juzgan, no las digas en voz alta ni hagas nada que incite a que otras personas se opongan a Dios. De esa manera, cuando ores a Dios y le pidas que te proteja, podrás superar las dificultades. Eso es lo más importante. Cuando tienes una racionalidad normal y sales de estados negativos, depravados, indulgentes o resistentes, puedes pensar para ti mismo: “Afortunadamente, no hice esas cosas al principio. Si las hubiera hecho, habría sido un pecador condenado por los siglos de los siglos y culpable de un mal imperdonable”. ¿Cómo es esa senda? (Es buena). ¿Qué tiene de buena? (Evita que la gente ofenda el carácter de Dios). No ofendas el carácter de Dios. Cuando dices algo en voz alta que ofende el carácter de Dios, ¿puedes retractarte? Una vez que se pronuncia una palabra, se convierte en un hecho consumado. Dios condena ese acto. Una vez que Dios te condena, estás en problemas. Cuando una persona cree en Dios, no importa cuánto sufra, se esfuerce o cómo elija creer, su propósito no es que Dios los maldiga o condene, sino escuchar al Creador decir: “Dios te aprueba. Puedes sobrevivir y eres objeto de la salvación de Dios”. Es difícil conseguir eso. No es fácil, por lo que la gente debe cooperar. Nunca digas nada que sea perjudicial para tu propia salvación. Debes contenerte en momentos críticos y no hacer nada que cause problemas. Déjame que te diga lo siguiente: una vez que causas problemas y Dios te condena, nunca podrás enmendar el haber ofendido el carácter de Dios. No hagas ni digas nada indiscriminadamente. Debes restringirte y no debes dejarte llevar. Cuando hayas conseguido restringirte, demostrarás que tienes un límite. Si te restringes, Dios verá que admites Su existencia, crees en Su soberanía y tienes un corazón temeroso de Dios hasta el final. No has dicho nada que haya ofendido a Dios ni has cometido ningún acto pecaminoso. Dios puede escrutar tus pensamientos más íntimos. Dado que tienes un corazón algo temeroso de Dios, aunque tengas pensamientos absurdos, no los has manifestado en voz alta ni has hecho nada para oponerte a Dios. Dios considerará aceptable tu comportamiento. ¿Cómo te tratará Dios? Dios te seguirá guiando para sacarte de tales apuros. Entonces, ¿aún tienes esperanzas de obtener la salvación? Eso es algo tan excepcional de poseer. ¿Qué deberías hacer cuando tienes problemas? Debes restringirte y no dejarte llevar nunca. Cuando te dejas llevar, es por tus emociones impulsivas. Tu naturaleza arrogante está a punto de estallar y te sientes lleno de agravios y justificaciones. Te vuelves demasiado resentido y sientes la necesidad de manifestar tu opinión. En ese momento, es imposible restringirse, lo que revela el lado más desagradable de tu carácter satánico y es muy probable que ofendas el carácter de Dios. ¿Cuál es la finalidad de restringirse? Es tener cuidado con las palabras que uno dice, los actos que realiza y los pasos que da con el fin de protegerse, de no ofender el carácter de Dios y de guardarse una última esperanza de salvación. Por lo tanto, es necesario que te restrinjas. No importa cuánto creas que has sido perjudicado ni cuánto dolor y tristeza sientas en el corazón, debes restringirte. ¡Es un esfuerzo que vale muchísimo la pena! Si te restringes, en ningún caso te arrepentirás de haberlo hecho. Este tipo de práctica es beneficiosa para las personas en general, tanto si la emplean para creer en Dios como a modo de truco secreto para protegerse a sí mismas. A veces, las personas de carácter corrupto exhiben cierto nivel de locura en el que sus actos no tienen racionalidad ni principios. Ni siquiera sabes cuándo volverá a exacerbarse tu carácter corrupto. Cuando estallas y dices algo que rechaza y condena a Dios, ya es demasiado tarde y no servirá de nada que te arrepientas. Las consecuencias serán inimaginables. Puede que seas descartado y el Espíritu Santo deje de obrar en ti. ¿No significa eso que ya se habrá acabado todo para ti? No tendrás ninguna esperanza de obtener la salvación.

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