Palabras diarias de Dios: El juicio en los últimos días | Fragmento 97

¡Regocíjate, Sion! ¡Canta, Sion! ¡Yo he regresado triunfante; he vuelto victorioso! ¡Pueblos todos! ¡Apresuraos a alinearos en orden! ¡Todas las cosas de la creación! ¡Deteneos por completo, porque Mi persona está frente a todo el universo y aparece en el Oriente del mundo! ¿Quién se atreve a no arrodillarse en adoración? ¿Quién se atreve a no llamarme el Dios verdadero? ¿Quién se atreve a no admirarlo con reverencia? ¿Quién se atreve a no dar alabanza? ¿Quién se atreve a no regocijarse? ¡Mi pueblo oirá Mi voz, y Mis hijos sobrevivirán en Mi reino! Las montañas, los ríos y todas las cosas lanzarán interminables vítores y saltarán sin cesar. En ese momento, nadie se atreverá a retroceder, y nadie se atreverá a levantarse en resistencia. ¡Este es Mi acto maravilloso y, más aún, es Mi gran poder! Yo haré que todas las cosas me veneren en su corazón y, más allá incluso de esto, ¡haré que todo me alabe! Esta es la meta final de Mi plan de gestión de seis mil años, y es lo que he ordenado. Ni una sola persona, objeto o evento se atreve a levantarse para resistirse a Mí o para oponerse a Mí. Todo Mi pueblo confluirá a Mi montaña (en otras palabras, el mundo que Yo crearé más adelante) y se someterá ante Mí, porque Yo tengo majestad y juicio, y poseo autoridad. (Esto se refiere a cuando estoy en el cuerpo. Yo también tengo autoridad en la carne, pero como las limitaciones de tiempo y espacio no pueden trascenderse en la carne, no puede decirse que he obtenido la gloria plena. Aunque obtenga a los primogénitos en la carne, no puede decirse que he obtenido la gloria. Es solo cuando regrese a Sion y cambie Mi aspecto que puede decirse que llevo autoridad; es decir, que he obtenido la gloria). Nada será difícil para Mí. Por las palabras de Mi boca todo será destruido y por esas mismas palabras todo se creará y se hará completo. Tal es Mi gran poder y Mi autoridad. Como estoy lleno de poder y repleto de autoridad, ninguna persona puede atreverse a obstaculizarme. Yo ya he triunfado sobre todo y he obtenido la victoria sobre todos los hijos de la rebeldía. Estoy trayendo conmigo a Mis hijos primogénitos para regresar a Sion. No estoy regresando a Sion solo. Por tanto, todos verán a Mis hijos primogénitos y, así, desarrollarán un corazón reverencial por Mí. Este es Mi objetivo al obtener a los hijos primogénitos y ha sido Mi plan desde la creación del mundo.

Cuando todo esté listo, ese será el día de mi regreso a Sion y ese día será conmemorado por todos los pueblos. Cuando Yo regrese a Sion, todas las cosas sobre la tierra guardarán silencio y todos en la tierra estarán en paz. Cuando Yo regrese a Sion, todo recuperará su aspecto original. En ese momento, comenzaré Mi obra en Sion. Castigaré al malvado y recompensaré al bueno; ejecutaré mi justicia y pondré en marcha Mi juicio. Usaré Mis palabras para lograrlo todo y haré que todas las personas y todas las cosas experimenten Mi mano que castiga, y haré que todas las personas vean Mi gloria plena, Mi sabiduría plena y Mi abundancia plena. Ninguna persona se atreverá a levantarse y a emitir un juicio, ya que todo se cumple en Mí, y aquí, que todos los hombres vean Mi dignidad plena y degusten Mi victoria plena, pues todas las cosas se manifiestan en Mí. A partir de esto es posible ver Mi gran poder y Mi autoridad. Nadie se atreverá a ofenderme ni a obstaculizarme. En Mí todo se pone al descubierto. ¿Quién se atrevería a esconder algo? ¡Estoy seguro de que no le prodigaré misericordia a esa persona! Esos miserables deben recibir Mi castigo severo y tal escoria debe ser quitada de Mi vista. Yo los gobernaré con una vara de hierro y usaré Mi autoridad para juzgarlos, sin la menor misericordia y sin evitar lastimar en absoluto sus sentimientos, porque Yo soy Dios mismo, que no tiene emociones, y es majestuoso y no puede ser ofendido. Todos deben entender y ver esto para que no sean derribados y aniquilados por Mí “sin causa ni razón”, pues Mi vara derribará a todos los que me ofendan. No me importa si conocen Mis decretos administrativos; eso no tendrá consecuencia alguna para Mí ya que Mi persona no tolera que nadie la ofenda. Es por eso que se dice que soy un león; derribo a quienquiera que toco. Es por eso que se dice que ahora es blasfemia decir que Yo soy el Dios de la compasión y la bondad. En esencia, no soy un cordero, sino un león. Nadie se atreve a ofenderme; a quienquiera que lo haga lo castigaré con la muerte, de inmediato y sin misericordia. Esto bastará para mostrar Mi carácter. Por tanto, en la era final un grupo grande de personas se retirará, y esto será difícil de soportar para las personas, pero, en lo que a Mí toca, Yo estoy relajado y feliz y no veo esto, en absoluto, como una tarea difícil. Tal es Mi carácter.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 120

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