Palabras diarias de Dios: Conocer la obra de Dios | Fragmento 156

Lo que involucra visiones principalmente se refiere a la obra de Dios mismo, y lo que involucra práctica, el hombre lo debe hacer y no guarda relación con Dios. La obra de Dios, Él mismo la completa, y la práctica del hombre, él mismo la logra. Lo que Dios mismo debe hacer, el hombre no lo tiene que hacer, y lo que el hombre debe practicar no guarda relación con Dios. La obra de Dios es Su propio ministerio y no tiene relación con el hombre. El hombre no tiene que hacer esta obra y, además, el hombre sería incapaz de hacer la obra que Dios hace. Lo que al hombre se le exige practicar, el hombre lo debe alcanzar, ya sea el sacrificio de su vida o que se le entregue a Satanás para dar testimonio, todo esto lo debe lograr el hombre. Dios mismo completa toda la obra que le corresponde hacer y eso que el hombre debe hacer se le muestra al hombre y la obra restante se le deja al hombre. Dios no hace ninguna obra extra. Sólo hace la obra que está dentro de Su ministerio y sólo le muestra al hombre el camino y sólo hace la obra de abrir el camino y no hace la obra de pavimentar el camino; el hombre debe entender esto. Poner la verdad en práctica quiere decir poner en práctica las palabras de Dios y todo esto es el deber del hombre, es lo que el hombre debe hacer y no tiene nada que ver con Dios. Si el hombre demanda que Dios también sufra el tormento y el refinamiento en la verdad, de la misma manera que el hombre, entonces el hombre está siendo desobediente. La obra de Dios es llevar a cabo Su ministerio y el deber del hombre es obedecer toda la guía de Dios, sin poner resistencia. Lo que el hombre debe conseguir a él le corresponde lograrlo, independientemente de la manera en la que Dios obre o viva. Sólo Dios puede hacerle exigencias al hombre, es decir, sólo Dios es apto para hacerle exigencias al hombre. El hombre no debe tener ninguna opción, no debe hacer nada sino someterse por completo y practicar; este es el sentido que el hombre debe tener. Una vez que Dios mismo haya completado la obra que debe hacer, al hombre se le exige experimentarla, paso a paso. Si, al final, cuando toda la gestión de Dios se haya completado, el hombre todavía no ha hecho lo que Dios le exige, entonces el hombre debe ser castigado. Si el hombre no cumple las exigencias de Dios, entonces esto se debe a la desobediencia del hombre; no quiere decir que Dios no haya sido lo suficientemente minucioso en Su obra. Todos los que no pueden poner en práctica las palabras de Dios, los que no pueden cumplir las exigencias de Dios y los que no pueden dar su lealtad y cumplir su deber, todos serán castigados. Hoy, lo que a vosotros se os exige lograr no son demandas extras sino el deber del hombre y lo que todas las personas deben hacer. Si no sois capaces ni siquiera de hacer vuestro deber, o de hacerlo bien, entonces, ¿no os estáis acarreando problemas? ¿No estáis cortejando a la muerte? ¿Cómo podéis todavía esperar un futuro y perspectivas? La obra de Dios es por el bien de la humanidad y la cooperación del hombre es por el bien de la gestión de Dios. Después de que Dios haya hecho todo lo que le corresponde hacer, al hombre se le exige ser pródigo en su práctica y cooperar con Dios. En la obra de Dios, el hombre no debe escatimar esfuerzos, debe ofrecer su lealtad y no debe darse el gusto de tener numerosas nociones o sentarse pasivamente y esperar la muerte. Dios se puede sacrificar por el hombre, así que, ¿por qué el hombre no le puede ofrecer a Dios su lealtad? Dios es de un corazón y de una mente con el hombre, así que, ¿por qué el hombre no puede ofrecer un poco de cooperación? Dios obra para la humanidad, así que, ¿por qué el hombre no puede llevar a cabo algo de su deber por el bien de la gestión de Dios? La obra de Dios ha llegado hasta aquí, pero vosotros veis pero no actuáis, escucháis pero no os movéis. ¿No son tales personas los objetos de perdición? Dios ya le ha dedicado Su todo al hombre, así que, ¿por qué hoy el hombre es incapaz de llevar a cabo su deber con ahínco? Para Dios, Su obra es Su prioridad y la obra de Su gestión es de suprema importancia. Para el hombre, poner en práctica las palabras de Dios y cumplir las exigencias de Dios son su primera prioridad. Todos vosotros deberíais entender esto. Las palabras que se os han dicho han llegado a lo más profundo de vuestra esencia y la obra de Dios ha entrado a un territorio sin precedentes. Muchas personas siguen sin entender la verdad o la mentira de este camino; siguen esperando y viendo sin llevar a cabo su deber. En cambio, examinan cada palabra y acción de Dios, se enfocan en lo que come y usa, y sus nociones se vuelven todavía más severas. ¿No están haciendo un escándalo por nada? ¿Cómo pueden esas personas ser las que buscan a Dios? ¿Y cómo pueden ser las que intencionalmente se someten a Dios? Ponen en el fondo de sus mentes su lealtad y su deber y en su lugar se concentran en el paradero de Dios. ¡Son una afrenta! Si el hombre ha entendido todo lo que le corresponde entender y ha puesto en práctica todo lo que le corresponde poner en práctica, entonces Dios con toda seguridad concederá Sus bendiciones sobre el hombre porque lo que Él exige del hombre es el deber del hombre, lo que el hombre debería hacer. Si el hombre es incapaz de comprender lo que le corresponde entender, y es incapaz de poner en práctica lo que debe poner en práctica, entonces el hombre será castigado. Los que no cooperan con Dios están en enemistad con Dios, los que no aceptan la nueva obra se oponen a ella, aunque esas personas no hagan nada que de un modo obvio esté en oposición a ella. Todos los que no ponen en práctica la verdad que Dios exige son personas que de un modo deliberado se oponen y son desobedientes a las palabras de Dios, incluso si tales personas ponen especial atención a la obra del Espíritu Santo. Las personas que no obedecen las palabras de Dios y no se someten a Dios son rebeldes y están en oposición a Dios. Las personas que no llevan a cabo su deber son las que no cooperan con Dios y las personas que no cooperan con Dios son las que no aceptan la obra del Espíritu Santo.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre

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