El conocimiento del propio carácter es la base de su transformación (Parte 1)

La humanidad está tan hondamente corrompida por Satanás que toda ella tiene una naturaleza satánica y un carácter arrogante; hasta los necios e idiotas son arrogantes, se creen mejores que otras personas y se niegan a obedecerlas. Es evidente que la humanidad está muy hondamente corrompida y que le cuesta mucho someterse a Dios. Por arrogancia y santurronería, la gente se ha vuelto totalmente carente de razón; no obedece a nadie: aunque lo que digan otras personas sea correcto y se ajuste a la verdad, no las obedece. Por arrogancia, la gente se atreve a juzgar, condenar y resistirse a Dios. ¿Y cómo puede corregirse un carácter arrogante? ¿Puede corregirse por medio de la moderación humana? ¿Puede corregirse, simplemente, reconociéndolo y admitiéndolo? Por supuesto que no. Solo hay una forma de corregir un carácter arrogante: aceptar el juicio y castigo de Dios. Aquellos capaces de aceptar la verdad son los únicos que pueden despojarse poco a poco de su carácter arrogante; aquellos que no aceptan la verdad nunca podrán corregir su carácter arrogante. Veo que a muchos se les suben los humos cuando demuestran algún talento en el deber. Cuando demuestran ciertas habilidades, se creen muy impactantes, viven de esas habilidades y no se esfuerzan más. No escuchan a los demás, digan lo que digan, porque piensan que esas pequeñas cosas que tienen son la verdad y que ellos son lo máximo. ¿Qué carácter es este? Un carácter arrogante. Les falta demasiada razón. ¿Puede una persona cumplir correctamente con su deber si tiene un carácter arrogante? ¿Puede ser obediente a Dios y seguirlo hasta el final? Esto es aún más difícil. Para corregir su carácter arrogante, debe aprender a experimentar la obra de Dios, Su juicio y Su castigo mientras cumple con su deber. Es el único modo de que pueda conocerse verdaderamente. Si tienes clara tu esencia corrupta, si tienes clara la causa de tu arrogancia, y si luego la disciernes y analizas, entonces puedes conocer verdaderamente tu esencia naturaleza. Debes desenterrar todas las cosas corruptas que hay en ti, contrastarlas con la verdad y llegar a conocerlas en función de ella; entonces sabrás lo que eres: no solo estás revestido de un carácter corrupto y careces de razón y obediencia, sino que verás que careces de demasiadas cosas, que no tienes ninguna realidad verdad, y lo lamentable que eres. Entonces serás incapaz de tener arrogancia. Si no te analizas y conoces de esta manera, cuando cumplas con tu deber no sabrás cuál es tu lugar en el universo. Pensarás que eres estupendo en todos los sentidos, que lo de los demás es malo y que solamente tú eres el mejor. Después presumirás ante todos todo el tiempo para que te admiren e idolatren. Esto es carecer por completo de autoconocimiento. Algunos siempre están presumiendo. Cuando a los demás les parece desagradable, los critican por arrogantes. Sin embargo, ellos no lo admiten; siguen pensando que tienen talento y habilidad. ¿Qué carácter es este? Un exceso de arrogancia y santurronería. ¿Pueden tener sed de la verdad las personas así de arrogantes y santurronas? ¿Pueden perseguir la verdad? Si nunca son capaces de conocerse a sí mismas y no se desprenden de su carácter corrupto, ¿pueden cumplir correctamente con su deber? Claro que no.

Muchas personas cumplen con su deber como les da la gana y nunca escuchan las sugerencias de los demás. Si alguien les facilita un plan, toman nota en el momento y acceden a él, pero luego lo dejan en segundo plano y siguen haciendo lo que les da la gana. ¿Qué carácter es este? (Un carácter santurrón y arrogante). ¿Hay intransigencia en él? (Sí). La intransigencia y la arrogancia pueden presentarse en todas las personas. Cuando una persona oye decir a otra algo correcto y razonable, si aborda el asunto con conciencia y sentido, pensará que debería ser aceptable, pero ¿será capaz de poner esto en práctica? (No necesariamente). ¿Qué actitud necesita para ponerlo en práctica? En primer lugar, debe tener la actitud adecuada: desprenderse de sus fantasías, juicios o interpretaciones equivocadas, y después reflexionar sobre la buena sugerencia de esa persona y buscar la verdad; y si determina que su sugerencia es correcta y se ajusta a los principios verdad, aceptarla y obedecerla. ¿No es esta la actitud que debería tener? ¿Hay arrogancia en esta actitud? No hay arrogancia en ella; es una actitud seria y responsable, una actitud de aceptación de la verdad y una actitud de amor por las cosas positivas. Si cuando oyes a otra persona dar una buena sugerencia, una sugerencia que crees que se ajusta a los principios verdad, dices que la aceptas por guardar las formas o fruto de una interpretación momentánea, pero, cuando llega el momento de hacer algo, te limitas a actuar a voluntad, haces lo que te da la gana y dejas de lado esa sugerencia que reconociste correcta para tus adentros, ¿qué clase de persona eres? ¿Es esta una actitud de aceptación de la verdad? ¿Qué carácter es este? Un carácter de arrogancia y rebeldía: no aceptar la verdad, sino priorizar la propia voluntad, dejar que predominen las propias opiniones e ideas y dejar en segundo plano los principios verdad, las cosas positivas y la palabra de Dios. Hay otros que hacen amables promesas en persona, pero que, cuando ocurre algo, no están dispuestos a cumplirlas y echan cuentas: “Si hago esto según los principios, tendré que compartir la verdad con claridad y cambiar las nociones de la gente, y eso me costará mucho. Tendré que hablar mucho y me preocupa no hablar con claridad, lo cual será una pérdida de tiempo y energía, ¡y demasiado problema! Para ahorrarme problemas, tengo que hacerlo así, y todos deben hacerme caso aunque no estén de acuerdo. Yo tendré la última palabra”. ¿Qué actitud es esta? Una actitud traicionera. Cuando esta persona hizo aquellas promesas, parecía sincera, fiel, obediente, piadosa y capaz de aceptar las opiniones de los demás y la verdad, pero a la hora de actuar es completamente diferente y cambia de actitud. ¿Por qué cambia? ¿Por qué da su actitud un giro de 180 grados? ¿Qué provoca esto? Le parece que actuar así es excesivamente agotador físicamente y demasiado molesto, por lo que se muestra reacia y poco dispuesta a padecer esas penurias. Ya no le importan los votos o promesas que hizo anteriormente, y tampoco abordar las cosas según los principios verdad. Lo más importante para esta persona es satisfacer su carne, eso lo primero, y relega la comisión de Dios a un segundo plano y no se la toma en serio. ¿Es una persona responsable? ¿Una persona íntegra? ¿Una persona que ama la verdad? No. También hay quienes prometen a otras personas que se ocuparán de un asunto adecuadamente cuando están cara a cara con ellas y hacen que esas personas se sientan totalmente tranquilas, pero cuando se topan con dificultades mientras se ocupan de ello, abandonan y se rinden. ¿Son personas dignas de confianza? ¿Así se actúa con principios? Sobre todo cuando cumplan con su deber y hagan cosas para la casa de Dios, deben atenerse aún más a los principios verdad y defender los intereses de la casa de Dios, aunque eso a veces implique padecer perjuicios y humillaciones, y nunca permitir que se resienta el trabajo de la iglesia. Las personas que hacen esto son honestas, están atentas a la voluntad de Dios y piensan en la casa de Dios en todo momento. Los taimados piensan constantemente en sus intereses mientras cumplen con su deber y nunca están dispuestos a sufrir el más mínimo perjuicio en nada de lo que hacen; prefieren que se resientan los intereses de la casa de Dios antes que salir perdiendo ellos. Dios sabe si una persona cumple o no con su deber según los principios verdad: Dios examina los pensamientos e ideas de las personas. Si Dios detecta que el corazón de una persona es taimado y malvado, que esta actúa porque codicia sus intereses carnales, que no ama la verdad y que está harta de ella, abandonará a esa persona en cuanto detecte esas cosas. ¿Y podrá esa persona percibir por sí misma todo esto? (No). ¿Por qué no podrá percibirlo? (Porque cuando la naturaleza de una persona controla sus actos, mientras sus intereses carnales estén satisfechos, no se examinará a sí misma. En consecuencia, no percibirá que hacer las cosas de esta manera no se ajusta a la verdad). ¿Y con qué sobrevive interiormente el hombre? Con el carácter corrupto de Satanás. La esencia del hombre es la esencia de Satanás y el hombre vive de acuerdo con su carácter satánico, defendiendo únicamente su vanidad, su orgullo y sus intereses carnales. Este tipo de pensamiento egoísta y despreciable se ha convertido en la naturaleza de las personas, por lo que a estas les parece muy extenuante y laborioso practicar la verdad, obedecer a Dios, escuchar completamente Sus palabras y actuar según los principios verdad y las normas de Dios. ¿Qué problema hay aquí? Que el hombre está sometido y controlado por un carácter satánico y hay demasiadas cosas negativas en su interior, con lo que practicar la verdad se siente muy difícil y nada fácil. Si se purifica el carácter corrupto de la gente y esta es capaz de comprender la verdad y de prestar atención a la voluntad de Dios, no afrontará ningún obstáculo ni dificultad al practicar la verdad ni le parecerá laborioso hacerlo.

Si una persona no anhela la verdad en absoluto y no quiere aceptarla, no tiene nada meritorio en su interior, y siempre que le ocurra algo, se limitará a vivir según las filosofías de Satanás, con lo que resultará sumamente pobre, patética y ciega. En pocas palabras, es una indigente y no tiene nada en su interior; no tiene la capacidad de vencer al pecado, ni posibilidad de renunciar a la carne, ni motivación para practicar la verdad, ni determinación para cambiar de puntos de vista ni el propósito de obedecer por completo a Dios. Es simplemente pobre, patética y ciega, y no es nada. Para campar caprichosamente a sus anchas tiene mucha energía, pero es incapaz de actuar según las exigencias de Dios y los principios verdad. Si nos fijamos en su apariencia, algunas de estas personas son elocuentes, están formadas, tienen dones y puntos fuertes y son personas capaces; entonces, ¿por qué afirmo que son pobres y patéticas? ¿Cómo se evalúa eso? Quien no tiene verdad alguna es pobre y patético. ¿Pueden sustituir a la verdad la formación y el conocimiento, o los dones y talentos? ¿Pueden ayudar a alguien a comprender la verdad y a superar tiempos difíciles? ¿Pueden hacer que alguien se mantenga firme en el testimonio y reciba el visto bueno de Dios? En absoluto. A la gente le gusta actuar según sus preferencias, deseos, nociones y figuraciones haga lo que haga, y se siente muy feliz, complacida y relajada con ello. No obstante, si practicara la verdad y obedeciera a Dios, se sentiría indefensa y totalmente desinteresada por ello, o incluso paralizada. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Dónde está su corazón? ¿A quién sirve? ¿Por qué, cuando la gente hace las cosas con sus dones y conocimientos y de acuerdo con sus buenas intenciones y preferencias, es muy capaz, tiene muchos trucos y simplemente tiene energía ilimitada, pero cuando se le pide que practique la verdad, entre en la realidad verdad y haga las cosas según los principios verdad, por muy destacada que sea su figura, se queda desamparada e indefensa? ¿Cuál es la causa? ¿Por qué, al practicar la verdad y buscar los principios verdad, las personas son como idiotas, así de pobres y patéticas, y, con todo, se jactan y alardean, se creen mejores que el resto y se niegan a obedecer a nadie? ¿A qué se debe esto? (A que la gente no se conoce a sí misma). Por un lado, no se conoce, pero el principal motivo es que la gente tiene un carácter corrupto. Antes de llegar a comprender la verdad, estos son su horroroso estado, su temperamento y su lamentable aspecto: no es nada. Todos aquellos que no están en posesión de la verdad son así; por muy elevado que sea su conocimiento o su estatus, lo único que exhiben es un estado horroroso y un aspecto depauperado. Ante Dios y la verdad, así de pobre y patético es el hombre, que nada posee y nada es. Me he puesto en contacto con algunas personas, y cuando hablo y colaboro con ellas, veo su aspecto apático, torpe, pobre y patético. Saben hablar un poco de cosas externas, pero cuando algo atañe a los principios verdad, sus puntos de vista están sesgados a izquierda o derecha o no tienen absolutamente ningún punto de vista al respecto. Cuando alguien lleva tanto tiempo creyendo en Dios, ha leído tanto Su palabra, ha escuchado tantos sermones y tiene vida espiritual todos los días, ¿cómo puede ser tan apático, torpe, pobre y patético? Cuando sucede algo, ¿por qué no tiene el punto de vista correcto? ¿Por qué nunca cambia su perspectiva de las cosas? (Porque no ha aceptado ni practicado la verdad). Correcto. Ha oído muchos sermones, pero no ha oído sino doctrinas; ha leído bastante la palabra de Dios, pero solo ha comprendido doctrinas a partir de ella; ha ido a bastantes reuniones, pero lo que ha sacado son solamente cosas literales y reglas. ¿Con qué guarda relación esto? ¿Por qué son estas las cosas que saca? Si lo que Dios provee al hombre es la verdad, la vida y la realidad verdad, ¿por qué son esos los frutos que se dan en estas personas? ¿Habéis meditado alguna vez esta cuestión? Es un grave problema, un gran problema. ¿Y cómo se puede resolver este problema? Debes comer y beber de la palabra de Dios, llevarla a tu corazón y dejar que se vuelva tu realidad; debes cambiar de situación y estado internos y tener la visión y actitud correctas hacia todo lo que afrontes. ¿No es esta la senda que deberías practicar? ¿No es este el sentido en el que deberías buscar? Pensadlo ¿cómo podéis emprender esta senda? ¿Qué opináis todos vosotros? (Dios mío, yo creo que, cuando me sucedan las cosas, he de reflexionar sobre mis intenciones y motivaciones y sobre las manifestaciones de mi carácter corrupto, renunciar conscientemente a mis malas intenciones y mis manifestaciones corruptas y actuar según la verdad de la palabra de Dios). Esta es la senda correcta, pero, mientras la practicas, ¿eres capaz de descubrir tus problemas? (A veces puedo descubrirlos, a veces no). Esto exige que ores a Dios, hagas introspección y examines tus actos con frecuencia. El Espíritu Santo da esclarecimiento a las personas acerca de las cosas que no entienden, y una vez que tú tengas el esclarecimiento del Espíritu Santo, ¿no se resolverán tus problemas? Cuando uno se ampara en Dios, no hay problema que no pueda resolverse.

Pondré un ejemplo para que todos lo analicéis y veáis si sabéis hacer introspección y si podéis reconocer vuestros problemas a través de los problemas de los demás. Una vez pasé tiempo con una persona, y al principio era cuidadosa y cautelosa, me preguntaba cuáles eran Mis intenciones al hacer cualquier cosa y, dijera Yo lo que dijera, asentía, se inclinaba y escuchaba atentamente. Tenía un límite interno: “Tú eres Dios, no puedo ofenderte, no puedo cruzar este límite. Escucharé lo que Tú digas, haré lo que me digas que haga”. Básicamente, no tenía ningún problema apreciable. Sin embargo, tras pasar cierto tiempo juntos y tener algunas conversaciones, se acostumbró a Mi manera de hablar y a Mi tono de voz; se familiarizó con estas cosas y pensó: “Aunque los dos no somos iguales y nuestra identidad y estatus no son los mismos, me siento cómodo hablando contigo, no tengo que ocultar nada, puedo decir lo que quiera”. Con el tiempo, la relación entre el hombre y Dios se rompió, y el hombre pensó: “Sé qué temperamento tienes, sé qué clase de persona eres. Sé qué cosas no te enojarán ni harán que trates conmigo y evitaré hacer aquellas por las que tratarás conmigo. Aunque las haga, no dejaré que las descubras ni que te enteres. Para que no te enteres, ni siquiera les contaré a quienes están cerca de Ti lo que hago a Tus espaldas. Así no te enterarás, ¿verdad? Si no te enteras, no tratarás conmigo, ¿verdad? No tendré que quedar mal y sufrir por ello, ¿verdad? ¡Estupendo! Haré cualquier otra cosa que Tú me digas que haga y obedeceré, pero he de tener una libertad relativa”. ¿No ha surgido aquí un problema? (Sí). ¿Qué problema ha surgido? ¿No hay aquí engaño en el corazón del hombre? (Lo hay). Sea ante otras personas o ante Dios, la gente siempre trata de ocultar lo que hay en lo más profundo de su corazón y que no quiere contar, y esta mentalidad y ese carácter son de engaño, que toda persona tiene. Aquí hay otro carácter: el carácter arrogante. ¿Dónde se manifiesta aquí la arrogancia? Esta persona pensó para sí: “Así que Tú también charlas y hablas de esta forma. No hay nada tan impresionante en Tu forma de hablar, simplemente puedes decir estas cosas, y si llego a conocerte mejor, sabré decirlas incluso mejor que Tú. ¿Así te vistes Tú? Yo tengo más sentido de la moda que Tú, soy más atractivo que Tú; Tú solo tienes más verdades que yo. Por tanto, con el tiempo, una vez que te conozca mejor, me atreveré a soltar lo que me dé la gana decir y no meteré la pata”. ¿No es esto arrogancia? (Sí). He aquí dos tipos de carácter. Hay otro carácter oculto; ¿lo habéis descubierto? Cuando alguien revela arrogancia, astucia e hipocresía ante Dios, ¿es consciente de ello en el fondo de su corazón? (Sí). Cuando es consciente de ello, ¿qué hace? ¿Se contiene? ¿Se inhibe? ¿Hace introspección? (No). ¿Qué carácter tiene una persona que sabe que ha revelado un carácter arrogante, pero que, pese a ello, no hace introspección ni procura conocerse y, si alguien se lo señala, sigue sin admitirlo y, por el contrario, intenta defenderse? (Un carácter intransigente). Exacto, esto es intransigencia. Se manifieste como se manifieste este tipo de carácter intransigente ante otras personas, e independientemente de los contextos en que se revele esa actitud, se trata de una persona de carácter intransigente. Por muy taimada y disimulada que sea la gente, este carácter intransigente queda fácilmente al descubierto, pues la gente no vive en una burbuja y, esté delante de otras personas o no, todo el mundo vive ante Dios y toda persona es escrutada por Dios. Si alguien es habitualmente caprichoso, disoluto e irrefrenable, tiene estas inclinaciones y estas manifestaciones de corrupción; si, aun cuando percibe esto, no da marcha atrás, y cuando lo reconoce no se arrepiente, no se sincera en charla ni busca la verdad para resolver este problema, esto es intransigencia. En cuanto a las manifestaciones de intransigencia, las hay de dos tipos diferentes: “obstinación” y “dureza”[a]. La “obstinación” implica ser muy terco, no dar marcha atrás y no ser blando. En la “dureza”, los demás no se atreven a rozarla y sienten dolor cuando lo hacen. Por lo general, la gente no está dispuesta al contacto con quienes tienen un carácter intransigente, del mismo modo que no está dispuesta al contacto con cosas duras y se siente incómoda cuando lo hace; a la gente le gustan las cosas blandas, la textura de las cosas blandas hace que la gente se sienta cómoda y le produce placer, mientras que la intransigencia es justo lo contrario. La intransigencia hace que la gente exhiba una actitud: una actitud de cabezonería y terquedad. ¿Qué carácter interviene aquí? El carácter intransigente. Esto significa que, cuando una persona afronta algo, aunque sea consciente o tenga la ligera sensación de que esa actitud suya no es buena ni correcta, su carácter intransigente le hace pensar: “¿Y qué si alguien lo descubre? ¡Yo soy así!”. ¿Qué clase de actitud es esta? Niega el problema, no le parece que esta actitud sea mala ni rebelde en contra de Dios, que provenga de Satanás ni que sea manifestación del carácter de Satanás; no percibe ni se da cuenta de cómo Dios la contempla y aborrece: esa es la gravedad de este problema. ¿Es bueno o malo el carácter intransigente? (Malo). Es un carácter satánico. Hace que le resulte difícil a la gente aceptar la verdad, y aún más difícil que se arrepienta. Todo carácter satánico es negativo, Dios lo aborrece, y ninguno es positivo.

Los tres tipos de actitudes que acabo de comentar, el engaño, la arrogancia y la intransigencia, son mortales. Si revelas arrogancia, engaño o intransigencia hacia otras personas, simplemente tienes un carácter malo o poca humanidad; si revelas arrogancia, engaño o intransigencia hacia Dios, esa es una manifestación de resistencia hacia Él y te expones a ofender Su carácter; será muy peligroso que no te arrepientas. Si revelas estas actitudes ante otras personas, no se las tomarán en serio; si, de igual manera, revelas estas actitudes ante Dios, te estarás resistiendo a Él y ofendiendo Su carácter. Aunque no será intencionado ni deliberado, lo harás involuntariamente, dominado por tu naturaleza satánica. Por tanto, cuando se manifieste tu carácter corrupto, si no eres capaz de hacer introspección y de corregirlo con la verdad, tarde o temprano se volverá una enfermedad, y en cuanto reaparezca esta antigua enfermedad, será muy problemática. Si ofendes reiteradamente el carácter de Dios, seguro que te descarta.

En el ejemplo que acabo de poner, ¿qué otro carácter exhibe esa persona? (Un carácter de hartazgo de la verdad). ¿En qué demuestra que está harta de la verdad? Aparentemente, ama la verdad y siente que es de su incumbencia hacer todo lo que exija Dios, todo lo que sea su deber y todo aquello que se halle dentro del ámbito del trabajo de la iglesia; entonces, ¿por qué cabe afirmar que está harta de la verdad? (Porque jamás ha buscado la verdad). Jamás ha buscado la verdad; es una prueba clara. Y, entrando en pormenores, ¿qué manifestaciones indican que está harta de la verdad? (Cuando lo que exigía Dios estaba reñido con su voluntad, optaba por obedecer su voluntad, en vez de buscar la de Dios). Esos son los pormenores. ¿Cómo se manifiesta principalmente en las personas el carácter de hartazgo de la verdad? Cuando ven algo positivo, no lo evalúan con la verdad; ¿con qué lo evalúan? Aplican la lógica de Satanás para evaluarlo y para comprobar si eso se hizo con gusto, de qué forma es y lo impresionante que es. Lo evalúan todo con los métodos que aplica Satanás para evaluar a la gente; o sea, con los principios y métodos de los incrédulos para evaluar a la gente. No buscan la verdad al hacer las cosas y el punto de partida de todos sus actos consiste en evaluarlos aplicando sus figuraciones y puntos de vista, así como las filosofías de vida y el conocimiento que han captado, con lo que dejan de lado la verdad; así lo hacen todo. Aplican los puntos de vista humanos y la lógica de Satanás para evaluar y, tras evaluar y evaluar, les parece que, en su opinión, no hay nadie tan bueno como ellos, que son los mejores. ¿Llevan en el corazón las exigencias de Dios a la humanidad? ¿Algún principio de la verdad? No, ninguno. Como no contemplan las exigencias de Dios a la humanidad, no ven que la verdad es la realidad de todas las cosas positivas, no ven que la verdad está por encima de todas las cosas, es natural que desprecien a Dios encarnado, y siempre tienen nociones sobre la forma de vestir, hablar y comportarse de la encarnación de Dios. Por eso, tras un contacto prolongado, piensan: “No eres tan digno, majestuoso y profundo como imaginaba, y ni siquiera tienes tanta clase como yo. Aquí parado, ¿no tengo la clase de una gran figura? Aunque expreses la verdad, no aprecio en Ti nada que se parezca a Dios. Siempre hablas de la verdad, siempre hablas de entrar en la realidad; ¿por qué no revelas algunos misterios? ¿Por qué no hablas un poco en la lengua del tercer cielo?”. ¿Qué clase de lógica y punto de vista sobre las cosas es este? (El punto de vista de Satanás sobre las cosas). Esto viene de Satanás. ¿Qué os parece Mi forma de abordar estas cosas? (Que aborreces a este tipo de personas y no quieres relacionarte con ellas). Os equivocáis. Por el contrario, cuando me encuentre con una persona así, me acercaré y le hablaré con normalidad, le proveeré lo que pueda y la ayudaré en lo que pueda. Si es obstinada y terca, no solo me llevaré bien con ella con normalidad, sino que, además, debatiré las cosas con ella en la medida de lo posible. Le preguntaré: “¿Crees que funciona esta manera de hacer las cosas? Aplica cualquiera de estos métodos que consideres apropiado, y si crees que ninguno lo es, piensa tú en el modo de resolver este problema”. Cuanto más estupenda se cree esta clase de persona, más congenio con ella de esta forma; no me doy aires de superioridad ante nadie. Si hay dos taburetes, uno más alto y otro más bajo, dejaré que se siente en el alto, y Yo me sentaré en el bajo. Le hablaré mirando hacia arriba, y al final le haré sentir vergüenza y le haré comprender, poco a poco, que no tiene ninguna verdad, que está depauperada y que es patética, insensible y torpe. ¿Qué os parece este método? (Es bueno). Entonces, si le hiciera caso omiso a esta persona, ¿sería bueno para ella? En realidad, eso no tiene nada de malo, pero no le haría ningún bien. Si cree en Dios con cierta sinceridad, tiene algo de humanidad y puede salvarse, está bien que me relacione con ella. Tarde o temprano, algún día, si comprende la verdad, ella misma decidirá sentarse en el taburete más bajo y ya no será orgullosa. Si le hago caso omiso, se quedará así de ignorante y necia para siempre, dirá y hará cosas tontas y siempre será una persona necia, depauperada y patética: ese es el horroroso estado de las personas que no buscan la verdad. La gente menosprecia y desprecia las cosas positivas, y cuando ve a alguien honesto, cariñoso y que siempre practica la verdad, pero que a veces carece de sabiduría, lo desdeña de corazón. Piensa que esa persona es inútil e inservible, mientras que ellos son astutos, buenos calculadores, expertos en conspiraciones y tramas, con recursos y dones, capaces y elocuentes. Piensan que esto los convierte en objeto de la salvación de Dios, pero en realidad es todo lo contrario: este es el tipo de personas de las que Dios está harto. Este es el carácter de desagrado y hartazgo por la verdad.

Nota al pie:

a. El texto original no contiene la frase “las hay de dos tipos diferentes: ‘obstinación’ y ‘dureza’”.

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