En la fe en Dios, lo principal es practicar y experimentar Sus palabras (Parte 1)

En lo que respecta a vuestra fe en Dios, además de cumplir adecuadamente con el deber, la clave es entender la verdad, entrar en la realidad-verdad y esforzarse más para la entrada en la vida. Da igual lo que ocurra, hay lecciones que aprender, así que no lo dejéis pasar a la ligera. Debéis hablar entre vosotros, y entonces seréis iluminados y esclarecidos por el Espíritu Santo, y podréis comprender la verdad. A través de la enseñanza, tendréis una senda de práctica y sabréis cómo experimentar la obra de Dios, y sin que os deis cuenta, se resolverán algunos de vuestros problemas, habrá cada vez menos cosas que no puedas ver claramente, y entenderás cada vez más la verdad. De este modo, tu estatura crecerá sin que te des cuenta. Debes tomar la iniciativa de esforzarte por la verdad y entregarle a ella tu corazón. Algunos dicen: “Creo en Dios desde hace varios años y he comprendido mucha doctrina. Ya tengo una base. Actualmente, la vida en nuestra iglesia en el extranjero es buena, los hermanos y hermanas se reúnen a hablar de cuestiones sobre la fe en Dios todo el día, así que me influencia lo que veo y oigo, y recibo sustento de ello, y con eso me basta. No necesito esforzarme para resolver los problemas de mi entrada en la vida ni los de mi rebeldía. Si cada día cumplo con mi horario de orar, comer y beber las palabras de Dios, cantar himnos, desempeñar mi deber y cumplir con la obligación que me corresponde, creceré naturalmente en la vida”. Esto es lo que piensan esos creyentes confundidos. Estas personas no aceptan la verdad en absoluto. Se limitan a participar en rituales religiosos, a hablar con elocuencia, a gritar consignas vacías, a pronunciar palabras y doctrinas, y creen haberlo hecho bien. En consecuencia, mientras que otras personas pueden practicar algo de la verdad y lograr algún cambio, estos creyentes confundidos no tienen ningún testimonio vivencial. Ni siquiera pueden hablar de algún conocimiento de sí mismos. Terminan con las manos vacías y sin ganar nada. ¿Acaso no están empobrecidos y son lamentables? Ninguna senda para alcanzar la salvación es más real o práctica que aceptar y perseguir la verdad. Si no puedes obtener la verdad, tu creencia en Dios es vacía. Aquellos que dicen palabras vacías y doctrinas, que siempre repiten consignas como loros, dicen palabras altisonantes, siguen preceptos y nunca se concentran en practicar la verdad, no ganan nada, por muchos años que crean. ¿Quiénes son los que ganan algo? Aquellos que cumplen con su deber sinceramente y están dispuestos a practicar la verdad, que tratan lo que Dios les ha confiado como su misión, que pasan con gusto toda su vida esforzándose por Dios y no traman para su propio beneficio, aquellos cuyos pies están firmemente en la tierra y que obedecen las instrumentaciones de Dios. Son capaces de captar los principios-verdad mientras cumplen con su deber y se esfuerzan por hacerlo todo correctamente, lo que les permite lograr el efecto del testimonio de Dios y satisfacer Sus intenciones. Cuando encuentran dificultades en el cumplimiento de su deber, le oran a Dios y tratan de comprender las intenciones de Dios, son capaces de obedecer las instrumentaciones y los arreglos que vienen de Él, y en todo lo que hacen, buscan y practican la verdad. No repiten consignas ni dicen cosas altisonantes, sino que se centran únicamente en hacer las cosas con los pies en la tierra y en seguir meticulosamente los principios. Ponen su corazón en todo lo que hacen, aprenden a apreciarlo todo con el corazón pleno, y son capaces de practicar la verdad en muchos asuntos, tras lo cual adquieren conocimiento y comprensión, y son capaces de aprender lecciones y ganar algo de verdad. Y cuando tienen pensamientos erróneos o estados equivocados, le oran a Dios y buscan la verdad para resolverlos; no importa qué verdades entiendan, tienen una apreciación de ellas en sus corazones y son capaces de hablar de sus testimonios vivenciales. En última instancia, tales personas obtienen la verdad. Aquellos que son descuidados y superficiales nunca piensan en cómo practicar la verdad. Solo se centran en esforzarse y hacer cosas, y en exhibirse y presumir, pero nunca buscan cómo practicar la verdad, lo que les dificulta obtenerla. Piensa en ello, ¿qué clase de personas pueden entrar en las realidades-verdad? (Los que tienen los pies en la tierra, son pragmáticos y ponen su corazón en lo que hacen). Las personas con los pies en la tierra, que se abocan a lo que hacen y tienen corazón, prestan más atención a la realidad y al uso de los principios-verdad cuando actúan. Además, en todas las cosas prestan atención a los aspectos prácticos, son pragmáticos y les gustan las cosas positivas, la verdad y las cosas prácticas. Son las personas así las que, en última instancia, comprenden y obtienen la verdad. ¿Qué tipo de persona sois? (De las que no son prácticas, siempre quieren hacer cosas para guardar las apariencias y dependen de la picardía). ¿Se puede ganar algo actuando de esta manera? (No). ¿Habéis encontrado la senda para resolver vuestros problemas? Si puedes darte cuenta de ello y empezar a cambiar las cosas, ¿sabrás si han cambiado tus nociones, figuraciones y puntos de vista sobre las cosas? (Me parece que han cambiado en cierta medida). Mientras se produzcan resultados y progresos, deberías compartir y dejar que otros se edifiquen. Aunque tu experiencia sea limitada, sigue siendo una experiencia de crecimiento en la vida. El proceso de crecimiento en la vida es tu experiencia de fe en Dios, de crecimiento logrado tras experimentar la palabra de Dios. Estas experiencias son las más preciadas.

Dado que todas creen en Dios, leen Sus palabras y cumplen con sus deberes, ¿cómo es que al cabo de unos años unas personas se diferencian de otras, surgen altibajos y se revelan sus auténticos rostros? En realidad, cada una se clasifica según su especie. Algunas personas pueden hablar de su testimonio vivencial, mientras que otras no tienen ninguno en absoluto. Algunas son capaces de comprender muchas verdades y entrar en la realidad, mientras que otras no han obtenido nada de verdad ni han cambiado su carácter en lo más mínimo. Ciertas personas obtienen resultados en sus deberes, son capaces de buscar la verdad para resolver los problemas, y cumplen poco a poco con sus deberes adecuadamente. Otras son descuidadas y holgazanas en el cumplimiento de sus deberes, se limitan a actuar por inercia y no ponen en práctica la verdad ni aunque la comprendan. Dado que todas estas personas asisten a las reuniones, leen las palabras de Dios y cumplen con sus deberes, ¿por qué se producen resultados diferentes? ¿Por qué algunas son capaces de emprender la senda de la búsqueda de la verdad mientras que otras siguen su propio camino? ¿Por qué algunas pueden aceptar la verdad y otras no? ¿Cómo es posible? ¿Por qué ciertas personas son capaces de aceptar y obedecer cuando se enfrentan a la poda, mientras que otras se resisten, discuten, se rebelan e incluso montan una escena? Todas comen y beben las palabras de Dios en las reuniones, escuchan los sermones y la enseñanza, viven la vida de iglesia y cumplen con sus deberes, así que ¿por qué hay una diferencia tan grande entre ellas? ¿Sois capaces de desentrañar este problema? Esta es la diferencia entre la buena y la mala humanidad, y está directamente relacionada con si las personas aman o no la verdad. De hecho, con independencia del calibre de una persona, mientras pueda aceptar la verdad, cumplir con su deber con diligencia y reflexionar y conocerse a sí misma, tendrá entrada en la vida, experimentará un verdadero cambio y podrá cumplir con su deber de un modo adecuado. Si no eres diligente en la lectura de las palabras de Dios y no comprendes la verdad, no puedes reflexionar sobre ti mismo; te conformarás con un mero esfuerzo simbólico y con no cometer maldades ni transgresiones, y utilizarás esto como capital. Te pasarás el día en un enredo, vivirás en estado de confusión, te limitarás a hacer las cosas según lo previsto, nunca usarás el corazón para hacer autoexamen ni te esforzarás por conocerte; siempre serás superficial. Así no cumplirás nunca con el deber a un nivel aceptable. Para poner todo tu esfuerzo en algo, primero debes poner todo tu corazón en ello; solo cuando primero pones todo tu corazón en algo puedes poner todo tu esfuerzo en ello y esmerarte. Hoy día, hay quienes han empezado a ser diligentes en el cumplimiento del deber y se han puesto a pensar en cómo llevar adecuadamente a cabo el deber de un ser creado para satisfacer el corazón de Dios. No son negativos ni perezosos, no esperan pasivamente a que lo Alto dicte órdenes, sino que toman la iniciativa. A juzgar por vuestro cumplimiento del deber, sois un poco más eficaces que antes, y aunque todavía no está a la altura, se ha dado cierto crecimiento, lo que es bueno. Sin embargo, no debéis conformaros con el estado de cosas, hay que seguir buscando, seguir creciendo; será entonces cuando cumpliréis mejor con el deber y alcanzaréis un nivel aceptable. Sin embargo, cuando algunos cumplen con el deber, nunca hacen todo cuanto está a su alcance ni lo dan todo; solo dan el 50-60 % de su esfuerzo, y únicamente hasta que terminan lo que estén haciendo. Nunca son capaces de mantener un estado de normalidad. Cuando no hay nadie que los vigile ni les brinde sustento, se relajan y flaquean; cuando hay alguien que les enseña la verdad, se animan, pero si no se les enseña la verdad durante un tiempo, se vuelven indiferentes. ¿Cuál es el problema de estas constantes idas y venidas? Que así son las personas cuando no han alcanzado la verdad: todas viven por y para el entusiasmo, algo sumamente difícil de mantener. Han de tener a alguien que les predique y les hable todos los días; en cuanto no hay nadie que las riegue y provea y nadie que las sustente, se les enfría de nuevo el corazón, flaquean una vez más. Y cuando su corazón flaquea, se vuelven menos eficaces en el deber; si se esfuerzan más, la eficacia aumenta, los resultados en el cumplimiento de sus deberes mejoran y aprenden más. ¿Es esta vuestra experiencia? Quizá digáis: “¿Por qué siempre tenemos problemas para cumplir con el deber? Cuando estos problemas se resuelven, nos revitalizamos; cuando no, nos volvemos indiferentes. Cuando se deriva algún resultado de nuestro cumplimiento del deber, cuando Dios nos aprueba para nuestro crecimiento, estamos encantados y sentimos que por fin hemos madurado, pero poco después, cuando nos encontramos con una dificultad, nos ponemos negativos otra vez; ¿por qué nuestro estado es siempre tan inconsistente?”. En realidad, principalmente porque comprendéis muy pocas verdades, os falta profundidad en vuestras experiencias y entradas, aún no comprendéis muchas verdades, os falta voluntad y os conformáis solo con poder cumplir con el deber. Si no comprendéis la verdad, ¿cómo podéis cumplir adecuadamente con el deber? A decir verdad, todo lo que Dios le pide a la gente es alcanzable para ella; siempre y cuando uséis la conciencia y seáis capaces de obedecerla en el cumplimiento del deber, os será fácil aceptar la verdad, y si podéis aceptar la verdad, podréis cumplir adecuadamente con el deber. Debéis pensar así: “A base de creer en Dios estos años, a base de comer y beber de Sus palabras estos años, he obtenido muchísimo y Dios me ha otorgado maravillosas gracias y bendiciones. Vivo en las manos de Dios, bajo Su dominio y Su soberanía, y Él me ha dado este aliento, por lo que debo usar el corazón y esforzarme por cumplir bien con el deber con todas mis fuerzas, esta es la clave”. La gente debe tener voluntad; solamente aquellos que tienen voluntad pueden esforzarse verdaderamente por la verdad, y solo una vez que hayan comprendido la verdad podrán cumplir correctamente con el deber, satisfacer a Dios y avergonzar a Satanás. Si tú tienes esta clase de sinceridad y no haces planes en aras de tu propio bien, sino nada más que para alcanzar la verdad y cumplir correctamente con el deber, tu cumplimiento de él se volverá algo normal y se mantendrá constante todo el tiempo; sin importar con qué circunstancias te encuentres, sabrás perseverar en el cumplimiento del deber. Independientemente de quién pueda llegar a confundirte o perturbarte, y sea tu estado de ánimo bueno o malo, serás capaz igualmente de cumplir con el deber con normalidad. De esta manera, Dios podrá tomarse un respiro respecto a ti, y el Espíritu Santo podrá darte esclarecimiento para que comprendas los principios-verdad y guiarte para que entres en la realidad-verdad; en consecuencia, seguro que tu cumplimiento del deber estará a la altura. Siempre y cuando te esfuerces sinceramente por Dios, cumplas con el deber con los pies en la tierra y no actúes de manera escurridiza ni hagas trampas, serás aceptable para Dios. Dios escruta la mente, los pensamientos y las motivaciones de la gente. Si tu corazón anhela la verdad y eres capaz de buscarla, Dios te dará esclarecimiento e iluminación. En cualquier asunto, Dios te esclarecerá en tanto que busques la verdad. Él abrirá tu corazón a la luz y te concederá una senda de práctica, y tu cumplimiento del deber dará entonces fruto. El esclarecimiento de Dios es Su gracia y Su bendición. Incluso en los asuntos triviales, las personas nunca obtendrán inspiración sin el esclarecimiento de Dios. Sin inspiración es difícil que resuelvan sus problemas, y no lograrán resultados en su deber. Con solo el intelecto, la sabiduría y el calibre humanos, hay muchas cosas que las personas no pueden superar, incluso después de muchos años de estudio. ¿Por qué? Porque aún no es el momento señalado por Dios. Si Él no actúa, por muy capaz que sea una persona, resulta inútil. Esto debe entenderse claramente. Debes creer que todo está en manos de Dios, y que la gente solo coopera. Si eres sincero, Dios lo percibirá y te ofrecerá una salida en cada situación. Ninguna dificultad es insuperable, esa es la fe que has de tener. Por tanto, cuando cumpláis con vuestros deberes, no hay necesidad de tener ningún recelo. Mientras lo des todo, de todo corazón, Dios no te pondrá en dificultades, ni te cargará con más de lo que puedas soportar. Solo debes preocuparte si dices cosas sin querer, si solo hablas y no actúas, si dices cosas agradables al oído, pero en realidad no cumples con tus deberes adecuadamente; entonces, se acabó. Si esta es tu actitud hacia tus deberes y hacia Dios, ¿recibirás Sus bendiciones? Por supuesto que no. Si actúas por inercia y engañas a Dios, Él no te hará caso y te descartará; ese será el desenlace. Si engañas a Dios, te engañas a ti mismo. Dios dirá: “El corazón de esta persona es demasiado falso y no tiene rastro de honestidad. No se puede confiar en ella ni encargarle nada. Que sea apartada”. ¿Qué significa eso? Significa que te dejarán solo y te ignorarán. Si no existe arrepentimiento, serás completamente abandonado. Serás entregado a Satanás, a los espíritus malignos y a los espíritus inmundos para que te castiguen. ¿En qué estado se encuentra alguien al que se abandona e ignora? Significa que el Espíritu Santo ya no obra en ti. No verás nada con claridad y, aunque otros siempre serán esclarecidos e iluminados, tú no lo serás; tú seguirás adormecido. Siempre te sentirás somnoliento y cuando alguien comparta sobre la verdad y la entrada en la vida te quedarás dormido. ¿Qué clase de fenómeno es este? Uno en el que Dios no está obrando. Si Él no está obrando, ¿acaso no se convierte esa persona en un cadáver andante? Creer en Dios y no sentir Su presencia resulta bastante aterrador. Tal persona pierde su confianza para vivir, su motivación. Pierde todo su capital de vida. ¿Qué valor tiene una vida así? ¿No estás peor que los cerdos y los perros? Debido a tus acciones y tu comportamiento, Dios ve que no eres fiable ni digno de confianza. Él te desprecia desde el fondo de Su corazón, y por eso te abandona o te aparta temporalmente. Me pregunto por qué una persona así no advierte el dolor y el malestar en su corazón. ¿Qué le pasa a su corazón? ¿Alberga el juicio de conciencia? No importa cuántos años lleves creyendo en Dios ni si tu fe es auténtica o falsa, ya has comprendido algunas doctrinas de conducta y puedes vivir y sobrevivir sin depender de nadie, pero si sabes que te han puesto en evidencia, que Dios ya te ha abandonado, ¿acaso puedes seguir viviendo? ¿Sigue teniendo sentido tu vida? En ese momento, llorarás y crujirás los dientes en la oscuridad. En la iglesia, a menudo vemos a personas que, una vez que se las pone en evidencia, se las descarta y la iglesia está a punto de echarlas, lloran a lágrima viva e incluso tienen ganas de morir, pierden la voluntad de seguir viviendo. Entre lágrimas, juran que se arrepentirán, pero para entonces ya es demasiado tarde. Es del tipo de gente que no lo entiende hasta que es demasiado tarde. Así pues, si deseas arrepentirte, debes hacerlo ahora. Apresúrate a reflexionar sobre qué problemas persisten en el cumplimiento de tu deber, si eres superficial, si hay algún ámbito en el que seas irresponsable. Reflexiona sobre si realmente has obtenido resultados en el cumplimiento de tu deber; si los has obtenido, reflexiona acerca de las razones de tales logros y, si no, reflexiona sobre el motivo por el que no los has obtenido. Obtén claridad respecto a tales cosas a través de la reflexión y, si aún quedan problemas, busca la verdad para resolverlos. De este modo, no tendrás dificultades para cumplir con tu deber. En cuanto a todos los que son capaces de buscar la verdad para resolver los problemas con los que se topan, no solo hallarán cada vez menos dificultades en el cumplimiento de sus deberes, sino que también se volverán más eficaces en el cumplimiento de los mismos y, mientras tanto, ganarán la entrada en la vida. Por ejemplo, algunas personas empiezan a comprender la verdad cuando han pasado por varias rondas de poda. Son capaces de reflexionar sobre sí mismas a menudo y, siempre que descubren que han hecho algo mal, saben que han vulnerado los principios-verdad, oran a Dios y se sienten particularmente arrepentidas. A veces, incluso se odian a sí mismas y se abofetean, diciendo: “¿Cómo he podido volver a hacer algo malo y causarle dolor a Dios? No tengo corazón. Dios ha dicho muchas cosas, ¿por qué las olvido con rapidez? ¿Por qué no puedo lograr la sumisión a Dios y satisfacerlo? De veras he sido profundamente corrompido por Satanás. No hay lugar para Dios en mi corazón y no atesoro la verdad. Siempre vivo según las filosofías satánicas y no soy considerado con las intenciones de Dios. En realidad, no tengo conciencia ni razón. Me rebelo demasiado contra Dios”. Así, ponen voluntad en arrepentirse y están decididas a poner en práctica la verdad, a cumplir bien con su deber y satisfacer a Dios. En efecto, albergan arrepentimiento en el corazón, pero despojarse de un carácter corrupto no es cosa fácil, pues hay que pasar por algunas pruebas y refinamientos antes de poder cambiar un poco. Ahora hay muchas personas que han comenzado a centrarse en la verdad, que están dispuestas a entrar en la realidad-verdad y a convertirse en personas que se someten a Dios. Entonces, ¿cómo debe practicar alguien cuyo corazón se siente sinceramente arrepentido? Por una parte, deben orar a Dios y buscar más la verdad, resolver los problemas que tengan y encontrar una senda de práctica en el cumplimiento de su deber. Por otra parte, deben encontrar a alguien que entienda la verdad y enseñe con ellos para que diseccionen su propia rebeldía, su esencia-naturaleza y los aspectos en los que se resisten a Dios. Deben conocer estos problemas claramente, luego, considerar cuidadosamente las palabras de Dios y ver de qué modo se aplican a ellos mismos; una y otra vez, deben tomar en cuenta aquellas palabras de Dios que son fundamentales y dirigir su introspección a sus propios problemas y a su propia esencia-naturaleza, hasta que alcancen el verdadero conocimiento. De este modo, podrán llegar a un sincero remordimiento y odiarse a sí mismos. A continuación, deben exponer sus dificultades en el cumplimiento del deber y utilizar la verdad para resolverlas. Así, las dificultades que manifiestan cuando llevan a cabo su deber disminuyen y se logra el efecto deseado. Si uno desea arrepentirse de verdad, así es como debe practicar. Este es el único camino hacia el verdadero arrepentimiento.

¿Qué resultados se obtienen mediante la búsqueda de la verdad? Por un lado, perseguir la verdad significa despojarse del carácter corrupto; por otro, permite poner en práctica la verdad en el cumplimiento del deber y convertirse en una persona que se somete sinceramente a Dios. Este es el testimonio del verdadero arrepentimiento. Para arrepentirse con sinceridad, antes de obtener un resultado, uno debe comprender la verdad y ponerla en práctica. Si no buscas la verdad para resolver el problema y tu arrepentimiento es solo algo que dices, entonces no es posible lograr el resultado. No te sentirás en paz ni con los pies en la tierra. Si lo único que haces es decir en oración que deseas arrepentirte sinceramente, pero en el cumplimiento de tu deber no buscas la verdad para resolver tus problemas y lograr el cumplimiento satisfactorio del deber, estás tratando de engañar a Dios. El verdadero arrepentimiento se manifiesta sobre todo como lealtad, al actuar según los principios, practicar la verdad y dar verdadero testimonio en el cumplimiento del deber. Estas son las señales y también son el testimonio del verdadero arrepentimiento. Si lo único que uno hace es hablarle a Dios de arrepentimiento en oración, sin cumplir bien con su deber, ¿no está entonces tratando de engañar a Dios? Si tu propia conciencia no es capaz de aprobar algo, ¿cómo podría entonces aprobarlo Dios? Cualesquiera que sean tus circunstancias actuales, mientras no puedas cumplir con sinceridad con tu deber hacia Dios y mientras sigas teniendo muchos problemas en el cumplimiento de tu deber que no tratas de resolver mediante la búsqueda de la verdad, entonces tienes un grave problema, y deberías orar seriamente al respecto y reflexionar sobre ti mismo. Si no puedes arrepentirte de verdad y siempre cumples mal con tu deber, sin duda corres el peligro de ser descartado. No importa cuántos años lleves creyendo en Dios, mientras siempre cumplas con tu deber de manera superficial, siempre busques beneficios para ti mismo, siempre te aproveches de la casa de Dios, y no aceptes ni practiques la verdad en lo más mínimo, no eres un verdadero creyente. Eres alguien que siente aversión por la verdad, un incrédulo que solo quiere llenarse la barriga. Puede que aún vivas en la casa de Dios, y puede que aún digas que eres creyente, pero el hecho es que ya no tienes una relación con Dios. Hace tiempo que Dios te ha dejado de lado y te has convertido en una carcasa sin alma, en un cadáver andante. ¿Qué sentido tiene entonces vivir? Quien ha llegado a este punto carece ya de destino al que referirse. Su única salida es presentarse rápidamente ante Dios para confesarse. Si eres genuinamente sincero y te arrepientes de verdad, Dios olvidará tus transgresiones. Sin embargo, hay una cosa que debes recordar: no importa cuándo, y con independencia de si tienes conocimiento de Dios o tienes nociones o conceptos equivocados sobre Él, nunca debes luchar contra Dios ni desafiarlo. De lo contrario, sin duda sufrirás el castigo. Si percibes que tu corazón se ha endurecido y te hallas en un estado en el que dices: “Voy a actuar de esta manera, veamos qué es capaz Dios de hacerme. No le tengo miedo a nadie. Siempre lo he hecho así antes”, entonces estás en problemas. Es una erupción de naturaleza satánica, es intransigencia. Ya sabes perfectamente que lo que haces está mal, que ya es peligroso, pero no te lo tomas en serio. Tu corazón no tiene miedo, no reconoce ninguna acusación o culpa y no está preocupado ni apenado; ni siquiera sabes arrepentirte. Es un estado de intransigencia, que te causará problemas y hará posible que Dios te deje de lado. Si una persona llega a este punto, sigue tan adormecida y no sabe que debe retroceder, ¿es posible que recupere su relación con Dios? No se recuperará con facilidad. Entonces, ¿cómo puedes restaurar una relación normal con Dios que te permita sentir que es perfectamente natural y justificado acercarte a Él? ¿Dónde puedes someterte, inclinarte y ofrecerle todo lo que tienes, temerle y aceptar Sus palabras como verdad sin importar si las entiendes o no y luego buscar la verdad y practicar la sumisión? ¿Cuándo puedes recuperar este estado? ¿Hasta dónde hay que llegar para recuperar esta condición? Me temo que sin duda será difícil, porque no es una cuestión de tiempo, ni de la duración del viaje o de la distancia que recorras. Tiene que ver con el estado de tu vida y con la posibilidad de que hayas entrado verdaderamente en la realidad-verdad. Si has creído en Dios durante muchos años y, sin embargo, no eres en absoluto capaz de utilizar la verdad para resolver los problemas que existen en ti, no eres consciente de la gravedad de tales problemas, a menudo vives felizmente en un estado de rebelión sin ninguna conciencia, haces las cosas equivocadas, dices las palabras erróneas, te opones, te resistes y te rebelas contra Dios con un corazón intransigente y te aferras con obstinación a tus propias nociones, figuraciones, pensamientos y puntos de vista, sin ser consciente de ello en absoluto, entonces no tienes ninguna realidad-verdad, no te sometes a Dios y sigues lejos de cumplir con Sus exigencias. Debes tener esto claro en tu corazón. Si no puedes ver con claridad tu propio estado y siempre asumes que tu manera de creer está bien, que eres capaz de gastarte por Dios, que has sufrido y pagado un precio, y consideras que tienes garantizada la entrada al reino de los cielos, no cuentas con la mínima razón. Además de no poseer ninguna realidad-verdad, ni siquiera la conoces. Esto quiere decir que no hay claridad en tu mente, que estás confundido, que eres una persona atolondrada y que no tienes el calibre suficiente para entender la verdad ni para conocerte a ti mismo y, por tanto, Dios no puede salvarte.

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