Solo si se resuelven las propias nociones es posible emprender el camino correcto de la fe en Dios (1) Parte 3

Ahora vamos a compartir acerca de las nociones de las personas sobre la encarnación, que también son muchas. La gente posee multitud de figuraciones cuando no han visto al Dios encarnado, ¿verdad? Por ejemplo, creen que la encarnación debería entenderlo y verlo todo con claridad. En pocas palabras, creen que la encarnación de Dios debería ser excepcionalmente perfecta, que Él es demasiado bueno para que ellos puedan alcanzarlo o acercarse. Cuando no han conocido a Dios, estas figuraciones que tienen son nociones, y surgen de acuerdo con ciertos juicios o con el conocimiento, las creencias religiosas y la educación cultural tradicional que poseen. Una vez que han conocido a Dios, se crean nuevas nociones: “Así que este es el aspecto de Cristo. Así es como habla y esta es su personalidad. ¿Cómo puede ser tan diferente a lo que yo pensaba? Se supone que mi Dios no debería ser así”. De hecho, la gente no tiene idea ni puede explicar qué aspecto se supone que debe tener Dios. Al tiempo que crean constantemente estas nociones, también las niegan y se podan a sí mismos, pues creen que es erróneo albergar nociones y figuraciones, que las cosas que hace Dios son correctas, pero siguen sin poder entenderlas. Sus nociones afloran continuamente y se libra una batalla en su corazón, a medida que piensan: “Lo que hace Dios es correcto; yo no debería albergar nociones”. Sin embargo, no son capaces de dejarlas completamente de lado y siguen sin estar convencidos, de modo que no hallan la paz en su corazón. Piensan: “¿Es un ser humano o Dios? Si es Dios, entonces no lo parece, y, si es un ser humano, le resultaría imposible expresar tantas verdades”. Aquí es donde se atascan. Quieren encontrar a alguien con quién compartir, pero les resulta difícil hablar, les da miedo que se rían de ellos o que los demás digan que son estúpidos, que carecen de fe o que su entendimiento está distorsionado, y por tanto lo único que pueden hacer es reprimir lo que sienten. En cualquier caso, haya visto alguien a Dios o no, mientras se formen nociones y malentendidos en su corazón, existe un problema con su entendimiento. Dios expresa muchas verdades y habla sobre estas cuestiones con mucha claridad y lucidez, de modo que la gente pueda quedar convencida de corazón y de palabra. Cuando aún son capaces de formar nociones y malinterpretaciones en una situación así, esto deja de ser un problema tan sencillo. Algunos tienen nociones porque carecen de entendimiento espiritual, otros debido a su distorsionada comprensión, y otros tantos se crean nociones porque no aman la verdad y no la entienden en absoluto. Sea cual sea el caso, mientras las creencias e ideas de la gente no concuerden con las palabras de Dios, Su obra y Su esencia, y les impidan creer en Él, conocerlo y someterse a Su obra, o también generen en ellos ideas y perspectivas que cuestionen, malinterpreten, nieguen y se resistan a Dios, entonces todas son nociones y van en contra de la verdad.

A continuación, voy a compartir con vosotros varios ejemplos concretos. Es posible que muchos hayáis oído historias sobre Mí. Cuando empezaste a creer en Dios o te encontraste en alguna situación concreta, puede que alguien te contara algunos relatos que llenaron de emotividad tu corazón o te conmovieron hasta las lágrimas. Por ejemplo, alguien contó que cierto día de Año Nuevo todo el mundo se fue a casa para pasarlo allí mientras Cristo deambulaba solo por las calles, azotado por el viento y la nieve, sin una casa donde refugiarse. Tras oír esta historia, algunos se conmovieron extremadamente y dijeron: “¡Es muy difícil para Dios venir y vivir en el mundo! El género humano es muy corrupto y todos rechazan a Dios, y por eso sufre tanto. Parece que lo que Dios dice es verdad, que ‘las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza’. Estas palabras se han hecho realidad. ¡Dios es tan maravilloso!”. Creen que la grandeza de Dios ha surgido de esta historia, y es la conclusión que sacan de ella. Si bien os ha conmovido hasta el llanto al escucharla, ¿os habéis preguntado por qué a la gente le interesan este tipo de historias? ¿Por qué les conmueven? Albergan una especie de noción respecto a la carne de Dios, son exigentes con Su carne, y cuentan con una especie de estándar para medirla. ¿A qué noción me refiero? La de que, si Dios viene hecho carne, debe sufrir. Dios dijo: “Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”. Si estas palabras no se hubieran hecho realidad, si las condiciones de vida del Hijo del hombre no fueran así ni hubiera sufrido de este modo, sino que en su lugar disfrutara de la felicidad, la gente no lo admiraría, ni se sentiría motivada, ni querría cumplir con su deber, ni estaría dispuesta a sufrir ni siquiera un poco. Creen que Dios debería sufrir, y que solo si lo hace puede servir como ejemplo y modelo para el género humano. Creen que, cuando Dios llegue al mundo, no puede disfrutar de grandes riquezas ni de una posición, pues esos son aspectos mundanos. Dios vino al mundo específicamente para sufrir, y solo después de haberlo hecho puede dejar sin habla al género humano, conmoverlo con Su sufrimiento y que este lo admire, para acto seguido lo empiecen a seguir. La gente alberga esta especie de noción sobre Dios, razón por la cual se identifica con historias como esta y les resulta fácil aceptarlas. Así pues, ¿os gustaría saber si esta historia es verdad? ¿Esperáis que lo sea o que no? ¿Os resulta difícil responder a esto? Si fuera cierta, la gente la consideraría muy acorde a sus propias nociones; si no, ¿destruiría eso el heroico ejemplo en el fondo de vuestro corazón? ¿Os impactaría? ¿Supondría un golpe para vosotros? En realidad, carece de importancia que sea verdad o no. ¿Qué es importante? Diseccionar las nociones de las personas. Todo el mundo tiene una noción y un estándar según el cual medir al Dios encarnado, Su vida, Su entorno vital, Su calidad de vida y Su comida, vestimenta, vivienda y transporte, y dicha noción consiste en que, ahora que Dios ha venido, debe sufrir. Además, en el corazón de la gente, Cristo debe sin duda ser influyente y merecer reverencia, admiración y adoración: ha de ser capaz de leer extremadamente rápido y no olvidar nunca nada que haya visto, ha de tener habilidades excepcionales que van más allá del alcance de la gente normal, y debe incluso ser capaz de hacer señales y prodigios, lo que lo convierte en digno de que lo sigan y en merecedor del título de “el Dios poderoso”. Si las nociones y figuraciones de la gente se cumplieran en la vida real, serían muy enérgicos y confiados en su fe. Si las cosas que en realidad suceden están reñidas con sus nociones y figuraciones, como ver que Cristo todavía está perseguido por las autoridades que gobiernan, entonces la gente piensa: “Dios todavía padece el dolor de la persecución; ¡este no es el héroe ni el Salvador que yo me imaginaba!”. Y entonces les parece que no merece la pena creer en Él. ¿No es esto producto de sus nociones? ¿Cómo nacen estas? Un aspecto es que surgen de las figuraciones de las personas, mientras que otro es que en ellas influye la imagen de la gente famosa y notable, lo cual provoca que se formen definiciones incorrectas de Dios. La gente cree que la vida de la gente famosa y notable es simple, que les puede durar un cepillo de dientes 20 o 30 años y que arreglan una única prenda de ropa y llegan incluso a llevarla toda la vida. Algunos comen sin desperdiciar nada, incluso lamen el plato al terminar y recogen cualquier pedacito de comida que se cae, de tal modo que los demás se crean una impresión extraordinaria de esta gente notable en su corazón, y se sirven de tales impresiones para medir al Dios encarnado. Se crean nociones si Él no se ciñe a sus impresiones, pero no lo hacen si el Dios encarnado coincide exactamente con ellas. ¿Se ajusta a la verdad que la gente compare a Cristo con estas cosas? ¿Coincide con la verdad lo que hacen los famosos y la gente notable? ¿Tienen esencias-naturaleza de santos? De hecho, esta gente famosa y notable son todos unos demonios y unos reyes diabólicos, y ni uno de ellos posee la esencia de la humanidad normal. Aunque pueda parecer que cuenten con ciertos méritos si se miden con nociones humanas, en cuanto a sus esencias-naturaleza y sus acciones, en esencia son todos diablos y satanases. ¿Acaso no es una blasfemia contra Dios tomar la imagen de los diablos y de los satanases para compararla con Él? Los satanases y los diablos son siempre los mejores a la hora de disfrazarse. Todo lo que dicen y hacen se ajusta en apariencia a las nociones y figuraciones de la gente, y solo dicen cosas agradables. Sin embargo, todo lo que planean en su corazón y lo que hacen entre bastidores son cosas vergonzosas y diabólicas y, si nadie los pone en evidencia, nadie los puede ver venir. Todo lo que dicen los satanases y los reyes diabólicos es hipócrita y desorientador, y aquellos que entienden la verdad serán capaces de percibirlo con claridad. Alguna gente siempre compara la imagen de los diablos y de la gente notable con el Dios encarnado y, cuando no coincide, no se sienten cómodos, se crean nociones y nunca se deshacen de ellas. ¿Hay mucha gente así? No cabe duda. A algunas todavía les preocupa si la historia que acabo de relatar ahora mismo es cierta o no. Cuando la oí por primera vez, me desconcertó que la persona involucrada, o sea, Yo, no supiera lo que supuestamente me había sucedido. Se trataba de una enorme broma y de una gran mentira. No era verdad. En aquella situación, si bien no había muchos hermanos y hermanas que hubieran aceptado esta etapa de la nueva obra, hubo algunos que la aceptaron cuando Dios empezó a pronunciar Sus palabras. Es más, todos eran creyentes en Jesús que habían aceptado esta etapa de la obra. Todos estaban dispuestos a mostrarle amor y de ninguna manera le habrían cerrado la puerta en la cara a Cristo; jamás hubieran hecho tal cosa. En Año Nuevo, alguna gente me invitó a su hogar. Además, con tantos hermanos y hermanas, ¿quién no me habría acogido si hubiera ido al suyo? Decir algo semejante daba a entender que los hermanos y hermanas estaban siendo rebeldes y nadie quería acogerme en ninguna parte. ¡Se trataba de un intento de acusar a los hermanos y hermanas y de difundir rumores sobre ellos! Nada tenía ningún fundamento y está claro que era un invento de cierta gente con motivaciones ocultas, y aun así os lo creísteis. ¿Cómo es posible? Porque la gente alberga ciertas nociones sobre la encarnación y hacen estas exigencias relativas a sus sentimientos, sus deseos y su configuración psicológica, y, así pues, están dispuestos a escuchar tales historias. Algunos aprovecharon la oportunidad para inventárselas y luego hicieron todo lo posible para difundirlas y divulgarlas, para adornarlas y posteriormente inferir e inventar cosas. Al final, cada vez más gente acabó oyendo estas invenciones y las consideró ciertas. Si Yo no hubiera aclarado este asunto, nunca en la vida hubierais sido capaces de distinguir lo verdadero de lo falso. ¿Lo entendéis ahora? Nunca ocurrió, así de sencillo.

Ahora os contaré algunas cosas para que, a partir de ellas, entendáis qué nociones existen acerca de la encarnación y de Cristo. Cuando no hacía mucho que había empezado esta etapa de la nueva obra de Dios, la iglesia necesitaba componer algunos himnos, y Yo también escribí uno. En aquel tiempo, ya se había dado testimonio del Dios encarnado. Después de leer Mi himno, algunos pensaron que era maravilloso, pero hubo una persona que dijo algo muy raro: “¿Cómo has escrito este himno tan rápido? ¿Cómo se te han ocurrido tantas palabras?”. Oír esto me desconcertó y pensé: “¿Le hacen falta palabras a uno para escribir una canción? ¿Ha de ser un entendido? ¿Qué se piensa entonces que son todas estas palabras que he expresado?”. Tenía una noción, una idea, creía que estas palabras que expresaba la encarnación solo eran palabras y artículos, no pensó, no comprendió, que se trataban de la verdad. Todo lo que hacía la encarnación le parecía muy opaco. Como no entendía la verdad, se servía de las palabras de los no creyentes para explicarlo, y la gente se sentía incómoda y asqueada al oír aquello. Esta persona no tenía entendimiento espiritual e incluso ahora sigue habiendo gente así. Entonces, ¿con qué clase de nociones está relacionado esto? Esta persona no negaba la encarnación ni a Cristo; hizo uso de una noción para medir lo que había sucedido. Creía que Cristo ha de ser un experto y ser cultivado y que, cuando se halla entre otras personas, debe ser capaz de convencerlas por completo. Incluso si Cristo no fuera muy cultivado, Su calibre, talentos y habilidades deben ser mejores que los de los demás, es decir, ha de ser mejor que otros en ciertas cosas o ser diferente al resto de ciertas maneras para ser digno de ser Dios y Cristo. Creía que Cristo podría ser Cristo si estaba cualificado para serlo. Decía tal cosa porque no creía que para serlo bastara con que Él poseyera Su esencia. ¿Qué obstáculos le impone esta clase de noción a la gente para creer en Dios y para su entrada en la vida? Emplearán su cerebro para analizar las palabras de Dios y examinar y estudiar Su carne, y siempre lo estudian y piensan: “¿Es lógico lo que dice esta persona? ¿Se ajusta al pensamiento normal? ¿Se ciñe a las reglas gramaticales? ¿De dónde lo aprendió?”. No buscan la verdad en las palabras de Dios, no las comprenden desde la perspectiva de aceptar la verdad y no las aceptan como tal. En su lugar, se sirven de su cerebro y su conocimiento para analizar, estudiar y cuestionar. Al margen de qué clase de puntos de vista o nociones use la gente para medir o abordar a esta persona, ¿cuál es el resultado final? (No pueden obtener la verdad). No cabe duda de que no pueden obtenerla. Hay otro aspecto que no has entendido, y es que las personas no son capaces de corroborar si Él es la encarnación o no; ¿acaso no es algo crucial? (Sí). Cuando escuchan los sermones que hace y los misterios que revela, muchos corroboran que es Dios, sin lugar a la duda, que Sus palabras son la verdad y la vida y que provienen de Él. Sin embargo, si siempre estudian a Dios en función de nociones y nunca aceptan Sus palabras como la verdad, ¿cuál es el resultado final? Siempre cuestionarán la identidad y esencia de esta persona y Su obra, es decir, no serán capaces de verificar si es un ser humano o es Dios, pensarán que tal vez se trata de un mensajero que Él ha enviado, o quizás de un profeta, ya que ningún humano puede expresar las cosas que Él dice. Hay quienes no reconocen que esta persona es Dios porque tienen multitud de restricciones y limitaciones y muchas nociones que no se corresponden con esta carne. Cuando es así, esta gente no busca la verdad, sino que continúa aferrándose a sus nociones, de modo que acaban estancados. Cuando le dices a una persona así que realice un esfuerzo en su fe, cuenta con muchas nociones de las que no puede desprenderse y, cuando le pides que se marche, nace en esta el temor a no ser bendecida. ¿Hay gente así? ¿Sois como ellos? Aunque la mayoría de vosotros habéis confirmado que esta persona es sin duda el Dios encarnado, en realidad solo lo hacéis al 80 o 90 por ciento, y todavía queda un 10 o 20 de duda y cuestionamiento. Se puede decir que básicamente lo habéis confirmado, mientras que la duda y el cuestionamiento que quedan no son temas tan urgentes. La resolución de estas nociones está a nuestro alcance, pero puede suponer un problema si estas nociones y cuestiones no se resuelven a tiempo. En lo que respecta a vuestras nociones, ¿cómo debería trataros para que os quedéis satisfechos, para que penséis que esto lo hace Dios y así es como se supone que Él debe tratar a la gente? ¿Debería hablar en voz baja y luego preocuparme por vosotros y prestaros atención en todo? Si un día me entero de que algunos habéis hecho algo absurdo y os suelto una buena reprimenda, os dejo en evidencia y os juzgo con dureza y daño vuestra autoestima, ¿tendréis la sensación de que no soy como Dios? Creéis que Dios es el más amable, el más amoroso, y que está lleno de cariño, ¿qué puedo hacer entonces para ser el Dios de vuestras nociones y figuraciones? Si le seguís haciendo tales exigencias a Dios, carecéis de razón alguna y no lo conocéis realmente.

Os voy a contar otra cosa sobre las nociones relativas a la encarnación. Cuando estaba en China, hace dos décadas, Yo no tenía ni veinte años, y a esa edad la gente no posee mucha experiencia ni madurez en su discurso y sus acciones; como es natural, hablan y actúan como la gente joven. No sería normal que lo hicieran como gente mayor, lo común es ser igual que los de tu mismo grupo de edad. Dios creó al género humano y ordenó un patrón de crecimiento normal para el hombre. Por supuesto, Dios mismo encarnado no es una excepción, y siempre vive y experimenta la vida de acuerdo con este patrón, que proviene de Dios, y Él no va a vulnerarlo. Por tanto, antes de que el Dios encarnado alcanzara la edad de 20 años, no cabe duda de que algunas de Sus conductas se correspondían con las de una persona joven. Por ejemplo, tras una mudanza, varios hermanos y hermanas se dejaron unos bolígrafos y cuadernos. Me pareció una pena que se perdieran y, como los hermanos y hermanas también necesitaban tomar notas, los empaqueté y los compartí con unas pocas hermanas. Entonces alguien se creó una noción y dijo: “El que quiera estas cosas, que venga a recogerlas. ¡Al compartirlas estás actuando como un niño!”. Esto es lo que dijo. ¿Se trata de un asunto importante o de uno menor? Sería normal que alguien juzgara que cierta persona corriente está actuando como un niño, es algo que se dice y a lo que nadie presta atención ni se toma en serio. Nadie pensaría tampoco que decir eso era una noción o una opinión, sino que se lo tomaría como lo que es. Sin embargo, ¿qué enfoque tenía al decirme aquello a Mí? ¿Cuál era su naturaleza? Según sus nociones y figuraciones, aunque el Dios encarnado no había cumplido los 20 años, debía actuar como alguien maduro, sentarse con solemnidad todos los días con la vista clavada al frente, con aspecto de ser una persona mayor sabia y experimentada que nunca hace bromas ni charla, y que es especialmente firme y serena. En el momento que me comporté de una forma o hice algo que contradecía lo que haría alguien maduro, como compartir bolígrafos y cuadernos con algunas hermanas, alguien condenó Mis actos y los consideró infantiles, impropios de Cristo y del Dios en su mente, porque se supone que el Dios encarnado no debía actuar como un niño en ningún caso. ¿No definían así al Dios encarnado? ¿Esta definición es una especie de condena y de juicio, o se trata de una especie de apreciación y afirmación? (Es condena y juicio). ¿Por qué es una especie de condena? ¿Es posible que estuviera negando a Dios al comparar al Dios encarnado con un niño? ¿Qué tenía de malo decir eso? ¿Cuál era el problema fundamental de que se formara esta noción? (Negaba la humanidad normal de la encarnación y la normalidad y practicidad de Dios. Es como lo que acaba de decir Dios, que, al igual que los seres humanos creados, la encarnación sigue un patrón de crecimiento normal. Sin embargo, esa persona consideraba a Dios especialmente sobrenatural y por tanto no comprendía la encarnación. La naturaleza de esto es la negación y la condena de Dios, y es una blasfemia). Eso es, su negación era la esencia del problema. ¿Por qué negó al Dios encarnado de esta manera? Porque en su corazón albergaba una noción sobre el Dios encarnado y pensaba: “Eres Dios, así que no puedes revelar Tu humanidad normal correspondiente a Tu edad. No tienes ni 20 años, pero debes tener la madurez y experiencia de alguien de cincuenta. Eres Dios, así que, en Tu vida, debes alterar el patrón de crecimiento de la humanidad normal. Has de ser sobrenatural, diferente a los demás, y solo entonces puedes ser Cristo y el Dios que tenemos en nuestra mente”. Esta era la noción que tenía. ¿Y cuál era la consecuencia de esta? ¿Se habría puesto de manifiesto tal noción de no haber ocurrido esto? Nadie lo sabe, es solo que quedó en evidencia mediante este asunto. Si hubiera tenido una noción sobre ello, pero hubiera pensado que las personas no eran capaces de entender a fondo lo que Dios había hecho y no hubiera hablado de manera imprudente, entonces habría dispuesto de espacio para buscar y esto hubiera sido excusable. La gente no comprende la verdad y hay muchas cosas que son incapaces de entender en profundidad. Sin embargo, aunque sea así, los hay que juzgan y condenan, mientras que otros no se expresan de manera imprudente y, en vez de eso, aguardan y buscan la verdad; ¿acaso no radica aquí una diferencia de naturaleza? (Sí). Por tanto, ¿cuál fue la naturaleza de que esta persona no fuera capaz de entenderlo en profundidad? Recurrió de inmediato a la condena, y esto supuso un problema grave. Una vez que la gente se crea nociones, en ella surge la duda e incluso la condena y la negación respecto al Dios encarnado, y esto es de una gravedad extrema.

Acabo de dar tres ejemplos de nociones sobre la encarnación. En estos se evidencian ciertos problemas, y hay que tratar de encontrar cuál es la verdad en ellos. ¿Cuál es la primera noción? (Las personas acotan al Dios encarnado dentro de su propia definición de persona notable, creen que Dios debe sufrir a fin de ser un modelo para el género humano). Se trata de una noción que tiene la gente: el Dios encarnado debería sufrir más y dar ejemplo, ser un modelo para el género humano. ¿Cuál es la segunda noción? (Se cree que Cristo debería ser entendido y cultivado, más que la gente corriente, y que solo entonces es Cristo). Muchos ahora todavía creen que las declaraciones y la obra de Dios provienen de Su conocimiento y Sus dones, o de ciertas cosas que ha dominado y entendido; esta es una noción. ¿Y cuál es la tercera? (La gente cree que Cristo no debe mostrar ninguna revelación de humanidad normal). Para ser más específicos, se supone que el Dios encarnado es sobrenatural y ha de ser diferente a los demás y tener habilidades sobrenaturales. Si Cristo fuera normal y corriente en todos los sentidos, la fe en Dios de la gente sería débil, y dudarían de Dios e incluso lo negarían; todo el mundo ama al Dios sobrenatural. ¿Es beneficioso para vuestro entendimiento de la verdad que os cuente estas historias? (Sí). Debería resultar de utilidad. Tal vez lo considerarais abstracto si compartiera este aspecto de la verdad sin una base objetiva, y no sabríais a qué se refiere en realidad. Sin embargo, lo que os he contado son ejemplos concretos, y al oírlos, los consideráis prácticos y fáciles de entender, y por medio de estas historias os resulta posible comprender algunas verdades. No obstante, ¿sois capaces de aprender a usar la verdad para medir y abordar otras cosas cuando os las encontréis? Si sois capaces de aplicar la verdad, eso demuestra que tenéis entendimiento espiritual y comprendéis la verdad en estas historias; si no, carecéis de entendimiento espiritual y no habéis comprendido la verdad en ellas. Si eres capaz de descubrirla entre las circunstancias de estas historias, así como de conocer cuáles son las intenciones de Dios, lo que debes entender, diseccionar y en qué entrar y qué verdades debes buscar y obtener, entonces tienes entendimiento espiritual. Si, cuando haya terminado de contar estas historias, te interesas mucho en tales cosas y las recuerdas, pero dejas la verdad de lado, no tienes entendimiento espiritual. Si de veras entendéis la verdad de estas historias, no las habré contado en vano. Mientras os ayude a entender la verdad, os daré algunos ejemplos prácticos. Da igual cuál sea el problema, lo voy a diseccionar; si os ayuda a tener entendimiento y a ser capaces de entender la verdad y contemplar las cosas con claridad, no me importa contar las historias que hagan falta. En realidad, no os quiero contar estas cosas, ni mucho menos historias sobre lo que es correcto y lo que no, pero, si os ayudan a entrar en la verdad, os las contaré; en tanto que os ayuden a entender la verdad, no me importa hablar un poco más. Sin embargo, si os desagrada que charle sin parar, no me quedará otro remedio que hablar menos.

¿Qué nociones se deberían resolver a partir de estas historias que os he contado? Primero debéis entender cómo define Dios en esencia la humanidad de esta carne en lo que respecta al Dios encarnado. Es normal y corriente y puede vivir entre los seres humanos corruptos y participar en todas las actividades de la humanidad normal, y no pertenece a una clase diferente. Puede ayudar, guiar y liderar a las personas. Ya se trate de Su humanidad normal o Su divinidad o Su personalidad, sin importar qué aspecto, no cabe duda de que debe ser capaz de lidiar con la obra que lleva a cabo y el ministerio que realiza. Este es el estándar según el que Dios mide a Cristo y a la encarnación; es un estándar de Su obra y de Su definición. Cuando el Señor Jesús realizó Su obra, Su humanidad poseía algunos aspectos sobrenaturales comparada con la encarnación actual. Él podía hacer milagros: fue capaz de maldecir la higuera, de reprender al mar, de sosegar al viento y las aguas, de sanar a los enfermos y de expulsar demonios, y de alimentar a cinco mil personas con cinco panes y dos peces, entre otras cosas. Sin embargo, pese a ello, Su humanidad normal y Sus necesidades básicas parecían muy normales y prácticas. No nació con 33 años y medio y luego lo crucificaron. Vivió hasta esa edad y experimentó cada día, cada año, minuto a minuto y segundo a segundo, hasta que al final lo crucificaron y completó así Su obra de redimir al género humano. Solo después de alcanzar esa edad de 33 años y medio en este mundo pudo la encarnación completar esta obra. ¿Acaso no es práctico? (Lo es). Es práctico. Respecto a la etapa de la obra que Dios realiza ahora, todo lo que Él os dice y toda verdad que comparte se fundamenta en vuestra estatura, en vuestro nivel de crecimiento en la vida y en el entorno al completo que dispone Dios, y por tanto contemplo qué verdades serán más apropiadas para compartir con vosotros y cuáles quiero que entendáis. Desde fuera, parece que esta carne reflexiona sobre tales cosas, cuando de hecho el Espíritu de Dios obra de manera simultánea. Mientras esta persona coordina, el Espíritu de Dios lo guía todo. Si te lo planteas de este modo, no dudarás de la esencia de esta carne ni de Su identidad; nunca cuestionarás tales cosas. Lo que hago con vosotros y las exigencias que os impongo no pueden discrepar nunca del plan de gestión completo del Espíritu de Dios. Progresan juntos, avanzan en la misma dirección y se apoyan el uno al otro. Si el Espíritu de Dios no vistiera esta carne, no sería capaz de hablar con vosotros cara a cara, no podríais oír lo que Él dijera, y no os sería posible entender qué requiere de vosotros. Sin embargo, si solo existiera esta carne y el Espíritu de Dios no estuviera en Él, ¿sería semejante carne capaz de cumplir obra alguna? Desde luego que no. Si Dios no se hiciera carne, ningún ser humano sería capaz de llevar a cabo esta obra. Por tanto, esta carne normal tiene que vivir de esta manera cada día, cada mes y cada año, momento a momento, con Su humanidad siempre madurando, Su experiencia siempre creciendo, al mismo tiempo que se esfuerza constantemente por ser capaz de emprender la obra que requiere el plan de gestión de Dios. Al cumplir con esta etapa de la obra, empecé a obrar en la iglesia cuando no tenía ni 20 años y me puse en contacto con los hermanos y hermanas. Empecé a asistir a reuniones, a dar charlas y a recorrer las iglesias, y me puse en contacto con toda clase de personas. Desde aquel momento hasta ahora, me parece que ha crecido sin cesar Mi habilidad para el lenguaje y para contemplar a las personas y las cosas. ¿Cómo difiere este incremento en Mis habilidades de vuestras circunstancias? Tenéis que experimentar mediante las palabras que digo y las verdades sobre las que hablo y, a medida que experimentáis, poco a poco obtenéis la certeza de que las palabras que digo provienen de Dios, son la verdad, son ciertas y son palabras que pueden conduciros a lograr un cambio de carácter y a conseguir la salvación. En cuanto a Mí, mientras hacéis progresos, Mi crecimiento se vuelve más profundo. A medida que Mi comprensión de vosotros continúa creciendo, también hago sin cesar que las cosas que quiero decir sean capaces de suplir vuestras necesidades paso a paso. Hay quien dice: “Quieres suplir nuestras necesidades, hacer que nuestra estatura crezca poco a poco, que podamos cambiar y progresar cada vez más en la senda de la salvación y que nuestra relación con Dios se vuelva cada vez más estrecha, ¿cómo vas a conseguirlo?”. No tienes que preocuparte. Yo nunca pido nada, no necesito ayunar ni orar ni hacer ninguna petición, como hace aquel que pide que llueva, para que Dios me proporcione enseguida algunas palabras para proveeros. No me hace falta hacer eso. Dado que esta carne es Dios mismo y Él realiza este ministerio, por consiguiente, Él expresa la verdad para proveer a la gente: esta es la diferencia entre la encarnación de Dios y los seres humanos corruptos. Por tanto, no hace falta que me empeñe en entender lo que necesitáis; sin embargo, aquello con lo que quiero proveeros y compartir con vosotros es sin duda lo que necesitáis. Lo único que tenéis que hacer es avanzar tras la estela de Mis palabras y de Mi obra, y vuestro estado comenzará a mejorar y vuestra vida también progresará cada vez más. Al mismo tiempo, el Espíritu de Dios desempeñará Su obra en conjunto mientras os riego. De hecho, es Su Espíritu el que coopera con Su humanidad, y Su humanidad coopera con Su divinidad; obran al mismo tiempo. Estoy aquí regándoos y el Espíritu de Dios está entre vosotros, obrando, esclareciendo e iluminando, y luego dispone situaciones y crea condiciones para vosotros, de modo que podáis entrar en diversas verdades. Su humanidad y divinidad obran juntas de esta manera. Así pues, ¿hay algún ser humano que pueda lograr esta colaboración entre la carne y el Espíritu? Por supuesto que no. Por consiguiente, si no tratas de conocer la gestión al completo de Dios ni de abordar esta carne desde este aspecto de la verdad, nunca serás capaz de entender exactamente cuál es la esencia de esta carne, en qué consiste y cómo desempeña Su obra exactamente. Si no puedes entender semejantes cosas, nunca tendrás la certeza de si se trata de un ser humano o de Dios. Sin embargo, si puedes observar con claridad este nivel o lo alcanzas en tu experiencia y lo aprecias, entonces serás consciente de que, mientras la carne de Dios —Cristo— obra en la tierra, el Espíritu Santo obra conjuntamente y desempeña la misma obra, cosa que nadie entre todo el género humano puede lograr. Y mientras obra el Espíritu, la carne lo hace en conjunto con la obra de Este. Son complementarios, consistentes y nunca discrepan entre sí. Algunos dicen: “A veces, cuando me encuentro con pruebas, el Espíritu Santo me esclarece para que aprenda las lecciones. Sin embargo, Tú expresas otras verdades. ¿En qué consiste todo eso?”. Aquí no hay contradicción ni conflicto, así de sencillo. Cristo expresa la verdad paulatinamente y en el orden adecuado, mientras que el Espíritu Santo guía a cada uno en su experiencia a niveles diferentes; no existe un enfoque uniforme para todos. Cristo predica al dar charlas sobre la verdad en función de los asuntos fundamentales que de veras existen para el pueblo escogido de Dios, y la guía del Espíritu Santo se basa también en las circunstancias individuales. Aquí no existe contradicción ni conflicto alguno. La gente cuenta con estaturas distintas en diferentes momentos y etapas, mientras que toda la obra que desempeña Dios radica en la verdad que expresa, es decir, la verdad, el camino y la vida tal y como Dios habla de ellos. Su obra no va más allá de este ámbito; todo es verdad. ¿En qué se basan las verdades con las que te esclarece el Espíritu Santo y la luz que Él te permite ahora entender? Se basan en esas verdades que Cristo expresa ahora, es decir, la verdad, el camino y la vida que ahora te permite entender. Hay quien dice: “No Te necesitamos en esta carne. Nos basta con el Espíritu Santo para esclarecernos y guiarnos. Igualmente obtendremos luz y esclarecimiento nuevos sin Ti, y entraremos en la nueva era y lograremos la salvación de la misma forma”. ¿Resulta defendible esa afirmación? (No). La gente religiosa ha creído en Jesús desde hace dos mil años y el Espíritu Santo la ha guiado todo ese tiempo, ¿y qué han obtenido? Solo el evangelio de la redención, y han disfrutado de mucha gracia de Dios, sin embargo, no son capaces de obtener estas verdades que Dios expresa en los últimos días. Por tanto, si la encarnación de Dios no estuviera aquí en los últimos días expresando tantas verdades, ¿qué seríais capaces de obtener? Serías igual que esa gente religiosa, ganarías mucho esclarecimiento del Espíritu Santo y mucha gracia, o también Dios te elegiría y usaría y podrías ser un profeta o un apóstol, pero, si no aceptas estas verdades que expresa la encarnación de Dios de los últimos días, no tendrás manera de que se te perfeccione, de entrar en el reino de los cielos ni de recibir la aprobación de Dios.

Ahora sois capaces de aceptar la encarnación, si bien aún contáis con ciertas nociones sobre la esencia de esta y nunca tenéis la certeza de que se trate del Dios práctico. Si ahora entabláramos una conversación y descubrierais que tampoco entiendo algunas cosas del mundo exterior, ¿os crearíais nociones? Algunos no serían capaces de pasarlo por alto y pensarían: “Tú tampoco lo entiendes. No debería ser así. Eres el Dios encarnado, así que deberías comprenderlo todo. No debería haber nada que no supieras ni pudieras hacer. Aunque no seas capaz de estar en todas partes al mismo tiempo, ¡deberías saberlo todo igualmente!”. ¿No es esta una noción que tiene la gente? (Sí). Esto también es una noción. ¿Qué concepto hay detrás de la humanidad normal de la encarnación? La existencia de una lógica humana normal en la manera de pensar de la encarnación; no es sobrenatural, no es indefinida ni tampoco hueca. Puede lograr lo mismo que se consigue con el pensamiento de la humanidad normal por medio del estudio, aunque no posea necesariamente más conocimientos sobre esos temas que alguien con la competencia relevante, lo cual es normal. Además, habla y actúa de acuerdo con la lógica y el pensamiento de la humanidad normal, y no de manera sobrenatural. Por ejemplo, el pensamiento de la humanidad normal avanza peldaño a peldaño, y así es como piensa también la encarnación. ¿Por qué es así Su humanidad normal? ¿Es razonable? (Sí). ¿Por qué consideras que lo es? ¿Cuántos peldaños sube una persona normal de una vez? (Uno). Lo normal es subir un escalón a cada paso. Si Yo subiera varios de un salto y entrara en casa de inmediato, ¿seríais capaces vosotros de hacer lo mismo? (No). No lo seríais. Y si Yo insistiera en que lo hicierais, ¿qué haríais? ¿Os sería posible lograrlo? (No). No lo lograríais. Se fundamenta en las necesidades de aquellos a quienes va dirigida la obra. Así es como Yo hablo sobre la verdad, tomo un tema y un asunto central y luego hago todo lo que puedo para hablar concreta y completamente, cuento historias, doy ejemplos, digo las cosas una y otra vez y, aunque lo haga así, todavía hay muchos que no entienden ni captan el sentido. Así que, si no hablara en tanto detalle y si explicase solo lo más profundo y general, no seríais capaces de ganar ni entender nada, y esta obra sería vacía y nada práctica. Podéis avanzar subiendo un peldaño a cada paso, y Yo guiaré vuestro progreso haciendo lo mismo, de modo que podáis seguirme el ritmo. ¿Qué resultado obtendríamos si Yo subiera cuatro escalones de una vez? Nunca podríais seguir Mi ritmo. Si Mi pensamiento fuera avanzado y capaz de progresar a pasos agigantados y vosotros no tuvierais posibilidad alguna de alcanzarlo, la encarnación perdería todo el sentido. Por tanto, por muy normal y práctica que sea Su carne, tanto que pudiera parecer que Él no cuenta con las capacidades de un Espíritu de Dios, todo esto es por las necesidades del género humano. Como la gente a la que ahora provee Dios son aquellos a los que Satanás ha corrompido, que no entienden ninguna verdad y son incapaces de comprenderla, al hacerse carne, Él debe poseer el pensamiento más básico de la humanidad normal. ¿De cuál se trata? De que, cuando habla, la gente con un calibre medio, e incluso la que carece un poco de este, es capaz de entenderlo. Mientras su pensamiento sea normal, todo el mundo puede entender lo que Él dice, de lo que habla y las verdades que predica, y luego aceptar la verdad. Solo de esta manera, cada etapa de la obra que Dios realiza y todas las palabras que pronuncia causan efecto y obtienen resultados. ¿Acaso no es esto realista? (Sí). Por tanto, si la gente se aferra a las nociones y no se desprende de ellas, si dice: “En el pasado, algunos emperadores estaban dotados de una memoria extraordinaria y eran capaces de leer diez renglones de un vistazo. ¿No debería ser Dios así? Si no posees estos dones, no podremos seguirte, ya que eres demasiado corriente. Sería maravilloso que tuvieras el aspecto de un pez gordo”, ¿qué observas a raíz de esto? Satanás ha corrompido a la gente hasta tal punto que su ignorancia ya no tiene remedio. Poseen algo de pensamiento humano normal y calibre y, como Él los ha escogido y obrado en ellos, también tienen corazón para seguir a Dios y un poco de conciencia y razón; si dejamos eso a un lado, no entienden nada. No es solo que no entiendan ninguna verdad, ni siquiera entienden tampoco lo que es la humanidad normal, qué son las actitudes corruptas, cómo nacen las nociones y las figuraciones, cómo resolverlas, cómo han de abordar a Dios o, al menos, qué conciencia y razón deberían poseer, entre otras cosas. No importa lo fácil de entender que sea el lenguaje que utilice Dios, la gente no lo comprende del todo, solo lo hace superficialmente. Decidme, al enfrentarse a un grupo de personas corruptas que no entienden nada, que se oponen a Dios, ¿qué clase de esencia, de humanidad y de pensamiento humano normal debería poseer el Dios encarnado a fin de ser capaz de guiar a tales personas ante Dios? Contadme, ¿qué debería hacer Dios? Hay quien dice: “¿Acaso Dios no lo puede todo? ¿Por qué no muestra muchas señales y prodigios para conquistar a la gente?”. Esta es una noción que habita en la mayoría de los corazones de las personas. No se cuestionan si es posible revelar y resolver las actitudes corruptas al hacer señales y prodigios y por medios sobrenaturales. ¿Puede la verdad introducirse en la gente por medios sobrenaturales? ¿Convencería esto a Satanás? (No). El hecho de que digáis “no” tal vez sea una especie de doctrina, pero, cuando hayáis experimentado hasta cierto día, entonces seréis conscientes de lo insensibles, torpes, rebeldes, intransigentes y perversas que son las personas, y hasta qué punto no aman la verdad. Cuando hayáis experimentado hasta cierto día, entenderéis entonces que la encarnación de Dios, esta carne de humanidad normal, es lo que necesita el conjunto de los seres humanos. Por tanto, si aún tienes todo tipo de figuraciones y nociones, para ti eso implica una actitud irresponsable y para Dios es una blasfemia; supone negar y cuestionar Su meticulosa intención de salvar al género humano. Si crees: “Tenemos conocimientos, educación e inteligencia. Hemos nacido en los últimos días, y algunos hemos recibido educación superior en el mundo y contamos con ciertos antecedentes familiares. Somos personas modernas, cultivadas, y tenemos razones para rechazar a un Cristo tan excesivamente ordinario y normal al que todo el mundo menosprecia; nos cargamos de razones para crearnos nociones sobre Ti”, entonces, ¿qué clase de problema es este? ¡Esto es rebeldía y no conocer la diferencia entre el bien y el mal! La gente puede resolver sus nociones una vez que han surgido, pero, si después de haberlas resuelto, todavía rechazan con terquedad aceptar la encarnación de Dios o el lado de Cristo con humanidad normal, esto les va a causar problemas y les va a impedir lograr la salvación. Cuando hayas tenido experiencia hasta cierto día, entenderás que, cuanto más normal sea la encarnación de Dios, Su humanidad normal y todo lo que Él tiene y revela, mayor es nuestra salvación y más son lo que necesitamos. Si la encarnación de Dios fuera sobrenatural, entonces ninguno de quienes viven en la tierra podría obtener la salvación. Es precisamente debido a la humildad y escondimiento de Dios, a la normalidad y practicidad de este Dios aparentemente común y corriente, que el género humano tiene la oportunidad de alcanzar la salvación. Como las personas albergan rebeldía, actitudes corruptas satánicas y esencia corrupta, se producen todo tipo de nociones, malentendidos y conflictos hacia Dios; incluso ocurre que, como resultado de estas nociones, la gente frecuentemente niega a este Cristo con orgullo y confianza en sí misma y niega Su humanidad normal, lo cual es un gran error. Si deseas alcanzar la salvación, si deseas recibir la salvación de Dios y Su juicio y castigo, primero debes hacer a un lado tus distintas nociones y figuraciones y definiciones erróneas acerca de la humanidad normal de Cristo; debes hacer a un lado tus distintos puntos de vista y opiniones acerca de Cristo y debes encontrar una manera de aceptar todo lo que venga de Él. Solo entonces las palabras que Él pronuncia y las verdades que Él expresa encontrarán cierta entrada en tu corazón y se volverán tu vida poco a poco. Si deseas seguirlo, debes aceptarlo todo respecto a Él; has de aceptar por completo tanto Su Espíritu como Sus palabras o Su carne, todo. Si de veras lo has aceptado, no deberías oponerte a Él, ni malinterpretarlo siempre, ni mostrarte rebelde al confiar en tus nociones, ni mucho menos deberías aferrarte a ellas, ni dudar siempre de Él e incluso mostrarte discrepante y reticente. Esta especie de actitud solo te hará daño y no te causará ningún beneficio en absoluto. ¿Podéis aceptar lo que digo? (Sí). Está bien, así que ahora daos prisa y buscad la verdad para resolver vuestras nociones. Este problema pertenece a las actitudes corruptas y, si no las resuelves, entonces debes morir a causa de ellas.

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