Palabras diarias de Dios: La encarnación | Fragmento 111

Dios hecho carne únicamente se manifiesta a una parte de las personas que lo siguen durante este período en el que Él lleva a cabo Su obra personalmente y no a todas las criaturas. Se volvió carne sólo para completar una fase de Su obra y no con el fin de mostrar Su imagen al hombre. Sin embargo, Su obra debe llevarla a cabo Él mismo, por lo tanto es necesario que lo haga en la carne. Cuando esta obra concluya, partirá del mundo humano; no puede permanecer a largo plazo entre la humanidad para no interferir en la obra futura. Lo que le manifiesta a la multitud es únicamente Su justo carácter y todas Sus acciones, y no la imagen de cuando Él se hizo carne dos veces, pues la imagen de Dios únicamente se puede mostrar por Su carácter y no se puede reemplazar con Su imagen hecha carne. La imagen de Su carne únicamente se muestra a una cantidad limitada de personas, únicamente a quienes lo siguen según obra en la carne. Por esta razón, la obra actual se realiza en secreto. De la misma manera, Jesús se mostró únicamente a los judíos cuando hizo Su obra y no se mostró públicamente a ninguna otra nación. Por lo tanto, una vez hubo completado Su obra, rápidamente partió del mundo humano y no se quedó; más adelante no fue Él, esta imagen humana, quien se mostró a las personas, sino el Espíritu Santo quien llevó a cabo la obra directamente. Una vez que la obra de Dios hecho carne se finaliza por completo, partirá del mundo mortal y nunca más volverá a hacer ninguna obra similar a como lo hizo cuando estaba en la carne. Después de esto, la obra la hace toda directamente el Espíritu Santo. Durante este período, el hombre apenas puede ver la imagen de Su cuerpo carnal; Él no se muestra en absoluto al hombre, sino que permanece oculto para siempre. El tiempo de la obra de Dios hecho carne es limitado. Se lleva a cabo en una era, un período, una nación específicos y entre personas concretas. Esta obra representa únicamente la obra del período de la encarnación de Dios y es particular a esa era; representa la obra del Espíritu de Dios en una era específica y no la totalidad de Su obra. Por lo tanto, la imagen de Dios hecho carne no se mostrará a todos los pueblos. Lo que se muestra a la multitud es la justicia de Dios y Su carácter en su totalidad, en vez de Su imagen de las dos veces que se hizo carne. No se muestra a las personas una imagen única ni las dos imágenes combinadas. Por lo tanto, es imperativo que la carne encarnada de Dios parta de la tierra tras completar la obra que necesita hacer, pues viene únicamente a hacer el trabajo que ha de hacer y no a mostrar Su imagen a las personas. Aunque Dios ya cumplió la relevancia de la encarnación al convertirse en carne dos veces, todavía no se manifestará abiertamente a ninguna nación que no lo haya visto antes. Jesús nunca más se mostrará a los judíos como el Sol de la justicia ni subirá al monte de los Olivos para aparecer ante todos los pueblos; todo lo que los judíos vieron fue la imagen de Jesús durante Su tiempo en Judea. Esto es porque la obra de Jesús en Su encarnación finalizó hace dos mil años; no regresará a Judea con la imagen de un judío, y menos aún se mostrará Él con esa imagen a ninguna de las naciones gentiles, ya que la imagen de Jesús hecho carne es apenas la imagen de un judío y no la del Hijo del hombre que vio Juan. Aunque Jesús les prometió a Sus seguidores que regresaría, no se mostrará simplemente con la imagen de un judío a todos los que están en naciones gentiles. Habéis de saber que la obra de Dios hecho carne consiste en inaugurar una era. Esta obra está limitada a unos pocos años y Él no puede completar toda la obra del Espíritu de Dios. De igual manera, la imagen de Jesús como judío puede representar únicamente la imagen de Dios según obró en Judea y únicamente pudo hacer la obra de la crucifixión. Durante el período en que Jesús estuvo en la carne, no pudo realizar la obra de finalizar la era o destruir a la humanidad. Por lo tanto, cuando hubo terminado la crucifixión y concluido Su obra, ascendió a lo más alto y para siempre se ocultó del hombre. Desde entonces, los creyentes fieles de las naciones gentiles no pudieron ver la manifestación del Señor Jesús, sino únicamente una imagen de Él que tenían en la pared. Esta imagen es apenas un dibujo del hombre y no la imagen que Dios mismo le mostró al hombre. Dios no se mostrará abiertamente a la multitud en la imagen de cuando se volvió carne dos veces. La obra que realiza entre los seres humanos es permitirles entender Su carácter. Todo esto se muestra al hombre mediante la obra de las diferentes eras; se consigue mediante el carácter que Él dio a conocer y la obra que Él realizó en vez de por la manifestación de Jesús. Es decir, la imagen de Dios se da a conocer al hombre no mediante la imagen encarnada, sino mediante la obra realizada por el Dios encarnado que tiene tanto imagen como forma y, durante Su obra, Su imagen se muestra y Su carácter se da a conocer. Esta es la relevancia de la obra que Él desea realizar en la carne.

Una vez finalice la obra de las dos encarnaciones de Dios, empezará a mostrar Su justo carácter por todas las naciones gentiles y le permitirá a la multitud ver Su imagen. Manifestará Su carácter y de esta manera dejará claro el final de las diferentes categorías de hombre, dando fin por completo a la era antigua. La razón por la que Su obra en carne no se extiende a un gran alcance (como Jesús únicamente obró en Judea y actualmente Yo obro únicamente entre vosotros) es que Su obra en carne tiene límites. Únicamente lleva a cabo una obra durante un período reducido en la imagen de carne normal y corriente; no usa esta encarnación para la obra de la eternidad o la de aparecer ante los pueblos de las naciones gentiles. La obra en la carne únicamente puede tener un alcance limitado (como trabajar únicamente en Judea o entre vosotros) y, entonces, mediante la obra realizada dentro de estos límites, su alcance se puede expandir posteriormente. Por supuesto, la obra de expansión la debe realizar directamente Su Espíritu y ya no será tarea de Su carne encarnada, pues la obra en la carne tiene limitaciones y no se extiende a todos los rincones del universo; esto es algo que no puede lograr. Mediante la obra en la carne, Su Espíritu lleva a cabo la obra que viene a continuación. Por lo tanto, la obra realizada en la carne es de una naturaleza inaugural que se lleva a cabo dentro de ciertos límites; después de esto, es Su Espíritu quien continúa con esta obra y además lo hace con un mayor alcance.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (2)

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