Atesorar las palabras de Dios es la base de la fe en Dios (Parte 1)
Vamos a escuchar primero un himno de las palabras de Dios: “Sigue las palabras de Dios y no podrás perderte”.
1 Dios espera que podáis comer y beber solos, que siempre viváis en la luz de Su presencia y que, en vuestra vida, nunca os desviéis de Sus palabras; solo entonces podréis estar imbuidos de ellas. En toda palabra y acción, seguro que las palabras de Dios te guiarán hacia adelante. Si te acercas sinceramente a Dios hasta este punto y compartes constantemente con Él, nada de lo que hagas acabará siendo confuso ni te dejará desorientado. Desde luego, podrás tener a Dios a tu lado y actuar siempre de acuerdo con Su palabra. Desde luego, podrás tener a Dios a tu lado y actuar siempre de acuerdo con Su palabra.
2 Ante toda persona, acontecimiento o cosa a la que te enfrentes, la palabra de Dios se te aparecerá en cualquier momento y te guiará para que actúes con arreglo a Sus intenciones y sigas Su palabra en todo lo que hagas. La palabra de Dios te guiará para avanzar en cada uno de tus actos; nunca te descarriarás y podrás vivir en una nueva luz, con un esclarecimiento incluso mayor y más nuevo. No puedes reflexionar sobre lo que haces empleando conceptos humanos; debes someterte a la guía de las palabras de Dios, tener el corazón despejado, quedarte en silencio ante Dios y meditar más. No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero.
3 Cree que Dios es tu Todopoderoso. Debes tener una tremenda aspiración por Dios, buscar vorazmente mientras rechazas las excusas, intenciones y trampas de Satanás. No desesperes. No seas débil. Busca de todo corazón; espera de todo corazón. Coopera activamente con Dios y záfate de tus trabas internas. Cree que Dios es tu Todopoderoso. Debes tener una tremenda aspiración por Dios, buscar vorazmente mientras rechazas las excusas, intenciones y trampas de Satanás. No desesperes. No seas débil. Busca de todo corazón; espera de todo corazón. Coopera activamente con Dios y záfate de tus trabas internas. Coopera activamente con Dios y záfate de tus trabas internas.
La comunión de Dios
Acabamos de reproducir el himno “Sigue las palabras de Dios y no podrás perderte”. Después de escucharlo, ¿habéis obtenido algo de luz o sendas de práctica? ¿De qué palabras recibisteis inspiración y luz? “Sigue las palabras de Dios y no podrás perderte”; ¿son correctas estas palabras? ¿Son la verdad? (Sí). ¿Qué líneas de este himno te parecen particularmente útiles para tus experiencias en la vida real? Empieza a leer desde la línea: “No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas”. (“No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero. Cree que Dios es tu Todopoderoso. Debes tener una tremenda aspiración por Dios, buscar vorazmente mientras rechazas las excusas, intenciones y trampas de Satanás. No desesperes. No seas débil. Busca de todo corazón; espera de todo corazón. Coopera activamente con Dios y záfate de tus trabas internas”). ¿Qué líneas de este fragmento ofrecen una senda de práctica? ¿Cuáles son principios de práctica para ocuparse de situaciones en la vida real que Dios ha transmitido al hombre? ¿Las encontráis? Todos los periódicos, revistas y libros varios que la gente lee tienen partes que consideran dignas de mención. ¿Qué partes son esas? Las que le importan a la gente, las que creen que son más relevantes y las que aportan información importante que necesitan conocer en sus vidas cotidianas. Por tanto, ¿qué partes de este pasaje de las palabras de Dios son dignas de destacar? ¿Qué partes presentan los requerimientos que Dios tiene de la gente? ¿Cuáles contienen los principios que Dios ha especificado para que las personas practiquen y se atengan a ellos cuando se enfrenten a situaciones en sus vidas cotidianas? ¿Podéis detectar cuáles son? (No muy bien). Volvedlo a leer. (“No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero. Cree que Dios es tu Todopoderoso. Debes tener una tremenda aspiración por Dios, buscar vorazmente mientras rechazas las excusas, intenciones y trampas de Satanás. No desesperes. No seas débil. Busca de todo corazón; espera de todo corazón. Coopera activamente con Dios y záfate de tus trabas internas”). ¿Comprendéis el significado de todas las líneas de este pasaje? (Sí). Está escrito con palabras simples, fáciles de entender. No resulta abstracto. El significado literal de estas palabras es fácilmente comprensible, entonces ¿cuál es el principio que contienen? ¿Lo encontráis al leer estas palabras? ¿Qué es un principio? Siendo más generales, las palabras y las verdades de Dios son principios. Sin embargo, decirlo de esta manera suena bastante hueco e incluso un poco abstracto. Siendo más específicos, un principio es la senda y criterio de práctica que una persona debe tener cuando hace las cosas. Esto es lo que llamamos un principio. Así pues, ¿cuál es el principio en este pasaje? Para ser precisos, este pasaje contiene una senda de práctica. Dios ya les ha dicho a las personas cómo practicar y actuar cuando les suceden cosas. Lee este pasaje de nuevo y escucha atentamente las palabras. (“No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero. Cree que Dios es tu Todopoderoso. Debes tener una tremenda aspiración por Dios, buscar vorazmente mientras rechazas las excusas, intenciones y trampas de Satanás. No desesperes. No seas débil. Busca de todo corazón; espera de todo corazón. Coopera activamente con Dios y záfate de tus trabas internas”). Todos habéis leído este pasaje tres veces. ¿Os ha causado alguna impresión? Tras leerlo tres veces, ¿sentís algo diferente a cuando escucháis esta canción sin prestar atención como soléis hacer? (Sí). En este pasaje, ¿qué principios de práctica encontráis y comprendéis? ¿Qué aspecto de la verdad presenta Dios aquí? Este aspecto de la verdad está relacionado con un principio de práctica, pero ¿cuál es aquí el principio exactamente? ¿De qué clase de problemas reales trata? La primera línea trata sobre un problema real, habla sobre cosas que no entendéis. Estas cosas que no entendéis incluyen problemas relacionados con la verdad, vuestra práctica, el cambio de carácter, problemas relacionados con vuestro ámbito de trabajo y los estados personales que experimentáis mientras cumplís con vuestro deber, además del problema de cómo discernir la esencia de las personas y asuntos semejantes. No cabe duda de que tales cosas ocurren a tu alrededor, y las has visto y oído. Sin embargo, no entiendes la esencia de estos problemas o la verdad sobre la que tratan, y menos aún conoces la senda de práctica y los principios que están involucrados. Naturalmente, tampoco sabéis las intenciones de Dios al respecto ni otras cosas del estilo. Cuando una persona no entiende, conoce o desentraña estas cosas, estas se convierten en sus mayores dificultades, y todas se han de resolver según las palabras de Dios. “No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo”. Hay muchas cosas que no entiendes, tanto en el mundo exterior como en la casa de Dios. Como no entiendes estas cosas, ¿qué debes hacer? Primero, debes buscar la verdad y ver qué se dice en la palabra de Dios y qué principios-verdad se pueden encontrar allí. Debes reflexionar a conciencia, leer las palabras de Dios varias veces. Primero, busca la realidad de la verdad, y luego entiende lo que Dios requiere de ti; luego, determina los principios para practicar la verdad; de ese modo, te resultará fácil entenderla. Este es el proceso de leer las palabras de Dios a fin de buscar la verdad. ¿Eres capaz de entender lo que acabo de decir? (Sí). Dios ha dispuesto tu entorno y a las personas, acontecimientos y cosas a tu alrededor. Por tanto, ¿cuál es la actitud de Dios hacia esto? La podéis ver en la palabra de Dios. Él dice que no te apures para hallar soluciones, que no te apresures a definir las cosas, a dictar veredictos ni emitir juicios. ¿Por qué lo dice? Porque aún no entiendes este acontecimiento que Dios ha dispuesto para ti. Cuando Dios te dice que no te apresures, ¿qué significa esto? Significa que este acontecimiento ha ocurrido, que Dios lo ha dispuesto ante ti y te ha colocado en este entorno, y la actitud de Dios está muy clara. Dios te dice: “No tengo prisa para que comprendas plenamente lo que ocurre en esta situación. No tengo prisa para que emitas inmediatamente un veredicto, saques tus conclusiones o propongas algún tipo de solución”. Este asunto no te resulta familiar y no lo entiendes, es algo que no te has encontrado antes, y una lección que no has aprendido aún. Además, no tienes conocimiento empírico ni formación al respecto, y no lo has experimentado antes en absoluto, así que Dios no tiene prisa en que elabores una respuesta. Alguna gente pregunta: “Ya que Dios dispuso este entorno, ¿por qué no tiene prisa para ver los resultados?”. En ello está también la intención de Dios. El objetivo de Dios al disponer los entornos no es que produzcas rápidamente un juicio teórico o saques una conclusión al respecto. Dios quiere que experimentes ese entorno y ese acontecimiento, y quiere que comprendas a las personas, los acontecimientos y las cosas que contiene, para que aprendas la lección de someterte a Dios. Una vez que hayas adquirido tal entendimiento y experiencia personal, este acontecimiento te resultará significativo, y tendrá una gran importancia y valor para ti. Al final, después de experimentar esto, lo que obtendrás no es una teoría, una noción, una figuración, un juicio o ni siquiera un conocimiento experimental o una lección resumida por el hombre, sino una experiencia personal, de primera mano, y un verdadero conocimiento de ello. Este conocimiento estará cerca de la verdad o concordará con ella. Al experimentar tales cosas, podrás ver que la actitud de Dios hacia el hombre es muy clara y se expresa de una manera fácil de comprender. Tal como Dios lo ve, no tiene ninguna prisa para que le proporciones o le des una rápida respuesta. Dios quiere que experimentes este entorno. Esta es Su actitud. Y ya que esta es la actitud de Dios, Él tiene un requerimiento y un estándar para el hombre. Este estándar es un principio que la gente debe practicar. ¿Qué es un principio de práctica? Es el enfoque, el método y los medios que empleas cuando te encuentras con un acontecimiento específico. Cuando entiendes la intención y la actitud de Dios respecto a un acontecimiento, debes poner en práctica los requerimientos de Dios. ¿Y qué exige Dios de ti? Dios dijo: “No te apures para hallar soluciones”. Esta frase tiene un trasfondo. Entonces, ¿por qué Dios le asigna tal requerimiento y estándar al hombre? ¿Tenéis claro este punto? Es porque eres una persona corriente. No eres un superhombre, tu pensamiento es el de una persona normal. Eres una persona común y corriente. No importa si vives cuarenta, cincuenta o incluso ochenta años, siempre seguirás creciendo. No te quedas para siempre tal y como naciste. Tus experiencias actuales, tu conocimiento empírico, tu comprensión, las cosas que ves y oyes, tus experiencias vitales, etc., todo ello, junto con todas las cosas que sabes y comprendes en tu corazón y en tu mente, son el resultado acumulado de años de perfeccionamiento. Esto se llama humanidad normal. Es el proceso de crecimiento humano normal establecido por Dios para el hombre y es una expresión de humanidad normal. Por eso, cuando te encuentras con algo que no entiendes, con algo que no te resulta familiar, Dios no te exige que le des enseguida una respuesta, y que respondas a ello muy rápido, como si fueras un robot. Dado que un robot introduce toda la información en su memoria a la vez, cuando le pides una respuesta, responde tras una única búsqueda, siempre que la respuesta pueda encontrarse en su memoria. No ocurre lo mismo con las personas normales. Aunque ya hayan experimentado algo, no necesariamente lo guardan en su memoria. En lo que respecta a las personas, solo las cosas relacionadas con la humanidad normal, como el conocimiento empírico, las vivencias, la experiencia vital y el verdadero conocimiento de primera mano, las distinguen de los superhombres, los robots y los seres humanos con poderes especiales.
Dios ha establecido requerimientos y estándares para las personas basados en lo que necesitan y deben poseer aquellos con humanidad normal, y ha indicado una senda de práctica. ¿Cuál es esta senda de práctica? No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas. Esto te indica que te será inútil darte prisa para hallar soluciones. ¿A qué se debe esto? No eres más que una persona corriente. Aunque tengas un poco de conocimiento empírico y comprensión de tus experiencias anteriores, si volviera a ocurrir lo mismo en el futuro, no necesariamente serías capaz de captar del todo las intenciones de Dios, practicar en todo de acuerdo con la verdad u obtener las máximas calificaciones. Esto es aún menos probable cuando se trata de cosas que no entiendes, así que en esas circunstancias, deberías tener aún menos prisa por encontrar una solución. ¿Qué le dice a la gente la instrucción de no apurarse para hallar soluciones? Se trata de que la gente comprenda la humanidad normal. La humanidad normal no es excepcional, extraordinaria ni especial. El entendimiento, el conocimiento empírico, el reconocimiento y la comprensión de las diversas cosas, así como sus puntos de vista sobre la esencia de los distintos tipos de personas, se logran todos mediante la experiencia de distintos entornos, personas, acontecimientos y cosas. Esto es la humanidad normal. No hay nada de trascendente en ello, y es un obstáculo que ninguna persona puede esquivar. Si deseas ir más allá de estas leyes que Dios ha dictado para el hombre, eso no sería normal. En un sentido, solo mostraría que no sabes lo que es la humanidad normal. En otro, revelaría tu excesiva arrogancia y falta de sentido práctico. Dios ha dicho a la gente que no se apuren para hallar soluciones a lo que no entienden. Como eres una persona normal, necesitas que Dios disponga más entornos para ti, para que puedas experimentar, comprender y reconocer la corrupción del hombre que se muestra en ellos, y también comprender las intenciones de Dios a través de estas personas, acontecimientos y cosas. Esto es lo que deben hacer las personas con humanidad normal. Ahora pues, ¿qué senda de práctica se puede encontrar en la frase: “No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas”? (No te apures para hallar soluciones). Cuando una persona encuentra una situación y no puede desentrañarla o entenderla, cuando nunca la ha encontrado antes ni la ha concebido, y cuando es imposible para ella siquiera imaginar cómo resolver este asunto basándose en las nociones humanas, ¿qué debe hacer? ¿Cuál es el principio que exige Dios? (No te apures para hallar soluciones). Es lo que Él te exige, así que ¿cómo debes practicar? ¿Con qué actitud has de abordar tales cosas? Cuando las personas que poseen una humanidad normal se encuentran con cosas que no pueden desentrañar, no pueden comprender y de las que no tienen experiencia, o incluso con situaciones en las que se sienten completamente impotentes, primero deben adoptar una actitud adecuada y decir: “No comprendo, no puedo desentrañar ni tengo experiencia en este tipo de cosas, y no sé qué hacer. No soy más que una persona corriente, así que lo que puedo conseguir es limitado. No es vergonzoso ser incapaz de desentrañar algunas cosas o de comprenderlas, y desde luego tampoco lo es carecer de experiencia en ellas”. Cuando llegas a la conclusión de que no has de sentir vergüenza, ¿se acaba el asunto? ¿Se habrá resuelto el problema? No preocuparse por avergonzarse a uno mismo es solo una comprensión y una actitud que la gente puede adoptar hacia tales cosas. No equivale a practicar según los requerimientos de Dios. Entonces, ¿cómo se puede practicar según los requerimientos de Dios? Digamos que piensas: “Nunca he experimentado este tipo de cosas antes, y no puedo desentrañarlas. No sé qué significa que Dios haya dispuesto un entorno así ni qué resultado se pretende conseguir. Tampoco conozco la actitud de Dios. Por tanto, no veo la necesidad de preocuparme por ello. Dejaré que siga su curso y lo pasaré por alto”, ¿qué opinas de esa actitud? ¿Es esa la actitud de buscar la verdad? ¿Es la actitud de practicar según las intenciones de Dios? ¿Es la de seguir la palabra de Dios? (No). Otras personas, al encontrarse con una situación así, piensan para sus adentros: “No puedo desentrañar ni comprender este asunto, y nunca antes lo había experimentado. Esto nunca se trató en mis clases universitarias. Tengo un máster, un doctorado e incluso he trabajado como profesor; si yo no puedo entenderlo, ¿quién va a poder? ¿No sería demasiado vergonzoso que todo el mundo supiera que no puedo entenderlo y que no tengo experiencia en ello? ¿Acaso no me despreciaría todo el mundo? No, no puedo decir que no soy capaz de desentrañarlo. Debo decir: ‘En lo que respecta a este tipo de cuestiones, consultad la palabra de Dios, buscad y encontraréis la respuesta’. Preferiría morir antes que admitir que no puedo desentrañar o entender este asunto”. ¿Qué opinas de esta actitud? (No es buena). ¿Quién se cree que es esta persona? Se cree un santo, una persona perfecta. Piensa: “¿De verdad puede haber cosas que yo, un respetable estudiante universitario, un erudito de renombre, un licenciado y un doctorado, una gran eminencia, no pueda entender o comprender? Imposible. E incluso si las hubiera, sería algo que ninguno de vosotros podría entender, así que no supone un problema. Incluso si no pudiera desentrañarlo, seguramente no permitiría que lo supierais. ‘No puedo desentrañarlo’, ‘No entiendo’, ‘No puedo’, tales palabras nunca deben salir de mi boca”. ¿Qué clase de persona es esta? (Una persona arrogante). Se trata de una persona arrogante y engreída que carece de razón. Si esta clase de persona leyera las palabras “No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas”, ¿obtendría una senda de práctica? ¿Recibiría una chispa de inspiración? Si no, la lectura de estas palabras por su parte habría sido en vano. Están escritas sin rodeos y son fáciles de comprender, así que ¿por qué no puede entenderlas? Todos esos años que pasaste estudiando y aprendiendo palabras no sirvieron de nada. Si ni siquiera puedes entender estas palabras sencillas y directas, no cabe duda de que eres un inútil.
Ahora echemos otro vistazo a qué senda de práctica está contenida en “No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas”. En primer lugar, debes adoptar una actitud de no apurarte para hallar soluciones y, en cambio, reconocer primero lo que tus capacidades intrínsecas pueden lograr, reconocer lo que es la humanidad normal y comprender lo que Dios quiere decir cuando habla de humanidad normal. Debes comprender lo que Dios quiere decir en realidad cuando dice que no quiere que las personas sean superhombres o individuos trascendentes, extraordinarios, y que solo quiere que sean personas normales. Primero has de comprender estas cosas. Es inútil fingir saber cosas que no entiendes. Por mucho que finjas lo contrario, seguirás sin conocerlas. Aunque puedas engañar a los demás, no podrás engañar a Dios. Cuando te sucedan cosas así, si no las entiendes, di simplemente que no las entiendes. Debes tener una actitud sincera y un corazón piadoso, y permitir que los que te rodean vean que hay cosas que no sabes y que no puedes desentrañar, cosas que no has experimentado antes, y que no eres más que una persona corriente, en nada diferente de los demás. No hay nada de vergonzoso en ello. Es una manifestación de humanidad normal, y debes aceptar este hecho. Después de aceptarlo, ¿entonces qué? Díselo a todo el mundo, así: “Nunca he experimentado esto antes, no puedo desentrañarlo, y no sé qué hacer. Soy igual que vosotros, aunque es posible que os supere en algún aspecto: he visto la luz y he encontrado la senda de práctica en las palabras de Dios, tengo esperanza y sé cómo practicar”. ¿Dónde reside esta esperanza? En las palabras de Dios: “No te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero”. Esto significa tomarse el asunto a pecho, y presentarlo ante Dios de vez en cuando para buscarlo. Debes tomarte el asunto a pecho, transformarlo en una especie de carga sobre ti para comprender la verdad y la intención de Dios en él, y convertirlo en tu responsabilidad y en la dirección y meta de tu búsqueda. Si practicas así, llegarás ante Dios, podrás resolver tu problema y habrás entrado en la realidad de estas palabras. En concreto, ¿cómo debes practicar esto? Debes presentarte ante Dios para orar y buscar, y también debes encontrar oportunidades para compartir este asunto mientras hablas en las reuniones, y para compartir y reflexionar sobre ello con todo el mundo. “Lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero”. Tu corazón debe ser sincero y fiel. No debes solo actuar por inercia o de manera superficial, y has de tomarte en serio lo que dices. Debes asumir una carga respecto a este asunto, y llevar contigo un corazón con hambre y sed de justicia, que quiera entender la intención de Dios en este asunto y desentrañar su esencia, mientras que, al mismo tiempo, desea resolver los problemas y la confusión a los que las personas se enfrentan cuando se encuentran con este asunto, además de cuestiones como tu propio carácter corrupto o diversos estados anormales. “Lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero”. Esta es una senda completa de práctica que Dios le ha indicado al hombre. ¿Qué ves en esta frase? Que el objetivo de Dios al disponer entornos para el hombre es, en un sentido, permitir que la gente experimente diversas cosas de múltiples maneras, aprenda lecciones de ellas, entre en las diversas realidades-verdad contenida en la palabra de Dios, enriquezca las experiencias de la gente y les ayude a obtener una comprensión más completa y polifacética de Dios, de sí mismos, de sus entornos y de la humanidad. Por otra parte, Dios quiere que la gente mantenga una relación normal con Él instrumentando algunos entornos especiales y organizando algunas lecciones especiales para ellos. De esta manera, las personas se presentan ante Él con más frecuencia, en lugar de vivir en un estado ateo, diciendo que creen en Dios, pero actuando de una manera que no tiene nada que ver con Él ni con la verdad, lo que les ocasionará problemas. Por tanto, en los entornos dispuestos por Dios, las personas son, de hecho, conducidas a regañadientes y pasivamente ante Él por Dios mismo. Esto demuestra Su meditada consideración. Cuanto más entendimiento te falte en una determinada materia, más debes tener un corazón piadoso y temeroso de Dios, y presentarte ante Dios con frecuencia para buscar Sus intenciones y la verdad. Cuando no entiendes las cosas, necesitas el esclarecimiento y la guía de Dios. Cuando te encuentras con cosas que no entiendes, necesitas pedirle a Dios que obre más en ti. Esta es la meditada consideración de Dios. Cuanto más te presentes ante Dios, más cerca estará tu corazón de Él. ¿Y no es cierto que, cuanto más cerca está tu corazón de Dios, más habitará Dios en él? Mientras más presente está Dios en el corazón de una persona, mejor se volverá su búsqueda, la senda que camine y el estado en su corazón. Cuanto más estrecha sea tu relación con Dios, más fácil te resultará presentarte a menudo ante Él para ofrecerle tu corazón sincero, y más auténtica se volverá tu fe en Dios. Al mismo tiempo, tu vida, tus acciones y tu conducta serán moderadas. ¿Cómo surge esta moderación? Surge cuando las personas oran a menudo a Dios, buscan la verdad y aceptan el escrutinio de Dios. Esto es lo más importante. Entonces, ¿en qué contexto y en qué condiciones puede una persona aceptar el escrutinio de Dios? (Cuando tiene una relación normal con Él). Así es, cuando tiene una relación normal con Dios. Si tienes una relación normal con Él, ¿no significará esto que está en tu corazón y te encuentras muy cerca de Él? Significará que Dios siempre tiene un lugar en tu corazón, y que Dios ocupa una posición muy prominente en él. En consecuencia, siempre pensarás en Él, pensarás en Su palabra, en Su identidad y esencia, pensarás en Su soberanía y en todo lo que es de Dios. Para usar una frase popular, tu corazón estará lleno a rebosar de Dios, y Él ocupará un lugar muy alto en tu corazón. Si tu corazón está lleno de Dios, entonces tendrás una relación normal con Él, serás capaz de aceptar Su escrutinio y, al mismo tiempo, también tendrás un corazón temeroso de Dios. Solo entonces serás capaz de actuar con moderación. “Lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo” es una oración simple, pero contiene muchas capas de significado. Contiene los propósitos de Dios para la humanidad y la actitud con la que Dios exige que actúen las personas, al tiempo que transmite los requerimientos que Dios impone a la humanidad. Así pues, ¿cuáles son los requerimientos de Dios para la humanidad? Que no te rindas, huyas o adoptes una actitud indiferente ante las cosas que te suceden. ¿Qué debes hacer si te enfrentas a algo que no comprendes y no puedes desentrañar, que no puedes superar o que incluso te debilita? No te apures para hallar soluciones. Dios no empuja a las personas más allá de sus capacidades. Dios nunca requiere que la gente haga cosas que están más allá del alcance de las capacidades humanas. Lo que Dios quiere que hagas y lo que requiere de ti son todas acciones que pueden ser logradas, alcanzadas y llevadas a cabo por personas con una humanidad normal. Por tanto, los requerimientos y estándares de Dios para el hombre no son en absoluto vacíos o vagos. Los requerimientos de Dios para el hombre no son más que un estándar que cubre el alcance de lo que la gente con humanidad normal puede lograr. Si siempre sigues tus imaginaciones y quieres ser mejor, superior y más capaz que los demás, si siempre quieres superar al resto, entonces has malinterpretado la intención de Dios. Las personas arrogantes y santurronas suelen ser así. Dios dice que no nos apresuremos para hallar soluciones, dice que busquemos la verdad y actuemos con principios, pero la gente arrogante y santurrona no considera cuidadosamente estos requerimientos de Dios. En lugar de eso, insisten en tratar de lograr las cosas en un arranque de fuerza y energía, en realizarlas de una manera pulcra y hermosa, y superar a todos los demás en un abrir y cerrar de ojos. Quieren ser superhombres y se niegan a ser personas corrientes. ¿No va esto en contra de las leyes de la naturaleza que Dios ha establecido para el hombre? (Sí). Obviamente, no son personas normales. Carecen de humanidad normal y son demasiado arrogantes. Hacen caso omiso de los requisitos que están dentro del ámbito de la humanidad normal que Dios ha planteado para la humanidad. Ignoran los estándares que pueden alcanzar las personas con humanidad normal que Dios ha establecido para la humanidad. Por tanto, desdeñan los requerimientos de Dios y piensan: “Los requerimientos de Dios son demasiado bajos. ¿Cómo pueden Sus creyentes ser personas normales? Deben ser personas extraordinarias, individuos que trasciendan y superen a las personas normales. Deben ser figuras grandes y renombradas”. Hacen caso omiso de las palabras de Dios, pensando que aunque sean correctas y la verdad, son demasiado comunes y corrientes, por lo que las ignoran y las menosprecian. Pero es precisamente en estas palabras normales y corrientes, tan desdeñadas por los llamados superhombres y grandes figuras, donde Dios señala los principios y las sendas que la gente debe acatar y practicar. Las palabras de Dios son muy sinceras, objetivas y prácticas. No plantean grandes exigencias a la gente en absoluto. Son cosas que la gente puede y debe conseguir. Mientras la gente tenga un poco de razón normal, no debe tratar de flotar en el aire, sino que debe aceptar las palabras de Dios y la verdad con los pies firmemente plantados en la tierra, cumplir bien con sus deberes, vivir ante Dios y tratar la verdad como el principio de su conducta y sus actos. No deben ser excesivamente ambiciosos. En la frase “lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo”, la gente debe comprender aún más que las palabras de Dios son la verdad, y que las verdades son los principios que deben practicar. ¿A quién se refiere aquí “la gente”? Se refiere a personas normales que tienen una racionalidad y un juicio normales, que aman las cosas positivas y que comprenden lo que es objetivo, lo que es práctico, lo que es común y ordinario. Tómate tu tiempo para saborear las palabras “lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo”. Aunque se trata de palabras sencillas y corrientes, describen algo que las personas que poseen la razón de la humanidad normal deberían ser capaces de hacer y son también el principio-verdad que una persona con humanidad normal debería practicar más cuando se topa con dificultades en su vida real. Son la verdad que más necesitan las personas que poseen la razón de la humanidad normal. No son para nada palabras vacías. Vosotros habéis cantado y escuchado estas palabras ordinarias muchas veces, pero ninguno de vosotros las ha tratado como verdades sobre las que reflexionar cuidadosamente y con las que comunicar atentamente. De este modo, habéis dejado que estas preciosas palabras se os escaparan de las manos. De hecho, estas palabras contienen las intenciones de Dios, Sus recordatorios y amonestaciones hacia las personas, y Sus requerimientos hacia ellas. Tienen muchísimo contenido. La gente es despiadada e irracional, y trata estas palabras como si fueran ordinarias; no las atesoran, no reflexionan sobre ellas ni las practican, y ¿quiénes serán los que sufran y salgan perdiendo al final por esto? La propia gente. ¿Acaso no es esto una lección?
A las personas normales les resulta muy fácil practicar los requerimientos establecidos por Dios en este pasaje. Esta práctica no tiene nada de difícil o agotador, y es efectiva. En última instancia, te posibilita un crecimiento y progreso paulatino. Por supuesto, tras poner en práctica el principio de “no te apures para hallar soluciones; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero”, harás progresos en lo que respecta a la verdad, al cambio de carácter, a la comprensión que obtienes al experimentar diversos entornos, etcétera. ¡Qué maravillosas son estas palabras! Si las personas poseen razón y ponen estas palabras en práctica, bajo la guía y dirección de las palabras de Dios, llegarán a conocer cuáles son Sus intenciones cuando dispone diversos entornos. Pasado un tiempo, acabarán siendo capaces de cosechar las recompensas, ganar experiencia y alcanzar a entender la verdad en esos entornos. Cuando coseches tales recompensas, sabrás por qué Dios ha dispuesto estos entornos, cuáles son Sus intenciones y qué desea que la gente obtenga de ellos. Además, los desvíos que toman las personas, los contratiempos que experimentan, las comprensiones distorsionadas que albergan, las ideas poco realistas que poseen, las nociones y la resistencia hacia Dios que han surgido en su interior, etc., todo ello quedará al descubierto y se revelará poco a poco mientras experimentan estos entornos. Con independencia de que estas cosas sean positivas o negativas, se necesita un periodo de experiencia para ver y comprender claramente lo que se expone y revela a través de estos entornos. De este modo, se cumple el verdadero significado de las palabras de Dios “no te apures para hallar soluciones a lo que no entiendas”. Es decir, cuando Dios dispone algo que no puedes desentrañar o entender, y que no has experimentado antes, las cosas que Dios quiere que entiendas, obtengas y experimentes personalmente de esa situación no se pueden lograr en apenas un par de días. Será solo después de algún tiempo y con la dirección, esclarecimiento y guía de Dios a cada paso que poco a poco obtendrás una comprensión y alcanzarás resultados. No es como la gente se imagina, no entiendes todo de repente en una ráfaga de esclarecimiento ni sabes lo que Dios quiere decir en un destello de inspiración. Dios no hace tales cosas por medios sobrenaturales, Él no actúa de esta manera. Esta es la forma en que obra Dios. Te permite experimentar las causas y consecuencias de una situación, y poco a poco te das cuenta: “Así que la esencia de este tipo de persona es así, y la realidad y la esencia de ese tipo de cosa es asá, y esto cumple tal o cual línea de la palabra de Dios. Por fin entiendo lo que Dios quiso decir cuando dijo aquello. Por fin entiendo por qué Dios dijo tales cosas sobre tal asunto o persona”. Dios te permite llegar a semejantes comprensiones a través de tus experiencias. ¿No lleva algún tiempo darse cuenta de estas cosas? (Sí). El conocimiento que alcanzas y las verdades que llegas a comprender mediante un período de experiencia no son doctrinas o cosas teóricas, sino tus experiencias personales y verdadero conocimiento. Esta es la realidad-verdad en la que entras. He aquí la causa y la fuente de estas palabras de Dios: “No te apures para hallar soluciones”. Cuando Dios te permite cosechar las recompensas de los acontecimientos que experimentas, Él no quiere que simplemente pases por un proceso o aprendas una teoría, sino que ganes comprensión, algo de conocimiento, un punto de vista positivo y un método correcto de práctica. Aunque este pasaje contiene solo unas pocas líneas y no abarca mucho contenido, los requerimientos que Dios plantea y los principios de práctica que da a la gente a través de él son muy importantes. Las personas no deben tratar las palabras de Dios con la misma actitud que adoptan hacia el conocimiento y las doctrinas humanos. Para practicar las palabras de Dios, has de tener principios. Esto significa que debes tener un principio, un método a poner en práctica cuando te encuentres con cierta clase de situación. Esto es lo que significa practicar la verdad. Es lo que llamamos un principio. Por tanto, esto no son unas pocas palabras sencillas. Aunque la manera en la que se expresan y se presentan es sencilla y accesible, y las palabras parecen muy directas, no están adornadas ni se trata de un lenguaje bonito, florido o en plan elegante, con giros refinados, y desde luego no se dicen en un tono condescendiente; más bien son sinceras amonestaciones y requerimientos que se expresan cara a cara, de corazón a corazón, que realmente les revelan a las personas los principios y sendas de práctica de mayor importancia.
Mucha gente nunca se toma en serio las palabras más corrientes que dice Dios. Solo consideran como Sus palabras las más profundas y misteriosas que dice. ¿Acaso no es esta la manifestación de una comprensión distorsionada? Cada frase de las palabras de Dios es la verdad. Con independencia de que sean palabras corrientes o profundas, todas Sus palabras contienen verdades y misterios, y se requieren años de experiencia y una cierta estatura para entenderlas y conocerlas. Igual que las buenas e importantes palabras de Dios contenidas en el himno que acabáis de cantar; nadie se toma esas palabras en serio. Aunque van ligadas a la música y todo el mundo las ha cantado durante años, nadie jamás ha hallado el principio de práctica más importante que contienen. Aunque algunas personas tienen en su conciencia la sensación de que las palabras de Dios parecen decirles: “No te apures para hallar soluciones; lleva esas cuestiones ante Dios más a menudo y ofrécele un corazón sincero”, y les parece que estos son requerimientos que Dios hace de la gente, ¿quién ha practicado, implementado y entrado en la realidad de estas palabras de Dios en la vida real alguna vez? ¿Lo ha hecho alguien? (No). Nadie ha hecho esto. Estas palabras de Dios son muy simples, pero nadie es capaz de seguirlas. ¿No contiene esto un problema esencial? (Sí, demuestra que las personas sienten aversión por la verdad). ¿Algo más? (Estas palabras que Dios nos ha dicho son muy prácticas. Son todas palabras de principios. Sin embargo, no nos hemos tomado en serio las palabras de Dios, no les hemos prestado atención ni las hemos puesto en práctica). Entonces, ¿cómo soléis leer las palabras de Dios? (Cuando leemos las palabras de Dios, solo las ojeamos. Tras entender el significado literal de las palabras, pasamos página. No entendemos cuáles son las intenciones de Dios en esas palabras o qué principios-verdad debemos practicar. No hemos reflexionado con cautela sobre ellas de ese modo). Habéis contestado con algunas ideas teóricas y lo que decís suena correcto, pero no habéis desentrañado la causa original de esto, que es que la gente no atesora la palabra de Dios. Si atesoras las palabras de Dios, podrás descubrir los tesoros, el oro y los diamantes que contienen y disfrutarás de ellos durante toda la vida. Si no atesoras las palabras de Dios, no podrás obtener estos tesoros. ¿Qué implica no atesorar las palabras de Dios? Significa que no aprecias Sus palabras. Te parece que hay muchas palabras de Dios, y que todas ellas son la verdad, y no sabes cuáles atesorar. Sientes que todas son ordinarias y eso da lugar a problemas. ¿Qué implica atesorar las palabras de Dios? Significa que sabes que las palabras de Dios son todas verdades, y que estas verdades son los tesoros más útiles, de un valor incalculable para la vida y la existencia de las personas. Significa que tratas las palabras de Dios como tesoros que amas demasiado como para separarte de ellos. Esta actitud hacia las palabras de Dios se llama atesorar. Atesorar las palabras de Dios significa que has descubierto que todas ellas son tesoros del mayor valor, que son cien o mil veces más preciosas que los lemas de vida de cualquier gran figura famosa. Significa que has obtenido la verdad de las palabras de Dios y que has descubierto los tesoros más grandes y valiosos de la vida. La obtención de estos tesoros puede ayudarte a aumentar tu valor y alcanzar la aprobación de Dios. Con lo cual, atesoras especialmente estas verdades. Voy a dar un ejemplo de la vida real. Supongamos que una mujer se compra un vestido precioso y, al volver a casa, se lo prueba ante el espejo. Mirando a derecha e izquierda, piensa: “Este vestido es muy bonito, el tejido es excelente, su confección exquisita, y es cómodo y agradable de llevar. Qué suerte tengo de poder comprar ropa tan bonita. Es mi prenda favorita, pero no puedo llevarla siempre. Me la pondré cuando asista a eventos de gran categoría y me reúna con la gente más distinguida”. Cuando tiene algo de tiempo libre, suele sacar el vestido para admirarlo y probárselo. Seis meses después, sigue igual de entusiasmada con el vestido y no soporta separarse de él. Esto es lo que significa atesorar algo. ¿Ha llegado vuestra actitud hacia las palabras de Dios a este nivel? (No). Es lamentable que aún no atesoréis las palabras de Dios tanto como una mujer atesora su vestido favorito. No es de extrañar que hayáis leído muchas palabras de Dios, pero no hayáis descubierto demasiadas verdades ni hayáis podido jamás entrar en la realidad. Siempre decís que todas las palabras de Dios son la verdad, pero se trata solo de afirmaciones teóricas y verbales. Si se extrajera uno de los pasajes más sencillos y de los primeros expresados de las palabras de Dios, y se os preguntara qué verdades hay en esas palabras, cuáles son las intenciones de Dios, o qué requerimientos y normas impone Dios al hombre, os quedaríais sin habla y no podríais pronunciar ni una sola palabra como respuesta. Habéis leído y escuchado mucho de las palabras de Dios, entonces ¿por qué no contáis con una verdadera comprensión sobre ellas? ¿Cuál es la raíz del problema? En realidad, lo que sucede es que la gente no atesora lo suficiente las palabras de Dios. En la medida actual en que atesoráis las palabras de Dios, estáis lejos de descubrir la verdad en Sus palabras y los requerimientos, principios y sendas de práctica que Dios otorga al hombre a través de ellas. Por eso siempre estáis confundidos cuando os sucede algo y sois incapaces de encontrar los principios. Por eso experimentáis muchas cosas, pero nunca conocéis las intenciones de Dios ni crecéis o cambiáis apenas, ni cosecháis más que pequeñas recompensas. ¿Acaso no son muy lamentables las personas así?
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